Profecías de Jesucristo sobre la

destrucción del templo judío y Jerusalén

 

Guerreros a caballo y a pie batallan en el antiguo Medio Oriente en esta pintura que ilustra el documento Profecías de Jesucristo sobre la destrucción del templo judío y Jerusalén, en particular, el subtema de Guerras y rumores de guerras, y específicamente, el relato de Flavio Josefo acerca de la muerte de cincuenta mil judíos en Seleucia, Babilonia, durante el tiempo entre la profecía de Cristo y la destrucción del templo en el año 70 d. C.

 

“Oiréis de guerras y rumores de guerras… alborotos… sediciones”

 

“Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares” (Mateo 24:6-7).

“Mas cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores son estos (Marcos 13:7-8).

“Y cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os alarméis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente. Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo” (Lucas 21:9-11).

 

Cumplimiento de estas profecías sobre los

“principios de dolores” entre el año 30 d. C.

y el comienzo de la guerra Romano-judía

en el año 67 d. C.

 

Esta pintura de una batalla en el antiguo Medio Oriente muestra a multitudes de soldados en combate mortal, heridos o muertos también sus caballos o camellos, escena que ilustra el documento Profecías de Jesucristo sobre la destrucción del templo judío y Jerusalén, en particular, el subtema de Guerras y rumores de guerras, y específicamente, el relato de Flavio Josefo acerca de la muerte de cincuenta mil judíos en Seleucia, Babilonia, durante el tiempo entre la profecía de Cristo y la destrucción del templo en el año 70 d. C.

 

Tesis: Estas profecías de Jesucristo acerca de “guerras y rumores de guerras… nación contra nación… reino contra reino… alborotos… sediciones” NO son para los siglos XX, XXI o algún tiempo futuro, sino que fueron cumplidas durante el tiempo de aquella generación que las escucharon. Sobreabundan las evidencias en apoyo de esta afirmación, figurando entre ellas los eventos relatados en este documento.

Las profecías cumplidas autentifican la credibilidad del profeta que las pronuncia. Así que la credibilidad de Jesucristo como profeta es establecida, en parte, por medio del cumplimiento de sus profecías sobre la destrucción del templo judío y Jerusalén.

Por extensión, también se ratifica, aunque en parte, su reclamo de ser Hijo de Dios.

Además, se fortifica grandemente la fe que sus seguidores han depositado en él. “…el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía” (Apocalipsis 19:10).

 


 

Enfoque sobre eventos en Mesopotamia que resultaron, a través de unos veinte años, en muchísima destrucción de haberes y la muerte de veintenas de miles de judíos, como también de partos, babilonios, sirios y griegos residentes en el área afectada.

 

Mapa. Imperio Parto. Para ubicar los lugares de los hechos relatados en este documento, localizar los nombres BABYLONIA y MESOPOTAMIA en el lado izquierdo del área clara que delinea los límites del Imperio Parto. Un poquito arriba de BABYLONIA se ven los nombres de las ciudades Seleucia y Ctesiphon. Las ciudades Naarda y Nisibis se encontraban cerca. La ciudad Ecbatana, al noreste de Ctesiphon, era capital del Imperio Parto. Seleucia es donde cincuenta mil judíos fueron muertos.

El Imperio Parto

Para ubicar los lugares de los hechos relatados en este documento, localizar los nombres BABYLONIA y MESOPOTAMIA en el lado izquierdo del área clara que delinea los límites del Imperio Parto. Un poquito arriba de BABYLONIA se ven los nombres de las ciudades Seleucia y Ctesiphon. Las ciudades Naarda y Nisibis se encontraban cerca. La ciudad Ecbatana, al noreste de Ctesiphon, era capital del Imperio Parto. Seleucia es donde cincuenta mil judíos fueron muertos.

Tiempo: durante las décadas del 30 y 40 d. C.

Este parámetro de tiempo lo determina, en parte, el rol que hizo el rey parto Artebano III
en algunos de los escenarios, pues su reinado terminó en el año 40 d. C.

Lugares

Mesopotamia, particularmente la satrapía de Babilonia,
y las ciudades de Naarda, Nisibis y Seleucia.

Personajes principales

Anileo y Esineo, dos hermanos judíos

Artebano III, rey de los partos

Una mujer gentil casada con un jefe parto que Anileo tomó por esposa
después de provocar la muerte de su marido

-Mitrídates, sátrape de Babilonia, y su esposa

Fuente de información

Antigüedades de los judíos, Libro XVIII, Capítulo IX. Por Flavio Josefo, levita, nacido más o menos cuatro años después de la muerte y resurrección de Jesucristo, testigo presencial de muchas calamidades sufridas por los judíos e historiador judío, siendo sus obras principales Antigüedades y Guerras de los judíos

Citamos porciones extensas del Capítulo IX, resumiendo otras.

