Actividades de damas cristianas
en la iglesia de Cristo

 

Una dama cristiana enseñan a una clase de cinco varónes jóvenes en la iglesia de Cristo, Alturas de Flamboyán, Bayamón, Puerto Rico.

 

La hermana "A" llama "sectaria"
a la hermana "B" por enseñar
la
“B” a un grupo de jóvenes.

 

Refiriéndose a estos temas, el hermano José Luis escribe: “NÓTESE LO SIGUIENTE: Una hermanaA” le llamó “sectaria” a otra hermana “B” de la misma congregación, porque la hermana “B” es encargada de un grupo de jóvenes y esta hermana “A” le dijo que esas innovaciones de grupos de mujeres y jóvenes ella no la había leído en el Nuevo Testamento."

-Análisis nuestro.

¿En qué sentido “es encargada de un grupo de jóvenes” la hermana “B”?

¿Acaso formara ella el grupo de jóvenes unilateralmente, encargándose de ellos? Es decir, sin la autorización de los administradores, o ancianos, de la congregación.

De ser así, entiendo que su proceder ameritaría ser censurado, pues al liderato le corresponde mirar “por todo el rebaño” (Hechos 20:28), responsabilidad que quedaría frustrada de actuar cualquier miembro del rebaño independientemente de ellos, o sea, sin su conocimiento, autorización explícita y supervisión.

“Todo el rebaño” ha de ser apacentado bajo la supervisión de los ancianos (obispos), o, faltando estos, bajo la de hermanos experimentados y aprobados (1 Corintios 16:15-16).

Todos los miembros de una congregación particular están en el deber de someterse a sus pastores, plural, y por consiguiente, no a un solo “pastor”.

Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta…” (Hebreos 13:17).

Por lo tanto, la formación de “grupos” independientes que no estén sujetos a los pastores (ancianos, obispos, administradores) hace violencia a la organización establecida por Dios para su iglesia.

He aquí, el mal, el pecado, de “células”, las que suelen reunirse y operar bajo la supervisión del “líder de célula”, no respondiendo directamente a un liderato constituido bíblicamente.

¿Tiene el liderato constituido bíblicamente potestad para autorizar la formación de “grupos de jóvenes” o “grupos de damas”, nombrando a hermanas que se encarguen de ellos? Respondemos a esta pregunta al contestar las preguntas que usted, estimado hermano José Luis, transmite o hace usted mismo en el resto de su comunicación.

“Las preguntas de la hermanaA” son así:

1.  ¿Qué pasaje del Nuevo Testamento autoriza que una hermana enseñe clases bíblicas a un grupo de mujeres jóvenes o mayores de edad en una reunión privada de mujeres nada más?

2.  ¿Qué pasaje del Nuevo Testamento autoriza que una hermana se encargue de orientar y educar a un grupo de hermanas en categoría de mujeres solamente?

3.  ¿En qué pasaje del Nuevo Testamento leemos de un ejemplo apostólico aprobado, inferencia necesaria o declaración directa para las clases bíblicas semanales o dominicales de mujeres?”

-Respuesta nuestra. El texto bíblico para estas tres preguntas es Tito 2:3-5. Encuentro tan parecidas las tres preguntas que opto por contestarlas todas a la vez.

-¿Qué dice el Espíritu de Dios en Tito 2:3-5? Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.” Analicemos este importantísimo pasaje.

a)  ¿Enseña el Nuevo Testamento que a la mujer cristiana le es lícito impartir instrucción sobre la vida espiritual? Positivo. “Las ancianas… sean… maestras del bien; que enseñen…”

b)  ¿Cuáles mujeres de la iglesia cualifican para enseñar? “Las ancianas” que tengan los atributos señalados en Tito 2:3-5. Las hermanas neófitas, no, sino las hermanas maduras en la fe y experimentadas en la vida. “Las ancianas”, y no las señoritas o las mujeres adultas jóvenes, bien sean casadas o solteras.

