La salvación de Cornelio,

centurión romano, su familia y amigos

Cómo y cuándo reciben salvación

Reciben "el don del Espíritu Santo"

en Cesarea, en el año 39 d. C.

Bautizados en Espíritu Santo

y también en agua.

 

Llegan el apóstol Pedro y sus seis compañeros “fieles de la circuncisión” a la casa del centurión Cornelio en Cesarea, capital de Judea.

 

Llegan el apóstol Pedro y sus seis compañeros “fieles de la circuncisión” 
a la casa del centurión Cornelio en Cesarea, capital de Judea.

“Al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos. Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró. Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre. Y hablando con él, entró, y halló a muchos que se habían reunido.” (Hechos 10:24-27)

Textos bíblicos para este estudio

Hechos 10:1-48; Hechos 11:1-18; Hechos 15:7-11

¿Salvos instantáneamente en el momento de solo creer

antes de caer el Espíritu Santo sobre ellos o

después de ser bautizados en agua?

 

Amado estudioso de las Sagradas Escrituras, si le interesa el tema de “salvación por fe sola, instantáneamente, en el momento de creer, antes de bautizarse, sin bautizarse, y que el bautismo sea excluido del mensaje de fe en Jesús para salvación”, quisiéramos invitarle a escudriñar, juntamente con nosotros, un escrito publicado en el Internet que sostiene este concepto de la salvación ofrecida por Dios en el Nuevo Testamento. Dan Corner es el autor de referido escrito, cuyo título es Estudio escritural refutando la regeneración bautismal, disponible, en español, en www.alcanceevangelistico.org/bautismal.htm.

El Sr. Corner está más que el 100% convencido de haber probado, de una vez para siempre, que “!…el bautismo en agua está EXCLUIDO del mensaje de FE EN JESÚS PARA SALVACIÓN!”, asegurando haber encontrado evidencia irrefutable en el caso de Cornelio y su casa. A continuación, su exposición copiada electrónicamente, en la que inserto mis humildes aportaciones. 

Personalmente, durante la elaboración de este análisis ensanché bastante mi entendimiento de todo lo que nos narra el historiador Lucas sobre la conversión a Cristo de los primeros gentiles, ilusionado con que tal vez el lector paciente e imparcial también encuentre algo de valor en este intercambio.

Escribe el Sr. Dan Corner…

“Antes de que nos movamos al versículo más común que se utiliza para respaldar la enseñanza de la regeneración bautismal (o el concepto de que el bautismo es imperativo para la salvación), miremos de cerca COMO y CUANDO Cornelio y su casa fueron salvos. ¡Mientras examinamos cuidadosamente esto, por favor recuerde que para nosotros los que vivimos en tiempos del Nuevo Testamento, sólo hay UNA MANERA de ser salvos (Jn 14:6)! ¡NO HAY EXCEPCIONES! ¡Esto significa que usted y yo somos salvos EXACTAMENTE DE LA MISMA MANERA que Cornelio y su casa fueron salvos (Hechos 15:9,11)!

Observaciones nuestras acerca de esta afirmación tan categórica que dice: “…usted y yo somos salvos EXACTAMENTE DE LA MISMA MANERA que Cornelio y su casa fueron salvos”. ¿Será completamente cierta esta afirmación? Tomemos nota de unos parámetros interesantes del caso de Cornelio y su familia.

1. Cornelio era un hombre “…piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre” (Hechos 10:1-2). Creyente, pues, en el “único Dios verdadero” (Juan 17:3), y no solo él sino “toda su casa”. Y no creyente solo intelectualmente sino “de hecho y en verdad” (1 Juan 3:18), ya que era “piadoso y temeroso de Dios… hacía muchas limosnas… y oraba a Dios siempre”. O sea, tenemos delante de nosotros el cuadro de una familia espiritual conforme a criterios de la ley moral del “antiguo pacto” dado en el monte de Sinaí a Israel. Y no el de una familia carnal, mundana, pervertida, depravada o idólatra sino el de una familia espiritual. Tanto es así que sus “oraciones y… limosnas” habían “subido para memoria delante de Dios” (Hechos 10:4). Cornelio no solo oraba sino también ayunaba (Hechos 10:30).

“Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal” (1 Pedro 3:12). Precisamente, los tres varones que fueron de Cesarea a Jope para traer a Pedro dicen a este que Cornelio era varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos (Hechos 10:22). Así que, no solo conocido y aprobado por Dios sino también conocido por “toda la nación los judíos”, no limitándose su “buen testimonio” únicamente a la ciudad portuaria de Cesarea, capital romana de Judea.

Entonces, manifestando aún muchísimo más su humildad y buena voluntad ante Dios, cuando Pedro llega a su casa, acompañado de “seis hermanos” judíos (Hechos 11:12), “…salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró(Hechos 10:25), ¡acto insólito para un militar romano-gentil a cargo de cien soldados! ¡Un centurión romano postrado a los pies de un judío! Y eso, no un judío de nobleza o riquezas sino un judío de una “secta” –la iglesia- rechazada por la mayoría de los judíos y perseguida, aun a muerte.

La reverencia y devoción de Cornelio también se ponen de relieve mediante las palabras que dirigió al apóstol Pedro al decir: “Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado” (Hechos 10:33). “…en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado.” Así se expresa un centurión romano-gentil, claramente evidenciando su fe en Dios y buena disposición de obedecerle. “…TODO lo que Dios te ha mandado”, y no meramente una parte. “…lo que DIOS te ha mandado”, y no lo que digan por ahí, cualquier doctrina, cualquier evangelio.

Estando Pedro en presencia de Cornelio, reconoce que aquel varón agradaba a Dios, pues dice: “En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia (Hechos 10:34-35), refiriéndose implícitamente a Cornelio como ejemplo incuestionable que respaldaba su nuevo entendimiento.

“…justos”, pues, Cornelio, su familia y los demás romanos con él que seguían a Jehová, pero aún no salvos conforme al “régimen nuevo del Espíritu” (Romanos 7:6), es decir, el “nuevo pacto” de Jesucristo.

a) “…usted y yo”, ¿éramos como Cornelio y su familia antes de convertirnos a Cristo? Asumiendo que usted, respetado lector, se haya convertido. ¿Espirituales? ¿Justos? ¿Realmente entregados ya a Dios?

b) El pecador del presente –fornicario, adúltero, mentiroso, ladrón, malhechor, maldiciente, drogadicto, idólatra- que comienza a buscar salvación, ¿es exactamente como Cornelio? La diferencia sería tan grande como la entre la noche de tinieblas y el día soleado.

c) Ya podemos empezar a apreciar que el caso de Cornelio no es, en definitivo, exactamente típico de personas de actualidad que quisieran ser perdonadas por Dios. Desde luego, esto no significa que hubiera un plan particular de salvación para Cornelio y los suyos, y otro plan distinto para los demás. Pero, no es menos cierto que aquel grupo de romanos Dios lo seleccionó específicamente por su espiritualidad, justicia y obras de caridad con el propósito obvio de obrar en ellos de tal manera que los cristianos judíos se quedaran convencidos totalmente de que él extendía a los gentiles el mismo derecho a la salvación y ciudadanía espiritual en su Reino celestial. El mismo derecho, digo, que a los judíos, no haciendo acepción de personas. 

Escoge a gentiles que ya creen en él, honrándole y adorándole, y no a paganos descreídos. A gentiles de buena voluntad, dispuestos a colaborar plenamente con él en la ejecución de pasos encaminados a romper barreras raciales entre ellos y los judíos. Y esto mismo se logró admirablemente. Además, escoge a un gentil romano de buena fama “en toda la nación de los judíos”, cuya entrada en la iglesia tendría gran impacto no solo localmente, en Cesarea, sino en “toda la nación”.

