Capítulo Nueve de este Comentario sobre Apocalipsisl
“Las siete copas de oro, llenas
de la ira de Dios”
contienen
“Las siete plagas postreras”
Los Capítulos 15 y 16 de Apocalipsis
Las siete plagas para finales del “poco de tiempo”.
Identidad de los seres parados sobre el Mar de vidrio
mezclado con fuego.
Entonan el cántico de Moisés y el Cordero.
Nadie puede entrar en el templo de Dios durante el tiempo
de las siete plagas. ¿Por qué?
“Siete ángeles… vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor
del pecho con cintos de oro” traen “Las siete copas de oro, llenas de la ira de Dios”,
las que contienen “Las siete plagas postreras”.
En esta visualización de los eventos, los siete ángeles, saliendo del “templo del tabernáculo
del testimonio”, se paran sobre “un mar de vidrio mezclado con fuego”. Este detalle
de la pintura no figura en el relato del apóstol Juan.
A la izquierda en la pintura, los seres entre las nubes representan “a los que
habían alcanzado
la victoria sobre la bestia… en pie sobre el mar de vidrio”.
Pintura por Pat Marvenko. Derechos reservados.
I. Introducción.
A. El corto capítulo 15 de Apocalipsis, de tan solo ocho versículos, nos presenta el Preámbulo a las “Escenas”, tan escalofriantes como breves, en las que se escenifica el derramamiento de las “siete copas de oro, llenas de la ira de Dios…”
B. Según los capítulos 15 y 16 de Apocalipsis, “las siete copas de oro, llenas de la ira de Dios”, contienen “las siete plagas postreras”. Esto queda evidente al leer los siguientes versículos.
1. “Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras…” (Apocalipsis 15:1).
2. “Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios…” (Apocalipsis 15:7).
3. “Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles” (Apocalipsis 15:8).
4. “Oí una gran voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios” (Apocalipsis 16:1).
5. “Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria” (Apocalipsis 16:9).
Vemos, pues, que las catástrofes que resultan cuando los ángeles derraman las siete copas de la ira de Dios se describen como “estas plagas”. Por lo tanto, es evidente que “las siete copas de oro contienen “las siete plagas postreras”.
Izquierda. “Las siete copas de la ira de Dios” contienen “Las siete plagas postreras”. En ellas se consuma "la ira de Dios".
Pintura por Pat Marvenko. Derechos servados.
Derecha, abajo. La Escena del "Mar de vidrio mezclado con fuego". ¿Quiénes son los que entonan "el cántico de Moisés... y el cántico del Cordero"? ¿Se trata de dos cánticos distintos, o de uno solo?
¿Por qué figura Moisés en este Preámbulo al derramamiento de "las siete copas de la ira de Dios"?
¿En qué tiempo se cumplen "las siete plagas postreras"? ¿Qué significa "postreras" en este contexto?
¿Por qué se encierra Dios en el templo en el cielo durante el tiempo de la manifestación de "las siete plagas postreras"?
Preguntas a ser contestadas mediante este estudio.
C. Estas “siete plagas” son las “postreras”. “…siete ángeles que tenían las siete plagas postreras…”
“Postrero, ra. (De *postrarĭus, por postrēmus, infl. por primarĭus). adj. Último en una lista o serie. 2. Se dice de la parte más retirada o última en un lugar.” Microsoft® Encarta®
1. Son las últimas “en una… serie” de plagas.
2. Después de estas, no vendrán otras plagas, porque, una vez acaecidas estas, el universo material visible, como además el tiempo mismo, ¡terminarán para siempre! (2 Corintios 4:18; Apocalipsis 10:5-7).
3. “Postreras” implica plagas “anteriores”. ¿Cuáles serían las plagas que ocurrieran antes de las “siete plagas postreras”?
a) En Apocalipsis 11:6, se nos informa que los “dos testigos” tenían “poder… para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran”. Así que, posiblemente se aluda a estas.
b) También en las visiones de la Sexta Trompeta se describen “tres plagas... el fuego, el humo y el azufre que salían” de la boca de los caballos (Apocalipsis 9:17-21).
Observamos que estas tres plagas guardan cierta similitud con algunas de las “siete plagas postreras”, manifestándose ambos grupos, así lo entendemos, durante la misma etapa, a saber: para finales del “poco de tiempo”, etapa que transpira entre el fin del Milenio y la Segunda Venida de Cristo. Apocalipsis 20:1-10
c) Desde luego, ha habido plagas en distintos contornos del globo terráqueo, en distintos tiempos, a través de la Era Cristiana. Por ejemplo:
La plaga bubónica en Asia, el Cercano Oriente y Europa.
La plaga bubónica de Justino. Los siglos VII y VIII. 50,000,000 de muertos.
