Capítulo Diez de este Comentario
“Los mil años” de Apocalipsis
Comúnmente conocidos como…
…el MILENIO
“Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón,
la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años.” Apocalipsis 20:1-2
Pintura por Pat Marvenko. Derechos reservados. www.revelationillustrated.com.
El vocablo “Milenio” no aparece en la versión Valera de las Sagradas Escrituras. “Milenio” significa “mil años”,
y “mil años” es el término específico que encontramos en Apocalipsis 20:1-10,
siendo este pasaje el único donde se halla.
Respuestas a preguntas básicas acerca de los “mil años”
de Apocalipsis 20:1-10
A continuación, el texto completo de Apocalipsis 20:1-10
(1) “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano.
(2) Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;
(3) y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos los mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.
(4) Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.
(5) Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.
(6) Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre estos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.
(7) Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión,
(8) y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar.
(9) Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió.
(10) Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.”
Encerrando a Satanás en el abismo.
Pintura por Pat Marvenko.
Derechos reservados. www.revelationillustrado.com
El ángel “que prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás…
lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él,
para no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años;
y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo”
Apocalipsis 20:2-3
Observaciones preliminares
Estimado lector, de integrar usted el grupo selecto de personas que aman la Verdad divina sobre todas las cosas, se presume que esté predispuesto a escudriñar, con toda objetividad y paciencia, cualquier interpretación del “Milenio” y la “Primera resurrección”, más eventos y textos bíblicos relevantes, que amerite su atención.
Ojala la nuestra caiga en esta categoría de “obra meritoria”.
De ser así, le rogamos, respetuosamente, esforzarse para prescindir de preconcepciones doctrinales, analizando desapasionadamente cada enseñanza, argumento, punto u observación por nosotros traído. Sobre estos temas tan llamativos e intrigantes como controvertidos circulan, como sabrá usted, numerosas interpretaciones distintas y contradictorias.
Oramos que no sea contraproducente expresar al principio de nuestro estudio algunas convicciones que hemos formulado después de largas horas dedicadas al asiduo escrutinio de estos temas, sino que cumpla el propósito de despertar aún más interés.
A continuación, algunas de nuestras conclusiones.
Que “el día del Señor” que “vendrá como ladrón en la noche” es el día de la Segunda Venida de Cristo, que este “día” no abarca “dos etapas” y que nunca habrá ninguna “Tercera Venida”.
Que el Milenio precede este “día del Señor”, o sea, precede la Segunda Venida de Cristo.
Que muchos países están viviendo en la actualidad (primera mitad del Siglo XXI) el tiempo del Milenio.
Que múltiples señales indican el acercamiento del fin del Milenio y la introducción del espantoso “poco de tiempo” proyectado para antes de la Segunda Venida.
Que la "primera resurrección" no es figurativa sino real.
Que participan en la "primera resurrección" solo los mártires.
Que la "primera resurrección" ya ocurrió.
Que el llamado “rapto secreto de los discípulos preparados”, tal como enseñado por pentecostales y otros grupos, es una doctrina totalmente carente de fundamento bíblico, al igual que también la doctrina de “dejado atrás”.
Conforme a nuestra apreciación personal, la salvación eterna del alma no se condiciona necesariamente en el entendimiento perfecto de estos temas, aunque no es menos cierto que el entendimiento incorrecto tiende a embrollar la mente en otros errores peligrosos.
El tema desarrollado
I. La Primera escena de Apocalipsis 20:1-10.
A. “Vi a un ángel que descendía del cielo” (Apocalipsis 20:1).
1. “…un ángel.” Este mensajero de Dios desciende del cielo con la misión específica de atar a Satanás por mil años (Apocalipsis 20:2).
2. El “ángel” desciende “del cielo”, y asumimos que descendiera a la tierra, ya que Satanás se encuentra en la tierra desde que fuera lanzado del cielo al triunfar Cristo sobre él en la cruz (Apocalipsis 12:7-13). De haber ocurrido literalmente tal visita del ángel a la tierra, no la percibiría ninguna persona, pues los ángeles son seres espirituales, invisibles para los humanos, a menos que se encarnen, como en el caso de los ángeles que aparecieron a Abraham. De todos modos, se trata de un encuentro entre seres espirituales, es decir, entre, por un lado “un ángel” al servicio de Dios, y por el otro, Satanás, el enemigo capital de Dios.
B. “…con la llave del abismo…”
1. “…la llave”, o sea, el poder para abrir y cerrar.
2. El “abismo” es el lugar donde fueron echados “los ángeles que pecaron”, siendo sinónimo del “infierno” o las “prisiones de oscuridad” (2 Pedro 2:4).
C. “…y una gran cadena en la mano.”
1. No es pequeña o débil la “cadena” sino grande y fuerte.
2. Desde luego, no hemos de pensar que se trate de una “gran cadena” literal, elaborada de eslabones gruesos de hierro o acero inoxidable. Metafóricamente, diríase que la “gran cadena” simboliza el gran poder que tiene Dios para sujetar inmóvil a Satanás, o restringir su radio de acción.
D. “Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él.” Estas acciones comprueban la plena potestad que Dios tiene sobre Satanás. Este ser malévolo siempre está a la merced del único Dios verdadero, el Todopoderoso. Así que, si al Creador Supremo le place encerrar a Satanás, bien sea por algún tiempo limitado o siempre, lo puede hacer, sin dificultad alguna, cuándo y cómo quisiera. ¿Quién es capaz de romper el “sello” que Dios ordena poner sobre Satanás? ¡Ni Satanás mismo!
