Capítulo Nueve del Análisis

  “Las siete copas de oro, llenas

de la ira de Dios”

contienen

“Las siete plagas postreras”

Los Capítulos 15 y 16 de Apocalipsis

Acto 2 

Derramadas “las siete plagas postreras”

 


 

Las siete copas-plagas colocadas en la línea del tiempo
en un esquema, a manera de orientación que ayude a
entender el tiempo, más o menos, del cumplimiento
de cada una, relativo a otros eventos y
circunstancias profetizadas en Apocalipsis.

Favor de estudiar cuidadosamente el esquema antes de
leer el análisis de cada copa-plaga.

 


 

 

Observaciones preliminares

Encontramos evidente una secuencia de tiempo referente al derramamiento de las siete copas llenas de las siete plagas. Consideremos:

See the source imageSatanás, suelto del abismo al finalizarse los “mil años” (el Milenio) (Apocalipsis 20:1-10), comienza a manifestarse cada vez más agresivamente en los asuntos de la humanidad, mediante los hombres y mujeres voluntariamente a disposición de él, especialmente, aquellos en puestos de influencia y poder (gobernantes, educadores, jueces, trabajadores sociales, etcétera).

Así, entra el mundo en una etapa de transición entre los “mil años” de libertad religiosa y el peligroso “poco de tiempo”. Ver el esquema arriba.

Suelto más, y todavía más, humo del pozo… del abismo(Apocalipsis 9:2-3), poco a poco, o quizás aceleradamente, el mundo pasa del tiempo de transición a entrar de lleno en el “poco de tiempo”.

Ejemplo del humo del pozo… del abismo: las acciones y escritos de la profesora Carol Christine Fair, de la Universidad Georgetown. http://www.editoriallapaz.org/fin-del-tiempo-mundo-2-Carol-Fair-humo-abismo.html

Creciendo la oposición a Dios y su pueblo, como, además, a todos los dioses y diosas del mundo, con sus adoradores, aumenta grandemente el porcentaje de poderosos en todos los entornos de autoridad y actividades humanas y en todos los rangos de potestades, principados y gobernadores de las tinieblas, con sus “huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12).

Acosados duramente Dios, Jesucristo y los suyos en la tierra por las multitudes de humanos ateos y los sumamente pervertidos en su diario pensar y vivir, el Todopoderoso determina vaciar sobre ellos seis copas llenas de plagas, que serán las postreras, en un último intento de detenerlos, hacerlos recapacitar, arrepentirse y reconciliarse con él.

El resultado no es el deseado. Lejos de arrepentirse, los malos recalcitrantes y rebeldes prestan oído a los tres “espíritus de demonios”, que son “tres espíritus inmundos a manera de ranas”. Entre los rebeldes agresivos se destacan los gobernantes “de la tierra en todo el mundo”, los que se dejan engañar por las “señales” que a Satanás se le permite hacer (Apocalipsis 13:13-14). See the source image

Al extremo de unirse y juntarse a Satanás, quien, por medio de sus caudillos fornidos, violentos y poderosos entre los humanos corruptos de entendimiento y conducta, conduce a la gran multitud rebelde en toda la tierra al encontronazo final entre el bien y el mal “en el lugar que en hebreo se llama Armagedón. Ver el esquema arriba.

Ya no habiendo remedio, Dios manda a derramar la séptima copa-plaga sobre el gran ejército de humanos opositores, así poniendo fin a la raza humana en el planeta Tierra. También destruye completamente esta habitación material de los seres humanos a causa de la tanta corrupción sobre su superficie.

Postulamos que las primeras seis Copas-Plagas no se vacíen seguidamente, una tras la otra, sin ningún intervalo entre ellas.

Que, más bien, se vacíe una, luego, al tiempo, otra, y así sucesivamente.

Dejando Dios tiempo, después de cada una, para que los humanos rebeldes impactados consideren, reflexionen, analicen. Preguntándose: ¿por qué esta terrible plaga está azotándonos a nosotros y no a esa gente que sirve a su Dios? ¿He de reconocer la existencia y el poder de ese “Dios” que he venido repudiando? ¿Debo arrepentirme y reconciliarme con él?

