El pastor pentecostal Osvaldo

se defiende y hace preguntas a Homero

 

“CUALES SON SUS DONES ESPIRITUALES?

 

Si no los tiene dígalo!”

 

Dos figuras en 3D, vestidas de traje y corbata, representan a dos estudios de la Biblia que sostienen un intercambio sobre los dones sobrenaturales, su naturaleza, uso y duración.

El evangelista Homero responde

 

INTERCAMBIO 2

 

Estimado Sr. Osvaldo, me place enviarle una lista de mis dones, más respuestas a otras preguntas suyas y comentarios sobre sus distintos planteamientos. De nuevo, aprovecho la opción de intercalar mis aportaciones en el texto de su comunicación. Su servidor, Homero

Escribe el pastor pentecostal Osvaldo…

“Dios le bendiga Sr homero!

“Muy inteligente su salida! pero, yo no le dije que me trate de enseñar lo que ya se! ¿sino que me diga cuales son sus dones?

Responde Homero

Gracias por su saludo, querido Sr. pastor pentecostal Osvaldo, lo cual reciproca este servidor con creces. Sin duda, nos hace falta tanto a mí como a usted cada vez más luz celestial para llegar “a la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz… un cuerpo …una misma esperanza… una fe, un bautismo” (Efesios 4:1-6).

Al responder a su pregunta “¿Cuáles son sus dones?”, me siento más o menos como el apóstol Pablo -sin pretender, de modo alguno, colocarme en la misma categoría con tan ilustre y efectivo siervo de Dios- cuando él se vio en la necesidad de defender su ministerio ante algunos corintios que lo ponían en tela de juicio:

Bastante incómodo, no queriendo proyectar jactancias personales, no deseando enfocarse a sí mismo, gloriarse en sí mismo, ensalzarse a sí mismo, como hacían al menos algunos de sus acusadores (2 Corintios, los capítulos 10 y 11). Me solidarizo completamente con los sentimientos y actitudes de Pablo.

Ahora bien, ya que usted pregunta, aun insiste y reta, humildemente apuntaré algunos de mis dones, orando que no me engañe a mí mismo, ni ofenda a Dios el Padre, ni a mi amado Salvador Jesucristo, ni tampoco al Espíritu Santo, el Consolador encargado por Dios a guiar “a toda la verdad” (Juan 16:13). A estos Tres Seres Divinos Celestiales doy toda la gloria y honra por lo que haya llegado a ser y hacer, por su gracia y poder, en términos espirituales. Procedo a identificar los dones que a ellos les ha placido conferirme, indigno que soy.

1. El “don del Espíritu Santo” que recibí al arrepentirme y bautizarme, como mandaron los apóstoles en el día de Pentecostés. “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo; para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).

El Señor me ha concedido el don de identificar cuidadosamente, con evidencias textuales y ejemplos del Nuevo Testamento claros e irrebatibles, la naturaleza y tremendo poder de este verdadero “don del Espíritu Santo” dado a toda persona bautizada bíblicamente.

Pienso que, de ser usted un pastor estudioso y objetivo, no descanse hasta examinar el fruto de mi don disponible en el Internet.

http://www.editoriallapaz.org/don_del_Espiritu_Parte_1.htm El “don del Espíritu Santo”. Parte I.  Hechos 10:1-48; 11:1-18.  Cornelio, gentil, y los suyos reciben “el don del Espíritu Santo”

http://www.editoriallapaz.org/don_del_Espiritu_Parte_2.htm El “don del Espíritu Santo”. Parte II. ¿Recibieron de inmediato algún don sobrenatural todas las personas convertidas a Cristo durante el tiempo de los apóstoles en el siglo I?

El apóstol Pablo exhorta al evangelista Timoteo: Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad(2 Timoteo 2:15).

También le instruye: “Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura…” (1 Timoteo 4:13).

Fíjese bien, estimado Osvaldo: pece a poseer el evangelista Timoteo un don sobrenatural a través de la imposición de manos por el apóstol Pablo (2 Timoteo 1:6), ¡él debería OCUPARSE en la LECTURA! ¿Lo hace usted? ¿Lo hago yo?

Pienso que, de no haber sido bautizado usted bíblicamente “para perdón de los pecados” sino NO bíblicamente, como mero símbolo de perdón por fe sola, ¡no haya recibido usted el verdadero “don del Espíritu Santo”!

Circunstancia que, de haber concretizado, privaría a usted de todos los hermosos y poderosos beneficios que fluyen del verdadero “don del Espíritu Santo” otorgado por el amoroso Padre a todo hijo obediente, pero, no lo contrario, a cualquiera que niegue el propósito que él, su Hijo y el Espíritu Santo asignan al bautismo, según todo texto que revela el propósito.

Condición espiritual negativa que, tratándose de estos temas, expone al testarudo a “un poder engañoso” que envía Dios “a los que no” creen “la verdad…” (2 Tesalonicenses 2:11-12).

Y pienso que todo pastor, predicador, evangelista y maestro estudioso y objetivo siempre tendrá presente, cuando de estos temas se trata, que Juan el Bautista, el mayor de los profetas (Mateo 11:11), “estaba LLENO del ESPÍRITU SANTO… desde el vientre de su madre” (Lucas 1:15), mas, sin embargo, “NINGUNA SEÑAL HIZO” (Juan 10:41).

De manera que, incuestionablemente, ¡es posible estar “lleno del Espíritu Santo” SIN HACER SEÑAL SOBRENATURAL ALGUNA!

2. Tengo el don de “la unción del Espíritu”.

“Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.

“Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él” (1 Juan 2:20 y 27).

