El plan divino de salvación

Conociendo a la iglesia que se rige por el Nuevo Testamento

Muchos estudios en esta Web sobre los dos testamentos dados por Dios

 

¿Libre bajo el Nuevo Testamento de Cristo, o sujetado al Antiguo Testamento de Moisés?

Esta fotografía de manos encima de una Biblia abierta ilustra el estudio ¿Libre bajo el Nuevo Testamento de Cristo o sujetado al Antiguo Testamento de Moisés?, en editoriallapaz.org.

 

Estimado lector, ¿goza usted de la preciosa "libertadque ofrece el Nuevo Testamento (2 Corintios 3:17) o está usted todavía sujetado al Antiguo Testamento (Gálatas 4:21-31), sojuzgado a diezmos, sábados, días sagrados, carnes inmundas o sacerdocios parecidos al levítico? ¿Se confunde al leer la Biblia? Sin duda, toda persona que la lee sin distinguir correctamente entre el Antiguo Testamento y el Nuevo, experimenta una grave y peligrosa confusión espiritual. Es como si tuviera un velo puesto sobre sus ojos. Asimismo se expresa Pablo referente a quienes "leen el antiguo pacto" obedeciendo sus mandamientos. Dice que "el entendimiento de ellos se embotó". Añade: "Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará(2 Corintios 3:14-16).

Para el entendimiento correcto de las Sagradas Escrituras, la palabra "antiguo" en la frase "el antiguo pacto" es de gran importancia. "Antiguo" significa: "Existente, ocurrido o hecho hace mucho tiempoYa pasado o desaparecido(Diccionario de uso del español, Tomo 1, Página 196). Así es el "Antiguo Testamento": Atañe a épocas ya pasadas. Al usted leerlo, apreciado amigo, estará leyendo el "pacto", o sea, el "testamento" o código de leyes que Dios dio en otro tiempo al pueblo que él escogió para aquel tiempo. Es "historia" y como tal tiene mucho valor, pues es una historia inspirada. Más sin embargo, hoy día el Antiguo Pacto no está en vigor. Fue abolido cuando Cristo murió en la cruz. Rige ahora el Nuevo Testamento. ¡Usted vive en el tiempo del Nuevo Testamento y no en la época del Viejo! Por lo tanto, ¿no le parece que su estudio de la Biblia debe comenzar con el Nuevo Testamento, y no con el Viejo?

Ahora bien, en términos espirituales, la historia de la raza humana puede dividirse en tres épocas, a saber:

1. La "Época de los patriarcas", siendo algunos de ellos: Adán, Noé y Abraham;

2. La "Época mosaica", siendo algunos de los personajes destacados de ella: Moisés, David y Daniel.

3. La "Época cristiana".

El Antiguo Testamento cubre las primeras dos épocas. Mateo, Marcos, Lucas y Juan nos relatan los sucesos importantes de los últimos tiempos de la Era Mosaica. También contienen la porción de la Nueva Ley que Cristo mismo proclamó. El resto del Nuevo Testamento pertenece a la Era Cristiana. Usted vive en la tercera época, o sea, en la "Época cristiana". Por consiguiente, el "testamento" espiritual que Dios le ha dado es el NUEVO, y no, en definitiva, el Viejo.

Juan el Bautista y Cristo vivieron bajo el Antiguo Testamento. Sus ministerios constituyeron un tiempo corto de transición (menos de cuatro años)El Nuevo Testamento entró en vigor en el día de Pentecostés del año 30 después del nacimiento de Cristo.

El Antiguo Pacto fue abolido  en la cruz.

Una declaración tan importante requiere prueba irrefutable. Pues bien, vamos a la Biblia.

Favor de buscar Hebreos 8:6-7. El texto dice: "Pero ahora [en esta época cristiana] tanto mejor ministerio es el suyo [el de Cristo es mejor que el de Moisés], cuanto es mediador de un mejor pacto [el Nuevo Testamento es mejor que el Viejo], establecido sobre mejores promesas. Porque si aquel primero [el Antiguo Pacto; "aquel" y no el Nuevo] hubiera sido sin defecto [Según Hebreos 10:4, su defecto mayor era que la sangre de las animales sacrificados no podía "quitar los pecados"ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo [el Nuevo Testamento]. "Aquel primero"; "el segundo"¡El segundo Testamento es mejor que el primero! El segundo suplanta al primero. El "primero" es el Antiguo Testamento. El "segundo" es el Nuevo. El segundo es mejor. ¿Cuál prefiere usted? Todos los creyentes debemos preferir el segundo pacto, y seguirlo.

