¿Por que DEBERÍAN VOTAR los CRISTIANOS maduros e informados en las elecciones del 2024?
No cualquier cristiano, sino los cristianos que son ciudadanos leales
del Reino Espiritual NO de Este Mundo (Juan 18:36), verdaderamente fieles a sus
directivas. Estos son los que, a mi opinión, ¡DEBERÍAN VOTAR! Absolutamente, sin fallar. Pues, mi parecer es que, dado su amplio y preciso conocimiento tanto del
mundo material-secular como del VERDADERO MUNDO ESPIRITUAL revelado en las Sagradas Escrituras del Nuevo Testamento de Jesucristo, se encuentran ellos entre los ciudadanos mejores preparados para emitir un "VOTO INTELIGENTE".
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Por Homero D Shappley
Perspectivas desde “Arriba en el Reino Espiritual”
Amados hermanos y hermanas, amigos y amigas, de todos los países alrededor del planeta Tierra, cordialmente les invito a escrutar, juntamente con este servidor, el tema delicado y no poco controvertido acerca de El “VOTO CRISTIANO”. Los cristianos y sus interacciones con las naciones seculares-materiales-políticas del mundo.
En esta ocasión, heme aquí arriba en el Reino de Dios y de Cristo. “Arriba”, es decir, como encima del planeta Tierra, en lo referente a mi ubicación espiritual, transportado acá por mis pensamientos, reflexiones, contemplaciones, exploraciones y razonamientos mentales-espirituales. “Arriba”, en “los lugares celestiales en Cristo” donde nuestro Señor nos bendice “con toda bendición espiritual”. Efesios 1:3. “Arriba”, en este bendito Reino espiritual que “no es” del “mundo” material. Juan 18:36
Si en esta hora usted también se encuentra, en mente y espíritu, en estos “lugares celestiales”, pues, ¡alabado el Señor! Si no, le animo a subir lo más pronto posible donde nosotros, elevándose por encima de las esferas materiales de las naciones-seculares-mundanas-políticas.
No siempre estoy aquí arriba. A menudo, este cuerpo físico, con sus necesidades físicas-materiales, me obliga a estar allá abajo.
Sin embargo, prefiero estar aquí, porque este Reino de Dios es incomparablemente superior a las naciones y los reinos terrenales.
¡Doble ciudadanía!
Aquí, arriba, tengo ciudadanía espiritual en el Reino espiritual, la cual también es incomparablemente superior a cualquier ciudadanía terrenal.
El apóstol Pablo se refiere a esta valiosísima ciudadanía única cuando escribe:
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo”. Filipenses 3:20-21
Aquel ilustre apóstol Pablo se desempeñaba como ciudadano espiritual del Reino espiritual de Dios al predicar el “evangelio del reino” (Hechos 8:12), estableciendo y organizando congregaciones de cristianos.
Tratándose de su estatus político-social terrenal, Pablo era ciudadano romano, privilegio que tenían, en el siglo I de esta Era Común, solo los varones libres nacidos en Italia, más algunos que lo compraran y algunos que lo recibieran como premio por servicios militares sobresalientes u otras aportaciones significativas al Imperio Romano.
Ahora bien, vale la pena observar que el apóstol Pablo no menospreció su ciudadanía romana, sino que, más bien, se valió oportunamente de ella. Lo hizo en más de una ocasión para librarse de tratos injustos, incluso azotes y cárcel. Así, asentando para todos los cristianos de todo país y todo tiempo una indicación sabia y práctica del concepto que cada uno debería tener de su propia ciudadanía terrenal en el país que sea, siempre y cuando las autoridades seculares-políticas no le obliguen a violar el precepto, parafraseando: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. Hechos 4:19
Lo hizo, por ejemplo, en Jerusalén, cuando el tribuno romano mandó meterlo “en la fortaleza, y ordenó que fuese examinado con azotes”. Advirtiendo Pablo al centurión que él, Pablo, era “ciudadano romano”, el centurión se lo informa al tribuno, y este, al comprobarlo, responde: “Yo con una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento”. Hechos 22:22-29. Procediendo así, evitó que le azotaran.
Aclarando: en el Imperio Romano del siglo I, había distintas clases de ciudadanos romanos. Siendo Pablo extranjero, de la nación de Israel, la ley romana no le permitía votar en asuntos del gobierno romano. Como tampoco al tribuno en Jerusalén, ya que este compró su ciudadanía.
