“Vida en el cuerpo de Cristo”

Por Jerry Humphries, evangelista


Lección 5

El plan de Jesús para el crecimiento de la iglesia

Introducción

¿Cómo definir “crecimiento de la iglesia”? Desde la perspectiva bíblica, la iglesia crece de dos maneras. Primero, la meta primordial de cada cristiano debería ser llegar a ser cada vez más como Jesucristo (2 Pedro 3:18). Persiguiéndola, crece espiritualmente. Segundo, el crecimiento numérico ocurre cuando personas se salvan y son añadidas a la iglesia (Hechos 2:47).

El deseo más profundo de Dios es que los seres humanos se salven, llegando a ser como su Hijo (Juan 3:16; Romanos 8:29). Su anhelo más grande también debería ser el nuestro. La prioridad máxima de todo cristiano fiel para la iglesia es que ella crezca. ¿Cómo puede la iglesia ser el cuerpo vibrante, dinámico y creciente que el Señor quiera que sea? Al respecto, el programa de Jesús para el crecimiento de la iglesia se revela en Efesios 4:7-14.

 

I.  Los dones que Jesús da a la iglesia (Efesios 4:7-11).

Jesús capacita a su cuerpo, la iglesia, para funcionar de acuerdo con su designio, dando a los miembros habilidades especiales. Estos dones también se discuten en Romanos 12:3-8 y 1 Corintios 12:4-11, 28-32. Algunos dones, entre ellos, hablar en lenguas, interpretar lenguas y sanidad milagrosa, fueron dados solo de manera sobrenatural. Otras capacidades, o aptitudes, por ejemplo, la de tener conocimiento espiritual, la de sabiduría, la de animar a otros y la de poder ayudar a personas necesitadas, también son dadas por el Señor, pero no necesariamente a través de medios milagrosos.

Los dones espirituales milagrosos eran necesarios durante la etapa de infancia de la iglesia, mientras se revelaba y se confirmaba el Nuevo Testamento. Una vez completada y confirmada la revelación, cesaron los dones que eran, por su naturaleza, de carácter milagroso (1 Corintios 13:8-10). Esto no quiere decir que la iglesia del presente carezca de poder espiritual. Jesús aún da dones espirituales a los cristianos, pero no de índole milagrosa. El poder de Dios, Jesucristo y el Espíritu Santo aún obra en nosotros (Efesios 3:14-21). Este recurso es el más importante de todos para nosotros.

Ahora bien, los dones mencionados en Efesios 4:11 son habilidades para la realización de roles específicos de liderazgo. El liderazgo es un factor principal que afecta el bienestar de cualquier grupo de personas. No se exceptúa la iglesia. Inicialmente, los apóstoles eran los líderes principales de la iglesia. Su jurisdicción no fue limitada a una sola congregación como en el caso de los ancianos (obispos, pastores). La Palabra de Dios fue revelada directamente a ellos, a la vez capacitándoles el Señor para la validación divina de sus credenciales mediante la ejecución de milagros. Además, podían impartir dones sobrenaturales a otros cristianos. La función de los profetas nombrados en el Nuevo Testamento no fue primariamente la de predecir el futuro. Más bien, fue la de proclamar el mensaje de Dios, el que recibieron por revelación directa. Hoy día, no hay apóstoles o profetas tales como los que había en la iglesia primitiva. Cesaron los dones milagrosos esenciales para su trabajo al no hacerles falta ya por haber llegado “lo perfecto” (1 Corintios 13:8-10). Sirvió de fundamento para la iglesia la obra de los apóstoles y profetas (Efesios 2:20). Hasta el día de hoy, la iglesia es bendecida mediante el mensaje proclamado por ellos (Efesios 3:2-6).

Dado que la necesidad de evangelistas (predicadores) en el mundo es perenne, el Señor aún provee para que algunos hombres cristianos se desempeñen como tal. El rol fijado para ellos en el Nuevo Testamento es notablemente diferente a la función de muchos predicadores de actualidad. Los evangelistas del Siglo I dieron énfasis a la proclamación del evangelio, tanto pública como privadamente. Organizaron nuevas congregaciones, confirmándolas en la fe cristiana, adiestraron a obreros y nombraron a ancianos. Se puede aprender mucho acerca del rol de evangelistas, estudiando 1 y 2 Timoteo, como también Tito, epístolas dirigidas a evangelistas.

