Esta gráfica de grandes columnas sobre bases escalonadas sólidas entre nubes celestiales ilustra el estudio Conociendo la iglesia ideal, cuyas enseñanzas principales abarcan las siguientes: Que la iglesia fue concebida por Dios en el cielo, que él, como Arquitecto supremo, diseñó no solo el arca de Noé y el tabernáculo-templo de Israel sino también el “templo santo” que es su iglesia; que su Hijo Jesucristo estableció la iglesia conforme al modelo celestial y que los apóstoles la edificaron guiados por el mismo plano divino; y que el modelo para la iglesia ideal se encuentra en el Nuevo Testamento.
I. Introducción.
A. La “iglesia” el Espíritu Santo la presenta en la Biblia como “del Señor” (Hechos 20:28) o “de Dios”, llamándola “la casa de Dios” (1 Timoteo 3:15).
1. La preposición “de” indica posesión. La iglesia es posesión de la Deidad, propiedad de la Deidad. Los dueños de la iglesia, ¿quiénes son? Dios y Cristo.
2. ¿Tienen importancia las posesiones de Dios? ¡Claro que se revisten de enorme importancia en virtud de pertenecer al Creador tanto de lo visible como de lo invisible! ¿Deberíamos conocerlas, valuando cada una de acuerdo con su propósito en la creación? Positivo. Esto sería lo más sensato para nosotros los humanos, pues somos creados a imagen y semejanza de Dios, y por ende, lo que es importante y valioso para él debería serlo para nosotros también.
3. Tratándose de la iglesia, el apóstol Pablo la identifica en Efesios 1:14 como “la posesión adquirida”, la cual será redimida eternamente al ser glorificada por Cristo en su Segunda Venida.
B. “Conociendo a la iglesia."
1. ¿A cuál iglesia nos hace falta conocer hasta el grado máximo posible? Lógicamente, a la que el propio Dios concibió y su Hijo Jesucristo estableció.
2. Las fuentes de información fidedigna para conocerla son: Dios, Cristo, el Espíritu Santo y los apóstoles, quienes la dan a conocer a través de los documentos inspirados que componen el Nuevo Testamento. Además, se encuentra alguna información en el Antiguo Testamento, específicamente en las profecías sobre el Mesías y el pueblo nuevo que adquiriría.
II. La inmensa importancia de la iglesia en el esquema de Dios y Cristo para la humanidad, y aun para la creación celestial.
A. Mateo 16:18. Durante su ministerio terrenal, Cristo mismo enunció dos grandiosas proclamaciones que resaltan la importancia de la iglesia.
1. “Sobre esta roca edificaré mi iglesia...”
a) Los hombres en la tierra forman imperios, naciones, estados, organizaciones sociales, culturales y religiosas. Cristo proclama, efectivamente, que él mismo iba a fundar su propia organización en la tierra, a saber, la iglesia. “Mi iglesia”; la suya, edificada por él mismo.
b) Cristo edificaría su iglesia sobre la sólida “roca” masiva e irrompible de su propia divinidad. Él es “el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16), y “sobre esta roca” edificaría su iglesia.
2. “...y las puertas del Hades no prevalecieron contra ella.”
a) El Hades es el lugar en las regiones espirituales de Dios adonde van las almas de todos los seres humanos que mueren (Lucas 16:19-31), de donde no pueden salir hasta el día de la resurrección. En lo concerniente a la iglesia, los miembros que permanecen fiel hasta el fin, muriendo en Cristo (Apocalipsis 14:13), también van al Hades, a la parte conocida como el “Paraíso” (Lucas 23:43), pero no se quedarán allá sempiterno. En la actualidad, las “puertas” de salida del Hades están cerradas, no saliendo nadie, ni siquiera los más santos. Crucificado Jesucristo y muerto su cuerpo físico, en espíritu entró, el mismo día de su crucifixión, en el Hades. A los tres días salió triunfante de aquel lugar, proclamando: “Tengo las llaves de la muerte y del Hades” (Apocalipsis 1:18). Por tanto, desde aquella victoria aplastante sobre la muerte y el Hades hasta el día de hoy y la consumación del plan de Dios para la humanidad, él cuenta con la potestad de librar a su pueblo de aquel lugar. De ahí que en el momento determinado por el Padre él mismo abrirá “las puertas del Hades” , saliendo todos los miembros de su iglesia que hayan muerto en él, juntamente con los demás justos de épocas anteriores a la Cristiana. Tal cual el propio Jesucristo triunfó sobre la muerte y el Hades, ¡asimismo su iglesia fiel triunfará! No podrá impedirlo o frustrarlo nadie, ningún poder, ni Satanás mismo. Purificada la iglesia, será glorificada, y así los justos glorificados vivirán eternamente en la presencia de Dios y el Cordero.
