La unidad de la fe e iglesia

 

 TEMA 5

La unidad de la iglesia asegurada por medio
de ser nosotros verdaderos consiervos
y colaboradores en la obra del Señor

 

Esta gráfica de índole fractal identifica el tema ‘La unidad de la iglesia asegurada por medio de ser nosotros verdaderos consiervos y colaboradores en la obra del Señor.’, Lección 5, Parte 1, de la serie ‘La unidad de la iglesia’, en editoriallpaz.org.

Parte 1  

I.  Introducción.

A.  Salutación.

B.  Tema: "La unidad de la iglesia asegurada por medio de ser nosotros verdaderos colaboradores y consiervos en la obra del Señor".

C.  "Colaboradores" es una palabra compuesta del prefijo "co-" y el sustantivo "laboradores".

1.  Según el Diccionario de uso del español, Tomo I, página 649, El prefijo "co-" "expresa compañía, cooperación o participación con otro".

2.  "Laboradores". En este contexto espiritual, se trata de los que trabajamos (laboramos) en la obra del Señor.

3.  Real y honestamente, ¿somos verdaderos "colaboradores" todos nosotros los que nos identificamos como obreros en el Reino de Dios? Usted, este servidor y los miles de maestros, predicadores, evangelistas, ancianos y diáconos que estamos en la vanguardia de los que anunciamos y promovemos la obra de la Deidad en la tierra.

a)  Sinceramente , ¿nos hacemos compañía los unos a los otros en esta magna obra espiritual? ¿Participamos y cooperamos mutuamente, sin barreras?

b)  Si respondemos en lo afirmativo, respaldando nuestra afirmación con acciones corroborantes, entonces ¡la unidad de la iglesia está prácticamente asegurada!, pues es imposible ser verdaderos "colaboradores" si estamos en desunión, enajenados por rencillas personales o sobre doctrinas vitales del evangelio.

c)  Los siervos del Señor que andan desunidos, ¿con qué justificación puede adjudicarse el descriptivo "colaboradores".

D.  El vocablo "Consiervos" se compone del prefijo "con-" y el sustantivo "siervos".

1.  El prefijo "con-" también connota participación, cooperación , colaboración.

2.  En el contexto espiritual de estas conferencias, "siervo" significa que somos, por decisión propia nuestra, "esclavos" de Dios, entregados voluntariamente a la tarea de llevar a cabo sus ministerios en la tierra a favor de la iglesia y en beneficio de los perdidos. Al afirmar que somos "consiervos", damos a entender que cooperamos y participamos en estos ministerios divinos y únicos.

4.  No podemos catalogarnos de “consiervos” si estamos separados los unos de los otros, dando lugar a que nos distancien disensiones, celos, envidias, competencias dañinas, incompatibilidad de personalidad u otros pecados similares.

5.  Amados, los que estamos presentes en esta ocasión y en este lugar, ¿podemos aplicarnos honestamente el término "consiervos"? ¿O acaso haya entre nosotros representantes de “distintos grupos de siervos”? “Yo estoy con el hermano Fulano.” “Pues yo no acepto la posición doctrinal del hermano Fulano. Más bien, me solidarizo con el hermano Mengano.” “Yo no puedo trabajar en la obra del Señor como consiervo suyo porque usted y yo tenemos enseñanzas diferentes.” ¡Qué lamentable condición la de los siervos del Señor que se expresan de esta manera!

E.  Resumiendo esta introducción, al identificarme como "colaborador" o "consiervo" suyo , estoy afirmando estar de acuerdo con usted en lo esencial del evangelio de Cristo. Si estamos “de acuerdo”, es decir, de “una misma mente” (1 Corintios 1:10), se sobreentiende que usted y yo enseñamos y seguimos “una misma regla” (Filipenses 3:16). Soy su “colaborador”, su “consiervo”, y como tal estoy dispuesto a laborar y servir juntamente con usted, estando unido a usted en los ministerios divinos. ¿No es esto justamente lo que quiere Dios? Que seamos verdaderos "colaboradores" y "consiervos". ¿Lo somos?