Al decir “vosotros”, el apóstol Juan se dirige a los cristianos en general, a quienes llama “hijitos” y “hermanos” (1 Juan 2:1 y 7). Yo integro a “los cristianos en general”. Por lo tanto, también tengo “la unción del Espíritu”. La tengo al hacer mías todas las palabras de todas las enseñanzas que componen el “nuevo pacto” de Cristo, internalizándolas y viviéndolas.

Teniendo la unción, conozco todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad”, las que “han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia” (2 Pedro 1:3). Es decir, tengo “toda la verdad” revelada por el Espíritu Santo. Por ende, no tengo “necesidad de que nadie” me enseñe algo nuevo. Efectivamente, yo sé exactamente lo que sabían los apóstoles del Señor en el siglo I. Es decir, debo saberlo. Porque está a mi alcance en los escritos del “nuevo pacto” de Cristo.

El Espíritu Santo cumplió a plenitud la promesa hecha por Cristo a sus apóstoles al decir:

“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir” (Juan 16:13).

Varones guiados por el “Espíritu de verdad” escribieron “toda la verdad” revelada en los veintisiete libros que componen el Nuevo Testamento.

Pues bien, “…la unción del Santo… enseña todas las cosas”, las que son sinónimas de “toda la verdad”, la que es sinónima de “lo perfecto” (1 Corintios 13:8-13), el que es también sinónimo de “la fe una vez dada a los santos” (Judas 3). Yo figuro entre “los santos”, y, consiguientemente, también es mía “la fe una vez dada” por el Espíritu Santo en el siglo I. “…FE” que es sinónima del evangelio puro y completo. “…UNA FE” (Efesios 4:5), y no muchas contradictorias.

“…el mucho estudio es fatiga de la carne” apunta el predicador sabio Salomón (Eclesiastés 12:12). Ojalá no sea demasiado fatigoso para usted leer un estudio mucho más completo sobre La unción del Santo, disponible en: http://www.editoriallapaz.org/espiritu-santo-ocho-grandiosas-bendiciones-2-uncion.html

Don Osvaldo, ¿cuáles nuevas verdades, reveladas por el Espíritu Santo especialmente a usted, desearía usted añadir al Nuevo Pacto de Cristo?

3. Tengo el don de “inteligencia espiritual” (Colosenses 1:9). “Me he hecho un necio al gloriarme”; usted, Sr. Osvaldo, me obligó “a ello” (2 Corintios 12:12). Pero, aun usted dice al principio de su comunicación, refiriéndose a este servidor: “Muy inteligente su salida!” En realidad, no estoy haciendo uso de la inteligencia para ir, subrepticiamente, en busca de “salidas mañosas”. Dios es mi testigo. Solo deseo ardientemente tener el don de “inteligencia espiritual” para entender y exponer su Palabra correcta y efectivamente. Todos los días, se lo pido con insistencia y ansiedad.

Estoy convencido de haber recibido una respuesta positiva, porque…

Se me hace bastante fácil memorizar y mantener en la memoria porciones sustanciales del “nuevo pacto” de Cristo, recordar dónde se encuentran muchos temas, traer a memoria aún cláusulas, ya cortas, ya largas, como también vocablos solos.

A su vez, este conocimiento de las Sagradas Escrituras hace posible la adquisición y práctica de todavía otros dones. Por ejemplo…

a) El don de preparar estudios y sermones en los que se juntan textos bíblicos relevantes y se hacen aplicaciones juiciosas. Todo lo que me hace falta para preparar cientos, aun miles, de estudios y sermones se halla ahí mismo en el texto sagrado revelado. Además, ejemplos a granel.

De manera que, si me invitan a dar estudios o predicar en cualquier lugar, ¡ya tengo los recursos disponibles! El Espíritu Santo me los ha suplido en formidable abundancia. Y rebuscando en el tesoro de la Palabra guardada en mi mente y espíritu, más pronto que tarde doy con lo apropiado. Desde luego, siempre orando, leyendo y observando ámbitos con el fin de ampliar y pulir cualquier intervención espiritual. Invocando, sin fallar, el precioso y poderoso don de la “inteligencia espiritual”.

Si me asignan algún tema o texto difícil, algún sujeto que no domine, redoblo estudios, investigaciones y oraciones por “inteligencia espiritual”, disfrutando el reto de expandir mis conocimientos espirituales.

b) El don de discernir prontamente a falsos profetas, pastores, evangelistas, apóstoles, maestros y maestras. Implementando la exhortación del apóstol Juan que dice:

“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo (1 Juan 4:1).

Porque el don de “la unción” y el don de la “inteligencia espiritual” se complementan en mí, capacitándome para captar en un dos por tres atributos de falsedad, malas motivaciones (por ejemplo, la avaricia de lobos rapaces, la vanagloria de lucidos siervos y agendas sociales de pastoras feministas), interpretaciones privadas del texto divino, argumentos ilógicos, porfías sutiles, tergiversaciones astutamente tramadas para evadir claras normas y doctrinas, etcétera, etcétera.

¿Cómo probar “a los espíritus”? Se trata, desde luego, de “falsos profetas que han salido por el mundo”. Y por extensión, se trata de todos los hombres y mujeres que, asignándose distintos títulos y roles religiosos, salen en el nombre de Cristo, llevando “otro evangelio diferente” (Gálatas 1:6-9), tradiciones y mandamientos de hombres (Mateo 15:9), aun “doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1-5), “por el mundo”.

¿Cómo probarlos? La respuesta: sometiéndoles a un rigoroso examen a la luz fuertísima de “toda la verdad”, la cual tengo en mi mente y espíritu por medio del don de “la unción del Santo” y el don de la “inteligencia espiritual”.

