La unidad de la fe e iglesia
TEMA 6
Parte 2
Algunos temas tratados en este estudio
El fenómeno actual de evangelistas, maestros, predicadores y otros que desempeñan roles de liderazgo en la iglesia, pero cuyas familias están desunidas, aun disfuncionales.
El caso del hermano "Cerebral Frío". Este es efectivo en varios ministerios, pero estando con su familia, él es poco afectivo para con su esposa e hijos; poco cariñoso, tierno, amigable, comunicativo o compasivo.
El caso del hermano "Pretencioso Vacío".
El caso de la hermana "Pura Desinteresado".
Observaciones y consejos para la dama cristiana casada con un varón cristiano, fiel y maduro, diligente y responsable, encargado de ministerios en el Reino de Dios, orando que sean recibidas con beneplácito.
Esposo divisionista. Esposa divisionista. Hijo amado divisionista.
Soltera y solteros convertidos a Cristo.
Separados o divorciados convertidos a Cristo.
Vistazo a los cinco tramos del gran "Puente de la Unidad".
I. El fenómeno actual de evangelistas, maestros, predicadores y otros que desempeñan roles de liderazgo en la iglesia, pero cuyas familias están desunidas, aun disfuncionales. ¿Existen tales familias en la iglesia del Señor? Positivo. Una indagación a fondo descubre casos, quizás numerosos, en cualquier país o cultura donde existen congregaciones. Se le dice “fenómeno actual” porque este mal ha crecido exponencialmente desde la década de los 1960, no cuestionando esta conclusión cualquier estudioso que tenga conocimiento de la historia de la iglesia durante los últimos dos siglos. Realmente, se trata de una circunstancia demasiado común en nuestra hermandad.
-Varón que predica y enseña la Palabra de Dios, pero que se enfrasca frecuentemente enconflictos acalorados con su esposa, sus hijos o toda la familia a la vez.
-Evangelista que se traslada a otro estado o país con el noble propósito de levantar nuevas congregaciones, pero le traban problemas serios de matrimonio u hogar, robándole energías, tiempo y espiritualidad.
-Dama cristiana casada con un siervo del Señor encargado de algún ministerio de la iglesia, pero que, lejos de apoyarle moral, emocional, espiritual y materialmente, pone tropiezos a él personalmente o hace daño a obras realizadas por él, incluso a personas traídas a Cristo por él.
-Dama cristiana casada que enseña y ayuda en la obra del Señor, pero que no sabe gobernar bien sus propia “casa”(1 Timoteo 5:14), no trata respetuosamente a su marido, no contando con el respaldo de su propia familia.
Son malísimos elejemplo y la imagen proyectados por estas familias en posiciones de influencia, tanto delante de la iglesia como de las gentes no convertidas. Su espíritu de desunión empaña su testimonio y reduce su efectividad, volviéndose “ocasión de maledicencia” (1 Timoteo 5:13-14), de chismes, murmuraciones y resentimientos, aun divisiones.
Orando muchísimo, disciplinándose y apegándose más a las normas de Dios para el hogar, algunas de estas familias logran rectificar los errores y pecados que los afectan, reponiéndose de manera admirable y recobrando el respeto de los que las observan. Pero, otras van de mal en peor, terminando en separaciones o divorcios. Algunas, pese a su ejemplo dañino, insisten en mantenerse en posiciones de influencia, para vergüenza suya y dolor de la iglesia.
¿Por qué sufren deterioro, desunión y aun desintegración los hogares de algunos cristianos que desempeñan ministerios espirituales? Con el propósito de ilustrar algunas razones principales, presentamos, a continuación, unos estereotipos. Estimado lector, le invitamos a conocer:
A. Al hermano “Cerebral Frío”. "Cerebral" (de "cerebro"): "Tipo sicológico en que predomina la actividad cerebral sobre la afectiva o la fisiológica" (Diccionario de uso del español, Tomo I, pág. 584).
