“La salvación no se pierde”, según Don Fernando,
siendo “nada más que por gracia de Dios” .

Intercambio que arroja luz sobre importantes enseñanzas.

Insertamos nuestros comentarios en su carta.  

Mar√ƒ¬≠a Jos√Garc√ƒ¬≠a Mart√ƒ¬≠nez
Fascinante y bella obra de Dios. Nubes lenticulares. Málaga, España. www.cloudappreciationsociety.org

“Le cuento que continué leyendo otros artículos muy interesantes y me llevé la sorpresa de que usted comparte doctrinas pentecostales a mi entender erróneas, tales como: "La salvación se pierde". Yo tenía esta duda y oré y analicé muchos versículos y pregunté mucho a distintas personas y llegué a entender que la salvación es por gracia, nada más que por gracia de Dios, es un regalo y no lo ganamos nosotros por obras. Dios nos elije, y no nosotros a Él. El que se aparta o se olvida de Dios es porque nunca fue realmente salvo.”  

-Comentarios. ¿Qué se logra con preguntar “mucho a distintas personas” si estas carecen de entendimiento bíblico o ya se solidarizan con lo que el interlocutor cree? Usted no apuntó los “muchos versículos” que analizó, lo cual veta la posibilidad de escrutarlos nosotros también. Orar para entender es, sin duda, muy importante. A la vez, se nos ocurre que si oramos pero desconocemos los textos relevantes sobre el tema que deseamos entender, o no queremos tenerlos en cuenta, ¿no se frustra la oración?

1.  ¿Qué texto de la Biblia dice que “la salvación es por gracia, nada más que por gracia de Dios” ? Bien se sabe que es “por gracia” (Efesios 2:8-10), pero eso de que “nada más que por gracia” simplemente no se enseña en la Biblia. “Solo por gracia” pertenece a la misma categoría que “Solo por fe”, siendo referida “categoría” la de doctrinas humanas no sostenidas en las Sagradas Escrituras, y además, realmente en contra del sentido común mismo. “Habéis obedecido de corazón aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados” (Romanos 6:17) es cómo el apóstol Pablo describe la salvación de los cristianos en Roma. “Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu…” (1 Pedro 1:22) es cómo el apóstol Pedro describe la salvación de “los expatriados de la dispersión” (1 Pedro 1:1). ¿Ve usted el verbo “obedecer” en estos dos textos? ¿Y cuántas veces se encuentra la misma enseñanza a través del Nuevo Testamento? ¿Cómo armoniza usted la necesidad de “obedecer” la “forma de doctrina” o “la verdad” con la conceptuación de “nada más que por gracia”, según su planteamiento?

2.  ¿Cómo armoniza usted los siguientes textos bíblicos con su tesis de “nada más que por gracia”?

a)  “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído(Gálatas 5:4). ¿Es posible “caer” de un lugar donde uno nunca ha estado? ¿Desligarse de algo al que nunca ha estado ligado? Por favor, qué no nos abandone la lógica cuando estudiamos la Biblia. Usted asegura que “El que se aparta o se olvida de Dios es porque nunca fue realmente salvo” . Sin embargo, los cristianos aludidos por Pablo estaban en Cristo al estar en la gracia, y esto es incuestionable, pues “os desligasteis” y “de la gracia habéis caído” cierto y certeramente implican necesariamente que eran salvos antes de desligarse o caer.

b)  “Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron …” (Hebreos 6:4-6). Estos que “recayeron”,   ¿nunca fueron realmente salvos? Pero, amigo Fernando, cinco expresiones dan a entender clara e irrefutablemente que fueron sí realmente salvos.

(1)  “Fueron iluminados.”

(2)  “Gustaron del don celestial.”

(3)  “Fueron hechos partícipes del Espíritu Santo.”

(4)  “Gustaron de la buena palabra de Dios.”

(5)  “Gustaron de… los poderes del siglo venidero.”

“Recayeron” indica que antes de caer estaban en un lugar seguro, y ese “lugar” era la iglesia. Primero, estaban en el mundo, perdidos. Segundo, llegaron a estar en Cristo y su iglesia por medio de obedecer al evangelio. Tercero, cayeron de nuevo en el pecado, o sea, “recayeron”.

c)  “Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser pero que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno” (2 Pedro 2:20-22). En este pasaje, al igual que en Hebreos 6:4-6, saltan a la vista tres estados espirituales, a saber:

(1)  Perdidos. Vivían entre “las contaminaciones del mundo”. No conocían “el camino de justicia”. Eran como perros o puercas, alimentándose de inmundicias y revolcándose en el cieno del pecado.

