Capítulo 1 del Análisis

El trasfondo histórico de Apocalipsis

 Parte 2 

 

Un reloj de sol, un pergamino y una gran esfera en los cielos negros rojos sobre el horizonte de un mar ilustran el tema ¿Cuándo fue escrito el libro de Apocalipsis?

¿Cuándo fue escrito Apocalipsis?

 

C. ¿Cuándo fue escrito Apocalipsis? En el año 95 d. C., o quizás en el 96.

1. La razón principal que nos lleva a concluir que Apocalipsis fuese escrito en el año 95, o el año 96, después de Cristo descansa en el testimonio de Ireneo, cristiano erudito, autor y apologista que vivió en el siglo II. Ireneo escribió, en su obra Contra herejías

"La Revelación fue vista no hace mucho tiempo sino casi durante el tiempo de nuestra generación hacia el fin del reinado de Domiciano".

a) El emperador romano Domiciano reinó desde el año 81 d. C. hasta el año 96 d. C.

Tito Flavio Domiciano (51- 96 d. C.), emperador romano (81-96). Era el segundo de los hijos del emperador Vespasiano, y hermano del emperador Tito, a quien sucedió. A pesar de ser popular entre el ejército, los senadores le odiaron por sus intentos de dominarles y en especial por su adopción del título de dominus et deus (‘señor y dios’).

En el 85, se nombró censor perpetuo, lo que le dio el derecho vitalicio de supervisar el comportamiento del Senado.

Después de la sublevación de Saturnino, y en particular durante los tres últimos años de su reinado, aterrorizó a la aristocracia, ejecutó a muchos de sus miembros por supuestos actos de traición y confiscó sus posesiones para hacer frente a sus crecientes gastos.

Expulsó de Roma a los filósofos y matemáticos, y persiguió a los cristianos.

El 16 de septiembre del 96, fue asesinado en una conjuración de los oficiales de la corte y de su esposa, la emperatriz Domicia.” 

(Microsoft ® Encarta ® 2007. © 1993--2006 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.)

b) Ireneo, nacido cerca de año 140 d. C., era contemporáneo de Policarpo, asegurando haber escuchado a este predicar.

“San Ireneo (c. 140-202), prelado cristiano y padre de la Iglesia. Nació en Asia Menor y de niño escuchó predicar a san Policarpo, obispo de Esmirna, discípulo de san Juan Evangelista. En el 177 fue nombrado obispo de Lyon, cargo en el que logró muchas conversiones entre los galos.” 

(Microsoft ® Encarta ® 2007. © 1993--2006 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.)

c) Policarpo, quien murió en el año 155 d. C., era, a su vez, contemporáneo del apóstol Juan por más de veintinueve años.

d) Conclusión importante. Ireneo tuvo amplias oportunidades personales para obtener directamente de Policarpo información fidedigna acerca del apóstol Juan, sus obras en el Reino de Dios y sus escritos.

e) Objeción a la conclusión. Se alega que el lenguaje de Ireneo en el idioma original es ambiguo, dando lugar a una interpretación diferente, a saber: que el pergamino de Apocalipsis, supuestamente ya existente desde antes del año 67 d. C., fuera visto en el año 95 ó 96 d. C., o que el propio Juan, como persona viva en la tierra, fuera visto.

f) Evaluación de la objeción. El contexto de la afirmación de Ireneo claramente indica que se trata de las visiones de Apocalipsis, y no del pergamino en el que las visiones fueran escritas. 

“La Revelación fue vista”, escribe Ireneo. “Fue vista” armoniza perfectamente con el medio utilizado por Dios para transmitir las profecías, a saber: escenarios que el apóstol Juan vio transcurrir como en vivo.

Consideremos: el verbo "Vi" aparece por lo menos treinta y siete veces en Apocalipsis, y el verbo "Miré", al menos doce veces. Ciertamente, "la Revelación fue vista", tal y como dice Ireneo. Estas consideraciones invalidan, a nuestro parecer, la objeción.

g) La expresión "no hace mucho tiempo sino casi durante el tiempo de nuestra generación" la consideramos una evidencia inexpugnable de que Apocalipsis data desde el año 95 d. C. y no desde la década de los sesenta del siglo I.

