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Dos hombres, dos mujeres, dos jóvenes y un cuerpo espiritual –todos tan saludables y fuertes que cumplen su propósito hasta el fin. Primer mensaje de la serie de tres cuyo tema general es ¡Cristiano tan fuerte que vence hasta el fin! ¡Congregación igualmente fuerte!
Espíritu presente y al mando. Tercer mensaje de la serie de tres cuyo tema general es ¡Cristiano tan fuerte que vence hasta el fin! ¡Congregación igualmente fuerte!
Mente sana y fuerte. Corazón sumiso. La versión AUDIO de este mensaje.
Segundo mensaje de tres sobre el tema general…
¡Cristiano tan fuerte que vence hasta el fin!
¡Congregación igualmente fuerte!
I. Introducción
Queridos hermanos y amigos, qué el fulgurante luz de Dios resplandezca sobre nosotros en esta noche, iluminando “todo” nuestro “ser, espíritu, alma y cuerpo” (1 Tesalonicenses 5:23), para crecimiento en “sabiduría celestial” y salvación eterna.
Ojala les guste a muchos en la audiencia solucionar enigmas, pues tengo a bien comenzar con uno. A ver. Voy a dar pistas para la identificación de una cosa, y usted escribirá, si quiere, el nombre de esa “cosa” en un papelito, la palma de la mano, la manga de su camisa (no recomendable) o lo que sea. ¿Listos?
-La “cosa” de este enigma se encuentra en un lugar alto.
-Ocho guardianes más fuertes que acero la protegen.
-Sus colores dominantes son rosa pálido y tonalidades de gris.
-Hay que pasar por aguas para llegar a ella.
¿Qué cosa es? Repito, y diez segundos para responder.
-La “cosa” de este enigma se encuentra en un lugar alto.
-Ocho guardianes más fuertes que acero la protegen.
-Sus colores dominantes son rosa pálido y tonalidades de gris.
-Hay que pasar por aguas para llegar a ella.
-1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9 y 10.
Si usted apuntó “el cerebro humano”, le felicitamos. ¡Acertó!
Y ahora, un pequeño ejercicio. En las tres oraciones: “Yo tengo cerebro”, “Yo tengo cuerpo”, “Yo tengo mente”, ¿quién es el “yo”? Repito, y cinco segundos para contestar. En las tres oraciones: “Yo tengo cerebro”, “Yo tengo cuerpo”, “Yo tengo mente”, ¿quién es el “yo”? 1, 2, 3, 4 y 5. ¿Cuál es su contestación? Doy la mía: el “yo” en cada oración “soy yo, el hombre interior, el ser espiritual engendrado por “el Padre de los espíritus”,que poseo cerebro, mente y cuerpo físico. Son míos, y de más nadie, ya que yo, como ser espiritual, soy responsable por ellos.
En el próximo mensaje, trataremos más detenidamente, con el favor de Dios, el tema de “espíritu”.
Para esta ocasión, el tema es: Mente sana y fuerte. Corazón sumiso.
Suponiendo que un neurocirujano hiciera, por alguna razón de gran peso, una abertura en mi cráneo –quiera el Señor que nunca tenga yo tal experiencia, ni tampoco usted- ¿vería mi cerebro? Pienso que sí. ¡Espero que haya uno aquí adentro! Aunque chiquito.
¿Vería mi “mente”? Pienso que no, negativo.
Mirándome usted muy atentamente, ¿puede ver mi “mente”? Tampoco veo, literalmente, la suya.
¿Qué cosa es la “mente”? El Diccionario Manual de la Lengua Española Vox la define sucintamente como el “Conjunto de las facultades intelectuales de una persona”. Entonces, comprendemos que la “mente” no es una “cosa” meramente material, un órgano físico, palpable al tacto físico y que los ojos físicos puedan ver. Esta conclusión la resalta el mismo Diccionario al dar sinónimos de “mente”, a saber: “inteligencia, entendimiento, intelecto, espíritu, psiquis”. Así pues, ha de ser del todo evidente que “cerebro” y “mente” no son lo mismo.