Subtítulos insertados por el administrador de editoriallapaz.org.

Lugares. Mesopotamia, especialmente Babilonia, en áreas circuncidantes a las ciudades Naarda y Nisibis, a riberas del río Éufrates. Durante el Siglo I existía una gran concentración de judíos en aquellos contornos fértiles y productivos.

 

Inicio de una serie de acontecimientos y circunstancias
que desencadenaron a través de los años siguientes
en mucha devastación y la muerte de veintenas
de miles, tanto de judíos como de partos,
babilonios, asirios y griegos.

 

Dos hermanos judíos, Anileo y Esineo, maltratados por el dueño de una empresa donde trabajaban, se establecieron en un lugar donde el río [Éufrates] se bifurca, y donde hay abundancia de pastos y de frutos que se pueden reservar para el invierno. Muy pronto se les unieron numerosos jóvenes de escasos recursos. Los instruyeron en el manejo de las armas y se convirtieron en sus jefes; nada se opuso a que tendieran hacia el mal. Se hicieron inexpugnables y construyeron una fortaleza. Exigían que los pastores les pagaran tributos, sólo lo suficiente para vivir, diciendo que serían amigos de aquellos que los obedecieran y los defenderían de los enemigos. En caso de que se negaran, les matarían los rebaños. Los pastores, pues resultaba peligroso no atenerse a estas prescripciones, obedecían, y les entregaban las ovejas que pedían. Es así como fueron creciendo en poderío y pudieron lanzarse al campo para atacar a quienes quisieran. Todos los que se encontraban con ellos empezaron a servirles y se hicieron temibles, incluso para aquellos que querían medirse con ellos. Su fama llegó hasta el rey de los partos.”

-El sátrape de Babilonia los atacó con el propósito de eliminarlos, pero fue derrotado.

El rey parto Artebano III tiende “la mano derecha” a Asineo y Anileo. Entre los bárbaros “nadie se atreve a engañar, luego de haber ofrecido la mano derecha”.

-Artebano, rey de los partos, fue informado de este suceso, y admirado de la audacia de los dos hermanos, los invitó a su palacio. Asineo, desconfiado en cuanto a los motivos del rey, envió a su hermano Anileo. Volviendo el rey a expresar su deseo de que se hicieran aliados, “le tendió la mano derecha, acto que entre los bárbaros de esta región es una señal de confianza. Nadie se atreve a engañar, luego de haber ofrecido la mano derecha. Y nadie tiene la menor duda, cuando se le ha dado esta señal, aunque antes sospechara”.

-Anileo vuelve donde su hermano Asineo, convenciéndole de la buena voluntad de Artebano. Los dos viajan a la capital de los partos, donde son agasajados por el rey. Al tiempo, este le indica a Asineo que debía regresar a los suyos, otorgándole muchos regalos. Ya con los suyos, Asineo…

“…edificó algunos fuertes nuevos y fortificó mejor los antiguos. En poco tiempo su poder creció de tal manera como nadie que hubiera empezado con principios tan humildes habría conseguido. Los jefes de los partos enviados a las provincias vecinas lo respetaban, pues el honor que le otorgaban los babilonios les parecía poca cosa e inferior a sus méritos. Gozaba de plena potestad y crédito. Todos los asuntos de Mesopotamia en adelante dependían de él y su buena suerte no hizo sino aumentar durante quince años.

Anileo se enamora de una mujer gentil, esposa de un jefe de los partos. Declaran “enemigo” al esposo de la mujer, muriendo él en las luchas provocadas. Hecha esclava la mujer, Anileo se casa con ella. Adoradora de los dioses de su gente, la mujer sigue rindiéndoles culto en la casa de Anileo. Estos líos amorosos y violaciones de la ley de Moisés resultan a la larga en la muerte violenta de veintenas de miles de judíos en Mesopotamia. El comportamiento de Anileo nos recuerda lo que hizo el rey David siglos antes a enamorarse de Betsabé, esposa del heteo Urías (2 Samuel 11).

