Conducta moral, sexualidad, modas, vicios, gangas, pornografía.

El velo y otras vestimentas en las culturas de Grecia y Roma. Lista,
con enlaces, de estudios a fondo en esta Web.

 

¿Velo, mantilla,

pañuelo de cabeza,

cubierta cualquiera

o nada sobre la cabeza?

 

 

 

           

 

 

Izquierda. Livia (50 a. C.; 29 d. C.), esposa del emperador Augusto, luce un velo. No cubrían la cara los velos usados por mujeres griegas y romanas en los tiempos del apóstol Pablo. La escultura (original en Madrid) data del siglo I de Roma, encontrándose en el Museo de la Civilización Romana. Crédito: Barbara McManus. 1982.

Centro. La moneda trae una imagen de Livia, vistiendo ella un velo con una "estephane", o sea, un tipo de banda para la cabeza, de metal, siendo su configuración la de arco, más alto en el centro que en ambos lados, extendiéndose detrás de los oídos.

Derecha. El emperador romano Augusto, con Julia (o Livia) y Gaius Caesar, usando velo cada uno, hacen sacrificios sobre un altar. La obra data desde fines del siglo I a. C.

 

 

¿Ha de usar la dama cristiana de actualidad

alguna prenda de este tipo sobre su cabeza?

Análisis de 1 Corintios 11:3-5

 

Las instrucciones del Espíritu Santo en 1 Corintios 11:3-16 sobre cómo debe ataviarse la mujer cristiana de tal manera que su presencia y actividades en las reuniones de la iglesia sean aprobadas por Dios han provocado no pocas controversias entre algunos seguidores de Cristo, las que han desembocado en debates acalorados y aun divisiones en algunos lugares.

Por una parte, se encuentran quienes afirman enérgicamente que la prenda tema del pasaje es un pañuelo, o mantilla, para la cabeza, mientras otros aseguran que se trata de cualquier cosa que cubra la cabeza, bien sea sombrero, pañuelo, trozo de tela de cualquier forma o textura, hasta una hoja de papel o un libro, por ejemplo, la Biblia o un himnario.

Este segundo grupo acostumbra exigir que toda mujer convertida a Cristo en el tiempo presente cubra la cabeza al efectuarse al menos actos de adoración como, por ejemplo, orar.

Por otra parte, muchos cristianos sostienen enfáticamente que la prenda en cuestión es el velo, tira larga de tela opaca que usaban las damas de varios países del siglo I para cubrir su cabeza, aunque fuera solo parcialmente.

Los proponentes de esta interpretación afirman que el uso de este tipo de velo era una costumbre de índole social, con matices morales, seguida en algunas culturas de antigüedad.

Plantean que esta costumbre no es rasgo de las culturas occidentales actuales y que, por consiguiente, la mujer que se desenvuelve en estas culturas no está en el deber de practicarla.

¿Cuál interpretación sería la correcta?

Deseando fervientemente que todos los cristianos hablemos "una misma cosa"(1 Corintios 1:10), evitando dañinas desavenencias y vergonzosas divisiones, respetuosamente presentamos la siguiente exposición de este controvertido pasaje, orando que la misma nos conduzca a una sola conclusión lógica y bíblica. 

 

 

Trasfondo del texto

El uso del velo en el siglo I de la Era Cristiana

 

Para el análisis imparcial de 1 Corintios 11:3-16, es preciso tener presente que Cristo y los apóstoles encontraron la costumbre del velo ya firmemente establecida, tanto entre los griegos y romanos como entre los judíos del siglo I.

En definitiva, el Señor Jesucristo no introdujo al mundo la práctica de cubrirse la mujer su cabeza con el velo. Ni tampoco la inventaron los apóstoles o la iglesia primitiva.

La tradición del velo existía mucho tiempo antes del nacimiento de Cristo y el establecimiento de la iglesia en Jerusalén, en el año 30 d. C. (Hechos 2). Respaldan este hecho abundancia de evidencias. A continuación, presentamos unas pocas.

1. Año 190 a. C. Sulpicius Gallus divorcia a su esposa por circular públicamente sin velo.  “Escribiendo en el tiempo de Tiberio [emperador romano del 22 al 37 d. C.], Valerius Maximus registra ‘la espantosa severidad marital de Sulpicius Gallus’, c. 190 a. C., quien divorció a su esposa al enterarse que ‘ella había circulado públicamente sin el velo’. Justificó sus acciones de la manera siguiente: 

‘En cuanto a tener aprobada su belleza, la ley le limita a presentarse solo ante mis ojos. Para ellos, reúna sus herramientas de belleza; para ellos, póngase lo más bella posible; confíe en su familiaridad más íntima. Cualquier otra mirada que atraiga usted, provocada por incitación injustificada, ha de estar atascada en sospecha e incriminación’.” 