El cerebro es una densa masa física, algo gelatinosa, cuyo color dominante es gris –de ahí el término “materia gris”- mientras vasos que traen sangre a los cien mil millones de células cerebrales se destacan en rojo, o un rosado algo pálido. Su superficie es arrugada como la de algunas nueces. Las funciones del cerebro son biológicas; son físicas. Gran parte de ellas son automáticas, teniendo que ver con procesos biológicos del cuerpo físico, instintos naturales de auto preservación, etcétera.
En cambio, la mente no es un órgano físico sino un “Conjunto de facultades intelectuales” no materiales o carnales. La mente hace uso de distintas áreas del cerebro para comunicarse con otras mentes humanas y obrar, a través del cuerpo físico, en el mundo material. Esta acción tan complicada y asombrosa está manifestándose plenamente en este salón, en este preciso momento. Una mente comunicándose con muchas, muchas mentes; su mente procesando y respondiendo. ¡Fabuloso, de verdad!
Al abordar estos tópicos, este servidor no pretende ostentar erudición excepcional ni ser filósofo, psicólogo o psiquiatra. Con todo, “Cuerpo, alma, o mente, y espíritu, y las relaciones entre estas entidades”, son grandes temas de Dios, Cristo y el Espíritu Santo que ellos traen con frecuencia, en sus documentos sagrados, para nosotros los humanos. Consiguientemente, mi convicción personal es que deberíamos esforzarnos enérgica y persistentemente para entenderlos al máximo posible. ¿De acuerdo?
A continuación, quisiera desarrollar una “Analogía” entre algunos aspectos del Cerebro físico, por un lado, y, por el otro, la Mente espiritual, orando que resulte instructiva y edificante para todos nosotros.
II. Analogía.
A. Empecemos con la “Posición del cerebro en el cuerpo humano”.
¿Se acuerda del “Enigma” que presentamos al principio, y la pista “Cosa que se encuentra en un lugar alto”? Pues, amados, el cerebro se encuentra en lo alto del cuerpo humano. Lo único más alto que su cerebro es el cráneo y el pelo encima del cráneo. Digo, ¡si todavía tiene pelo!
El cerebro se halla ubicado estratégicamente entre las dos orejas, justamente detrás de los dos ojos, la nariz y la boca. O sea, muy cerca a los órganos que le transmiten enormes cantidades de datos variados.
No se encuentra en el pecho. El corazón es el órgano que está localizado en el pecho, ocupando una posición inferior a la del cerebro, y esto es significante.
El cerebro no está ubicado en el estómago. Tampoco en las entrañas. No en el área de las caderas. Ni tampoco en los pies. Aunque la mentalidad y conducta de no pocos seres humanos indicarían que el cerebro ocupara sí uno que otro de esos lugares, ya que suelen poner muchísima atención a ellos.
Para el ateo o la atea en particular, tenemos a bien observar que la simetría de la cabeza humana no es grotesca sino grata a la vista, balanceada en proporciones y configuración; además, práctica en extremo. Evidencias inconfundibles de Diseño Inteligente, es decir, Diseño por un Ser infinitamente superior al ser humano.
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Todo lo cual se presta para una Analogía sumamente instructiva.
Ya que la Mente se manifiesta en ámbitos materiales-terrenales a través del cerebro, también se ubica en lo alto de nuestro ser. No en lo bajo, sino en lo alto. No en el estómago, la barriga, los lomos o los pies. Ni siquiera en el corazón físico sino en el cerebro.
Subiendo al nivel de lo moral-religioso-filosófico-espiritual, la Mente debería ocupar lo más alto en estas esferas. No hallarse nunca en la alcantarilla, en la cuneta, gastándose en la prensa amarilla, la pornografía, lo puramente chabacano, pueril, vacío, vulgar, obsceno, barato, inútil, fugaz, repugnante, innatural, animal.
En lo concerniente a la religión, no consumiéndose en las llamas del fanatismo infernal, ni ahogándose en pantanos de tradiciones, dogmas o mandamientos de hombres.
Amado hermano, querido amigo, en la fase actual de su existencia terrenal, ¿dónde está ubicada su Mente la mayor parte del tiempo? ¿En lo más alto, en lo más bajo, o claudicándose entre las dos posiciones, entre el bien y el mal, entre la verdad absoluta y verdades a medias, mentiras o engaños? ¿Desorientada o totalmente perdida en bosques de indecisión y confusión?