También continúa la necesidad de tener a pastores y maestros. En Efesios 4:11, el lenguaje original indica que pastores y maestros pertenecen a la misma clase de líderes. Estos también se llaman, en el Nuevo Testamento, obispos, sinónimo de pastores. Tales designaciones revelan la función primordial de estos líderes, los que, en adición, son llamados ancianos (Hechos 20:17-31; 1 Pedro 5:1-4). Los ancianos debidamente calificados son hombres cristianos piadosos que hayan demostrado tener conocimiento de la Palabra de Dios, y por medio de su ejemplo personal y su enseñanza, la habilidad de persuadir a otros a obedecerla (1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9). La responsabilidad de instruir a la iglesia descansa fundamentalmente sobre los ancianos, bien que la iglesia necesite o tenga otros maestros. La prioridad primaria de los ancianos ha de ser el bienestar espiritual de las personas bajo su cuidado. Son trágicas las consecuencias cuando ancianos se ocupan de otros asuntos, descuidando su ministerio de apacentar. Estas incluyen: problemas doctrinales, infidelidad de miembros y la carencia de crecimiento tanto espiritual como numérico. Guiados por la inspiración del Espíritu Santo, los apóstoles delegaron ciertas responsabilidades en otros varones calificados. Asimismo, los ancianos sabios del presente encargan a diáconos y otros hermanos obras benévolas, presupuestos, el mantenimiento de lugares de reunión, etcétera.

Se les instruye a los cristianos a valorar los esfuerzos hechos por ancianos piadosos para enseñar, equipar y animar a otros a efectuar la voluntad del Señor. Nuestro deber es cooperar con ellos de tal manera que gocen más de su ministerio (1 Tesalonicenses 5:12-13; Hebreos 13:17).

 

II.  El propósito de los dones (Efesios 4:12-16).

Los dones espirituales no deberían ser empleados para propósitos egoístas sino, por el contrario, para el bien común de la iglesia (Romanos 12:4-5; 1 Corintios 12:7; 1 Pedro 4:10). No son excepciones los dones de liderazgo. La iglesia ha sido lastimada grandemente por hombres que se aprovechan de sus roles de liderazgo para satisfacer el deseo personal de poder y control. Jesús dijo, enfáticamente, que semejante cosa no debería pasar entre sus discípulos. Los verdaderos líderes de gran capacidad imitan el ejemplo de Jesús, el que es servir con humildad (Mateo 20:25-28).

Equipar a cristianos para ministerio es el deber de evangelistas, pastores y maestros. Ministerio (servicio) encierra todas las funciones de la iglesia. Todo miembro ha de ser participante activo. No se puede justificar a ningún cristiano que sea mero espectador pasivo. Cada miembro significa mucho para la iglesia; cada uno hace falta (1 Corintios 12:12-22).

El propósito de preparar a miembros para servicio es el crecimiento de la iglesia (1 Corintios 12:12). Esta es la meta. A medida de que cada miembro haga lo que le corresponda, derivando energía espiritual de Jesús, la cabeza del cuerpo, la iglesia es edificada (1 Corintios 12:15-16).

El crecimiento espiritual personal figura entre los beneficios de estar equipado para servicio y ocupado, activamente, en el ministerio de la iglesia. En realidad, jamás podemos alcanzar nuestro potencial máximo si no nos equipamos y no nos envolvemos en la obra de la iglesia. Muchos de los problemas graves en la iglesia son causados por inmadurez espiritual. Las evidencias de madurez espiritual reveladas en Efesios 4:13-15 son:

1.  Unidad.

2.  Tener conocimiento de Jesucristo.

3.  Ser como Cristo.

4.  Estabilidad doctrinal.

5.  Hablar la verdad en amor.

 

Conclusión

El Señor sabe, y desea, lo que es mejor para su iglesia. Él es el “experto” por excelencia cuando del crecimiento de la iglesia se trata, y su Nuevo Testamento es el recurso más confiable sobre el asunto. Debemos ser abiertos a métodos y estrategias que ayuden a su iglesia a cumplir más eficazmente su voluntad. A la vez, estamos en el deber de rechazar ideas incompatibles con su enseñanza. No es posible que una congregación alcance su potencial para crecimiento espiritual y numérico si no sigue el plan de Jesús.

 

Preguntas y ejercicios para reflexionar y discutir

1.  Definir “crecimiento espiritual”.

2.  ¿Crece la iglesia bíblicamente cuando un cristiano simplemente cambia su membresía de una congregación para otra? ¿Por qué?

3.  ¿Cuánta preocupación debería sentir el cristiano por el crecimiento de la iglesia? ¿Por qué?

4.  Definir “don espiritual”.

5.  ¿Poseen los cristianos de actualidad dones sobrenaturales dados por Dios? Evidencias.

6.  Hoy día, ¿obra el poder de Dios en la vida cotidiana de cristianos? ¿De qué manera?

7.  Identificar la función de líderes de la iglesia enfatizada en Efesios 4:12. Definirla.

8.  ¿Qué abarca el rol de predicadores conforme a enseñanzas y ejemplos del Nuevo Testamento?

9.  Según el Nuevo Testamento, ¿quiénes son los “pastores”, u “obispos”, de la iglesia? ¿Cuál es su responsabilidad más importante?

10.  ¿Cuáles son los miembros más valiosos y necesitados de la iglesia? ¿Cuáles han de efectuar las obras de la iglesia?

11.  Identificar las evidencias de madurez espiritual apuntadas en Efesios 4:13-15.

12.  ¿Cuál es el resultado de seguir la iglesia el plan de Jesús, tal cual bosquejado en Efesios 4?

 

 


 

 

Lección 6

 

 

  

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