Folletos y otros recursos para obras
de las iglesias de Cristo
¿Está usted utilizándolos sabiamente?
Énfasis sobre folletos para evangelizar y edificar
Contenido:
Poca semilla sembrada resulta en pocos frutos cosechados, quizás ninguno.
¿Cuál es su criterio para seleccionar a los recipientes de la literatura?
"Yo soy muy selectivo en cuanto a las personas que reciban la literatura."
¿Cuál es el criterio suyo para seleccionar la literatura?
"Yo no voy a repartir esos folletos porque son muy duros."
"Yo no voy a repartir esos folletos porque atacan a las demás iglesias."
La naturaleza de la iglesia edificada por el Señor.
Advertir a viva voz a las demás iglesias.
"Yo no voy a repartir esos folletos cuyo tema principal es la iglesia o el plan de salvación porque lo único que quiero predicar es a Cristo."
"Yo no voy a repartir esos folletos porque las personas que los leen se ofenden o protestan y yo no quiero lastimar a nadie."
Observaciones adicionales
Querido miembro de la iglesia de Cristo, el tiempo presente es el más propicio de toda la Era Cristiana para la divulgación del evangelio puro. Las leyes civiles nos protegen. ¡No se le permite ni siquiera a la "gran ramera" (la "iglesia madre" apóstata) derramar nuestra sangre! Disponemos de los medios de comunicación en masa que hacen factible la proclamación de la "sana doctrina" a "toda criatura". Entre ellos contamos con la prensa, la radio, imprentas, el proyector, el retro proyector, el video proyector y el Internet. Por lo tanto, ¿no le parece que debiéramos motivarnos y movilizarnos al máximo para el debido cumplimiento de la Gran Comisión en nuestro tiempo, antes de que lleguen los días de trabas y persecuciones profetizados en Apocalipsis para el "poco de tiempo" que precede el fin? ¿Por qué no fijarnos la meta de llevar las buenas noticias a toda persona hispanohablante lo más pronto posible? ¿Por qué no llevar todo miembro su alforja llena de folletos, tarjetas de presentación, invitaciones a estudios y reuniones? ¿Por qué no llegar a las aldeas más lejanas con tan precioso mensaje de salvación y esperanza?
La efectividad de los folletos publicados por Editorial La Paz
[Identificada durante sus primeros años como Prensa Espada del Espíritu, luego como Prensa La Paz]
Los obreros que los utilizan en sus ministerios nos informan de miles de conversiones logradas durante el periodo desde 1971 hasta la fecha. Según sus cartas, entre los folletos más efectivos para ganar almas figuran: Conozca a la Iglesia de Cristo, En busca de la iglesia verdadera y ¿Fueron abolidos los diezmos? También se reciben muchas solicitudes por el folleto ¿Estás preparado para encontrarte con Dios?
Poca semilla sembrada: ¡pocos frutos cosechados, quizás ninguno!
Si reparte usted sólo 20, 50 ó 100 folletos, quizás coseche almas para el Señor, pero la probabilidad es que no. En los terrenos espirituales del mundo (entiéndase los corazones de las personas inconversas) es preciso sembrar gran abundancia de semilla espiritual porque consabido es que de esa "abundancia" sólo una parte pequeña germinará. En una ciudad de 50,000 almas, mil folletos es poca semilla. En una aldea de 3,000 almas, cien folletos es muy poca semilla espiritual.
Toda alma tiene el derecho y la necesidad de leer o escuchar por lo menos una vez el evangelio puro. La página impresa es acaso el medio más económico de poner el evangelio al alcance de toda persona.
¿Cuál es su criterio para seleccionar a los recipientes de la literatura?