1. Tal cual los fariseos del tiempo de Cristo, este "tipo" de ministro sabe mucha Biblia, mucha doctrina y muchos argumentos, los que utiliza para instruir o refutar bien sea a los demás religiosos, a los incrédulos o a los puramente mundanos. Predica con poder, citando numerosos textos de la Biblia, al igual que otras fuentes de información. Es muy estudioso. Las clases que enseña las prepara diligentemente, impartiendo eficazmente “sana enseñanza”. No pocos cristianos le alaban por sus amplios conocimientos y afán por la “buena doctrina” (1 Timoteo 4:6).
2. Pero, al hermano Cerebral le aqueja un problema serio, a saber: estando con su familia, él es poco afectivo para con su esposa e hijos; poco cariñoso, tierno, amigable, comunicativo o compasivo.
a) Su propia familia le encuentra emocionalmente "frío".
b) Cuando se lo reclaman, aun con delicadez y respeto, Cerebral se molesta fuertemente, y con cara severa intenta justificar sus actitudes y conducta, afirmando que "Dios y la iglesia son primeros, que es preciso estudiar mucho, que es necesario trabajar largas horas en la obra, que el tiempo no da, que sí ama sinceramente a su familia, pero ellos no le entienden". Tal vez añada para sus adentros: “Mi esposa e hijos son inferiores a mí; están lejos del nivel de intelectualidad y entrega que yo tengo”.
c) Entonces, los más allegados a Cerebral, su propia familia, la familia que él ha formado, se sienten despreciados, rechazados, enajenados, del cabeza del hogar. Arreciendo la situación, se atreven a acusarle, diciendo, con resentimiento, aun con lágrimas: "Tú enseñas y predicas sobre el amor, pero ¡tú no vives lo que predicas! Muchos te admiran, pero no te conocen como te conocemos –distanciado emocionalmente de tu propia familia, indiferente a nuestras necesidades emocionales. No compartes con nosotros. No eres nuestro amigo. Amigo y consejero para muchos en la iglesia sí, pero no nos brindas la misma confianza, el mismo apoyo”.
3. ¡Ay del hermano Cerebral Frío! No ha logrado correspondencia entre su mensaje y la ejecución personal de lo que enseña.
a) Las tensiones en su hogar aumentan de día en día, reflejándose de vez en cuando en su ministerio. Algunos miembros de la iglesia se percatan de las miradas duras de su esposa e hijos, de semblantes demasiado serios, de la inconformidad y los disgustos que exteriorizan de cuando en cuando, concluyendo acertadamente: “Parece que la familia de nuestro hermano Cerebral Frío esté sufriendo mucho estrés. Algo anda mal en su hogar. Luce, a veces, al borde del rompimiento”.
b) Pues, obviamente, al hermano Cerebral Frío le hace falta la humildad, sabiduría divina y valor moral esenciales para lograr la concordancia tan vital entre el Mensaje que predica y la implementación práctica del evangelio en su propia vida personal. Si ama sinceramente a los suyos, si se preocupa por su felicidad y bienestar emocional, si quiere salvar a su matrimonio y hogar del desastre que los amenaza, debería aprender a balancear sus compromisos ministeriales con sus compromisos de esposo y padre, ya que si no trata a los suyos propios con todo el amor, respeto, paciencia y consideración que merecen, acarrea el peligro de “matrimonio roto e hijos rebeldes”, situación que cancelaría el valor y la efectividad de su ministerio, pese a su inteligencia y conocimientos bíblicos.
B. Conozca, perspicaz lector, al hermano “Pretensioso Vacío”.
1. Tal y como indica su nombre, este tipo de siervo “pretende mucho”.
a) "Pretende" abarcar mucho en su ministerio.
b) "Pretende" impresionar a toda persona con quien tenga alguna interacción social o espiritual.
c) "Pretende" ser un ministro reconocido y aplaudido.
d) Es extrovertido, trabajador, buen orador y productivo en la obra.