2. “Un ángel de Dios” se presenta “en una visión” donde estaba Cornelio, instruyéndole a traer de Jope a Simón Pedro, explicando que este “te dirá lo que es necesario que hagas” (Hechos 10:3-6). Comenzando con esta intervención sobrenatural, el propio Dios orquestra una serie de acciones que resultan en el recibimiento de los primeros gentiles en su Reino, destacándose la espectacular visión del “gran lienzo” dada a Pedro en Jope, el mensaje del Espíritu Santo para Pedro en Jope (Hechos 10:19-20), la reunión de judíos y gentiles en la casa de Cornelio y el derramamiento del Espíritu Santo como en el día de Pentecostés.

¿Procede Dios exactamente así con “usted y yo”, y todo ser humano que quisiera ser recibido en su Reino? ¿Mediante intervenciones sobrenaturales? ¿Enviando ángeles con mensajes? ¿Orientando y enseñando mediante visiones, tanto a toda alma que le busque como a siervos que anuncien su evangelio?

Escrutando las obras evangelísticas de Felipe, Pedro, Bernabé, Pablo y sus compañeros, realizadas a través del Imperio Romano, no encontramos semejante patrón universal. Más bien, “…agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación (1 Corintios 1:21), siendo el “evangelio” mismo “el poder de Dios para salvación” (Romanos 1:16), y no manifestaciones o señales sobrenaturales. La evangelización de Samaria pone de relieve esta realidad. Felipe predicó a Cristo en Samaria, creyéndole muchos hombres y mujeres, y bautizándose (Hechos 8:4-13), pero ninguno de ellos recibió don sobrenatural alguno hasta que los apóstoles Pedro y Juan no fueran allá, impartiendo dones por la imposición de sus manos (Hechos 8:14-18).

 
El apóstol Pedro pregunta al centurión romano Cornelio: “¿Por qué causa me habéis hecho venir?” El anciano a la izquierda, la mujer, un varón a la izquierda al fondo y el soldado romano a la derecha integran los “muchos” que Pedro y sus seis compañeros “fieles de la circuncisión” hallaron congregados en la casa de Cornelio.

 

El apóstol Pedro pregunta al centurión romano Cornelio: “¿Por qué causa me habéis hecho venir?” El anciano a la izquierda, la mujer, un varón a la izquierda al fondo y el soldado romano a la derecha integran los “muchos” que Pedro y sus seis compañeros “fieles de la circuncisión” hallaron congregados en la casa de Cornelio.

 

Sigue escribiendo el Sr. Dan Corner…

“Para obtener el impacto completo de cómo fue ellos salvos y en qué momento Dios purificó sus corazones, debemos considerar estas Escrituras relacionadas: Hechos 10:1-48; 11:1-18 y 15:7-11. Si USTED estudia esos versículos, usted verá que la razón por la cual el ángel vino a Cornelio fue para decirle dónde encontrar a Simón Pedro para que él y su familia completa pudieran ser salvos a través de un mensaje en labios de Pedro (Hechos 11:13,14; 15:7). ESTO HACE QUE ESE MENSAJE SEA MUY IMPORTANTE. COMIENZA en Hechos 10:34 y TERMINA en el versículo 43, cuando Cornelio y su casa recibieron el "don del Espíritu Santo."

Observaciones nuestras sobre lo de “la razón” de ir un ángel de Dios donde Cornelio, instruyéndole a traer al apóstol Pedro.

1. No solo para que Cornelio y su familia pudieran ser salvos sino salvos conforme a los requerimientos del “régimen nuevo del Espíritu, y no bajo el régimen viejo de la letra” (Romanos 7:6), obedeciendo “de corazón a aquella forma de doctrina” expuesta en el “nuevo pacto” de Cristo (Romanos 6:17). Tengamos presente en todo momento que Cornelio y su familia ya eran conocidos y aprobados por Dios, en el contexto del “antiguo pacto”, hasta la medida de vivir, como gentiles, de acuerdo con aquel pacto.

2. Esta salvación por Cristo y su evangelio la alcanzarían no solo Cornelio “y su familia completa” sino todos los “parientes” y “amigos más íntimos” de Cornelio (Hechos 10:24), siendo “muchos” (Hechos 10:27) los que se congregaron en la casa de Cornelio para escuchar al apóstol Pedro.

3. “La razón” de toda la estrategia implementada por el propio Dios y las acciones de los participantes, tanto celestiales como humanos, no se limitaba a la salvación del excelente Cornelio y los que él había convertido al judaísmo sino que incluía derribar las barreras a la evangelización y salvación potencial de todos los gentiles, convenciendo a los cristianos judíos a recibir en la iglesia a gentiles que se convirtieran al Señor. Hacer caso omiso a este propósito en cualquier exposición de lo sucedido daría por resultado distorsionar todo el cuadro, dando lugar a conclusiones defectuosas o doctrinas erradas.

Observación nuestra sobre lo de “termina en el versículo 43” el mensaje de Pedro “cuando Cornelio y su casa recibieron el ‘don del Espíritu Santo’”.

Discrepo fuertemente. Más bien, ¡fue interrumpido el mensaje del apóstol! Recalco: ¡fue INTERRUMPIDO! 

La intervención de Pedro sigue en los versículos 47 y 48. Una vez dejaran de hablar lenguas extrañas los gentiles presentes en la casa de Cornelio, ¡el apóstol Pedro toma de nuevo la palabra, diciendo: “¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús”. Asumir que estas palabras registradas por el historiador y autor Lucas fueran las únicas pronunciadas por Pedro en aquella ocasión lo haría, pienso, solo aquel que obviara la probabilidad de que Lucas abreviara lo que dijese Pedro.

Por ejemplo, ¿qué dijo el apóstol Pedro al mandar a bautizarles? ¿Explicaría el propósito del bautismo: que mediante el bautismo se sepulta al viejo hombre de pecado, que de las aguas bautismales resucita la nueva criatura (Romanos 6:3-7), que la persona bautizada se reviste de Jesucristo (Gálatas 3:27), etcétera?

Dan Corner dice…

“DESPUES, fueron bautizados en las aguas (HECHOS 10:44-48).

Aclaración. ¡Incorrecto! Más bien, fueron bautizados DESPUÉS de concluirse Pedro su intervención en los versículos 47 y 48. Reitero: su mensaje no terminó en el versículo 43 sino que fue interrumpido.

Dan Corner opina…

“El VERSICULO CLAVE en el sermón de salvación de Pedro es HECHOS 10:43: "Todos los profetas habían hablado ya de Jesús, y habían dicho que quienes creen en él reciben por medio de él el perdón de los pecados."

Comentarios nuestrosPongo en tela de juicio el que el versículo 43 sea el “VERSÍCULO CLAVE” del mensaje de Pedro en la casa de Cornelio. ¿Qué lo que “todos los profetas habían hablado ya de Jesús” fuera más importante que el testimonio de los “testigos” presenciales, es decir, de los apóstoles, los que habían comido y bebido con Jesucristo “después que resucitó de los muertos”? (Hechos 10:39-41). Difícil que lo fuera, a mi opinión. Corroborante sí, pero ¿más importante?

¿Sabían Cornelio y los suyos acerca de Jesucristo antes de que Pedro se presentara en su casa? ¡Seguro que sí! El propio Pedro testifica al respecto.

