Capítulo Cuatro del Análisis
Los capítulos 8, 9, 10 y 11 del libro de Apocalipsis
Los dos testigos
También llamados
Los dos profetas
La Sexta Trompeta
(el “segundo ay”)
Apocalipsis 9:13-19; 10:1-11; 11:1-14
Los Dos Testigos son resucitados
y suben al cielo, viéndolos sus
enemigos homicidas aterrorizados
Últimos acontecimientos
VII. La resurrección en la tierra de los representantes de los Dos Testigos (Apocalipsis 11:11-12).
"Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron.
Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron."
A. "…entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies..." Es decir, ¡Dios los resucita físicamente!
1. Son resucitados como Lázaro fue resucitado (Juan 11:38-44), como la hija de Jairo fue resucitada (Mateo 9:18-26), como fue resucitado el hijo de la viuda de Naín (Lucas 7:11-17) y como Dorcas fue resucitada (Hechos 9:36-43).
“…entró… el espíritu de vida” en sus cuerpos mortales, recobrando estos cuerpos su vida material.
El uso de esta expresión en otros textos bíblicos sostiene esta afirmación. Por ejemplo:
“Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá.” (Génesis 6:17; 7:15 y 22).
Así que, todo animal que respira y vive físicamente posee el “espíritu de vida”. Incluso, el cuerpo carnal físico de todo ser humano.
“Y estos fueron los años de la vida de Ismael, ciento treinta y siete años; y exhaló el espíritu Ismael, y murió…” (Génesis 25:17)
Los representantes en la tierra de los Dos Testigos son muertos físicamente, exhalando el espíritu de vida corporal.
Al Dios hacer entrar de nuevo el “espíritu de vida” en sus cuerpos físicos muertos, ¡resucitan corporalmente, visiblemente!
Literalmente, “…se levantaron sobre sus pies”. Sobre sus pies de carne y hueso.
No fueron resucitados ni espiritual ni metafóricamente sino materialmente.
Sus enemigos “…los… vieron”. Los vieron con sus ojos físicos.
2. En definitiva, no son transformados de “cuerpo animal” a “cuerpo espiritual” (1 Corintios 15:43-52) en el momento de entrar “en ellos el espíritu de vida enviado por Dios” sino que son resucitados corporalmente en la tierra.
B. "…y cayó gran temor sobre los que los vieron."
1. Cuando Cristo resucitó al hijo de la viuda de Naín, "todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios" (Lucas 7:16).
2. El jubileo diabólico de los incrédulos, innaturales y depravados que matan a los mensajeros de Dios al final de los “mil doscientos sesenta días” se ve interrumpido bruscamente cuando, de repente, ¡los cadáveres de los que habían sido muertos recobran vida y "se levantan sobre sus pies"!
Esta manifestación espectacular del poder divino llena de "gran temor" a los enemigos homicidas quienes festejaban prematuramente su triunfo sobre los fieles y valientes representantes terrenales de Jesucristo y el Espíritu Santo, pensando haber acabado con ellos de una vez para siempre.
Habían rechazado a Dios, repudiando también a su "ungido", o sea, a Jesucristo, y además, al Espíritu Santo. Peleaban contra ellos, y contra los santos en la tierra, venciéndolos. Piensan haber acabado con los Dos Testigos de una vez para siempre.
Pero, ¡cuán tremendo es su asombro cuando, increíblemente, los ven resucitarse en las personas de los ministros fieles levantados, corporalmente, de la muerte!
En un instante, estremecedoras impresiones y deducciones alarmantes en extremo entrecruzan las mentes y los espíritus de los enemigos homicidas, como múltiples rayos fuertes zigzagueantes en medio de las tinieblas oscuras que embargan su pensar vacío de conocimiento y entendimiento espiritual.
“¡Resucitaron! ¡Imposible! ¡Tienen vida! ¡Han vencido la muerte misma!
“¡Ay de nosotros! ¡Estamos perdidos! ¡Nos liquidarán enseguida! Porque los perseguimos sin cuartel y los matamos, regocijándonos al no tener que escucharlos más. Pero, ¡ahí están, vivos de nuevo, resucitados! ¿Cómo? ¡No puede ser!