¿Suele usted juzgar a las personas otorgándoles o denegándoles folletos a base de alguna evaluación subjetiva suya? ¿De impresiones someras o de suposiciones ligeras suyas? "Algo me dice que Fulano va a botar este folleto. Tengo el presentimiento de que aquel sujeto no aceptará mi folleto; se ve molesto. Aquella señora es evangélica; si lee este folleto, seguramente se escandalizará. Sultana es católica; jamás podrá entender el mensaje de este folleto." Quizás acierte usted en su evaluación; quizás no. Comoquiera que sea, ¿no cree usted que sus adivinaciones o conjeturas pudiesen resultar en la perdición de algunas almas? Cristo aconseja: "No echéis vuestras perlas delante de los cerdos" (Mateo 7:6). Sin duda, hay una porción de la población que desprecia y pisotea la literatura; la estruja y la descarta. A nosotros nos corresponde discernir acertadamente a tales espíritus, no incluyendo arbitrariamente entre ellos a personas aptas para recibir el mensaje impreso. En cuanto a la literatura tirada, curiosamente nos llegan testimonios de personas convertidas ¡justamente a través de algún folleto estrujado que encontraron tirado en la calle! Sembremos la buena semilla. La utilizará Dios a su manera para producir el crecimiento de su Reino espiritual.
¿Dice usted de sí mismo que es muy selectivo en cuanto a las personas que reciban la literatura, que no quiere malgastarla? En parte, su cuidado es loable. Desde otro punto de vista, tal proceder puede convertirse en el pecado de hacer "acepción de personas", pues significa que algunas almas se privan del acceso a la Verdad de Dios que provee la literatura bien redactada. ¿Malgastar la literatura? Comparativamente, cuesta muy poco dinero producir un folleto cuando se imprimen centenares de miles de ejemplares. Desde luego, cada ejemplar tiene su costo de impresión y envío; tiene valor. No debemos desperdiciar ni siquiera un ejemplar. Sin embargo, a nivel mundial nuestra hermandad cuenta con los recursos económicos necesarios para preparar y entregar a cada persona de habla hispana no un solo folleto sino varios. Lejos de limitar la cantidad de folletos repartidos, ¡debemos llenar a nuestros países de literatura sana! La pérdida de una parte es inevitable. ¿No pierde el agricultor una parte de la semilla que siembra? Por eso, ¿siembra menos? Al contrario, ¡siembra más semilla para tener una cosecha más abundante! Tenga en cuenta la parábola del sembrador en Mateo 13, donde se nos enseña que una parte de la buena semilla "cayó junto al camino".
¿Cuál es el criterio suyo para seleccionar la literatura?
Al evaluar usted un folleto preparado para el evangelismo, ¿pesan más sus gustos personales, prejuicios u opiniones que las realidades religiosas del ámbito espiritual que le rodea? ¿Es objetiva e imparcial su evaluación o responde a conceptos distorsionados sobre el enfoque y el contenido que la literatura debería tener? Opinamos que solo los cristianos de experiencia en la labor evangelística y que tienen un alto grado de "inteligencia espiritual", gozan de la facultad de hacer evaluaciones acertadas de la literatura. Ellos comprenderían, pensamos, que los factores claves son los siguientes tendrían mayor importancia:
¿Produce fruto, o no, la literatura repartida?
¿Despierta interés en los que la reciben?
¿Motiva, o no, a las personas a buscar de Dios y visitar a la iglesia de Cristo?
¿Produce contactos? ¿Abre paso para estudios bíblicos con los contactos?
Sobre todo: ¿resulta en conversiones? ¿en el establecimiento de nuevas congregaciones?
Las casas editoriales de nuestra hermandad nos ofrecen muchos folletos variados. ¿Cómo clasificarlos? ¿De excelentes, buenos, mediocres, pobres, sin valor? Sabio es aquel obrero capaz de seleccionar el material más eficaz en términos de resultados palpables, se lo recomienda a la congregación y logra que se reparta gran cantidad. Falto de sabiduría sería aquel obrero que rechace el material más eficaz, denegando a la congregación su uso.
A continuación, analizamos algunas ideas sobre el uso de la literatura
que carecen, a nuestro parecer, de sabiduría y madurez.
"Yo no voy a repartir esos folletos porque son muy duros."