B. La tremenda IMPORTANCIA que la iglesia tiene para Dios y Cristo es tan clara como el sol meridiano en un cielo sin nubes. En contraste, para multitudes de seres humanos “iglesia” es tema de poca o ninguna importancia, incluso para gran número de almas que militan en una que otra iglesia.
1. Para ellos, el tema Conociendo a la iglesia es poco llamativo o impactante. Quizás suene “algo frío, demasiado doctrinal”, aun para la mayoría de los que profesan seguir a Cristo.
2. Algunos se atreven a restar de la importancia que la iglesia tiene para Dios y Cristo, observando que él Señor Jesús la menciona en tan solo dos ocasiones, a saber, en Mateo 16:18, ya citado, y en Mateo 18:17, donde instruye sobre cómo tratar al hermano ofensor.
a) Aunque estas referencias fuesen las únicas de Cristo a la iglesia, ¡bastan y sobran como evidencia de cuán importante es la iglesia para la Deidad! Minimizarlas lo hace, planteamos, solo el alma atrevida impelida por ideas o teologías deficientes sobre “iglesia”.
b) Además, ¿en cuántos lugares y ocasiones expuso Jesucristo el tema del “reino de Dios”? Por cierto, los cuatro evangelios están repletos de ejemplos. A continuación, solo unos pocos.
(1) “El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo” (Mateo 13:24).
(2) “El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo” (Mateo 13:44).
(3) “El reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces” (Mateo 13:47).
(4) “El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5).
(5) “Algunos de los que están aquí… no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder” (Marcos 9:1)
-Ahora bien, Juan 3:5 y Hechos 2:37-47 prueban, definitivamente, que “el reino de Dios” está en la tierra y que este reino es lo mismo que la iglesia en la tierra. Consideremos la evidencia. Por un lado, nacer de agua (zambullirse en las aguas bautismales) y nacer del Espíritu (sumergirse en la verdad que trae el Espíritu) son las condiciones para “entrar en el reino”. Por otro, estas dos condiciones también son las mismas para ser añadido a la iglesia (Hechos 2:37-47). Deducción lógica: la iglesia establecida por Cristo es el reino de Dios en la tierra.
-Más evidencia se halla en Marcos 9:1 y Colosenses 1:13. Cristo dijo que "el reino de Dios" vendría "con poder" durante la vida de los apóstoles (Marcos 9:1). Precisamente, el "poder" vino en el día de Pentecostés, solo diez días después de la ascensión de Cristo (Hechos 1 y 2), cayendo el Espíritu Santo sobre los apóstoles, convirtiéndose casi tres mil personas y estableciéndose la iglesia aquel mismo día (Hechos 2:37-47). Así que, el reino de Dios vino "con poder" en Pentecostés del año 30 d. C. Los apóstoles lo vieron venir así y manifestarse como "la iglesia", a la cual añadía Cristo "cada día". Conclusión lógica y realmente irrebatible: la iglesia es el reino de Dios en la tierra.
-Confirmando esta conclusión, el apóstol Pablo apunta que Dios “nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Colosenses 1:13). ¿Cuándo ocurre este traslado? Refiriéndose Pablo a sí mismo y a los cristianos en general, habla del traslado como efectuado ya. "...nos ha trasladado..." O sea, lo ha hecho ya. Estábamos en la tinieblas, pero al obedecer al evangelio de Cristo, fuimos librados por Dios de las tinieblas y colocados en el "reino de su amado Hijo". El traslado ocurre, pues, durante la vida aquí en la tierra, y no después de la muerte. Según Hechos 2:47, el Señor añade "cada día a la iglesia a los que han de ser salvos". Siendo librados de las tinieblas del pecado los que creen en Cristo, se arrepienten y se bautizan, conforme a las instrucciones dadas por los apóstoles en Pentecostés, es del todo evidente que ser añadido a la iglesia es sinónimo de ser trasladado al reino de Dios.
