-Este mensaje ocupa seis páginas.

 

     Extracto del primer dilema.

Está viendo usted el dilema, ¿no?, tan real como grande y peligroso: casi total desconocimiento doctrinal frente a una nueva fuerza religiosa-social en su vida, el pentecostalismo agresivo, amenazante, arrollador, que truena y relampaguea, que monta espectáculos de “lenguas y sanidades”, que remolina emociones y demanda una decisión inmediata, denunciando el análisis racional como “del diablo”. En esta escena, el pentecostalismo es un “Gigante”, y la persona ignorante de doctrina bíblica la “pequeña e indefensa presa” que asecha aquel "Gigante". ¿Quién ganará?

“Tres dilemas comunes de quienes

se convierten al pentecostalismo

 

            Quizás muchos creyentes pentecostales ya se hayan dado cuenta de los “dilemas” que está contemplando este servidor. Ojalá, pero, para nosotros los seres humanos, casi nunca es fácil distanciarnos de las circunstancias y los hechos de nuestra vida, para mirarlos como si fueran de otro, menos todavía cuando se trata de fe y familia. Nuestros sentimientos y ego se interponen, dificultando el auto análisis franco y honesto. Nos metemos en dilemas sin reconocerlos como tal , a lo mejor por no estar conscientes de todas las circunstancias que imperan, desconocer información vital o escuchar a personas que fortifican nuestras percepciones distorsionadas. “¿Yo en un dilema? ¡Yo no! Estoy completamente bien. Me siento bien. Sé que estoy bien. Voy bien. Está viendo cosas que no son.” Luego, el buen consejero (sea de negocios, profesiones, matrimonio o vida espiritual) dice: “Pero, considere, de nuevo, de dónde sale, cómo viene caminando y por qué, dónde está parado en la actualidad, adónde va y a quienes influyen o controlan su vida. ¿No estará limitándose a sí mismo, encerrándose, bloqueándose, frustrando sus propios poderes intelectuales, viendo su situación con ojos que ven solo lo que quieren ver? Puede mejorar, subir más alto, llegar más lejos, tener esperanzas más vislumbrantes, andar más seguro, alcanzar más conocimiento y sabiduría, y si no lo cree, ni quiere experimentarlo, pues, verdaderamente, está metido en dilemas mentales y espirituales graves” . La negación ante este consejo puede costarnos caro, tanto en esta vida como en la por venir.

            Soy cristiano (hasta la medida que viva como Cristo y obedezca sus mandamientos), pero no del estirpe “ pentecostal ” (tampoco del “católico” o “protestante”). Hace muchos años, observo a los creyentes pentecostales en sus obras de gran alcance, y escucho sus mensajes, impresionado por su valentía y agresividad, pero sin lograr reconciliar su doctrina y práctica con la “doctrina de Cristo” ( Hebreos 6:1 ) y la práctica de la iglesia primitiva dilucidada en el Nuevo Testamento. De ahí, que no he podido pasar a ser “ pentecostal ”. Pero me consta que, cada año, millones de almas se convierten al pentecostalismo , intrigándome e inquietándome mucho este éxodo muy nutrido de personas que estaban en las religiones tradicionales o en el mundo, hacia los concilios y las iglesias independientes del pentecostalismo . Me parece entender algo del fenómeno, y quisiera compartir mis observaciones con usted, respetado (a) lector (a), pues veo a los queridos pentecostales encerrados en dilemas mentales y espirituales de los cuales ni está consciente, me parece, la gran mayoría . ¿Cómo indicárselo sin ofenderlos grandemente? ¿ Cómo decirle a una persona adulta sensible: “Mire, usted está parada donde está porque carecía de la información y del conocimiento para una decisión más sabia. ¿De dónde salió? ¿Con qué preparación para hacer un cambio drástico? De no informarse bien, ni contar con el conocimiento necesario, ¿cómo puede estar segura de que no le orientaran mal sus nuevos consejeros?” Aunque me mire mal, aun teniéndome por enemigo, me siento obligado a descubrirle dos o tres dilemas que, a mi entender, son reales, y también peligrosos, pero que, de cierto, pueden ser vencidos.