2. Pero, después de unos años de lucha, se cansa de la rutina, perdiendo poco a poco el amor por la iglesia, como también por las almas perdidas, hasta el extremo de quedarse casi completamente “vacío” por dentro. Sin embargo, sigue pretendiendo ser buen ministro y fiel. No sin razón tiene el nombre de “Pretensioso Vacío”.
a) Conocer espiritualmente a los miembros de la iglesia (1 Corintios 5:16; 1 Timoteo 5:1-2), o a los no miembros con quienes tiene contacto, pues tal enfoque tan elevado ya no lo posee. En esta etapa de su vida y ministerios, más le llama la atención lo material y carnal de las personas que conoce. En particular, se siente fuertemente atraído por las hermanas bonitas, tanto por las casadas como por las solteras.
b) Efectivamente, se ha convertido en puro hipócrita, “pretendiendo” ser lo que no es. Pretende ser cristiano y buen ministro. Tristemente, su mente y corazón ya no son de cristiano, y por consiguiente, su ministerio se está volviendo mera farsa.
c) Su esposa e hijos perciben, con muchísima angustia y pena, el deterioro espiritual de su esposo y padre. El amor de él para ellos ha menguado hasta casi cero. Mayormente, lo que hace es criticarlos, censurar, gritar y pelear, viéndolos él como una carga de la cual quisiera liberarse. El pensamiento egoísta, perverso y corrupto de abandonarlos, y casarse con alguna mujer joven y sensual, invade cada vez más persistentemente su mente. ¡Ay de este varón! Se ha convertido en un verdadero siervo “Pretensioso Vacío”.
d) ¿Qué hogar resiste el estrés tremendo creado por un esposo y padre que pretende ser cristiano y líder de la iglesia, pero su alma está vacía de espiritualidad, su mente, plagada de pensamientos indignos de cristiano y su corazón, lleno de malos deseos? La prognosis es que se agriete, se divida, se desmorone, pagando las consecuencias amargas no solo su familia sino también toda la iglesia.
C. Le invitamos a conocer a la hermana “Pura Desinteresado”, esposa del hermano predicador “Diligente Esforzado”.
1. A la verdad, el hermano Diligente es un obrero muy aplicado, concienzudo y respetado por los demás predicadores, varón de profunda espiritual que ama sinceramente a las almas perdidas, al igual que a la iglesia del Señor. Casado con la dama Pura, también cristiana, la ama entrañablemente. No es menos puro el amor que tiene por los tres hijos que esta pareja ha engendrado, cuidándolos y sustentándolos con gran esmero y cariño. Pero, su corazón está desgarrado por la pobreza espiritual de su esposa, y su ministerio afectado adversamente.
2. ¿Cómo es la hermana Pura?
a) Bueno, pues tal y como indica su apellido, uno de sus atributos de carácter es el “desinterés” por muchas cosas de la vida que lleva. Por ejemplo, en lo concerniente a su esposo, poco le interesa su ministerio en la iglesia, aunque se esfuerza para disimularlo.
b) Cada rato, Diligente cuenta, con entusiasmo, a su esposa Pura lo que él está haciendo para rescatar a las almas perdidas o a los feligreses apartados, informándole los frutos positivos. Ella responde con un indiferente “Está bien; me alegro”, pero en vez de alegrarse sinceramente, felicitar y animar a su esposo, acostumbra añadir algún comentario negativo al efecto de que resulta, según ella, más o menos inútil tratar de lograr que las personas mejoren, diciendo que “casi todos siempre reinciden”.
c) Diligente estudia asiduamente la Biblia y recursos relevantes, preparando un sermón sumamente rico en enseñanzas espirituales y aplicaciones prácticas a la vida cotidiana del oyente. A Pura lo único que se le escucha comentar es que su esposo Diligente tenía, mientras predicaba, la corbata guindando por un lado y que su "plática era demasiado larga”.