La plaga de la Muerte Negra. Treinta y dos brotes severos se registran, comenzando en 1347 y hasta 1835, sumando cientos de millones los muertos.
https://en.wikipedia.org/wiki/Bubonic_plague https://en.wikipedia.org/wiki/Second_plague_pandemic
La plaga de la gripe española de 1918 a 1920. Hasta 100,000,000 de muertos.
https://es.wikipedia.org/wiki/Pandemia_de_gripe_de_1918
La plaga mundial del Covid19 del año 2020. 1,748,208 muertos, hasta 24 de diciembre de 2020.
d) Además, plagas hubo antes de la Era Cristiana, por ejemplo, las diez plagas que Dios trajo sobre los egipcios para lograr que permitieran a los israelitas salir de país. Éxodo, los capítulos del 7 hasta el 12.
4. ¿Por qué identificar como “postreras” las “siete plagas” contenidas en “las siete copas de oro”? Pues, la razón se divulga en el mismo texto bíblico, a saber: “Porque en ellas se consumaba la ira de Dios” (Apocalipsis 15:1).
a) “Consumar” quiere decir: “Realizar completamente”. “Consumado” significa: “Acabado”
Diccionario de uso del español, Tomo I. Página 740. Por María Moliner.
b) Al “realizar completamente” su obra de redención en la cruz, Cristo exclamó: “Consumado es” (Juan 19:30). No se consumó su sacrificio expiatorio a lo largo de su ministerio sino en la cruz.
c) “…en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas” (Apocalipsis 10:7).
Seguramente, las “siete plagas postreras” figuran en el proceso final de la consumación del “misterio de Dios”. Mediante ellas, Dios consumará su ira en los pecadores intransigentes de los últimos días de la tierra. Las traerá sobre ellos, no como acto arbitrario sino para hacerlos recapacitar, arrepintiéndose. Lamentablemente, ni aún se arrepentirán “para darle gloria”. Apocalipsis 16:9; 9:20-21.
Cuando “remedio” ya no lo hay, el Dios de longanimidad y justicia ¡destruye! 2 Crónicas 36:16; Romanos 2:4.
5. Los términos “postreras” y “se consuma” claramente señalan un período de tiempo específico, el que, lógicamente, debería distinguirse de los tiempos que lo preceden.
Una y otra vez encontramos en el libro de Apocalipsis referencias implícitas a la “línea del tiempo”, a lo largo de la que ocurre el cumplimiento de las distintas profecías reveladas al apóstol Juan.
a) Definitivamente, las “siete plagas postreras” no ocurren a través de toda la Era Cristiana. ¡Son las “postreras”! No caen continuamente sobre la tierra y la humanidad durante épocas extendidas, sino que se derraman solo durante los últimos días.
b) Igualmente, la ira de Dios no “se consuma” a través de toda la Era Cristiana. Más bien, “se consuma” al final de esta Era. O sea, alcanza su punto culminante durante los últimos días de esta Era, manifestándose fulminantemente y terminando en la destrucción completa de todos los enemigos de la Deidad, como, además, en la de toda la creación visible (2 Corintios 4:18).
D. Precisamente, por ser las “postreras” y porque en ellas se consuma la ira de Dios, razonamos que estas siete plagas pertenecen a los últimos tiempos agónicos del planeta Tierra. Consiguientemente, las proyectamos para el final del “poco de tiempo”.
El “Mar de vidrio mezclado con fuego”
E. La fascinante Escena del “Mar de vidrio mezclado con fuego”, en la que se presentan “los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen” (Apocalipsis 15:2-4), también apoya la conclusión conforme a la que estas “siete plagas postreras” se cumplen finalizándose ya el “poco de tiempo”.
“Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios. Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero…” Apocalipsis 15:2
1. Estos seres parados sobre “el mar de vidrio mezclado con fuego”, ¿quiénes son?
Según la visión, son, específicamente, los que lucharon en la tierra contra “la bestia y su imagen”, resistiendo y triunfando sobre las fuerzas malignas.
2. Para el tiempo del inicio de “las siete plagas postreras”, estos seres triunfantes están “en pie sobre el mar de vidrio”, el cual se encuentra, tomemos nota, “delante del trono” de Dios, según la visión de Apocalipsis 4:1-6. Es decir, están en el cielo.
No están en la tierra. Tampoco están en la región del Paraíso, en el Hades. Definitivamente, ¡están en el cielo!
3. Así que, según los parámetros de esta visión, estos seres victoriosos serían, deducimos, los mártires de Dios y de Cristo resucitados en la “primera resurrección”.
