Testimonio contra el pentecostalismo por el cubano Félix

Algunos "Comentarios" nuestros siguen la carta.


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El siervo Félix escribe: “Hermano amado, estamos en lo cierto. Este movimiento de Azusa (de la Calle Azusa, Los Ángeles, California) de Charles y compañía (la referencia es a Charles Parham y William Seymour, fundadores del pentecostalismo moderno), que no terminó, dicho sea de paso, entre ambos, es el principio de la herejía más grande que la humanidad ha podido experimentar. El comienzo en Azusa fue el comienzo de la apostasía mundial a través de este falso y distorsionado evangelio. Desde luego, muchos de los hermanos que el Señor permitió pasar por ahí hoy somos portadores de la verdad sobre la mentira del pentecostalismo.

¿Por qué tantas personas se unen a sus sermones, las prédicas al aire libre y demás? Usando la psicología, sus sermones, basados en los problemas cotidianos, la falta de amor de padres a hijos, la baja estima, los desprecios de la familia, de la sociedad, etcétera, dan lugar a que las emociones queden expuestas a cualquiera persona que les ofrezca algo. De hecho, cuando se juega con los sentimientos y se sabe usar las palabras adecuadas para alguien que está pasando por estados depresivos, ¿cómo no se va a llenar en cuestión de semanas o meses un estadio de fútbol? De hecho, el decir que Dios sanó, que libró, que te puede hacer eso o aquello, que ven y prueba, que el Señor te va a conceder lo que tú andas buscando, etcétera, ¿quién resiste? Todo es una buena carnada y de hecho, es bíblico y son promesas de Dios, pero a Dios no se le puede torcer el brazo tampoco. Y es cierto que muchos fuimos atraídos por este tipo de sermón.

Yo fui atraído por estos sermones y pienso que Dios, al no haber quienes prediquen el mensaje de salvación en su plan por rescatar a sus hijos que son de él, se valga de esto. Recuérdese que no todos tienen la capacidad de entendimiento del evangelio y hay algunos que aman a sus feligreses. El problema es cuando al no leer las Escrituras, al convertirse se dejan arrastrar por ellos. Del pentecostalismo han salido muchos hermanos que hoy son hombres entregados al Señor por completo, e instan que la comunión personal con Dios es el único medio para permanecer en la fe.

Personalmente, yo sé que muchos de ellos son analfabetos tanto en Biblia como escolar, y los métodos que se usan son los mismos: manipular a las personas. Es por eso que el movimiento pentecostal pierde cada día miembros útiles, los que el Señor ha sacado de ellos para dar a conocer la verdadera realidad, pues todos los días se separan del movimiento muchos hermanos con temor de que el nombre del Señor sea blasfemado. Y ni hablar de los nombres que dan a las iglesias, como, por ejemplo, “Espíritu Santo y Fuego”, “Iglesia de la Profecía”, etcétera.

Le explicaré en pocos detalles cómo pasé por esas aguas turbias. Después de mi arribo a USA de Cuba por el Mariel, a los 18 años de edad, al sentirme solo, dejar a mi familia, mis seres queridos, y de pronto verme en una sociedad que era selvática, donde veía a la gente comerse una a otra para sobrevivir, fue para mi un shock de tal manera que empezó mi vida a ir de mal en peor. Para no entrar en tantos detalles, en efecto, una vida sin Dios. Al oír un mensaje de salvación, donde decían ‘Cristo salva, no vivas más tu vida, deja a Cristo que reine en tu vida’, yo acepté de corazón el mensaje de la salvación y fui salvo por gracia. Después, vinieron altas y bajas. Pasó un poco de tiempo hasta que decidí por el Señor y aprender de la palabra. Mas en Miami casi todas las iglesias son pentecostales o bautistas. Las demás no son iglesias –me refiero a las sectas. El movimiento tenía su pastor, su directiva, puestos a dedo de acuerdo a los intereses. Y como le gustaba al pastor, o sea, una persona bien sumisa a él, fiel a él, a la hora de las ofrendas, tomar un versículo de la Biblia, por ejemplo, ‘David dijo que por precio te lo compraré’, pues no le daré al Señor ofenda que no me cueste. Los pedidos comenzaban de $10,000.00 dólares, manipulando a ver si hubiera alguien en la congregación que los tuviera. Que Dios te lo multiplicará. Luego que no pasa nada, se baja la mitad, y se baja sucesivamente. O a veces se decía que podían sacarlo de su tarjeta de crédito.