Aclarando: el mandamiento del apóstol Juan “probad a los espíritus” no es una referencia al don espiritual (sobrenatural) de “discernimiento de espíritus”, tratándose más bien de una acción que deberían ser capaces de tomar todos los cristianos en general, y que pueden tomar eficazmente al contar con “la unción del Santo” e “inteligencia espiritual”.

c) El don de expresarme con claridad y vigor, ya enseñando y predicando en voz alta, ya escribiendo. Este don lo hace factible el don de la altamente valiosa “inteligencia espiritual”. Además, el don de poder aprender y aplicar todas las reglas necesarias para una comunicación correcta y fácil de entender. Demasiadas para siquiera comenzar a hacer una lista aquí.

Al respecto, hago míos los sentimientos de Pablo: “que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí” (2 Corintios 12:6). Añado: “o me oiga hablar o lea en lo escrito por mí”. Dios sabe que no pretendo ninguna perfección en lo hablado o escrito por este servidor, y que todo error de gramática, ortografía, pronunciación, etcétera, me causa dolor y vergüenza. Más, sin embargo, no pocos testifican a la claridad y vigor de mis humildes aportaciones, al igual que a su veracidad.

Antes de ser llamados por Jesucristo a ser apóstoles, Pedro y Juan eran pescadores. Después de Pentecostés, ya ejerciendo de lleno su apostolado, fueron obligados a comparecerse, en Jerusalén, ante “los gobernantes, los ancianos y los escribas, y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes…” (Hechos 4:5-6). Estos sabían que Pedro y Juan “eran hombres sin letras y del vulgo”, y, escuchándolos, “se maravillaban” (Hechos 4:13). De su forma correcta, vigorosa y elocuente de expresarse, se sobreentiende. Porque aquellos dos “sin letras y del vulgo” hablaban de parte de Dios, por el poder sobrenatural del Espíritu Santo. Y Dios ¡no comete errores en su forma de expresarse! Ni hablado ni escrito. ¿O sí?

Considere, por favor, Sr. Osvaldo, el evangelio de Juan, sus tres cartas y las dos de Pedro. ¡Verdaderas maravillas de la literatura del mundo! Escritas per hombres que habían sido “sin letras y del vulgo”, pero, que, dotados por inspiración divina sobrenatural, compusieron estas obras literarias gloriosas.

Yo no reclamo tal inspiración divina sobrenatural por lo que enseño, predico y escribo. En cambio, usted sí, reclama inspiración divina: que Dios le dé mensajes, que el Espíritu le dote de dones sobrenaturales para sus ministerios, etcétera.

Sin embargo, sus escritos enviados a este servidor están repletos de errores gramaticales, ortográficos, de sintaxis, etcétera. No me da ninguna satisfacción señalárselo. Al contrario: no quisiera jamás lastimar a su persona, a su preciosa alma, a su espíritu. Pero, en el contexto de sus aseveraciones, críticas y presiones, me siento en la obligación de preguntarle: ¿está usted haciendo la defensa de su ministerio pentecostal, por ejemplo, mediante los correos que me ha enviado, con, o sin, la ayuda de los dones sobrenaturales que reclama tener? Porque si es mediante el poder de algún don, se supone que ¡no haya error alguno en sus escritos! Y si no es mediante el poder de algún don, entonces usted se queda…

d) Tengo el don de organizar tiempo, recursos, obras, congregaciones, etcétera, de tal manera que se produzcan resultados positivos bastante abundantes. De nuevo, invoco sentimientos del apóstol Pablo al verse él en la necesidad de mencionar sus propias obras y los frutos de ellas en defensa de su ministerio. Escribió: “Que nadie me tenga por loco; o de otra manera, recibidme como a loco, para que yo también me gloríe un poquito” (2 Corintios 11:16-17).

Entre los hermanos y las hermanas que tienen conocimiento amplio de mi trayectoria espiritual y sus frutos positivos, no me siento presionado a gloriarme ni siquiera “un poquito”. No quisiera gloriarme en ninguna situación jamás. Dios es mi testigo. Usted, Sr. Osvaldo, y otras personas de más o menos la misma mentalidad, son los que me obligan a gloriarme en contra de mi voluntad.

Pues bien, el don de estar “lleno del conocimiento de su voluntad” (Colosenses 1:9), de estar lleno de “todo conocimiento” (Romanos 15:14), sinónimo del don de “la unción del Santo”, unido al don de la “inteligencia espiritual” (Colosenses 1:9; Efesios 1:8), abren paso a la adquisición del don de organizar tiempo, recursos, obras, congregaciones, etcétera.

Estos dones han hecho posible…

…por la gracia y providencia magnánimas del Todopoderoso…

…por el cuidado de los ángeles que ministran a favor de los santos…

…con el respaldo de miles de cristianos…

…que este servidor, indigno y débil que soy…

…predique miles de sermones en púlpitos, por radio y al aire libre, enseñe miles de clases bíblicas, presente cientos de conferencias, predique campañas en varios países, imparta cursos de capacitación ministerial a más de doscientos alumnos, organice más de veinte congregaciones, escriba miles de páginas, en dos idiomas y un dialecto, sobre una gama larga de temas bíblicos y religiosos, realice algunas obras benévolas que beneficiaran a miles de damnificados…

Perdone, Señor de los Cielos, si le ofende que divulgue este servidor estos datos. Nunca he sido nada sino un humilde instrumento en Sus manos. Siempre doy toda gloria y honra a Usted y a su Amado Hijo, como, además, infinitas gracias al Espíritu Santo, a los santos ángeles y a los miles de santos hermanos y hermanas de la común fe, los que, por medio de su generosidad, apoyo moral, oraciones y tolerancia de mis defectos y fallas, han hecho posibles las obras mencionadas, y todavía más, para alabanza de Su Nombre y la salvación de preciosas almas.