A causa de la primera plaga, no pocos rebeldes sufren muchísimo, falleciendo algunos, tal vez gran número. Entonces cesa la primera.

Pasan unos días, unas semanas, unos meses, dos o tres años. Y, lejos de arrepentirse los sobrevivientes opuestos a Dios, ¡se tornan aún más endurecidos y depravados! A manera de los sobrevivientes de las “tres plagas” de la Sexta Trompeta (el Segundo Ay)

“Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar; y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos.” Apocalipsis 9:20-21.

Fíjese, por favor, en el esquema arriba. Entre la primera flecha a la izquierda y la próxima, un intervalo, su duración determinada por Dios, dando oportunidad a los últimos pecadores en la tierra para que se arrepientan.

Y así, sucesivamente, con las demás flechas que representan las Copas-Plagas de esta visión profética.

Cada intervalo evidencia la longanimidad de Dios para con los pecadores, en espera paciente de su arrepentimiento (Romanos 2:4).

Cada intervalo testifica al amor de Dios por las almas, aun las más lejos de él.

Cada intervalo testifica a su deseo ardiente de lograr que todos los hombres [genérico por “varones y mujeres”] sean SALVOS y vengan al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2:4).

Eliminando Dios a los pecadores impenitentes SOLO cuando ¡ya no haya REMEDIO!

Y para él, tan triste desenlace que se aísla en su templo en el cielo, no permitiendo que ningún ser se acerque a él. Apocalipsis 15:7-8.

A propósito, al lector, a la lectora, perspicaz, no le escapará el paralelo notable entre este cuadro y la secuencia de las diez plagas traídas por Dios sobre el Faraón y el pueblo egipcio.

 

II. “Las siete plagas postreras” derramadas.

A. La Primera Copa de ira (Primera Plaga) se describe de la manera siguiente: 

“Vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen (Apocalipsis 16:2).

1. Así que, terribles enfermedades a manera de epidemias se profetizan para los pecadores endurecidos de las postrimerías del “poco de tiempo”.

a) “…una úlcera maligna, es decir, cancerosa. 

“Maligno”: “Se aplica a las enfermedades peligrosas o graves. Específicamente, a los tumores cancerosos”.

Diccionario de uso del español, Tomo II, Página 318.

b) pestilente”, o sea, que pudre la carne, haciéndola apestar. 

“Se aplica a lo que huele muy mal.” “Pestilente” se deriva del vocablo “pestilencia”, la que significa “peste”, sinónima de “epidemia 

Diccionario de uso del español, Tomo II, Página 723.

See the source imagec) Esta plaga es similar a una que Jehová trajo sobre los egipcios (Éxodo 9:8-12). Habiendo Dios castigado con tal plaga a aquel pueblo endurecido, no es de extrañarse que aflija de la misma manera, o peor, a los pecadores igualmente endurecidos del final del “poco de tiempo”.

2. Las víctimas de esta plaga se identifican, en particular, como “los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen”.

La “bestia”, su “marca” y su “imagen”, ya las hemos identificado al analizar los textos apocalípticos relevantes, y también identificamos a “los hombres” que reciben “la marca de la bestia”. Recapitulando:

a) La segunda “bestia” de Apocalipsis 13 es el cristianismo apóstata, representado principalmente por los “dos cuernos” de “la bestia que subía de la tierra”, los que simbolizan la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Ortodoxa Griega, según la interpretación desarrollada en el Capítulo Seis de este Análisis.

www.editoriallapaz.org/apocalipsis_Capitulo6_contenido.htm

(1) Esta segunda “bestia” también se presenta en Apocalipsis como “la gran ramera… gran ciudad”.  

Ahora bien, ya hemos aprendido que los “los diez cuernos” (países, naciones, reinos), llegando a aborrecer a “la gran ramera”, la atacan, dejándola “desolada y desnuda” (Apocalipsis 17:16). Sin embargo, pese a la pérdida de gran parte de sus “tantas riquezas”, ella se las arregla para seguir adelante.

Continúa en la tierra durante el Milenio, despojada de la autoridad y los poderes que pretende tener sobre reyes, presidentes, cancilleres, primeros ministros, en fin, sobre todos los gobernantes seculares-políticos de toda la tierra.