Analicemos Hebreos 8:13. El versículo lee como sigue: "Al decir: Nuevo Pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer". Jeremías, profeta que vivió setecientos años antes de Cristo, anunció que Dios daría un Pacto Nuevo (Jeremías 31:31-34). Profetizándolo por inspiración, claramente dio a entender que el Antiguo desaparecería.

Consideremos las afirmaciones contundentes de Hebreos 1:1-2 . "Dios, habiendo hablado [tiempo pasado] muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo [en otro tiempo, durante la Era Patriarcal o la Mosaica, y no en el tiempo nuestro] a los padres [a ellos, y no a nosotros] por los profetas, en estos postreros días [Nótese cómo se hace destacar el contraste: en estos últimos días, ahora, en el presente, en esta Era Cristiana] nos ha hablado por el Hijo" [por Cristo y no por los profetas antiguos ni por Moisés].

Pasemos a Gálatas 3:21 y 25. "De manera que la ley [sinónimo del Antiguo Testamento] ha sido nuestro ayo [vocablo que significa guía], para llevarnos a Cristo [Lo hace por medio de las profecías sobre Cristo.], a fin de que fuésemos justificados por la fe [qué conste: no por la antigua ley sino por la fe, por el evangelio]. Pero venida la fe [el evangelio, el Nuevo Testamento], ya no estamos bajo ayo[O sea, ya no estamos bajo la antigua ley de Moisés]. Y aquí viene bien el dicho: “¡Más claro no canta un gallo!”

En adición, Colosenses 2:14 lo encontramos un texto clave para este tema. Conviene escudriñarlo con sobrio detenimiento. "Anulando [Cristo anuló algo. ¿Qué fue anulado? En seguida, viene la respuesta.] el acta de los decretos [la antigua ley de Moisés] que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.” Anular, quitar y clavar en la cruz: tres verbos que declaran lo que Cristo hizo con el Antiguo Testamento: ¡Lo abolió en la cruz!

Escrutemos Efesios 2:14 y 15. "Porque él [Cristo] es nuestra paz, que de ambos pueblos [de los judíos y de los gentiles] hizo uno [el pueblo cristiano], derribando [algo derribado] la pared intermedia de separación [el Antiguo Pacto que separaba a los judíos de los gentiles], aboliendo [algo abolido] en su carne [en su cuerpo inmolado en la cruz] las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas [el Antiguo Pacto], para crear en sí mismo de los dos [judíos y gentiles] un solo y nuevo hombre" [O sea, la iglesia, presentada aquí retóricamente como un “nuevo hombre”].

Ahora, procedamos a buscar las palabras inspiradas de Pablo en 2 Corintios 3:6-18.   Favor de leer todo el pasaje con mucho detenimiento subrayando las frases, cláusulas u oraciones siguientes:

(3:6) "Nos hizo [Cristo nos hizo] ministros competentes de un nuevo pacto[del Nuevo, y no del Viejo].

(3:7) "El ministerio de muerte [Qué conste: “…de muerte”, y por consiguiente, no de vida; que no da vida.] grabado con letras en piedras [Obviamente, se trata del ministerio de los diez mandamientos los cuales fueron grabados en piedras.]) fue [tiempo pasado] con gloria...".

 (3:8) "¿Cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu"? [O sea, el ministerio del Nuevo Testamento.]

(3:11) "Si lo que perece [el Antiguo Pacto, incluso el código de los diez mandamientos, los que fueron grabados en piedras] tuvo [tiempo pasado] gloria , mucho más glorioso será lo que permanece" [El Nuevo Testamento, poseyendo más gloria que el Antiguo, permanece, proclamándose un código moral superior al código de los diez mandamientos, según Mateo 5:23-48].

(3:13) "Aquello [el Antiguo Testamento] que había de ser abolido." Así pues, según 2 Corintios 3:14-18, los que se someten al Antiguo Pacto tienen un velo puesto, es decir, no entienden que Cristo abolió aquel Antiguo Pacto. Pero"cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará" (3:16).