Al principio de su mensaje, se dirige a los presentes en la casa de Cornelio, diciendo: “Vosotros…” Es decir, Cornelio y los “muchos” presentes. Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hechos 10:37-38).

Así que, ¡Cornelio y los suyos ya conocían sí quién era Juan el Bautista y quién era Jesús de Nazaret, antes de que Pedro entrara en su casa! “…comenzando desde Galilea… cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret…” Sabían de los milagros de Jesús. Sabían que “Dios estaba con él”. Lo que necesitaban saber era que Jesucristo, después de haber sido crucificado, Dios lo había levantado “al tercer día”, haciendo “que se manifestase” a testigos que el propio Dios había seleccionado previamente. Esto mismo Pedro se lo declaró (Hechos 10:39-40). Luego, invoca la Gran Comisión al decir: “Y nos mandó que predicásemos al pueblo”, añadiendo también que debían testificar “que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos” (Hechos 10:42). Entonces, cita lo que decían “los profetas” acerca de Jesús (Hechos 10:43).

Se intuye que el Sr. Dan Corner catalogara al versículo 43 de “CLAVE” porque contiene la cláusula “que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre”“testimonio” de “todos los profetas”, siendo su creencia intransigente que el perdón de pecados se recibe en el mismito instante de solo creer, sin hacer más nada. Esto es lo que procede a sostener vigorosamente, 100% seguro de estar en lo correcto.

Dan Corner postula…

“Después de que Pedro habló estas importantes palabras, su sermón (el cual trajo salvación instantánea), fue interrumpido por el Espíritu Santo porque aquellos allí reunidos "creyeron" (CONFIARON) EN JESUS PARA SU SALVACION, tal y como Pedro acababa de declarar.

Comentarios nuestros.

1. “…su sermón… fue interrumpido…” Correcto. “…interrumpido” implica que quizás, aunque no necesariamente, fuera continuado después de la interrupción. Ya vimos que fue continuado, según lo revelado en los versículos 47 y 48.

2. “…su sermón (el cual trajo salvación instantánea)…” El Sr. Corner dice esto. Lucas, autor del relato bíblico, no lo dice. Ni Lucas ni ningún otro escritor del Nuevo Testamento habla de “salvación instantánea” al solo creer.

3. “…su sermón… fue interrumpido por el Espíritu Santo porque aquellos allí reunidos ‘creyeron’ (CONFIARON) EN JESÚS PARA SU SALVACIÓN, tal y como Pedro acababa de declarar.”

a) Pero, Lucas NO dice que el Espíritu Santo interrumpiera el sermón de Pedro “porque aquellos allí reunidos ‘creyeron’ (CONFIARON) EN JESÚS PARA SU SALVACIÓN...”. El verbo “creyeron” no figura en el texto inspirado de Hechos 10:43-46. “(CONFIARON)” resulta ser una definición particular del Sr. Corner para el verbo “creyeron”. El que semejante definición sea completamente satisfactoria está para verse.

b) Leyendo y releyendo Hechos 10:43-46, nos damos cuenta de que ¡Lucas ni siquiera dice que Cornelio y los suyos creyeron!

c) Por cierto, Lucas sencillamente no explica por qué el Espíritu Santo interrumpiera el mensaje en ese preciso momento.

d) Observamos que tampoco los mandó el propio apóstol Pedro, explícitamente, él mismo, a creer en Jesucristo. Llegando en su discurso a lo que habían dicho los profetas del Antiguo Testamento, de pronto, sin previo aviso, cae el Espíritu Santo sobre los oyentes. “Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso” (Hechos 10:44). Nos fijamos especialmente en el hecho de que Pedro no había llamado al Espíritu Santo a manifestarse sobrenaturalmente. Y nos atrevemos a postular que el súbito derramamiento del Espíritu fuera casi tan sorprendente para Pedro como para los demás presentes.

e) Volviendo a la visita del “ángel de Dios” a la casa de Cornelio, recordamos que el ángel le dice, refiriéndose a Simón Pedro, “…él te dirá lo que es necesario que hagas” (Hechos 10:6). ¿Qué fue lo “necesario” que debería hacer Cornelio? Desde iniciar su discurso en la casa de Cornelio hasta el derramamiento del Espíritu Santo, ¡el apóstol Pedro solo relata eventos y hechos! ¿Se da cuenta usted, inteligente lector? Le animamos a leer de nuevo Hechos 10:34-43. ¿Qué mandato para Cornelio y los suyos pronuncia Pedro hasta el final del versículo 43? ¡NINGUNO! “…él te dirá lo que es necesario que hagas”, pero ¡no le había dicho nada “necesario” que hiciera antes de caer el Espíritu Santo. ¡NADA! Supongo que pudiera argumentarse que Pedro le dijera, por implicación, que creyera en Jesucristo, pero semejante explicación no satisface, al menos, a este servidor. La situación requería verdades verificables y mandamientos explícitos. Bien que no faltaran verdades conocidas y verificables, ningún mandamiento explícito se registra hasta después del derramamiento del Espíritu Santo“Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús” (Hechos 10:48). El apóstol Pedro “mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús”. Esto era “necesario”. Claro que habían creído en Jesucristo antes de bautizarse.

Justamente aquí confrontamos un asunto interesante, a saber: ¿Cuándo creyeron Cornelio y los suyos en Jesucristo como Mesías y Salvador? Hemos aprendido que antes de testificar Pedro en la casa de Cornelio, ¡ya sabían mucho acerca de Jesucristo! “Vosotros sabéis…” Pedro no se lo reveló por primera vez. ¡Ya lo sabían! El ministerio terrenal de Jesús de Nazaret, sus milagros, que Dios estaba con él. Sabiendo todo esto, y creyendo plenamente en Dios, ¿cómo no creer ellos también en Jesucristo, teniéndolo por lo que decía ser, el Hijo de Dios?

Entonces, completamente dispuestos a creer el mensaje de Pedro (Hechos 10:33), al disertar este sobre la crucifixión y resurrección de Cristo, “que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos” (Hechos 10:42), que él es “Señor de todos” (Hechos 10:36), que los apóstoles son los “testigos” presenciales, escogidos previamente por Dios, “de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y Jerusalén” (Hechos 10:39) y que los profetas habían hablado de todo esto, ¡van creyendo en Cristo como Salvador del mundo! Una fe que va aumentando.

No una fe que de pronto llegaran a tener justo en el momento de escuchar las palabras sobre lo que habían dicho los profetas del Antiguo Testamento, sino una fe que nació cuando primero conocieran todo lo que supieran acerca de Jesús de Nazaret ANTES de llegar Pedro donde ellos. Una fe que creció mientras escuchaban a Pedro. Una fe remachada cuando cayó el Espíritu Santo sobre ellos.

Dan Corner teoriza…

“En este punto, y especialmente importante, ANTES del bautismo en agua, Cornelio y su casa obtuvieron vida eterna como Jesús prometió (Jn. 6:47).

Comentarios nuestrosEsto lo dice el Sr. Dan Corner. Qué conste: Lucas no lo dice. Lucas simplemente no dice explícitamente en qué “punto” recibieran Cornelio y los suyos perdón conforme a la “doctrina de Cristo” (Hebreos 6:1), la nueva “ley de Cristo” (1 Corintios 9:21), sinónima del “nuevo pacto” o “testamento”.

¿Por qué escoge el Sr. Corner la fraseología “Cornelio y su casa obtuvieron vida eterna como Jesús prometió…”? Se deduce que la introduce porque no solo cree en “perdón instantáneo de pecados en el preciso momento de solo creer, sin hacer más nada”, sino también en la doctrina de “una vez salvo, siempre salvo; vida eterna imperecedera desde el instante de solo creer; imposibilidad de caer de la gracia”. Y esto, pese a textos bíblicos tan claros como Gálatas 5:4, donde escribe el apóstol Pablo: “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído”.

