El Diezmo
Una verdad irrefutable

 

Sacerdotes levíticos ofician en el templo en Jerusalén, gráfica que ilustra el estudio bíblico 'El diezmo: una verdad irrefutable'.

 

Sacerdotes levíticos ofician en el templo en Jerusalén.

 

Estudio detallado y testimonio personal 

por Daniel R. Neveu Pedreros, 

de Temuco, Chile

 

 

 

Parte 2

 

Capítulo 4

Sacerdotes y levitas: sus inicios

Capítulo 5

Su sostenimiento

Capítulo 6

Malaquías 3:10

 

ISBN 978-956-351-046-1

Registro Propiedad Intelectual No. 215-922

Temuco, Chile -Año 2012

 

Los israelitas traen sus diezmos de ovejas, ganado, granos y frutas a los sacerdotes levíticos, recibiéndolos estos, más otras ofrendas, en recompensa por sus servicios en el tabernáculo-templo por el pueblo, todo conforme a leyes muy exactas dadas a Moisés en Sinaí.

 

Los israelitas traen sus diezmos de ovejas, ganado, granos y frutas a los sacerdotes levíticos, recibiéndolos estos, más otras ofrendas, en recompensa por sus servicios en el tabernáculo-templo por el pueblo, todo conforme a leyes muy exactas dadas a Moisés en Sinaí.

Tanto la gráfica como el comentario fueron añadidos por el administrador de Editorial La Paz.

 

Capítulo 4

Sacerdotes y levitas: sus inicios

 

Lprimera mención del sacerdocio la encontramos en el Antiguo Testamento en Génesis 14, y se refiere a Melquisedec. No haya acuerdo entre los estudiosos de quién es realmente este personaje, y cuál es el propósito de aparecer en las Escrituras.

Personalmente creo en la sabiduría de Dios, en su omnipresencia, y que todo lo sabe (a riesgo de ser juzgado de simplista, cosa que no creo). Su inclusión serviría de herramienta para dar respuesta a las futuras interrogantes sobre la magnificencia y superioridad de su Hijo Jesucristo.

Salmos 110:4. “Juró Jehová y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.” 

Hebreos 6:19-20. “…la cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.” 

Hebreos 7:1-3. “Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, cuyo nombre significa primeramente, Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es Rey de Paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.”

Surge como pronta respuesta a un número significativo de judíos seguidores del Señor, quienes, mientras profesan su fe en Cristo, miran con nostalgia a la ley, y a su padre Abraham, poniendo en riesgo su salvación. El esfuerzo increíble del escritor del libro de Hebreos deja de manifiesto esta situación, cuando exhorta a estos hermanos.

Hebreos 2:1-3. “…por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?”

Mi intención no es detenerme aquí, sino más bien, llegar al punto de los inicios del sacerdocio. ¡Estaba forzado a mencionar a Melquisedec! Aunque veremos más adelante el desarrollo del sacerdocio, hay algo que me llama la atención.

El Diccionario Ilustrado de la Biblia (de editorial Caribe) en la pág. 997, dice: “En el periodo patriarcal. Aunque el sacerdocio es el más antiguo de los oficios sagrados de Israel, el conocimiento de su historia es limitado. En cuanto al aspecto ritual, el jefe del clan era el llamado a construir un altar, levantar un pilar o plantar un árbol para señalar un lugar de una manifestación sagrada, como también a efectuar el oficio del sacrificio”.

Ejemplo: Noé. Génesis 8:20. “…y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia y ofreció holocausto en el altar. Y percibió Jehová olor grato.”

Claramente Noé realizó un acto que es propio de un sacerdote. Tiene el conocimiento de cómo agradar a Dios, sin embargo, no veo aún el sacerdocio constituido.

 

 

Moisés consagra a su hermano Aarón como sumo sacerdote.

 

Moisés consagra a su hermano Aarón como sumo sacerdote.