Permanece durante el “poco de tiempo”, retratada en la visión de la Primera Plaga de las “siete plagas postreras”. Representada acertadamente por “los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen”.  

Por cierto, en el día de hoy (el siglo XXI), tiene una presencia muy fuerte en el mundo mediante “los hombres” y mujeres que tienen su “marca” y que la adoran.

(2) Simbolizada esta segunda “bestia-gran ramera-gran ciudad” también por el “falso profeta” de Apocalipsis 16:13 y 19:20, ella hace alianza, durante el “poco de tiempo”, con el “gran dragón escarlata” y la primera “bestia” (Apocalipsis 13:1-10), la que tiene “siete cabezas y diez cuernos”, para engañar de nuevo a las naciones.

See the source imageEste “falso profeta”, sinónimo del “hombre de pecado, el hijo de perdiciónaquel inicuo” del texto profético en 2 Tesalonicenses 2:1-12, permanece en la tierra hasta el fin del universo y del tiempo

 “Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida” (2 Tesalonicenses 2:8).

Por lo tanto, desde la aparición de la segunda “bestia” (Apocalipsis 13:11-18) hasta el fin del mundo nunca faltan en la tierra seres humanos que tengan “la marca de la bestia”. En la actualidad, cientos de millones la despliegan de una que otra forma.

b) La “imagen” de la “bestia” en Apocalipsis 15:2.

See the source image(1) Durante la Edad Media, y hasta el año 1806 d. C., la “imagen” de la “bestia” era, conforme a nuestra interpretación, el Sacro Imperio Romano, imperio secular-material-político casado, en fornicación espiritual-material, con la Segunda Bestia, con sus dos cuernos, uno en el Vaticano y el otro Constantinopla.

(2) Durante los “mil años” (el Milenio) de libertad religiosa, proyectados proféticamente en Apocalipsis 20:1-10, tiempo cuando las naciones seculares-materiales-políticas no estarán engañadas por la Segunda Bestia, la “imagen” de la Primera Bestia existe solo en los dogmas, ilusiones y agendas de la jerarquía católica romana.

(3) Durante el “poco de tiempo” entre el fin del Milenio y el fin del universo material-temporal, la “imagen” de la “bestia” se materializa de nuevo en la conglomeración de naciones engañadas que se unan bajo el estandarte de Satanás para pelear en la batalla de Armagedón. Apocalipsis 20:1-10

Estas naciones seculares-políticas engañadas y reunidas por Satanás para “la batalla de aquel gran día” (Apocalipsis 16:13-14) son representados en conjunto como el “octavo” rey (Apocalipsis 17:11), y como el “cuerno pequeño” visto por Daniel en sus visiones (Daniel 7:7-28).

Así que, de la manera que el “Convenio Diabólico” entre la religión falsa y el poder político engañado regía durante la Edad Media, asimismo volverá a tramarse durante el “poco de tiempo” que transcurre después de los “mil años” de libertad religiosa.

Cesada la Primera Plaga, le sigue, postulamos, un intervalo de gracia divina, esperando Dios, en su longanimidad admirable, que se arrepientan los pecadores. Frustrado en su propósito benigno, procede a tomar otra medida.

See the source imageB. La Segunda Copa de ira (la Segunda Plaga): el mar “se convirtió en sangre como de muerto; y murió todo ser vivo que había en el mar” (Apocalipsis 16:3).

De pronto, ¡otra plaga escalofriante en gran manera, llenando al espectador de temor y temblor, de premoniciones tenebrosas.

¡Las aguas saladas del vasto mar se convierten en sangre!

Verlas desde un avión, un helicóptero, mediante un dron, desde la Estación Espacial Internacional, cruceros, barcos de carga, barcos de pesca, las playas, las colinas, los montes y rascacielos cerca del mar. Se le aflojarían los músculos y huesos a cualquier ser humano en sus cabales sanos.

Para colmo, mueren todos los peces, mamíferos y crustáceos marinos. Muchos de sus cuerpos muertos se apilan en las playas. ¿Quién se atreve a acercarse? El hedor de la descomposición ¿quién lo soporta? Escenas como de películas de horror.

Este acontecimiento aterrador significa la pérdida tremendísima de alimento para la raza humana.