De esta iglesia nos retiramos yo y mi esposa, pues le dije que no me gusta cómo usa la palabra para pedir dinero. Esta iglesia se dividió varias veces y hoy se sigue dividiendo. Y así pasamos por cuatro iglesias pentecostales hasta que en fin nos dimos cuenta que sus enseñanzas son erráticas y manipulativas. La última que nos fuimos, el pastor fue acusado de violar una menor, y por ratos se oye uno que otro escándalo. Gracias al Señor, nunca fui miembro ni me enredaron, pero sí conozco a fondo cómo usan la palabra para manipular. Que son erráticos no cabe duda. Que atribuyen al Señor cosas que el Señor no ha hecho. Que blasfeman contra Dios. Por supuesto, decir que Dios me habló o me reveló, sin el Señor decir nada, es una blasfemia. Usar el nombre de Dios en vano es blasfemar. Las pretensiones son blasfemia.

A una hermana de mi esposa le dieron una profecía, a saber, que viniera ilegal a los Estados Unidos, que Dios le abriría puertas. Se vino, la apresaron y la devolvieron a su país, y antes de venir, vendieron lo poco que tenía. Nosotros le prevenimos y no hubo caso. Su pastor es pentecostal.

En fin, después de pasar por esas aguas, el Señor en su misericordia nos llevó a una doctrina Cristo céntrica, a ser guiado solo por el Espíritu, a examinarlo todo, a conocer a los falsos espíritus en los hombres, a discernir lo que es de Dios y lo que es de los hombres, a pararme firme en la palabra viva y que edifica, a buscar la dirección del Espíritu, a tratar de dar frutos dignos de un cristiano renovado. Pero, este gigante pentecostalismo ya ha quedado para la vieja retórica, aunque sigue haciendo daño. Como dijo Pablo, buscándole la parte positiva, que de todas formas Cristo es predicado. Nos queda ahora a nosotros orar por ellos para que el Señor se encargue, pues solo él lo puede hacer que esas piedras vivas sean enseñadas por él.

Qué el Señor se siga guardando a usted y los suyos.” 

-Comentarios de nuestra parte. Nos limitamos a aclarar que no nos solidarizamos necesariamente con unas pocas opiniones expresadas por el amigo Félix. Por ejemplo, que Dios, “al no haber quienes prediquen el mensaje de salvación en su plan por rescatar a sus hijos”, se valga de los pentecostales, pese a ser ellos una herejía tan grande, para “rescatar a sus hijos…”. Me cuesta trabajo creer que Dios obre a través de ellos y sus numerosos evangelios tan diferentes como tergiversados. Al fin y al cabo, a pesar de la falta de suficientes mensajeros fieles que anuncien su verdadero mensaje de salvación en cada esquina y cada hogar, la Palabra de Dios está disponible dondequiera en estos días. Me refiero en particular al Nuevo Testamento. Quien lee siquiera por encimita textos tales como 1 Corintios 14:27-28 ha de comprender enseguida, si su intelecto funciona normalmente, que algo anda muy mal en el seno mismo del pentecostalismo. El pasaje dice: “Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios”. O 1 Corintios 14:40, donde el apóstol Pablo escribe: “…pero hágase todo decentemente y con orden”. ¿Obedecen los pentecostales estos sencillos mandatos? De modo alguno. Y este hecho tan elemental debería ponernos en alerta, llevándonos a examinar, con la Biblia abierta, todas sus grandiosas pretensiones y reclamaciones.

-¿De qué vale darse cuenta de los errores del pentecostalismo, pero no seguir buscando la verdad del evangelio de Cristo hasta encontrarla, y no tan solo encontrarla sino también obedecerla en una iglesia que se guía solamente por las enseñanzas del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento? Muchos creyentes, decepcionados por las doctrinas y prácticas típicas de la religión pentecostal, están abandonándola. ¿Para ir adónde? ¿A caso al mundo? ¿O a otra iglesia donde tampoco se enseña la pura “doctrina de Cristo”? Hace mucha falta que se unan a los que predicamos el evangelio puro del Señor Jesús, como miembros de congregaciones que son organizadas, adoran y trabajan conforme a las directrices de Dios. Predicamos lo que ordenó Cristo en la Gran Comisión, a saber, “El que creyere y fuere bautizado, ser salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16). No eliminamos el bautismo “para perdón de los pecados” (Hechos 2:38) de la Gran Comisión, de nuestro llamado a los pecadores. Pisamos los talones de los apóstoles en el día de Pentecostés cuando a la multitud que preguntaba “Varones hermano, ¿qué haremos?”, dijeron: “Arrepentíos, y bautícese de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”. He aquí un rasgo inconfundible de quienes predican correctamente el evangelio del Señor: ¡No alteran las condiciones para perdón asentadas en la Gran Comisión! Únase, querido lector, a nosotros en la proclamación universal de este mensaje sano, para que las nuevas generaciones escuchen primero este mensaje, y no algún “evangelio diferente” inventado por hombres que se lanzan a predicar antes de aprender siquiera “los rudimentos de la doctrina de Cristo” (Hebreos 6:1).

Para servirle en el amor del Señor, Homero Shappley de Álamo
 

 

 

 

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