1. El “ángel” de esta Escena realiza exitosamente su misión, “atando” a Satanás. No solo lo ata sino también lo arroja al abismo, encerrándolo y poniendo “su sello sobre él”.
a) “Prendió… ató… arrojó… encerró… puso su sello.” Estos vocablos no son meros términos retóricos, acaso descriptivos de alguna visión puramente esotérica, la que en nada afecte realidades en la tierra, sino verbos que señalan acciones actuales realizadas por Dios, mediante su ángel, contra el gran enemigo Satanás.
b) Efectivamente, estas medidas limitan a Satanás en sus ejecutorias, trabándolo durante el tiempo determinado por Dios, el cual se cuantifica como “mil años”.
c) De estas revelaciones desprende la siguiente deducción necesaria: A Satanás no se le concede la misma medida de poder durante toda la Era Cristiana, pues la visión de los “mil años” identifica y define una etapa cuando él está atado y encerrado en el abismo, mientras que antes de los “mil años”, al igual que después, él está suelto.
2. “…por mil años”, periodo comúnmente llamado “el Milenio” en el lenguaje de teólogos, comentaristas, maestros o predicadores.
II. ¿Cuánto tiempo abarca el Milenio?
A. Tal cual los demás “tiempos” de Apocalipsis, este período de “mil años” es, sin duda, simbólico. No encontramos en los detalles de la revelación razón alguna para interpretarlo literalmente, es decir, como mil años exactos de tres cientos sesenta y cinco días cada uno, ni un día menos ni un día más. Los “tiempos” apocalípticos –“cuarenta y dos meses”, “cinco meses”, el “poco de tiempo”, “una hora”, “media hora”, “mil años”- se interpretan de acuerdo con los parámetros fijados por el contexto particular de cada uno. Así razonamos.
B. Comparando los “mil años” con el tiempo de “mil doscientos sesenta días” (“años proféticos” de Apocalipsis 11:3), con el tiempo de “una hora” cuando los “diez cuernos” entregan su poder a la bestia (Apocalipsis 17:12), y además con el “poco de tiempo” antes del fin (Apocalipsis 20:3), se deduce que el Milenio sea, probablemente, un periodo comparativamente largo. Pero, no olvidemos que “para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día” (2 Pedro 3:8). Se hace difícil, pues, determinar, con alguna aproximación acertada, la duración del Milenio.
C. El Milenio no abarca, en definitiva, toda la Era Cristiana. Consideremos.
1. Antes del Milenio, Satanás está suelto. Durante el Milenio, él está atado. Después del Milenio, será suelto de nuevo. Todo esto ocurre durante la Era Cristiana. Por lo tanto, es del todo imposible que el Milenio abarque toda la Era Cristiana. Conforme a las circunstancias de la visión, el Milenio es la Segunda Etapa de tres etapas, obviamente distintas, que encierran nuestra Era.
a) Primera Etapa de la Era Cristiana: Satanás está suelto, y a consecuencia de ello las “naciones”, engañadas por él, persiguen a la iglesia verdadera.
b) Segunda Etapa de la Era Cristiana: los “mil años”. Satanás está atado. Las “naciones” (reinos, gobiernos o poderes seculares) no están bajo su dominio; la iglesia verdadera no es perseguida, fantástica bendición que se le concede durante el Milenio.
c) Tercera Etapa de la Era Cristiana: el “poco de tiempo”. Cumplidos los “mil años”, Satanás “debe ser desatado por un poco de tiempo”. De nuevo, las “naciones” se dejan engañar por él, y, de nuevo, se levantan en contra de Dios, persiguiendo a la iglesia verdadera.
2. Así que, después del Milenio, transcurre el “poco de tiempo” (Apocalipsis 20:3). Por consiguiente, es axiomático que el Milenio NO abarca toda la Era Cristiana. ¿Abarca los “mil años” el “poco de tiempo”? ¡Negativo! El “poco de tiempo” sucede a los “mil años”.
3. Estos hechos y argumentos son contundentes e irrefutables. Definitivamente, el Milenio no comprende toda la Era Cristiana. Afirmar lo contrario es obviar la clara enseñanza del pasaje, cayendo el expositor que lo haga en confusión y errores exegéticos.
D. Contra argumentos. En apoyo a la tesis según la que el “Milenio” sea sinónimo de “Era Cristiana”, se afirma que Cristo ató a Satanás al no ceder a las tres fuertes tentaciones a las cuales fue sometido, finalizados los cuarenta días de ayuno en el desierto. Además, se argumenta que Mateo 12:29 sostiene la tesis. “Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa.” Haciendo Cristo no pocos milagros, entre ellos, echar fuera a demonios, se arguye que el Señor entrara “en la casa” de Satanás, atándolo. Se argumenta que el verbo “ata” en Mateo 12:29 es el mismo utilizado en Apocalipsis 20:2, concluyéndose que Satanás fuera atado al principio del ministerio de Cristo y que permaneciera en tal estado durante toda la Era Cristiana. Quienes respaldan esta línea de interpretación aseguran que el evangelio de Cristo es el poder que ata a Satanás durante toda la Era Cristiana. Encontramos defectuosos estos argumentos y estas conclusiones por las siguientes razones:
1. En primer lugar, “demostrar el poder de atar” y “atar real y verdaderamente durante toda la Era Cristiana, aun hasta el fin del universo y del tiempo mismo”, son dos acciones distintas. Ahora bien, durante su ministerio terrenal, Cristo demostró convincentemente su potestad sobre Satanás, resistiendo sus tentaciones, echando fuera demonios y triunfando, al resucitar de entre los muertos, sobre el Hades y la muerte misma. Mas sin embargo, no lo ató de una vez para siempre. Al contrario, lo dejó suelto, concediendo Dios a Satanás autoridad y poder para la realización de magnas obras de maldad, tales como: (a) la crucifixión del Mesías; (b) guerras contra Israel, las cuales desembocaron en la destrucción de Jerusalén, con su grandioso templo, y también en la muerte de millones de judíos; (c) la manifestación de “señales y prodigios mentirosos”; (d) engañar a las naciones hasta el inicio del Milenio, (e) torturar y matar a muchos cristianos, (f) levantar y fortalecer a “la gran ramera”, (g) incitar a interminables guerras, incluso muchas guerras religiosas, (h) hundir a los pueblos en la tragedia de la Edad Oscura, (i) engañar a las naciones durante el “poco de tiempo”, etcétera.