Querido hermano, hermana, usted que reparte folletos, ¿no es cierto que la Verdad de Dios siempre es "dura" para los pecadores y los religiosos errados (Juan 6:60-71; Hebreos 4:12)? "Duro" es una evaluación relativa y subjetiva. El mensaje que es "duro" para los seres humanos que desprecian la Verdad, endureciendo aún más su corazón malo (2 Tesalonicenses 2:10-12), ¡impacta para salvación a los que aman la Verdad, obedeciéndola! El folleto que el cristiano demasiado sensible o débil evalúa como "duro", quizás lo reciba con beneplácito y agradecimiento la persona que se interesa sinceramente por su salvación.
Los folletos que algunos catalogan como "duros" son precisamente los que han producido miles de conversiones, incluso la conversión de no pocos líderes religiosos errados en su doctrina. En cambio, los folletos "blandos" cuyo mensaje no despierta inquietudes se vuelven solo "papel" sin valor en las manos de quienes necesitan ser sacudidos de su estupor o error espiritual.
Denegar a las almas descarriadas el mensaje claro y "duro" del evangelio, rehusando entregarles folletos cuyo contenido se compone de dicho mensaje, es interponerse entre los inconversos y Dios, entorpeciendo y obstaculizando la obra de él. ¿Cuál será el premio para el miembro de la iglesia culpable de semejante osadía?
"Yo no voy a repartir esos folletos porque atacan a las demás iglesias."
¿Atacan, o meramente identifican a las demás iglesias por nombre? Nombrar a "las demás iglesias", divulgar datos sobre su origen y analizar su doctrina, comparándola con la enseñanza del Nuevo Testamento, no es atacarlas sino descubrirlas sana y legítimamente.
Desde luego, existe el peligro de "atacar a las demás iglesias" con sus líderes, de arremeterse carnalmente contra ellos, de tal manera que sufra repercusiones negativas la causa verdadera de Cristo. En la batalla contra lo falso no debería figurar entre nuestras armas espirituales un lenguaje crudo, insultante o sarcástico. Destruimos las "fortalezas" del error y derribamos "argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios" haciendo uso de las "armas de nuestra milicia" que Dios nos ha provisto, las cuales, de cierto, "no son carnales" (2 Corintios 10:3-6).
Ahora bien, de formar las demás iglesias parte de la iglesia única y verdadera edificada por Cristo, lógicamente no debiéramos tocarlas. Si pertenecen a Cristo, nuestro deber sería elogiarlas y apoyarlas en sus cultos y actividades.
En cambio, si las demás iglesias no forman parte de la iglesia única y verdadera edificada por Cristo por la razón elemental de que no siguen la "sana doctrina", la cual es el fundamento seguro de la iglesia verdadera, entonces nuestro deber es evidente, a saber: ¡advertirles a viva voz el gran peligro espiritual en que se encuentran! Callarnos sería un acto irresponsable, reprensible y cobarde, ¿no le parece?
En cuanto a las convicciones personales de este servidor referente a la naturaleza de la iglesia edificada por Cristo, ellas no han cambiado durante mis largos años mi ministerio. La revelación de la Biblia sobre la naturaleza de la iglesia de Cristo no ha cambiado. Siguen vigentes las siguientes verdades:
Cristo edificó una sola iglesia.
A su iglesia Cristo le dio una sola doctrina.
Cristo condena enérgicamente las divisiones.
Las demás iglesias, o sea, las confesiones o sectas denominadas por sus promovedores y adeptos “cristianas” son, en realidad, divisiones religiosas formalmente reconocidas, es decir, son, en el contexto histórico del cristianismo, partes, segmentos o denominaciones del cristianismo moderno, pero no son, en el contexto netamente bíblico, partes o segmentos de la iglesia fundada por Dios, la cual es indivisible. Ni siquiera existían en el tiempo de Cristo o los apóstoles. Sus nombres no aparecen en el Nuevo Testamento. Sus doctrinas y prácticas, escrutadas cuidadosamente a la luz de las Escrituras, se ve que no gozan del respalda de la Palabra inspirada. Surgiendo y formalizándose después del establecimiento de la iglesia original, su relación para con el Señor, única cabeza de la única iglesia que él estableció, está en tela de juicio.