Ahora bien, desarrollando aún más la Analogía, de la manera que el corazón físico está localizado en el pecho, ocupando una posición inferior al cerebro, asimismo el Corazón metafórico de la Biblia, y de nuestro hablar diario, debería ocupar una posición inferior a la Mente.
En cada ser humano, ¡Mente sobre corazón! ¡Intelecto sobre sentimientos! ¡Razón y lógica sobre pareceres, suposiciones, tesis, especulaciones, argumentos fatulos, porfías, silogismos defectuosos! ¡Conocimiento correcto y Hechos verídicos sobre ficciones, invenciones, subterfugios, ilusiones, proyecciones imaginarias!
Desdichadamente, lo inverso suele ser el estado típico de nosotros los humanos. Es decir, Corazón sobre Mente, y no Mente sobre Corazón. Sentimientos sobre Intelecto. Razón y Lógica relegadas a un rincón oscuro, prácticamente inexistentes en mucha gente. Ficciones e Ilusiones que toman el lugar de Conocimiento correcto y Hechos indisputables. Esto es así, certeramente, con mucha gente, tanto en la vida cotidiana material como en la religión. Nuestros constantes desaciertos, indiscreciones, malas decisiones, tropiezos, caídas, fracasos, sufrimientos e infracciones, tanto de leyes civiles y normas sociales-morales-éticas, como de las leyes divinas, se deben, en gran medida, a la colocación muy perjudicial del Corazón sobre la Mente.
Admirable cristiano, cristiana, ¡Corazón sumiso a la Mente! He aquí la clave para ser tan fuerte que venza hasta el fin, alcanzando gloria, honra e inmortalidad.
Apreciado amigo, amiga, ¡Corazón sumiso a la Mente! Y su Intelecto, debidamente instruido estrictamente conforme a las hermosas verdades libertadoras del mensaje proveniente de la Fuente de todo conocimiento valioso, guiará sus pies a tomar los pasos iniciales hacia el eventual feliz encuentro con el Galardonador de los seres terrenales que le aman y obedecen, siendo referidos pasos los de creer, arrepentirse, confesar el nombre de Cristo y bautizarse “`para perdón de los pecados” (Hechos 2:37-47).
Tratándose de la “congregación” que sea “tan saludable y fuerte que cumpla, hasta el fin, su misión divina”, en ella –en esta misma de _______________, en las demás representadas aquí en esta noche, como también en todas las congregaciones de toda la tierra- el propio Espíritu Santo ordena a nosotros los feligreses a estar “perfectamente unidos en una misma mente y un mismo parecer” (1 Corintios 1:10), a seguir “una misma regla” (Filipenses 3:16). Así pues, para nosotros como colectividad o comunidad espiritual, ¡también Mente sobre Corazón! ¡Corazón sumiso al Intelecto! Pues, jamás ni nunca podríamos alcanzar estar “perfectamente unidos en una misma mente” o seguir “una misma regla” si cada cual va en pos de sentimientos religiosos en vez de conocimiento correcto de la “sana doctrina” de Cristo (2 Juan 9-11). La congregación que se impone esta jerarquía de “Mente sobre Corazón; Corazón sumiso a Intelecto” en su organización, adoración, obras y vida moral-espiritual será saludable y fuerte de verdad, haciéndolo “todo decentemente y con orden”(1 Corintios 14:40); haciéndolo “todo para edificación” (1 Corintios 14:26).
En cambio, la congregación, cualquiera que sea, que invierte el orden, yéndose con fanatismo fogoso tras “Yo siento en mi corazón que Dios me ha salvado…” y experiencias religiosas-emotivas-psíquicas en vez de someterse a “toda la verdad” ya revelada por Espíritu de Dios (Juan 16:13), tiende a hacer muchas cosas indecentes y desordenadas, cosas que no edifican bíblicamente sino que solo sirven para…
…satisfacer antojos, ilusiones y deseos egoístas que se originan en el corazón humano…
…hacer tropezar a almas sinceras en busca de Dios y…
…proporcionar un saco de causas de maledicencia a burladores y ateos de toda estirpe.
B. El cerebro humano pesa un promedio de tres libras (entre 1,300 y 1,400 gramos), constituyendo aproximadamente el 2% del peso total del cuerpo. Se compone de cien mil millones de neuronas, teniendo cada neurona de mil hasta diez mil sinapsis, o sea, conexiones con otras neuronas. Estas cifras son las que se publican en documentos científicos.