 

5. Cuando los hermanos estaban en pleno éxito, las cosas empezaron a andar mal para ellos por el siguiente motivo. Transformaron el valor, gracias al cual lograron tanto poder, y lo convirtieron en ignominia, alejándose de las costumbres patrias por amor a los placeres. Habiendo ido para administrar la región vecina a la de ellos un jefe de los partos, a quien acompañaba su esposa, que era elogiada por sus dotes, especialmente por su belleza, Anileo, el hermano de Asineo, ya sea que lo hubiese sabido por referencias o que la hubiera visto, se convirtió a la vez en su enamorado y su enemigo, porque no podía obtenerla más que apoderándose de ella por la fuerza y porque su deseo era irresistible.”

Declararon enemigo al marido, el cual murió durante las luchas, y su mujer fué hecha cautiva y se casé con su amador. Pero la entrada de la mujer a su casa acarreé a Anileo, y también a Asíneo, grandes calamidades, por el siguiente motivo. Cuando falleció su primer marido, fué tomada cautiva, y llevó consigo, ocultos, los simulacros de sus dioses gentiles y los de su primer marido, pues es costumbre en aquella región guardar en las casas los dioses y llevárselos consigo cuando salen de viaje. Al principio los veneró a escondidas; pero, una vez convertida en esposa, se entregó al culto de los dioses según su antigua costumbre y con los mismos ritos que acostumbraba observar con el primer marido.

Los compañeros de mayor prestigio de los hermanos, al principio les hicieron algunos reproches, diciendo que era en contra de las costumbres y las leyes de los judíos tomar por esposa a una mujer extranjera que violaba el culto ordenado por la ley; que debían evitar que, por acceder a los placeres del cuerpo, perdieran el poder que habían obtenido gracias a la protección de Dios. No consiguieron nada. …

Muere Asineo, envenenado por la mujer gentil, esposa de su hermano.

En  vista de que, día  a  día, eran más  insistentes los  pedidos y  más  vehemente la exigencia, al final [Asineo] decidió hablar con Anileo, reprochándole lo hecho, y ordenándole que en adelante procediera de otra forma y que enviara la mujer a la casa de sus padres. Pero no consiguió nada con esta amonestación. La mujer, advertida de que el pueblo se amotinaba por su causa, y temerosa de que algo más grave le aconteciera a Anileo por este motivo, eliminó a Asineo, mezclando veneno en su comida. No tuvo el menor miedo de lo que podría pasarle, pues su juez iba a ser aquel que la amaba perdidamente.

Anileo, judío, guerrea contra Mitrídates y los partos, triunfando.

Anileo, ejerciendo solo el poder, llevó el ejército contra las poblaciones pertenecientes a Mitrídates, uno de los principales de los partos, que se había casado con la hija del rey Artabano, y las entregó al saqueo. Se apoderaron de grandes cantidades de dinero y de esclavos, de gran número de rebaños y otras cosas que hacían mucho más agradable la vida a aquellos que las poseían.

Anileo vence a Mitrídates, pero lo conserva vivo, humillándolo terriblemente al obligarlo a montar, desnudo, un asno. Vuelto Mitrídates a los suyos y a su hogar, su mujer insiste que recobre su honor volviendo a pelear contra Anileo. Le dice:

—“Y ahora recupera tu valor, o juro por los dioses patrios que romperé el matrimonio”.

Matrimonio y divorcio entre los partos

Es así como Mitrídates, en parte por los reproches que escuchaba a diario y en parte por miedo al divorcio, reunió de nuevo, contra su deseo, un ejército, lo más numeroso posible, y se puso en campaña. Pensaba que la vida no le sería tolerable si él, un parto, era vencido en la guerra por un judío.

Mitrídates, parto, derrota a Anileo, judío.

7. Por su parte Anileo, habiendo sabido que Mitrídates reunía un gran ejército para combatirlo, consideró indecoroso quedarse entre las lagunas y no hacerle frente; de modo que salió con sus tropas en la esperanza de que, como anteriormente, se impondría a los enemigos y que la audacia no les iba a faltar. Se le unieron muchos que no eran del ejército, con la confianza del saqueo y para infundir terror en el enemigo con su presencia. Avanzaron como unos noventa estadios por un lugar árido, y en horas del mediodía, cuando estaban fatigados por la sed, Mitrídates apareció y se lanzó sobre ellos. Tanto por la falta de agua como por la hora, no tenían fuerzas ni para levantar las armas. El resultado fué una vergonzosa derrota para los partidarios de Anileo, agotados y atacados por tropas frescas. Hubo una gran matanza y murieron muchos miles de hombres. Anileo y los que estaban con él se retiraron al bosque, dando lugar a que Mitrídates se alegrara por la victoria conseguida.