 

A los pies del monte Sinaí, al tercer día y en cumplimiento con los dichos de Dios, el pueblo acude al llamado de Jehová y es testigo de la conversación de Moisés y Dios, que “respondía con voz tronante”. Dios llama a Moisés, a la cumbre del monte, para luego hacerlo descender con un mensaje para el pueblo, y los sacerdotes. Éxodo 19:21-22. Desciende, ordena al pueblo que no traspase los límites para ver a Jehová, porque caerá multitud de ellos. Y también que se santifiquen los sacerdotes que se acercan a Jehová, para que Jehová no haga en ellos estrago.

Aquí está hablando de sacerdotes, pero, ¿de dónde salen? Los vuelve a nombrar en el versículo 24. Seguramente, vamos a quedar con la incógnita. Mi intención no es confundir sino más bien dar a conocer que ya aparecen antes de ser constituidos, como lo veremos a continuación en Éxodo 28:1-2

“Harás llegar delante de ti a Aarón tu hermano, y a sus hijos consigo, de entre los hijos de Israel, para que sean mis sacerdotes; a Aarón y a Nadab, Abiú, Eleazare Itamar hijos de Aarón. Y harás vestiduras sagradas a Aarón tu hermano, para honra y hermosura.” 

Aquí en estos pasajes, tenemos el momento en que Aarón y sus hijos son llamados al sacerdocio y luego de darse cumplimiento al tipo de vestiduras para los sacerdotes, estos son consagrados.

Encontramos en las Escrituras una vasta información sobre el rol que tendría el sumo sacerdote. Dice el Diccionario Ilustrado de la Biblia (de editorial Caribe):

“El sumo sacerdote tenía la misión de velar por la recta administración del culto. El acto cumbre de su oficio era la celebración anual del gran Día de Expiación, en que ofrecía primero un holocausto por sí mismo y luego una ofrenda expiatoria por el pueblo (Levítico 16) …entraba al Lugar Santísimo con la sangre expiatoria y rociaba la sangre sobre el propiciatorio solo una vez al año. Otra función era la de juez…” 

Los sacerdotes tenían dos responsabilidades básicas: ejecutar los ritos religiosos y la comunicación con Dios. Al morir el sumo sacerdote le sucede su hijo y esto es de generación tras generación. Eleazar sucede a Aarón, Finees sucede a Eleazar y así sucesivamente.

Antes de ver el sostenimiento de los sacerdotes y levitas, nos enfocaremos en estos últimos para ver cómo llegan a oficiar en el Tabernáculo. Para llegar a este punto debemos considerar la importancia que tiene el relato bíblico. Cuando los israelitas abandonan Egipto, luego de la muerte de los primogénitos egipcios. Dios le habla a Moisés en Éxodo 13:2,12-15.

“Conságrame todo primogénito. Cualquiera que abre matriz entre los hijos de Israel, así de los hombres como de los animales, mío es… Dedicarás a Jehová todo aquel que abriere matriz, y así mismo todo primer nacido de tus animales; los machos serán de Jehová. Mas todo primogénito de asno redimirás con un cordero; y si no lo redimieses, quebrarás su cerviz. También redimirás al primogénito de tus hijos. Y cuando mañana te pregunte tu hijo, diciendo: ¿Qué es esto?, le dirás: Jehová nos sacó con mano fuerte de Egipto, de casa de servidumbre; y endureciéndose Faraón para no dejarnos ir, Jehová hizo morir en la tierra de Egipto a todo primogénito, desde el primogénito humano hasta el primogénito de la bestia; y por esta causa yo sacrifico para Jehová todo primogénito macho, y redimo al primogénito de mis hijos.”

Esto quiere decir que la muerte alcanzaría a todos los primogénitos de la tierra de Egipto. Éxodo 11:4-6. “Dijo pues, Moisés: Jehová ha dicho así: a la medianoche yo saldré por en medio de Egipto, y morirá todo primogénito en tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la sierva que está tras el molino, y todo primogénito de las bestias. Y habrá gran clamor por toda la tierra de Egipto, cual nunca hubo, ni jamás habrá.”

Nótese que dice “todo primogénito en tierra de Egipto”. Esto incluye al pueblo de Israel quienes habitaban en esa tierra. La muerte alcanzaría también a los primogénitos israelitas, solo que para que la muerte pasara de sus casas, debían cumplir fielmente el mandato de Dios, que lo encontramos en Éxodo 12, y siendo salvados de esta sentencia, Dios los toma para sí, santificándolos y haciéndolos su propiedad.