c)  ¿A quiénes enseñarán estas “ancianas”? “A las mujeres jóvenes”, apunta el apóstol Pablo con precisión inconfundible. A varones, no, sino “a las mujeres jóvenes”, porque no se le permite “a la mujer enseñar (al hombre, se sobreentiende), ni ejercer dominio sobre el hombre” por las razones que se anotan con sencilla claridad en 1 Timoteo 2:12-14.

d)  ¿Dónde enseñarán “las ancianas… a las mujeres jóvenes”? Pues, no hay legislación divina específica sobre este detalle en Tito 2:3-5. Por lo tanto, el “dónde” se deja a la discreción de las ancianas. En los hogares de las ancianas. En los hogares de las mujeres jóvenes. En el lugar de reunión de la congregación. En cualquier otra facilidad o lugar propicio para impartir instrucción espiritual, moral y social.

e)  ¿A cuántas “mujeres jóvenes” puede una hermana anciana enseñar a la vez? En lo concerniente a este particular, tampoco fija pautas el Espíritu Santo. Por lo tanto, a cada hermana anciana que enseñe le corresponde determinar el número, decidiendo ella el asunto sabiamente al tomar en cuenta las circunstancias, condiciones o necesidades de cada alumna potencial. A una sola, o a dos a la vez. Quizás a cinco o diez. ¿Y por qué no a veinte o treinta a la vez? De acuerdo con la necesidad y los puntos a ser expuestos. Cualquiera sea el número, al haber más de una, ya se trataría de un “grupo”. Un “grupo de mujeres jóvenes enseñado por una hermana madura (anciana)” es, pues, totalmente bíblico, y esto se infiere necesariamente por lo que enseña Tito 2:3-5. Llámese “grupo de mujeres” o “clase bíblica solo para mujeres”, lo que se hace conforme a Tito 2:3-5 no debería clasificarse de “sectario” o “pecaminoso”.

f)  ¿Con cuánta frecuencia y por cuánto tiempo puede una hermana anciana instruir a dos o más mujeres? El Espíritu Santo no establece parámetros al respecto. Por consiguiente, a la hermana madura que enseñe le incumbe decidir, guiada, se supone, por las circunstancias de las alumnas y consejos de los ancianos (obispos, pastores, administradores) de la iglesia. Cada domingo, por cuatro domingos consecutivos. Cada lunes, por seis lunes corridos. Un viernes sí, un viernes, no, por tres meses. Sería lícito cualquier horario y duración acordados por las damas y aprobados por el liderato de la iglesia.

g)  ¿Procederían las hermanas maduras cualificadas para enseñar a organizar clases, fijar horarios, etcétera, sin consultar al liderato de la congregación? Inconcebible, por las razones dadas en el “Análisis nuestro” al principio de este estudio. Al tratarse de “clases” y “horarios fijos”, o sea, de instrucción formal y organizada, la hermana madura dispuesta a enseñar debería presentar al liderato el programa proyectado, no adelantándose sin su aprobación ni procediendo sin que la reconozcan formalmente como maestra.

h)  Guiados por lo que enseña Tito 2:3-5 explícitamente y por implicación, podemos afirmar confiadamente que también el liderato de cualquier congregación particular estaría facultado, efectivamente, para organizar una clase para mujeres, enseñada por una hermana madura tenida por cualificada, fijando ellos el horario y la duración de la clase.

 

“NÓTESE un DETALLE IMPORTANTE: No se trata de una clase de “LIDER” de mujeres en la iglesia en categoría asamblea pública.”

-Observación nuestra. Correcto. Entendemos que las preguntas se relacionan con clases bíblicas, o agrupaciones de mujeres, enseñadas por mujeres, y no de levantarse alguna hermana a enseñar o predicar cuando “toda la iglesia se reúne en un solo lugar” (1 Corintios 14:23) para rendir culto a Dios.

“Quisiera que me ayude a responder a las preguntar formuladas arriba y también tengo unas preguntas mías sobre el particular.