Dan Corner sigue argumentando…

“También, a la luz de Hechos 10:43, sus pecados FUERON PERDONADOS. ¡TODO ESO OCURRIO ANTES DE QUE FUERAN BAUTIZADOS EN AGUA. (Hechos 10:44-48)! ¡Esto significa también que ellos tuvieron contacto con la sangre de Jesucristo ANTES de ser bautizados en agua!

Comentarios nuestrosEl lector perspicaz y objetivo bien sabe que Lucas no expresa ninguna de estas afirmaciones, ni por implicación. Lo de “sus pecados FUERON PERDONADOS… ANTES DE QUE FUERAN BAUTIZADOS EN AGUA” lo tratamos más adelante.

 

El apóstol Pedro comienza su discurso en la casa del centurión romano Cornelio, escuchando, detrás de él los seis cristianos judíos que le habían acompañado desde Jope hasta Cesarea, mientras detrás de Cornelio también escuchan atentamente su familia, parientes y amigos más íntimos.

El apóstol Pedro comienza su discurso en la casa del centurión romano Cornelio, escuchando, detrás de él los seis cristianos judíos que le habían acompañado desde Jope hasta Cesarea, mientras detrás de Cornelio también escuchan atentamente su familia, parientes y amigos más íntimos. En esta pintura, a la derecha, el busto de algún romano. Dada la consagración de Cornelio y los suyos al verdadero Dios y la ley divina recibida por Moisés en el monte de Sinaí, dudamos de que Cornelio retuviera a semejante imagen en su casa.

 

Hipótesis de Dan Corner sobre "purificados por fe" antes del bautismo…

“¿Cómo podemos estar SEGUROS de esto? ¡La manera más clara de saber que el bautismo estaba y está excluído del VERDADERO MENSAJE QUE TRAE SALVACION y el PERDON DE LOS PECADOS, es leyendo Hechos 15:7-11! Estos versículos hacen referencia al evento registrado en Hechos 10, esto es, la salvación de Cornelio. En Jerusalén, el Apóstol Pedro informa que su sermón dirigido a Cornelio (Hechos 10:34-43) es el "Evangelio," Hechos 15:7. Pedro entonces dijo que Dios, quien conoce el corazón del hombre, incluyendo los de Cornelio y su casa, demostró que los recibía al derramar sobre ellos el Espíritu Santo. De nuevo, esto ocurrió ANTES de que fueran bautizados en agua. ¡Esto demuestra que los corazones de aquellos Gentiles fueron PURIFICADOS POR FE (Hechos 15:9) antes de su bautismo en agua y Dios dio una señal (hablar en lenguas) para los Cristianos Judíos allí reunidos, como verificación de que El los había aceptado! Entonces, en el versículo 11, Pedro explicítamente afirma la verdad de que TODOS (Judíos y Gentiles) son salvos, como Cornelio y su casa lo fueron, cuando ellos pusieron TODA (100%) SU CONFIANZA EN JESUS PARA SU SALVACION.

Comentarios nuestros.

1. ¿Qué es lo que dice Pedro, “explícitamente”, en Hechos 15:9? “…y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.” Sr. Corner, en su exposición, ¡se le quedó un sencillo artículo vital para el entendimiento de cómo Dios purifica corazones y salva almas! Me refiero al artículo “LA”, en la cláusula “…purificando por LA fe sus corazones”. Usted dice: “¡Esto demuestra que los corazones de aquellos Gentiles fueron PURIFICADOS POR FE (Hechos 15:9) antes de su bautismo en agua…” ¿Ve que usted dice “POR FE”, mientras Pedro dice explícitamente “por LA fe”?

τη 3588:T-DSF a la πιστει 4102:N-DSF confianza (Interlinear Westcott y Hort de Hechos 15:9). El artículo en griego es τη.

Obviamente, usted está aplicando “FE”, en su frase “PURIFICADOS POR FE”, a la fe personal que tuvieran Cornelio y los suyos. Confirmación total para esta apreciación la tenemos en su paráfrasis de Hechos 15:9 al escribir usted: “Entonces, en el versículo 11, Pedro explicítamente afirma la verdad de que TODOS (Judíos y Gentiles) son salvos, como Cornelio y su casa lo fueron, cuando ellos pusieron “…TODA (100%) SU CONFIANZA EN JESUS PARA SU SALVACION”. Estas últimas palabras“…TODA (100%) SU CONFIANZA EN JESUS PARA SU SALVACION”, son sinónimas, en su vocabulario teológico, con “toda su fe personal (100%) en Jesús para su salvación”. ¿Correcto? Enfatizo: FE PERSONAL. Mas, sin embargo, el artículo “LA”, en la frase correcta bíblica “por LA fe”, significa, efectivamente, que Pedro se refería al EVANGELIO, y no, en absoluto, a la fe personal de Cornelio o de cualquier otro. Reiteramos: Pedro no dice “…purificando por SU fe sus corazones”, sino “por la fe”.

En algunos textos del Nuevo Testamento, “fe” es sinónima del evangelio, “la palabra” “la verdad”. Por ejemplo, Judas 3. “…que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.” “…también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe” (Hechos 6:7). ”…para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre” (Romanos 1:5). El evangelio, el misterio de Dios, “se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe(Romanos 16:26). Hay “…una fe…” (Efesios 4:5), apunta el apóstol Pablo. “Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba” (Gálatas 1:23). “…porque si alguno no provee para los suyos… ha negado la fe…” (1 Timoteo 5:8).

El instrumento que utiliza Dios para purificar corazones y salvar almas, tanto de gentiles como de judíos, es, precisamente, “LA Fe”, sinónima de evangelio, palabra inspirada, verdad divina. Por ejemplo, Dios hace “…nacer por la palabra de verdad…” (Santiago 1:18). El mismo apóstol Pedro que pronunció en Jerusalén la cláusula “purificando por LA fe sus corazones” (Hechos 15:9) también escribió las siguientes palabras: “Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu…” (1 Pedro 1:22). Purificación del corazón; purificación del alma. ¿Cómo? “…por la fe… por la obediencia a la verdad…” Qué conste: no por la verdad sin obediencia sino “por la obediencia a la verdad”. Entonces, la fe personal no es el poder que utiliza Dios para purificar corazones-almas sino su propio mensaje, el “evangelio” que es “el poder de Dios para salvación” (Romanos 1:16). Creer “en el evangelio” (Marcos 1:15) y tener fe personal en Cristo como el Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador del mundo, figuran entre las condiciones necesarias para que Dios purifique el corazón-alma.

De manera que su gran argumento, Sr. Corner, construido sobre Hechos 15:7-11, a favor de “salvación instantánea en el momento exacto de solo creer” ¡se desploma! Porque usted cambió el sentido de “purificando… sus corazones” al omitir el artículo “LA” en la frase preposicional “por la fe”. Y porque “fe sola personal” no posee, inherentemente, ningún poder purificador divino, siendo más bien el fruto defectuoso de una percepción distorsionada del “evangelio de vuestra salvación” (Efesios 1:13).

 

En esta recreación de tiempos del Imperio Romano, un centurión romano sube de recámaras subterráneas de un antiguo teatro romano. Así se habrá vestido el centurión Cornelio al ejercitar sus deberes en Cesarea.

 

En esta recreación de tiempos del Imperio Romano, un centurión romano sube de recámaras subterráneas de un antiguo teatro romano. Así se habrá vestido el centurión Cornelio al ejercitar sus deberes en Cesarea.