Razonemos objetivamente. Ireneo nació cerca del año 140 d. C., datando sus obras literarias principales desde más o menos el año 180 d. C. (La enciclopedia británica, Tomo XII, Página 633, 1964).

Diciendo Ireneo “nuestra generación”, se dirige a la generación existente en el momento cuando compuso su escrito, o sea, la generación viva para los años del 130 a más o menos el 188.

Tomemos nota: para aquella generación de Ireneo, la sexta década del siglo I no era, en definitiva, “casi durante” su tiempo, habiendo transcurrida entre sesenta y cien años, o más, antes de su generación.

En cambio, el año 95 d. C. es más cerca, por más o menos treinta años, a la generación de Ireneo, que los años sesenta del siglo I. “…casi durante” durante el tiempo de Ireneo. Siendo relativo el adverbio “casi”, determinando contextos particulares su sentido.

 

Barra divisoria para la Introducción al estudio de Apocalipsis, del comentario Apocalipsis: análisis de las profecías y visiones.

 

Ireneo escribe sobre Apocalipsis

 

Algunos datos pertinentes.

Ireneo nació entre el año 120 d. C. y el 140 d. C. Murió en el año 202 d. C.

Su obra Contra herejías fue escrita entre los años 182 d. C. y 188 d. C.

Los datos sobre su vida y sus comentarios sobre Apocalipsis se encuentran en Los padres eclesiásticos de la época antes del Concilio de Nicea, Tomo I, Páginas 309-567. 

(Publicado en inglés por Wm. B. Eerdmans Publishing Company, Grand Rapids, Michigan, USA. Edición de junio de 1975.)

Ireneo escribió una refutación muy extensa de las herejías de su tiempo en la obra Contra herejías, presentando él en este libro interpretaciones sobre algunas profecías de Apocalipsis. Las citamos, no con el propósito de analizarlas detenidamente, sino para poner en claro que, para Ireneo, las profecías apocalípticas recibidas por el apóstol Juan NO fueron cumplidas antes del año 70 d. C.

Comentarios de Ireneo sobre Apocalipsis

Ireneo afirma que los diez reyes (diez cuernos) aún no habían venido (Tomo I de Los padres eclesiásticos, 559), que el Imperio Romano (el reino que estaba en poder cuando vivía Ireneo) sería dividido entre ellos, que los diez reyes serían los “últimos” y que el “hombre de perdición” vendría sentado sobre ellos. Dice que los diez reyes son los diez dedos de la imagen que vio Nabucodonosor y que Cristo es la piedra pequeña que desmenuzó la estatua vista en la visión de Nabucodonosor, según revelada e interpretada en Daniel 2 (Tomo I de Los padres eclesiásticos, 553-555).

Opinó que el Anticristo se sentaría en un templo en Jerusalén y que su “tiranía” duraría tres años y medio, durante los cuales los santos serían perseguidos y vencidos (Tomo I de Los padres eclesiásticos, 553-554). Lo identifica como la primera bestia del capítulo 13 de Apocalipsis.

Con claridad inconfundible, Ireneo indica que, para él, las profecías de Apocalipsis no se habían cumplido, pues escribe: “Cuando venga el Anticristo...” (Tomo I de Los padres eclesiásticos, 557), y referente a la bestia dice: “Cuando venga...” (Tomo I de Los padres eclesiásticos, 558).

Refiriéndose a los diez reyes, explica que sería necesario esperar su aparición (Tomo I de Los padres eclesiásticos, 559).

Se deduce, por lo tanto, que Ireneo proyectaba la aparición de estos seres para un tiempo futuro a los años del 182 al 188 d. C., tiempo en el que escribió los textos citados. Definitivamente, no fijó el cumplimiento de las profecías para la década de los sesenta del siglo I.

Para Ireneo, se concentran en la bestia “toda suerte de iniquidad y de engaño... todo poder apóstata” (Tomo I de Los padres eclesiásticos, 558).

“También Lateinos tiene el número seiscientos sesenta y seis; y es una solución muy probable, siendo este el nombre del último reino de los cuatro vistos por Daniel. Pues, quienes gobiernan en el presente son latinos.” 

Sugiere como “meritorio” el nombre “Titán”, el cual se deletrea en griego “Teitan”, dando sus letras el valor numérico de 666.