d) El esforzado Diligente logra concertar cita con una familia que desea aprender más de la Biblia. A veces, sus estudios con aquella familia continúan hasta las 10 de la noche. Llegando él tarde a la casa, y un tanto agotado, Pura le saluda, no con una sonrisa, brazos abiertos y un beso, sino con semblante serio, recriminándole su “falta de consideración para ella y los hijos ya dormidos”.
e) Pese a que doña Pura profesa creer en Dios, asegurando ser “cristiana de verdad”, rara vez se le ve leyendo la Biblia. De hecho, sabe muy poco de Biblia, aparte de algunas historias del Antiguo Testamento que escuchó, cuando joven, en clases bíblicas, y dos o tres parábolas de Jesús. Francamente, ella no tiene interés alguno en aprender a explicar y defender la “sana doctrina” de Cristo. Su ignorancia de las Escrituras, comentada por miembros de la iglesia que se han dado cuenta, es bastante bochornoso para el hermano Diligente. La vagancia y dejadez espiritual evidentes en su esposa son una aflicción dolorosa de espíritu para él.
f) En realidad, la hermana Pura es una mujer más carnal que espiritual; egoísta, negativa, refunfuñona, resentida y difícil. No ha crecido espiritualmente. Ella no es la "ayuda idónea" que su esposo necesita para sus labores en el Reino. No está a su lado para muchas obras importantes realizadas por él. Rara vez, le anima. Su apoyo moral para él es inconstante y pobre.
3. La pura realidad es que Pura y Diligente proceden en la vida por dos líneas tangentes divergentes: ella, por la de lo material y carnal; él, por la de lo espiritual.
4. La pobreza espiritual de la hermana Pura Desinteresada produce fuertes corrientes y tensiones emocionales que debilitan su hogar, ponen en peligro su matrimonio, traban el ministerio de su esposo y repercuten inevitablemente en la iglesia, obrando en contra del bienestar y la unidad de la familia de Dios.
5. ¿Podrá seguir soportando el hermano Diligente Esforzado? ¿O, se aflojarán su voluntad, determinación, compromiso y fe? ¿Resistirá su espíritu, fortaleciéndose aún más, o se rajará de repente como se parte estruendosamente una columna grande cuando el peso que está aguantando sobrepasa el límite?
a) Bien se sabe que algunas columnas en la iglesia se rajan así y por éstas mismas razones.
b) Al cederse de repente alguna columna en la iglesia, si se quisiera verificar la razón, convendría examinar:
(1) Primero, el matrimonio y el hogar del buen hermano que ha caído.
(2) Luego, a los demás líderes de la congregación y a la congregación entera.
-Quizás se haya desplomado la “columna” por falta del apoyo de siquiera un solo cristiano capacitado que acuda oportunamente, tomando sobre sus hombros parte de la carga pesada y alentando, en momentos críticos, con expresiones animadoras y consejos sabios. ¡Qué tragedia si la columna se desplomara por falta de refuerzos! Tragedia tal vez evitable. Tragedia espiritual que produce consecuencias negativas inmediatas, y quizás aun eternas.
D. Querido hermano, amada hermana en la fe, al verse usted retratado, aunque solo de forma parcial, en estos cuadros de estereotipos, le rogamos, muy encarecidamente, determinar fijarse el propósito firme de corregir lo deficiente o dañino en su carácter. Cierto es que cambiar nuestro carácter, después de ser adulto -extirparle atributos ofensivos, añadir los que faltan, hacerlo madurar y conformarse al molde divino- no es nada fácil. Pero, vale la pena todo el esfuerzo, toda la disciplina requerida, con tal de establecer y conservar la unidad y solidez de nuestros matrimonios y de nuestros hogares cristianos, como también la unidad y solidez de la preciosa iglesia comprada a precio de la sangre vertida por el Hijo de Dios en el Calvario. ¿Está usted de acuerdo?
II. Tenemos a bien apuntar unas observaciones y consejos para la dama cristiana casada con un varón cristiano, fiel y maduro, diligente y responsable, encargado de ministerios en el Reino de Dios, orando que sean recibidas con beneplácito.
