Mente y espíritu. Salud mental y espiritual. Más de sesenta y cinco artículos, mensajes e intercambios en esta Web.

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Dos hombres, dos mujeres, dos jóvenes y un cuerpo espiritual –todos tan saludables y fuertes que cumplen su propósito hasta el fin. Primer mensaje de la serie de tres cuyo tema general es ¡Cristiano tan fuerte que vence hasta el fin! ¡Congregación igualmente fuerte!

Mente sana y fuerte. Corazón sumiso. Segundo mensaje de la serie de tres cuyo tema general es ¡Cristiano tan fuerte que vence hasta el fin! ¡Congregación igualmente fuerte!

Espíritu presente y al mando. La versión en AUDIO de este mensaje.

 

Espíritu presente y al mando

 

Esta gráfica abstracta de una figura humana envuelta en rayos ondulantes de luces de distintos colores, todo contra un trasfondo de negro denso, ilustra el mensaje Espíritu presente y al mando, en editoriallapaz.

Esta gráfica abstracta de una figura humana envuelta en rayos ondulantes de luces de distintos colores, todo contra un trasfondo de negro denso, ilustra el concepto de “El espíritu presente y al mando”, tema de este mensaje.

 

Tercer mensaje de tres sobre el tema general…

¡Cristiano tan fuerte que vence hasta el fin!

¡Congregación igualmente fuerte!

 

I. Introducción.

A invitación de los tres ancianos (obispos) y tres diáconos, y por la gracia de Dios, este servidor está en pie delante de tan bella asamblea de santos y amigos, con la encomienda de presentar el tercer mensaje de esta serie. Mi oración ferviente es poder cumplirla responsablemente para que comprobemos aún más “cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”, renovando nuestro entendimiento y transformando todo nuestro ser a fin de que sea más como él de Jesucristo (Romanos 12:2). “…buena voluntad” es la que tiene el Padre Dios hacia nosotros los humanos, amándonos y deseando que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4). ¡Qué hermoso! ¡Dios es hermoso en todo su poder, gloria y amor! ¡Quiere obsequiarnos lo agradable y perfecto ahora y siempre! ¿Lo quiere recibir usted? ¡Yo también!

Amados hermanos y amigos, cordialmente les invito a examinar conmigo el tema para hoy: El espíritu presente y al mando.

II. El espíritu presente… o no presente.

A. Al decir “espíritu”, me refiero no al Espíritu Santo, ni al espíritu de algún muerto revoloteando por ahí –según creen algunos; yo, NO. ¿Y usted?- sino al espíritu engendrado por “el Padre de los espíritus”en cada ser humano. “Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?” (Hebreos 12:9). Los “padres terrenales” engendran cuerpos físicos terrenales, pero no engendran seres espirituales. “Dios es espíritu”, apunta Jesús para la mujer samaritana (Juan 4:24), y él se hace “Padre de los espíritus” al engendrar en cada cuerpo humano un ser espiritual. De manera que, contextualmente, “los espíritus”de los que Dios es el “Padre”, no son ángeles, ni cualquier otra categoría de espíritus, sino los espíritus engendrados en cuerpos humanos.

Ahora bien, Dios es santo(1 Pedro 1:16), y lo que proviene de él, de sus entrañas, para así expresarlo metafóricamente, no puede ser algún ser que no sea “santo”. Él no engendra a demonios, ni tampoco a espíritus manchados desde su comienzo por pecados. Entre estos pecados figura necesariamente el llamado “pecado original” cometido por Adán y Eva. Esta argumentación la apoya el Espíritu Santo, a través del profeta Ezequiel, al decir: “El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo” (Ezequiel 18:20). Así que, amado oyente, su espíritu vino puro y santo del Padre Celestial Santo. Esto no solo es lógico sino también reconfortante. Nuestro Dios no engendra a seres ya culpables y condenados sino puros y santos.

Desarrollándose normalmente desde su infancia, usted pasa por distintas fases encaminadas hacia la madurez. Entonces, al iniciarse y florecer en usted el innato sentido del bien y del mal, capacitándole para distinguir responsablemente entre estos dos polos morales opuestos, su espíritu venido de Dios comenzó a manifestarse, inclinándole, instándole, empujándole, mediante la conciencia, el sentido natural de lo correcto y el impulso del deber, a ser verdaderamente “imagen y semejanza de Dios”. O sea, su espíritu venido de Dios empezó a decir: “¡PRESENTE! ¡PRESENTE! ¡Estoy aquí! ¡Hazme caso!”

