Los hombres de Nínive se levantan en el juicio,
condenando a los judíos descreídos
del tiempo
del ministerio
de Jesucristo en la Tierra

 

Pintura que representa al profeta israelí Jonás en el acto de anunciar las advertencias de Dios en la gran ciudad de Nínive, Asiria.

El profeta israelí Jonás anuncia las advertencias de Dios

en la gran ciudad de Nínive, Asiria.

 

Mateo 12:41

Este estudio integra la serie Juicios del Nuevo Testamento

"Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar."

“Los hombres de Nínive…” La historia relevante para este versículo se encuentra en Jonás 3.

Nínive era “una ciudad grande en extremo, de tres días de camino(Jonás 3:3). La capital del Imperio de Asiria. Una ciudad de los gentiles. Tan grande que había que andar, a pie, tres días para circunvalar completamente la gran muralla alrededor de la ciudad. Durante unos cincuenta años, era la ciudad más grande del mundo, hasta el año 612 a. C., con una población de aproximadamente 120,000. www.wikipedia.org/Nineveh

 “…se levantarán en el juicio con esta generación…”

¿Cuál “juicio”? En el juicio de “todas las naciones” cuando Cristo, después de su Segunda Venida, se siente “en su trono de gloria” (Mateo 25:31-46). Este juicio es el mismo que el del “gran trono blanco” (Apocalipsis 20:11-15). El juicio cuando se pronuncien las sentencias finales sobre los pecadores resucitados del Tártaro, en el Hades (Juan 5:26-29), sobre “los cabritos”, sobre los cuyos nombres no aparecen en el libro de la vida.

Los justos salvos de todas las épocas de la humanidad en la Tierra NO se presentan en este juicio para ser juzgados. “…no vendrán a condenación” o “…a juicio” (Juan 5:24, distintas versiones). Resucitados y transformados antes de este juicio, acompañan a Cristo en su Segunda Venida (1 Tesalonicenses 4:13-18; Apocalipsis 19:11-21). No para ser juzgados sino para juzgar.

“O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros…

¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?” (1 Corintios 6:2-3).

 “…esta generación” era la generación de la nación terrenal de Israel que había durante el ministerio personal de Jesucristo en la Tierra.

“…se levantarán…” Se pondrán de pie.

“…y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás…”

Testifican en el juicio de “las naciones” contra todos aquellos israelitas del tiempo del ministerio de Jesucristo que rehusaron recibirle como el Mesías. Este evento no toma lugar en el planeta Tierra sino en los cielos de Dios ante el “gran trono blanco” celestial. Para aquel escenario aún futuro, el planeta Tierra ya no existe, habiendo sido destruido totalmente, juntamente con todo el universo material, finalizando también el tiempo mismo (2 Corintios 4:18; 2 Pedro 3:9-14).

En el escenario celestial de juicio, las almas-espíritus de los asirios, ya en cuerpos espirituales glorificados (1 Corintios 15:42.44(, testifican contra las almas-espíritus de los israelitas incrédulos, del tiempo del ministerio de Cristo en la tierra, que ocupan cuerpos resucitados NO glorificados recibidos en la “resurrección a condenación”.

¿Por qué condenan a los israelitas del tiempo de Cristo en la Tierra presentes ante el “gran trono blanco” para ser sentenciados? Porque la inmensa mayoría de ellos rehusó creer que Jesús fuera el Mesías, pece a las abundantes señales indubitables hechas por él. En cambio, los ninivitas, al escuchar las advertencias de Dios predicadas por el profeta Jonás, “se arrepintieron”, ¡sin ver milagros!

“Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré. Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino. Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua; 8 sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos. ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos? 10 Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.Jonás 3.

Reiterando y poniendo de relieve: “…creyeron” y se arrepintieron “desde el mayor hasta el menor”, incluso el rey de Asiria. El rey manda a todos los habitantes de la gran ciudad a ayunar y convertirse “cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos… Y vio Dios… que se convirtieron de su mal camino.

Jonás vivió en el siglo VIII antes de Cristo (www.wikipedia.org/Jonah). Suponiendo que la población de Nínive fuera para aquel tiempo más o menos 100,000, concluiríamos que decenas de miles de ninivitas, tanto mujeres como varones, tanto jóvenes como mayores de edad, “se convirtieron de su mal camino”.

Ya que, según el testimonio de Jesucristo, estos ninivitas convertidos se levantan en el juicio, condenando a los descreídos israelitas del tiempo de Cristo en la Tierra, se deduce que figuren entre los resucitados “a vida” (Juan 5:29). Esto significaría que su arrepentimiento fuera tan sincero y profundo como para resultar en una transformación que durara hasta la muerte, quedando escritos sus nombres en “el libro de la vida”. Jesús proyecta su presencia y acciones en el juicio como hechos. Consiguientemente, su conversión de malos a buenos al escuchar la prédica de Jonás, y su posterior andar recto hasta el fin de sus días terrenales los deberíamos tener como hechos. Desde luego, esto no quiere decir que no hubiera reincidentes entre los ninivitas arrepentidos.

“…y he aquí uno mayor que Jonás.”

Jesucristo se refiere a sí mismo. Él es mayor, muchísimo mayor, que Jonás. Él predica maravillas reveladas por su Padre en el cielo. Él hace milagros incuestionables de los más poderosos: levanta a muertos, calma tempestades en el mar, alimenta a miles y miles con unos pocos pececitos y pedazos de pan, sana a leprosos y otros enfermos. Pero, las masas de judíos de su tiempo andan tras los panes y peces, no siendo verdaderos discípulos, mientras el resto del pueblo israelí resiste creer en él, teniéndolo por impostor y engañador. Resucitados todos estos “a condenación”, serán condenados no solo por el Juez Cristo sino también por multitudes de justos glorificados, entre ellos, los de Nínive, del siglo VIII antes de Cristo.

 


 

Juicios enseñados en el Nuevo Testamento. PDF del libro.

102 páginas tamaño carta en su formato de impreso.

Once temas. Encuadernación espiral.

JUICIOS del Nuevo Testamento. Estudiados los textos que los presentan.

 

  

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