See the source image1. ¿Serán las aguas de todos los mares de la tierra convertidas en sangre literal en algún momento durante los últimos días agónicos de la creación material?

De hecho, esto mismo es lo que se afirma. Aunque “mar” es singular, los contextos tanto de la Segunda Trompeta como de la Segunda Plaga, de las siete, indican que se trata de los mares, plural, de todo el globo terráqueo, y no de un solo mar, por ejemplo, el Mar Mediterráneo.

Hasta qué medida las aguas marinas sean convertidas en sangre no se revela. Quizás no toda molécula sino solo lo suficiente para causar la muerte de “todo ser vivo que había en el mar”.

2. Esta plaga no la consideramos paralela con la Segunda Trompeta por las siguientes diferencias.

a) Al sonar la Segunda Trompeta, “la tercera parte del mar se convirtió en sangre y murió la tercera parte de los seres vivientes” (Apocalipsis 8:8-9). En cambio, al cumplirse la Segunda Plaga, ¡todo el mar se convierte en sangre “como de muerto” (oscura, coagulada) y muere “todo ser vivo” habido en él!

b) Además, la profecía de la Segunda Trompeta tiene su cumplimiento, conforme a la interpretación desarrollada, a lo menos en parte antes del “poco de tiempo”. En cambio, la Segunda Plaga pertenece a las “postreras” proyectadas para finales del “poco de tiempo”.

http://www.editoriallapaz.org/apocalipsis_trompeta_2.htm

Cesada la Segunda Plaga, le sigue, razonamos, otro intervalo de gracia divina. Dios, muy paciente, soportando y deseando que todos los hombres y mujeres se salven. Aun los que se burlen de él, habiendo decidido no creer en ningún dios, o todavía peor, adorar a los demonios y dejarse llevar por supersticiones.

Las aguas del mar se aclaran poco a poco. Suponiendo que muchos huevos de los seres marinos muertos no fueran destruidos por la plaga, nacerían cantidades de las distintas especies, y dentro de no tantos meses ya se podría pescar de nuevo, aunque en escala quizás muy limitada.

“¡Todo normal de nuevo!”, dicen las gentes carnales y materialistas, felicitándose y celebrando con bacanales.

Racionalizando todo en términos materiales como suelen hacer, añaden: “Ese fue un fenómeno descomunal de la multiplicación masiva de algas marinas rojas causada, probablemente, por el calentamiento, también sin precedentes, de las aguas oceánicas”.

Tal es la mentalidad de los humanos que viven como animales irracionales (Judas 1:10), del todo renuentes a pensar siquiera que pudiera tratarse de una “señal” de Dios, idea que no cabe en sus mentes animales. 1 Corintios 2:14

Frustrado de nuevo en su propósito benigno, el Señor Dios Todopoderoso procede a tomar otra medida en su empeño de lograr que al menos algunos pecadores se arrepientan.

C. La Tercera Copa-Plaga de ira (la Tercera Plaga):

“El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre. Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas. Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen. También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos.” Apocalipsis 16:4-7.

1. Tomamos nota de que esta plaga ocurre después del martirio de algunos cristianos durante la etapa del “poco de tiempo

El “ángel de las aguas” dice: “Por cuanto derramaron [tiempo pasado] la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen” (Apocalipsis 16:6).

2. Recordemos que, según la visión profética del Quinto Sello, el número de los mártires sería completado durante el “poco de tiempo” (Apocalipsis 6:11). Efectivamente, la visión de la Tercera Plaga ratifica el cumplimiento del Quinto Sello para “el poco de tiempo”. Los castigados por la Tercera Plaga ¡habían derramado la sangre de santos y profetas de la iglesia fiel a Cristo!

Entre los castigos para ellos, el de ver convertidas en sangre las aguas potables que solían tomar: aguas de ríos y fuentes. Fenómeno espantoso de verdad.

Entonces, al tener sed, ¡qué beber! Aparte de sus licores y jugos naturales. ¿Y una vez agotados estos? Pues, ¡aguas teñidas de sangre! ¡Qué repugnante! “…también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen.”

¿Cómo purificar aguas teñidas de sangre?

3. Dos ángeles defienden las acciones de Dios.

El ángel de las aguasdice:

Justo eres tú, oh Señor… porque has juzgado estas cosas. Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen.”