¡Vamos por los levitas!

 

He aquí, yo he tomado a los levitas de entre los hijos de Israel, en lugar de todos los primogénitos, los primeros nacidos entre los hijos de Israel; serán, pues, míos los levitas, porque mío es todo primogénito; desde el día en que yo hice morir a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, santifiqué para mí a todos los primogénitos en Israel, así de hombre como de animales: míos serán. Yo Jehová. Números 3:12.

 

“He aquí, yo he tomado a los levitas de entre los hijos de Israel, en lugar de todos los primogénitos, los primeros nacidos entre los hijos de Israel; serán, pues, míos los levitas, porque mío es todo primogénito; desde el día en que yo hice morir a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, santifiqué para mí a todos los primogénitos en Israel, así de hombre como de animales: míos serán. Yo Jehová.” Números 3:12.

 

En el segundo año de la salida de Israel de la tierra de Egipto, Jehová ordena a Moisés que tome el censo de los israelitas, pero también ordena que no fuesen contados los levitas. La finalidad sería su posterior consagración.

Números 1:49-53. “Solamente no contarás la tribu de Leví, ni tomarás la cuenta de ellos entre los hijos de Israel, si no que pondrás a     los levitas en el tabernáculo del   testimonio, y sobre todos sus utensilios, y sobre todas las cosas que le pertenecen; ellos llevarán el tabernáculo y todos sus enseres, y ellos servirán en él, y acamparán alrededor del tabernáculo. Y cuando el tabernáculo haya de trasladarse, los levitas lo desarmarán, y cuando el tabernáculo haya de detenerse, los levitas lo armarán; y el extraño que se acercare morirá. Los hijos de Israel acamparan cada uno en su campamento, y cada uno junto a su bandera, por sus ejércitos; pero los levitas acamparán alrededor del tabernáculo del testimonio, para que no haya ira sobre la congregación de los hijos de Israel; y los levitas tendrán la guarda del tabernáculo del testimonio.” 

¡Gloriosa labor de los elegidos!

Luego de ser considerados por Dios para esta honrosa labor, los levitas son dados al sacerdote Aarón y a sus hijos.

Números 3:9. “Y darás los levitas a Aarón  y sus hijos; les son enteramente dados de entre los hijos de Israel.” Recién en este acto, los levitas están siendo parte del servicio sagrado, pero aún hay algo inconcluso: esto es el cambio de los primogénitos que son propiedad de Dios, por los levitas.

Números 3:12. “He aquí, yo he tomado a los levitas de entre los hijos de Israel, en lugar de todos los primogénitos, los primeros nacidos entre los hijos de Israel; serán, pues, míos los levitas, porque mío es todo primogénito; desde el día en que yo hice morir a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, santifiqué para mí a todos los primogénitos en Israel, así de hombre como de animales: míos serán. Yo Jehová.”

¿Por qué debían ser los levitas los elegidos y no otra tribu? Al leer todo el capítulo 32 de Éxodo, vemos la construcción de un becerro de oro por parte del pueblo a los pies del monte Sinaí, apartándose de la santidad en que debían permanecer como pueblo escogido. El pueblo estaba desenfrenado. La actitud asumida por los levitas queda de manifiesta al llamado de Moisés y por ende muestran todo su celo espiritual.

Éxodo 32:26-29. “…Se puso Moisés a la puerta del campamento y dijo: ¿Quién está por Jehová? Júntese conmigo… y se juntaron con él todos los hijos de Leví. Y él les dijo: así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano y a su amigo, y a su pariente. Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés… Moisés dijo: Hoy habéis consagrado a Jehová, pues cada uno se ha consagrado en su hijo y en su hermano, para que él dé bendición hoy sobre vosotros.” 

Esta es la razón principal por la que son elegidos como sustitutos de los primogénitos salvados en la noche en que murieron los primogénitos de la tierra de Egipto.