Pero, su cuerpo físico que había gozado de prioridad hasta el momento, empezó a clamar también, con todavía más insistencia: “¡Estoy aquí! ¡Hazme caso! ¡Estoy PRESENTE! Tengo deseos cada vez más fuertes. ¡No quiero quedarme frustrado!” Lo impulsan las hormonas que fluyen abundantemente, comenzando a principios de la adolescencia. Y, amados –me dirijo especialmente a la juventud- si el espíritu venido de Dios se calla, el cuerpo físico con sus pasiones carnales saldrá con lo suyo, buscando, hasta locamente, satisfacer sus apetitos en la desenfrenada carrera de experimentar placeres de todo tipo, incluso, los más innaturales y depravados. Estará “viviendo la vida loca” de las masas que van por el mismo camino ancho.

“El que se calla, otorga.” Ciertamente, ¡el espíritu venido de Dios que se calla, otorga las riendas de la vida al cuerpo carnal! Con desastrosas consecuencias para ambos, tanto en esta existencia terrenal como en la futura espiritual.

Querido amigo, amiga, hermano, hermana, ¿está realmente “presente” su espíritu venido de Dios? ¿Con fuerte presencia en sus desenvolvimientos diarios? ¿Desde el amanecer y hasta la hora de dormir, y aun en sus sueños?

 

En esta obra artística abstracta vemos a una cabeza humana con la parte superior del cráneo removida y desde adentro salen o entran rayos de luz, mientras luces nebulosas ondulan alrededor de la cabeza y se despliegan datos computarizados en pantallas en ambos lados del cuadro.

En esta obra artística abstracta vemos a una cabeza humana con la parte superior del cráneo removida y desde adentro salen o entran rayos de luz, mientras luces nebulosas ondulan alrededor de la cabeza. Datos y gráficas computarizados aparecen y se deslizan vertiginosamente alrededor de la figura. ¿Cuán fuerte o débil es el espíritu humano que recibe y procesa tantísima imágenes y data en esta “Edad informática”?

 

B. El espíritu débil o ausente. Bueno, seguramente estas últimas tres preguntas habrán sido algo prematuras. Más bien, me convendría preguntar: ¿Cree usted en la existencia de espíritu venido de Dios para cada cuerpo humano? ¿Integra su propio ser un espíritu venido de Dios? Como en la expresión “todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo” (1 Tesalonicenses 5:23).

En el siglo I –tiempo de Jesús de Nazaret y los apóstoles que él escogió- existían dos sectas judías principales, a saber, los fariseos y los saduceos. Mientras los fariseos eran fanáticos de la antigua ley de Moisés, y, particularmente, de las interpretaciones y tradiciones que habían añadido a ella, los saduceos eran liberales, hasta medio seculares. Encontrando a un saduceo en una de las calles cerca del elegante palacio de Herodes el Grande, en Jerusalén, le preguntamos: ¿Cree usted en la existencia de espíritu venido de Dios para cada cuerpo humano? Responde: “¡Negativo! ¡Claro que no! Yo no soy fariseo. Ellos son los que creen en espíritus. ¡Supersticiosos que son! Ningún iluminado cree en espíritus. Soy saduceo”. El médico Lucas, autor de Hechos de apóstoles, observa: “Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirman estas cosas” (Hechos 23:8).

En la actualidad, hay muchos “saduceos” alrededor del mundo, es decir, personas que dicen “…no hay… espíritu”. Y diciendo “que no hay”, dicen, efectivamente: “No tengo, no soy, espíritu venido de Dios”.

De hecho, esta misma posición es la de ateos, agnósticos y escépticos: “No soy, no tengo, espíritu venido de Dios. Soy producto de la evolución darwiniana, de la selección natural al azar y sin propósito. Ser completamente animal-material, relacionado estrechamente con chimpancés y simios. No soy espíritu. No tengo espíritu. No soy supersticioso, ni religioso. No creo en dios alguno. Soy homo erectus erectus, y orgulloso de serlo”.

¡OK! Sr. Ateo, Sr. Escéptico, Sr. Agnóstico, Sr. Saduceo Moderno. Entonces, lo único que tiene usted es cuerpo físico mortal y mente material-carnal mortal. ¿Correcto? Entonces, su existencia solo sirve para alimentar a la selección natural de la evolución darwiniana. ¿Cierto, o falso? Personalmente, estoy percibiendo a la “Selección Natural Darwiniana” como una especie de diosa voraz que devora las mentes de sus devotos, y ahí va incluido usted. Le ruego recapacitar mientras cuente con mente para pensar.