Querida dama, ponga especial atención. El cerebro del varón es más grande por el 10% que el de la mujer. ¿Copió usted debidamente? Pero, antes de inducir el hombre o la mujer conclusiones equívocas, a ambos sexos les convendría tomar en cuenta el mensaje del elefante, pues este enorme paquidermo, pese a tener un cerebro grandote que pesa más de cinco libras (6,000 gramos), es muchísimo menos inteligente que el ser humano normal. Vemos, pues, que el peso del cerebro no es tan decisivo en términos de inteligencia.
Por otro lado, estimados varones, ¿saben ustedes que la mujer procesa palabras en ambos hemisferios del cerebro, mientras nosotros, en uno solo; además, las áreas de procesamiento son más grandes en la mujer que en el hombre? Entonces, ¿quién tiene, verbalmente, la ventaja? ¿Quién tiene la última palabra? ¿El hombre o la mujer? ¡Delicado asunto! Con muchas ramificaciones.
En adición a estas dos diferencias notables, los eruditos en asuntos de la materia gris identifican siete más, pero opto por no seguir con este tema por temor de despertar controversias contraproducentes aun en este local. De hecho, ¡está prohibido terminantemente a ambos sexos discutir este tema durante el tiempo de confraternización y entremeses después de esta reunión! Bromeo. Pero, nada de contiendas verbales por ahí entre hombres y mujeres, se los suplico.
A propósito, amados todos, los distintos roles asignados por Dios a la mujer y al hombre en el matrimonio, el hogar y la iglesia, ¿obedecen, al menos en parte, a las diferencias entre el cerebro-mente de la mujer y el cerebro-mente del varón? Diferencias significantes para ambos sexos. Punto para reflexión adicional, ¿no les parece?
Ahora bien, respecto a su poder absolutamente fenomenal, el cerebro humano su compara a las computadoras más veloces y poderosas del mundo, pero ni aun esta comparación hace justica alguna a nuestro cerebro.
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Analógicamente, la Mente es también un fenómeno excelsamente poderoso.
¡Dios tiene Mente! ¡Y qué Mente! Si quisiera usted tener aunque sea una muy leve idea del poder de la Mente del Dios Creador, sugiero juntar datos sobre los genios humanos más destacados en matemática y las demás ciencias, idiomas, música y las demás artes, en fin, en toda categoría del saber universal. Luego visualizar un Ser, con todos estos conocimientos y todas estas dotes al máximo, y mucho más allá del máximo limitado de nuestras visualizaciones humanas. Aun así, nos quedaríamos muy cortos de apreciación, y verdaderamente estupefactos, se supone, en la presencia de un Ser tan y tan inteligente, el Genio Supremo por excelencia de toda la creación, tanto la celestial como la material.
¡Cristo tiene Mente! ¡Y qué Mente! Amadísimos hermanos y hermanas –me dirijo en particular a nosotros los ya cristianos- con tal de ser tan saludables y fuertes que venzamos hasta el fin, nos es imprescindible tener “la mente de Cristo”. “Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo” (1 Corintios 2:16). ¡Oh! ¡Cosa demasiada profunda y maravillosa para nosotros, tan indignos que somos! Pero, sí, podemos tener “la mente de Cristo”. Mente tan poderosa que se impuso a toda tentación y las pruebas más duras, triunfando sobre los poderes de las tinieblas de este siglo, sobre el Hades y la muerte. Resucitado, Cristo fue glorificado, y está reinando en la actualidad a la diestra de su Padre celestial, habiendo recibido toda autoridad en el cielo y en la tierra.
¿Qué cosas daban tantísima fuerza a la Mente de Cristo? Muchas, muchas. Entre ellas, destaco cinco.
1. Conjuntos de convicciones tan sólidas como grandes rocas macizas, tan inconmovibles como montañas, basadas en conocimientos correctos y completos de todo lo relacionado con su origen, vida, propósito y funciones en la capacidad de Ser viviente.