II.  "Colaborador", "consiervo" y otros vocablos de la misma categoría, son términos que expresan relaciones positivas, las que, a su vez, se convierten en fuertes lazos que nos unen en esta gloriosa obra divina. Con frecuencia notable y aleccionadora, el apóstol Pablo empleó estos descriptivos, expresando mediante ellos el bello concepto alto que tenía de sus compañeros en el ministerio . Indiscutiblemente, esta costumbre admirable obraba poderosamente para unirlos a todos en un solo equipo sumamente dinámico y eficaz. La unidad palpable entre ellos, fundada en su mutuo respeto y apoyo, también habrá fortalecido grandemente la unidad de la iglesia primitiva. Debemos estudiar el ejemplo de Pablo con el propósito de hacerlo nuestro, así asegurando la unidad entre nosotros los líderes, y por ende, la unidad de la Iglesia universal. Pablo solía usar no solo los términos "colaborador" y "consiervo" para identificar y describir a sus compañeros, sino otros distintivos y adjetivos de confianza, respeto, honra y amor. Estudiémoslos.

A.  "Colaboradores"

1,  "Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús" (Romanos 16:3). Prestemos atención al pronombre personal "mis" en la expresión “mis colaboradores en Cristo Jesús” , pues implica una relación estrecha. “Mis colaboradores.” O sea, ellos conmigo, y yo con ellos, en unión de mente, propósito y acción. En armonía e igualdad.

2.  "Saludad a Urbano, nuestro colaborador en Cristo Jesús" (Romanos 16:9).

3.  "Os saludan Timoteo mi colaborador" (Romanos 16:21).

4.  "En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador para con vosotros" (2 Corintios 8:23).

5.  "Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compañero de milicia " (Filipenses 2:25). En una sola oración, el apóstol Pablo resalta una relación personal y espiritual de tres dimensiones entre él y Epafrodito. Para Pablo, el siervo Epafrodito es "mi hermano y colaborador y compañero". Fuertes lazos de amor fraternal, mutuo respeto y mutua confianza los unían. ¿Qué tal los lazos entre nosotros en el día de hoy?

6.  “Asimismo te ruego también a tí, compañero fiel, que ayudes a éstas... Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida" (Filipenses 4:3). No un “compañero” informal, irresponsable o traicionero, sino “compañero FIEL”. “Colaboradores… cuyos nombres están en el libro de la vida.” El apóstol Pablo no dudaba de la sinceridad, rectitud o santidad de sus “colaboradores” , asegurando que Dios los contaba entre los salvos. Nuestros colaboradores, ¿nos tienen por salvos? ¿O acaso ponen en tela de juicio nuestras motivaciones o comportamiento, dudando de nuestra salvación?

7.  "Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro" (Filemón 1). Al dirigirnos por carta, o correo electrónico, a un “colaborador nuestro” , ¿acostumbramos saludarle con el mismo cariño en el Señor? “Amado Filemón.”

8.  "Te saludan… Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, mis colaboradores" (Filemón 24).

9.  Observación. Además de ser colaboradores los unos con los otros, somos también "colaboradores de Dios" (1 Corintios 3:9 y 2 Corintios 6:1), ¡lo cual es nada menos que un honor grandioso! Pero se sobreentiende que si estamos distanciados y enemistados entre nosotros, ¡jamás podríamos reclamar el honor de ser "colaboradores de Dios" !

B.  "Consiervos"

1.  "Como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros" (Colosenses 1:7).

2.  "Todo lo que a mí se refiere, os lo hará saber Tíquico, amado hermano y fiel ministro y consiervo en el Señor" (Colosenses 4:7).