 

 

Un centurión romano frente a sus soldados en maniobras bélicas. El rango de “centurión” significaba que estaba al mando de cien soldados.

 

Un centurión romano frente a sus soldados en maniobras bélicas.
El rango de “centurión” significaba que estaba al mando de cien soldados.

 

2. Enfoquemos ahora la aseveración del Sr. Dan Corner al efecto de que “el bautismo estaba y está excluído del VERDADERO MENSAJE QUE TRAE SALVACION y el PERDON DE LOS PECADOS”.

a) Ya comprendemos que Hechos 15:7-11 no excluye, ni directamente ni por implicación, al bautismo del mensaje de Dios que trae salvación. Al contrario. Dado que Dios purifica corazones “por LA fe”, y que “LA fe” es sinónimo de “evangelio, palabra inspirada, verdad divina”, es necesario deducir que el bautismo, lejos de ser EXCLUIDO, es INCLUIDO obligatoriamente en el mensaje de Dios para perdón de los pecados, por la sencillísima razón de que Dios, Cristo y el Espíritu Santo lo incluyen en el mensaje.

Esto es muy evidente para el estudiante imparcial del Nuevo Testamento, pues fácilmente se percata de que el bautismo es incluido en el mensaje de Dios para perdón comenzando con la Gran Comisión (Mateo 28:18-20; Marcos 16:15-16), y que desde Pentecostés (Hechos 2:37-42) en adelante, no lo omiten o excluyen, en ningún momento, ninguno de los apóstoles o demás predicadores del siglo I (Hechos 8:12; Hechos 8:26-40; Hechos 22:16; Hechos 10:47-48; Hechos 16:25-40; Hechos 18:8; Romanos 6:3-7; Gálatas 3:27; 1 Pedro 3:21, y otros).

En su terrible afán precipitado de sostener “salvación instantánea en el preciso momento de solo creer, sin hacer más nada”, el Sr. Dan Corner intenta probar que ninguno de estos textos enseña el bautismo “para perdón de los pecados” (Hechos 2:38), pero el estudioso honesto, no prejuiciado por teologías populares, no tuerce ni esquiva mandamientos divinos sencillos o ejemplos bíblicos claros que ponen de relieve el propósito de la Deidad para el bautismo que ha ordenado unánimemente.

b) Sr. Corner, el bautismo no fue excluido del mensaje para salvación que pronunció el apóstol Pedro en la casa de Cornelio. Vuelvo a observar que tan pronto terminaran de hablar lenguas Cornelio y los presentes en su casa, Pedro continúa desempeñando su rol de mensajero de salvación. ¿Y qué es su tema¡El BAUTISMO! Varón, el tema traído de inmediato por el mensajero inspirado de Dios ¡es el del BAUTISMO! “Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no SEAN BAUTIZADOS estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Y MANDÓ BAUTIZARLES en el nombre del Señor Jesús” (Hechos 10:47-48).

Seguramente, usted, estando allí en la casa de Cornelio en lugar de PedroNO hubiera traído en ese momento el tema del bautismo. ¿Correcto? Más bien, le veo ahí hablando eufóricamente de “salvación instantánea por solo creer, sin hacer más nada, antes del derramamiento del Espíritu Santo”, no mencionando el bautismo hasta quién sabe cuándo. En vez de traer enseguida el tema del bautismo, mandando a bautizarles, ahí le veo mandándoles que oren Lo Siguiente Sinceramente Para Estar Seguro/a” de su salvación por fe sola, pues esto mismo es lo que usted hace al final de su tremendo escrito intitulado Estudio escritural refutando la regeneración bautismal. Copiamos:

“Ore Lo Siguiente Sinceramente Para Estar Seguro/a. Padre Celestial, humildemente te pido que tengas MISERICORDIA DE MI PECADOR (Lucas 18:13). Estoy dispuesto/a a volverme 100% de mis pecados, para SEGUIR A CRISTO SIN AVERGONZARME DE ELLO en medio de esta generación perversa (Luc. 9:23-26; 13:3; Jn. 8:12; 10:27). Yo creo en mi corazón que Dios levantó a Jesús de entre los muertos y ahora le confieso como "Señor" (Rom. 10:9,10). Señor Jesús, ahora te pido vida eterna (Jn. 5:40). Te doy gracias porque ahora soy salvo. Todos mis pecados AHORA son perdonados. Lo sé, porque tu no rechazas a nadie (Jn. 6:37). Te SEGUIRE, Señor, TODOS los días de mi vida (Lucas 9:23) mientras CONFIO EN TI y ESTDIO LA BIBLIA para fortaleza (Fil. 4:13; Hechos 20:32). Jesús, TODA (100%) mi CONFIANZA está depositada ahora SOLAMENTE en ti para la salvación de mi alma. Creo que tú eres el TODO-SUFICIENTE Salvador. Amen.”

Orando así, el orante pronuncia a sí mismo “salvo”“Te doy gracias porque ahora soy salvo. Todos mis pecados AHORA son perdonados. Lo sé, porque tu no rechazas a nadie (Jn. 6:37).” Salvo por fe sola, en el mismo instante de solo creer, sin hacer más nada, mucho menos bautizarse, pero “para estar seguro” –palabras suyas, Sr. Corner- “ore lo siguiente sinceramente”. ¿Acaso detectamos incertidumbre, inseguridad, en lo concerniente a “salvo en el instante de solo creer, sin hacer más nada”? Suponiendo que el perdón de pecados se alcanzara así, ¿por qué mandar, o siquiera recomendar, la famosa “oración del pecador para perdón”? La cual, dicho sea de paso, no aparece en ningún texto bíblico.

¿Por qué aborda el apóstol Pedro el tema del bautismo inmediatamente después del derramamiento del Espíritu Santo? Varón, ¡porque el bautismo sí es “para perdón de los pecados”, y seguirá siéndolo pese a sus negaciones y porfías gramaticales. Perdone mi forma franca de expresarme, utilizada adrede para enfatizar y nunca para ofender en lo personal. Pedro, el mismo mensajero enviado a la casa de Cornelio con el mensaje de salvación, dijo en el día de Pentecostés, ante una gran multitud de oyentes, que el bautismo es “para perdón de los pecados” (Hechos 2:37-38). En aquel día maravilloso, preguntando los compungidos de corazón: “Varones hermanos, ¿qué haremos?”, Pedro les dice: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo PARA PERDÓN DE LOS PECADOS”.

Fíjese: NO los manda a orar: “Dios, tenga misericordia de nosotros. Ahora creemos que Cristo es el Señor, y que tú lo resucitaste para que sea nuestro Salvador. Ya somos salvos, pues creemos en él y confesamos su nombre”.

Seguramente, ya creían, pues de no creer, no preguntan, compungidos, “¿Qué haremos?” Pero, ¡solo creer no era suficiente! ¡Debían arrepentirse de verdad y bautizarse “para perdón”

Y le advierto que manipulando mañosamente la gramática de Hechos 2:38, como usted hace en su escrito, para excluir del mensaje de Dios para salvación el bautismo “para perdón” lo hace solo el inexperto en griego y la gramática del idioma griego.