A la izquierda, una mujer romana sin velo.

(Esposas romanas, viudas romanas: emerge la mujer nueva, y las comunidades paulinas, por Bruce W. Winter, Director of the Institute for Early Christianity in the Graeco-Roman World. Derechos reservados. William B. Eerdmans Publishing Co. www.eerdmans.com Edición Kindle. Locations 561 – 575)

2. Testimonio del griego Plutarco, nacido 46 o 50 d. C., fallecido en el 120 d. C. Mestrio Plutarco (Πλούταρχος Ploútarkhos, Queronea, hoy desaparecida, actual Greca, h. 46 o 50 - id., h. 120) fue un historiador, biógrafo y ensayista griego.” (www.wikipedia.org Artículo Plutarco)  

Escribe:

"Por lo regular, las mujeres, al salir de sus hogares, se ponen el velo(Citado en obras por Grotius, Wetstein y Delling). 

Añadió que la mujer que apareciera en público sin el velo cometía un acto de bravata.

Bravata  f. Amenaza proferida con arrogancia para intimidar a alguno. Baladronada, fanfarronería”. 

(Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L. www.es.thefreedictionary.com)

O sea, en el Imperio Romano, se tenía por “arrogante, amenazante y peligrosa” la mujer que rehusara ponerse el velo, pues la tal mujer violaba las directrices establecidas para el orden social y moral, atentando, efectivamente, contra las normas tenidas por aceptables y la cultura que el estado deseaba conservar y promover.

3. El testimonio del romano Valerio Máximo. Vivió durante el siglo I. “Publio Valerio Máximo (s l a. C.-s. l), escritor romano. Su obra capital son los nueve libros Factorum et dictorum memorabilium (Hechos y dichos memorables), dedicados al emperador Tiberio. Fue escrita en Roma en el año 31 y su fin era ensalzar una serie establecida de virtudes romanas por medio de anécdotas y relatos tradicionales o extraídos de historiadores y filósofos.” 

(www.wikipedia.org Artículo Valerio Máximo)  

Valerio Máximo apuntó que muchos divorcios de aquel tiempo fueron causados por mujeres casadas que salían sin el velo.

4. En la mitología griega, Helena se pone el velo para presentarse ante el dios París. 

5. Según el código civil de Asiria Media, toda mujer que no fuera ramera debía usar el velo 

("Textos anti­guos del cercano oriente”, J. B. Pritchard, Página 183). En la fotografía de una estatua, una dama romana joven cuyo velo cubre una parte de la cabeza y el hombre derecho.

6. El Sr. G. Authenrieth, en su Diccionario de Homero, recopila dibujos del tiempo de aquel famoso poeta griego, donde las mujeres griegas aparecen con el velo puesto.

 

 

El velo: ¿un pañuelo de cabeza, un paño
o cosa cualquiera que tape?

¿De qué tipo de prenda se trata en 1 Corintios 11:3-16?

 

El estudioso que lee atentamente toda esta porción bíblica se da cuenta de que el vocablo "cubierta", como sustantivo femenino, no aparece en el texto. Tal cual aparecen en el texto, "cubierta" (1 Corintios 11:4) y "descubierta" (1 Corintios 11.5) son participios pasados del verbo “cubrir”.

"…descubierta" (1 Corintios 11:5) es la traducción de la palabra akatakaluptw (hacatacalupto). Los traductores de la versión Reina Valera traducen katakalupsqw  como "se cubre" (1 Corintios 11:6)katakaluptasqai como "cubrirse" (1 Corintios 11:7). Etimológicamente, es evidente que estos vocablos griegos se derivan de la misma raíz, pues, aunque el lector no sea erudito en idiomas antiguos, con tan solo mirar y compararlos salta a la vista su similitud.

El renombrado lexicógrafo Joseph Henry Thayer define el vocablo kataluptw  de la siguiente mantera: "ocultar, ponerse el velo o arroparse" (Greek-English Lexicon of the New Testamento, American Book Company, Página 331).

Los lexicógrafos Arndt y Gingrich explican que la palabra kataluptw significa "encubrir, esconder, ocultar" (Página 402 de su obra).

Kata, prefijo del verbo sencillo kaluptw, el cual significa “cubrir u ocultar”, según Joseph Thayer (Página 323), conlleva la idea de "poner debajo""tapar""esconder" o "encubrir", según el mismo lexicógrafo Thayer (Página 329).