3.  Si somos verdaderos consiervos de Dios, entonces ¡también somos consiervos de los ángeles que sirven a Dios! Estos son identificados como "espíritus ministradores, enviados para servicio de los que serán herederos de la salvación” (Hebreos 1:14). Al postrarse el apóstol Juan ante el ángel que le había mostrado las “cosas” de Apocalipsis, este le dice: "Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo" (Apocalipsis 22:9). Asombrosamente, el “fiel ministro” de Cristo es “consiervo” de los mismos ángeles del cielo, y además, colaborador de Dios mismo. Obra armoniosamente en compañía de los mejores de la tierra, de los ángeles de Dios y de la misma Deidad. Se deduce que su posición es única en la tierra, de honor incomparable, de privilegios inigualables. Ser digno de ello es el reto que enfrenta todos los días de su trabajo.

C.  "Embajadores"

1.  "Así que, somos embajadores en nombre de Cristo" (2 Corintios 5:20).

- “Embajador, ra. (De embajada ). m. y f. Diplomático que representa al Estado que lo nombra, cerca de otro Estado. 2. emisario (mensajero). Microsoft® Encarta® 2007. © 1993-2006 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

-El “fiel ministro” de Jesucristo es un “diplomático” que representa al “estado espiritual” conocido como el “Reino de Dios”. Es su “emisario”, su “mensajero”.

2.  Siendo uno solo el Reino espiritual de Dios, pues él no estableció muchos reinos espirituales distintos sino uno solo, con una sola “constitución” espiritual, todos los fieles “embajadores” de Dios salen por el mundo en representación de un solo Reino divino. Su sagrada misión es la de entregar a los reinos del mundo el mensaje de su Señor y Rey, tal cual dictado por el Espíritu Santo, sin alteraciones o añadiduras de origen humano. El documento que contiene este “mensaje” único es el Nuevo Testamento de Cristo (Mateo 26:28). Ya que la Deidad no autoriza ningún otro (Gálatas 1:6-10), los “embajadores” de Dios han de actuar en perfecto concierto en toda la tierra, declarando todos el único evangelio verdadero, sin tergiversación alguna. ¿Así procedemos nosotros?

3.  Los verdaderos y fieles siervos del Señor no somos embajadores de distintos reinos espirituales, ni servimos a diferentes reyes. Pero, si nos observan peleando entre nosotros mismos, mordiéndonos y comiéndonos los unos a los otros (Gálatas 5:15), ¡ciertamente dirán que no todos servimos al mismo rey! Cuestionarán nuestras credenciales. Perderemos nuestra credibilidad. Si bien es cierto que aún hay embajadores leales al Rey Cristo, no es menos cierto que Satanás cuenta con sus propios embajadores, algunos de los cuales “se disfrazan como ministros de justicia” (2 Corintios 11:15), entre ellos divisionistas religiosos. De seguro, quienes siembran disensión y división entre los discípulos del Señor son embajadores de Satanás, pese a que reclamen lo contrario.

D.  "Administradores"

1.  "Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel" (1 Corintios 4:1-2).

2.  Todo aquél que predica o enseña el evangelio del Señor es "administrador" de la Palabra de Dios.

a)  Sea la empresa la que sea, la posición de "administrador" es sumamente importante. Administrador de una agencia del gobierno. Administrador de una escuela, de una universidad, de un hospital. Administrador de una corporación, de un comercio, de un banco, de una finca.

b)  Tratándose de la “empresa de Dios”, la posición de “administrador” se reviste de importancia incalculable.

(1)  Administrador “de los misterios de Dios” (1 Corintios 4:1-2). Es decir, administrador del evangelio del Señor, pues lo que era en otra época “misterio de Dios”, a saber, su plan de redimir a la humanidad a través del sacrificio de su Hijo, o sea, aquella “sabiduría oculta” para las generaciones antes de Cristo, ha sido traído a la luz por medio de las revelaciones del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento.

(2)  Administrador “de la gracia de Dios” (Efesios 3:2). El apóstol Pedro nos exhorta a ser "buenos administradores de la multiforme gracia de Dios" (1 Pedro 3:10). “Buenos”, y no “malos”. Eficientes, inteligentes, diligentes, fieles, honestos.

