Capítulo Ocho del Análisis
“La gran ramera… gran ciudad”
Escandaloso drama convulsionado de una poderosa mujer inmoral, avara,
perseguidora, increíblemente cruel y hasta sangrienta, la que también pretende
gobernar al mundo entero y ser adorada por todos los seres humanos.
Los capítulos 17 y 18 de Apocalipsis
Acto 1, Escena 3
“La SENTENCIA contra
la gran ramera... gran ciudad”
Escenario 3
Ejecutada contra la Roma Pontificia
La última ejecución violentísima y terminante de
“la sentencia” contra “la gran ramera-gran ciudad”
se efectúa en el día de la Segunda Venida de Cristo.
El saqueo de la Roma Pontificia durante mayo de 1527 d. C.
En esta pintura, vemos a algunos de los veintidós mil mercenarios disfrutando del riquísimo despojo arrebatado a aquella “gran ciudad”. Mataron a muchísimos cardenales, arzobispos, obispos, sacerdotes y monjes. Ultrajaron aun a las monjas. Saquearon a iglesias y monasterios. Refugiándose el Papa Clemente VII en un castillo, le obligaron a pagar una gran suma de rescate. A la izquierda en esta pintura, el río Tíber. www.wikipedia.org
V. Aplicada “la sentencia contra la gran ramera... gran ciudad” a la Roma Pontificia de Occidente de Europa.
“Roma Pontificia” quiere decir “la ciudad de Roma y el Imperio Romano de Occidente confabulados con los Papas Católicos Romanos y sus jerarquías”.
En la Escena 2 del Acto 1, de este Escandaloso drama de la gran ramera que estamos presenciando, pasaron por la tarima numerosos personajes de distintas naciones, testificando y presentándonos <á> la gran fortuna incalculable obtenida, particularmente durante la segunda mitad del siglo XV (1450 – 1500), por los Papas y la jerarquía de la Iglesia Católica Romana, apoyados por sus incontables miles de oficiales eclesiásticos a través de toda Europa.
Esta entidad religiosa ya la identificamos como uno de los “dos cuernos semejantes a los de un cordero” de la Segunda Bestia de Apocalipsis 13.
Este “cuerno” religioso-secular-político también perdió una inmensa porción de aquellas riquezas descomunales “en una hora” profética, o sea, durante un tiempo de relativamente poca duración.
Así fue que los “diez cuernos”, entiéndase naciones seculares, se levantaron contra “la gran ramera” en su manifestación de la Roma Pontificia, aborreciéndola, y dejándola “desolada y desnuda”, devorando “sus carnes” y quemándola “con fuego” (Apocalipsis 17:12-17).
En el Capítulo Siete de este Análisis, Acto 1, Escena 2, presentamos los hechos al respecto con lujo de detalle.
Para la conveniencia del lector o la lectora, repetimos, a continuación, solo lo ocurrido en el año 1527, fecha en la que la Roma Pontificia y el Vaticano fueron saqueados con espeluznante violencia, perdiendo el Papa y su Iglesia en Roma casi todo su dinero y demás posesiones.
Como lo expresara Francesco Guicciardini, historiador italiano (1483 – 1540): “No le han dejado [al Papa] diez scudi de propiedad”.
Paciente lector, lectora, de haber usted leído el relato lo sucedido a “la gran ramera-gran ciudad” de la Roma Pontificiaen 1527, quizás prefiera suprimir la siguiente repetición de la materia ya presentada, pasando más adelante a la Sección VI, donde se escenifica: La última ejecución violentísima y terminante de “la sentencia contra la gran ramera-gran ciudad”.
Las interacciones de los diez cuernos con "la gran ramera-gran ciudad"
A. El saqueo de Roma y del Vaticano instigado por el rey Carlos I, de España (coronado Carlos V, del Sacro Imperio Romano).
¡Todas las profecías de Apocalipsis 17:14-16 cumplidas literalmente!
También ejecutada, en parte, “la sentencia contra la gran ramera-gran ciudad”, conforme a Apocalipsis 17:1 y el capítulo 18.