“Los odiamos, burlándonos de ellos y sus mensajes. Ciertamente, no tardarán en vengarse.
“¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! Lo que predicaban y profetizando era la verdad, y la repudiamos con vehemencia. Y ahora, ¿qué será de nosotros? ¡Ni el diablo mismo nos podrá salvar!”
Con sobrada razón, un "gran temor" se adueña de sus corazones pervertidos y duros.
3. Pero, qué quede claro: ¡su "gran temor" no los salva!
Para ellos, ¡es demasiado tarde para echar mano a la salvación!
Ya acabaron su "testimonio" los Dos Testigos.
Estos incrédulos, burladores y depravados, llenos ahora de "gran temor", habían aborrecido continuamente aquel "testimonio" insistente, sintiéndose atormentados por el mensaje de los siervos de Dios.
Ahora, el fin de todo está encima de ellos. La guerra de Armagedón que ellos mismos iniciaron contra Dios y su pueblo está entrando en su segunda fase. Ellos ganaron el primer encuentro. Pero, su celebración satánica se torna en luto y terror cuando Dios resucita a los ministros muertos.
Ya no hay remedio. Definitivamente, su fin doloroso y lamentable está sellado.
4. "…los vieron."
Reiteramos: los enemigos pueden "verlos" materialmente porque “se levantaron sobre sus pies” los cuerpos físicos de los que habían sido muertos.
Ven los cuerpos materiales en los que entra, de pronto, “el espíritu de vida enviado por Dios”.
Este “espíritu de vida” no entra en las almas de los mártires sino en sus cuerpos físicos.
Tengamos presente que no había sido muerta el alma de ninguno de ellos, sino que “sus enemigos” habían dado muerte a los cuerpos físicos de los siervos fieles.
C. "Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron" (Apocalipsis 11:12).
1. "… una gran voz del cielo… decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube..."
a) “Subid acá. Y subieron…”
Es decir, ¡son transformados y llevados al cielo!
Sus cuerpos mortales son resucitados, pero no para morir físicamente de nuevo, sino para ser transformados prontamente.
En este aspecto, su resurrección difiere de la resurrección de Lázaro, la hija de Jairo, el hijo de la viuda de Naín y Dorcas, casos mencionados anteriormente, ya que estos, al ser resucitados corporalmente, continuaron su vida en la tierra, se supone, hasta la hora de partir, de nuevo, de las regiones terrenales para el Paraíso de Dios, de donde no volverían jamás al planeta Tierra.
b) En esta Escena particular de Apocalipsis, figuran solo los cristianos martirizados a consecuencia de la batalla de Armagedón. Estos son representados en la Escena como Dos Testigos-Dos Profetas. Muertos, luego resucitados a los tres días y medio, están presentes sobre el planeta Tierra cuando Jesucristo inicia el día de su Segunda Venida.
Pues bien, también estarían vivos corporalmente, sobre el planeta, y alrededor de él, los justos no martirizados.
Entonces, de ser así, tanto los mártires de Armagedón como los justos no martirizados todos escucharían el llamado “Subid acá”.
Esta proyección de eventos armoniza con la visión de las dos siegas de la tierra revelada en Apocalipsis 14:14-16. Tema también tratado en .
Para el análisis de las dos siegas de la tierra:
Además, con el hecho de que no toda la iglesia global queda exterminada cuando son muertos los representantes en la tierra de los Dos Testigos, conforme a la Escena de Apocalipsis 20:9.
En esta Escena, la iglesia es rodeada por Satanás y las naciones engañadas, mas, sin embargo, repentinamente, “de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió” a Satanás y sus partidarios humanos de todas las naciones terrenales.
Se infiere que una porción de la iglesia, quizás hasta abrumadora, que exista en la tierra en aquellos pocos últimos días previos al fin, sea librada de experimentar una muerte física y violenta a manos de las naciones enemigas.
De ser así, los cristianos no martirizados en la batalla de Armagedón también serían transformados, sin experimentar la muerte física de sus cuerpos mortales.