a) Consideremos. Cristo venció personalmente al Hades (Hechos 2:31). Más sin embargo, el Hades sigue hasta el fin del tiempo (Apocalipsis 1:18; 6:8; 20:13).
b) Cristo venció personalmente la muerte (Apocalipsis 1:18; Hebreos 2:14-15; 1 Corintios 15:55). Más sin embargo, la muerte sigue segando la vida de los seres humanos hasta el día de hoy, siendo la muerte el “postrer enemigo que será destruido” (1 Corintios 15:26).
c) Igualmente, Cristo personalmente “ata” a Satanás. Sin embargo, el “adversario” Satanás, “como león rugiente, anda alrededor, buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8).
d) Conclusión: Cristo demostró personalmente, de manera inequívoca y fulminante, su potestad sobre el pecado, el Hades, la muerte y Satanás, asegurando su eventual triunfo absoluto sobre todas las fuerzas de maldad. Sin embargo, para el cumplimiento de los designios de Dios, estas fuerzas siguen manifestándose en la tierra hasta el fin del universo y del tiempo.
2. La realidad es que Satanás seguía suelto en la tierra aun durante el ministerio de Cristo. ¿No engaña él a la inmensa mayoría de los judíos, aun a casi todos los seguidores del Señor? ¿No engaña él a los romanos que gobernaban a Israel durante el ministerio de Jesús, incluso a Pilato, y también a los soldados romanos que azotaron a Jesucristo, se burlaron de él y terminaron clavándole en la cruz?
3. Al triunfar Cristo en la cruz sobre “los principados y las potestades” (Colosenses 2:15), Satanás es arrojado del cielo (Apocalipsis 12:7-13) a la tierra y “una gran voz en el cielo” exclama: “¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Apocalipsis 12:12). Este evento, acentuado por una exclamación escalofriante “¡Ay de los moradores de la tierra…!”, ciertamente enseña que Satanás no es atado en la tierra sino que anda suelto, y de hecho, se dedica aún más diligentemente a perseguir a Israel según la carne, como también a “la descendencia” de la mujer vestida del sol, o sea, a la iglesia verdadera de Jesucristo.
4. Según Apocalipsis 13, Satanás entrega su poder a la “bestia” que sube del mar, a la segunda “bestia” que “subía de la tierra” y a “la imagen de la bestia”. Anda suelto durante los primeros tres siglos de la Era Cristiana, instigando al Imperio Romano a perseguir a la iglesia verdadera. Anda suelto durante la Edad Media, manifestándose libre y ferozmente a través de la gran “madre iglesia apóstata” y la “imagen” que ella mandó a crear (Apocalipsis 13:11-18). Anda suelto durante el “poco de tiempo”, engañando de nuevo a las naciones (Apocalipsis 16:12-16; 20:1-3, 7-8). Pero, ¡no anda suelto durante el Milenio!
5. El “evangelio eterno” (Apocalipsis 14:6) “ata”, en sentido figurado, a Satanás solo en los corazones de quienes acaten los mandamientos del Señor. Los demás seres humanos son presas de él. “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8; 1 Timoteo 2:24-26). A través de la Era Cristiana, los hombres y las mujeres que obedecen el evangelio puro siempre componen tan solo un “remanente”. En cambio, los pecadores impenitentes componen la mayoría abrumadora. La Verdad de Dios nunca triunfa en la mayoría de los corazones. Según las visiones de Daniel y Apocalipsis, transcurren etapas durante la Era Cristiana cuando los santos de Dios son vencidos. “Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía, hasta que vino el Anciano de días… y los santos recibieron el reino” (Daniel 7:21-22). Cuando haya acabado los “dos testigos… su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará” (Apocalipsis 11:7). ¿Con qué lógica postular, pues, que el evangelio puro del Señor ate a Satanás durante referidos tiempos? Prácticamente, ¡sucede lo opuesto! Es decir, el evangelio queda virtualmente trabado, la Biblia casi olvidada entre vastas multitudes y la luz de la Verdad divina casi expugnada.
III. ¿Precede el Milenio la Segunda Venida de Cristo, o transpira después de la Segunda Venida? ¿Precede el Milenio al “día del Señor” que “vendrá como ladrón en la noche”, o transcurre después?
A. El Milenio transcurre durante el tiempo de la existencia del planeta Tierra y durante el tiempo cuando las naciones seculares-políticas siguen en la tierra.