Las buenas intenciones, buenas obras o fogosidad evangelística de estas iglesias no cambian su naturaleza de “organizaciones fundadas por teólogos, pastores, evangelistas o predicadores conforme a su entendimiento personal de la Biblia”..
Sus mensajes sobre el amor, la tolerancia y la unidad no cambian su naturaleza fundamental de divisiones religiosas creadas por hombres o mujeres falibles.
Desde luego, multitudes de profesos seguidores de Cristo discrepan de estas convicciones, teniéndolas por demasiado "duras ". Entre ellos, algunos líderes de la hermandad conocida como “iglesia de Cristo”. Estos se callan ante "las demás iglesias", o, peor todavía, las defienden, imitan y aceptan como entidades que gozan plenamente del favor de Dios. Por cierto, anda suelto en nuestro mundo de hoy el "Espíritu de la Tolerancia Ilimitada", predicando que debiéramos tolerar o abrazar a todo aquel que confiese el nombre de Cristo, no tomando en cuanta sus doctrinas, prácticas o conducta moral. Aunque niegue que el bautismo sea "para el perdón de pecados", ¡deberíamos aceptarlo, y no criticarlo! Aunque sea homosexual, si confiesa que Cristo es el Hijo de Dios, ¡debemíamos tolerar su "estilo de vida"! Aunque invoque a María como la "madre de Dios", ¡debemos pasar por alto su idolatría y no censurarlo! En muchas áreas de nuestra vida terrenal la tolerancia es una virtud excelente. Llevada a los extremos, esta virtud se convierte en pecado cuando nos induce a tolerar inmoralidades sexuales, al igual que evangelios diferentes o las iglesias que siguen sus propios credos y no el Nuevo Testamento. Ciertamente, no erramos al observar que Dios no es tan tolerante como lo somos la mayoría de los creyentes. Su Nuevo Pacto lo representa como celoso, recto, santo, justo, estricto y exigente en todo lo concerniente a su Verdad y su Iglesia. Recalcando:
La iglesia del Señor no es el conjunto de los miles de sectas que componen el cristianismo.
La iglesia del Señor no es un "movimiento", por ejemplo: el "movimiento carismático" o el "movimiento de restauración".
La iglesia se compone de todas las almas en todo el mundo que obedecen la Verdad y se rigen por el Nuevo Testamento. "¡Conoce el Señor a los que son suyos!" (2 Timoteo 2:19).
"Advertir a viva voz" a las iglesias sectarias su condición preocupante espiritual no significa:
Mandarlas al infierno, pues Dios es el juez y no nosotros;
Valernos de sarcasmos, insultos, frases callejeras o un lenguaje soez para denunciarlas, pues estos tipos de expresión son carnales;
Manifestar hacia ellas un espíritu belicoso de confrontación personal, un espíritu altanero o un espíritu jactancioso, pues siempre debemos ser humildes y escuetos.
"Advertir a viva voz" significa:
Instruir, redargüir y corregir con paciencia, mansedumbre, reverencia y amor por las almas (2 Timoteo 4:16; 2:24-26; 1 Pedro 3:15).
Razonar y argumentar con convicción y firmeza, no con timidez o inseguridad.
Contender "ardientemente por la fe una vez dada a los santos" (Judas 3), señalando claramente las diferencias fundamentales entre la iglesia bíblica y "las demás iglesias".
Animar y persuadir a los creyentes sinceros a salir del sectarismo, que obedezcan el evangelio puro de salvación, presentándose a Cristo como sumisos a su Palabra para que él los acepte en su iglesia.
Proclamar con valor el mensaje bíblico de la unidad.
A propósito, los desacuerdos y contiendas que inquietan y estremecen aun a nuestra hermandad no invalidan el mensaje bíblico de la unidad. No debemos callarlo a causa de controversias internas. Al contrario, con todavía más ahínco insistamos en la unidad de los creyentes.