Para realizar este cambio, forzosamente debe realizarse un censo, el que arroja las cifras siguientes: de la tribu de Leví, veintidós mil levitas de un mes arriba, contra veintidós mil doscientos setenta y tres primogénitos de un mes arriba.

Números 3:40-43“Y Jehová dijo a Moisés: Cuenta todos los primogénitos varones de los hijos de Israel de un mes arriba, y cuéntalos por sus nombres. Y tomarás a los levitas para mí en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y los animales de los levitas en lugar de todos los primogénitos de los animales de los hijos de Israel… Y todos los primogénitos varones, conforme al número de sus nombres, de un mes arriba, fueron veintidós mil doscientos setenta y tres.” 

Los doscientos setenta y tres primogénitos que exceden deben ser redimidos (comprados) por el pueblo en “cinco ciclos por cabeza”.

Los datos aquí entregados son para conocimiento general, para que el lector sepa de donde nacen los levitas en el sacerdocio. Creo que esto es conocido por muy pocos hermanos, por lo que su inclusión, a mi parecer, es necesaria y para mayor conocimiento incluyo un organigrama de la proveniencia de Aarón el Sumo Sacerdote, su descendencia y los levitas en general. (Subrayado)

 

El sumo sacerdote Leví y sus hijos presentados mediante un organigrama para un estudio sobre los diezmos.

 

En esta pintura, algunos israelitas entregan diezmos y ofrendas para el sostenimiento de la tribú sacerdotal de Leví, ilustración para el estudio pormenorizado sobre Los diezmos: una verdad irrefutable, por Daniel Neveu.
 

Ya que la tribu de Leví fue separada para servicios en el tabernáculo-templo no recibió ningún territorio como las demás tribus. No contando, pues, con tierras para cultivar o pastar ganado, las demás tribus deberían proveer sostenimiento mediante el diezmo de cada tres años, ofrendas y sacrificios, pero no monetarios sino de los productos de los campos, ganado y ovejas. 

Tanto la gráfica como el comentario fueron añadidos por el administrador de Editorial La Paz.

 

Capítulo 5

 

Su sostenimiento

 

Estas eran las doce tribus, que corresponden a cada uno de los hijos de Jacob: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Zabulón, Izacar, Dan, Gad, Aser, Neftalí, José y Benjamín.

Sin embargo, los dos hijos que le nacieron a José en Egipto son adoptados por Jacob. Génesis 48:5. “Y ahora tus dos hijos Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto, antes que viniese a ti a la tierra de Egipto, míos son…” (Favor leer el capítulo).

Con esta adopción de los hijos de José por parte de Israel, contamos catorce tribus. Al adoptar Jacob como hijos a Efraín y Manasés, es obvio que también son merecedores de heredad, pero en la distribución de la heredad de cada uno de estos a perpetuidad, la tribu de Leví, por mandato de Dios queda fuera del censo como lo vimos en el capítulo anterior. Ya no es tribu. Quedan trece. El otro cambio que sufre la designación de heredad es el caso de José, quien queda sin tribu, pero sí sus dos hijos Efraín y Manasés [se toman como tribus]. Pudiera pensarse en la injusticia que se produjese al dejar a José fuera de esta heredad, pero lo más glorioso es que obtiene por medio de sus hijos, doble heredad. Son ahora doce tribus, las que permanecen a perpetuidad.

 

 

Organigrama de las doce tribus de Israel para un estudio sobre los diezmos.

Un mapa de Israel muestra la ubicación de los territorios que correspondían a las doce tribus según la determinación de Dios.

Como podemos ver, los levitas no tienen un “terrenito” propio, del que puedan sacar provecho, por ejemplo, sembrar, cosechar, vender. No tenían otra opción, sino la encomendada por Dios: ¡servir en el Tabernáculo de Reunión! Por cierto, mirado desde nuestra perspectiva, esto los deja en total desventaja respecto de las demás tribus; los hace dependientes de sus hermanos tribales. Pero no nos engañemos: si bien es cierto que materialmente deben recibir el sustento del pueblo, dependen exclusivamente de Dios.

Números 18:20. “…Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel.” Los levitas son de Dios, el trabajo a realizar es exclusivo de él, y por causa del pueblo.