A. Dado que usted, querida hermana en Cristo, está unida completamente a su esposo por los lazos matrimoniales y de hogar, también asegurarse unirse completamente a él espiritualmente.
B. Colocarse en el mismo nivel de madurez espiritual con él. No quedarse rezagada, retraída, distraída o ignorante en los renglones del saber espiritual, el compromiso espiritual y la conducta espiritual.
C. Su deber, al igual que el de su esposo, es aprender toda la verdad, toda la sana doctrina y toda norma de conducta espiritual.
D. Su deber, al igual que el de su esposo, es brindar todo su apoyo intelectual, moral y espiritual, no solo a cónyuge, sino a toda la iglesia y a la causa general de Dios en este mundo.
E. Su compromiso con Dios, la iglesia y la salvación debería ser igual al de su esposo, y no inferior.
F. Su amor a la verdad y a la iglesia debería igualar al amor fuerte que siente su esposo.
G. Pero, al crecer usted mucho en conocimiento y capacidad, no cometer el error grave de tornarse demasiado agresiva o mandona, colocándose en un nivel más alto que el que ocupa su esposo y convirtiéndose, para los efectos, en "pastora". El lugar ideal que le corresponde a usted es el de “ayuda idónea”; estar al lado de su esposo, y que los dos se apoyen mutuamente en la vida espiritual. Detrás de él, no, ni tampoco delante de él, sino al lado de él. Qué conste: no se está enfocando su rol de mujer cristiana en la congregación, sino su rol de “esposa de un varón que ejerce ministerios bíblicos en el Reino de Dios”.
H. Procurar siempre la unidad, solidez y felicidad de su matrimonio.
I. Luchar, astuta y tenazmente, para que nada ni nadie se interponga en su matrimonio, debilitándolo, dividiéndolo o haciéndolo disolverse.
J. Cumplir con todos sus deberes matrimoniales, no sólo con el deber conyugal (sexual) sino con todos los demás, tanto con los físicos como con los mentales, emocionales y espirituales.
K. Procurar siempre la unidad, solidez y felicidad de la iglesia. Este deber no solo atañe a su esposo en virtud de su liderazgo en iglesia. ¡También es suyo! Desde luego, a todo cristiano, ya maduro ya neófito, bien ejerza ministerios, o no, le incumbe contribuir a la unidad, solidez y felicidad de la iglesia, Con todo, lógicamente, la responsabilidad es mayor en las familias de los obreros encargados de administrar las distintas funciones del cuerpo de Cristo.
1. Al usted conservar siempre la unidad, solidez y felicidad de su propio matrimonio, estará aportando muchísimo hacia la conservación de la unidad, solidez y felicidad de la iglesia. "Hogares cristianos bien unidos; iglesia bien unida."
2. Esposo divisionista. Pero, ¿qué hará usted si su esposo se desorienta e intenta comenzar alguna división, o hacerse partícipe de una ya formada? Su deber sería intentar refrenar a su esposo.
a) Con amor y humildad, pero con firmeza insistente.
b) Y si persiste él en su empeño, pues, con el mismo amor, humildad y firmeza, ¡rehusar seguirle! Así, porque de seguir usted a su esposo en alguna disimulación o división, ¿no se haría usted copartícipe con él en su pecado, y por ende, potencialmente, en cualquier castigo que dictara Dios contra él, a menos que hubiera arrepentimiento y rectificación? "Donde va mi esposo, voy yo, porque somos uno. No permitiré que las creencias religiosas, por erróneas que sean, afecten mi matrimonio. Tampoco las divisiones por cuestiones doctrinales." Semejante mentalidad pudiera resultar en condenación para ambos. “Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma”, siendo una de las siete “…el que siembra discordia entre hermanos” (Proverbios 6:16-19). Y la mujer que siembra discordia entre hermanos, ¿estará exenta?