1.  ¿Es pecado que una hermana piadosa a Dios se encargue de enseñar y educar con la Biblia a un grupo de mujeres que están interesadas en recibir orientación y enseñanza espiritual de la palabra en una asamblea privada de mujeres, nada más?

2.  ¿Es pecado y contrario a las Escrituras que las hermanas se reúnan para cantar y estudiar la Biblia juntas en una reunión particular y no de asamblea pública?”

-Respondemos a sus preguntas, sin pretender en esta ocasión cubrir todas las ramificaciones de los temas.

a)  Ya hemos establecido que no es pecado que una hermana piadosa enseñe y eduque a otras hermanas, siempre y cuando ella lo haga conforme a Tito 2:3-5, contando también con el conocimiento y la aprobación del liderato de la congregación. Ahora bien, de hacerlo independientemente, por su cuenta, sin la aprobación y supervisión de un liderato bíblicamente constituido, no identificándose ella como miembro de ninguna congregación local, ni sometiéndose a liderato espiritual alguno, cambiaría notablemente el marco de su acción.

b)  Usted utiliza la expresión “una asamblea privada de mujeres, nada más”, la cual bien pudiera entenderse como “una congregación de mujeres” o “una iglesia de mujeres”, y más aún al incluir usted “cantar” en la segunda pregunta. El texto de Tito 2:3-5 autoriza por inferencia lógica una “clase para mujeres” o la “agrupación de mujeres para recibir instrucción dada por una hermana madura”, pero, no, en definitiva, la formación de una organización de mujeres que funcionara como una congregación independientemente de los demás miembros de la iglesia local. Enseñar una mujer madura a otras mujeres es lo que autoriza Tito 2:3-5, y no “predicar” la mujer o “presidir cultos”. El que las hermanas oren antes de iniciarse la clase y para cerrar cada sesión sería recomendable y cantar algún himno, pues, aceptable. Con todo, no se trata de “culto” sino de instrucción espiritual, y esto mismo ha de ser el móvil principal de su reunión, “asamblea” o clase. Organizarse a manera de una “Sociedad de damas”, con presidenta, secretaria, tesorera, etcétera, y reunirse a manera de “iglesia” principalmente para alabar a Dios, ciertamente va mucho más allá de lo que el Espíritu Santo enseña en Tito 2:3-5.

c)  Reitero: formar cualquier agrupación de miembros, ya de mujeres, jóvenes, adultos jóvenes o la que sea, y desenvolverse la agrupación independientemente del liderato de la iglesia, sin el conocimiento y la supervisión del liderato, hace imposible que el liderato vele por toda alma de la congregación, apacentándola y cuidándola conforme a la encomienda de Dios. El liderato que permita la formación de tal agrupación independiente no cumple cabalmente con su responsabilidad de mirar constantemente “por todo el rebaño”, no solo alimentándola adecuadamente sino también protegiéndola contra falsos maestros y falsas maestras, las que tengan su propia agenda personal, por ejemplo, la de promover el “feminismo” en el seno de la iglesia, desviando a hermanas incautas de la “buena doctrina” de Cristo y los apóstoles, aun instigándolas astutamente a rebelarse contra la organización establecida por Dios para toda su creación. “Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo” (1 Corintios 11:3).

“Hermano Homero, necesito que me oriente y me aclare con detalles bíblicos sobre este tema, ya que es muy importante para mí y para aclarar dudas que tienen las hermanas en la iglesia del Señor. Por favor, hermano, ayúdeme con esto.

De su hermano: José Luis”

-Despedida. Querido hermano José Luis, ojala hayamos podido arrojar alguna luz sobre estos temas. Nos ayude el Señor a todos nosotros, tanto a las hermanas sinceras como a los varones, a entender nuestros distintos roles en la iglesia, y a cumplirlos con esmero, diligencia y amor.

Para servirle siempre en Cristo, Homero Shappley de Álamo

 


 

Rol de la mujer en el matrimonio, el hogar, la iglesia y la sociedad: recursos en esta Web.

La organización de la iglesia concebida por Dios el Padre y establecida por su Hijo Jesucristo

 

  

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