Números 18:21-23. “…ellos (levitas) sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión. Y no se acercarán más los hijos de Israel al tabernáculo de reunión, para que no lleven pecado por el cual mueran. Mas los levitas harán el servicio del tabernáculo de reunión, y ellos llevarán su iniquidad.”

A saber, la “atención económica” que hiciera el pueblo a los levitas, no era a título personal. Ellos respondían a un mandato divino del Dios que los había escogido por su pueblo.

Éxodo 6:6-7. “…dirás a los hijos de Israel: Yo soy Jehová; y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes; y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios.” 

Éxodo 19:5-6. “Ahora, pues, si dieres oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa.” 

Como pueblo de Dios, tenían que aceptar sus reglas. El reino que Dios decía ya estaba en marcha, y el sustento hacia los levitas era entregar lo que Dios reclamaba para sí.

Números 18:24. “Porque a los levitas he dado por heredad los diezmos de los hijos de Israel, que ofrecerán a Jehová en ofrenda.”

El sostenimiento de los levitas era por medio de las ofrendas y diezmos del grano, frutos y ganado.

Números 18:18-19. “Y la carne de ellos será tuya; como el pecho de la ofrenda mecida y como la espaldilla de la derecha será tuya. Todas las ofrendas elevadas de las cosas santas, que los hijos de Israel ofrecieren a Jehová, las he dado para ti, y para tus hijos y para tus hijas contigo, por estatuto perpetuo; pacto de sal perpetuo es delante de Jehová para ti y para tu descendencia contigo.” 

Todas las tribus sustentaban a quienes no tenían heredad de entre ellos; los que servían en el Tabernáculo del Testimonio.

Todo trabajo es digno de remuneración. Los sacerdotes y levitas debían recibir el suyo.

Números 18:20-21. “…de la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel. Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión.”

Puesto que el pueblo de Israel es pueblo de Dios, tenía mandato de sostener a los levitas, quienes oficiaban en el Tabernáculo por todo el pueblo, “por su ministerio”.

El trabajo a efectuar por los sacerdotes y levitas no es menor. Su oficio implica llevar el pecado del pueblo. Números 18:1. “Tú y tus hijos, y la casa de tu padre contigo llevaréis el pecado del santuario; y tú y tus hijos contigo llevaréis el pecado de vuestro sacerdocio.” Los sacerdotes y levitas no solamente ofrecerían sacrificios de gratitud, sino también para expiación por los pecados del pueblo.

Encontramos una variedad de normas dispuestas por Dios, en que los habitantes de Israel deberían acudir a los sacerdotes con ofrendas y sacrificios por los pecados cometidos.

Al momento que los sacerdotes tomaban la ofrenda a sacrificar, se hacían poseedores del pecado, es lo que dice el versículo anterior: “…llevaréis el pecado del santuario; y tú y tus hijos contigo llevaréis el pecado de vuestro sacerdocio”.

Con esto intento aclarar el rol que debían asumir los sacerdotes. El pueblo podía confiar en que sus pecados eran quitados por el hecho de recurrir con su respectiva ofrenda a quienes tenían mandato de Dios de ofrecerlas en sacrificio. Al recibir el diezmo del pueblo estaba recibiendo la remuneración por su trabajo.

Números 18:31. “…es vuestra remuneración por vuestro ministerio en el tabernáculo de reunión”. En los versículos siguientes veremos qué es lo que Dios tiene en mente cuando se refiere al diezmo.

Levítico 27:30-32. “Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová. Y si alguno quisiere rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello. Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado a Jehová.” 

Note que la mirada de Dios no está puesta en el dinero, sino en el producto de la tierra, frutos de árboles y animales. Me llama la atención que él no incluyera la actividad minera, la carpintería y otras que habría en ese tiempo.

 

Pintura de israelitas entregando sus diezmos frente a un alfolí. Los diezmos de granos y frutos fueron depositados en lugares especificados por Dios en la ley de Moisés. El alfolí era un granero o almacén donde se guardaban diezmos de los productos de los campos.