“…otroángel decía “desde el altar” [en el cielo]: “Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos.”

¿Por qué “justo”el Señor? ¿Por qué verdaderos y justos” sus “juicios” contra los hombres y mujeres vivos en la tierra para finales del “poco de tiempo”? ¡Tan terribles esas malditas plagas! Más bien, cruel e injusto sobremanera el Dios que las desata sobre los indefensos humanos.

¡Incorrecto!, responden los dos ángeles, argumentando que las víctimas de las plagas merecían el castigo de las plagas porque derramaron la sangre de santos y profetas de la verdadera iglesia de Dios.

Mientras siempre se justifiquen las víctimas, cualquier ser humano recto y de sano juicio bien sabe que los dos ángeles tienen toda la razón. Por la sencilla razón fundamental de que ningún humano tiene derecho de matar a otro. Matar a los buenos y justos ha de clasificarse como el colmo de las muchas atrocidades cometidas por seres humanos que son como animales irracionales.

Como los malos tiempos, en cualquier lugar del planeta y en cualquier temporada, no continúan sin parar, ¡tampoco continúan sin cesar las plagas!

De la manera que tiempos placenteros siguen las tempestades, asimismo siguen las plagas tiempos de gracia divina, dando lugar a reflexión inteligente, arrepentimiento sincero y reconciliación para salud espiritual y vida eterna en los lugares celestiales del Dios amoroso y misericordioso.

Así que, el cuadro pavoroso de:

“Un Dios tirano, siempre airado, amenazante, cruel e injusto; un Dios de truenos, relámpagos, venganza, fuego, tormentos y muerte”

…resulta ser una representación totalmente falsa del Dios verdadero y único.

Él es el Dios del arco iris (Génesis 9:12-17; Apocalipsis 4:3). El Dios de tiempos de gracia. De amor por todo el mundo (Juan 3:16). De paciencia y longanimidad. Hasta que ya no haya remedio (Romanos 2:4; 2 Crónicas 36:16).

4. En el tiempo de Moisés, Dios azotó a la tierra de Egipto con una plaga de sangre. Dijo al Faraón: 

“Golpearé... el agua que está en el río, y se convertirá en sangre. Y los peces que hay en el río morirán, y hederá el río, y los egipcios tendrán asco de beber el agua del río” (Éxodo 7:14-25).

Aquella plaga duró siete días.

Habiendo Jehová traído tal plaga sobre los egipcios, pueblo que rehusaba hacer su voluntad, ¿por qué no habría de hacer algo parecido en el caso de los pecadores empedernidos de los últimos días, los que le resisten terca y airadamente?

D. La Cuarta Copa de ira (la Cuarta Plaga): al sol le “fue dado quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el gran calor” (Apocalipsis 16:8-9).

1. Esta Cuarta Plaga no la encontramos paralela con la Cuarta Trompeta por las siguientes razones.

a) Al sonar la Cuarta Trompeta, se oscurece la tercera parte del sol, de la luna y de las estrelles. Opacados en una tercera parte, estos cuerpos celestiales alumbran menos. Opacado el sol en una tercera parte, su calor es menos.

b) En cambio, al derramarse la Cuarta Copa de ira, el efecto del sol en los hombres es mucho más directo y severo. Lejos de menguarse el calor del sol, ¡“los hombres se quemaron con el gran calor”!

2. ¿Cómo será implementada esta Cuarta Plaga?

a) En la actualidad, ¿no es discutido mucho el asunto del “calentamiento global”? Muchos científicos aseguran que está incrementándose poco a poco el promedio de la temperatura de la tierra en todo el mundo. En algunos lugares, los glaciares se están desapareciendo. También, se reduce la expansión de la capa del hielo que cubre el Polo Norte.

b) Además, no pocos hombres de ciencia advierten el gran peligro que representa la disminución de la capa de ozono, condición que expone al ser humano a más radiación solar, la que causa cánceres de la piel.

c) Al empeorarse considerablemente estas condiciones, ¿no se quemarían los hombres, literalmente, “con el gran calor” del sol?

d) Los cosmólogos nos informan que el sol mismo siempre está fluctuando en intensidad. ¿Qué tal si de repente aumentara descomunalmente su calor? ¡El resultado para la tierra y sus habitantes sería sumamente desastroso!