Pacientes oyentes, cualquiera puede negar tener o ser espíritu venido de Dios, como hay personas que niegan la existencia real de su propio cuerpo físico y de todo el universo material –se llaman nihilistas- pero ¡su negación no significa, de modo alguno, que el espíritu venido de Dios no exista! Más bien, lo que significa en el caso de los que niegan es que su espíritu ha sido callado totalmente, herméticamente aislado, sellado, en una recámara sin puerta o ventanas, echado al olvido y declarado como nunca existente. Por otro lado, esto no sucedería, especulo, sin la colaboración del espíritu que se haya dejado engatusar por una mente carnal-materialista en confabulación con un cuerpo carnal cuyo sensualismo también entra en juego.

Así que, no está PRESENTE para bien el espíritu venido de Dios que habita el cuerpo mortal de un ateo.

 

Mediante esta obra gráfica abstracta miramos que cruzan por la mente-espíritu de un varón joven imágenes que representan pensamientos mundanos, materialistas, carnales, sensuales o aun depravados, ilustración para el mensaje Espíritu presente y al mando, en editoriallapaz.

Mediante esta obra gráfica abstracta miramos que cruzan por la mente-espíritu de un varón imágenes y data que interpretamos como representativas de pensamientos mundanos, materialistas, carnales, sensuales o aun depravados, hasta criminales. En esta época, ¿cuántas personas –tanto mujeres como hombres; tanto maduras o avanzadas de edad como joven- pasan la mayor parte de su existencia terrenal sin tener pensamientos auténticamente espirituales? ¿Sin hacer que se manifieste y domine su ser espiritual?

 

Pero, tampoco está PRESENTE en grandes multitudes de jóvenes y adultos de actualidad, los que, NO negando abiertamente a Dios o espíritu, ¡actúan como si no existieran! Y esto, en lo personal, me preocupa hasta más, mucho más, que el dilema de ateos. Porque, a mi humilde parecer, se trata de una indiferencia, una dejadez moral-espiritual, aún más amenazantes que el ateísmo, que están seduciendo a multitudes muchísimo más numerosas.

Dondequiera que vaya yo, frecuentemente me pongo a observar a las gentes. No principalmente con la intención de censurar sino para orientarme y ubicarme en los tiempos que vivimos. ¿Semejante costumbre tendrían algunos de ustedes? Observo a…

Gentes que acuden a oficinas públicas, pululan por las calles, atestan centros comerciales, se atropellan tras estrellas de la farándula, adulándolas.

Clientes de restaurantes. Especialmente de los “fast foods” tales como McDonald’s, Wendy’s o Pollo Tropical.

Las multitudes que abarrotan estadios, coliseos o teatros.

Los incontables viajeros que llenan aeropuertos y aviones.

Nunca he salido en crucero, así que, no puedo dar testimonio. Pero… ¡me cuentan cosas!

Francamente, sus semblantes, sus vestimentas, su lenguaje corporal, las expresiones que vierten, me dan la fuerte impresión de “espíritu venido de Dios DÉBIL, muy DÉBIL, muy, muy DÉBIL, o casi MUERTO” en la gran mayoría. Espíritu contaminado con lo mundano. Alimentado con el materialismo hasta perder todo rasgo de espiritualidad. Espíritu que se viste tan sensualmente que se parece más a los espíritus malos de ángeles caídos que a los espíritus de Dios.

Certeramente, en los tales no está al mando el espíritu venido de Dios que conserva sus atributos de rectitud y santidad sino que están al mando el cuerpo físico y la mente carnal-materialista.

Amados hermanos y hermanas, tan popular es este estilo de vida, esta manera de conducir la vida, que se contagian cristianos incautos o flojos de convicción. Vida, efectivamente, sin Dios, pero ¡sin negar a Dios! Vida sin la presencia fuerte del espíritu puro venido de Dios, pero ¡sin negar la existencia del espíritu! Es más: ¡Vida plenamente sensual-material, donde Dios es mencionado favorablemente, se invoca a Dios, se ora a Dios, como si él estuviera siempre presente en tal vida! Y queridos jóvenes, adultos jóvenes, contra este tipo de vida tan popular pienso que ustedes tengan que lidiar con especial fervor, a no ser que sean arrastrados por los corrientes populares que fluyen hacia abajo y no hacia arriba.

 

Una dama extiende sus manos en plegarias a Dios por iluminación espiritual, mientras fuertes rayos de luz blanca provenientes del Cielo brillan alrededor de ella, ilustración para el mensaje Espíritu presente y al mando, en editoriallapaz.