Añade: “Hay una probabilidad muy fuerte de que se llame Titán el (Anticristo) que ha de venir. Sin embargo, no tomaremos el riesgo de pronunciar positivamente al respecto”(Tomo I de Los padres eclesiásticos, 559).

 

Barra divisoria para la Introducción al estudio de Apocalipsis, del comentario Apocalipsis: análisis de las profecías y visiones.

 

2. A pesar del testimonio de Ireneo, algunos comentaristas insisten en que Apocalipsis fuese escrito antes del año 70 d. C., presentando los siguientes argumentos.

a) Argumento 1. Para el año 95 d. C., el apóstol Juan hubiese tenido noventa años de edad, o quizás más. Se deduce que hubiese sido demasiado viejo, y, por ende, demasiado débil físicamente, para recibir las extensas y complicadas revelaciones de Apocalipsis.

Respondemos:

(1) Quien sostiene este argumento pone en tela de juicio el poder de Dios de conservar a Juan fuerte en cuerpo, mente y espíritu para que siguiera activo en el Reino espiritual aun cuando ya muy avanzado de edad.

Quizás las palabras de Cristo en Juan 21:22 indiquen que Dios proyectara para Juan largos años de servicio. "Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a tí?" Es decir, "Si quiero que Juan viva largos años, aun a una edad muy avanzada, tengo potestad y poder para lograrlo".

(2) El historiador cristiano Eusebio de Cesarea (269 – 339 d. C.) anota, en su obra Historia eclesiástica, varias evidencias según las que el apóstol Juan, una vez fallecido el emperador perseguidor Domiciano en 96 d. C., salió de Patmos, yendo a vivir en Éfeso, donde permaneció unos años más ocupado en obras del Señor.

Sección XX, 9 de la Historia eclesiástica, por Eusebio

“9. Así pues, entonces, según una antigua tradición nuestra, el apóstol Juan, viniendo del destierro en la isla, pasó a vivir a Éfeso.”

Sección XXIII de Historia eclesiástica

“1. Por entonces [desde 96 hasta el reinado de Trajano: 98 – 117 d. C.    93], el apóstol evangelista Juan, aquel a quien Jesús amaba, todavía estaba con vista en Asia y continuaba allí cuidando de la iglesia tras volver del destierro de la isla, una vez que hubo muerto Domiciano.

2. Bastarán los testigos para garantizar que entonces Juan todavía vivía, pues ambos son fidedignos y reconocidos en la ortodoxia de la iglesia. Se trata de Ireneo y de Clemente de Alejandría.

3. El primero, en algún punto del libro II de Contra las herejías [2.33], escribe lo siguiente: «Y todos los ancianos de Asia que mantienen contactos con Juan, el discípulo del Señor, dan testimonio de que lo transmite Juan, pues permaneció con ellos hasta los tiempos de Trajano».

4. También el libro III de la misma obra expone así: «Pero incluso la iglesia de Éfeso, puesto que la fundó Pablo y que Juan permaneció en ella hasta los tiempos de Trajano, es un testimonio verdadero de la tradición de los apóstoles». [3.3]

5. Por otro lado, Clemente indica el mismo tiempo, y añadió un relato, indispensable para aquellos que gustan de oír cosas hermosas y de algún provecho, a la obra que tituló ¿Quién es el rico que se salva? Así pues, tómala y lee lo que allí se halla escrito.” [El texto de ¿Quién es el rico que se salva? se puede leer en… www.editoriallapaz.org/historia_Juan_apostol_joven_Efeso.htm]

(3) En el contexto de años de vida y largo servicio en la iglesia de Cristo, Simeón, hijo de Cleofás (Lucas 24:18), hasta iguala o supera al apóstol Juan, pues ¡Simeón fue martirizado a los ciento veinte años de edad! Eusebio de Cesarea relata lo siguiente acerca de Simeón.

 

 

Sección XXXII de Historia eclesiástica

1. Una tradición sostiene que, en el tiempo del emperador cuya época estamos estudiando [la de Trajano: 98 – 117 d. C.], después de Nerón y Domiciano, resurgió en ciertas partes y en las ciudades una nueva persecución contra nosotros por causa de las revueltas del pueblo. En ésta, Simeón, el hijo de Clopás [Cleofás –Lucas 24:28], el cual ya indicamos que fue el segundo en ser instituido obispo de la iglesia de Jerusalén, nos hemos enterado que murió martirizado.