Trabajando todos nosotros juntos, con propósitos y motivaciones netamente espirituales…

Hemos producido un poco más de 30,000,000 ejemplares de folletos, libritos, libros, mensajes grabados en casetes y discos compactos, lecciones de cursos bíblicos, etcétera.

Hemos puesto en marcha tres sitios de Internet para esparcir el evangelio y edificarnos mutuamente los cristianos fieles a Usted.

Hasta el 31 de marzo de 2019, se habían registrado 20,046,693 visitas a estos sitios de Internet, abriendo ellas 36,498,255 documentos.

Larga es la lista de varones, damas y jóvenes cristianos que hemos colaborado los unos con los otros, y todos con Usted, para la realización de estas obras. Como Padre amoroso de todos nosotros, Usted conoce a cada uno por nombre y apellido, siendo usted Galardonador de los que Le aman y siguen fielmente.

Estos datos los hemos traído para el pastor pentecostal Osvaldo, y otros como él, que, quizás por albergar una visión muy diferente de Su Reino y carecer de información sobre nosotros, nos retan a defender nuestro rol en Su Glorioso Reino Espiritual.

De nuevo, Le pido perdón, en el nombre de Su Hijo Jesucristo, de no haber enfocado nuestro rol satisfactoriamente. Amén.

Bueno, ahí tiene, estimado Osvaldo, una lista de mis dones.

Quiero que sepa que miles de obreros de nuestra hermandad, leales a Cristo y activos en las obras del Reino de Dios, también cuentan con estos mismos dones, en una que otra medida.

Le recuerdo que a los cristianos que recibieron dones sobrenaturales en el siglo I también les fue dado control sobre ellos. Así que, los usaban en una que otra medida, de acuerdo con distintas circunstancias y necesidades. Esto lo sabrá ya si tiene conocimiento de los mandamientos dados por el Espíritu Santo en 1 Corintios 14 sobre el uso de los dones sobrenaturales. Como apunta usted: no necesita instrucción sobre lo que ya sabe.

Lo que me intriga es que los pentecostales en general no obedecen ninguno de los mandamientos específicos en 1 Corintios 14 sobre el uso de los dones sobrenaturales. ¡NINGUNO!

La lista de mis dones no incluye dones sobrenaturales. Porque los dones sobrenaturales, habiendo cumplido su doble propósito de revelar y confirmar “toda la verdad” dada por el Espíritu, a través de los apóstoles, en el siglo I (Marcos 16:17-20), ¡CESARON!

Más lectura y estudio para usted, querido Osvaldo, si quiere entender el significado de “lo perfecto” en 1 Corintios 13:10 y el cumplimiento de la profecía de 1 Corintios 13:8-13 sobre la cesación de los dones sobrenaturales.

¿Qué es “lo perfecto” de 1 Corintios 13:10? http://www.editoriallapaz.org/dones-cesacion-perfecto-1-corintios-13-8-13-Zuniga.html

O, tal vez ya entienda usted perfectamente estos temas. En tal caso prescindiría del trabajo y la molestia de estudiarlos todavía más.

¿Acaso se ponga usted eufórico por lo de no incluir este servidor ningún don sobrenatural en la lista de mis dones?

De ser esta su reacción, le recuerdo una vez más que Juan el Bautista estaba lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre. Sin embargo, ninguna señal sobrenatural hizo.

De todos modos, prefiero, mil veces más, tener los ricos y poderosos dones en mi humilde lista que los dones postizos y raquíticos que observo en los movimientos pentecostales y carismáticos.

Osvaldo sigue escribiendo…

“Ya he tratado con otras personas que hacen estos tipos de planteamientos! pero, es imposible de hacerles entender lo que no pueden entender! si, lo que lee, que no pueden entender y sabe el porque?

Y ESTO QUE LE COMENTO ME LO DIJO EL SEÑOR EN UNA OPORTUNIDAD SOBRE UN COMPAÑERO DE TRABAJO BAUTISTA TRADICIONAL QUE NO ENTENDÍA LO QUE YO LE HABLABA!

En ese momento El Señor me dice: "dile que el que no tiene DONES es por que no tiene al E.Santo!”

Responde Homero

¡Tremenda revelación la del Señor a usted sobre el bautista! ¿Se lo dijo en voz audible? ¿Cuántas veces escucharía usted alguna expresión parecida pronunciada por otros pastores y feligreses pentecostales?

Continúa Osvaldo…

“Ahora bien! cuando vamos a la escritura hallamos en Romanos cap 8:9 y nos dice así:

Aquí abajo se lo transcribo:

ROMA CAP 8:9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 

Como puede leer es bien claro el verso de Romanos! ahora bien, hay mucha gente que hace criticas de los pentecostales como usted las hace, pero, también hay gente como los catolicos que hacen desastres en sus vidas y porque?

Por lo mismo que dice Romanos! y usted no me quiere decir cuales son sus dones y se me quiere escapar por la tangente enviándome lo que me envió tratando de enseñarme algo que ya se!

Pero se desliga con eso de decirme que no tiene dones! sino no daría tantas vueltas y me los diría!

Responde Homero

¿Cuándo le haya dicho yo que no tenga yo dones? ¡NUNCA!

El tema de Romanos 8:9 NO es el de dones sobrenaturales.

