Capítulo Doce de este Comentario
Siguiendo su relato de las profecías y visiones intitulado Apocalipsis, el apóstol Juan escribe:
“Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios. Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.” Apocalipsis 19:9-10. Reina Valera 1960
Los ángeles leales a Dios y los “hermanos”, es decir, los cristianos, fieles a él, “retienen el testimonio de Jesús”.
Retener quiere decir: “Guardar una cosa para sí. Mantener una cosa en la memoria.”
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2016 Larousse Editorial, S.L. https://es.thefreedictionary.com/retener
Así que, tanto los ángeles como los cristianos leales guardan para sí, manteniendo en su memoria, “el testimonio de Jesús”. Y este “testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.
Este “espíritu de la profecía” que posee Jesucristo sería el don, o poder divino, que le capacita para proclamar, precisamente, profecías.
Entonces, sus profecías, plena y perfectamente cumplidas, se convierten en su “testimonio” absolutamente irrebatible de ser él todo lo que afirmaba ser, a saber: el Mesías, el Hijo de Dios, el Salvador de la humanidad, la Cabeza de la iglesia y el Sumo Sacerdote para siempre. Hebreos 5:6
Presenciando tanto los ángeles como los cristianos fieles el perfecto cumplimiento de las profecías proclamadas por Jesús, guardan para sí, manteniendo en su memoria, el “testimonio” valiosísimo e indisputable que, efectivamente, las mismas constituyen, apelando a tal testimonio al evangelizar a los no creyentes y fortificar la fe de los ya convertidos.
Se deduce, pues, que el “testimonio de Jesús” en el contexto de Apocalipsis 19:10 no abarcaría todo el evangelio proclamado por él, sino, particularmente, las profecías enunciadas por él mediante “el espíritu de la profecía” que posee.
Este texto de Apocalipsis y estos hechos sirven para resaltar la tremenda importancia de las profecías de Jesús, y, por extensión, las demás profecías pronunciadas por “santos hombres… inspirados por el Espíritu Santo”. 2 Pedro 1:21
El apóstol PEDRO segunda, por el Espíritu Santo, la enorme importancia de profecías auténticas cumplidas al escribir:
“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.” 2 Pedro 1:19
¿“…más segura” que qué cosa? La respuesta: “…más segura” que el testimonio presencial de los apóstoles.
Pedro, Jacobo y Juan afirman haber visto con sus propios ojos la majestad de Jesús y haber escuchado la voz del cielo que decía: “Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia”, en el monte de la transfiguración (Mateo 17), refiriéndose Pedro a aquel evento en 2 Pedro 1:16-18. Enseguida apunta: “Tenemos también la palabra profética más segura…”
¿Por qué “más segura” la “palabra profética” que el testimonio presencial de apóstoles?
Porque la “palabra profética” plena y perfectamente cumplida constituye un HECHO innegable, mientras los testimonios presenciales, aun de personas tenidas por totalmente confiables, honestas e insobornables, se prestan a cuestionamientos e interpretaciones privadas, ya inocentes, ya maliciosas.
“¿Estás seguro de haber visto una transformación real de Jesús en aquel monte? Quizás estuvieras aturdido tú mismo por circunstancias y entornos medio misteriosos, tus propios expectativos emotivos altamente excitados, tus ilusiones de manifestaciones sobrenaturales. Ahí arriba en ese monte, ¿cuáles fueron tus propios estados físicos-psíquicos? ¿Estabas en ayuno? ¿Acaso estuvieras imaginando visiones y voces? No serías el único en tener tal experiencia. Especialmente, en las montañas.”
En cuanto a señales y milagros, al propio Satanás se le ha concedido obrar “con gran poder y señales y prodigios mentirosos”, mediante los que engaña a los ingenuos e ignorantes que no aman la verdad. 1 Tesalonicenses 2:9; Apocalipsis 13:13-14. Mucho más difícil sería rendir él sospechosa o nula una profecía auténtica cumplida al pie de la letra.
De manera que “la palabra profética” plena y perfectamente cumplida resulta ser, definitivamente, “más segura”, todavía más que señales y milagros.
El apóstol PABLO realza la grandísima importancia de profecías auténticas cumplidas perfectamente al exhortar:
“No menospreciéis las profecías.” 1 Tesalonicenses 5:20
Pablo estableció la iglesia en Tesalónica entre los años de 48 a 53 d. C, permaneciendo con los cristianos nuevos quizás hasta cuatro meses antes de verse obligado a salir por las amenazas contra su vida de parte de judíos rabiosos. Hechos 17:1-10
International Standard Bible Encyclopedia. Article: Thessalonians, the first epistle of Paul to the https://www.studylight.org/encyclopedias/isb/t/thessalonica.html
Article: Thessalonica. https://www.studylight.org/encyclopedias/isb/t/thessalonians-the-first-epistle-of-paul-to-the.html
La primera carta que el apóstol envió a la nueva congregación, tan solo unos pocos meses después de su partida, contiene una porción sustancial de categoría profética, a saber: 1 Tesalonicenses 4:13-18 y 5:1-8.