2. De esto es testigo aquel Hegesipo que ya hemos citado en diversas ocasiones. Añade que, claramente en ese mismo tiempo, Simeón sufrió una acusación y que fue atormentado por muchos días, y de muchos modos diferentes, hasta que, dejando consternado al mismo juez y a los suyos, alcanzó una muerte parecida a la Pasión del Señor.

[Hegesipo de Jerusalén: c. 110 – c. 180 d. C. Convertido a Cristo, Hegesipo escribió una historia de la iglesia primitiva, de la cual solo se conservan ocho porciones citadas por Eusebio de Cesarea en su Historia eclesiástica.]

3. Pero no hay nada como escuchar al propio autor, que refiere textualmente lo que sigue: «Por esto, claramente algunos herejes acusan a Simón, hijo de Clopás [Cleofás], a causa de ser descendientes de David y cristiano, y de este modo sufre el martirio a los ciento veinte años de edad, en tiempos del emperador Trajano y del gobernador Ático».

4. Hegesipo dice que sucedió que sus acusadores, cuando se investigaba acerca de la tribu real de los judíos, fueron apresados porque ellos también pertenecían a ella.

Calculando un poco, se puede decir que Simón vio y oyó en persona al Señor, tomando como prueba su larga edad y la referencia, en los Evangelios, a Clopás, el cual, como ya demostramos, era su padre.

5. Este mismo escritor dice que otros descendientes de uno de los que llaman hermanos del Señor, de nombre Judas, también vivieron hasta este reinado tras dar testimonio de la fe en Cristo en época de Domiciano, como ya relatamos anteriormente, y escribe como sigue:

6. «Así pues, llegan y se ponen a la cabeza de toda iglesia por ser mártires y de la familia del Señor. Y una vez que hubo una profunda paz en la Iglesia aún permanecen hasta el emperador Trajano, hasta que el hijo del tío del Señor, al que llamamos antes Simón, hijo de Clopás, fue del mismo modo denunciado y acusado por las sectas. También él, por la misma causa, bajo el gobernador Ático, por muchos días dio testimonio mientras lo torturaban, de manera que todos se maravillaban en extremo, incluso el gobernador, de cómo lo aguantaba, siendo ya de ciento veinte años de edad. Finalmente ordenaron que fuera crucificado».

[Citas de Historia eclesiástica copiadas electrónicamente de www.escrituras.tripod.com  (Traductor no identificado. Ennegrecimiento de ciertas palabras y frases por HSdeÁ.)]

(4) Policarpo, uno de los obispos de la iglesia en Esmirna, estuvo activo en la iglesia hasta ya entrado en años. Nacido en el año 69, o 70, d. C., fue muerto en el año 155 d. C., sufriendo martirio al rehusar negar a Cristo. Tenía ochenta y seis años de edad. 

[Martirio de Policarpo. www.editoriallapaz.org/historia_Policarpo_martirio.htm]

(5) En el presente, no faltan cristianos de edad avanzada cuyas aportaciones a la obra del Señor siguen siendo sustanciales. Entre ellos figuran quienes redactan libros y artículos valiosos basados en sus largos años de estudio, oración, meditación, observación y experiencia.

b) Argumento 2 en contra de la fecha 95 d. C. para Apocalipsis.

Se observa que no hay alusión alguna en el libro de Apocalipsis a la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C., "el evento más importante, en términos religiosos, en dos mil años", a opinión de cierto comentarista (Burton Coffman, Comentario sobre Apocalipsis, Introducción, Página 5). Se concluye que el libro de Apocalipsis fue escrito antes de referido evento.

Analizamos este argumento.

(1) En primer lugar, ciertamente han transcurrido durante la Era Cristiana eventos más importantes para nosotros los cristianos que la destrucción de Jerusalén.

Por ejemplo: las persecuciones que sufrió la iglesia verdadera a manos de los romanos antes de la conversión de Constantino, el nacimiento y el desarrollo de la segunda bestia (la "gran apostasía"), las fieras persecuciones de la "madre iglesia apóstata” contra los cristianos verdaderos, la aparición y la obra de los "diez cuernos" o la iniciación y el desarrollo del Milenio.