¿No tenemos nosotros los obreros de la iglesia de Cristo ningún mensaje para "las demás iglesias"? Si tenemos un mensaje para ellas, ¡debemos entregárselo sin temor! Dos de los medios más eficaces para lograrlo son los folletos y los casetes.
¿Dejaremos que los pastores, predicadores, evangelistas y maestros de "las demás iglesias" sigan proclamando sus evangelios pervertidos sin levantar nosotros la voz de alerta? ¿No amamos las almas de referidos líderes espirituales? ¿No nos damos cuenta de que muchos de ellos no están conformes con los concilios que los manipulan ni están del todo satisfechos con las doctrinas que propagan porque no conocen "más nada"? ¡Quizás jamás conozcan "más nada" de no tener nosotros el valor de entregarles un folleto de contenido sustancial y sólido que los haga despertar de su sueño!
"Yo no voy a repartir esos folletos cuyo tema principal
es la iglesia o el plan de salvación porque lo único
que quiero presentar es a Cristo."
Casi el cien por ciento de las personas en el mundo hispano parlante ya saben quién es Jesucristo. Lo que desconoce la gran mayoría es precisamente la iglesia verdadera edificada por Cristo y el plan de salvación que Cristo formuló para "toda criatura".
Los lectores y los oyentes no convertidos al Señor, al igual que los feligreses de "las demás iglesias", no necesitan leer u oír lo que ya saben sino lo que no saben.
En cualquiera de nuestros países podemos imprimir a gran costo y repartir con arduo trabajo centenares de miles de tratados sobre el tema "Cristo es el Señor", presentando a Jesús como el Hijo de Dios y el Salvador del mundo, el remedio para nuestros problemas y temores, sin mencionar jamás "iglesia" o "plan de salvación". ¿Cuál será el resultado? ¡El 95 % de los que reciben el folleto ya estará de acuerdo con su mensaje! ¿Cuántos cambiarán su vida moral o espiritual? No obedecerán muchos de los mandamientos más fundamentales del Señor porque los desconocen. No se acercarán a la iglesia que Jesucristo estableció porque no la conocen. No habrán ampliado sus conocimientos espirituales. Editorial La Paz ofrece un tratado cuyo título es ¿Estás preparado para encontrarte con Dios? Podemos hacer la prueba entregando 20,000 ejemplares de este escrito, por cierto, excelente, a 20,000 pentecostales, evangélicos, protestantes y católicos romanos. ¿Qué cosecha de almas habrá? Probablemente, ¡ninguna! ¿Por qué? Porque no aprenden nada nuevo los evangélicos y los católicos que leen el mensaje. Para que produzca frutos palpables para el Reino de Dios, o sea, almas rescatadas y añadidas a la iglesia que Cristo fundó, le enseñanza impartida mediante la literatura y los casetes ha de llenar lagunas en el conocimiento y el entendimiento del lector u oyente.El mensaje ¿Estás preparado…? es para las almas que no pertenezcan a ninguna iglesia. Por cierto, muchos pentecostales y evangélicos lo solicitan para repartir porque les agrada su contenido. Están dispuestos a utilizarlo para el crecimiento de sus propias iglesias porque ¡no contradice su doctrina!
¿No es cierto que el maestro sabio provee para sus alumnos el alimento espiritual que les hace falta para el crecimiento y eventual salvación de su alma? No el alimento que ya tienen sino el que les hace falta para una dieta completa.
"Presentar a Cristo" sin presentar también a la "iglesia de Cristo" y las condiciones bíblicas para recibir el perdón de pecados es presentar un cuadro incompleto de Cristo y su evangelio. Ya que Cristo es "Cabeza" y "Salvador" de la iglesia, es preciso presentárselo como tal a las multitudes que creen a su manera en Cristo pero que no entienden su autoridad ni han sido añadidas a la iglesia que él salva.