Entonces, el apóstol Pedro que declara, en Pentecostés, el propósito divino para el bautismo, es el mismo predicador que, en Cesarea, “mandó” que bautizaran a Cornelio y los suyos. ¿Por qué? Bien que el historiador Lucas no anota la razón, la misma se sobrentiende, a saber, “para perdón de los pecados”, pues los apóstoles no andaban omitiendo uno de los mandamientos de la Gran Comisión ni alterando las condiciones para perdón establecidas por la Deidad. De ahí, la razón de abordar Pedro enseguida el tema del bautismo, tan pronto concluido el acto del derramamiento del Espíritu Santo. Para que aquellos gentiles en la casa de Cornelio fueran salvos conforme a “la ley de Cristo”, debían ser bautizados “en el nombre de Jesucristo… para perdón”.

¡Ah!, pero… “¡Argüír que Cornelio NO fue salvo hasta ser bautizado en agua es decir indirectamente que Dios llena con el Espíritu Santo a personas que no son salvas o "hijos del diablo" (1 Jn. 3:10)! Esto sería ridículo para un estudioso de la Biblia”, dice usted, Sr. Corner, más adelante en su Estudio. 

Objeción suya que, efectivamente, ya hemos refutado al establecer que Cornelio, su familia, parientes y amigos, convertidos a la ley mosaica y muy consagrados al “único Dios verdadero”, se describen como “justos, temerosos de Dios, hacedores del bien”, siendo personas que oraban siempre, ayunaban y agradaban a Dios.

¿A ellos llamaría usted “hijos del diablo”? Semejante desacierto suyo pone en tela de juicio su capacidad analítica y, por ende, su derecho de estar enseñando a otros (Santiago 3:1). Es mi opinión.

Así que, en la casa de Cornelio el Espíritu Santo no cae sobre “hijos del diablo” sino sobre un grupo de gentiles, incluso todo un centurión romano, que servían a Dios conforme a la ley mosaica, siendo ellos mejores “judíos” que muchos judíos de nacimiento.

Claro, ya lo hemos dicho: necesitaban ser salvos conforme al Nuevo Testamento, el “mejor pacto”, del cual Jesucristo es “mediador” (Hebreos 8:6-13). Y tener purificados sus corazones de creencias erróneas, de toda idea engañosa, de cualquier sentimiento indigno hacia los orgullosos judíos que los desdeñaban, teniendo por “abominable” siquiera acercarse a ellos (Hechos 10:28); purificados de cualquier pecado en su expediente moral. Esta purificación de corazón y alma, este perdón según reglas de la nueva “ley de Cristo”, lo recibieron, no en el mismito instante de creer intelectualmente en Cristo sino al completar su “obediencia a la verdad” (1 Pedro 1:22), arrepintiéndose y bautizándose “para perdón”, lo cual hicieron sin demorar al efectuarse lo que “mandó” el apóstol Pedro. ¡Qué maravilloso! ¡Qué hermosa salvación! En perfecta armonía con los demás casos de conversión en el libro de Hechos de Apóstoles.

Aún restan dos o tres asuntos que requieren nuestra atención. 

Afirmaciones categóricamente no bíblicas por Dan Corner sobre el bautismo…

“Para resumir, acabamos de aprender: (1) Que el "Evangelio" NO incluye el bautismo en agua; (2) El perdón de los pecados, la vida eterna y la purificación del corazón ocurren en el momento en que colocamos TODA (100%) nuestra CONFIANZA SOLO EN JESUS PARA SALVACION; (3) Judíos y Gentiles se salvan de la misma manera.

Comentarios nuestrosSolo el (3) es correcto. Personalmente, no aprendí ni el (1) ni el (2) al estudiar su escrito, Sr. Corner. Tengo la temeridad de pensar que usted aprendiera el (1) y el (2) de algún maestro o predicador calvinista de “salvación instantánea al solo creer, sin hacer más nada” y de “una vez salvo, siempre salvo”. O que usted mismo aplicara esa teología al caso de Cornelio y los suyos, obviando hechos, haciendo violencia al texto e interpretando a su manera lo sucedido y enseñado. Me expreso con esta claridad y vigor, pues despistar a almas que buscan sinceramente su salvación con interpretaciones puramente humanas, como la de “excluido el bautismo del mensaje de salvación”, lo considero realmente un acto gravísimo de bravura espiritual sublevada contra expresos mandamientos de la Deidad

Más conclusiones erradas de Dan Corner…

“¡Además, Dios dio una señal externa como evidencia de que los corazones de Cornelio y de los que constituían su casa fueron purificados por fe ANTES de ser bautizados en las aguas! ¡Por o tanto, sabemos que el bautismo en agua está EXCLUIDO del mensaje de FE EN JESUS PARA SALVACION! Más tarde, Pedro bautizó a estos nuevos Cristianos adultos. (¡La Biblia NO enseña el bautismo de infantes!

Comentarios nuestros¿Qué el derramamiento del Espíritu Santo sobre Cornelio y los suyos fuera “una señal externa como evidencia de que los corazones de Cornelio y de los que constituían su casa fueron purificados por fe ANTES de ser bautizados en las aguas”? Lucas no lo explica así.

1. El propósito obvio de derramar Dios al Espíritu Santo sobre aquellos gentiles en la casa de Cornelio era dar “testimonio” celestial sobrenatural al efecto de que él, el Dios de toda la humanidad, ¡no hacía “ninguna diferencia” entre judíos y gentiles! (Hechos 15:8-9) ¡Convencer al terco apóstol Pedro, y por extensión, a todos los cristianos judíos prejuiciados, incluso los seis que acompañaban a Pedro, que “también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida”! (Hechos 11:18).

a) Efectivamente, este “testimonio” dado directamente del cielo, y no a través de humano alguno, produjo inmediatamente el resultado deseado“Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios” (Hechos 10:45-46).

De manera que la primera reacción registrada después del derramamiento del Espíritu Santo ¡es la de “los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro”! Aquellos seis varones judíos (Hechos 11:12) “fieles” a Cristo “se quedaron atónitos” al oír que Cornelio y los suyos “hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios”.

Tal cual los apóstoles en Pentecostés, todos los congregados en la casa de Cornelio para escuchar a Pedro comenzaron a hablar por el Espíritu otros idiomas que no sabían hablar anteriormente. (Hechos 2:1-13).

En Jerusalén, en Pentecostés, la multitud testifica que los apóstoles hablaban “en nuestras lenguas las maravillas de Dios” (Hechos 2:6-11).

En Cesarea, en la casa de Cornelio, los gentiles presentes hicieron otro tanto, pues los seis cristianos judíos presentes testifican que “hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios”.

¿Cuáles lenguas? Probablemente: hebreo, arameo y quizás griego, ya que los judíos presentes entendían lo que decían, sabiendo que “magnificaban a Dios”. ¿Aparecerían sobre ellos “lenguas repartidas, como de fuego”, al igual que sobre los apóstoles en Pentecostés? De haber sucedido Lucas no lo registra.

b) Tomemos nota: la primera reacción al derramamiento del Espíritu Santo ¡no viene de parte de los gentiles que lo experimentaron, sino de los seis varones “fieles de la circuncisión”Habiendo hablado en lenguas, magnificando a Dios, los gentiles no empiezan a danzar frenéticamente, saltando y gritando: 

“¡Somos salvos! ¡Dios nos ha salvado por fe sola, en el instante de creer! ¡Dios ha purificado nuestros corazones! ¡Ahora somos cristianos igual que estos judíos!”

Ni tampoco se hincan, orando todos en voz alta a la vez alguna oración parecida a la que recomienda el Sr. Dan Corner.

“Señor Jesús, ahora te pido vida eterna. Te doy gracias porque ahora soy salvo. Todos mis pecados AHORA son perdonados. Lo sé, porque tu no rechazas a nadie. Te SEGUIRE, Señor, TODOS los días de mi vida. Jesús, TODA (100%) mi CONFIANZA está depositada ahora SOLAMENTE en ti para la salvación de mi alma. Creo que tú eres el TODO-SUFICIENTE Salvador. Amen.”