Observa que los cristianos en Tesalónica ya sabían “perfectamente que el día del Señor vendrá como ladrón en la noche” y que “no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba” “acerca de los tiempos y de las ocasiones”, dado que ya los sabían.
Certeramente, esto significa que Pablo y Silas ya les habrían comunicado profecías, con amplias explicaciones, desde el inicio de la congregación.
La segunda carta de Pablo a los cristianos en Tesalónica remacha esta conclusión, pues, en ella el apóstol aborda de nuevo profecías sobre varios acontecimientos a largo plazo, observando:
“¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene…”, refiriéndose al “hombre de pecado” que vendría (2 Tesalonicenses 2:5-6).
Así que, cuando Pablo “estaba todavía” con los tesalonicenses convertidos, durante aquellas primeras semanas bastante tumultuosas, no faltaba en sus instrucciones “la palabra profética”, con amplios detalles para el mayor entendimiento.
Certeramente, él NO menospreció “las profecías”, pese a las circunstancias difíciles, más bien, tomando el tiempo necesario para instruir plenamente a los nuevos hijos de Dios, gentiles en su mayoría.
Querido ministro de la palabra de Cristo, ¿acaso menosprecies tú “la palabra profética… más segura”? ¿Retienes, y compartes, el “testimonio de Jesús” que él presenta mediante el “espíritu de profecía” que posee?
Algunos, quizás muchos, ministros e iglesias menosprecian sí “las profecías", mirando sospechosamente a quien lo haga.
Porque su convicción es que el don sobrenatural de profetizar cesó al completarse la revelación de toda verdad divina, incluso, toda profecía de inspiración divina, a fines del siglo I, en cumplimiento, justamente, de la profecía que fija los parámetros para la cesación de dones sobrenaturales en 1 Corintios 13:8-13. Estudios a fondo al respecto se hallan en www.editoriallapaz.org/dones_recursos_lista.htm.
Pues, me solidarizo con los tales, mas, sin embargo, ello no es, por inferencia, una razón sólida para concluir que no haya profecías bíblicas cumpliéndose hoy por hoy.
¿Quién se atreve a denegar que entre ellas las hay que fijan el fin del universo material y del tiempo mismo, revelando ciertas circunstancias y eventos bien definidos que conducirán a la terminación de todo lo material?
Mi convicción personal es que sí, definitivamente, algunas profecías bíblicas se están cumpliendo en el presente, y que deberíamos los cristianos saber identificarlas, orientándonos por ellas y compartiéndolas con las masas de almas sobre el planeta Tierra hoy día, tan desesperadamente necesitadas de advertencias e iluminación divinas.
Quizás no pocos descuiden o menosprecien “las profecías”, renuentes a enseñarlas, o siquiera mencionarlas a cristianos, mucho menos a los seculares e incrédulos, porque no quisieran aparentar solidarizarse con los muchos autonombrados profetas y profetisas desatinados de hoy, fanáticos y doctrinalmente ignorantes. Mayormente de corte pentecostal. Que fijan, repetidamente, fechas específicas para el retorno de Jesucristo, predicen eventos que no ocurren, y sensacionalizan escandalosamente sus propias proyecciones en torno al fin inminente del mundo. A la vez, enriqueciéndose los más carismáticos y listos a expensas de las masas ingenuas y los religiosos sentimentalistas carentes de sólido conocimiento bíblico.
Pues, tampoco me uno a los tales. Mas, sin embargo, no estoy dispuesto a tomar circunvalaciones alrededor de los numerosos campos, montículos, valles, montes y corrientes de las profecías auténticas expuestas por Jesús y sus apóstoles, sencillamente para poner distancia entre este servidor y los cadres de agresivos y vociferantes falsos profetas y profetisas de carisma, o sin carisma, que están seguros a dónde, proféticamente, están yendo, y todo el mundo también.
A propósito, algunos de “los hijos de este siglo”, de los cuales son los falsos profetas, “son más sagaces… que los hijos de luz” (Lucas 16:8), empleando los medios digitales más sofisticados para esparcir, mundialmente, sus falsas profecías e interpretaciones erróneas, mientras muchísimos de “los hijos de luz” se queden atrás.
¿Callarme y entregar a los falsos profetas, pastores, maestros y evangelistas la exposición de profecías, área de conocimiento esencial del evangelio puro? ¡Negativo!