-Conclusión. Al predicar Cristo con frecuencia el reino de Dios, ¡también estaba predicando la iglesia! Por lo tanto, aseverar o implicar que Cristo no diera gran importancia a la iglesia sería un desacierto garrafal.
3. Comprendiendo que la iglesia tiene muchísima importancia para la Deidad, quisiéramos persuadir a todo hombre y mujer, a todo joven capaz de entender, que dé al tema “iglesia” la TREMENDA IMPORTANCIA que amerita. Con tal propósito, citamos más textos, inspirados por el Espíritu Santo, sobre la iglesia.
a) Efesios 1:22-23. Dios el Padre “le dio (a su Hijo Cristo) por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la PLENITUD de Aquel que todo lo llena en todo”.
(1) Pregunto: ¿Es concebible que ponga Dios a su Hijo por cabeza de una institución de poca importancia? “Cristo es cabeza sobre todas las cosas a una institución que no es esencial o siquiera importante en la obra redentora que efectúa Dios entre los humanos.” Por insultante y casi blasfemo que suene, esta declaración recoge el sentir de algunos que tienen en poco a la “iglesia”.
(2) La “PLENITUD” de Dios se vacía en la iglesia. Su amor, gracia, misericordia, verdad, sabiduría, fortaleza y consuelo se manifiestan plenamente en ella. ¿Quiere usted disfrutar de “la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”? Puede hacerlo solo en la iglesia planificada por Dios y edificada por Cristo. Fuera de esta iglesia pueda que goce aunque sea una pequeña porción de la plenitud de Dios, pero solo en ella puede gozar a plenitud toda la plenitud, valga la redundancia, “de Aquel que todo lo llena en todo”.
b) Efesios 1:3; Efesios 2:4-7. Tan importante es la iglesia que ella figura entre “los lugares celestiales en Cristo”. “Celestiales”, es decir, del cielo; la iglesia pertenece al cielo. Dios hace “sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” a los que nacen de nuevo. Los añade a su iglesia.
c) Efesios 5:25. “Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.” En Hechos 20:28, el apóstol Pablo resalta, por el Espíritu, este mismo amor de Cristo por la iglesia, este mismo sacrificio por ella, al escribir: “...la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre”.
(1) Cristo ama a la iglesia. ¿La ama usted?
(2) Cristo ama tanto a la iglesia que “se entregó a sí mismo por ella”, ganándola con su sangre. ¿Cuánta la ama usted?
(3) ¿A cuál institución en la tierra ama Cristo? ¡A la iglesia! No ama a las instituciones políticas, sociales o culturales. No se entregó por ellas. No se entregó por el pueblo político de Israel para librarlo del yugo de Roma, ni por causa política o partido religioso alguno. Se entregó por la iglesia.
(4) Y usted, querida alma, ¿qué más ama? ¿A qué se está entregando? ¿Qué es su tema de todos los días? ¿El enfoque de su vida?
-¿La política? ¿La economía: trabajo, dinero, gastos, inversiones? ¿Condiciones o causas sociales? Familia, farándula o ecología?
-Billones de seres humanos gastan billones de palabras en estos temas, rompen amistades, hacen enemigos, sacrifican bienes, y aun vidas (como en Palestina, Israel, Irak, Afganistán, etcétera). ¿Para qué? Para lograr cada grupo algunos adelantos a su favor. Pero, aun estos desaparecen con el tiempo, pues todo lo material evoluciona y fenece.
(5) ¿Qué opinión tiene usted de la persona cuyo tema principal de todos los días es Dios, Cristo y la iglesia? ¿Cuya vida gira en torno a la Biblia y el reino de Dios?
-¿La considera desconectada de realidades, impráctica, soñadora, engañada, hasta fanática?