1. El rey Carlos I de España, quien también fue coronado Emperador Carlos V del Santo Imperio Romano, instigó la agresión contra la ciudad de Roma.
Carlos I de España
“Carlos I de España era nieto de los Reyes Católicos y heredero del trono de España y Borgoña y, más tarde, de los de Austria, Hungría y Bohemia. Obtuvo la elección al Sacro Imperio Romano y fue coronado como Carlos V.”
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2. Los agentes del rey Carlos hicieron un acercamiento a Georg von Frundsberg, caudillo de los Landsknechte, o sea, los mercenarios alemanes. Carlos no podía ofrecerle mucho dinero, mas, sin embargo, sus agentes le prometieron que el botín que les esperaba en Italia era riquísimo.
Frundsberg, nominalmente católico romano, mas, a la vez, simpatizante de Lutero, odiaba al Papa Clemente VII, teniéndolo como traidor del Santo Imperio Romano.
Empeñando su castillo, sus demás posesiones y aun las prendas de su esposa, levantó treinta y ocho mil gulden, dinero con que consiguió diez mil hombres deseosos de aventura y pillaje. ¡Se decía que algunos de ellos llevaban un lazo corredizo para ahorcar al Papa!
3. Otro varón llamado Carlos, el duque de Milán, aliado del emperador Carlos V, organizó todavía otro ejército, uniéndose a Frundsberg. Esta horda aglomerada, consistente ahora de veintidós mil hombres, se movía hacia Roma, saqueando y devastando las áreas por donde pasaba.
4. Habiendo llegado la horda cerca de Roma, el Papa Clemente VII trató de sobornar a Frundsberg y al duque Carlos, ofreciéndoles sesenta mil ducats. Pero el tropel que seguía al duque Carlos puso el grito en el cielo rechazando la oferta, pues sabían que lo que le tocaría a cada uno sería una miseria.
Ya la mayoría de ellos vestían harapos, muchos andaban descalzos y todos tenían hambre. Frundsberg y el duque Carlos no podían detenerlos. Se enfilaron hacia Roma.
5. El día 6 de mayo del 1527. La horda de veinte mil hombres llegó a la muralla de Roma, lanzándose contra los cuatro mil soldados que el Papa Clemente VII había contratado para defender la ciudad. Los defensores quedaron prontamente vencidos.
Los mercenarios, al precipitarse por las calles...
Mataban indiscriminadamente a todo hombre, mujer o niño que encontraran.
Despertada su sed de sangre, entraron en el hospital y el orfanato del Santo Espíritu, matando atrozmente a casi todos los pacientes.
Se adentraron en la iglesia de San Pedro, masacrando a las personas que habían buscado refugio allí.
Saquearon a toda iglesia y monasterio que pudieran hallar, convirtiendo algunos en establos.
Centenares de sacerdotes, monjes, obispos y arzobispos fueron muertos.
Saquearon de arriba para abajo la iglesia de San Pedro y el Vaticano.
Sometieron a pillaje toda casa de Roma, quemando muchas.
El saqueo de Roma y
el Vaticano en el año 1527.
Representación artística
por Martín van Heemskerck
Extorsionaron a los ricos, exigiéndoles grandes sumas a cambio de su vida. Torturaron y mataron a quienes no pagaran.
Algunas calles se llenaron de muertos.
La horda victoriosa se adueñó de todos los objetos eclesiásticos de valor, incluso los utensilios sagrados y las obras de arte.
Uno de los soldados se vistió de “Papa”; otros se pusieron la gorra de “Cardenal”, besando con reverencia burlona los pies del nuevo “Papa”.
Una agrupación proclamó “Papa” a Lutero.
6 de mayo de 1527. Veintidós mil mercenarios, contratados por Carlos I, rey de España, y Geog van Frundsberg, atacan, saquean y dejan “desnuda y desolada” a la Roma Pontificia.
Entre los invasores había muchos luteranos. Estos se deleitaban particularmente en robar a los cardenales, exigiéndoles enormes rescates y enseñándoles nuevos ritos. Los prelados que no pudieron pagar fueron torturados hasta morir.