(2)  Salvos. Escaparon “de las contaminaciones del mundo”. Tomemos nota: “habiéndose… escapado de las contaminaciones”. Tiempo pasado. Escaparon del pecado. ¡Realmente fueron salvos! ¿Y cómo? Pues, como todos los que se salvan conforme a los designios de Dios: “por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo” . Conocieron “el camino de justicia”.

(3)  Perdidos de nuevo. “Enredándose otra vez en” las “contaminaciones del mundo… son vencidos . “Otra vez” dice, implicando un tiempo cuando dejaron de ser enredados en el pecado. ¡Fueron realmente salvos! Luego, “otra vez” fueron “vencidos” por el diablo. Este es su “postrer estado”, o sea, su último en la serie de estados espirituales por los que han pasado, pero no necesariamente el último del que no haya salida, y esto es por la razón de que pueden arrepentirse, a menos que lleguen a cometer el “pecado de muerte” (1 Juan 5:16-17). En este “postrer estado” se vuelven “atrás del santo mandamiento que les fue dado”. ¿Cómo volverse atrás de este “santo mandamiento” si nunca lo seguían? En este “postrer estado”, “peor que el primero”, les acontece “lo del verdadero proverbio” sobre el perro que vuelve a su vómito y la puerca que vuelve a revolcarse en el cieno. ¿Y por qué “peor que el primero”? Porque al alcanzar “el conocimiento del Señor” y “el camino de justicia”, ya no andan en ignorancia espiritual o moral. Su “conocimiento” trae responsabilidad. “Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se la haya confiado, más se le pedirá(Lucas 12:47-48).

(4)  A estos tres textos bien pudiéramos añadir muchísimos más.

3.  Concurrimos en que no ganamos la salvación por obras (Gálatas 3:1-18), y aquí es precisamente donde se cobra tanta importancia la gracia de Dios. La obediencia al evangelio es indispensable para salvación, pero ya que ningún ser humano lo obedece perfectamente, en el sentido absoluto de “perfecto”, dependemos de la gracia de Dios para ser justificados. Además, aun antes de obedecer nosotros al evangelio, el amor y la gracia de Dios hacia nosotros hicieron posible el sacrificio del “Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:10), sin lo cual el evangelio dejaría de ser “buenas noticias”, no salvándose nadie. Estos bellos temas son amplísimos, mereciendo estudios profundos. 

“Si la salvación se perdiera, ¿quien sería capaz de ir al cielo? Si alguien pierde la salvación y luego se vuelve a convertir a Dios estaría naciendo dos veces de nuevo. ¿Se puede nacer de nuevo y volver a nacer de nuevo?”  

-Comentario. El cristiano que cae de la gracia puede arrepentirse y ser restaurado. Le ruego lea 2 Corintios 2:5-11 para un ejemplo concreto. “Restaurar” es el término correcto, y no “nacer dos veces de nuevo”, o “volver a nacer de nuevo”, como lo frasea usted. “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado” (Gálatas 6:1). Pero, ¿por qué animar Pablo a restaurar a tal miembro si jamás perteneciera a la hermandad? ¿Con qué razón decir “restauradle” si nunca podía caer de la gracia?  

“Otra cosa que noté, es un cierto orgullo y obstinamiento (creame que no lo juzgo por eso) al querer tener siempre la razón sobre temas que se le preguntan en los distintos artículos. Ni usted ni nadie puede conocer toda la verdad y tener la interpretación más correcta de las escrituras. ¿Usted se cree dueño de la verdad y poder argumentar y refutar correctamente todo lo que se le plantee?”  

-Comentario. Este servidor lamenta haber causado las impresiones negativas que usted señala en mí. Sinceramente, no quisiera que ninguna expresión o actitud mía empañara de modo alguno la hermosura de Cristo y su evangelio puro. Le suplico no interpretar mi franqueza como falta de amor hacia usted o cualquier otro ser humano sino como evidencia del celo que confieso sentir por la Palabra tal cual revelada en el Nuevo Testamento. Jamás he pretendido ser “dueño de la verdad”, pero esto sí: creo que la verdad de Cristo no solo es absoluta sino también entendible, no siendo relativa, confusa o contradictoria. De que existan no pocas lagunas en mi conocimiento o entendimiento de “toda la verdad” dada por el Espíritu Santo a los apóstoles (Juan 16:13), pues no hay duda. Mi empeño es seguir llenándolas.

Para servirle en el amor del Señor,

Homero S. de Álamo

  

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