Imagen de Jesucristo en el acto de volver por segunda vez, vestido él de una túnica carmesí, seguido por los santos glorificados vestidos de blanco, y todos viniendo sobre las nubes blancas, acercándose al globo azul del planeta Tierra, con las palabras Vendré otra vez arriba del globo contra el espacio profundo estrellado.Amigo, amiga, saludos muy cordiales, deseando que se encuentre bien de salud.

Las tres palabras del título de este mensaje fueron pronunciadas por Jesús de Nazaret durante los últimos tres años de su estadía en el planeta Tierra. Juan 14:1-3. Explicó a sus apóstoles que debía morir crucificado, pero que resucitaría de entre los muertos, ascendiendo entonces donde “mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios”. Juan 20:17.

Allá, prepararía “LUGAR” para ellos y todos los demás seres humanos que acataran “la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:1-2. Afirmó: “Y si me fuere y os prepare lugar, “VENDRÉ OTRA VEZ… para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. YO VENGOY MI GARLARDÓN CONMIGO, para recompensar a cada uno según sea su obra.” Apocalipsis 22:12. ¡Estupendas promesas, de verdad! ¿No le parece?

Sentado ya sobre su propio trono a la diestra de su Padre y Dios (Hechos 2:22-36), hecho única Cabeza de la Iglesia fundada por él (Efesios 1:19-23; Mateo 16:18), seguía impartiendo a sus apóstoles en la tierra información valiosísima sobre cuándo y cómo cumpliría la inaudita promesa de “VENDRÉ OTRA VEZ”. Por ejemplo, que aparecería por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan”. Hebreos 9:28. Aclarando que también volvería para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de paz y salvación. 2 Tesalonicenses 1:8.

Proclamada esta fantástica promesa de Jesucristo tanto a judíos como a gentiles del siglo I, cientos de miles la recibieron con gran júbilo. Abundantes evidencias al respecto se hallan en el libro Hechos de los Apóstoles. A través de los siglos subsiguientes hasta el día de hoy, cientos de millones también la han creído con gran regocijo. Y usted, querido lector, estimada lectora, ¿qué cree?

Una pintura artística que representa a Jesucristo vestido de carmesí, con una corona, y sentado sobre un caballo blanco, todo contra un trasfondo de nubes y espacios abstractos.></span>Por cierto, muchísima gente de actualidad no da  importancia alguna a aquella declaración </span><strong><em><span style=Por cierto, muchísima gente de actualidad no da importancia alguna a aquella declaración “VENDRÉ OTRA VEZ”, encasillando a Jesucristo con otros seres humanos que tienen como “fanáticos religiosos, megalomaníacos, engañadores muy hábiles, locos”. Y a los que sí le creen, como “ingenuos, engatusados, ignorantes, supersticiosos”. Se apoyan mutuamente en sus convicciones y fulminaciones despectivas, felicitándose los unos a los otros. La mayoría sin haber tomado la molestia de adquirir conocimiento adecuado del tema. Como suele suceder con todos los temas trascendentes, ya seculares, ya espirituales. Y usted, ¿ya alumbra su mente y espíritu la potente luz celestial del conocimiento amplio y correcto sobre la Segunda Venida de Jesucristo?

En contra distinción a los descreídos, muchísimas almas consideran que SÍ, de seguro, que es totalmente confiable la promesa hecha por Jesús de Nazaret al decir él: “VENDRÉ OTRA VEZ”. Apelan a todo un caudal de evidencias que sostienen, así aseguran, la credibilidad del Maestro Jesús. Por ejemplo, (1) las profecías de Jesucristo cumplidas ya, o cumpliéndose hoy por hoy, al pie de la letra. Además, (2) el testimonio de testigos presenciales a su verticalidad, honradez, seriedad, señales milagrosas únicas y mensaje poderoso transformador. Destacándose entre ellos los propios apóstoles seleccionados por Jesús de Nazaret, sufriendo martirio estos por su testimonio, al igual que otros muchos creyentes que dieron sus vidas por la fe que profesaban en Jesús.

¿Ingenuos y papatostes todos ellos? ¡Vaya! Porfiaría que sí solo la persona que no domine estos temas. Quizás la inmensa mayoría por pura letargia física, vagancia mental o indiferencia espiritual. O quizás por un egoísmo radical y una incredulidad acomodaticia que los induzcan a catalogar someramente estos temas como “vacíos, anticuados, fantasiosos”.