Procediendo de semejante manera bestial, los luteranos no solo peleaban contra la “gran ramera” sino también violaban principios fundamentales del “Cordero de Dios”.
Las monjas y las mujeres respetables fueron violadas en el momento o llevadas a los albergues de los soldados donde fueron abusadas con brutalidad promiscua.
Fue inmensa la destrucción de libros, archivos y arte. Filiberto, príncipe de Orange, el nuevo comandante de la horda indisciplinada, salvó la Biblioteca Vaticana haciéndola su cuartel, pero muchas bibliotecas privadas y monásticas fueron quemadas y muchos manuscritos valiosísimos fueron destruidos.
El número de muertos no se puede calcular. Desde el lado vaticano de Roma, dos mil cadáveres fueron echados al río Tíber; nueve mil fueron sepultados. Sin duda, el número de fatalidades era mucho mayor.
En cuanto a pérdidas materiales, el Papa Clemente VII las calculó en el equivalente de $125,000,000.00 dólares.
El saqueo duró ocho días.
6. El día 6 de junio de 1527, los representantes del emperador Carlos V obligaron al Papa Clemente VII a aceptar condiciones de paz. Estas dictaban que el Papa pagara a ellos y al ejército imperial la suma de cuatrocientos mil ducats. Además, debía entregar al emperador Carlos V las ciudades de Piacenza, Parma y Modena, más los castillos de Ostia, Civita Vecchia, Civita Castellana y San Ángelo.
El Papa mismo tendría que quedarse prisionero en el castillo de San Ángelo hasta que no hicieran el primer pago de ciento cincuenta mil ducats.
El Papa Clemente VII
El pontificado de Clemente VII (1523-1534) coincidió con los primeros años de la Reforma protestante y con los conflictos que sostuvieron Francisco I, rey de Francia, y el emperador Carlos V.
Su intervención en estos hechos ha sido considerada fallida e insuficiente por los historiadores.
El aspecto más positivo de su papado estuvo relacionado con el mecenazgo artístico, del que se beneficiaron, entre otros, Rafael, Miguel Ángel, Benvenuto Cellini y Sebastiano Luciani.
El retrato del Papa que aparece en la imagen, Clemente VII (Museo di Capodimonte, Nápoles), fue realizado en 1526 precisamente por este último (Sebastiano Luciani), quien fue nombrado por Clemente VII, en 1531, canciller de Bulas (il piombo). Por ello, el citado pintor italiano recibió el sobrenombre de Sebastiano del Piombo con el que pasó a la historia. G. Giovannetti/Effigie
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7. El día 21 de junio de 1527, Francesco Guicciardini escribió: “No le han dejado [al Papa] diez scudi de propiedad. Toda la plata y el oro que había podido llevar consigo en su huida lo tuvo que entregar a sus apresadores como parte del rescate”.
8. Refiriéndose al saqueo de Roma, Erasmo escribió:
“Roma no fue tan solo el lugar sagrado de la fe cristiana, la niñera de almas nobles y la morada de las musas sino también la madre de naciones. Para muchos, ¡ella era más amada, dulce y preciosa que su propia tierra natal! A decir la verdad, esto no es tan solo la ruina de una ciudad sino de todo el mundo”.
9. Después del saqueo, la población de Roma se calculó en aproximadamente cuarenta mil habitantes.
Todos los datos arriba de estas líneas sobre el saqueo de Roma fueron traducidos del tomo, en inglés: The Renaissance -El renacimiento, por el historiador Will Durant, laureado con el Premio Nobel. Páginas 628 - 635.
B. “El saqueo de Roma en el año 1527 por los ejércitos del emperador Carlos V puso fin a la preeminencia de la ciudad como centro del Renacimiento. Durante ocho días, fueron pillados y destruidos miles de iglesias, palacios y casas. Pero, Roma se incorporó de nuevo, pese al gobierno represivo del papado de la Contra Reforma; se inició una nueva era de construcción, culminando en un programa extenso de planificación metropolitana por Sixto V (1585-1590) y su arquitecto Domenico Fontana. Se trazaron nuevas calles y plazas, obeliscos fueron levantados, los palacios Laterano y Vaticano fueron reconstruidos y los acueductos reparados. Afortunadamente, no se realizó su proyecto de convertir al Coliseo en una fábrica de procesar lana con el propósito de proveer empleo para las prostitutas de Roma. Ya para el año 1600 d. C., de nuevo Roma era una próspera ciudad cosmopolita.”