El “Derecho al voto” se complica para los cristianos de verdad
Pues, heme aquí hoy por hoy, cristiano también con doble ciudadanía, como la que tenía el apóstol Pablo en el siglo I. La una, espiritual; la otra, terrenal. Mi estatus político-social terrenal es él de ciudadano de un país esencialmente secular-material-político. País que me concede sí el derecho al voto, al igual que a todos los demás ciudadanos que cualifiquen.
Derecho que, según mis indagaciones, los cristianos NO tenían desde el establecimiento de la iglesia en el siglo I hasta más o menos 1,760 años más tarde, para fines del siglo XVIII.
Hace unos sesenta años, en los 1960, “Década de los Hippies”, este derecho comenzó a complicarse grandemente para los cristianos leales al Señor cuando las cortes seculares-terrenales empezaron a legislar a favor de prácticas y conductas contrarias a las leyes del “Nuevo Pacto” de Jesucristo que nos rige acá arriba en el Reino espiritual.
Por ejemplo, conceden el “derecho al aborto”, mediante el famoso caso de “Roe versus Wade”.
Luego, desde los 1980 hasta el presente, se nos complica muchísimo más el “Derecho al voto” al emitir muchos gobiernos seculares-políticos allá abajo, en el planeta Tierra, una plétora de “derechos personales” relacionados con el matrimonio, la familia, la identidad sexual, estilos de vida, el trato de las personas alfabetas (LGBQTetcétera) y sus comunidades, etcétera. Derechos que, efectivamente, autorizan y promueven…
El vivir los sexos en concubinato. Practicar la promiscuidad sexual quien quisiera, incluso adolescentes. Fornicar y adulterar quien quisiera, incluso los casados. Divorciarse los casados por cualquier razón. Procrear ambos sexos hijos fuera del matrimonio. Formar, adrede, ambos sexos, hogares de madre soltera, o padre soltero. Identificarse públicamente cadfont-size:14.0pt; a cual, sexualmente, como quisiera, derecho concedido incluso a niños y adolescentes. Reclamar cambio físico sexual quien quisiera, aun los niños. Contraer matrimonio los homosexuales, y adoptar ellos a hijos. Otorgar a niños y adolescentes la autoridad de desobedecer a sus padres cuando de todos estos derechos personales y sexuales se trata. Celebrar pública y oficialmente sus pareceres, creencias, decisiones y conductas las personas que se apoyan en estos derechos. Denunciar a individuos, comercios y organizaciones que nos los respalden pública y oficialmente.
Los ciudadanos de Argentina votan. En este país, votar es obligatorio.
Todas estas nuevas modalidades, normas, paradigmas y filosofías son promovidas agresivamente, aun mediante leyes y posturas de gobernantes, agencias de gobiernos, administradores de organizaciones de toda categoría, profesores y maestros, la industria del entretenimiento, megaempresas que funcionan mediante el Internet, etcétera. Mediante campañas de publicidad masiva, manifestaciones públicas desde locales hasta mundiales, y las inundaciones de aportaciones por activistas individuales.
Todo bajo los mantras llamativos y popularísimos ya de “tolerancia e inclusión universales y que cada ser humano diga y haga lo que quisiera sin barrera o censura alguna”.
Derechos y prácticas que contravienen abierta y desafiantemente el código moral-espiritual de nuestro Reino celestial acá arriba.
Derechos que nos preocupan y alarman en gran manera. Porque son las mismas mentalidades y prácticas que condujeran a la destrucción de los antediluvianos, con la excepción de Noé y los suyos. Y a la destrucción, en el tiempo de Lot y Abraham, de los sodomitas de Sodoma, Gomorra y las demás ciudades de las planicies del Mar Muerto. Y figuran entre las señales que presagian el fin violento de la humanidad y del universo terrenal, según las explicaciones y profecías dejadas por el Soberano Dios para nosotros los ciudadanos leales de su Reino espiritual inconmovible, infinitamente superior a toda nación y corte secular-terrenal. Romanos 1:18-32; 1 Corintios 5:1; 6:9-11; Apocalipsis 21:8; Lucas 17:25-29; Apocalipsis 11:1-14.
¡Nos piden el voto!
Entonces, en las elecciones durante este siglo XXI se presentan delante de nosotros políticos seculares-terrenales, pidiendo nuestro voto. Algunos se declaran a favor de todos los derechos personales mencionados, mientras otros se declaran en contra de por lo menos una parte.