-¿Estaría pensando más o menos lo siguiente? “Esas iglesias que yo conozco, ¿para qué sirven? ¿Por qué darles importancia? Están llenas de hipócritas, vividores, mercaderes, adúlteros, cleros culpables de delitos sexuales contra menores y adultos, desquiciados.”
-Pues, no se puede tapar el cielo con la mano; esos males existen y se multiplican en muchas iglesias. ¿Son acaso su justificación para no tomar en serio el tema “iglesia”, no congregarse en ninguna, quedarse en casa, olvidarse de iglesia, despreciar a todas por igual?
-Para muchos, esos males son motivo para mofarse de toda iglesia, de todo líder religioso, desde el “Papa” en Roma hasta el más pequeño sacerdote o pastor. Gastan chistes a expensas de ellos. Los ridiculizan sin misericordia, señalando con gusto y riéndose a carcajadas. Así, se liberan de “iglesias”, aun de Dios mismo, recreándose a sus anchas en los placeres de la carne.
-Personalmente, me siento grandemente ofendido, indignado, y a veces con bastante coraje, a causa de los vergonzosos atropellos, abusos y desatinos cometidos bajo el manto de “religioso” o “religión”. Sin embargo, a estas alturas en mi vida, después de observar, y aun experimentar en carne propia, tantas cosas desagradables, malas, censurables, repugnantes en las “iglesias”, y a pesar de mis propios defectos como “cristiano”, sigo dándole importancia capital a una iglesia en particular, a saber, a la que estableció el Señor, a la que ama él, entregándose por ella y ganándola con su sangre. Esta es la que ocupa lugar céntrico en mi mente y espíritu, y no las iglesias enfermas de inmoralidad o enseñanzas nocivas de origen humano. Todo ser humano está en el deber de tomar en serio a esta iglesia ideal.
III. Esta iglesia ideal, concebida en la mente de Dios antes de la fundación del mundo, planificada por él, establecida y ordenada por su amado Hijo, es la que admiro, predico y amo, en la que también milito, deseando glorificar a Dios mediante mi servicio en ella a favor de la humanidad. Se trata de la iglesia modelo, de la iglesia perfecta, la misma que proyecta Dios en el Nuevo Testamento.
A. Esta iglesia no la representa a perfección ninguna congregación local mencionada en el Nuevo Testamento. Jerusalén, Antioquia, Éfeso, Troas, Filipos, Tesalónica, Berea, Corinto, Roma, ¡ninguna de ellas! Defectos o fallas serias se señalan en algunas, entretanto que para otras la información disponible es demasiada escasa.
B. Tampoco la representan a perfección ni siquiera las mejoras congregaciones de actualidad, mucho menos las mundanas o descarriadas, con sus ministros carnales o apóstatas. El factor humano, siempre imperfecto, presente aun en las que más se acercan a lo ideal, hace imposible la perfección absoluta.
C. Entonces, ¿dónde encontrar esta iglesia ideal? Pues, en los documentos inspirados del Nuevo Testamento. ¿Cómo encontrarla en estos documentos? Escudriñando todo lo que revelan acerca de la iglesia, anotando todo lo que Dios ordena y aprueba para ella, como también lo que desautoriza o censura. El resultante cuadro es el del modelo divino para la iglesia.
1. ¿Qué está pensando usted? ¿Acaso que esto de “modelo divino para la iglesia” sea invención de este servidor? Considere, se lo ruego.
a) El gran arca de Noé, ¿la diseñó Dios mismo? Positivo. Medidas exactas, tipo de madera, pisos, colocación de la única ventana, etcétera. Dios dijo a Noé: “De esta manera la harás” (Génesis 6:14-16). “De esta manera”, y no de cualquier manera. Suponiendo que Noé cambiara las medidas o el tipo de madera, ¿qué le hubiese pasado al arca? ¡Pienso que no hubiese flotado jamás!
b) El templo de Israel, con su mobiliario y ornamentación muy detallada, ¿lo diseño Dios mismo? Positivo. ¡Hasta el último detalle! “Y se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo… Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte” (Hebreos 8:5 ; Hechos 7:44). “Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis” (Éxodo 25:9). “Mira y hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte” (Éxodo 25:40). “Modelo” y “diseño” son vocablos y conceptos netamente bíblicos.
c) Y la iglesia, infinitamente más importante que el arca de Noé o el templo de Israel, esta iglesia que figura en el “propósito eterno” de Dios como organización encargada de dar a conocer “la multiforme sabiduría de Dios… a los principados y potestades en lugares celestiales” (Efesios 3:10-13), ¿no existe modelo divino para ella? ¡Inconcebible! El concepto de “modelo divino” está implícito en la terminología inspirada que identifica a la iglesia.