¿Se da cuenta usted, querido lector, de que no es tan difícil entender textos básicos de las Sagradas Escrituras? Hemos estudiado solo unos pocos de los muchos pasajes bíblicos sobre el tema, estableciendo ya, de forma convincente e irrefutable a nuestro parecer, que el Antiguo Pacto fue clavado en la cruz. En lugar del Antiguo, Dios nos ha dado el Nuevo. Por lo tanto, no estamos sin ley "sino bajo la ley de Cristo(1 Corintios 9:21), la cual se identifica, por cierto, como "la perfecta ley, la de la libertad(Santiago 1:25). Indubitablemente, el Nuevo Testamento es la "perfecta ley". El “nuevo pacto” es la ley de la "libertad". Entender correctamente esta doctrina fundamental de la Biblia nos es indispensable para que disfrutemos a plenitud la preciosa libertad que trajo el Señor y alcancemos el conocimiento preciso y claro de muchos temas espirituales relacionados con nuestra salvación. Apliquemos lo que hemos aprendido a tres temas controvertidos en algunos ámbitos religiosos.

¿Es necesario guardar el sábado para ser salvo?

¿A cuál de los dos Testamentos pertenece la ley de no trabajar los sábados? Pertenece al Antiguo (Éxodo 16:23-30; 20:8-11; 31: 12-17). ¿Qué dice el Nuevo sobre la ley del sábado? Colosenses 2:16 dice lo siguiente:"Nadie os juzgue... en cuanto a... días de reposo" [equivalente a sábados]. Todos los sábados [días de reposo] fueron abolidos cuando el Antiguo Testamento fue clavado en la cruz. Por tal razón, todo predicador o maestro que enseña a guardar el sábado quebranta la voluntad de Dios. El tal se hace ministro del Antiguo Testamento, y no del Nuevo. Estimado amigo, usted no tiene que guardar el sábado para ser salvo. Usted no vive durante la Era Mosaica bajo el Antiguo Pacto sino en la Era Cristiana bajo el Nuevo Pacto. No pocos de los creyentes del Siglo I erraron en cuanto a esta doctrina, insistiendo obstinadamente en la necesidad de guardar los días sagrados del Viejo Pacto. El apóstol Pablo les reprochó, apuntando"Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años. Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros" (Gálatas 4:10-11). Pues bien: ¡qué Dios no trabaje "en vano" con nosotros que vivimos hoy día durante la Era Cristiana! ¡Qué sepamos distinguir entre los dos pactos divinos dados a distintos pueblos en distintos tiempos!

Según el Nuevo Testamento, los cristianos se congregan "el primer día de la semana" (Hechos 20:71 Corintios 16:1-2), es decir, cada domingo. Con todo, no guardamos el domingo como si fuera un día más sagrado que los demás. Para el cristiano maduro, ¡todos los días son igualmente sagrados! De hecho, el domingo, o “primer día de la semana”, no es identificado en ningún texto bíblico como "el sábado cristiano".

Mientras en el Antiguo Testamento se inculca la necesidad de guardar los sábados, en el Nuevo Testamento se les enseña a los cristianos que deberíamos congregarnos el “primer día de cada semana”, o sea, los domingos. ¿Se contradicen? ¡De modo alguno! En la actualidad, no estando en vigor el Antiguo Pacto dado en Sinaí, resulta realmente imposible que el “nuevo pacto” del Señor Jesucristo lo contradiga. ¿Se da cuenta usted de cuán pronto desaparecen las aparentes contradicciones en la Biblia cuando se entiende que aquel “pacto” de Sinaí fue abolido y que rige solo el “nuevo pacto” de Cristo, sinónimo de “la doctrina de Cristo” (Hebreos 6:1), o “la ley de Cristo” (1 Corintios 9:21)?

¿Es imprescindible diezmar para ser salvo?

Hacemos la pregunta de rigor: ¿A cuál de los dos testamentos dados por Dios pertenece la orden de diezmar? La respuesta correcta: pertenece al Antiguo (Deuteronomio 26; Malaquías 3: 6-10, y muchos textos adicionales del Antiguo) ¿Se incluye la orden de diezmar en el Nuevo Testamento? Negativo. No se incluye en el Nuevo. La provisión del Nuevo es que la iglesia sufrague sus gastos mediante ofrendas voluntarias. Pablo escribe en 1 Corintios 16:1-2"Cada primer día [no todos los días sino solo el primero] de la semana cada uno de vosotros [de los cristianos, no incluyéndose a personas no convertidas a Dios] ponga aparte algo, según haya prosperado" [el diezmo no, sino “algo”]. Conforme a lo escrito por Pablo en 2 Corintios 9:6-7"…Dios ama al dador alegre", al que "siembra [ofrenda] generosamente" [y no, por inferencia, al mezquino]. Así que, haciéndose usted miembro de la iglesia que se rige por el Nuevo Testamento, no estará obligado a dar, bajo pena de “disciplina”, excomulgación o condenación, la décima parte de sus ingresos. Más bien, su deber sería ofrendar generosa y voluntariamente, según prosperase, tomando en cuenta las grandes necesidades de la obra de Dios en la tierra. De hecho, en cuanto a ser "generosos", no pocos cristianos superan a los israelitas, ofrendando aun más de la décima parte de sus ingresos.