B. En el día de la Segunda Venida de Cristo, la tierra y el cielo se huyen de delante de Dios, no encontrándose ningún lugar para ellos. “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos” (Apocalipsis 20:11). Se consumen en fuego (2 Pedro 3:9-14). “Perecerán... serán mudados” (Hebreos 1:10-12).
C. Ya que el planeta Tierra no permanecerá después de la Segunda Venida del Señor, es del todo imposible que el Milenio transcurra en este mundo después de su retorno en gloria. Por consiguiente, ¡ocurre antes! Esta deducción es tan evidente como ineluctable, descubriendo el fundamento falso de la muy popular teología de “rapto secreto-dejado atrás-gran tribulación”, y además, de “reino milenario en la tierra después de la Segunda Venida de Jesucristo”.
1. Cristo no viene “como ladrón” antes del Milenio para “raptar” a su iglesia sino que “aparecerá por segunda vez” después del Milenio y del “poco de tiempo”, “sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan” (Hebreos 9:28). El pecado continúa en la tierra durante el Milenio, multiplicándose alarmantemente durante el “poco de tiempo” e irrumpiendo como una sarna maligna, aun entre los más poderosos. Pero, de repente, queda eliminado eternamente al triunfar Cristo de una vez para siempre en su segunda aparición, derrotando fulminantemente a Satanás y sus simpatizantes.
2. Contrario a la famosa serie intitulada Dejado atrás, por Tim Lehaye, ningún ser humano se queda vivo en la tierra después de la segunda aparición de Cristo, pues la destrucción total del planeta Tierra está inextricablemente ligada a la Segunda Venida del Señor, doctrina ampliamente comprobada en el estudio de 2 Pedro 3:10-14 presentado más adelante en este Capítulo Diez. ¡Cuidado que no quede “dejado atrás”, para vergüenza eterna suya, el propio Sr. Lehaye, por haber engañado a multitudes con sus “visiones” novelescas y vanas esperanzas! Por cierto, este varón ha devengado increíbles riquezas mediante la hábil propagación de doctrinas especulativas sensacionalistas puramente humanas.
3. Cristo “aparecerá por segunda vez” (Hebreos 9:28), pero ¡no por “Tercera vez”!, como postulan algunos pentecostales y otros intérpretes, después del Milenio para poner fin al mundo. En el vano intento de sostener la tramada teología de “rapto secreto-dejado atrás-gran tribulación-reino milenario terrenal después de la Segunda Venida”, otros “rapteros” (creyentes en referida teología) han concebido la idea ingeniosa de una “Segunda Venida en Dos Etapas”. La “Primera Etapa” sería, según explican, la de “Venir Cristo como ladrón en la noche para raptar a los cristianos preparados”, y la “Segunda Etapa” ocurriría más de mil años más adelante, al “Venir Cristo para poner fin al mundo”. ¡Ingenioso, inventado y totalmente carente de respaldo bíblico! Cristo “aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado”: esta doctrina sigue siendo la única sana doctrina bíblica sobre este asunto.
IV. ¿Cuáles son las condiciones en el planeta Tierra antes, durante y después del Milenio?
A. Antes del Milenio. Satanás engaña a las naciones. La expresión “…para que no engañase más a las naciones” (Apocalipsis 20:3) claramente implica que antes de ser atado las engañaba. A las naciones las engañaba antes de los “mil años”, pero fue atado para que no continuara engañándolas por el espacio de “mil años”.
B. Durante el Milenio. Satanás NO engaña a las naciones. “Lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones” (Apocalipsis 20:2-3).
C. Después del Milenio. De nuevo, Satanás engaña a las naciones. “Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones” (Apocalipsis 20:7-8).
D. Las revelaciones bíblicas sobre el Milenio no nos obligan a concluir que estas condiciones prevalezcan simultáneamente en todos los países durante el mismo periodo exacto de tiempo. Analizados los datos históricos, concluimos que el Milenio comienza en algunos países antes que en otros, pues no todos los países legislan libertad de culto en el mismo año, o siquiera en la misma década o siglo. Igualmente, al ir terminando el Milenio, pueda que el “poco de tiempo” se inicie en algunos países antes que en otros. Con todo, para todas las naciones enmarcadas por la profecía, el Milenio cae entre la primera época de persecución y la segunda época de persecución, definiéndose esta segunda como el “poco de tiempo”.
V. Tratándose del poder y la obra de Satanás en la tierra antes y después del Milenio, ¿qué significa “engañar a las naciones”?
A. “Nación. (Del lat. natĭo, -ōnis). f. Conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo gobierno. 2. Territorio de ese país. 3. Conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común.” (Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos)
B. Satanás engaña a las naciones mediante religiones falsas, filosofías huecas y las señales que se le permite hacer (Apocalipsis 13:5-7, 13-16; 2 Tesalonicenses 2:8-10). Engaña no solo al populacho en general sino también a las autoridades seculares, y a tal extremo que estas se tornan hostiles al verdadero Dios y su verdadero pueblo en la tierra, persiguiéndolos.