(1) Esta iglesia es “templo santo en el Señor” edificado “para morada de Dios en el Espíritu” (Efesios 2:21-22).
(2) Esta iglesia es “labranza de Dios, edificio de Dios” (1 Corintios 3:9), siendo Dios mismo su Arquitecto Maestro.
(3) Esta iglesia es “casa espiritual” (1 Pedro 2:5 ), “columna y baluarte de la verdad” (1 Timoteo 3:14).
(4) Esta iglesia es el “cuerpo de Cristo” (1 Corintios 12:12-27), el “nuevo hombre” creado por Dios (Efesios 2:14-16).
¿Cómo pensar usted, yo o cualquiera, que no existiese modelo divino para una institución tan importante? ¡Ciertamente existe! Plenamente evidente en estas descripciones retóricas tan instructivas. ¿Qué templo, edificio, casa, columna o cuerpo se levanta sin plano, diseño o modelo? Pues, ¡tampoco la iglesia! Dios es su Arquitecto. El modelo para ella Dios no delega a otro su diseño sino que él mismo lo diseñó, revelándoselo a la humanidad mediante Cristo y el Espíritu Santo.
2. “¡Ah! Pero, ¿tan complicado y trabajoso esto de conocer al modelo divino para la iglesia?” ¡De modo alguno! Al contrario, comparativamente fácil, ya que el modelo divino para la iglesia es sencillo. Cualquier persona de capacidad intelectual normal, honesta y amante de la verdad, discierne pronto las características básicas y esenciales del modelo divino para la iglesia.
A continuación, dos ejemplos para ilustrar y confirmar lo que planteamos.
El modelo divino para la iglesia ideal
I. Su fundamento
A. Mateo 16:18. “Sobre esta roca edificaré mi iglesia.” El fundamento de la iglesia es “esta roca” a que alude Cristo. ¿Qué es “esta roca”? Al principio de este estudio la identificamos: ¡Cristo mismo es “esta roca”! “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”, confiesa el apóstol Pedro (Mateo 16:16). Cristo: el Ungido, el Mesías, el Unigénito de Dios, la Deidad encarnada -¡este es el fundamento de la iglesia!
1. Cristo no dice: “Sobre ti, Pedro, edificaré mi iglesia” , o “Pedro, tú eres una roca, y sobre ti edificaré mi iglesia”. Tampoco dice: “Pedro, tú serás el primer Papa, y sobre ti y tus sucesores edificaré mi iglesia”.
2. Las palabras exactas del Señor son: “Y yo también te digo que tú eres Pedro (Petros en el griego, o sea, una piedra pequeña), y sobre esta roca (petra en el griego, la que significa una roca grande maciza irrompible, una peña) edificaré mi iglesia”. Recalcamos: “esta roca” es el sólido y masivo fundamento de la divinidad de Cristo mismo. “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.”
B. 1 Corintios 3:11. El Espíritu Santo enseña exactamente lo mismo que Cristo. Para el “edificio de Dios” (la iglesia) “nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.” ¿Qué es el fundamento según el Espíritu Santo? ¡Jesucristo es el único fundamento! Con más precisión, él es la “piedra principal del ángulo”. “Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa. Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida y preciosa” (1 Pedro 2:4, 6).
1. Para anclar y cuadrar las estructuras importantes antiguas una gran piedra pesada, cuidadosamente escogida y bien tallada, fue colocada en una esquina del fundamento.
2. Para anclar y cuadrar al importantísimo y grandioso “templo santo en el Señor”, Dios escoge a su Hijo, Cristo, colocándole como “la piedra principal del ángulo”.