Y esto concuerda perfectamente con lo que revela el apóstol Pablo en 1 Corintios 15:51. “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados”. O sea, no todos moriremos físicamente; “pero todos seremos transformados”.
d) Esta expresión “subieron al cielo en una nube” es muy parecida al lenguaje que usó Lucas en Hechos 1:9 al relatar él la ascensión, y, por inferencia, la transformación, de Cristo.
“Y habiendo dicho [Cristo] estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.”
También armoniza perfectamente con las palabras de 1 Tesalonicenses 4:17, donde se enseña que "los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes".
2. "…y sus enemigos los vieron."
a) Los ven, como los apóstoles vieron subir a Jesucristo (Hechos 1:9-11).
b) Los ven, ¡pero no pueden acompañarlos!
Hace tiempo, eligieron el camino de incredulidad y depravación. No se han arrepentido de su decisión. Al contrario, la sostienen hasta sus consecuencias más crueles y trágicas.
Ahora, deben pagar, y la "paga" de sus enormes pecados es tanto la muerte física violenta como la muerte eterna (Romanos 6:23), llamada “la muerte segunda” (Apocalipsis 20:14).
Últimos acontecimientos
VIII. Los últimos acontecimientos que preceden de inmediato el fin del universo material y del tiempo mismo.
"En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo" (Apocalipsis 11:13).
A. "En aquella hora…" Esta es la misma "hora" de la resurrección de los Dos Testigos y de la transformación de todos los cristianos vivos en la tierra.
B. "…hubo un gran terremoto…" Ver los comentarios sobre el "gran terremoto" en el Capítulo Dos de este Análisis.
www.editoriallapaz.org/apocalipsis_Capitulo2.htm
C. "…y la décima parte de la ciudad se derrumbó…"
1. "…la ciudad…" es "la grande ciudad" mencionada en el versículo 8, la cual en "sentido espiritual" simboliza todas las grandes ciudades corruptas de la tierra.
2. "…la décima parte…" la entendemos como simbólica de la porción derrumbada de todas las ciudades corrompidas de la tierra.
D. "…murieron en número de siete mil hombres…"
El "siete", en el lenguaje profético bíblico, es un número simbólico que indica “completud”.
Así pues, en este pasaje, el número "siete mil" abarcaría, asumimos, a todos los incrédulos, innaturales y depravados en la tierra que pierdan su vida física a causa del "gran terremoto", especialmente a los que habitan las ciudades grandes.
E. "…y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo."
1. Esta escena guarda notable similitud a la del Sexto Sello presentada en Apocalipsis 6:12-17.
“Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”
2. Se aterrorizan y dan gloria a Dios, pero es demasiado tarde para ellos. Muy "pronto"(Apocalipsis 11:14) escucharán la voz de la Séptima Trompeta la cual señala que el tiempo no será más (Apocalipsis 10:6.7).
IX. "El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto" (Apocalipsis 11:14).
A. Estas palabras resaltan la secuencia en términos del tiempo que une los tres ayes.
Tener siempre presente esta secuencia es de vital importancia para la interpretación acertada de las profecías reveladas a través de ellos.
Un “Ay” sigue, naturalmente, al otro en la línea del tiempo. El segundo ay "pasó"; el tercero "viene pronto".
Cambiar la secuencia resulta en interpretaciones erróneas de las profecías.
B. "…el tercer ay viene pronto."
Quiere decir que es breve el lapso de tiempo entre el segundo “¡Ay!” y el tercer “¡Ay!” Tal vez, brevísimo.
C. Tan pronto comience el séptimo ángel a sonar la Séptima Trompeta, el tiempo ya no será más (Apocalipsis 10:6-7). Enfatizamos una vez más que esta verdad significa que los últimos eventos del segundo “ay” ocurren durante los días que preceden inmediatamente el fin del tiempo.
El tercer "¡Ay!", cuyas visiones las revelan la Séptima Trompeta, lo estudiamos en el Capítulo Dos de este Análisis.
Contenido completo del Capítulo Cuatro
Apocalipsis: análisis de las profecías y visiones. Solo el TEXTO del comentario.
Apocalipsis: análisis de las profecías y visiones. El contenido completo del comentario. Textos y diapositivas.
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