Al contrario, mi solemne deber es dominar al máximo esta área del saber espiritual, uniéndome a los cristianos de Tesalónica que comprendían “perfectamente” la cuestión “de los tiempos y de las ocasiones”, juntamente con las profecías relevantes. Para que también sepa yo discernir acertadamente “las señales de los tiempos” (Mateo 16:3), educando debidamente a cuántas almas pueda.
Relegar gran parte de las profecías del Nuevo Testamento a los tiempos anteriores al año 476 d. C., o al año 70 d. C., figura entre las causas de dar poca importancia al tema general de profecías. Me parece acertar al plantear que muchos de los ministros y maestros que lo hacen se fundamentan en ficciones históricas que tienen, equivocada y muy lamentablemente, por hechos históricos. Por ejemplo:
Ficción. Que el Imperio Romano finalizara en el año 476 d. C. Tamaño error que los historiadores debidamente informados no cometen, entre ellos: Edward Gibbon, Will Durant, Ariel Durant y Gonzalo Fernández Hernández, profesor de la Universidad de Zaragoza, España.
La VERDAD. El Imperio Romano de Oriente permaneció hasta el año 1453, fecha en la que los turcos otomanos capturaron a Constantinopla.
El Imperio Romano de Occidente permaneció, en uno que otro estado, hasta el año 1806, cuando Napoleón destronó al último emperador del Sacro Imperio Romano. El renombrado historiador Edward Gibbon fija el año 1555 para el fin práctico del Imperio Romano de Occidente.
Ficción. Que Flavio Odoacro fuera alemán pagano bárbaro que se adueñara de la ciudad de Roma, con mucho territorio aledaño, formando un imperio independiente en plena oposición al Imperio Romano de Oriente, teniendo este su capital en Constantinopla.
La VERDAD. Odoacro, de descendencia alemana, se convirtió en cristiano arriano, identificándose con los romanos. En los casi incesantes conflictos para controlar distintas áreas del Imperio Romano Occidental, Odoacro fue triunfante en Italia durante unos cuantos años, llamándose “rey” en ocasiones, mientras reconocía a Flavio Zenón, en Constantinopla, como emperador del Imperio Romano.
Tengamos presente que, aun antes de Odoacro, dos, tres y hasta cuatro emperadores romanos gobernaban, simultáneamente, distintas áreas del gran Imperio Romano, ya por mutuo acuerdo, ya como rivales en tiempos de conflictos civiles.
Ficción. Que existiera, históricamente, un reino llamado el Imperio Bizantino.
La VERDAD. ¡Una falacia realmente asombrosa! Jamás existió tal “Imperio Bizantino”. El primer uso de este nombre para identificar al Imperio Romano de Oriente fue en 1557, cuando el historiador alemán Hieronymus Wolf publicó su obra Corpus Historiae Byantinae, una colección de fuentes históricas.
Inequívocamente, los ciudadanos del Imperio Romano de Oriente siempre se identificaban como “romaioi”, nunca como “bizantinos”. Ni llamaban “Bizantino” su reino.
Muchos datos relevantes en la sección Poniendo de relieve la duración del Imperio Romano en el Análisis de las dos bestias de Apocalipsis 13.
http://www.editoriallapaz.org/apocalipsis_bestias_Acto1_Escena2.htm.
Además, en: http://www.editoriallapaz.org/apocalipsis_7_Acto2_septimorey.htm
Ficción. Que Alarico y los visigodos, al igual que Genserico y los vándalos, fueran paganos que devastaran a la ciudad de Roma, tratando con crueldad bárbara a los ciudadanos.
La VERDAD. Eran, en realidad, cristianos arrianos. Bien que se llevaran algunos tesoros de la ciudad, más ciertos personajes de importancia, no dejaron a la ciudad en ruinas ni abusaron salvajemente de los ciudadanos.
Evidencias al respecto en la Escena 3, Escenario 1, del Análisis de la gran ramera, en: http://www.editoriallapaz.org/apocalipsis_8_Acto1_Escena3_Sentencia1.htm
Optar cualquier ministro o maestro por no dar a “las profecías” la gran importancia que ameritan, sea cual sea sus razones o motivaciones, acarrea consecuencias negativas para las almas que confíen en él.
Declarar cualquier ministro o maestro “ya cumplida” tal o cual profecía bíblica, sin contar con suficientes evidencias contundentes que sostengan su decisión, o, peor aún, apoyándose en puras ficciones históricas, tiene consecuencias negativas para sus oyentes o lectores.
Entre las posibles consecuencias negativas:
Tanto cristianos como no cristianos se privan del conocimiento de profecías auténticas.