Estudiamos la “primera resurrección” en el Capítulo Diez de este Análisis.
www.editoriallapaz.org/apocalipsis_Capitulo10_contenido.htm
a) Observamos que en la Escena del “Mar de vidrio mezclado con fuego”, estos seres no son presentados como sentados sobre tronos y reinando con Cristo, posición y poder que se les conceden durante el Milenio. (Ver el Capítulo Diez de este Análisis.)
Más bien, los vemos “en pie sobre el mar de vidrio”, cantando “el cántico de Moisés... y el cántico del Cordero”.
¿Y el cántico “Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso…” ¿por qué lo cantan en este escenario y en este preciso momento de su existencia?
La razón parece ser bastante obvia, a saber: porque ya está a la vista el triunfo final de Dios sobre todas las fuerzas satánicas. Está próximo a consumarse “el misterio de Dios” (Apocalipsis 10:7); a consumarse “la ira de Dios” contra los últimos impenitentes acérrimos (Apocalipsis 15:1).
Por lo tanto, postulamos que esta “Escena del Mar de vidrio mezclado con fuego” toma lugar después del Milenio. Específicamente, durante la última etapa del temible “poco de tiempo”, justamente previo al derramamiento de “las siete copas de oro, llenas de la ira de Dios”.
b) En la Escena del “Mar de vidrio…”, escuchamos a los mártires glorificados entonar las gloriosas palabras sublimes que componen “el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero”. Cantan, proyectamos, como un nutrido coro de ángeles celestiales:
“Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? Pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado” (Apocalipsis 15:3-4).
Concluimos, pues, que “el cántico de Moisés… y el cántico del Cordero” no son dos cánticos distintos sino el mismo cántico que acabamos de escuchar.
(1) Interesantemente, mientras encontramos en Éxodo 15 el cántico que “Moisés y los hijos de Israel” cantaron después de cruzar, en seco, el Mar Rojo, no se halla en los cuatro evangelios ningún cántico que fuera atribuido específicamente a Cristo y sus apóstoles.
(2) ¿Por qué nombrar a Moisés, al igual que al Cordero, como autor del cántico que entonan los mártires “en pie sobre el mar de vidrio”? Se nos ocurren dos posibilidades, a saber:
(a) Porque Moisés era el tipo de Cristo.
“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis”, dice Moisés al pueblo de Israel (Deuteronomio 18:15-22).
(b) Porque entre los mártires que cantan el cántico figuren algunos “santos” martirizados durante la Era Mosaica, cuando el Antiguo Pacto estaba vigente.
En la Escena 1, del Acto 7, del Escandaloso drama de la gran ramera, entra en el escenario “la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús” (Apocalipsis 17:6).
Ya que en la construcción gramatical de las dos cláusulas se distingue entre “santos” y “mártires de Jesús”, se deduce que los dos términos no serían sinónimos.
Entonces, razonamos que los “santos” mentados bien pudieran haber sido los profetas y otros justos que sufrieran martirio durante la Era Patriarcal y la Era Mosaica. (Hebreos 11:35-38) De ser así, helos aquí, juntamente con “los mártires de Jesús” de la Era Cristiana, cantando el magnífico himno “Grande y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso”.
c) ¿Qué representa el “fuego” mezclado con el “vidrio” de aquel “mar” donde se paran los mártires?
Quizás “la ira de Dios”; el castigo de Dios; el poder de Dios para consumir a los seres que no se arrepientan.
d) En cuanto a “las arpas de Dios” mentadas en Apocalipsis 15:2, incluimos en el Capítulo Once de este Análisis un estudio detallado.
www.editoriallapaz.org/apocalipsis_Capitulo11_contenido.htm
Parámetros temporales de Apocalipsis
Ciertamente, los acontecimientos que toman lugar en la Escena del “Mar de vidrio mezclado con sangre” ponen de manifiesto el que, antes de iniciarse “las siete plagas postreras”, ya ha transcurrido mucho tiempo de la Era Cristiana. Consideremos la secuencia evidente en Apocalipsis 15:2-4, la que es ampliada anteriormente en Apocalipsis 13.
Aparece la “bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos”.
Luego, “otra bestia” que “tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero”.
Esta segunda “bestia”, levantándose y haciéndose poderosa, manda a hacer una “imagen” a la primera bestia, infundiéndola aliento “para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase”.
A consecuencia de las acciones de estas dos bestias y la imagen de la bestia, no pocos santos son martirizados.
Estos mártires resucitan en la “primera resurrección” a principios del Milenio. Apocalipsis 20:1-10.
Reinan con Cristo durante “mil años”.
Terminado el Milenio, hacen acto de presencia hacia finales del “poco de tiempo” sobre el “mar de vidrio mezclado con fuego” en el cielo.
Están “en pie sobre el mar de vidrio”, cantando “el cántico de Moisés… y el cántico del Cordero”, justamente antes de derramarse “las siete copas de oro”.