Pues bien, para los “cristianos” más seculares y mundanos que espirituales, y sus iglesias apóstatas que abrazan enseguida nuevos movimientos sociales-culturales y nuevas modalidades morales, atreviéndose osadamente a poner en sus púlpitos a mundanos, aun a escépticos y ateos, a culturalistas, a mercaderes y asalariados, a adúlteros y fornicarios, a lesbianas, homosexuales, etcétera, así repudiando descaradamente el Nuevo Testamento de Cristo, digo, para los tales cristianos confabulados con el mundo material-sensual, ¡esta situación sencillamente no constituye ningún dilema! Mas, sin embargo, sí, definitivamente, para nosotros acá arriba en el verdadero Reino de Dios y de su Hijo.
Los ciudadanos de México votan.
¿Votar o
NO VOTAR?
¿Votar, o no votar nosotros los cristianos? Esto lo decide usted, inteligente cristiano/cristiana. Y lo decido yo, pesando todos los pros y los contras. Derecho tengo yo de votar, sin embargo, nadie me obliga a votar, ni Dios mismo. Con esta salvedad: en algunos países votar es obligatorio sí. En veintiún países para el 2023, de los cuales once se encuentran en la América Latina. Por ejemplo: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Perú, Uruguay, etc. https://en.wikipedia.org/wiki/Compulsory_voting
Opiniones, tropiezos y el “voto inteligente”
Amado hermano, amada hermana en el Señor, al abordar este servidor estos temas, no pretendo, de modo alguno, ni siquiera animarle a votar, ni recomendarle para quiénes votar o qué plataforma. Orando que ninguno se escandalice o tropiece por estos asuntos. Ahora bien, si usted y yo optamos por votar, confrontamos los dos, como ciudadanos de este Reino espiritual acá arriba, las mismas problemáticas. Solo quisiera compartir con usted el análisis mío, por si acaso usted, quizás por sus múltiples compromisos y tareas, usteed no haya examinado a fondo estas problemáticas.
Referente a “votar, o no votar”, apunté: “Esto lo decide usted, inteligente cristiano, cristiana”. El adjetivo “inteligente” lo escogí a propósito. Pues, todo ciudadano de este Reino celestial ha de ser inteligente en todo aspecto de su vida y desenvolvimiento, y esto incluye, desde luego, cualquier participación en procesos electorales.
Pues bien, no puede uno ser inteligente en la materia que sea sin tener conocimiento pleno y entendimiento cabal de ella. Esta realidad la destaca el apóstol Pablo al dirigirse a los cristianos en Colosas. Escribe: “para que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual”, alcanzando “todas las riquezas de pleno entendimiento”. Colosenses 1:9; 2:2
Así que, si piensa usted ejercer su derecho al voto, humildemente le aconsejo que se haga del conocimiento, entendimiento, sabiduría e inteligencia necesarios para una participación madura y responsable. Del conocimiento y entendimiento pleno de verdades y hechos incuestionables. Tanto bíblicos y espirituales como seculares y terrenales. Tomando prioridad los espirituales sobre los terrenales. Procediendo entonces con objetividad y sana lógica. Porque usted es ciudadano/ciudadana espiritual del Reino celestial y, por ende, ha de actuar en armonía con su constitución inviolable.
Para nosotros aquí arriba en este Reino de Dios, actuar impulsado principalmente por meros sentimientos, gustos, pasiones, egoísmos o posibles beneficios materiales personales, sería del todo incompatible con los propósitos y normas de nuestro Reino.
Votando en la “Edad de los Sentimientos y Pasiones”
Traigo estas observaciones porque estamos viviendo la “Edad de los Sentimientos y Pasiones”. Conclusión que ya proclaman hasta algunos escritores seculares. Las evidencias afloran tanto en el cristianismo y otras religiones como en la política y las sociedades humanas. Tiempos estos cuando la verdad y los hechos se relegan, comúnmente, a plano inferior. Se ignoran; se pisotean. Cuando la deificación de los sentimientos conduce a violencia, caos, tiranía y la legalización de actos y conductas contrarias a las leyes divinas, como, además, a la propia naturaleza y el sentido común de lo correcto y lógico.
Votan los latinos residentes de los Estados Unidos de América.
El lema de esta presente “Edad” es: “¡Mis gustos, deseos, sentimientos, ilusiones, pasiones, placeres, visiones y agendas por encima de todo y de todos!”
Este subjetivismo irracional se manifiesta mundialmente en las tantas iglesias pentecostales y carismáticas que deifican el emocionalismo religioso-psíquico-espiritual, despreciando fríamente la “doctrina de Cristo” como “seca y aburrida”. 2 Timoteo 4:1-5; 2 Juan 9-11
Y se manifiesta fuertemente en los comicios cuando sentimientos, pasiones, pareceres y egoísmos determinan el voto.