Quienes rehúsan predicar la iglesia no siguen el ejemplo de Pablo, pues este apóstol predicaba "el reino de Dios" dondequiera que iba evangelizando (Hechos 20: 25). Tengamos presente que la iglesia auténtica de Cristo es la manifestación del reino de Dios en la tierra. Es el “reino de Dios” que vendría “con poder” durante la vida de los apóstoles escogidos por Cristo durante su ministerio terrenal (Marcos 9:1; Hechos 1:6-8).
"Yo no voy a repartir esos folletos porque las personas
que los leen
se ofenden y protestan y
yo no quiero ofender a nadie."
De veras, ¿"se ofenden y protestan" todas las personas que los leen? Entonces, ¿cómo explicar los miles de conversiones logradas mediante los folletos?
Honestamente, ¿es "ofensivo" el contenido de los folletos? ¿Se utiliza un lenguaje soez? ¿Se utilizan personalismos, mofas o insultos? ¿Se manifiesta falta de respeto y reverencia hacia el lector? O, ¿sencillamente, se dice la verdad con tacto y amor? ¿Ofende el "estilo" y la "fraseología" o es la verdad clara y pura lo que ofende?
¿Dejaremos de evangelizar porque algunas personas reaccionan de manera negativa al evangelio? ¡Inconcebible! Todo obrero que estudia los ministerios de Juan el Bautista, Jesucristo y los apóstoles sabe que la agresividad disciplinada y sabia de estos caudillos en los campos evangelísticos, producía reacciones fuertes, aun alborotos y motines, pero también ¡muchas conversiones y muchas iglesias establecidas!
Por su naturaleza, el evangelio puro es un mensaje que revoluciona. De cierto, la obra evangelística no es para almas tímidas o cobardes. ¡Tampoco el cielo es para almas tímidas o cobardes! Al evangelizar, estamos "peleando" contra las huestes de Satanás. En esta guerra espiritual, ¡habrá muchas bajas en ambos lados! ¡Que no figuremos nosotros los obreros del Señor entre los vencidos! ¿Saldrá usted contra el temido y feroz enemigo de las almas con una espada de cartón y mísiles de papel mongo?
Si nadie protesta o resiste, ¡la Verdad de Dios no ha llegado con todo su poder y resplandor!
Imprimir y repartir tratados que no impacten para salvación es malgastar los recursos, tanto materiales como humanos, de la iglesia del Señor. Resulta frustrante para todos.
Animar a las casas editoriales operadas por miembros de nuestra hermandad a imprimir grandes cantidades de tratados u otros materiales que no impacten a las almas es hacerse cómplice de la malversación de fondos y recursos.
Elogiar al autor de un tratado, artículo o libro por su escrito cuando es evidente que su obra es de pobre contenido o calidad ¡es lo mismo que mentir!
Estimular a las casas editoriales de nuestra hermandad a imprimir obras notablemente defectuosas en gramática y sintaxis es hacerse cómplice de la producción de materiales que resten de la imagen de competencia, excelencia y aun elegancia espiritual que la iglesia del Señor siempre debería cultivar asiduamente, proyectándosela al mundo.
Solicitar material para luego almacenarlo por largo tiempo o dejarlo perder es actuar irresponsablemente, procedimiento por el cual dará cuenta el culpable en aquel día final.
En cuanto a la calidad y el contenido del material producido para nuestra hermandad, todos deberíamos ser más exigentes y selectivos. Que Dios levante en los países hispanoparlantes a muchos escritores cristianos sumamente diestros en el arte de preparar excelente literatura para la iglesia de Cristo.
Folletos (tratados) para evangelizar y edificar. LISTA de los disponibles.
Temas y datos concisos sobre el contenido de cada uno, con algunas gráficas.
En PDF, imágenes JPEG y como artículos. Imprimirlos usted mismo o solicitar cantidades, con o sin datos locales impresos.
Veintiocho en español. Quince en inglés.
Cursos de capacitación ministerial. Unos cuantos en esta Web.
Evangelismo eficaz. Lista de componentes de este curso.
Mensajes cortos para aprender, evangelizar y edificar.
Derechos reservados. Permiso concedido para hacer una copia, o múltiples copias pero ninguna para la venta.