 “¡Ah! Pero, aquel Jesús de Nazaret dijo, ya hace casi dos mil largos años, que volvería PRONTO, mas, sin embargo, ¡no ha regresado!Repitiéndose así, efectivamente, la mismita argumentación de aquellos “burladores” del siglo I que andaban “según sus propias concupiscencias, diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Todas las cosas permanecen así, como desde el principio de la creación”. 2 Pedro 3:1-5. “¡AMÉN!” segundan los mofadores de actualidad. “Siglo tras siglo tras siglo, ¡todo igual! No vuelve ese Jesús.

Imagen artística de unos cuantos seres humanos ahogándose en las aguas de gran diluvio del tiempo de Noé las que van subiendo, viéndose sobre las aguas a la distancia el gran arca construido por Noé ya flotando sobre las aguas.¡Equivocación mayúscula, tanto de estos como de aquellos! Los entornos de este globo terráqueo no siguen sin cambiar desde “el principio de la creación. El gran Diluvio del tiempo de Noé alteró dramáticamente la creación material. Durante ciento veinte años, Noé advertía a las gentes corruptas de aquel tiempo la catástrofe eminente de un diluvio mundial, pero sus contemporáneos se mofaban de él, salvándose tan solo ocho. Génesis, los capítulos 6, 7 y 8; 1 Pedro 3:20-22

Otro tanto hacen los burladores de actualidad, ignorando voluntariamente lo del Gran Diluvio. Además, no toman en cuenta el hecho de que para el Señor Creador del universo y del tiempo “un día es como mil años, y mil años como un día”. 2 Pedro 3:8. Tampoco consideran que los adverbios de tiempo, tales como “pronto” y “cercano”, son relativos, y, por ende, han de entenderse según sus contextos. Ni tampoco saben que tanto Cristo como sus apóstoles identificaron toda una serie larga de eventos y circunstancias que deberían tomar lugar ANTES de volver Jesucristo por Segunda Vez en triunfo y gloria. Asunto este demasiado tedioso para el mundano, aun para el creyente liviano. Bueno, pero para la mente sabia y paciente, tenemos a bien presentar el siguiente ejemplo:

El propio Jesucristo afirmó que la ciudad terrenal de Jerusalén sería hollada por los gentiles hasta el cumplimiento del tiempo de los gentiles. Lucas 21:24. Profecía cumplida en junio del 1967 cuando Jerusalén fue librada del dominio de gentes no judías. Lógicamente, Cristo no vendría “otra vez” personalmente antes de esta fecha clave.

El apóstol Pablo advirtió el peligro de engaños y conturbaciones “en el sentido de que el DÍA del regreso de Cristo esté “CERCA”. Escribió: Nadie os engañe en ninguna manera; porque NO VENDRÁ sin que antes venga la APOSTASÍA, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición. Y sigue abundando sobre estos temas en 2 Tesalonicenses 2:1-12.

Un collage de fotografías de muchos pastores, profetas y profetisas pentecostales que han fijado fechas específicas para el retorno por segunda vez de Jesucristo.El apóstol Juan abunda muchísimo más sobre esta APOSTASÍA, o sea, la gran corrupción del cristianismo, en el libro de Apocalipsis, identificando largas etapas de tiempo que deberían transpirar antes de retornar Cristo otra vez. Por ejemplo, mil doscientos sesenta días, mil años, cinco meses y el poco de tiempo. Apocalipsis 11:3; 12:6; 9:5, 10; 12:12; 20:3

Pese a estas claras enseñanzas y advertencias, salen por todo el mundo, hasta el sol de hoy, almas doctrinal y espiritualmente atrevidas en su ignorancia, proclamando a voz en cuello que “¡Cristo viene PRONTO!”, aun fijando FECHAS específicas.

Desprecian la explicación sencillísima de Cristo: Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre”. Mateo 24:36. Así que, “respecto a la venida del Señor Jesucristo…”, “NADIE SABE” el “DÍA”. ¡PUNTO! “SORPRENDE como ladrón en la noche.