“La pasión gobierna, mas, nunca gobierna bien”, apuntó Benjamín Franklin, en 1775. Our Age of Feelings is leading to Violence and Tyranny. Selwyn Duke. 09 10 2020. The Mask Empire. Jack Newkirk
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Mis dilemas y opciones
¿Para cuál candidato, cuál partido o qué plataforma voto?
Suponiendo que decida yo a ejercer mi derecho al voto, ¿qué hago si me solidarizo con muchas de las propuestas y posiciones del candidato fulano, pero su plataforma abarca algunos “derechos humanos” aprobados y promovidos por un porcentaje sustancial de los seres humanos, mas, sin embargo, condenados por el Dios Supremo Creador de los humanos, habiendo él fijado para ellos sus propias normas para su conducta y proceder, en virtud de ser él quien concibió y dio vida a ellos?
Bueno, mis opciones son obvias, ¿verdad?
Brindar a tal candidato mi apoyo, sin poder evitar que mi acción también se interprete como respaldo para lo censurado por Dios.
Dar mi apoyo a su contrincante.
No participar en el proceso electoral.
Pues bien, la plataforma de su contrincante incluye, por ejemplo, oposición al aborto por el motivo que sea, expresiones en contra de algunas conductas tenidas por él como “innaturales”, y afirmaciones explícitas a favor de la libertad religiosa. Posiciones que yo segundo. Mas, sin embargo, no estoy conforme con varias de sus agendas y propuestas, no apruebo su estatus social, y encuentro de mal gusto, aun ofensivos, algunos de sus deslices y soeces ante el público. ¿Qué hago?
Respondo personalmente: Lo que me parezca más inteligente, sabio y necesario, conforme a los derroteros morales-espirituales-religiosos-sociales que discierne en mi nación secular-material. La economía, el manejo de pandemias y desastres, el asunto de las fuerzas armadas y el trato de las dem'as naciones, la ecología, viajes al espacio, etcétera, solo tendrían importancia secundaria. ¿De acuerdo? Teniendo yo presente que nunca habrá sobre este Planeta ningún ser humano que sea “candidato político perfecto en absoluto”.
Digo: mirándolo todo desde acá arriba, donde lo material se tiene como temporal y, por ende, pasajero, mientras lo espiritual se tiene como eterno, conforme a la máxima: “Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. 1 Juan 2:15-17
Me parece que todo ciudadano pensante y analítico comprenda que el voto, de quien sea, no significa, necesariamente, respaldo total e incondicional para el político, el partido, o el gobierno que sea. Me ilusiono pensar que el Soberano Dios de este Reino espiritual aprecie así mi voto- si voto- sabiendo mis razones e intenciones.
Votan los ciudadanos de Uruguay, país donde votar es obligatorio.
¿Hacer política los líderes cristianos y también los feligreses en sus congregaciones y demás organizaciones?
Amado cristiano, amada en el Señor, si se siente usted en el deber, por fuertes razones sanas y lógicas, de ejercer el derecho al voto, respetuosamente le aconsejo hacerlo calladamente, sin hacer política entre cristianos y no cristianos.
Porque entiendo, personalmente, que la política per se es tema terrenal, impropio para el púlpito o el salón para clases bíblicas de cualquier congregación espiritual, como, además, en tertulias o conversaciones entre cristianos individuales. Tema controvertido que suele engendrar controversias acaloradas que lastimen y enajenen a los contrincantes. Por cierto, no veo en el Nuevo Testamento que la política fuera tema de Jesucristo y los apóstoles elegidos por él, ni de las iglesias del siglo I. Ninguna evidencia indica que los cristianos de aquel tiempo se empeñaran políticamente en cambiar las leyes y pólizas de los gobernantes romanos, armando manifestaciones a favor o en contra de distintos gobernantes y sus posiciones políticas.
Bien que algunas naciones seculares-políticas allá abajo concedan a sus ciudadanos el Derecho personal de faltar el respeto, aun maldecir, a sus gobernantes y los empleados de estos, el Soberano Dios del Reino espiritual condena semejante “derecho humano”, enseñándome: “Honrad al rey”, y, por extensión, al presidente, canciller, primer ministro, etcétera.
