Imagen titular para el Comentario sobre Apocalipsis: su relevancia para el siglo XXI y su cumplimiento continuo confirmado, compuesta de un trasfondo abstracto de eventos celestiales ocurridos contra cielos de azules oscuros variantes.

 

Capítulo Tres de este Comentario

Apocalipsis: su relevancia para el siglo XXI

Figuras literarias en Apocalipsis

Una imagen de textos y tres gráficas que identifican algunas figuras literarias tales como metáfora, personificación, hipérbole y antítesis.

Metáforas, símiles, metonimias, sinécdoques, alegorías, hipérboles, etc.

A. Algunas observaciones sobre los lugares, objetos y seres vistos en el cielo, según las visiones de Apocalipsis. Por ejemplo, el "altar de oro... delante del trono", el "incensario de oro", el "fuego del altar", las "vestiduras blancas" y las "almas... bajo el altar".

1. En el libro de Apocalipsis, las figuras metafóricas abundan y sobreabundan, fascinándonos, y también retando nuestra capacidad de visualizar lo presentado en esta categoría de literatura divina.

2. Incuestionablemente, aquel mundo, o esfera, donde mora Dios, Cristo, el Espíritu Santo, los veinticuatro ancianos y los millones de ángeles que sirven a la Deidad, difiere grandemente, en su naturaleza elemental, del planeta Tierra material, con sus habitantes que ocupan cuerpos de carne y sangre.

3. Aun así, el que escribe entiende que aquellos lugares celestiales, por ejemplo, el lugar "bajo el altar", realmente existen, y que los objetos tales como el "altar de oro" existen, pese a que tengan esencias, formas, dimensiones y apariencias totalmente diferentes a todo lo que nuestra imaginación sea capaz de visualizar.

a) Afirmar que todos los objetos y lugares celestiales mencionados en Apocalipsis son enteramente simbólicos, que no exista allá ningún “trono”, “altar”, etcétera, sería exponer, efectivamente, una tesis imposible de sostener con evidencias indubitables. Así, pues ,¿quién ha subido al cielo de Dios, viendo con sus propios ojos lo que hay allá? La excepción sería el apóstol Pablo quien “fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no es dado al hombre expresar”. 2 Corintios 12:2-4. Ya que no se le permitió relatar su experiencia, la misma no contribuye en nada a nuestro entendimiento de la esencia o apariencia del mundo celestial de Dios.

b) Cada lugar o cosa mencionada en Apocalipsis como perteneciente al cielo de Dios, ¿ha de conceptuarse como mera proyección simbólica que no represente ninguna realidad en la esfera espiritual-celestial? De ser así, perderían las visiones y profecías de Apocalipsis gran parte de su impacto, colorido y poder de motivar, al menos para este servidor.    

4. Creo que el "cuerpo espiritual" que reciben los mártires resucitados es real, es decir, que tiene forma y sustancia, aunque totalmente distintas a las formas y sustancias materiales que conocemos nosotros en nuestro mundo terrenal. Y, además, creo que aquel cuerpo espiritual ocupa espacio en las dimensiones espirituales-celestiales. El "cuerpo espiritual" no es meramente una idea abstracta, una simple proyección imaginaria de la mente de Dios. ¡Existe! Es la nueva "habitación celestial", "la casa no hecha de manos, eterna, en los cielos". 2 Corintios 5:1-3

5. Sostengo que las cosas celestiales vistas por el apóstol Juan corresponden de alguna manera a lo que realmente hay allá en la esfera de Dios. A mi entender, las escenas no son inventadas, ficticias, totalmente simbólicas o puramente abstractas. Los "ángeles" y las "almas" existen en realidad, actualmente desenvolviéndose en la obra de Dios. Por ejemplo, la revelación de "las almas... bajo el altar" no es una mera proyección imaginaria sino el "retrato" de la realidad para estas “almas” de los “mártires de Jesús”. Aquellas almas de los mártires no son imaginarias. El lugar donde se encuentran no es puramente imaginario. El evento que se presenta no es imaginario, ficticio, mera simbología. Las circunstancias no son inventadas, imaginarias.

6. El apóstol Pablo "fue arrebatado hasta el tercer cielo", "al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar". 2 Corintios 12:2-4. Su experiencia fue real. A él se le concedió el privilegio asombroso de visitar el "paraíso"Ese lugar existe en alguna dimensión de las creaciones de Dios. La experiencia del apóstol Pablo no fue mero “sueño”. Asimismo, los personajes, lugares y objetos que ve el apóstol Juan en las visiones de Apocalipsis actualmente existen en los contornos espirituales-celestiales. Aun lo "simbólico" en las visiones representa de alguna forma lo que es real allá en aquellas dimensiones.