 

Los diezmos de granos y frutos fueron depositados en lugares especificados
por Dios en la ley de Moisés. El alfolí era un granero o almacén
donde se guardaban diezmos de los productos de los campos.

Tanto la gráfica como el comentario fueron añadidos por el administrador de Editorial La Paz.

 

Capítulo 6

Malaquías 3:10 

 

Es habitual que los pastores que están a favor del diezmo utilicen este archiconocido pasaje. Yo lo aprendí casi de memoria, y di “de gracia lo que recibí de gracia”. Muchas veces usé con fuerza este versículo, dando a conocer en todas las formas posibles que todos debemos cumplir con este mandato bíblico, y creo que convencí a algunos.

La verdad es que es muy común entre los cristianos, que cada vez que se nos enseña algo lo tomamos sin cuestionamientos, tal vez por las ganas de aprender, o porque está en la Biblia, o porque tenemos mucha confianza en el pastor y como tiene un ministerio creemos que es imposible que cometa errores en la interpretación de las Escrituras, un ser infalible, superior. Quizás nos conformamos con que la cita aparezca en la Biblia y ya está, y no nos importa mayormente la interpretación, y así pasa el tiempo y nos ponemos viejos… Estamos lejos de la iglesia de Berea. Hechos 17:11. “Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.” ¡Una iglesia digna de ser imitada! ¡Qué ejemplo!

Me pregunto: ¿Cómo es que tenemos al Espíritu Santo y hay tanta ignorancia en nosotros?

Leamos lo que dice en Juan 14:26

“Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” 

Y otro. Juan 16:13“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.” 

Pregunta: ¿Por qué, si somos hijos de Dios estamos tan faltos de conocimiento?

El problema no es Dios, sino tú y yo.

El Señor nunca va a actuar en nosotros si no nos disponernos en sus manos con el propósito de aprender, de crecer, de madurar como cristianos. Parece que desconocemos el significado de escudriñar. Aquí va: “Escudriñar: examinar, inquirir y averiguar cuidadosamente una cosa y sus circunstancias”. ¡Así de simple! Creo que la iglesia de Berea sí entendiera el significado.

Malaquías 3:10. “Traed los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” 

La búsqueda de la verdad sobre el diezmo me obligó a repasar varias veces este pequeño libro (Malaquías), y en especial la cita principal, ya que su uso es indiscriminado. Lo que me llevó a formularme algunas preguntas, como: ¿Cuál es el propósito? ¿A quién está dirigido? ¿Es dable pensar que el cristiano puede probar si Dios efectivamente va a cumplir su palabra? ¿Cómo es que estando bajo la gracia, estamos al mismo tiempo bajo la ley?

Fácilmente surgen muchas otras preguntas. Por lo pronto, me parece que estas son más que suficientes para encontrar una respuesta al tema en cuestión.

Ante todo, creo que es necesario considerar que este libro fue escrito 400 años antes de Cristo. “Profecía: La palabra de Jehovah a Israel por medio de Malaquías.” Capítulo 1:1. Este primer versículo ya nos dice a quién va dirigido

“Yo amé a Jacob y aborrecí a Esaú.” Capítulo 1:2-3. Capítulo 3:6-9. “¡Porque yo, Jehovah, no cambio; por eso vosotros, oh hijos de Jacob, no habéis sido consumidos! (7) Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes y no las habéis guardado. ¡Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros!, ha dicho Jehová de los Ejércitos. Pero vosotros dijisteis: ‘¿En qué hemos de volver?’ (8) ¿Robará el hombre a Dios? ¡Pues vosotros me habéis robado! Pero decís: ‘¿En qué te hemos robado?’ ¡En los diezmos y en las ofrendas! (9) Malditos sois con maldición; porque vosotros, la nación entera, me habéis robado.” 

Aquí definitivamente está hablando del mandato dado al pueblo de Israel y como éste lo ha incumplido, se había vuelto un pueblo irreverente, grosero, indolente, hasta descarado con su propio Hacedor. Dios dice de los sacerdotes: 

Capítulo 2:8. “Mas vosotros os habéis apartado del camino; habéis hecho tropezar a muchos en la ley; habéis corrompido el pacto de Leví”.