3. Esposa cristiana más fuerte espiritualmente que su esposo. ¿Y qué hará usted si su esposo se afloja tanto en su vida espiritual que usted, entonces, se encuentra más fuerte, espiritualmente, que él? En tal caso, no titubear usted en valerse de su propia fuerza superior para tratar derehabilitar y fortalecer a su esposo, siempre dentro de un marco de amor, sumisión y respeto.
III. Familias unidas que, manteniéndose siempre unidas, forman o participan en divisiones de congregaciones fieles al Señor. Respecto a este tipo de familia, observamos que el amor, la solidez y la felicidad que gozan en virtud de su unidad interna no las exime de posibles castigos divinos implícitos en las fuertes censuras de Dios sobre divisionistas.
A. “Casas enteras” que se dejan conquistar por divisionistas. En Tito 1:10-11, el apóstol Pablo señala a tales "casas enteras" del Siglo I, engañadas por judaizantes y otros divisionistas. "Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión, a los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene."
1. "Trastornar" quiere decir confundir y desorientar.
2. Mediante la expresión "casas enteras" se abarcan todos los integrantes (esposo, esposa e hijos) de las familias afectadas.
B. Analizando las tácticas de divisionistas, y los frutos que obtienen, observamos que conquistan, a menudo, a "casas enteras", o sea, a familias completas –esposo, esposa e hijos grandes- y esto sucede especialmente en el caso de familias estrechamente unidas. Este tipo de familia tiende a permanecer unida en las buenas y en las malas, tanto en el error como en la Verdad. Dondequiera que vaya la cabeza de la familia fuertemente unida, naturalmente le siguen los demás miembros de la familia.
1. Así que, querido padre de familia, si usted se atreve a fomentar alguna división y llevar consigo a su esposa e hijos porque ellos le aman tanto, estando bien unida su familia, tenga presente que usted es responsable, espiritualmente, por ellos, y por consiguiente, potencialmente culpable de exponerlos al castigo que Dios reserva para quienes siembren discordia y división entre hermanos.
2. Desde luego, esta observación es aplicable a cualquier otro miembro de la familia que la involucre en discordias, disimulaciones o divisiones que el alma de Dios abomina.
a) Esposa y madre divisionista. Por ejemplo, el culpable bien pudiera ser la esposa que se enamora de alguna secta o movimiento, como el de la "liberación femenina". Solidarizándose ella fuertemente con los preceptos de esta filosofía, insiste en unirse a alguna iglesia que la promueve. Al seguirla su esposo e hijos porque la aman tanto, y porque no toleran que su familia esté dividida religiosamente, todos caen en el mismo error. Pierden de vista una verdad elemental, a saber, la verdadera iglesia fundada por Jesucristo no es un mero “movimiento social”, ni tampoco una secta cristiana cuya agenda principal sea la promoción de causas tales como la “liberación femenina”.
b) Hijo amado divisionista. Por otro lado, el culpable pudiera resultar ser un hijo amado de la familia, atraído él, en alma, cuerpo y espíritu, por los "nuevos enfoques religiosos" de las "nuevas generaciones". El “movimiento discipulador", con su énfasis desmedido sobre la juventud, promoción de relaciones demasiado íntimas entre los creyentes y red de evangelistas jóvenes (sinónimo de neófitos) figura entre tales “nuevos paradigmas cristianos”. También, el muy popular “movimiento de adoración espontánea”. Además, la “mega iglesia”, con su animador-predicador-pastor carismático al frente. Seducido el hijo por este tipo de movimiento, al persuadir a sus hermanos y padres a abrazarlo también, se hace culpable de involucrar a su familia en organizaciones religiosas muy distintas a las congregaciones fundadas por los verdaderos y únicos apóstoles de Jesucristo en el Siglo I.
IV. Solteras y solteros convertidos a Cristo.
A. También este grupo puede contribuir mucho a la obra del Señor en la tierra y a la unidad de la iglesia.
B. Con todo, hemos de observar, sin ánimo alguno de lastimar los egos o almas de los que pertenecen a este grupo, que, en términos generales, su estado mental, emotivo y social no suele ser tan estable como el de cristianos casados felizmente.