Se puede vivir “según el Espíritu” sin tener algún don sobrenatural. Puede uno estar lleno del Espíritu Santo sin hacer señal sobrenatural alguna; sin tener don sobrenatural alguno. Acuérdese de Juan el Bautista.

Obedecer los mandamientos de Dios y Cristo, dados a conocer por medio del Espíritu Santo a través de los apóstoles, es lo necesario para que tanto el Padre, como el Hijo, como el Espíritu Santo, moren en nosotros.

El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama… El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos MORADA con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió” (Juan 14:21-24).

Continúa Osvaldo…

“Le hago una pregunta! ¿usted predica? ¿y si predica quien le dice cada día de reunión lo que debe de predicar al pueblo? o acaso usa usted como muchos la psicología para ver que predica en el sermón dominical!

“Porque eso seria predicar sermones de HOMBRES! no de parte de Dios! cuando un pastor sube al púlpito! un pastor de Dios! una días antes Dios ya le dijo lo que debia de predicar! y si no tuviera esta persona dones como escucharía la voz de Dios?

Responde Homero

Al enumerar y definir mis dones poderosos y completos, ya contesté su pregunta sobre si predico, o no.

Además, su pregunta sobre la fuente divina de mis mensajes, estudios bíblicos y conferencias.

Recapitulando: el Espíritu Santo ha hecho disponible para mí “toda la verdad”. Me ha instruido sobre cómo y a quiénes predicarla. Y cómo comportarme en el rol de evangelista. Y muchísimo más. ¡TODO en el NUEVO TESTAMENTO!

A todos los ministros competentes del nuevo pacto de Cristo (2 Corintios 3:6-17) nos dice:

“…estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3:15).

¡Qué lindo, poderoso y lógico! “…SIEMPRE PREPARADOS…”

Mi don de “la unción del Santo” y mi don de la “inteligencia espiritual” hacen factible que responda yo pronta, sabia e inteligentemente, en el momento, a cualquiera que “demande razón” de mí por la fe que profeso y la esperanza que tengo.

Osvaldo, le hago una pregunta: si el Espíritu Santo da, directamente…

…aparte del Nuevo Testamento, en adición al Nuevo Testamento, por encima de “toda la verdad” en el Nuevo Testamento…

…a todo pastor, predicador, profeta y evangelista pentecostal…

…el título y el contenido para cada sermón dominical

¿cómo se explica que prediquen ustedes tantas doctrinas y prácticas contradictorias entre sí, las que también contradicen claros mandamientos del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento…

…tantos evangelios diferentes; tantos disparates…

…tantas profecías que no se cumplen…

…tantos mensajes llenos de errores gramaticales…

…tantas doctrinas del Antiguo Testamento, el que fue abolido en la cruz; etcétera, etcétera?

Amado, ¡semejante cosa fea y contraproducente no sucede cuando todo ministro competente del nuevo pacto -completo, perfecto y ratificado por Dios (Gálatas 3:15)- acude a este “mejor pacto” como fuente primaria, y la única plenamente autoritaria, para sus mensajes y estudios bíblicos. Haciéndolo fiel y consecuentemente, ¡todos hablamos una misma cosa! (1 Corintios 1:10) Seguimos “una misma regla” (Filipenses 3:16).

Lo de sustituir no pocos pastores y predicadores mensajes que giren, principalmente, sobre la psicología humana y sus aplicaciones humanas, por el evangelio puro del Reino de Dios, está, lamentablemente, muy de moda en muchas iglesias hoy por hoy. Ya le he dado a entender, vigorosamente, que este servidor no anda ligado a tales mensajeros religiosos.

Bien que usted censure la psicología humana como fuente para sermones, mi convicción es que usted, en compañía con los demás pastores pentecostales en común, jueguen con la psicología humana en busca de temas y contenidos para sus mensajes. Sí, porque mi fuerte percepción es que enreden sus intercambios verbales con feligreses y mundanos, sus observaciones naturales de conductas, las noticias y los chismes que escuchen, lo que vean por televisión, lo que lean en los periódicos, lo que se diga en las jergas callejeras, las tragedias y desastres reportados, etcétera, ¡con la VOZ de Dios! o “REVELACIONES del Espíritu Santo”. “!Dios me dijo!… ¡El Espíritu Santo acaba de revelarme!”

Sr. Osvaldo, sinceramente, no veo en el Nuevo Testamento, ejemplos ni paradigmas para el proceder suyo en lo referente a fuentes para títulos y contenidos de mensajes en el púlpito de la iglesia, cual sea.

“…y si no tuviera esta persona dones como escucharía la voz de Dios?”, pregunta usted.

¡Sumamente fácil! ¡Leer la BIBLIA! Particularmente, el Nuevo Testamento. Pues, el Antiguo fue abolido en la cruz, entrando en vigor el NUEVO en el Pentecostés del año 30 d. C.

Cuando leo los evangelios, las epístolas y demás libros que constituyen el “nuevo pacto”, estoy escuchando la voz de Dios, la de Cristo y la del Espíritu Santo. ¿Qué? ¿No fueron inspirados y guiados por la Deidad los autores de los veintisiete libros?

Osvaldo, ¿habla Dios a usted por los escritos inspirados del Nuevo Testamento? ¿Para qué sirve este Nuevo Testamento si usted y los demás pentecostales no lo van a leer, escudriñar y seguir?

Todos ustedes portan la Biblia, ostentosamente, dondequiera. Mas, sin embargo, no obedecen el 60% de los mandamientos de la Deidad en el Nuevo Testamento. Quizás ni el 80%. Haciendo que sus “dones” suplanten la Palabra escrita.

Aprender a no pensar más de lo que está ESCRITO” es una norma que Pablo fijó para los cristianos en Corinto (1 Corintios 4:6).