En términos de su impacto directo sobre la iglesia, ¿no tienen estos eventos muchísimo más importancia que la caída de Jerusalén?

La destrucción de Jerusalén tuvo muchísimo más importancia para los judíos que no recibieron a Cristo como el Mesías que para la iglesia del Señor.

(2) Además, si Apocalipsis fue escrito antes de la destrucción de Jerusalén en el año 70, se anticiparía la inclusión en el libro de profecías detalladas sobre aquel evento.

No habiéndolas, se deduce que, indubitablemente, la “revelación” de Apocalipsis fue recibida después de la destrucción de Jerusalén.

De hecho, no hay tales profecías en Apocalipsis.

En la próxima partida se trae el ejemplo de un comentarista que discrepa de esta afirmación, aplicando él muchas de las profecías de Apocalipsis precisamente a la destrucción de Jerusalén.

 

Un reloj de arena, un pergamino enrollado y un texto en griego componen esta gráfica que ilustra el tema ¿Cuando fue escrito el libro de Apocalipsis, en editoriallapaz.

 

c) Argumento 3. En su comentario El libro de Revelación (The Book of Revelation. Noble Patterson Publisher-Distributor, PO. Box 7410, Ft. Worth, TX 76111, 1966), Foy E. Wallace, hijo, afirma que Apocalipsis fue escrito "temprano en el reinado de Nerón y antes de la destrucción de Jerusalén" (Página 29).

Sostiene que se trata de profecías sobre "el derrocamiento de la Jerusalén apóstata, la obliteración de la teocracia judaica con la demolición del templo, la caída calamitosa del judaísmo y el fin catastrófico del estado de Israel".

Propone que el triunfo de la iglesia sobre los poderes perseguidores "se simboliza mediante las escenas triunfantes de una resurrección y una entronización, ambas figurativas; y que... las visiones del Libro de Revelación fueron cumplidas en las experiencias de las iglesias de aquel periodo, no alcanzando el Apocalipsis el tiempo más allá de la era de las persecuciones romanas contra la iglesia" (Página 27).

(1) No obstante la aseveración del comentarista Wallace al efecto de que cualquier otra interpretación sería forzada, haciendo violencia al lenguaje del libro (Página 30), encontramos la suya conflictiva con realidades históricas, como, además, limitada en extremo la aplicación que él hace de las profecías y visiones apocalípticas, pues comprime el cumplimiento de la mayoría dentro de unos pocos años de la sexta década del siglo I, limitando todas al tiempo del Imperio Romano previo a la conversión del emperador Constantino.

(a) Por ejemplo, referente a la profecía de Apocalipsis 13:7, el comentarista Wallace dice que Satanás obró por medio de los emperadores romanos, en particular, por Nerón, para vencer a los santos mediante "la destrucción de Jerusalén, la ciudad sagrada y el templo santo" (Páginas 292-293).

Cabe preguntar: ¿venció Nerón a los cristianos de la década de los sesenta del siglo I? ¡De modo alguno! Mató sí a algunos, mas, sin embargo, ¡la iglesia siguió creciendo a pasos agigantados!

¿Resultó la destrucción de Jerusalén en la derrota de los santos de la década de los sesenta del siglo I? ¡Desde luego que no! Quienes quedaron vencidos eran los judíos incrédulos, y no, de modo alguno, los santos de la iglesia.

(b) El comentarista Wallace dice que la "tierra" (Apocalipsis 13:1) es "la gente de Palestina" (Página 295), y que la segunda bestia es "los perseguidores gobernantes de Palestina" (Página 296), ofreciendo una pequeña explicación enigmática sobre la "imagen" de la bestia, la que no armoniza con la descripción dada en el capítulo 13 de Apocalipsis.

Preguntamos: en la sexta década del siglo I

¿Ordenaron los gobernantes de Palestina a los judíos a fabricar una imagen al emperador?

¿Mandaron a los judíos a matar a los cristianos que no adorasen al emperador?

¿Intervinieron para controlar absolutamente el comercio en Palestina, poniendo una marca tanto en los judíos como en los cristianos que no rindieran culto al emperador?

¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Cuáles son las evidencias?