C. Efesios 2:20. El “edificio de Dios” (la iglesia) también está edificado “sobre el fundamento de los apóstoles y profetas.”
1. “Los apóstoles”, plural. Sobre todos los apóstoles, y no tan solo sobre Pedro.
2. “Profetas”, particularmente, los miembros de la iglesia primitiva que recibieron el don de profecía, mediante el cual fue revelada la verdad del Nuevo Testamento a la iglesia.
II. La organización de la congregación local
A. Dios establece una pluralidad de ancianos (obispos, pastores, presbíteros) en cada congregación para apacentar, gobernar y cuidar de las ovejas espirituales.
1. Hechos 14:23. Pablo y Bernabé “constituyeron ancianos en cada iglesia”.
2. Tito 1:5. Pablo instruye al evangelista Tito: “Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé”.
3. Algunas consecuencias de no seguir este modelo: dictadores que se enseñorean de la iglesia o asalariados que la explotan.
B. Dios establece cualificaciones detalladas y estrictas para el candidato al obispado.
1. 1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-10. Ejemplo de las cualificaciones muy específicas: el que anhela obispado debe ser "marido de una sola mujer”.
2. Las consecuencias desastrosas de hacer caso omiso al modelo, o alterarlo, no tardan en manifestarse. Por ejemplo, referente a "marido de una sola mujer", obviar este requisito, exigiendo que el obispo sea célibe en vez de casado, lo expone a fuertes tentaciones de la carne.
a) El celibato produce terribles frutos: adulterio, fornicación, aberraciones y abusos sexuales, delitos sexuales contra menores, abortos, niños bastardos, demandas legales; increíble sufrimiento emocional, crisis de fe, incredulidad, para nombrar unos pocos por encima, nada más.
b) El celibato lo identifica el Espíritu Santo como "doctrina de demonio" que distingue a los que apostatan de la fe (1 Timoteo 4:1-5)..
Conclusión de la Parte 1 e Invitación
A. Ya toma forma delante de nuestros ojos la iglesia ideal tal cual concebida en la mente de Dios, planificada para la humanidad y hecha realidad por Cristo y sus apóstoles. Ya estamos “conociendo a la iglesia” que edificó Cristo.
1. Con gozo y orgullo, se la enseño. Como la pareja que enseña su linda casa bien diseñada, práctica, equipada para llenar las necesidades y propósitos de sus ocupantes, adornada con buen gusto, mantenida en condiciones óptimas, con sus bellos patios y jardines en derredor. O como los propietarios enseñan su edificio de arquitectura impresionante, construcción sólida y perfecta funcionalidad.
2. No solo se la enseño, sino que le invitamos a integrarse a ella, transformándose en “piedra viva” que el Señor mismo coloque en su “templo santo”, donde usted, de permanecer fiel, resplandecerá como “oro, plata o piedra preciosa”, resistiendo el fuego de pruebas y recibiendo, como recompensa, la corona de la inmortalidad.
B. ¿Acaso esté dando vueltas en su mente el refrán popular aun entre creyentes: “La iglesia no salva”? Es verdad: la iglesia no salva. Solo Cristo salva. Pero, ¿a qué salva Cristo? Precisamente, ¡a su iglesia! “Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador” (Efesios 5:23). ¿Captó usted esa última frase? "...y él es su SALVADOR." “Se entregó a sí mismo por ella”, ganándola “con su propia sangre”. De manera que los que obedecen la palabra verdadera del evangelio son perdonados y añadidos a la iglesia (Hechos 2:47).
-La iglesia no salva, pero usted, que ya está conociendo a la iglesia que Cristo edificó, ¡no se salvará fuera de la iglesia!
-Por tanto, le animamos a darle la importancia que Dios le da, amarla y entregarse a Cristo, haciendo lo requerido para ser añadido a ella.
-Hechos 2. Tres mil añadidos a la iglesia. ¿Qué hicieron para alcanzar tan magnífica bendición? Obedecieron los mandatos inspirados que anunciaron los apóstoles: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo, para perdón de los pecados. Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. ... Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hechos 2:37-47).
Conociendo a la iglesia ideal. Parte 2.
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