Norma que a usted y los demás pentecostales también les convendría aprender.

Continúa Osvaldo…

“Porque aquí VOLVEMOS A ROMANOS! el que no tiene al E.Santo no puede escuchar cuando Dios le habla! como tampoco podría ser profeta sino escucha la voz de Dios!

“ESTOY DE ACUERDO QUE LOS PROFETAS DE ANTAÑO NO SON LO MISMO QUE LOS DE AHORA! pero hoy hay profetas, mi esposa tiene el don de profecía,mi hijo menor lo tiene también!

“Cuando yo tengo que predicar Dios me dice lo que debo de darle al pueblo! porque muchas veces Dios en la congregación le habla a una sola persona, para tratar SU problema personal con esa persona! y otras veces le habla a muchos mas en la reunion!

Responde Homero

El escenario que usted describe, comenzando con las palabras “Cuando yo tengo que predicar Dios me dice…”, ¿dónde se encuentra semejante escenario en Hechos de Apóstoles, 1 Corintios, Efesios, Romanos o cualquier otro escrito del “nuevo pacto”?

¿Qué Dios trate el “problema personal” de “una sola persona” en “la congregación”, en presencia de todos los demás feligreses, diciendo a través de un “pastor” lo que él quisiera comunicar a la persona?

No se incluye en los escritos del Nuevo Testamento ningún texto, palabra por palabra, de ningún sermón predicado, siquiera por un apóstol, en cualquier congregación del siglo I.

Hechos de apóstoles, la historia de la iglesia en el siglo I, hasta más o menos el año 62, no registra ningún escenario remotamente parecido al suyo.

Tampoco se refleja semejante escenario, ni por inferencia, en las epístolas de Pablo, Pedro, Juan o Santiago.

La ejecución del escenario no armoniza con las directrices del propio Jesucristo registradas en Mateo 18:15-17. A saber:

Si un “hermano peca… repréndele estando tú y él solos…”

“…si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos…” que sirvan como “testigos”.

“…Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia…”

“…si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano”.

La ejecución del escenario que usted describe da lugar a sospechas y denuncias contra el pastor.

“Tú ya sabías del problema personal de la persona antes de subir al púlpito. Oíste algún comentario por ahí; algún chisme. Tu esposa o tus hijos supieron algunos detalles, contándotelos. Tú atribuyes a Dios, reclamando inspiración divina sobrenatural, las sospechas tuyas o los comentarios que circulan por ahí en la calle. Dios no sería tan insensible, falto de tacto o indirecto como para tratar un problema personal, un asunto privado, ¡frente a toda la congregación! ¿Por qué no fuiste donde la persona para que, en privado, Dios te usara para tratar el problema personal?”

Continúa Osvaldo…

“El mismo Pablo dijo a los corintios en 1° cor cap 14 asi: 

“Capítulo 14

14:1 Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis. 
14:2 Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. 
14:3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. 
14:4 El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.

“Pablo daba a entender que los dones son útiles! para la edificación de la Iglesia.

Responde Homero

Estudios extensos sobre 1 Corintios 14 se hallan en: http://www.editoriallapaz.org/lenguas_y_profecias_contenido.htm

Continúa Osvaldo…

“pero en la congregación donde NO hay dones no hay dirección de Dios! por eso pasa lo que pasa con los católicos! yo era católico en su momento! y por eso lo se.

Responde Homero

Si “no hay dirección de Dios” en tal congregación sería porque el pastor, los pastores, los predicadores, los maestros, etcétera, no leen el Nuevo Testamento, ni tampoco la feligresía.

A través del Nuevo Testamento se encuentra gran cantidad de directrices, mandamientos y ejemplos que constituyen la “dirección de Dios” para su pueblo que lee y obedece.

El estado lamentable de “los católicos” se debe, no a la falta de dones sobrenaturales, sino a la apostasía catastrófica de la jerarquía, al apartarse ellos de la “sana doctrina” de Cristo en el Nuevo Testamento y quedarse hechizados con “doctrinas de demonios”, tales como el celibato obligatorio para sacerdotes, obispos, cardenales y Papas (1 Timoteo 4:1-5).

Su debacle espiritual es el fruto malísimo y dañino, aun fatal, para cientos de millones de almas, aun billones, a través de diecisiete siglos, de su rechazo del Nuevo Testamento, el que sustituyeron con vanas tradiciones de origen pagano, mandamientos de hombres (Mateo 15:9), dictámenes de concilios ecuménicos y ponencias de Papas.

Su garrafal ignorancia del Nuevo Testamento los expone a procedimientos y excesos que contravienen lo más fundamental del evangelio puro del Señor Jesús. Por ejemplo, montar y mantener durante ocho largos siglos la infame y maldita “Santa Inquisición”.

Esa misma profunda “ignorancia” del Nuevo Testamento expuso a usted, Sr. Osvaldo, siendo usted católico, a la profunda ignorancia de los pentecostales en torno a las verdaderas obras del Espíritu Santo, los verdaderos dones espirituales, la adoración “en espíritu y en verdad” en lugar de alabanzas alborotosas, la vigencia del Nuevo Testamento, la abolición del Antiguo con sus diezmos y sacerdocio levítico, la organización de congregaciones con una pluralidad de pastores (ancianos, obispos) y diáconos, etcétera, etcétera.