C. “Engañar a las naciones” no significa que Satanás logre corromper a todos y cada uno de los ciudadanos de todas las naciones en la tierra. De hecho, no engaña a las personas sabias y espirituales que siguen fielmente a Dios. Siendo cristianos de verdad, tales personas resisten tenazmente a Satanás, aun dando algunas de ellas sus vidas en martirio por la causa de Cristo y la fe que en él tienen. Durante la primera época de persecución, la que precede el Milenio, la iglesia verdadera existe en medio de las naciones engañadas. Contrario a la fatula doctrina de “no pasar la iglesia la gran tribulación”, la verdadera iglesia del Señor también está presente en la tierra durante el “poco de tiempo” cuando las naciones caigan de nuevo bajo el engaño satánico. Así pues, durante las dos épocas de “naciones engañadas y perseguidoras” la abrumadora mayoría del populacho, como además de las autoridades seculares, es engañada, pero el remanente que sigue fielmente al Cordero no es engañado.
VI. Durante el Milenio, Satanás no engaña a las naciones. ¿Qué es el sentido de “no engañase más a las naciones”? (Apocalipsis 20:3)
A. Que las autoridades seculares no pretenden imponer, forzosamente, en toda la ciudadanía, religión o filosofía alguna.
B. Que los oficiales de falsas religiones no ejercen dominio sobre las autoridades seculares, manipulándolas para su propio beneficio o usándolas como “brazo secular” para perseguir, torturar o matar a los adeptos de otras religiones.
C. Que las autoridades seculares no establecen una “religión de estado,” proscribiendo a todas las demás religiones, iglesias, cultos, etcétera.
D. Que las autoridades seculares garantizan libertad de culto.
VII. ¿Sigue el pecado en la tierra durante el Milenio?
A. Satanás está atado en el abismo, ¡pero no así todos sus “agentes”! Algunos siguen en la tierra durante el Milenio. Se trata de aquellos seres humanos que vivan durante el Milenio disfrutando de las libertades y los derechos personales concedidos por las autoridades seculares no engañadas, pero que no se conducen de acuerdo con la voluntad de Dios para la raza humana. Esclavizados al materialismo e impulsados por fuertes pasiones carnales, estos pecadores siguen fomentando la maldad en la tierra. Lo que no pueden hacer es perseguir, torturar o matar a los cristianos verdaderos, porque las autoridades seculares, liberadas de engaños satánicos, no se lo permiten.
B. Además, dondequiera que existan la madre iglesia apóstata, sectas cristianas y demás religiones no fundadas por Dios, también afloran, por inferencia necesaria, el error, el engaño y el pecado. Referidas religiones falsas permanecen en la tierra durante el Milenio (Ver la sección “VIII” abajo). Por lo tanto, el error, el engaño y el pecado también se hallan en la tierra durante el Milenio.
C. Las personas que nacen y viven durante el Milenio, ¿tienen libre albedrío de la manera que lo tenían los seres humanos de los tiempos anteriores al Milenio? En definitiva, lo tienen. Así pues, no componen una generación, o generaciones, de personas incapaces de pecar, perfectamente santas y salvas eternamente, sencillamente en virtud de haber nacido durante el Milenio. Dios no hace acepción de personas, ¿correcto? Por consiguiente, las personas que nacen y viven durante el Milenio han de ser probabas tal cual las de otros tiempos. Se ven en la necesidad de escoger entre el bien y el mal. Pero, no lo podrían hacer si el mal no estuviera presente. Por lo tanto, el mal está presente durante el Milenio. Sin embargo, hay un mal terrible que no está presente en las naciones liberadas de engaños satánicos, a saber, el de perseguir, torturar o matar a los cristianos verdaderos. ¡Gloria a Dios por tan preciosa bendición!
D. Ya que el pecado sigue en la tierra durante el Milenio, aun en este tiempo muy bendecido de libertad religiosa, la simiente de maldad permanece en corazones impíos. Una vez desarrolladas condiciones favorables, brota vigorosamente trayendo el fin del Milenio y el inicio del temible “poco de tiempo”. Para el entendimiento correcto del tema, nos conviene tener presente:
1. Que no es probable que el Milenio termine de repente, por ejemplo, en el lapso de unos minutos, como cuando bajan el telón en un teatro.
2. Que el “poco de tiempo” no entra casi en el mismo instante, como si levantaran de nuevo el telón y “¡He aquí: una nueva obra para el mundo, completamente distinta a la que acabamos de presenciar!”
3. Que, más bien, se proyectan muchos cambios de índole política-cultural-moral-espiritual no salubres para la humanidad, las que, fraguándose quizá poco a poco, desemboquen en el fin del Milenio. Semejantes cambios nocivos pueden tomar lugar precisamente porque el pecado sigue en la tierra durante el Milenio.
E. Suelto Satanás de nuevo después de “los mil años”, procede a engañar enseguida a las naciones, facilitando su obra el pecado que ha permanecido en la tierra durante todo el Milenio. Él no comienza su nueva obra después del Milenio en un mundo completamente libre de maldad, moralmente esterilizado, donde no se conozca ninguna clase de corrupción, habitado solo por personas perfectamente santas. Lejos de ello, corazones en armonía con el suyo aguardan su llegada.