 

A.  Primer dilema: el de haberse convertido al pentecostalismo sin haber adquirido el conocimiento de la Biblia necesario para evaluar, objetiva e inteligentemente, la credibilidad, o la autenticidad, de la doctrina y la práctica pentecostal .

1.  La gran mayoría de las personas que se convierten al pentecostalismo salen de dos segmentos de la población que tienen poco o ningún conocimiento de las Sagradas Escrituras, particularmente, del Nuevo Testamento de Cristo.

a)  Salen del catolicismo . ¿Cuánta Biblia sabe el católico promedio? Aunque le duela admitirlo, la realidad es que sabe casi nada. Por consiguiente , no cuenta con los recursos espirituales indispensables para examinar al pentecostalismo .

b)  Salen del mundo , es decir, de entre la conglomeración de personas que no militan en ninguna iglesia. ¿Cuánto conocimiento de la Biblia tiene el mundano, el pecador, el viciado? La mayoría de las personas mundanas desconoce aun lo más básico de la Biblia.

c)  Además, se convierten al pentecostalismo algunos miembros, hasta clérigos también, de las sectas protestantes . A pesar de haber pasado tiempo, bien sea corto o largo, en estas iglesias que los pentecostales catalogan de “muertas”, tampoco tienen todo el conocimiento del Nuevo Testamento requerido para comparar la doctrina pentecostal con la “sana enseñanza” del Espíritu Santo. Las grandes lagunas en su conocimiento se deben, en parte, a que, para muchos “protestantes”, la “doctrina” no tiene importancia, noción humana inculcada por sus maestros religiosos como si Jesucristo mismo la hubiese pronunciado, pero que dista muy lejos de la verdad. “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina” ( Tito 2:1 ). Al tener la “doctrina” como poca cosa, no la aprenden, privándose de la herramienta más necesaria para probar “los espíritus si son de Dios” ( 1 Juan 4:1 ).

2.  No solo ignoran estos tres grupos principales la “sana doctrina” del Espíritu Santo esencial para salvación ( 1 Timoteo 4:16 ), sino también las circunstancias del origen del pentecostalismo en Estados Unidos de América a principios del siglo veinte. (Estas “circunstancias” peculiares, con los datos relevantes, se presentan en El pentecostalismo : su origen y desarrollo en Estados Unidos de América .)

3.  El desconocimiento de la “ley de Cristo” ( 1 Corintios 9:27 ), exacerbado por el desconocimiento de la historia espiritual de la Era Cristiana, abre paso a engaños a granel.

4,  Estimado (a) lector (a) pentecostal , ¿qué era usted, espiritualmente, antes de ser pentecostal : católico, protestante o del mundo? ¿Cuánta doctrina del Nuevo Testamento sabía usted en el momento de escuchar su primer “mensaje pentecostal ”? ¿Había escudriñado atentamente el verdadero mensaje completo del Espíritu de Dios en el Nuevo Testamento antes de escuchar aquel mensaje? ¿Cuántas veces había leído no solo Mateo, Marcos, Lucas y Juan, sino los restantes veintitrés libros del Nuevo Testamento? Está viendo usted el dilema, ¿no? , tan real como grande y peligroso: casi total desconocimiento doctrinal frente a una nueva fuerza religiosa-social en su vida, el pentecostalismo agresivo, amenazante, arrollador , que truena y relampaguea, que monta espectáculos de “lenguas y sanidades”, que remolina emociones y demanda una decisión inmediata, denunciando el análisis racional como “del diablo”. En esta escena, el pentecostalismo es un “Gigante”, y la persona ignorante de doctrina bíblica la “pequeña e indefensa presa” que asecha aquel "Gigante . ¿Quién ganará?