2. Decisiones irrevocables a favor del bien y del acatamiento de la voluntad “agradable y perfecta” de su Padre. Jesucristo tomó, decisivamente, posiciones apoyadas en la Razón y la Lógica, no cediéndolas jamás a consecuencia de presiones o ataques contrarios. ¡Fuerza mental! ¡Gran fuerza mental se requiere para semejante hazaña!
3. Amor incondicional a su Padre y a la Verdad. No un amor meloso condicionado en buena salud y bendiciones materiales sino un amor recio que no se afloja ni mengua al confrontar pruebas aun de las más severas, incluso, la muerte del cuerpo físico.
4. Fe y esperanza tan fuertes como gruesas vigas de acero usadas para construir puentes sobre ríos tumultuosos.
5. Motivaciones que impelían y sostenían con gran fuerza constante. Jesucristo, “…por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12:2).
Pues bien, teniendo nosotros los cristianos de actualidad tales convicciones, tal amor, fe, y esperanza, tales motivaciones y habiendo hecho, además, decisiones igualmente irrevocables, ¡nuestra Mente tendrá la misma fuerza de “la mente de Cristo”! Y venceremos hasta el fin, coronados de vida eterna en aquel día.
C. Vuelvo a mencionar el Enigma del principio, y, en este momento, la pista de los “Ocho guardianes más fuertes que el acero” que “protegen” la cosa a identificarse. ¿Quiénes son los “Ocho guardianes” tan fuertes? ¡Claro! Son los ocho huesos del cráneo cerebral que protegen el cerebro. Favor de levantar la mano cada persona que identificara acertadamente los “Ocho guardianes”. Una mano; dos o tres más. Bueno, la inmensa mayoría no supo identificarlos, pero que no se deprima ninguno. Yo también tuve que buscar en el Internet el número de ellos, sus nombres y su configuración. ¿Y eso de “más fuertes que el acero”? Efectivamente, los huesos humanos son cinco veces más fuertes que el acero; cuatro veces más fuertes que el concreto. Una pulgada cúbica (16.387 centímetros cúbicos) de hueso humano, puede, teóricamente, sostener 19,000 libras (8,626 kilogramos) de presión. Tratándose del cráneo en particular, se requiere una tonelada de presión para hundir siquiera un centímetro los huesos. Sin embargo, un golpe duro repentino puede sí fácilmente facturar o partir los huesos. El cráneo no es un solo hueso rígido, totalmente inflexible, sino que se compone de ocho huesos unidos por cartílagos semisólidos.
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Analógicamente, podemos visualizar alrededor de nuestra poderosa Mente fuerzas protectoras de gran resistencia y poder. Por ejemplo:
1. La Paz real y profunda tiene fuerza para proteger y guardar. No la paz que el mundo da sino la que proviene de Dios (Juan 14:27). “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7).
2. La Luz de Dios posee una increíble fuerza resistente y constante que despeja tinieblas y alumbra el entendimiento. Que hace esfumarse sombras de desatinos o locura. “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella” (Juan 1:4).
3. La Sabiduría celestial, obtenida y retenida perenemente, se revista de fuerza tal que capacita para distinguir entre la realidad y lo irreal de supersticiones dañinas, tanto las religiosas como las culturales. Además, asegura buenas decisiones, salva de conductas necias e impone dignidad y nobleza a la persona que la tiene en abundancia. (Santiago 1:5-7; Santiago 3:17)
4. El Discernimiento espiritual, poder que descubre a enemigos antes de que puedan infiltrarse y sembrar caos en la Mente. (1 Juan 4:1)
5. Los ángeles fieles a Dios han recibido potestad de él para obrar a nuestro favor. “¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?” (Hebreos 1:14) Ciertamente, la suya es una fuerza protectora cuya efectividad quizás no la sepamos o entendamos hasta después de esta fase de nuestra existencia.
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D. La cuarta pista para identificar la “cosa” del Enigma presentado al principio dice: “Hay que pasar por aguas para llegar a ella”. ¡Enigmático de verdad! ¿Cuáles serán aquellas “aguas”? Pues, son el Líquido Cerebroespinal alrededor del cerebro y la espina dorsal. Líquido claro compuesto en un 99% de agua. Sirve de cojín para el cerebro, también eliminando de él contaminantes, células muertas, células invasoras dañinas, etcétera. Cada seis o siete horas, este Líquido Cerebroespinal es reemplazado en el cráneo y alrededor de la espina dorsal. De sufrir usted o yo un golpe fuerte en la cabeza, este Líquido puede hasta salvarnos la vida, protegiendo el delicadísimo cerebro de contusiones, laceraciones, etcétera.