¿Es preciso abstenerse de alimentos inmundos?

Y siempre la pregunta clave: ¿En cuál de los dos testamentos dados por Dios se catalogan algunos alimentos como inmundas? La respuesta correcta: en el Antiguo (Levítico 11). Y, ¿qué dice el Nuevo al respecto? Varios textos contienen la respuesta inspirada. Por ejemplo: "…nada es inmundo en sí mismo" (Romanos 14:14). "Todas las cosas a la verdad son limpias…" (Romanos 14:20). "Todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias" (1Timoteo 4:1 .5). Marcos 7:19 dice que el propio Jesucristo hizo "limpios TODOS los alimentos". De manera que usted, estimado lector, puede comer la carne de cerdo si le gusta y no le hace daño, pues las leyes del Antiguo Testamento sobre alimentos inmundos también fueron clavadas en la cruz, legislando la Deidad en su “nuevo pacto” que “TODOS los ALIMENTOS” son “LIMPIOS”. Apoyándose el apóstol Pablo es esta verdad irrefutable, escribe: "Nadie os juzgue en cuanto a comidas" (Colosenses 2:16). De cierto, no existe contradicción alguna en la Biblia en lo concerniente a los alimentos, y esto es así porque el Antiguo Testamento ha sido abrogado, quitado de medio, anulado y clavado en la cruz de Calvario. Rige el “nuevo pacto” de Cristo, un pacto diferente, mejor que el Antiguo, más espiritual, de más libertad.

¿Me dice que no todos los predicadores enseñan así? ¿Qué casi todos piden el diezmo? ¿Qué muchos predican el sábado y aseguran que debemos abstenernos de ciertos alimentos? Tiene razón. Lamentablemente, muchos maestros de la Biblia no han aprendido aún la sencillísima verdad sobre la abolición del Antiguo Testamento y la institución del Nuevo. Argumentan que Cristo guardó el sábado y mandó a diezmar, y que si él lo hizo,  ¡también nosotros deberíamos seguir su ejemplo! De hecho, lo hizo. Pero, lo que no toman en cuenta los que se apoyan en semejante aseveración es que Cristo mismo nació (Gálatas 4:4) y vivió bajo el Antiguo Testamento. Es evidente que aún no comprenden que el Antiguo Testamento fue abolido, ¡no cuando Cristo nació sino cuando fue crucificado! Cristo no abrogó la ley durante su ministerio. Lo que hizo era cumplirla a perfección. Ahora bien, una vez cumplida la ley, fue quitada sí, definitivamente, de en medio y clavada en la cruz (Mateo 5:17-20). Dios quiera que todos los maestros de la Biblia lleguen a entender este rudimento del evangelio, y que también usted, respetado lector, lo pueda ver con absoluta claridad. Qué puedan todas las almas que aman la verdad de Dios encontrar la libertad que Cristo nos ofrece mediante su "sangre del nuevo pacto" que fue "derramada para remisión de los pecados" (Mateo 26:28).

¡Adelante con su estudio de la Biblia! Encarecidamente, le animamos a dedicar mucho tiempo al Nuevo Testamento, pues este es el pacto divino que le atañe. Y es el por el cual usted y yo seremos juzgados en el momento de dar cuenta de nuestras ejecutorias en el planeta Tierra. En vano apelaríamos a un pacto caducado, a una ley cambiada por el propio Dios (Hebreos 7:12).

Queda, pues, obvio que la libertad y salvación en Cristo Jesús se obtienen por medio de obedecer los mandamientos del Nuevo Testamento. Este nos enseña que todo aquel que cree, se arrepiente y se bautiza (se sumerge en agua) recibe el perdón de pecados y es añadido a la iglesia que Cristo edificó (Hechos 2:37-47). De no haber tomado usted estos pasos espirituales, le animamos a obedecer lo más pronto posible "para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio" (Hechos 3:19). Si desea la salvación, la paz y la esperanza que Dios le ofrece, con sumo placer le ayudaremos a cumplir con los mandamientos del Señor, enviándole más información, o poniéndole en contacto con cristianos de su área que se someten al “nuevo pacto”. Alumbre Dios su corazón llenándolo de luz y sabiduría celestial.

 

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