Un ser humano –ser espiritual; espíritu venido de Dios que ocupa cuerpo físico- extiende sus manos en plegarias a Dios por iluminación espiritual, mientras fuertes rayos de luz blanca provenientes del Cielo brillan alrededor de él, en respuesta a sus oraciones y consagración espiritual. Ocupándose del espíritu y viviendo en el espíritu, tal persona se fortalece grandemente por el Espíritu en su ser interior, haciendo posible que el espíritu no solo diga “¡Presente!” sino que también tome mando sobre el cuerpo físico y la mente.

 

III. Espíritu SANO presente y al mando. Inserto en el título el vocablo “SANO”, porque un espíritu corrupto también puede estar presente y al mando. Por cierto, tal es el estado de las masas que acabamos de enfocar. Pero, quiero resaltar ahora “Espíritu sano presente, con presencia tan fuerte que queda al MANDO”.

Al mando del cuerpo físico, sometiéndolo sin abusarlo, salvándolo de vicios mortíferos, llevándolo por caminos del bien, usándolo para buenas obras, santificándolo para la adoración “en espíritu y en verdad” (Juan 4:24).

Al mando de la mente, motivándola a los buenos pensamientos, positivos y edificantes, librándola de contaminantes morales-religiosas-espirituales.

Al mando del corazón, enseñándolo a ser sumiso al intelecto iluminado por el conocimiento de las Sagradas Escrituras, la sabiduría celestial y la “inteligencia espiritual” (Colosenses 1:9); a expresar emociones santas conforme a directrices del Espíritu Santo.

A. Para tomar tal mando firme y mantenerlo hasta el fin, el espíritu –mi espíritu, su espíritu- ha de ponerse fuerte, fortalecerse continuamente e imponer su autoridad, sin cedérsela al cuerpo, la mente o el corazón, mucho menos a terceras, es decir, a otras personas u otros espíritus. En Romanos 8:1-17, la lectura principal dada al principio de esta reunión, se nos enseña cómo lograr todo esto.

Versículo 6. “…el ocuparse del Espíritu es vida y paz.” El verbo de acción “ocuparse” es clave. Bien que los traductores comiencen “Espíritu” con letra mayúscula, indicando referencia, según ellos, al Espíritu Santo, se sabe que toda letra del griego original fue escrita en mayúscula. Dado que “Espíritu” en el versículo se contrasta con “carne” en la primera cláusula “Porque el ocuparse de la carne es muerte…”, me atrevo a opinar que “espíritu” en la segunda cláusula pudiera ser el espíritu venido de Dios al cuerpo humano. De todos modos, “ocuparse del Espíritu”, ya del Espíritu Santo ya del espíritu venido de Dios, fortalece grandemente a este. Darle tiempo; mucho tiempo. Pensar en él. Meditar en él. Velar por él. Alimentarlo continuamente con “alimento sólido” espiritual. Para que esté en pie siempre, ¡presente y al mando! Con presencia fuerte que no admita a usurpador alguno. Que mantenga el control, el dominio absoluto.

Ni pasemos de alto el que los frutos gratos de ocuparse del espíritu son “vida y paz”, tal y como dice el texto: “…el ocuparse del Espíritu es vida y paz.”

Versículo 9. “…vivir… según el Espíritu…” Lo dicho anteriormente sobre “Espíritu” con letra mayúscula también lo encuentro aplicable en esta instancia. O sea, dado el contexto, “Espíritu” bien pudiera escribirse con letra minúscula, refiriéndose en tal caso al “espíritu venido de Dios al cuerpo humano”. Comoquiera que sea, lo cierto es que vivir todos los días, toda la vida, según las reglas del Espíritu Santo es fortalecer al espíritu venido de Dios de tal manera que este siempre esté al mando hasta el fin.

Versículo 10. “Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.” Interesantemente, en este versículo los traductores escriben “espíritu” con letra minúscula, y con sobrada razón, por el contraste notable que se pone de relieve en el texto entre “cuerpo” y “espíritu”. Se trata, pues, del espíritu venido de Dios. En particular, del espíritu del cristiano justificado por la gracia divina. Repito: “…si Cristo está en vosotros… el espíritu vive…” Y si vive a plenitud, ¡también manda! Manda en todas las áreas de la vida que determinan el futuro eterno del espíritu.