Anileo y su ejército muertos por los babilonios

Anileo, con un gran número de criminales que se le unieron, seguían devastando algunos lugares de Mesopotamia. Los babilonios enviaron mensajeros a los judíos en Naarda, exigiendo que les entregaran a Anileo. No pudiendo hacerlo los judíos, las dos partes afirman que quieren la paz. Envían mensajeros a Anileo, entre ellos babilonios, y estos observan las circunstancias en las que se encuentra Anileo. Los babilonios regresan, armados, por la noche al campamento de Anileo, matando a él y todos sus compañeros.

Los babilonios, libres de Anileo, atacan a los judíos.

8. Libres los babilonios del miedo a Anileo, pues era el obstáculo que se oponía para que desahogaran su odio contra los judíos, con quienes existían continuas disensiones a causa de la diversidad de las leyes, sucediendo que cuando una de las partes aumentaba en poderío, injuriaba a la otra, muertos, por lo tanto, los que se encontraban con Anileo, los babilonios atacaron a los judíos.

Los judíos se refugian en la ciudad de Seleucia, estando “exentos de calamidades” durante cinco años.

Irritados por las violencias de los babilonios, imposibilitados de luchar con ellos ni de vivir a su lado, emigraron a Seleucia, la principal ciudad de aquella región, edificada por Seleuco hijo de Nicátor, donde vivían muchos macedonios y griegos, además de una cantidad respetable de sirios. Se refugiaron allí, y durante cinco años estuvieron exentos de calamidades. En el año sexto, después de su primer desastre en Babilonia y la nueva instalación en Seleucia, les aconteció una desgracia mucho mayor, por el motivo que voy a exponer.

En Seleucia, los sirios y griegos hacen las paces, aislando a los judíos.

9. En Seleucia existían grandes disensiones entre los griegos y los sirios, siendo responsables los griegos. Cuando los judíos fueron a vivir allí, siguieron las agitaciones, pero los sirios tuvieron ventaja en su favor gracias a los judíos, hombres que aman el peligro y que están dispuestos con ardor a combatir. Los griegos, en vista de que los asuntos les iban mal, se dieron cuenta que podrían recuperar su anterior prestigio, si lograban distanciar a los judíos y los sirios. Hablaron con aquellos sirios, con los cuales antes habían ya alternado, y les ofrecieron paz y amistad. Estos los aceptaron de buena gana. Tuvieron varias conversaciones, interviniendo los principales de ambos lados, y llegaron a una reconciliación.

Odiando tanto los griegos como los sirios en Seleucia a los judíos, convienen en atacarlos, matando a cincuenta mil.

Una vez de acuerdo, decidieron darse mutuamente una gran prueba de amistad odiando en común a los judíos. Es así como cayendo de improviso sobre ellos mataron cincuenta mil. Perecieron todos, excepto los que pudieron escapar gracias a los amigos o vecinos. Los sobrevivientes se retiraron a Ctesifón, ciudad griega próxima a Seleucia, donde el rey pasa todos los años el invierno, y donde está situada la mayor parte de sus aprovisionamientos.

Con razón se instalaron en este lugar, pues los de Seleucia eran cuidadosos del prestigio del poder real. Todos los judíos de esta zona temían a los babilonios y los seleucos, pues los sirios del país estaban de acuerdo con los seleucos para combatir a los judíos. Estos últimos, en su mayor parte, se reunían en Naarda y Nisibis, y lograron la seguridad gracias a la fuerte situación de estos poblados y por vivir allí una gran cantidad de guerreros. Esta era la situación de los judíos en Babilonia.”

 


 

“Principios de dolores” Años del 30 al 67 d. C. Graves encontronazos entre romanos y judíos. Criminales judíos siembra terror en Judea y Jerusalén.

 

Profecías de Jesucristo sobre la destrucción del templo judío y Jerusalén. Lista de documentos en esta Web.

Historia de la Era Cristiana. Muchos documentos en esta Web.

 

TEXTOS y VIDEOS

La profecía de Jesucristo sobre
la destrucción del Templo y Jerusalén

TEXTO, con gráficas

 

  


 

VIDEOS

Antorchas, luces y lámparas proféticas que alumbran
la mente, el corazón y el espíritu.

No. 2

Jerusalén destruida en el año 70

 


 VIDEO de 21:11 minutos

https://www.youtube.com/watch?v=UKaB07AO8pQ

Se utilizan ocho diapositivas de pantalla ancha, con animaciones,
para presentar este tema.

 

Este VIDEO en INGLÉS. This VIDEO in ENGLISH

https://www.youtube.com/watch?v=kNr5gPUWvbo

 

 

  

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