Señales de los tiempos. Compilación de recursos.

 



En esta representación gráfica, el diablo, vestido de escarlata, descansa el brazo izquierdo sobre el edificio de las Naciones Unidas, en Nueva York, y la mano derecha sobre la cúpula del capitolio de Estados Unidos de América, en Washington, Distrito de Colombia.

“Si yo fuera el diablo…” (Advertencia para una nación)

Paul Harvey

3 de abril de 1965

 

Estimado lector, tome nota de la fecha. Este mensaje por el legendario comentarista de radio Paul Harvey fue transmitido por ABC Radio el 03 de abril de 1965.

 

“Si yo fuera el diablo… quiero decir, si yo fuera el Príncipe de las Tinieblas, desearía, desde luego, sumergir a la tierra entera en tinieblas. Poseería una tercera parte de sus terrenos y cuatro quintas partes de su población, pero no sería feliz hasta no haber agarrado la manzana más madura del árbol. Así que, me las arreglaría comoquiera que fuera necesario para tomar control de los Estados Unidos de América. Comenzaría con una campaña de susurros. Con la astucia de una serpiente, susurraría a usted, como susurré a Eva: ‘Haga lo que quisiera. Haga cómo quisiera’. Susurraría a los jóvenes: ‘La Biblia es un mito’. Les convencería que el hombre creó a Dios en vez de viceversa. Les confesaría en secreto que lo malo es bueno, y que lo que es bueno es ‘carca’. Al oído de los que acaban de casarse susurraría que trabajar es degradante; que las fiestas de cóctel hacen bien a uno. Les advertiría que no fueran extremistas cuando de la religión se trata, o del patriotismo, o de la conducta moral. Enseñaría a los ancianos a orar. Les enseñaría a repetir tras mí: ‘Nuestro Padre, que está en Washington…’.

“Si yo fuera el diablo, educaría a los autores sobre cómo hacer la literatura morbosa aún más excitante de tal manera que cualquier otra cosa pareciera aburrida y sin interés. Amenazaría a la industria de la televisión con películas de largometraje todavía más sucias, y viceversa. Entonces, si yo fuera el diablo, me organizaría. Infiltraría uniones, abogando por más holganza y menos trabajo, pues las manos desocupadas usualmente trabajan por mí. Pasaría estupefacientes a quien pudiera. Vendería bebidas embriagantes a damas y caballeros distinguidos. Y pondría embobados a los demás con pastillas. Si yo fuera el diablo, animaría a las escuelas a refinar el intelecto de los jóvenes, pero a no preocuparse por inculcarles la disciplina de emociones –deje que estas corran desenfrenadamente. Designaría a una ateísta que me representara en las cortes más altas del país y motivaría a predicadores a decir ‘Ella tiene la razón’. Valiéndome de halagos y promesas de poder, podría conseguir que las cortes legislaran a favor de lo que concibo como opuesto a Dios, incluso la pornografía, y así, echaría a Dios de los tribunales, y luego de las escuelas, y entonces de las recámaras del Congreso, y entonces, en sus propias iglesias sustituiría la psicología por la religión, y deificaría a la ciencia, pues haciendo esto, los hombres podrían adquirir suficiente inteligencia para crear armas de destrucción masiva pero no la sabiduría necesaria para controlarlas.

“Si yo fuera Satanás, haría que el símbolo de la Pascua fuera un huevo, y que el símbolo de la Navidad fuera una botella. Si yo fuera el diablo, tomaría de los que tienen, dándoselo a los que no tienen, hasta el punto de acabar con lo que incentiva a los ambiciosos. Y entonces, mi estado policiaco obligaría a que todo el mundo volviera a trabajar. Luego, podría disolver a las familias, haciendo a niños servir en las fuerzas armadas, a las mujeres trabajar en minas de carbono, y objetores, en campos de concentración. En otras palabras, si yo fuera Satanás, seguiría haciendo lo que él ya está haciendo.

“Paul Harvey. Buenos días.”

 

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