Diseño inteligente demasiado sofisticado en todo el cuerpo humano, particularmente en la cabeza, y especialmente en el cerebro. ¿Cómo obviarlo? ¿Cómo no creer en el Ser super inteligente que concibió los diseños, luego los hizo realidad, creando lo que había ideado?
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Analógicamente, podemos proyectar que existe, metafóricamente, un “cojín” para nuestra delicadísima y valiosísima Mente. “Cojín” que la proteja, que amortigüe golpes mentales, que aleje de ella contaminantes morales-psíquicas-espirituales, limpiándola, purificándola, manteniéndola fresca, viva, prístina, saludable y fuerte hasta el fin. “Cojín” que se ajusta suavemente alrededor de la Mente, como un “Colchón de espuma” (Memory foam) se ajusta a la cabeza o al cuerpo, aliviando estrés, confortando, haciendo posible el descanso, el sueño, reparadores.
Este “cojín” tan único se compone de algunos elementos divinos: de la gracia, de la consolación –dada por el “Dios de toda consolación” (2 Corintios 1:3-4)- de la tranquilidad, de la confianza, del sosiego, de la ecuanimidad. Todo dentro de una envoltura hermosamente elaborada de amor divino. ¿Qué más pedir? ¿Qué más pedir?
Respetado amigo, ¿cuenta usted con un “cojín” tan perfecto para su Mente? Está disponible y a su alcance. ¿Por qué no echarle mano antes de que acabe la oferta? ¿Qué cuánto cuesta? Pues, cuesta algo sí, pero no en oro ni plata. Lo puede conseguir aquí y en esta hora, pero no estamos vendiéndolo. No le cobraremos diezmos, ni ahora ni en el futuro. Tampoco una mensualidad en dólares, o el dinero que sea. El costo es el equivalente de lo que cuesta hacer suya “la mente de Cristo”. Esto significa hacer suyas sus convicciones –las de Cristo- sobre todos los aspectos más importantes de la vida terrenal-espiritual, mediante decisiones tomadas de tal manera que se tengan como irrevocables. Entonces, al ocupar usted una posición definitiva a favor de Dios y el bien, ¡seguir ocupándola hasta el fin de sus días en este mundo! Si está dispuesto a pagar este precio espiritual, los pasos a darse en esta noche son los de confesar su fe en Cristo como el Hijo de Dios y sumergirse en las aguas bautismales. De ellas saldrá usted como nueva criatura, y será suyo el precioso “cojín” para su fabulosa Mente también hecha nueva, renovada y purificada. (Romanos 10:9-17; Romanos 6:3-7; Marcos 16:15-16; Hechos 2:37-47)
Muy querido hermano, hermana, usted que haya sufrido alguna caída espiritual, desmayándose, dejando que fuerzas opositoras le lleven lejos del Señor y su iglesia, se le extravió, se le perdió su “cojín” espiritual para la Mente, ¿verdad? Ya no lo tiene. ¿Cómo puede vivir tranquilo sin él? Protección vital para su Mente. Mente expuesta a golpes del enemigo, contaminantes nocivos, enfermedades fatales del alma. Mente sin gracia, consolación, el amor de Dios. Seguramente, usted sabe qué hacer para recuperar el preciosísimo “cojín” para su Mente. El costo para usted será reconocer valientemente su verdadera condición ante Dios, humillarse, confesar su pérdida, arrepentirse y procurar plena restauración.
Mente sana y fuerte. Corazón sumiso. La versión en AUDIO de este mensaje.
Dos hombres, dos mujeres, dos jóvenes y un cuerpo espiritual –todos tan saludables y fuertes que cumplen su propósito hasta el fin. Primer mensaje de la serie de tres cuyo tema general es ¡Cristiano tan fuerte que vence hasta el fin! ¡Congregación igualmente fuerte!
Espíritu presente y al mando. Tercer mensaje de la serie de tres cuyo tema general es ¡Cristiano tan fuerte que vence hasta el fin! ¡Congregación igualmente fuerte!
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