1. No es necesario ser psicólogo o psiquiatra para comprender que los sentimientos de los seres humanos adultos que aún no son casados, tienden a fluctuar drásticamente, con más frecuencia y fuerza, que en el caso de los que han logrado un matrimonio estable. Esta condición en el cristiano soltero bien puede hacer flaquear su fe y compromiso espiritual. No pocos cristianos solteros, en su búsqueda de una pareja con la que casarse, hasta dan la espalda a Cristo y su iglesia.
2. Hallar a una pareja apta para cónyuge, para entonces vivir las experiencias del noviazgo y preparar todo para el matrimonio, resulta ser, en muchos casos, un proceso largo que desvía la atención de lo espiritual, aun al extremo de sustituirse lo material y sensual por lo espiritual.
3. Dadas estas circunstancias, pensamos expresar lo obvio al decir que los cristianos solteros simplemente no pueden brindar a la congregación el mismo espíritu de solidez y unidad que traen las familias cristianas unidas, maduras y estables.
V. Divorciados y separados convertidos al Señor.
A. Estos también pueden aportar mucho a la obra de Dios y la unidad de la iglesia.
1. Con todo, tal cual los solteros, su estado mental, emotivo y social tiende a ser menos estable que el de los miembros de las familias unidas y amorosas que no han sufrido los traumas de la separación o el divorcio.
2. Faltando uno de los cónyuges a causa de separación o divorcio, ya sea la esposa y madre o el esposo y padre, elhogar se vuelve incompleto. Demás es decir que el ejemplo de tal hogar incompleto jamás tendrá el mismo impacto para bien y unidad en la congregación que el de un hogar cristiano perfectamente intacto y unido.
VI. Conclusión. Considerando todo lo abordado, se desprende que las familias cristianas intactas, completas, unidas y llenas de amor son las que mayor fuerza dan a la causa de Cristo. Son las que fortalecen grandemente la unidad de la iglesia de Cristo en la tierra.
A. Los cristianos que tenemos tales familias, ¡esforcémonos para preservarlas así, perfeccionando en el seno de ellas el verdadero amor y la unidad de propósito, espíritu y acción!
B. En cuanto a los cristianos cuyas familias no están unidas según el plan de Dios, ¡hay esperanza! La esperanza de reformarlas, de cambiar su naturaleza. Aceptando e implementando las normas divinas para la familia ideal, es factible hacer evolucionar sus hogares, purificándolos y organizándolos correctamente de tal manea que pasen al centro de la “esfera grande”, donde se encuentran las demás familias que forman el núcleo de la congregación.
VII. Vistazo al gran “Puente de la Unidad”. Por último, le invitamos, paciente lector, a contemplar el gran "Puente de la Unidad".
A. Este "Puente de la Unidad" se extiende desde el cielo de Dios hasta la tierra.
B. Uno de sus tramos principales se llama "Unidad Familiar".
C. Comenzando desde el trono de Dios, los otros tramos se identifican como:
1. "Unidad de la Deidad";
2. "Unidad de la Fe y de la Doctrina";
3. "Unidad en la Práctica";
4. “Unidad de la Iglesia".
D. El tramo "Unidad Familiar" descansa en la tierra y se conecta directamente al tramo "Unidad de la Iglesia".
1. De modo que si el tramo "Unidad Familiar" es fuerte, este, a su vez, estabiliza y fortalece el tramo "Unidad de la Iglesia".
2. En cambio, si el tramo "Unidad Familiar" es débil o averiado, puede volverse raquítico, tambaleante y seriamente averiado el tramo "Unidad de la Iglesia".
E. Así pues, ¡cuidemos bien y fortalezcamos siempre el tramo "Unidad Familiar", para así contribuir a la fuerza de todo el gran "Puente de la Unidad".
F. Al fin y al cabo, ¡todos tenemos que cruzar este “Puente de la Unidad” para llegar al trono de Dios!
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