Amado (a), el fiero “Gigante Pentecostalismo ” no conquista o aplasta, jamás ni nunca, a la persona conocedora de “los rudimentos de la doctrina de Cristo” ( Hebreos 6:1 ), porque el conocimiento fortalece grandemente, sirviendo también de impenetrable escudo protector. Hace años, mis ojos vieron, por primera vez, al “Gigante Pentecostalismo ”, y me llamó mucho la atención. Me acerqué, escuchando sus mensajes gritados y observando, de cerca, su conducta. Ya había recibido este servidor la gloriosa bendición de “conocimiento bíblico”, el cual, a pesar de no ser perfecto, me capacitó para evaluar al “Gigante”, lo cual hice, encontrándolo, no se ofenda usted, amado (a)… encontrándolo muy astuto manipulador de ambientes y almas, gran disparatero en la mayoría de sus pronunciamientos doctrinales, y de conducta, bíblica y emocionalmente, irracional. Me alejé, entristecido en gran manera, hasta el sol de hoy, por las multitudes de almas ingenuas que se postran a sus pies, consciente de que lo hacen porque ignoran quien es , no pudiendo discernir su verdadera identidad por la sencilla razón de que hay un vacío en su mente donde debiera haber un fuerte depósito de conocimiento doctrinal bíblico . ¿Conquistarme yo el “Gigante Pentecostal ”? ¡Jamás, ni nunca! Gracias a Dios, tuve la oportunidad de aprender la “sana doctrina” del Nuevo Testamento antes de conocer al “Gigante”, y sé, a ciencia cierta, que el mensaje de aquel “Gigante” no armoniza en casi nada con los “rudimentos de la doctrina de Cristo” que componen “el fundamento” del hermoso y majestuoso “Templo de la Verdad Divina” hecho por Dios. Las diferencias entre la “doctrina de Cristo” y la “doctrina del Gigante” se destacan en “¿ Quién es cristiano de verdad ante Dios? ”, “¿ Es cristiano de verdad el creyente pentecostal ?”, “ Primera Carta Abierta para el Hermano Yiye Ávila ”, “ Los espíritus avivados ” y numerosos estudios adicionales disponibles en este sitio de Internet, particularmente, en " Salón dedicado a la investigación y la evaluación del pentecostalismo" .

B.  Segundo dilema: el de haber creído y obedecido el mensaje pentecostal sin verificar su autenticidad espiritual mediante someterlo a duras pruebas exhaustivas e independientes , comparando las doctrinas y prácticas pentecostales con las de la iglesia fundada por Jesucristo mismo, para ver si eran del todo bíblicas.

1.  De las multitudes de almas que profesan ser “ pentecostales ” en la actualidad ¿ cuántas , al oír “aquellos primeros mensajes pentecostales ” y presenciar “aquellos primeros cultos avivados”, se detuvieron para examinarlo todo con calma , buscando confirmación en el Nuevo Testamento, leyendo, analizando racionalmente, cotejando hasta eliminar toda duda?

a)  ¿Qué les pasó? ¿No se le ocurrió a casi nadie hacerlo? ¡Gran fallo del sentido común!, ¿no le parece?, pues entregar apresuradamente el alma a una causa, a una persona o a una iglesia, sin conocer y entender su verdadera naturaleza, raya en lo irresponsable e irracional . Le ruego soportarme la franqueza, pero ¿no concuerda usted mismo (a)? ¿No es esto, precisamente, lo que ha hecho la mayoría de los que siguen sumisos al “Gigante Pentecostal ” en la actualidad: entregarse apresuradamente, sin examinarlo todo? “Examinadlo todo; retened lo bueno” , exhorta el Espíritu de Dios en 1 Tesalonicenses 5:21 . Pero, el "Gigante" es muy impaciente e insistente: "¡Decídase en esta noche, en este instante! No haga caso al diablo que le aconseja a esperar, estudiar más, escuchar más, que le siembra dudas. ¡Entréguese ahora mismo a Cristo! Levante la mano. Diga: "Cristo me salvó; Cristo me sanó". ¡Oh, gloria a Dios, muchos están levantando sus manos!" Y, pasan al frente, y se paran, sin darse cuenta, en el círculo de un gran dilema porque no se detienen para "examinarlo todo" .

b) ¿Qué les pasó? ¿ No sabían cómo examinar con calma al pentecostalismo por no poseer una Biblia o por no saber cómo leer y entender la Biblia?