¡Ninguna reacción u oración de esta categoría, Sr. Corner, de parte de los gentiles en la casa de Cornelio bautizados con el Espíritu Santo!

c) Tomemos nota: la primera reacción al derramamiento del Espíritu Santo ¡no viene de parte de los gentiles, ni tampoco del apóstol Pedro, sino de los seis varones de la circuncisión. La segunda reacción se atribuye a Pedro. Aun antes del derramamiento del Espíritu, el apóstol Pedro ya estaba comprendiendo… “que Dios no hace acepción de personas”, diciéndoselo a Cornelio y los suyos en la primera oración de su discurso ante los congregados (Hechos 10:34). Comprendiéndolo todavía más profundamente al presenciar el derramamiento del Espíritu, no habla de “salvos instantáneamente por fe sola” ni de “bautizar a cristianos” sino pregunta: “¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?”

¿Quién se iba a oponer? ¡Acaba Dios de demostrar de manera espectacular e inolvidable que también los gentiles, creyendo y arrepentidos, tenían derecho a ser bautizados “para perdón”! Derecho de nacer del agua y del Espíritu (Juan 3:1-7). Derecho de sepultar “por el bautismo” al viejo hombre, resucitando un “nuevo hombre” para andar “en vida nueva” (Romanos 6:3-7).

d) Queda, pues, muy evidente, al menos para este servidor, que el propósito primordial del derramamiento del Espíritu en la casa de Cornelio era, repito para énfasis: dar el propio Dios “testimonio” celestial sobrenatural al efecto de que él, el Dios de toda la humanidad, ¡no hacía “ninguna diferencia” entre judíos y gentiles! Ahora bien, aquel segundo derramamiento del Espíritu no solo produjo inmediatamente, allí en la casa de Cornelio, el efecto deseado sino que sirvió para convencer a los cristianos judíos en Jerusalén a recibir en la iglesia a gentiles convertidos, sin imponerles la ley mosaica, proceder que los apóstoles y ancianos mandaron a implementar en todo el mundo (Hechos 15).

2. Establecido el verdadero propósito del derramamiento del Espíritu en la casa de Cornelio, salta a la vista la falacia de la interpretación según la que fuera “…una señal externa como evidencia de que los corazones de Cornelio y de los que constituían su casa fueron purificados por fe ANTES de ser bautizados en las aguas”. 

Definitivamente, no fue tal “señal” ni tal “evidencia”. Ya hemos confirmado que el corazón no es purificado “instantáneamente, en el preciso momento de solo creer”, sino más bien “por la fe” (Hechos 15:9), es decir, el evangelio, la palabra inspirada, “por la obediencia a la verdad” (1 Pedro 1:22).

En Jerusalén, en presencia de los apóstoles, ancianos y demás hermanos reunidos, el apóstol Pedro dice, refiriéndose a los gentiles en la casa de Cornelio: “Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros” (Hechos 15:8).

Sr. Corner, Dios conocía los corazones de Cornelio, su familia, sus parientes y sus amigos convertidos al judaísmo antes de entrar Pedro y sus seis compañeros de la circuncisión en presencia de ellos. Corazones llenos de reverencia y amor por el Dios verdadero. De compasión para los menesterosos. De humildad, justicia, disciplina espiritual, pues ayunaban, y de devoción, pues oraban siempre.

Por lo tanto, Dios conocía que aquellos gentiles eran dignos de recibir, y disfrutar a plenitud, salvación en Cristo; dignos de tener sus corazones purificados “por la fe”, es decir, por el evangelio de Cristo.

Les dio “testimonio” al respecto al derramar sobre ellos al Espíritu, “testimonio” que el apóstol Pedro, sus seis compañeros y todos los demás cristianos judíos deberían aceptar, respetar y honrar, removiendo barreras a la entrada libre de gentiles obedientes a “la fe… a la verdad”, a plena comunión con Dios y Jesucristo, y por ende, con la iglesia universal.

Así que, el apóstol Pedro no estaba diciendo o implicando, de modo alguno, que Dios no conociera los buenos corazones de Cornelio y los suyos hasta aquel instante cuando Pedro, en su discurso en la casa de Cornelio, llegara a citar el testimonio de los profetas acerca de Jesús de Nazaret (Hechos 10:43).

3. Luego, usted, Sr. Dan Corner, colma su exégesis plagada de interpretaciones incorrectas de lo más absurdo al escribir: “Más tarde, Pedro bautizó a estos nuevos Cristianos adultos”

El primer tema que trae el apóstol Pedro, una vez terminado el derramamiento del Espíritu, era: ¡“AGUA” para bautizar a Cornelio y los suyos! “¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos…? Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús.” 

Usted dice: “Más tarde, Pedro bautizó a estos…” Sr. Corner, ¿cuánto más tarde? ¿El próximo día? ¿Después de tres días… tres semanas… tres meses… seis meses… un año? ¿Qué importa, pues ya eran “nuevos cristianos”? Según usted. Y tenían vida eterna, la que no podían perder jamás, ¿correcto? Según usted. Y, por consiguiente, serían “salvos, siempre salvos”, pese a que jamás se bautizaran, ¿correcto? Según usted. Sinceramente, su evangelio –el suyo, y no el verdadero de Cristo- me parece un enredo totalmente ilógico, aun sin sentido común. Perdone mi franqueza. Tal es mi concepto de lo que usted escribe.

Volviendo a Pedro y el bautismo de Cornelio y los suyos, ¿no le parece que el sentido de lo que dijo y mandó aquel apóstol fuera que los bautismos se realizaran enseguida?

No “mandó” a bautizarlos “más tarde”. Contrario a lo que usted dice, él mismo no los bautizó, sino él “mandó bautizarles…”. Así pues, a los seis compañeros suyos, los “fieles de la circuncisión”, renuentes a creer que el evangelio y la salvación fueran también para los gentiles hasta no presenciar el derramamiento del Espíritu, ¡les tocaría bautizar a Cornelio y los demás! ¿Cuándo? ¡Tan pronto escucharan el mandamiento del apóstol Pedro! ¿No es esta la única respuesta razonable? ¡ENSEGUIDA! ¿Por qué enseguida? Porque el bautismo es “para perdón de los pecados”.

El propio apóstol Pedro lo había dicho en Pentecostés ante una gran multitud. “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:37-38). En aquella ocasión, “los que recibieron la palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas” (Hechos 2:41). “…se añadieron aquel día”; “aquel día… fueron bautizados”.

Así que, NO se bautiza a cristianos.

No se bautiza a personas ya salvas. ¡Jamás!

Se bautiza a creyentes arrepentidos para que sus pecados sean perdonados.

Y esto es precisamente lo que pasó tanto en Pentecostés como en el día cuando Cornelio y los suyos oyeron el evangelio, creyeron y fueron bautizados. “…purificadas sus almas por la obediencia a la verdad” (1 Pedro 1:22), y no antes, entonces tienen derecho de llamarse “cristianos” (Hechos 11:26). 

Dan Corner continúa formulando argumentos no apoyados por las Sagradas Escrituras…

Más importante aún, ¡no olvide nunca que nosotros hoy somos salvos DE LA MISMA MANERA en que lo fue Cornelio, Hechos 15:9,11! Recuerde también que el "don del Espíritu Santo" que Cornelio recibió ANTES del bautismo en agua demuestra que Dios le había llenado con su Espíritu Santo (Hechos 2:4). ¡Argüír que Cornelio NO fue salvo hasta ser bautizado en agua es decir indirectamente que Dios llena con el Espíritu Santo a personas que no son salvas o "hijos del diablo" (1 Jn. 3:10)! Esto sería ridículo para un estudioso de la Biblia.