Ahora bien, Cristo llega a estar en nosotros cuando nos revestimos de él por medio del bautismo. “…porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos” (Gálatas 3:27). Y sigue habitando “en vuestros corazones”, explica el apóstol Pablo en Efesios 3:17, “por la fe”. No por una fe cualquiera sino por la fe que viene “por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). Y así, somos “fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu”, palabras de Efesios 3:16. El “hombre interior” –tema clave del primer mensaje de esta serie- es sinónimo del “espíritu venido de Dios al cuerpo humano”. Fortalecido grandemente este “hombre interior-espíritu”, ¡no solo toma el mando sino que lo retiene hasta el fin!

Versículo 13. “…si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.”Esto, amados en el Señor, ¡es justamente lo que hace el espíritu venido de Dios cuando impone fuerte presencia y manda! Hace “morir las obras de carne” –vicios, pecados, excesos, abusos, pasiones desordenadas, obsesiones con lo malo- ¡para que vivamos una vida decente aquí y vivamos eternamente en el paraíso de Dios!

B. Imponiéndose el espíritu venido de Dios –mi espíritu, su espíritu- con tanto poder, guiado y sostenido por el Espíritu Santo principalmente a través del evangelio de poder, entonces, muy querido oyente, no importa lo que al cuerpo físico le suceda en términos de salud o circunstancias materiales, preservaremos nuestra dignidad, santidad y compromiso con Dios hasta el fin de nuestra jornada terrenal. De esta manera, recibiremos en aquel día “galardón completo” (2 Juan 1:18). Porque el espíritu sano y santo manda, y no el cuerpo físico o la mente carnal.

Estos principios son aplicables a esta congregación como comunidad espiritual. Fíjese: teniendo el Espíritu Santo fuerte presencia en medio nuestro, al mando de todas nuestras ejecutorias e infundiéndonos vida mediante su Palabra pura y poderosa, esta iglesia podrá mantenerse en pie hasta el fin.

En lenguaje retórico, un espíritu amoroso, amable, afable, alentador, edificante, se mueve en esta congregación. ¡Gloria a Dios! Testificado por miembros salidos de aquí que residen, en la actualidad, en Florida, Maryland y quizás otros lugares. Dicen que no encuentran congregación como esta –de tanto amor, de tanta unidad, tan bien organizada. Esta fama es todo un logro muy admirable de todos los miembros de esta congregación, guiada por un liderazgo bíblico espiritual que asienta ejemplo digno de imitar (Hebreos 13:7). Con el Espíritu de Dios al frente y mandando, esta fama espiritual muy merecida la tendrán ustedes, queridos hermanos y hermanas, ¡aun hasta el fin!

IV. [Conclusión e invitación] Termino, citando los versículos 15, 17 y 20 de 1 Corintios 6. Gran parte de todo lo traído en los tres mensajes de esta serie se destila en estos tres versículos.

El 15. “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?”

Amado cristiano, cristiana, su cuerpo físico, ¿todavía es miembro de Cristo? ¿Santificado para todo lo bueno? Si no, si lo ha entregado en parte, o casi totalmente, al enemigo de Cristo, le ruego arrepentirse y restaurarse, consagrando de nuevo su cuerpo terrenal al servicio de Dios.

El 17. “Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.” ¡Ah! Unir mi espíritu venido de Dios con el Espíritu del Señor, y seré “un espíritu… con él”. ¡Maravilloso y glorioso mas allá de nuestra capacidad para apreciarlo cabalmente!

Querido amigo, amiga, usted… me dirijo a usted con todo cariño y respeto… usted que, en espíritu, aún no se ha unido al Señor, separado de él, ¿qué será de usted? ¿Qué será de usted cuando su cuerpo mortal emita el último suspiro? Volviendo sobre lo que dijéramos al principio, “buena voluntad” hacia nosotros los humanos es la que tiene el Señor, “agradable y perfecta”. Le invitamos a recibirla en esta ocasión, a unirse en espíritu a Cristo para que también sea usted “un espíritu… con él”. Si usted cree que él es, que existe, que vive, confesar, pues, su Nombre delante de los hombres (Hechos 4:12; Hechos 8:26-40), y bautizarse hoy mismo, sin demorar, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio (Hechos 3:19; Hechos 22:16).

El 20. Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.”

Amigo, hermano, si los suyos, es decir, tanto su cuerpo como su espíritu, NO son de Dios sino de otro señor, ese estado peligrosísimo usted puede comenzar a rectificarlo enseguida, iniciando los pasos espirituales ya indicados. El enorme precio de su salvación ya ha sido pagado por Jesucristo, el Salvador de todo espíritu que le ama y obedece.

 

 

Espíritu presente y al mando. La versión en AUDIO de este mensaje.

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