¿No es la Divinidad capaz de hacer que aumente grandemente el calor del sol?

E. La Quinta Copa de ira (la Quinta Plaga): “El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas” (Apocalipsis 16:10).

1. “…sobre el trono de la bestia.”

a) “…el trono...” Es decir, sobre el centro de mando. Quizsá la capital del reino de “la bestia”. O el lugar, cualquiera que sea, donde se concentre el poder del reino de “la bestia”; donde la mayoría de los poderosos del reino ejerza su función.

b) “…la bestia...”

(1) Se trata del ser simbólico que representa, en términos generales, a todo gobierno engañado por Satanás y confabulado con religiones o filosofías falsas y ruinas.

(2) Conforme al contexto de estas “siete plagas postreras” y la consumación de la ira de Dios, esta “bestia” sería su manifestación como el octavo rey, siendo este, a su vez, lo mismo que el “cuerno pequeño”.

O sea, está en las miras el conjunto de poderes seculares-materiales-políticos que se levantarán durante el “poco de tiempo” en oposición acérrima a Dios y su pueblo.

2. “…su reino se cubrió de tinieblas.”

a) ¿Son literales estas “tinieblas”? Por cierto, no faltan razones para interpretarlas como literales. Consideremos:

(1) Jehová trajo sobre el obstinado pueblo de Egipto una plaga de “densas tinieblas”, tan densas que “ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días” (Éxodo 10:21-25). Así que, ¡tinieblas literales! Como en una cueva bien adentro, sin una centella de luz. Tan oscuro que no se ve ni siquiera la mano frente a la cara.

(2) Por el espacio de tres horas, “hubo tinieblas sobre toda la tierra” de los judíos en el día cuando fue crucificado el Señor Jesucristo (Lucas 23:44-45). De nuevo, se trata de un fenómeno de ¡densas tinieblas literales!

(3) Dados estos casos, ¿ha de considerarse cosa extraña que Dios, al consumar su ira en los durísimos pecadores impenitentes de los últimos días, traiga sobre ellos una plaga literal de “tinieblas” literales?

b) ¿Tinieblas materiales o tinieblas retóricas? 

Inherentemente, el reino de “la bestia” es un reino de tinieblas espirituales y morales.

Por naturaleza, su reino está cubierto día y noche de este tipo de “tinieblas”, en sentido retórico.

Los seres humanos poderosos representados por “la bestia” viven en medio de “tinieblas” espirituales y morales, recreándose en medio de ellas. Aman “más las tinieblas que la luz” (Juan 3:19).

Durante los últimos días del “poco de tiempo”, las “tinieblas” de esta misma índole alcanzan una densidad espantosa. Por tanto, razonamos que no es preciso que Dios traiga una plaga de “tinieblas” espirituales y morales sobre aquella última generación, pues ¡ella se la trae sobre sí misma por sus propias pensamientos malos y acciones pecaminosas! 

Por cierto, los integrantes de aquella última generación son de la noche, perteneciendo a las tinieblas espirituales y morales de maldad (1 Tesalonicenses 5:4-8).

Estas consideraciones nos persuaden a concluir que ha de entenderse como material la plaga de “tinieblas” que traerá Dios sobre la humanidad en algún momento futuro, cercano al Segundo Advenimiento de Cristo.

3. Referente a la duración de estas cinco plagas, no es preciso asumir que, una vez iniciadas, continúen hasta el momento de la destrucción total de la tierra.

Recordemos que las plagas traídas sobre Egipto duraron, cada una, por un tiempo determinado –horas, o días, y no meses ni años- y luego cesaron.

Opinamos que lo mismo suceda en el caso de “las plagas postreras”. Es, pues, posible que duren poco tiempo, quizá horas, quizá unos días, semanas o meses.

Comoquiera que sea, su efecto será desastroso, teniendo, probablemente, repercusiones que se hagan sentir hasta el fin del universo y del tiempo.