Capítulo 3:15. “Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti? Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos? Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no sólo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon.” 

Como podemos ver, claramente va dirigido al pueblo judío.

El propósito ya lo tenemos claro: es enrostrar a los sacerdotes y al pueblo el haber abandonado sus deberes y haber roto el pacto de Dios con Leví.

De ninguna manera va dirigida a los cristianos, puesto que en ese entonces no existían, hasta la llegada de Jesús, 400 años más tarde.

En la ley, si cumplías con Dios eras bendito, y si no cumplías, estabas bajo maldición. "Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas." Gálatas 3:10. Como cristianos ya no estamos bajo la ley. "Cristo nos redimió de la maldición de la ley...” Gálatas 3:13. Si hemos aceptado a Cristo como nuestro Salvador, ya no estamos bajo maldición.

La Biblia de Estudio de la Vida Plena dice: “Cuando escribió Malaquías, los judíos de después del exilio en Palestina otra vez sufrían adversidades y decadencia espiritual. El pueblo se había vuelto cínico: dudaba del amor y de las promesas de Dios, ponía su justicia en tela de juicio, y no creía que había ningún provecho en obedecer sus mandamientos. Como su fe se desvanecía, se volvieron superficiales e insensibles en su observancia del culto, transgresiones contra el pacto. Malaquías confrontó a los sacerdotes y al pueblo con el llamado profético (1) a arrepentirse de sus pecados e hipocresía religiosa antes que Dios viniera de repente en juicio; (2) A quitar los obstáculos de la desobediencia que impedían el flujo del favor y la bendición de Dios; y (3) a regresar al Señor y su pacto con corazón sincero y obediente”.

 

Diezmos de los productos de los campos para el sostenimiento de los sacerdotes levíticos.

 

El pueblo debía amar y honrar a Dios, pero optaron por desconocerlo, dejando la santidad y la consagración que se les había encomendado. ¿Dónde estaba la honra que se le debía si él es el Padre? ¿Y dónde el temor si él es el Señor? Este mal alcanzó también lastimosamente a los sacerdotes quienes no dudaron en menospreciar su Nombre y profanar el altar.

Capítulo 1:12-13. “Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová, y cuando decís que su alimento es despreciable. Habéis además dicho: ¡Oh, que fastidio es esto! Y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos; y me trajiste lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda.” Y les hace ver su rol ante el pueblo y ante Él.

Capítulo 2:7. “Porque los labios del sacerdote han de guardar la sabiduría, y de su boca el pueblo buscará la ley; porque mensajero es de Jehová de los ejércitos.” 

Queda de manifiesto la falta de temor del pueblo, que, en vez de aceptar su incumplimiento a la ley de Dios, y al sentido llamado del Creador “Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros”, el pueblo escogido de entre todas las naciones responde cual niño inocente ¿En qué hemos de volvernos? ¿En qué te hemos robado? Es increíble pensar que Dios invente una causa contra ellos.

No hay ninguna información que pudiera darnos a entender que nosotros tenemos las mismas obligaciones que el pueblo judío en el tipo de ofrendas y diezmos, ritualismo y sacrificios, por cuanto no vivimos bajo el sacerdocio levítico. No olvidemos que los levitas necesitaban sostenimiento económico por su trabajo en el tabernáculo. El pueblo dependía de ellos para acercarse a Dios. Hoy, puedes hacerlo personalmente, sin necesidad de un sacerdote. ¡Tú eres sacerdote!

Cuando oímos nombrar “alfolí”, nos imaginamos un ofrendero tipo platillo o una caja pequeña en donde se depositan los sobres con diezmos en su interior. Pero no, alfolí es un granero, y no era precisamente para depositar los sobrecitos con dinero, sino para acopiar “la simiente de la tierra” los granos.

El Comentario Bíblico de Matthew Henry dice: “El Alfolí (Termino castizo, aunque derivado del árabe, con que nuestra Reina-Valera llama al hórreo o granero) era el reservorio para los diezmos, anexo al templo y a cargo de los levitas. 1º Crónicas 9:26,29”.