Pero, los mismos predicadores pentecostales suelen apelar mucho a la Biblia. Por lo tanto, se supone que sus oyentes también consulten la Biblia, abriéndola y escudriñándola , ¿no?, para ver si lo que predica aquel predicador pentecostal está en la Biblia. ¿No acostumbran hacerlo los que escuchan a predicadores pentecostales ? ¡Otro fallo grave del sentido común! Ningún ser humano en sus cabales se traga el mensaje de otro ser humano, bien sea de índole social, política o religiosa, sin tomar el tiempo necesario para cerciorarse de su validez y valor. “La Biblia dice…” truena el predicador. Mi deber, como oyente, es verificar exactamente lo que la Biblia dice, y si no tengo Biblia, mi deber es conseguir una, bien sea comprada, prestada o regalada, y si no sé leer, pues que me la lean hasta poder yo entender el texto y el contexto.

            ¿”Por no saber cómo leer y entender la Biblia” no se detuvieron para examinar al “Gigante” y su mensaje? ¡Vamos!, preciosa alma; no hay que ser universitario para leer la Biblia con entendimiento. No es difícil entender los “rudimentos de la doctrina de Cristo” . Hagamos la prueba con 1 Corintios 14:27 . “Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete.” En este versículo, el Espíritu Santo limita el número de personas que hablen lenguas extrañas en una reunión de la iglesia. ¿Qué es el número máximo permitido? ______ ¿Se les autoriza a hablar a la vez? _____ ¿Cómo deben hablar? _____ _________. No se requiere ningún “diploma en gramática“, don sobrenatural” o “revelación espiritual” para contestar correctamente estas preguntas, ¿verdad?

            Respetado (a) pentecostal , ¿conocía usted 1 Corintios 14:27 antes de acercarse al pentecostalismo ? ____ Después de interesarse en el pentecostalismo , oír por primera vez sus “lenguas” jerigonzas y comprender que, para ser “ pentecostal ”, también usted mismo (a) debiera hablarlas, ¿se dedicó a buscar en el Nuevo Testamento las doctrinas del Espíritu Santo sobre “hablar lenguas extrañas”? ____ De no haberlo hecho, ya sabe las consecuencias de semejante fallo: la osada violación de directrices claras del Espíritu Santo.

2.  Al evangelizar el apóstol Pablo a Tesalónica y Berea , se observa que los oyentes de Berea “eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” ( Hechos 17:10-12 ). Lo tenemos por dado que el ejército de almas que marchan tras el “Gigante Pentecostal ” jamás hubiesen permitido que las conquistara al haber seguido, desde el principio, el ejemplo de los bereanos , escudriñando cada día las Escrituras para ver si las “cosas pentecostales ” fueran bíblicas, pues hubiesen encontrado textos muy claros tales como 1 Corintios 14:27 , y también el 14:40 que dice: “Hágase todo decentemente y con orden” . Pero, no lo hicieron, y su dilema inicial se ha vuelto mucho más complicado.

3.  De cierto, estos “dilemas” tienen solución fácil : hacer cada pentecostal ahora lo que debiera de haber hecho al principio, a saber, someter el mensaje del “Gigante”, como también al “Gigante mismo”, a rigorosas pruebas imparciales, no permitiendo que nadie (pastor, profeta o evangelista) contamine o altere las pruebas con aditamentos o interpretaciones falsas.

C.  Tercer dilema: el de creerse muy superiores en conocimiento, entendimiento y santidad a todos los demás “cristianos” . ¿Exageramos? Personalmente, mis intercambios con los pentecostales entregados del todo al “Gigante” confirman ampliamente esta evaluación.