F. La Sexta Copa de ira (la Sexta Plaga). Apocalipsis 16:12-16.

La interpretación de la Sexta Plaga se presenta en:

La Parte 2 del Capítulo Dos de este Análisis. “Tres espíritus inmundos a manera de ranas… van a los reyes de la tierra en todo el mundo, engañándolos. Se trata de todos los gobernantes de todas las naciones y reinos seculares-materiales-políticos.

http://www.editoriallapaz.org/apocalipsis_2_2.htm

Y en la Parte 3 del Capítulo Dos. Las naciones seculares-políticas engañadas se reúnen en Armagedón para la batalla final contra Dios y los cristianos.

http://www.editoriallapaz.org/apocalipsis_2_3.htm

G. La Séptima Copa de ira (la Séptima Plaga). Apocalipsis 16:17-21. La interpretación de la Séptima Plaga también se encuentra en el Capítulo Dos. 

“…un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra.

http://www.editoriallapaz.org/apocalipsis_2_4.htm

III. Reacciones de los pecadores empedernidos a las plagas de los últimos días: 

“…y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloriamordían de dolor sus lenguas, y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras” (Apocalipsis 16:9-11).

A. Qué conste: quien “tiene poder sobre estas plagas” es Dios, y no Satanás.

“…blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas…” (Apocalipsis 16:9). ¿Quién tiene “poder sobre estas plagas”? Reiteramos: el propio Dios.

Mas, ¿no se encierra Dios mismo en su templo en el cielo durante el derramamiento de “las siete plagas postreras”?

De cierto, esto es lo que se revela en Apocalipsis 15:5. La aparente contradicción desaparece cuando tomamos en cuenta el hecho de que Dios delega a su Hijo, como también a sus ángeles, la ejecución de muchas obras profetizadas en Apocalipsis.

B. ¿Por qué trae el Señor Todopoderoso estas terribles plagas sobre los pecadores vivos durante los últimos días de la tierra?

No lo hace arbitraria o maliciosamente sino con el propósito constructivo de hacer que se arrepientan y le glorifiquen.

Su intención positiva es implícita en la expresión “…y no se arrepintieron para darle gloria.

Obviamente ¡Dios quiere que se arrepientan! No quiere destruirlos.

Lastimosamente, no se arrepienten, y, por ende, no dan gloria a Dios. Al contrario, ¡blasfeman!

C. “…blasfemaron el nombre de Dios…” 

Recalcamos: no se arrepienten.

Este es el mismo cuadro que de ellos se pinta en otros textos apocalípticos, en los que se describe la contumaz rebeldía y obstinación aferrada de los pecadores de los últimos días del mundo (Apocalipsis 9:20-21; 16:21).  

Mas, sin embargo, en el momento culminante de la consumación de la ira de Dios, cuando se manifieste su poder irresistible mediante “un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra” (Apocalipsis 16:18), etcétera, y cuando aparezca el jinete del caballo blanco con los ejércitos celestiales (Apocalipsis 19:11-21), algunos de estos fuertes pecadores se llenan de terror y ¡confiesan el nombre de Dios, dándole gloria sí!(Apocalipsis 6:15-17; 11:13)

Tristemente, para ellos, la gracia y la misericordia de Dios se acabaron.

Tardaron demasiado en reconocer su grandeza y poder. Lo incitaron a derramar las Siete Copas de ira y “no hubo ya remedio” (2 Crónicas 36:16) para ellos, ni para la tierra dañada por sus obras.

D. Muerden “…de dolor sus lenguas.

1. Tan intensa es la angustia causada por la podredumbre de las aguas y la densidad de las “tinieblas”, tan intenso el dolor causado por las úlceras malignas y el calor del sol, que estos pecadores pierden el dominio de su mente y cuerpo, mordiendo sus lenguas, acción indicativa de insoportable agonía, bien sea física o emocional, o en amos aspectos.

2. No es de sorprenderse que fuertes plagas literales hagan morder “de dolor sus lenguas” a las víctimas de ellas.

Sin embargo, tal no es el efecto de “plagas”, en sentido retórico, de maldad, superstición o ignorancia moral y espiritual en los pecadores impenitentes, pues estos suelen deleitarse en medio de semejantes “plagas”, no teniéndolas ellos por plagas sino recreándose grandemente en medio de su ignorancia y depravaciones de toda suerte.

He aquí otra razón para interpretar como materiales las “plagas postreras”.

 


 

Contenido completo del Capítulo Nueve

 

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