(3)  “Administrador de Dios” en la capacidad de obispo (anciano, pastor) de una congregación de cristianos (Tito 1:7).

(4)  Administrador de obras benévolas, como en el caso del apóstol Pablo y sus compañeros, administrando ellos el “donativo” de múltiples congregaciones para los necesitados de Judea (2 Corintios 8:18-21). “Este donativo, que es administrado por nosotros para gloria del Señor mismo… esta ofrenda abundante que administramos.”

c)  “Téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios.” ¿Así tenemos a nuestros compañeros de milicia en la iglesia de Señor? ¿Cómo “administradores” al servicio de Dios? ¿Los respetamos y honramos como tal? ¿Damos la merecida importancia a su “posición”? ¿A la nuestra? ¿Somos fieles en el oficio de “administrar” espiritualmente ? “Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel" (1 Corintios 4:1-2). Es requisito que “sea hallado fiel”. ¡FIEL y BUENO! "BUENOS administradores de la multiforme gracia de Dios", apunta el apóstol Pedro. La “gracia de Dios” se manifiesta de muchas formas, y de ahí se le dice “multiforme gracia” . Administrarla eficazmente en todas sus múltiples formas requiere mucha sabiduría de lo alto, destrezas ejercitadas y talentos pulidos al máximo.

E.  "Gloria de Cristo" (2 Corintios 8:23). “En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador para con vosotros; y en cuanto a nuestros hermanos, son mensajeros de las iglesias, y gloria de Cristo.”

1.  Los fieles embajadores, administradores, siervos de Dios son “gloria de Cristo”. Efectivamente, este concepto tan elevado es el que el apóstol Pablo enseña a la iglesia en Corinto. Él mismo los tenía como “gloria de Cristo” . Pues, también los corintios deberían honrarlos como tal.

2.  Querido siervo de Dios, ¿se considera usted a sí mismo como "gloria de Cristo"? ¿Puede usted afirmar honestamente: Soy “gloria de Cristo”?

3.  Para usted, ¿son las hermanas y los hermanos sentados en derredor suyo "gloria de Cristo"? ¿Tiene usted tan noble concepto de sus compañeros en los ministerios?

4.  Permítame hacerle una pequeña sugerencia: después de estas conferencias sobre “La unidad de la iglesia”, al regresar usted al lugar donde ejerce sus ministerios espirituales, si es usted verdadero "colaborador de Dios", que vaya pensando: "Yo soy gloria de Cristo, y también lo son mis compañeros que cumplen fielmente sus ministerios". Pienso que tan sublime proyección nos inspire y motive a superarnos en nuestros trabajos por la causa de Dios en la tierra.

F.   Otras expresiones de confianza, respeto, honra y amor. Pablo solía alabar a sus compañeros, nombrándolos públicamente, dándoles el merecido reconocimiento tanto por su desarrollo personal en el rol de líderes como por sus logros en los campos de trabajo espiritual, expresando además su alta estima y amor sincero por ellos. ¡Imitemos su práctica! Ejemplos:

1.   "Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo… pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros. Pero ya conocéis los méritos de él, que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio" (Filipenses 2:19-22).

a)  Para toda la iglesia en Filipos, Pablo ensalza “los méritos", la consagración y el carácter espiritual de Timoteo. “A ninguno tengo del mismo ánimo.” Encomio superlativo. “Ya conocéis los méritos de él.”

b)  Hoy día, ¿hacemos lo mismo para los "Timoteos" en medio nuestro? No para ensalzarlos desmedidamente, ni para “buscar el favor de los hombres” (Gálatas 1:10), sino con el propósito de infundirles ánimo.

c)  ¿Acaso somos "estrechos" en nuestros corazones (2 Corintios 6:11-13), siendo mezquinos y tardíos con palabras de reconocimiento y alabanza? “No estáis estrechos en nosotros, pero sí sois estrechos en vuestro propio corazón. Pues, para corresponder del mismo modo (como a hijos hablo), ensanchamos también vosotros.” En lo concerniente a sus compañeros de trabajo, Pablo era de corazón "ensanchado". Querido siervo, en este mismo contexto, ¿qué tal su propio corazón?, pregunta que me hago también a mí mismo.