Ni los unos ni los otros se capacitan para discernir “las señales de los tiempos”. Consiguientemente, continúan siendo “de la noche”, de “las tinieblas”. No llegan a ser “hijos de la luz” (1 Tesalonicenses 5:1-8).
Tanto los unos como los otros pasan por desapercibidas señales para tiempos modernos, tales como la que se dio en junio de 1967, cuando “los tiempos de los gentiles” se cumplieron en lo referente a hollar ellos a la ciudad de Jerusalén. Lucas 21:24
www.editoriallapaz.org/tiempos-de-los-gentiles.html
Se relegan casi todas las profecías de Apocalipsis a los tiempos anteriores a 476 d. C., reduciendo aún más los tiempos quienes aseguran el cumplimiento de las profecías apocalípticas para antes de 70 d. C.
Para un análisis detallado sobre Cuándo fue escrito Apocalipsis, que si antes de 70 o en el año 95 d. C.: www.editoriallapaz.org/apocalipsis_1_1.htm
Lapura ficción de “fin del Imperio Romano en 476 d. C.” hace que muchísimos comentaristas, maestros, ministros y profesores de institutos bíblicos coloquen el cumplimiento de gran parte de las profecías de Apocalipsis, más algunas de Daniel 7, en el período entre el año 95 d. C. y 476 d. C. De ahí que ni consideran que algunas pudieran tener su cumplimiento mucho más lógico y amplio en tiempos después de 476, incluso, en el presente. Por ejemplo:
Las primeras cuatro Trompetas de Apocalipsis, en el contexto de la Edad Industrial y Post Industrial.
www.editoriallapaz.org/apocalipsis_Capitulo4_trompetas_contenido.htm
Las profecías sobre los diez cuernos, el cuerno pequeño, el séptimo rey y el octavo rey, en el contexto de las nuevas naciones emergentes en Europa a finales de la Edad Media (despojan a la gran ramera de sus riquezas), y el de las potencias ateas que se levantan en los siglos XX y XXI.
www.editoriallapaz.org/apocalipsis_Capitulo7_contenido.htm
Las profecías sobre la gran ramera-gran ciudad de Babilonia.
www.editoriallapaz.org/apocalipsis_Capitulo8_granramera_contendio.htm
Las profecías sobre los “mil años” (el Milenio) y el “poco de tiempo”.
www.editoriallapaz.org/apocalipsis_Capitulo10_contenido.htm
Las profecías sobre la normalidad engañosa que estará imperando en el mundo justamente antes del día del fin. Estarán diciendo: “Paz y seguridad”. 1 Tesalonicenses 5:1-3
www.editoriallapaz.org/normalidad-engañosa.html
No estudiando cuidadosamente las profecías, no pocos se atreven a pronunciar, particularmente durante el “llamamiento al arrepentimiento”: “¡Cristo puede volver en este mismo instante!”
Mas, sin embargo, el propio Pablo advierte, al disertar sobre profecías: “Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo… no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición” (2 Tesalonicenses 2:1-3).
Extendiendo esta profecía a lo largo de la línea del tiempo, podemos afirmar confiadamente que el Señor no vendrá hasta que no se cumpla todo “el misterio de Dios”, es decir: todo su plan para la humanidad y el universo material.
Esto también nos lo enseñan “las profecías”, con tal de querer nosotros ser enseñados por ellas, y así, evitar posibles equivocaciones embarazosas. Apocalipsis 10:5-7
¿Retienes tú “el testimonio de Jesús” que él declara mediante “el espíritu de profecía” que él posee? ¿Lo compartes dondequiera que puedas?
¿Inculcas “la palabra profética… más segura”, o la callas? ¿Alumbran tu caminar y tus ministerios las antorchas proféticas? ¿Eres de la noche, de las tinieblas, o del día?
¿Dominas el área del conocimiento espiritual que componen las profecías auténticas, tanto las relevantes del Antiguo Testamento para la Era Cristiana como las del Nuevo Testamento? ¿O acaso menosprecies “las profecías” como no meritorias de tu atención y estudio asiduo?
¿Repites ficciones históricas e interpretaciones populares de profecías, sin tomar el tiempo para realizar tus propias indagaciones? ¡Cuidado de no despistar y engañar a tus oyentes y lectores! Añadiendo a la masiva confusión sobre profecías que aleja a seculares e incrédulos del siglo XXI, y que deja en la incertidumbre a creyentes de toda categoría.
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Apocalipsis: luz láser profética que alumbra a través de los tiempos. Capítulo Uno del Comentario.
La profecía de Jesucristo sobre
la destrucción del Templo y Jerusalén
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Not one stone left on another. Jesus' prophecy fulfilled. Prophetical Lights 2. Text, with graphics.
Jerusalén destruida en el año 70
VIDEO de 21:11 minutos
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