¿Acaso se ría usted de los que dicen saberlo, ridiculizándolos? ¿Quizás justificando así su propia incredulidad? Tal vez ya entienda que tales equivocaciones de pastores y maestros cristianos no libra a ninguna alma del deber personal de procurar la verdad sobre estos temas trascendentales. Alcanzando a tenerla, comprendería que el poderoso Hijo de Dios NO VUELVE en cuerpo de carne y sangre sino en su cuerpo espiritual glorificado, poderoso y resplandeciente. 1 Juan 3:2; Filipenses 3:21; Apocalipsis 1:9-15

Ni viene para sentarse sobre algún trono material en Jerusalén, pues en su segunda aparición ¡ni siquiera pone pie sobre el planeta Tierra! Más bien, se queda sobre las nubes donde recibe a los justos hallados vivos en la tierra en el día de su retorno, los que son transformados sin ver muerte. Y sabría usted que, antes de la transformación de ellos, son resucitados todas las personas que mueren en el Señor, es decir, que le son fieles hasta el fin de su vida terrenal. Todas estas almas glorificadas vienen con Cristo en las nubes. ¡Magnífico privilegio! El cual usted bien puede hacer suyo si así lo quisiera. 1 Tesalonicenses 4:13-18; 5:1-7; 1 Corintios 15:35-58; Filipenses 3:21; 1 Juan 3:2

¿No sabe usted estas tremendas verdades? Se las puede aprender rapidito al leer 1 Tesalonicenses 4:14-18; 5:1-8 y 1 Corintios 15:50-58.

Una pintura abstracta que representa en tonalidades sombrías grisáceas, negras y blancas la huida del planeta Tierra de delante de Dios sentado sobre su Trono Blanco.Entonces, convertido en hijo de luz y del día, tendría conocimiento de los tiempos y las ocasiones, sabiendo perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche, sorprendiendo a los hijos de las tinieblas de vicios y perversiones contra naturaleza, como, además, a evangélicos, carismáticos, pentecostales, testigos de Jehová y católicos romanos que trastornan estos temas sencillos con sus nociones erradas de “rapto silencioso, dejado atrás, Milenio después de la Segunda Venida del Señor, paraíso terrenal eterno, trono en Jerusalén”, etcétera.

Vería claramente que el tiempo de la Segunda Venida sorprende sí, el “día” sorprende, iniciándolo el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios”. ¡Todos oyen! ¡Todos ven! “Todo ojo le verá. ¡No se queda nadie en la tierra! Huyendo esta tierra de delante de Dios, y asomándose la tierra nueva”. Apocalipsis 20:11; 22:1

Su inteligencia le capacita para entender cabalmente que la destrucción del planeta Tierra, con todo el universo material, está vinculada inseparablemente, en 2 Pedro 3:9-14, con el día del Señor que viene como ladrón en la noche. ¿Milenio después de este día? ¡Ni modo! Ni el tiempo ni el universo material existen más después de este último día.Efesios 4:18

“Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas”. 2 Pedro 3:10. ¡Ahí lo tiene! Y más claro no canta un gallo. Reiterando: justamente en el día que viene como ladrón en la noche, “SERÁN QUEMADOS” los cielos, los elementos, la tierra y las obras hechas en ella.

Amada alma, es realmente necesario que Cristo venga “otra vez”, pues de otro modo no se haría nunca verdadera justicia ni a los justos y obedientes ni a los malos impenitentes. Él vendrá, pues, para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron”. 2 Tesalonicenses 1:5-10  

¿Admira usted al Señor por sus incomparables obras de creación y redención? ¿O acaso figure entre sus adversarios? Amorosamente, volvemos a preguntarle: ¿cree usted en Jesucristo y su promesa que dice: “VENDRÉ OTRA VEZ? ¿Ha obedecido al evangelio de arrepentimiento, confesado con su boca que Cristo es el Hijo de Dios y se ha bautizado en agua “para perdón” de sus pecados? Si no, le animamos a tomar estos pasos lo antes posible, uniéndose a los obedientes, “para que cuando se manifieste” Cristo, “tengamos confianza” y “no nos alejemos de él avergonzados”. 1 Juan 2:28. ¡Anímese, pues, a obedecer lo antes posible el glorioso evangelio de paz y salvación eterna!

Escribe Homero Shappley. [email protected]

 


 

  

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