Enciclopedia Británica. CD ROM 98
VI. La última ejecución violentísima y terminante de “la sentencia contra la gran ramera-gran ciudad”.
A. Las visiones profética de esta última ejecución de “la sentencia” se encuentran en Apocalipsis 18:21-24 y 19:1-4.
Apocalipsis 18:21. “Y un ángel poderoso tomó una piedra, como una gran piedra de molino, y la arrojó en el mar, diciendo: Con el mismo ímpetu será derribada Babilonia, la gran ciudad, y nunca más será hallada.”
Apocalipsis 18:22. “Y voz de arpistas, de músicos, de flautistas y de trompeteros no se oirá más en ti: y ningún artífice de oficio alguno se hallará más en ti, ni ruido de molino se oirá más en ti.”
Apocalipsis 18:23. “Luz de lámpara no alumbrará más en ti, ni voz de esposo o de esposa se oirá más en ti; porque tus mercaderes eran los grandes de la tierra; pues por tus hechicerías fueron engañadas todas las naciones.”
Apocalipsis 18:24. “Y en ella se halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra.”
Apocalipsis 19:1-2. “Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro. Porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella.”
Apocalipsis 19:3-4. “Otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos. Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron y adoraron a Dios, que está sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya!”
B. Según algunos parámetros discernibles en estas visiones, “la sentencia contra la gran ramera-gran ciudad” tendrá su última y fulminante aplicación cuando Cristo retorne, con sus “ejércitos celestiales”, poniendo fin, de una vez para siempre, a sus enemigos (Apocalipsis 19:11:21). A continuación, algunas evidencias.
1. Una vez lanzada, “como una gran piedra de molino… en el mar”, “Babilonia, la gran ciudad”, “la gran ramera”, la que es también, “en sentido espiritual”, Sodoma, Jerusalén y Egipto, “nunca más será hallada” (Apocalipsis 18:21).
1. Una vez lanzada, “como una gran piedra de molino… en el mar”, “Babilonia, la gran ciudad”, “la gran ramera”, la que es también, “en sentido espiritual”, Sodoma, Jerusalén y Egipto, “nunca más será hallada” (Apocalipsis 18:21).
“¡Nunca más será hallada!” Pese a saqueos y otros desastres, la Roma Pontificia existe aún (2020), con su fuertísima jerarquía centrada en el Vaticano, Roma, Italia, habiendo adquirido de nuevo grandes riquezas, aunque, comparativamente, no como las que tenía en el año 1527.
El otro “cuerno” de la Segunda Bestia, a saber, la Iglesia Ortodoxa Griega, también sigue con mucha vida y cuantiosas propiedades, ingresos, etcétera, a pesar de haber conquistado los árabes su gran centro en Constantinopla, hoy Estambul, Turquía.
Así pues, aguardamos el día cuando “la gran ramera-gran ciudad”, tanto en sus manifestaciones religiosas como en su presencia material en la tierra, “…nunca más será hallada”.
2. En el texto citado, vemos que el día cuando “la gran ramera-gran ciudad” “nunca más será hallada” está relacionado directamente con la escena de júbilo en el cielo celebrada por los juicios del Señor Dios contra ella, y la venganza efectuada en ella “de la sangre de sus siervos”.
Luego de ella se dice: “Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 19:3).
He aquí, su FIN ETERNO.
Destruidos todos sus haberes materiales en la tierra, al quedarse la tierra misma destruida, ella es lanzada, juntamente con la bestia, el falso profeta y el propio Satanás, a “un lago de fuego que arde con azufre” (Apocalipsis 19:20-21), donde “serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 10:10).
La próxima entrada en la secuencia del comentario: “La gran ramera” aparece “sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos” (Apocalipsis 17:3).
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