Y el apóstol Pablo me da el ejemplo cuando dice “excelentísimo Félix”y “excelentísimo Festo” al dirigirse a estos dos gobernadores romanos. Hechos 24:3; 26:25. Ante oficiales del Imperio Romano, Pablo se expresa como todo un “embajador” del Reino celestial a los reinos terrenales. Su dignidad, respeto e inteligencia impactaron tanto al rey Agripa que este exclama: “Por poco me persuades a ser cristiano”. Hechos 26:24-28. Ejemplo para seguir, pues, “embajadores somos” de Dios los que ministramos la palabra del Reino espiritual, anota el propio Pablo. 2 Corintios 5:20
Por cierto, esta norma y esta práctica de honrar y someterse a las “autoridades” seculares, inculcadas acá arriba en el Reino espiritual-celestial, ilustran la superioridad excelsa de la ciudadanía espiritual que ofrecen sus mandatarios máximos, Dios y Cristo.
Pintura realista que representa al apóstol Pablo, parado, quien, con toda dignidad y respeto, narra su conversión a Cristo para el “excelentísimo Festo”, procónsul, a la izquierda, y para el rey Agripa y su esposa Bernice. Entonces, Al abundar Pablo sobre las obras que realizaba en el nombre de Cristo y cómo este cumplía las profecías sobre el Mesías, Agripa, creyendo a los profetas de Israel, exclama: “Por poco me persuades a ser cristiano”. Hechos 26
Acá arriba, todo es más excelente, perfecto y placentero. Paz real y duradera. Respeto mutuo, sin hacer acepción de personas por raza, estatus económico, rango social, nivel académico, oficio o profesión. Conductas y conversaciones normales y sanas, mutuamente edificantes. Sosiego, tranquilidad, seguridad y gran satisfacción. A resumida cuenta, ¡amor sincero y amistad amena a plenitud! Todo en espera de la glorificación de este Reino espiritual y su continuación eterna en la presencia del propio Soberano Dios. Colosenses 1:13-14; 1 Corintios 15:21-28; 2 Pedro 1:5-11; Daniel 2:44 y muchos textos bíblicos parecidos.
El verdadero Reino de Dios es “nación santa”, apunta el apóstol Pedro. 1 Pedro 2:9. Y todo ciudadano de ella ha sido “librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”. Colosenses 1:13. Amigo, amiga, esto es efectuado cuando el candidato para ciudadanía espiritual nace del agua, es decir, se sumerge en las aguas del bautismo, (Romanos 6:3-7) y nace del Espíritu, o sea, se sumerge en las enseñanzas del Espíritu Santo. Jesucristo dice a Nicodemo, varón principal de los judíos: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”. Juan 3:1-7
Nosotros que estamos aquí arriba en el Reino de Dios, esto mismo hicimos para tener derecho, o sea, nacimos del agua y del Espíritu.
Y esto mismo usted lo puede hacer para tener la misma dicha incomparable. Gustosamente, le brindaremos nuestro apoyo. Aguardamos nos contacte.
Adendum
Ejemplo breve de una “Plataforma Política Básica” que merezca el VOTO “SÍ” del cristiano sujeto a las normas del Nuevo Testamento de Cristo, en contra distinción al “cristiano culturalista, secular, mundano, sensual, sentimentalista, acomodaticio o disimulado”.
Algunas proclamaciones de tal “Plataforma”.
La libertad religiosa garantizada por escrito en lo respecto a libertad de expresión, incluso, la proclamación pública de creencias cristianas.
Cero persecuciones físicas, materiales, psicológicas, sociales, económicas o legales por el estado, tampoco por cualquier iglesia o cualquier organización independiente cristiana o cualquier religión, contra cualquier entidad religiosa que no esté violando ordenanzas cívicas y leyes gubernamentales, siempre y cuando referidas ordenanzas y leyes no contravengan explícitamente las ordenanzas y leyes de Dios en el Nuevo Testamento de él y de Cristo.
El compromiso por escrito de no abanderizarse pública y oficialmente, en el foro que sea, ni a favor ni en contra de agendas, movimientos, manifestaciones o filosofías de índole social, cultural, sexual, religiosa o espiritual, sino de limitarse a la política netamente secular, material, comercial, militar, judicial, y de relaciones internacionales con otros países, asegurando que la rama “Judicial” en particular tampoco se arrogue la autoridad de emitir juicios sobre las “agendas, movimientos, manifestaciones…,” etcétera, identificadas.
El texto y la composición para el Internet de este ensayo por Homero D Shappley.
WhatsApp: 561-569-9525
Dios, la política, los gobernadores del mundo y los cristianos. LISTA de las Diapositivas y los TEXTOS.
Los cristianos y las naciones seculares-materiales-políticas del mundo
YouTube
https://www.youtube.com/watch?v=e44r54IXiGM&t=593s
25.24 minutos
14 diapositivas
Cordialmente, te invito a ver y escuchar el video.
Homero Shappley
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