VIII. ¿Cuáles entidades existen en la tierra durante el Milenio?
A. La madre iglesia apóstata (la Católica Romana y la Griega Ortodoxa, con las “hijas” de ambas, simbolizadas por “la gran ramera-gran ciudad-gran Babilonia, la madre de las rameras” –Apocalipsis 17) permanece en la tierra durante el Milenio, beneficiándose de la libertad de culto para reponerse, habiendo sido despojada en siglos anteriores por los “diez cuernos”. Esta entidad religiosa engañosa sigue promoviendo durante el Milenio el viejo paganismo, el cual disfraza, con todavía más astucia, bajo el manto de “cristianismo católico y apostólico no perseguidor”. Se sabe a ciencia cierta que esta entidad existe en la tierra durante el Milenio porque la misma no es destruida hasta la Segunda Venida de Cristo, y el Milenio precede, recalcamos, la Segunda Venida. Ella es representada en el Nuevo Testamento no solo como “la gran ramera” sino también como el “falso profeta” (Apocalipsis 19:20) y también como “el hombre de pecado” o “el hijo de perdición” (2 Tesalonicenses 2:1-12). Ahora bien, “el Señor MATARÁ con el espíritu de su boca, y DESTRUIRÁ con el RESPLANDOR de su VENIDA” al “inicuo” que representa al falso cristianismo (2 Tesalonicenses 2:8-10), y por consiguiente, indiscutiblemente, el cristianismo pervertido existe en la tierra durante el Milenio.
B. Las sectas cristianas, en su carácter de “hijas” de “la gran ramera”, como también otras religiones sin fundamento bíblico, permanecen en la tierra durante el Milenio, acogiéndose no pocas a la preciada libertad de culto para multiplicarse y extender su dominio.
C. La iglesia verdadera permanece en la tierra durante el Milenio, deleitándose en la libertad de culto impuesta por autoridades seculares liberadas de engaños satánicos. Gracias a esta preciosísima libertad religiosa, ella puede evangelizar libremente, proclamando el evangelio puro sin temer persecuciones.
D. Las “naciones” seculares-políticas siguen en la tierra durante el Milenio.
1. Se sabe que siguen en la tierra por la razón de que Satanás no puede engañarlas. Si no las puede engañar, se infiere que existen en la tierra. Esta deducción es necesaria e irrefutable. Definitivamente, las naciones seculares-políticas siguen en la tierra durante el Milenio.
2. ¿Qué clase de “naciones” siguen en la tierra durante el Milenio? Respuesta correcta: las seculares, incluso los “diez cuernos” (reinos, naciones) conquistados por Cristo (Apocalipsis 17:14).
a) Algunas naciones de las que siguen en la tierra durante el Milenio figuran entre las que fueron engañadas antes del Milenio, siendo también las que serán engañadas después del Milenio. “Secular” era la naturaleza esencial de las engañadas. Pues bien, no pierden esta naturaleza al ser vencidas por Cristo e introducirse en el periodo de “los mil años”. Siguen siendo seculares en su esencia fundamental, contrastada su naturaleza secular con la esencia fundamentalmente religiosa de “la gran ramera-falso profeta-hombre de pecado”.
b) La proyección de una “Teocracia Santa” en la tierra durante el Milenio carece completamente de apoyo bíblico. Ninguna profecía o enseñanza de la Biblia proyecta la unificación de las naciones existentes durante el Milenio en una “Teocracia Santa” global. Bajar Cristo del cielo para ocupar un trono material en Jerusalén desde donde ejerciera dominio sobre las naciones seculares de la tierra durante el Milenio es una fabricación escatológica de mentes que aún no comprenden verdades tan elementales como la que enseña la destrucción total del universo material al regresar Cristo “en el día del Señor” que “vendrá como ladrón en la noche”. Por otro lado, incorporar textos proféticos del Antiguo Testamento, cuyo cumplimiento se limitaba al pueblo de Israel, a las profecías sobre el Milenio no lo hace el estudioso inteligente de las Sagradas Escrituras. Lastimosamente, hoy día están de moda las interpretaciones proféticas sensacionalistas de escritores “cristianos”, pastores y evangelistas, quienes venden millones de libros, videos y discos compactos, haciéndose ricos a expensas de ingenuos que carecen del entendimiento de siquiera los fundamentos de la “doctrina de Cristo” (Hebreos 6:1-4), pero que sin embargo manifiestan una fascinación descomunal por profecías, señales, milagros y “misterios”. No entienden “bautizarse para perdón de los pecados” (Hechos 2:38), no habiendo obedecido el mandamiento tal cual enunciado por el Espíritu Santo, pero de “rapto secreto”, “dejado atrás”, “gran tribulación”, “reino milenario en la tierra después de la Segunda Venida de Cristo”, “señales del fin”, “Tercera Venida”, etcétera, ¡saben mucho! A lo menos, eso creen.
IX. ¿Está transcurriendo el Milenio en la actualidad (primera mitad del Siglo XXI)? En base de todas las consideraciones traídas y analizadas hasta el momento, el que escribe entiende que sí, que algunas naciones, particularmente las que existen en las áreas enfocadas por las profecías apocalípticas, están viviendo el tiempo del Milenio, siendo “las áreas” aludidas Europa, y por extensión de razas y culturas, el hemisferio occidental. En realidad, “libertad de culto” es un derecho disfrutado en gran parte del globo terráqueo. El pueblo legítimo de Dios, constituido según el Nuevo Testamento, pacífico y acatador de la ley civil, siempre y cuando esta no esté en conflicto con la “ley de Cristo” (1 Corintios 9:21), no es perseguido en la abrumadora mayoría de los países. De hecho, ¡jamás ha habido tiempos de libertad religiosa como los que vivimos!