(c) Disertando sobre la "gran ramera", el comentarista Wallace asevera que Jerusalén es la única ciudad que responde a las descripciones simbólicas del capítulo 17 de Apocalipsis, añadiendo que ella es la "madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra", y que la "tierra" de la profecía encierra tan solo a Judea y Palestina, nada más (Páginas 364-365).

Estimado lector, estimada, traeremos, con el favor de Dios, una interpretación más acorde con los hechos históricos, demostrando ampliamente que la Roma "espiritual", corrupta en doctrina y vida, hace mucho mejor el rol de "madre de las rameras" que la Jerusalén terrenal del siglo I.

(2) Las profecías detalladas sobre la destrucción de Jerusalén las encontramos en Mateo 24, Marcos 13, Lucas 17:20-37 y Lucas 21; no en Apocalipsis.

d) Argumento 4. Amparándose en los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis, se sostiene que, conforme a las siete cartas dirigidas a las siete iglesias de Asia, los judíos incrédulos seguían persiguiendo a los cristianos para el tiempo cuando el libro de Apocalipsis fue revelado, y se afirma que esta clase de persecución no fue efectuada después de la caída de Jerusalén de 70 del siglo I. Se deduce que Apocalipsis fuese escrito antes de la caída de Jerusalén en referida fecha.

Escrutamos este argumento.

(1) Leemos atentamente las siete cartas, preguntado: ¿Qué son las evidencias de una alegada persecución judía contra las iglesias?

¿Acaso lo que dice Apocalipsis 2:9? “Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás.” 

¿O Apocalipsis 3:9? “He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten.” 

Observamos que en ambos textos se aclara que los que decían ser judíos no lo eran, sino que mentían.

(2) En realidad, los judíos incrédulos no desaparecieron de la faz de la tierra después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C.

Al contrario, entre ellos hubo tal resurgimiento después de aquella derrota aplastante que para el año 131 d. C., lograron montar contra el Imperio Romano otra tremenda confrontación sanguinaria.

Dadas estas circunstancias, es de suponerse que algunos de los judíos incrédulos del tiempo entre el año 70 y el año 135 siguieran oponiéndose no solo a Roma sino también a los cristianos.

 

Mapa de las siete ciudades de la provincia romana de Asia donde sus siete iglesias recibieron las siete cartas dictadas por Jesucristo, una carta para cada iglesia.

 

3. A todo lo anterior añadimos las siguientes consideraciones.

a) Suponiendo que el apóstol Juan escribiera Apocalipsis antes de la destrucción de Jerusalén en 70 d. C. y que Jerusalén fuese “la gran ramera… Babilonia la grande”, ¿por qué enviaría Cristo siete cartas a las siete iglesias de Asia, y no una carta a la muy grande congregación de Jerusalén, más otras seis a distintas iglesias de Judea, Samaria y Galilea?

b) Escribiendo Juan el libro de Apocalipsis en la isla de Patmos durante los sesenta del siglo I, ¿cuánto tiempo se hubiera tomado para hacer copias, laboriosamente, a mano, en pergaminos, haciéndolas llegar a Jerusalén y todo el territorio de Israel, para que todas las muchas iglesias de todos aquellos entornos estudiaran el libro y lo interpretaran correctamente, tomando medidas a tiempo para no caer víctimas de los ejércitos romanos?

c) En las epístolas del apóstol Pablo escritas durante la primera mitad de la década de los sesenta del siglo I, no aflora evidencia alguna al efecto de que aquel apóstol tuviera conocimiento de la existencia del libro de Apocalipsis. Ni tampoco Pedro, en las dos epístolas escritas por él, incluidas en el Nuevo Testamento. Ambos apóstoles fueron martirizados durante el reinado de Nerón, más o menos entre los años del 64 al 67.

 


 

Parte 3 del Capítulo Uno. Significado del vocablo Apocalipsis. ¿Cuánto tiempo cubren las
profecías de Apocalipsis? ¿Para quiénes fue escrito Apocalipsis?

Apocalipsis: análisis de las profecías y visiones. Archivos en PDF para el comentario

Apocalipsis: análisis. Índice de solo los textos que componen el comentario

Apocalipsis: análisis. Lista del contenido completo del comentario, incluso las imágenes

 

 

  

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