2.  Refiriéndose a Epafrodito, miembro de la congregación en Filipos, Pablo escribió a la iglesia en Filipos: " Recibidle, pues, en el Señor, con todo gozo, y tened en estima a los que son como él " (Filipenses 2:29).

a)  Hoy día, ¿recibimos, “con todo gozo” , a los hermanos ministros fieles”? ¿Tenemos "en estima" a los tales?

b)  ¿O acaso los envidiamos, callándonos, cuando lo indicado sería expresar con gozo nuestra profunda gratitud por sus logros, felicitándolos sinceramente?

3.  "Saludad a Epeneto, amado mío, que es el primer fruto de Acaya para Cristo" (Romanos 16:5). ¿Son verdaderamente "amados" para nosotros nuestros compañeros de milicia espiritual?

4.  "Saludad a Andrónico y a Junias… los cuales son muy estimados entre los apóstoles " (Romanos 16:7).

a)  ¡Qué honor para Andrónico y Junias: ¡ser reconocidos públicamente por "muy estimados entre los apóstoles"!

b)  ¿Sobre cuántos de nosotros podría Pablo, de estar presente en este momento, conferir semejante honor?

5.  "Saludad a Apeles, aprobado en Cristo" (Romanos 16:10).

a)  El deber de todo obrero es presentarse a Dios "aprobado" (2 Timoteo 2:15).

b)  Pablo afirma que Apeles ya había alcanzado tan deseable estado. Y los presentes en esta ocasión, ¿ya contamos también nosotros, todos y cado uno, con esta aprobación divina?

6.  "Saludad a la amada Pérsida, la cual ha trabajado mucho en el Señor " (Romanos 16:12).

a)  En su práctica de alabar a los obreros dignos de elogios, el apóstol Pablo no hace acepción de personas. ¡También alaba a las damas cristianas meritorias de reconocimiento! “La amada Pérsida, la cual ha trabajado mucho en el Señor.”

b)  En el presente, ¿solemos reconocer y elogiar no solo a los varones sino además a las hermanas de la iglesia que trabajan "mucho en el Señor" ? Siguiendo el ejemplo de Pablo, debemos reconocer, nombrar y honrar a las hermanas muy dedicadas de entre nosotros. ¿De acuerdo?

7,  "Saludad a Rufo, escogido en el Señor" (Romanos 16:13).

8.  Intrigantes datos abundantes. Al reflexionar sobre esta lista larga de personajes de la iglesia del Siglo I, preguntamos: ¿por qué aparecen tantos datos de esta categoría en ciertos textos del Nuevo Testamento? No por mera casualidad, opinamos, ni caprichos de los autores, sino para que tengamos ejemplo de cómo reconocer y alabar, con expresiones llenas de gracia, a los que trabajan bien en la grandiosa obra de Dios.

a)  Psicológicamente, el ser humano está constituido de tal manera que el reconocimiento por sus logros es importantísimo. Ello valida su trabajo. Refuerza su auto estima. Reviste de valor el tiempo y las energías invertidos. Levanta sus ánimos. Lo motiva a superarse. ¡El obrero cristiano no es una excepción!

b)  Nuestro espíritu florece y se fortalece cuando nos echan encomios, cuando nos felicitan, cuando dicen "gracias", "bien hecho", "excelente obra".

c)  Como ministros de Dios, no nos neguemos los unos a los otros este bálsamo para el espíritu.

d)  Al fin y al cabo, estamos ocupados en la tarea más importante debajo del sol. Si trabajamos eficazmente, todos unidos en amor y propósito, ¿no le parece que merezcamos las más sinceras felicitaciones los unos de los otros? Desde luego, sin sombra de insinceridad, adulación vana (gloriarse en los hombres) o intento de congraciarnos.

 


 

Parte 2 de esta conferencia

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