A. No faltan quienes ponen en tela de juicio esta conclusión alegando que nuestros días son como los tiempos de Noé, antes del diluvio, o como los de Sodoma y Gomorra. Apelan a las estadísticas alarmantes sobre criminalidad, vicios (alcoholismo, drogadicción, prostitución, pornografía, apuestas), violencia doméstica, el número elevado de homosexuales y lesbianas, la perversión de valores morales, el materialismo rampante, la rebeldía de niños y jóvenes, etcétera. Aseguran que estos tiempos actuales (primera mitad del Siglo XXI) son los más malos de la historia humana y que Cristo está al punto de aparecer en juicio y venganza. Para colmo, con frecuencia se levanta algún líder religioso osadamente fijando alguna fecha específica para la Segunda Venida del Señor. Nuestra convicción es que ya estamos viviendo el Milenio, pero decir esto a gente de tal mentalidad es más o menos lo mismo que lanzarse, con pocas excepciones, contra un muro sólido de incredulidad, preconcepciones endurecidas, burlas y fanatismo impenetrable.
B. El cuadro tan lúgubre de los tiempos actuales que pintan no pocos lo encontramos exagerado, distorsionado y equivocado. Mientras sea cierto que la maldad abunda en nuestros tiempos, multiplicándose vertiginosamente y tomando formas espantosas, es igualmente cierto que no alcanza los niveles elevados de depravación habidos en otras épocas de la historia humana. Consideremos.
1. Pese a las plagas actuales de sensualismo, materialismo e ignorancia espiritual, decenas de millones de almas que aman a Dios, la verdad y el bien repudian a Satanás, viviendo en relativa santidad la mayor parte del tiempo. Contrastan notablemente varias épocas anteriores cuando las tinieblas densas de intensa maldad penetraban la inmensa mayoría de corazones e instituciones humanas, reducido a remanente minúsculo los seguidores verdaderos del único Dios verdadero.
2. Consideremos: aun en San Francisco, Los Ángeles, Las Vegas, Ciudad de México y Buenos Aires, ciudades infames por su espíritu libertino, y particularmente por perversiones sexuales, viven miles de creyentes cuya meta es poner en alto el nombre de Jesucristo, conduciéndose honradamente y denunciando con coraje el hedonismo típico del populacho entregado a las pasiones de la carne. En cambio, ¡no se hallaban en Sodoma y Gomorra ni siquiera diez almas sanas! (Génesis 18:32)
3. El conocedor de historia sabe que no sin razón se identifica la Edad Media como la Edad Oscura o del Oscurantismo, habiendo comprendido, aunque imperfectamente, que aquellos eran tiempos de masiva perversión moral, supersticiones a granel, ignorancia endémica, idolatría prolífica, fiera intolerancia y continua violencia. En tiempos modernos, es altísimo el número de personas liberadas de semejantes condiciones.
4. Colma la maldad de épocas anteriores al Milenio la persecución, tortura y muerte violenta de incontables seres humanos, condenados por la fe que profesaban en Dios y Cristo, y por querer seguir las enseñanzas puras de la Biblia. Tanto por autoridades religiosas engañadas por Satanás como por autoridades seculares igualmente engañadas. Semejantes males terribles no ocurren hoy por hoy, con relativamente pocas excepciones. En este contexto de persecución religiosa, tengamos cuidado de no confundir a los activistas de tiempos actuales que se amparen en “religión” para promover sus agendas políticas-sociales-económicas-culturales-raciales o escudarse de ataques contra sus personas, con almas inocentes y sinceras cuya meta principal es buscar de Dios y salvarse.
5. Definitivamente, nuestra época es mejor que los tiempos anteriores. Quien piense que esto no sea así, carece, diríase, del conocimiento de la historia necesario para emitir juicios inteligentes. Adolecen de perspectivas históricas correctas no pocos maestros, predicadores y evangelistas, y esta deficiencia los rinde incapaces de formular evaluaciones o interpretaciones sobre algunas materias, mal que rectifica solo el estudio asiduo de la historia, tarea que suelen rechazar mentes ociosas y voluntades indisciplinadas. ¿Cómo pretender evaluar acertadamente nuestros tiempos si desconocemos u obviamos lo que ha pasado en épocas anteriores? “Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría” (Eclesiastés 7:10). Tiempos “mejores que estos” que vivimos los ha habido, conforme a mi apreciación personal, pero también tiempos peores que estos, según el testimonio amplio de la historia.
C. Contra la identificación de nuestros tiempos como pertenecientes al Milenio se afirma que muchos cristianos de actualidad son perseguidos fuertemente, deduciéndose que no podemos estar viviendo el Milenio. Por ejemplo, Nina Shea escribió En el foso de los leones, (In the Lion´s Den, Broadman and Holman Publishers, Nashville, Tennessee, EEUU, 1997), obra en la cual recuenta ella casos de “persecuciones contra cristianos” en el presente. Para una apreciación objetiva de tales casos nos conviene esclarecer, de antemano, ciertas circunstancias y conceptos.
1. Al respecto, preguntamos: los presuntos “mártires cristianos” del presente, ¿se trata de cristianos de verdad?
a) En ciertas áreas del mundo, notablemente África y Asia, segmentos completos de las poblaciones autóctonas adoptan colectivamente algún credo, iglesia o movimiento “cristiano” particular. Según informes sobre este tipo de “conversión”, las motivaciones de los “convertidos” distan mucho de ser puramente bíblicas o espirituales, obedeciendo más bien a circunstancias económicas, políticas, raciales o sociales. En ocasiones, surgen conflictos violentos con otros grupos, tribus o razas aliados con diferentes creencias, desembocando en persecuciones, torturas y muertes. ¿Cualifican las víctimas como auténticos “mártires de Jesucristo”? Opinamos que no, pues la “persecución” que ocurre en estas circunstancias no es atribuible enteramente a una fe pura en Cristo, más bien causándola complejos conflictos sociales-culturales-políticos-religiosos.