Una vez oí de un pastor una explicación bastante burda sobre el “…haya alimento en mi casa”. Decía que esta se refería actualmente a la casa del pastor, puesto que antiguamente, los levitas funcionaban en el templo, ahora, los levitas son los pastores (esto lo veremos más adelante). Por lo tanto, los diezmos debían ser llevados al pastor, y su casa era la casa de Jehová; porque cuando hay necesidad en la congregación, el que atiende a los necesitados es el pastor y cuando llega visita de otros lugares, lo primero que hacen es preguntar dónde vive un pastor. Luego se quedan en su casa y les da atención espiritual y también alimentos.

Reconozco el gran esfuerzo de este pastor en su explicación, pero la verdad es que es bastante liviana. Es más, si me permiten, es ridícula. Debe buscar con urgencia más información en los textos bíblicos y dejarse guiar por el Espíritu Santo y no dejarse llevar por emociones e invenciones, ajustando la palabra de Dios a una enseñanza antojadiza.

Por último, lea este librito [Malaquías]. Cuando Dios dice “…haya alimento en mi casa” hace referencia al tabernáculo o literalmente al templo, en donde oficiaban los levitas que, como vimos anteriormente, eran su propiedad, y para su servicio, y estos levitas debían recibir el sustento de Dios, ordenado al pueblo, como salario por su ministerio.

Ningún pastor puede arrogarse el derecho de insinuar siquiera que su casa sea la casa a la que hace mención este versículo. No debe olvidar que, si su casa es “casa de Dios”, también es la casa de Dios la casa de cada uno de los hermanos que han recibido al Señor como su Salvador. Delante de Dios estamos todos los miembros del cuerpo de Cristo en igualdad de condiciones, excepto por los ministerios. Ni aun esto nos hace superiores a los demás.

Sobre las bendiciones que recibirían al cumplir con la entrega de los diezmos y ofrendas, no es más que la reiteración de lo que Dios ha ofrecido a su pueblo desde sus inicios. Y nosotros los cristianos tenemos gloriosas bendiciones, por ejemplo:

2 Corintios 9:6-12. “Pero esto digo, el que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, también generosamente segará. Cada uno dé como propuso en su corazón; no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra. Como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios. Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios.” 

Lucas 12:29-31. “Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.”

Si nos dedicamos a buscar en la Biblia promesas de bendiciones, encontramos una infinidad de citas ofrecidas para quien ha aceptado a Jesucristo como su Salvador, y aceptan sus mandamientos, los del Nuevo Pacto y en estas no se hace ninguna mención al diezmo. Por lo que insistir en “derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” es ignorar o no querer ver las promesas de bendición para aquel que ofrende con alegría.

 

ISBN 978-956-351-046-1
Registro Propiedad Intelectual No. 215-922
Temuco, Chile -año 2012

 


 

Parte 1 de esta serie sobre El Diezmo: una verdad irrefutable

Parte 3 de esta serie sobre El Diezmo: una verdad irrefutable

Parte 4 de El Diezmo: una verdad irrefutable

 

LIBRO en PDF y como IMPRESO

Esta es una fotografía en pantalla de la cubierta del libro Los diezmos del Antiguo Testamento fueron aoblidos; rigen leyes distintas en la iglesia sujeta al Nuevo Testamento, producción de Editorial La Paz, disponible en PDF y como impreso.

 

La PORTADA del libro en PDF

La CONTRAPORTADA en PDF

El PREFACIO en PDF. Cuatro autores, seis documentos y un consenso unánime.

El CONTENIDO en PDF. Dos páginas

El TEXTO en PDF. 115 páginas

 

LIBROS de Editorial La Paz en PDF, y también como IMPRESOS.

Lista de los libros disponibles, con enlaces para las versiones en PDF
e información para obtenerlos como impresos.

 

Diezmos u ofrendas voluntarias. Muchos estudios e intercambios en esta Web.

 

  

¿Le gusta esta página? Por favor, ayúdenos a difundir la información por medio de compartirla automáticamente con sus amistades de Facebook, Google+, LinkedIn, y Twitter pulsando en los botones arriba colocados.

Derechos reservados. Permiso concedido para hacer una copia, o múltiples copias pero ninguna para la venta.