Comentario nuestroRespondimos ya a estas afirmaciones. 

El Sr. Dan Corner se enreda en su propio silogismo, contradiciendo la clara declaración del apóstol Pedro en el día de Pentecostés sobre el propósito del bautismo ordenado por Dios. Dice…

"Finalmente, de acuerdo a Hechos 2:38, uno recibe el perdón de los pecados ANTES de recibir el "don del Espíritu Santo". ¡Ya que Cornelio recibió el "don" ANTES del bautismo en agua, nosotros sabemos, por consiguiente, que sus pecados fueron perdonados ANTES del bautismo en agua! En otras palabras, si A viene antes que B y B viene antes que C, entonces A viene antes que C. Vea también la explicación en Hechos 2:38). Antes de que usted continúe, por favor vuelva a leer estos puntos mientras USTED MISMO los verifica EN SU PROPIA BIBLIA. (Estas Escrituras claramente refutan la teoría de que entramos en contacto con la sangre de Cristo en las aguas bautismales.)

El Perdón de los Pecados VIENE ANTES del don del Espíritu Santo (Hechos 2:38). 
El don del Espíritu Santo VIENE ANTES del bautismo en agua (Hechos 10:43-48).
Por lo tanto, el perdón de los pecados VIENE ANTES del bautismo en agua.
"

Comentarios nuestrosEl “don del Espíritu Santo” que se otorga después del bautismo no es el mismo “don del Espíritu Santo” que recibieron Cornelio y los suyos antes de bautizarse. Consideremos:

1. “…como tres mil personas” fueron bautizadas en el día de Pentecostés, recibiendo el “don del Espíritu Santo” tal cual prometido por Pedro y los demás apóstoles. No se asentaron “lenguas repartidas, como de fuego” sobre aquellos tres mil ni antes ni después de bautizarse, ni tampoco hablaron otras lenguas (idiomas) por el Espíritu. En aquel día, solo los apóstoles hablaron las maravillas de Dios en las lenguas natales de los presentes.

2. Toda persona bautizada bíblicamente recibe el “don del Espíritu Santo” anunciado por Pedro en Hechos 2:38, pero no toda persona bautizada bíblicamente recibe el don sobrenatural de hablar, de inmediato, el evangelio en otras lenguas (idiomas) sin haberlas hablado anteriormente. Ni antes ni después del bautismo bíblico. Por ejemplo, oyendo los samaritanos el evangelio predicado por Felipe, creyéndolo y bautizándose “hombres y mujeres” (Hechos 8:12-13), recibieron el “don del Espíritu Santo” siempre vinculado al bautismo bíblico, pero no recibieron ningún don sobrenatural, ni antes ni después de bautizarse, hasta no bajar los apóstoles Pedro y Juan a Samaria, impartiendo “por la imposición” de sus manos el Espíritu Santo, es decir, dones sobrenaturales (Hechos 8:14-18).

La naturaleza del “don del Espíritu Santo” que recibe toda persona bautizada bíblicamente.

La evangelización de Samaria por Felipe. Los samaritanos obedientes al evangelio predicado por Felipe nacen tanto del Espíritu como del agua, pero ninguno recibe algún don sobrenatural hasta que no lleguen los apóstoles Pedro y Juan, impartiendo dones sobrenaturales por medio de la imposición de sus manos.

3. Por razones ya expuestas, Dios hizo caer el Espíritu Santo directamente del cielo sobre Cornelio y los suyos antes de que se bautizaran en agua. El apóstol Pedro identifica aquel evento como “bautizados con el Espíritu Santo” (Hechos 11:16). Explica que ocurrió “como sobre nosotros al principio” (Hechos 11:15), o sea, sobre los apóstoles en Pentecostés (Hechos 2:1-4), claramente dando a entender que no había ocurrido ningún otro “bautismo con el Espíritu Santo” durante el período de aproximadamente nueve años entre Pentecostés y la conversión de Cornelio. Mas, sin embargo, durante el mismo lapso de unos nueve años, algunos, quizás muchos, de los bautizados en agua recibieron dones sobrenaturales mediante “la imposición de las manos de los apóstoles” (Hechos 8:18).

4. A resumida cuenta, decir que el “don del Espíritu Santo” recibido por Cornelio y los suyos, el “don de Espíritu Santo” de Hechos 2:38 y los dones sobrenaturales impartidos por la “imposición de las manos de los apóstoles” sean manifestaciones idénticas del Espíritu Santo ha de catalogarse como una conclusión errónea. Se comprende por qué el uso en el Nuevo Testamento de terminologías exactas, como en el caso de Hechos 10:45 y Hechos 2:38, o parecidas, como en Hechos 8:14-18, pudiera tender a confundir, pero no confunden, pienso, al estudioso que toma en cuenta otras terminologías, circunstancias o explicaciones que destacan diferencias entre distintos dones del Espíritu Santo, con distintos propósitos y usos.

5. Sucede, pues, que son defectuosas la Primera Premisa y la Segunda Premisa del silogismo construido por el Sr. Dan Corner. Él las expresa de la siguiente manera:

Primera Premisa: “El Perdón de los Pecados VIENE ANTES del don del Espíritu Santo (Hechos 2:38).”

Defecto. ¿Cuál “don del Espíritu Santo”? No todo don del Espíritu Santo es exactamente el mismo. El de Hechos 2:38 no es el mismo que el de Hechos 10:45.

Segunda Premisa: “El don del Espíritu Santo VIENE ANTES del bautismo en agua (Hechos 10:43-48).”

Defecto. ¿Cuál “don del Espíritu Santo viene antes del bautismo” y por qué? Preguntas ya contestadas. Solo el “don”, es decir, “bautismo en Espíritu Santo”, recibido por Cornelio y los suyos, dado por Dios directamente del cielo para mostrar a los judíos que los gentiles tenían derecho de oír al evangelio de Jesucristo, creerlo y obedecerlo para salvación.

Ya que las dos Premisas son defectuosas, la conclusión basada en ellas queda sin lugar.

El Sr. Dan Corner expresa su conclusión de la siguiente manera: “Por lo tanto, el perdón de los pecados VIENE ANTES del bautismo en agua.”

Reitero, para énfasis: ¡Esta conclusión queda sin lugar por ser defectuosas las dos Premisas en las que descansa!

El bautismo bíblico siempre ha sido “para perdón de los pecados” (Hechos 2:38; 22:16; Marcos 16:15-16; 1 Pedro 3:21, etcétera).

Todo ministro de Dios, fiel al “nuevo pacto” de Jesucristo, lo enseña así, mandando a bautizar, o bautizando él mismo, “ENSEGUIDA” (Hechos 16:33).

 

 


 

Hechos 10:34 a 11:17. Cornelio, su familia y amigos son bautizados con el Espíritu Santo, y también en agua. Pedro relata su conversión a los judíos en Jerusalén. Comentario de J. W. McGarvey.

Cornelio. Guía para clases bíblicas.

Plan divino de salvación

Estudios sobre el calvinismo y doctrinas de la Iglesia Bautista en esta Web

 

 

  

¿Le gusta esta página? Por favor, ayúdenos a difundir la información por medio de compartirla automáticamente con sus amistades de Facebook, Google+, LinkedIn, y Twitter pulsando en los botones arriba colocados.

Derechos reservados. Permiso concedido para hacer una copia, o múltiples copias pero ninguna para la venta.