(1) Supongamos que una tribu, clan o cultura en particular abrace colectivamente al catolicismo romano como su “religión oficial”. Luego, estos nuevos católicos romanos se enfrascan en trifulcas, motines y guerras con la población musulmán o pagano, muriendo algunos. ¿Deberíamos contar los muertos como genuinos “mártires de Jesús”? Sin duda, muchas personas, tanto seculares como religiosas, los clasificarían de “cristianos”, citando su caso como evidencia de “persecuciones actuales contra cristianos”. Pero, ¿son cristianos de verdad, según Dios y su Palabra? Conforme a nuestro entendimiento de las Sagradas Escrituras, no se trataría de cristianos genuinos, y por tanto, no los tendríamos por verdaderos “mártires de Jesucristo”. Más bien, los clasificaríamos con los musulmanes que se suicidan, o que son muertos, por su fe en el profeta Mahoma. Tanto estos como aquellos se hacen mártires de una religión no establecida o aprobada por Dios. ¿De qué les vale su “martirio”?
(2) En el país de Irlanda, durante décadas, católicos romanos por un lado, y protestantes por el otro, se perseguían y se mataban los unos a los otros, lográndose por fin una tregua tenue en el año 2006. Los muertos de ambos bandos, ¿deberíamos contarlos todos como “mártires de Jesucristo”? Más bien, son las víctimas de conflictos violentos entre partidos políticos encontrados, aliado cada partido con distintas “sectas cristianas” fundadas sobre tradiciones y mandamientos de hombres, no representando ni católicos ni protestantes el cristianismo puro del Siglo I. ¿No es esta la realidad? Así pues, el caso de los irlandeses no es válido como evidencia de “persecución contra el verdadero pueblo de Dios en tiempos modernos”.
b) “Cristiano de verdad” es aquella persona que confiesa a Cristo como Hijo de Dios y Salvador, se arrepiente de sus pecados, se bautiza por inmersión “para perdón de los pecados” (Hechos 2:38) y persevera en la “doctrina de los apóstoles” (Hechos 2:41-47), motivada por el deseo de reconciliarse para con Dios, ser perdonada y ser añadida a la iglesia por Cristo edificada. Muerto tal cristiano genuino por sus convicciones espirituales, se cataloga como verdadero “mártir de Jesucristo”. Los demás “creyentes”, pues Dios los juzgará conforme a su sabiduría y voluntad. Que los tales sean perseguidos o muertos no constituye prueba de “persecuciones actuales contra el verdadero pueblo de Dios”.
c) El verdadero cristiano, cuya motivación es espiritual y no material, cultural o social, ¿desafía o provoca a las autoridades políticas, policíacas o militares? ¿Se vale de su “cristianismo” para promover agendas materialistas? ¿Fomenta, bien sea clandestina o públicamente, revoluciones sociales-culturas-políticas? Entendemos que no lo hace, pues el reino de Dios “no es de este mundo… no es de aquí” (Juan 18:28). Pese a esta clara verdad divina que define la naturaleza elemental de la iglesia, no pocos creyentes, mayormente en países subdesarrollados, militan en iglesias, movimientos, organizaciones o causas “cristianas” cuya misión prioritaria es, decididamente, de índole primordialmente social, económica o aun política. Al sufrir persecuciones o martirio por su activismo esencialmente secular, ¿con qué justificación identificarlos como “cristianos perseguidos”? Ejemplo clásico de activistas religiosos de la categoría señalada son los partidarios del “evangelio de la liberación”. Portando estos el estandarte de Cristo, pelean con armas carnales para obtener las libertades terrenales que desean hacer suyas.
2. No afirmamos que todo país del tiempo presente esté viviendo el Milenio. Algunos garantizan plena libertad de culto; otros, a medias. Todavía otros, en particular, los países árabes, la deniegan rotundamente. Sea como sea, la tendencia general del presente es hacia cada más libertad religiosa en el mundo.
D. Lección y advertencia para el verdadero pueblo de Dios de actualidad. Durante el Milenio, la madre iglesia apóstata, algunas sectas cristianas (por ejemplo, testigos de Jehová, pentecostales, mormones, adventistas, bautistas) y otras religiones (musulmanes, Hari Krishna, etcétera), están beneficiándose grandemente de la libertad de culto concedida en el presente por la mayoría de los países. ¿Está aprovechándola al máximo el verdadero pueblo de Dios? Si no la aprovechamos más que nadie, ¡ay de nosotros! ¿Estamos siendo diligentes? ¿O acaso estamos ofuscados con los placeres y las riquezas del mundo, ocupados más en la construcción de planteles que en la evangelización, aprovechando toda oportunidad para entretenernos a nosotros mismos en vez de servir a la humanidad sufrida y desamparada? ¿Estamos gastando enormes recursos en debates estériles sobre “palabras”, controversias intestinas interminables y agotadoras sobre opiniones de hombres y conflictos personales entre “líderes”? El tiempo no se detiene en su marcha. Tarde o temprano, el Milenio de libertad para la iglesia llegará a su fin. Y, ¿qué habremos hecho durante el Milenio? ¡El tiempo oportuno para la iglesia del Señor es ahora! Se trata de este tiempo precioso de libertad religiosa. ¡Qué sepamos aprovecharlo al máximo!
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