De haber pasado usted de la Iglesia Católica Romana a una iglesia regida por el Nuevo Testamento, comprometida a practicar “la doctrina de Cristo” (1 Timoteo 4:16; Tito 2:1; 2 Juan 9-11), “la ley de Cristo” (1 Corintios 9:21), “la perfecta ley de libertad” (Santiago 1:25), seguramente, no sería usted “pentecostal” hoy día sino “cristiano”, sin otros nombres o apodos. Quizás aun ministro competente del nuevo pacto (2 Corintios 3:6-17). ¡Ojalá lo fuera! ¡Aún puede lograrlo!

Continúa Osvaldo…

“Entonces le vuelvo a preguntar! CUALES SON SUS DONES ESPIRITUALES?

“Si no los tiene dígalo! porque se estará haciendo un favor a si mismo! no se auto engañe siguiendo una salvación que no es salvación! porque no entrara al cielo en esa condicion, Dios no puede ser burlado!

“Espero su respuesta a mi pregunta! no me vuelva a querer dar una clase de teologia!

“yo entiendo que el que no tiene al E.Santo no puede entender que Dios le hable como lo dice la misma escritura:

 “Hechos cap 16:6 Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; 
16:7 y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. 
16:8 Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas.
16:9 Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. 
16:10 Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio.

“Esto nos habla de dones por si nunca se dio cuenta! nos habla de tener al E.Santo en

“nosotros! EN, SIGNIFICA DENTRO DE NOSOTROS! nos habla de escuchar la voz y dirección de DIOS para hacel lo que nos pide!

Responde Homero

Refiriéndose usted, Sr. Osvaldo, a las acciones del Espíritu Santo relatadas por Lucas en Hechos 16:6-10, usted escribe: “Esto nos habla de dones por si nunca se dio cuenta! Nos habla de tener al E.Santo en “nosotros! EN, SIGNIFICA DENTRO DE NOSOTROS! nos habla de escuchar la voz y dirección de DIOS para hacel lo que nos pide!”

Cualquier persona que lea atentamente el libro Hechos de apóstoles, escrito por el médico Lucas, y las epístolas de Pablo, Pedro y Juan, comprende enseguida que Dios, por el Espíritu Santo, dirigía los movimientos de los apóstoles, como, además, los de evangelistas tales como Felipe, Timoteo y Tito, con el propósito obvio de aligerar el pleno cumplimiento de la Gran Comisión en el siglo I.

Nueva obra de Dios, realizándose por primera vez en el mundo. Sin manuales escritos sobre cómo efectuarla en gran escala, en poco tiempo. Sin ejemplos o precedentes ya establecidos y comprobados.

Natural y lógicamente, era necesaria la dirección directa de parte de la Deidad, asignándose al Espíritu Santo roles claves relacionados con:

Guiar a los apóstoles “a toda la verdad” (Juan 16:13).

Hacer posible la revelación verbal y escrita de “toda la verdad”, como también su confirmación divina celestial, mediante:

“…diversidad de dones” (1 Corintios 12:4).

Hacer posible la rápida divulgación de “toda la verdad”, sinónima del “evangelio de salvación”, y, además, la pronta organización de congregaciones, conforme al modelo divino, mediante:

“…diversidad de ministerios” y “diversidad de operaciones” (1 Corintios 12:5-6).

Las acciones del Espíritu Santo relatadas en Hechos 16:6-10 ilustran perfectamente las medidas tomadas por la Deidad para lograr, a corto plazo, sus metas de hacer proclamarse, más pronto que tarde, sus “buenas nuevas” para la humanidad “a toda criatura” y establecer su Reino en la Tierra (Daniel 2:44; Marcos 9.1) mediante la formación de congregaciones (iglesias locales) debidamente equipadas para mantenerse indefinidamente, continuando estas la tarea prioritaria de seguir evangelizando al mundo, y la segundaria de efectuar abundantes obras benévolas, mientras se reúnen “el primer día de cada semana” (Hechos 20:28 1 Corintios 16:1-3), para comer “la cena del Señor” (1 Corintios 11:17-34) y adorar “en espíritu y en verdad” (Juan 4:23-24), es decir, conforme a las directrices del “nuevo pacto”.

Una vez…

Revelada “toda la verdad”, y confirmada…

Proclamada esta Verdad divina completa y perfecta tanto a gentiles como a judíos…

Escritos los manuales que componen el Nuevo Testamento…

Formadas muchas congregaciones según el modelo divino, y equipadas ellas para la continuación eficaz de las grandiosas obras espirituales del Reino espiritual de Dios…

¡Cesaron los dones sobrenaturales y las intervenciones directas de la Deidad en los movimientos de evangelistas!

En su lugar, la PROVIDENCIA OPORTUNA de Dios complementa efectivamente los MANUALES INSPIRADOS por él, tanto para congregaciones leales como para evangelistas guiados por ellos.

Conteniendo los manuales inspirados del Nuevo Testamento ejemplos, precedentes e instrucciones detalladas sobre cómo efectuar todas las obras asignadas por la Deidad al Reino-Iglesia en la Tierra.

A estas realidades se debe la instrucción del apóstol Pablo al evangelista Timoteo que dice:

“Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros (2 Timoteo 2:2).

Sin estipularse en momento alguno que tales “hombres fieles…  idóneos para enseñar también a otros” deberían tener dones sobrenaturales. Ni sobreentendiéndoselo por implicación.

Tampoco figura entre los muchos requisitos para ser obispo, sinónimo de pastor, anciano o presbítero, ninguno al efecto de que debiera tener dones sobrenaturales (1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:3-10). Tampoco es requisito para ser diácono (1 Timoteo 3:8-13).

Curiosamente, usted, Sr. Osvaldo, ¡lo ha hecho requisito para ser pastor! Pero, el Espíritu Santo, ¡NEGATIVO!

