Capítulo 1 del Análisis
Viaje en Naves del Tiempo a través
de la Era Cristiana
para adquirir
perspectivas sobre eventos
y personajes importantes.
Parte 6
Segunda Parada
Años desde 1800 hasta 1860
2. La Segunda Parada. Habiendo acabado nuestras observaciones sobre el Tiempo de los siglos XX y XXI, programamos nuestras Naves del tiempo para adentrarnos de nuevo en el Túnel del Tiempo y volar a la época que abarca desde el año 1800 hasta el año 1860.
En un dos por tres llegamos, y comenzamos nuestras observaciones.
a) En cuanto a las cosas materiales, ¡qué mundo tan y tan diferente al del presente!
(1) ¡No hay electricidad! De noche, casi todo el globo está sumido en la oscuridad.
(2) No hay carros, aviones, teléfonos, radios, televisores ni mucho menos computadoras, teléfonos inteligentes, Internet o medios sociales electrónicos.
b) En cuanto al ámbito espiritual, hacemos los siguientes apuntes:
(1) En Norteamérica, con la excepción de México, predominan las iglesias protestantes.
(a) En algunos países, principalmente en Estados Unidos de América, detectamos una luz mucho más poderosa que la de las iglesias protestantes.
(b) Bajamos a la superficie para investigar y verificamos que se trata de la luz brillante proveniente de un conjunto nutrido de congregaciones cuya META es ser, en doctrina y prácticas tenidas, bíblicamente, por imprescindibles, la continuación legítima de la iglesia tal y como concebida por el Dios Padre, establecida por Jesucristo y hecha realidad en la tierra, en el primer siglo, por los apóstoles guiados por el Espíritu Santo.
A diferencia de otras entidades que se dan a conocer como “cristianas”, su único credo es la Biblia, en particular, el Nuevo Testamento, el cual sirve como su guía para predicar el plan de salvación, adorar, organizarse y efectuar las demás obras espirituales, como también para su conducta moral en el diario vivir.
(c) Se materializan delante de nuestros ojos los hombres visionarios, rectos y esforzados que están al frente de esta magna obra dedicada a la recreación de la iglesia original en el siglo XIX: Barton Stone, Tomás Campbell, Alexander Campbell, John Smith y Walter Scott, entre muchos.
(d) Ponderando lo que estamos presenciando, nos preguntamos que si quizás se vaticinaran en algunas profecías de Apocalipsis esta etapa de la Era Cristiana y los eventos extraordinarios que están acaeciendo.
(2) Retornamos a nuestras Naves del Tiempo y miramos hacia el SUR.
Desde México hasta Tierra del Fuego, como además en el área del Caribe, lo que vemos, mayormente, son densas neblinas, tinieblas y torbellinos de humo soporífico, aun fatal, para la mente, el corazón, el alma y el espíritu del ser humano.
Porque, como pronto nos damos cuenta, oscurecen y envenenan al entendimiento, trancando la maquinaria del intelecto, privando al alma de la inteligencia espiritual tan necesaria para alcanzar la verdadera libertad en Cristo, la que solo la verdad prístina de él hace posible.
Analizando las causas de este enorme fenómeno peligroso, comprendemos que lo producen infinidad de tradiciones y supersticiones católicas romanas traídas de Europa, y mezcladas con religiones autóctonas del Nuevo Mundo.
Además, no poca cantidad de esa mezcla nociva de contaminantes espirituales emana de religiones animistas traídas de África por millones de esclavos importados para trabajar principalmente en la agricultura.
En adición, contribuyen a esa mezcla espantosa las religiones supersticiosas e idolátricas de aborígenes aún no “cristianizados”.
Asombrosamente, para el año 1800 d. C., ¡no detectamos en toda tan inmensa región ninguna luz del evangelio puro de Jesucristo!
(3) Partiendo del hemisferio Occidental, volamos en un santiamén al espacio sobre Europa.
Escrutando rápidamente el continente, nuestras cámaras captan la pálida luz de muchas iglesias protestantes en distintos países:
Inglaterra, Irlanda, Escocia, Holanda, Francia, Suiza, Alemania, Dinamarca, Suecia, Finlandia.
¿Por qué “pálida”? El análisis descubre pronto dos razones principales, a saber:
En primer lugar, elementos fuertes del antiguo catolicismo romano están incorporados en su doctrina y práctica, pese a que estas iglesias están desligadas del Papa y su jerarquía.
Ejemplos: el dogma del pecado original, la práctica de bautizar a infantes por aspersión, rangos y títulos no bíblicos tales como arzobispo, obispo de un conjunto de congregaciones o de una sola congregación, sacerdote y reverendo.
En segundo lugar, algunas de estas iglesias protestantes están vinculadas formalmente con el poder político-secular. O sea, unidos los dos poderes, y no separados, como se supone que lo sean, ya que el Reino de Dios “no es de aquí; no es de este mundo”.
Otra luz amarillenta, mas, sin embargo, bastante fuerte, sube de muchos puntos en Europa, principalmente de Italia, España y Polonia.
Una investigación somera revela que la misma emana de iglesias, monasterios, conventos, escuelas, universidades y hospitales católicos romanos.
Así que, la Iglesia Católica Romana sigue viva en esta etapa de la Era Cristiana –los años comprendidos entre el 1800 y el 1860- resistiendo a las protestantes y compitiendo con ellas por las almas.
También sigue con vida, ahí en Grecia, Rusia, y alguno que otro país, la Iglesia Ortodoxa Griega. Muy parecida en dogmas, liturgia y organización a la Iglesia Católica Romana Latina.
Se nos ocurre que estas dos iglesias bien pudieran ser los dos cuernos como de cordero de la bestia que habla como dragón, visión de Apocalipsis 13. Intrigante posibilidad, por cierto.
(4) Arrancamos para el espacio arriba del Cercano Oriente y Asia.
Y qué vemos allá abajo sino más y más espesas nubes, neblinas y tinieblas. Más o menos de la misma naturaleza de las que observamos sobre México, Centro y Sur América, del hemisferio Occidental.
Su origen no es un misterio, pues cualquier observador dotado de siquiera un poco de conocimiento y discernimiento comprende pronto que las producen el islamismo, con sus distintas sectas, y, en mayor cantidad aun, las grandes religiones orientales, con su infinidad de diosas y dioses.
El budismo
El hinduismo
El shintoismo
El confucionismo, etcétera.
Con sus variaciones.
Aunque quisiéramos detenernos mucho más tiempo en esta Segunda Parada para el escrutinio más profundo de estos sesenta años del siglo XIX, ya es hora de emprender vuelo para la Tercera Parada.
Próxima Parada Tres
Índice del contenido del Capítulo Uno
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