¿Cómo no proyectar, pues, mucho tiempo, aun muchos siglos, para tantos eventos de gran envergadura, y no tan solo cuatro años, hasta el año 70 d. C., o más de cuatro siglos, hasta el año 476 d. C.?
F. Llegando casi a su final el Preámbulo de Apocalipsis 15, “uno de los cuatro seres vivientes” entrega “a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios”, y habiéndolo hecho, de repente, “…el templo [en el cielo] se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles” (Apocalipsis 15:7-8).
1. Reflexionando sobre este acontecimiento, pensamos que el Todopoderoso Dios, Creador del universo y “Padre de los espíritus” (Hebreos 12:9), incluso, de cada espíritu humano, desee estar a solas durante la ejecución de las siete plagas.
“…nadie podía entrar en el templo.”
Ni los cuatro seres vivientes, ni los veinticuatro ancianos, ni Gabriel, como tampoco los demás ángeles. ¡Absolutamente nadie!
2. ¿Por qué no podía entrar nadie en “el templo de Dios” desde el inicio hasta la conclusión de las “siete plagas”?
No comunicándose al apóstol Juan ninguna explicación específica, mas, sin embargo, teniendo nosotros abundante información sobre lo planificado por Dios, la frustración amaga de sus planes, etcétera, nos atrevemos a inferir el siguiente escenario.
El omnipotente Dios –bueno, bien intencionado y amoroso por naturaleza- concibió y creó un estupendo universo material, incluso el fantástico planeta Tierra, ubicado estratégicamente en la gran galaxia luminosa que llamamos la Vía Láctea.
También concibió y creó al ser humano, “a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:27), asignándoles, precisamente, el hermoso Planeta Azul como su morada especial (Hechos 17:26).
Pese a tan magnífica creación diseñada especialmente para el disfrute del Hijo de Dios (Colosenses 1:16), como también para el de los seres humanos, estos, exceptuándose un remanente comparativamente pequeño, rechazaron conformarse “a la imagen del que” los “creó” (Colosenses 3:10).
En términos generales, este rechazo ha seguido desde la caída de Adán y Eva, en el huerto del Edén, hasta el presente, pese a la grandiosa e incomparable obra de rescate y reconciliación efectuada por el propio Hijo de Dios.
Y también pese a los “mil años” (el Milenio) de libertad religiosa conseguida para la mayoría de los humanos al vencer el Cordero a los “diez cuernos” (Apocalipsis 17:14).
Andando el tiempo del Milenio, se levantan generaciones que no saben apreciar o aprovechar la magnífica bendición de libertad religiosa, y a consecuencia de su indiferencia y corrupción moral, Satanás logra engañar de nuevo a las naciones.
Osadamente sublevándose estas naciones engañadas contra Dios y sus “dos testigos” durante “el poco de tiempo”, y reuniéndose para la batalla de Armagedón, llega la hora cuando ¡ya NO HAY REMEDIO para la humanidad!
Situación paralela en algunos aspectos a la que le sobrevino a Israel durante el reinado del rey Sedequías.
“Y Jehová el Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación. Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y NO HUBO YA REMEDIO.” 2 Crónicas 36:15-16.
Por tanto, esos seres humanos recalcitrantes, descreídos y perseguidores del “poco de tiempo”, los que prefieren a Satanás por encima del verdadero y único Dios, han de ser destruidos hasta el último rebelde, juntamente con “la bestia escarlata”, el “falso profeta” y “Babilonia la grande” (Apocalipsis 19:11-21).
Y con ellos, el tremendo universo material, lugar donde transcurre la larga tragedia espiritual en la que han tomado parte grandes multitudes de humanos constituidos ellos mismos, voluntariamente, en enemigos de Dios.
Tan angustioso, profundamente triste y terrible es este desenlace para el Dios bondadoso y paciente que él desea estar a solas mientras se efectúe la destrucción de la magna obra que, en un principio, él no planificara destruir jamás.
Esta es nuestra percepción de por qué Dios se encierra en su templo celestial durante el derramamiento de “las siete plagas postreras”.
3. De nuevo, discernimos la línea de tiempo, claramente evidente en los eventos y circunstancias de las profecías y visiones apocalípticas. Observe:
a) Antes del tiempo de las “siete plagas postreras”, los seres celestiales tienen acceso a la presencia de Dios.
b) Durante la ejecución de las plagas, no pueden entrar en “el templo de Dios” (Apocalipsis 11:19).
Próximo tema: Las Siete Copas-Siete Plagas colocadas en la línea del tiempo. Intervalos de gracia divina. Acto 2 del Drama conmovedor de las siete plagas postreras.
Contenido completo del Capítulo Nueve
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