Entre sus ejecutorias en el siglo I en pro de las metas de la Deidad para aquel tiempo, el Espíritu Santo no solo instruye al evangelista Felipe a levantarse e ir al encuentro de “un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes” sino que, una vez convertido aquel etíope a Cristo y bautizado, “Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. Pero Felipe se encontró en Azoto…” (Hechos 8:26-40).

¡Arrebatado Felipe por el Espíritu “del camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto” y depositado en la ciudad de Azoto!

¡Mejor que viajar por avión!

¿Ha sido usted trasladado físicamente, Sr. Osvaldo, por el Espíritu Santo, en un santiamén, en cuerpo físico y alma, de un lugar geográfico a otro distante? ¿O sus compañeros pentecostales de ministerio?

En la isla de Chipre, el apóstol Pablo, pronunció, por el Espíritu Santo, un castigo sobre “cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús”, cayendo “sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano” (Hechos 13:4-12).

Por si nunca se diera cuenta usted, Sr. Osvaldo, este fue un poder sobrenatural concedido al apóstol Pablo por el Espíritu. ¿Tiene usted semejante poder? ¿O sus compañeros de ministerio pentecostal?

Tiempo antes, en Jerusalén, poco después de Pentecostés, el sumo sacerdote y los saduceos, “se llenaron de celos; y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública. Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo: Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida” (Hechos 5:17-20).

Aquí, no se habla del Espíritu Santo, Sr. Osvaldo, sino de “un ángel del Señor” y de la proeza sobrenatural hecha por él de abrir, sin llave, las puertas de la cárcel pública, así librando milagrosamente a Pedro y Juan.

Más adelante, en Cesarea, un “ángel de Dios” intervino directamente para asistir en la coordinación de un encuentro entre el centurión gentil Cornelio y el apóstol Pedro. Encuentro que dio como fruto la entrada de los primeros gentiles en el Reino-Iglesia. Intervención directa celestial necesaria para romper las barreras entre judíos y gentiles, pues habían transcuridos seis años desde la proclamación del evangelio en Pentecostés, en Jerusalén, y todavía no se predicaban las buenas noticias a los gentiles.

Los ángeles de Dios, ¿también asisten directa y milagrosamente a usted, Sr. Osvaldo?

En la ciudad de Jope, “una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas”, se enfermó y murió. Entonces, el apóstol Pedro, entrando donde el cuerpo, dice: “Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó” (Hechos 9:36-43).

¡Milagro espectacular! Intervención directa de Dios en asuntos de su Reino-Iglesia en la Tierra que confirmaba el origen divino del evangelio y la iglesia, confirmando, además, la autoridad de los apóstoles al afirmar ellos que hablaban y obraban de parte de Dios, Cristo y el Espíritu Santo.

Sr. Osvaldo, una pregunta para usted: ¿cuenta usted con semejante confirmación directa divina, absolutamente irrebatible, sobremanera sobrenatural, para sus reclamos de dones sobrenaturales: que el Espíritu Santo le hable directamente, que tenga la dirección sobrenatural de Dios dentro de sí, la voz de Dios que le indique directamente qué, cuándo y cómo hablar y escribir; dónde, cómo y cuándo desenvolverse en su ministerio?

O sea, ¿ha resucitado usted, por el Espíritu, a algún muerto?

A resumida cuenta, el escenario que usted describe de cómo Dios le hable directamente, escuchando usted para sus adentros su voz, y de cómo el Espíritu Santo le haya dado dones sobrenaturales, dándole títulos y contenidos para sus sermones dominicales, revelándole problemas personales de miembros de su congregación, o los problemas de grupos de hermanos, para que usted los aborde públicamente desde el púlpito, ¡no guarda ni una pequeña similitud a las intervenciones directas de Dios, Cristo, el Espíritu Santo y los santos ángeles, en el siglo I, para lograr sus metas ya identificadas!

Hoy día, siguiendo los ejemplos, precedentes e instrucciones detalladas de los Manuales inspirados que componen el Nuevo Testamento, e invocando continuamente la manifestación oportuna de la providencia divina en nuestras vidas y obras, los evangelistas y pastores, es decir, los ancianos, también llamados obispos, de las congregaciones, ¡podemos lograr obras evangelísticas y benévolas iguales, quizás aún mayores en algunas circunstancias, a las obras de los apóstoles, evangelistas y pastores del siglo I! Tema que merece una exposición amplia.

Osvaldo concluye…

“Le deceo que el Señor le de discernimiento de lo que acaba de leer!

“Osvaldo”

Homero concluye…

El alcance de mi “discernimiento de lo que” leí, tal y como escrito por el Sr. Osvaldo, pienso que lo determine, quizás acertadamente, la mente llena del contenido inspirado del Nuevo Testamento y libre de preconcepciones religiosas-espirituales.

Quiera el Señor que tenga este servidor la honradez e inteligencia espiritual de responder sabiamente a cualquier crítica constructiva o argumento sólido.

Sr. Osvaldo, me despido de usted, deseándole bendiciones abundantes celestiales para su vida espiritual,

Su servidor en Cristo,

Homero

 

A cientos de millones de pentecostales alrededor del globo terráqueo
les convendría leer los intercambios entre el pastor Osvaldo y el
evangelista Homero, arrepentirse de las inmensas nubes turbulentas
de confusión y error que han traído sobre el mundo y someterse al
Dios de orden y su evangelio puro racional y ordenado.

 


 

Primer intercambio entre el pastor pentecostal Osvaldo y el evangelista Homero

Análisis extenso del pentecostalismo. Muchos recursos. Lista, con enlaces.

Intercambios con pentecostales. Sobre muchos temas. Lista, con enlaces.

 

 

  

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