B. Observaciones sobre las referencias a "tiempos" en el libro de Apocalipsis. Por ejemplo, el "poco de tiempo", los "mil años", los "mil doscientos sesenta días", los "cinco meses", etcétera.

1. Algunos comentaristas aplican todos estos términos a "toda la Era Común". Para ellos, el "poco de tiempo" es sinónimo de toda la Era Común, los "mil doscientos sesenta días" abarcan toda la Era Común, el Milenio cubre toda la Era Común. Analizando el "poco de tiempo" del Quinto Sello y el "poco de tiempo" de Apocalipsis 20:3, ya hemos establecido que tal concepto no se ajusta al lenguaje ni tampoco a las enseñanzas de Apocalipsis.

2. Las profecías de Apocalipsis fueron reveladas en el año 95 EC. Para aquella fecha, ya habían transcurridos sesenta y dos años de la Era Común. Claro está que el propósito de profetizar es descubrir, principalmente, lo que pasará después del tiempo cuando primero se emite la profecía, cualquiera que sea.

 ¿Hay tal cosa como una "profecía retroactiva", es decir, que cubra algún tiempo anterior a la fecha de su proclamación original? Por cierto, ¡no se profetiza sobre lo ocurrido ya! No se profetiza sobre los tiempos ya pasados. Visiones sobre lo ya ocurrido se dan sí, como por ejemplo, la visión de la Mujer vestida del sol que da a luz a un Hijo varón (Apocalipsis 12), mas, sin embargo, no se profetiza sobre aquel acontecimiento, pues ya había tomado lugar. 

Entonces, dado que las profecías de Apocalipsis no cubren los primeros sesenta y dos años de la Era Común, plantear que los tiempos nombrados en el libro abarquen, cada uno, toda la Era Común ha de catalogarse como un desacierto mayúsculo, y verdaderamente, inexcusable. No cubren desde el ministerio de Cristo hasta el año 95 del siglo I. Por lo tanto, no cubren toda la Era Común.

3. El estudioso atento discierne fácilmente en el libro de Apocalipsis una "línea de tiempo" a lo largo de la que se sitúan las situaciones y los eventos profetizados, con sus personajes o entidades correspondientes. Tomar en cuenta esta "línea de tiempo" es indispensable para el entendimiento correcto de porciones sustanciales del libro.

4. ¿Con qué justificación o lógica limitar estas profecías solo a los años de la guerra Romano-judía, es decir, solo a los años del 66 al 70 del siglo I? ¿O solo al tiempo del Imperio Romano hasta el año 476 de la Era Común?

a) En el texto inspirado que relata las profecías de los Cuatro Caballos (Apocalipsis 6:1-8), no se encuentra siquiera una sola "cláusula de tiempo" que especifique períodos o eras.

b) Sin embargo, en el Primer Sello discernimos por inferencia un factor de suma importancia referente al "tiempo" que cubren las profecías. A saber:

(1) Obviamente, el jinete del caballo blanco cabalga, cumpliendo su misión evangelística, no solo durante el tiempo de Israel y Roma sino durante toda la Era Común, ya que su encomienda es proclamar el evangelio eterno “a toda criatura” durante toda la Era Común, y no tan solo durante el siglo I o el tiempo hasta el año 476 EC.

(2) Por implicación, se entiende que los jinetes de los caballos bermejo, negro y amarrillo también pueden ser activos durante toda la Era Común, y no tan solo durante más o menos los primeros cuatro siglos, pese a que su actividad mayor ocurra particularmente en épocas determinadas de nuestra Era.

(3) Además, durante toda la Era Común, tanto a la iglesia como al mundo entero les hace muchísima falta las tremendas lecciones de estas profecías. Tratándose de la iglesia bíblica que sigue viva y activa durante los tiempos subsiguientes a la conversión del emperador romano Constantino, pese a la gran apostasía y fieras persecuciones, ¿con qué lógica o razón privarla de la orientación, la esperanza o el consuelo que traen estas visiones?

A las multitudes de almas no convertidas al Señor que siguen multiplicándose después de la conversión, entre comillas, del emperador Constantino, ¿no son aplicables también a ellas las advertencias de estas visiones? ¡Inconcebible que no lo fueran!

En la exposición sobre las dos bestias de Apocalipsis 13, en el Capítulo Seis de este Comentario, se presenta una gran cantidad de evidencias para probar, concluyentemente, que el Imperio Romano no llegó a su fin en el año 476 EC. De hecho, muchas evidencias y consideraciones confirman que Apocalipsis contiene profecías para toda la Era Común, desde el año 95 hasta el fin del mundo y del tiempo. 

 

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DANIEL. Lista de estudios y diapositivas en esta Web.

Profecías de Jesucristo sobre Jerusalén y el templo. LISTA.

  

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