1.  Las evidencias de esta mentalidad.

a)  Llenaron su “vacío espiritual” con el pentecostalismo , y, para ellos, es imposible que haya algo más bíblico o poderoso. Lo aseguran orgullosamente de mil maneras. Al decir de ellos, han sido “bautizados con Espíritu Santo y fuego”, y esto es lo máximo. ¿Qué otro “cristiano” o “iglesia” puede reclamar lo mismo?

b)  Según creen, están guiados directamente por el Espíritu Santo, a través de los mensajes de sus líderes. Ningún “otro cristiano o iglesia” tiene esta bendición, dicen. Confían, ciegamente, en su “pastor, profeta o evangelista”, siguiéndolo y ensalzándolo, aceptando todas sus interpretaciones de doctrina como si el Espíritu Santo mismo se las hubiese dictado, mirando mal, hasta con ira, a quienquiera ponga en tela de juicio sus enseñanzas o testimonio, llamándolo “hijo del diablo”.

c)  Se alimentan continuamente de “testimonios, ayunos, visiones, revelaciones, señales y milagros”, despreciando, y aun burlándose de los cristianos y de las iglesias que no tienen semejante dieta espiritual.

d)  Se jactan de su santidad, teniendo por “carnales y mundanos” a todo cristiano o iglesia que no acepte su criterio para modas decentes, adornos, peinados, etcétra .

f)  No admiten correcciones, aunque sostenidas por enseñanzas bíblicas totalmente claras e irrefutables, sino que tienden a enfadarse pronto, repudiando toda correción.

e)  En resumen, ya lo tienen todo. No necesitan saber más nada. ¿Quién los enseñará lo que no sepan ya? ¿Quién puede ser superior en santidad, consagración, evangelismo, valentía, señales? Efectivamente, ¡nadie!, están seguros.

2.  ¿Los peligros de este dilema?

a)  Se esclavizan a sus líderes. Tiemblan ante sus amenazas, anatemas y fulminaciones de “blasfemia contra el Espíritu”, no atreviéndose a cuestionar la autoridad, la doctrina o la práctica de sus “reverendos”. Tal cual algunos en Corinto, “toleráis si alguno os esclaviza, si alguno os devora, si alguno toma lo vuestro, si alguno se enaltece, si alguno os da de bofetadas” ( 2 Corintios 11:20 ), justamente lo que hace el “Gigante Pentecostalismo ”.   “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre” ( Jeremías 17:5 ), y, bien podemos añadir, ¡en el “Gigante”!

b)  No siguen creciendo en conocimiento y entendimiento. Más allá del “grado pentecostal ” no pasan, habiendo “grados más avanzados” disponibles. Su educación espiritual está restringida, estancada. El “Gigante” nació en la “Cuna de la ignorancia doctrinal”, en Los Ángeles, California, no logrando superar él las circunstancias de su creación. No tolera que las almas por él conquistadas sepan más que él, molestándose y sacudiéndose violentamente si le cuestionan, o procuran conocimiento más allá de la pobre y deficiente “teología pentecostal ” que él sirve en sus “clases de candidato” e “institutos bíblicos”.

c)  Resisten más la verdadera “doctrina de Cristo” que casi cualquier otro religioso, porque su mentalidad es la de “saberlo todo ya, estar en lo verdadero ya, haber llegado a la cima del conocimiento y del entendimiento”. Encerrados en este dilema de su propia fabricación, difícilmente se abren para aprender más, dilema verdaderamente triste.

3.  ¿Cómo salir de este dilema? Romper esa mentalidad de “superiores”, como también las cadenas que atan sus líderes. Humillarse, y estudiar, estudiar, estudiar el Nuevo Testamento, hasta aprender la “sana doctrina”. Amar toda la verdad revelada por el Espíritu Santo en el Nuevo Testamento ( Juan 16:13 ). Ocuparse “en la lectura” ( 1 Timoteo 4:13 ). No despreciar “el conocimiento pleno” ( Colosenses 3:10 ) sino tenerlo como meta prioritaria.

 

            El ferviente deseo de este servidor es que todo pentecostal sincero estudie su trayectoria espiritual, se dé cuenta de sus “dilemas” y los venza, convirtiéndose en “cristiano” al aprender y obedecer el evangelio puro del Señor.

 

Homero Shappley de Álamo

 

  

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