Ahora bien, el verbo sencillo kaluptw  no es el que se encuentra en los versículos que estamos escrutando sino el verbo compuesto katakaluptw. Escogiendo el apóstol Pablo, por el Espíritu, este verbo en particular, sus lectores de aquel tiempo entenderían perfectamente, sin duda o incertidumbre cualquiera, que se trataba del velo usado comúnmente en el Imperio Romano, perteneciendo Grecia, con su ciudad portuaria famosa de Corinto, al Imperio en aquel tiempo del siglo I.

Las damas casadas de aquellos lugares y tiempos usaban el velo, y no una prenda cualquiera que tapara un poco la cabeza. Kalumma es el griego para “velo”; katakaluptw  significa ponerse el velo o cubrirse con el velo. Pensamos que la semejanza de las palabras en el original sea bastante obvia, aun para el que no tenga conocimiento del idioma griego. Kalumma-velo. Kaluptw -"ocultar, ponerse el velo o arroparse".

Cotejados y analizados estos datos históricos y lingüísticos, ¿no le parece evidente, necesaria y correcta la siguiente conclusión? El VELO utilizado por las mujeres casadas castas de aquellas culturas del siglo I, incluso en Corinto, es la ÚNICA PRENDA tema de 1 Corintios 11:3-16.

Esta verdad es importantísima para el entendimiento correcto del pasaje.

Complicar y ofuscar su interpretación por medio de pretender que el tema sea alguna "cubierta" que no fuese el velo de aquellos tiempos y confines sería violentar las reglas básicas de la exégesis sana y objetiva, cosa que no hace jamás el estudioso que valúa la verdad sobre cualquier otra consideración.

Recalcamos y enfatizamos: la prenda aludida en el pasaje es el velo, y no un pañuelo para la cabeza, mantilla, sombrero o cualquier otro objeto material que tapara, aunque siquiera un poquitito, la cabeza.

Al escribir el apóstol Pablo estas instrucciones para la iglesia en Corinto, el velo comúnmente usado en aquel tiempo fue el único objeto que él visualizaba en su mente.

Aquel velo de verdad que realmente ocultaba, tapando la cabeza y la parte trasera del cuello.

Aquel velo de verdad que, para aquellas culturas, era señal inconfundible y necesaria, en las mujeres casadas, de modestia, pureza moral y respeto para el esposo.

De hecho, si queremos entender cabalmente lo que escribió el apóstol Pablo, nos conviene trasladarnos mentalmente a su época, viendo las mujeres como él las veía en el contexto de la sociedad y cultura que las rodeaban. Haciéndolo, comprendemos que el Espíritu Santo no estaba introduciendo a la iglesia, a través del apóstol Pablo, una nueva moda, modalidad o práctica que siguieran, única y exclusivamente, las mujeres convertidas a Cristo, sino más bien estaba enfrentándose a una tradición antigua ya arraigada en prácticamente toda la población.

Tradición social, cultural, moral y aun religiosa determinante para la reputación moral de la mujer casada, bien fuera gentil, judía o cristiana

Pues bien, enfocando particularmente la importante ciudad portuaria cosmopolita de Corinto, entendemos que la mujer casada, ciudadana de aquella ciudad, al salir de su hogar para ir a cualquier otro lugar, debía vestir el velo. La que rehusara ponérselo gran porción de la los observadores la tendrían por atrevida, sublevada contra la sociedad, inmoral.

Dadas estas circunstancias, las mujeres de Corinto que se convirtieron a Cristo también debían ponerse el velo al salir para las reuniones de la iglesia y participar en el culto o demás actividades de la comunidad cristiana. La que no lo hiciera mucha gente la tildaría de “rebelde, su pudor, sin recato, sin respeto”.

Cierto era que en el evangelio predicado en el siglo I incluía buenas nuevas sobre “libertad en Cristo”, pero esta libertad no eximía a la mujer cristiana del deber de cumplir con una tradición cuya violación mancharía gravemente su testimonio, y, por ende, el buen nombre de la iglesia. 

 

Definición de “velo” encontrada

en un diccionario moderno

 

“Velo. (Del lat. velum). m.  Cortina o tela que cubre algo. 2. Prenda del traje femenino de calle, hecha de tul, gasa u otra tela delgada de seda o algodón, y con la cual solían cubrirse las mujeres la cabeza, el cuello y a veces el rostro. 3. Trozo de tul, gasa, etc., con que se guarnecen y adornan algunas mantillas por la parte superior. 4. Velo de uno u otro color que, sujeto por delante al sombrero, cubriendo el rostro, solían llevar las señoras” 

 

(Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2003. © 1993-2002 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos).

 

 


 

Proceder a la exposición de 1 Corintios 11:3-5 .

Conducta moral, sexualidad, modas, vicios, gangas, pornografía.

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