En esta gráfica un varón frente a una bifurcación y dos caminos divergentes se rasca la cabeza. ¿Cuál es el camino correcto? Algunos dicen que es necesario guardar el séptimo día para ser salvo. Otros lo niegan, afirmando que el primer día de la semana es el “día del Señor” y el día cuando los cristianos deben reunirse para adorar y ofrendar. ¿Por aquí o por allá? ¿Quién tiene razón?
Las Escrituras enseñan que el primer día de la semana como día de adoración es impuesto al pueblo de Dios durante la presente Era del mundo.
La proposición que voy a afirmar en esta ocasión dice así: "Las Escrituras enseñan que el primer día de la semana como día de adoración es impuesto al pueblo de Dios en la presente Era del mundo". El hecho de estar este servidor afirmando esta proposición es evidencia de que creo en ella; el amigo Dugger la niega porque no cree en ella. Por supuesto, uno de nosotros ha de estar equivocado; y el propósito de este debate es poner delante del público la verdad sobre esta cuestión. Pero primero, deseo definir los términos de la proposición. Tratándose de "Las Escrituras", quiero decir la Biblia, el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, la palabra de Dios. No habrá desacuerdo entre nosotros en cuanto al significado de este término. Referente al verbo "enseñan", quiero decir o que la palabra de Dios dice así en tantas y tantas palabras, o que se hacen afirmaciones tales en torno a ella que las mismas obligan a la conclusión. En lo concerniente al "primer día de la semana", quiero decir el día que se conoce comúnmente como domingo. La palabra "domingo" no ocurre en ninguna parte de la Biblia; la Biblia lo llama "el primer día de la semana" y "el día del Señor". Esta última expresión será discutida en el momento oportuno. Pero no estoy obligado a defender el nombre "domingo" ni ninguna idea o condición que diera origen a ese nombre. Todos los días de la semana tienen nombres por los cuales son llamados comúnmente: domingo, lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado –ninguno de los cuales ocurre en la Biblia. No tengo más obligación de defender cualquier asunto relacionado con el nombre “domingo” que tenga mi amigo de defender lo que pueda estar asociado con el nombre “sábado”. Si él hace algún esfuerzo en este sentido, nos ocuparemos de ello cuando lo haga.
Al decir "día de adoración", quiero decir que un culto determinado ha sido ordenado para ese día. En otras palabras, no estoy afirmando que el primer día de la semana sea un sábado ni un sábado cristiano, ni nada como eso. El primer día de la semana nunca ha sido llamado "sábado". Los predicadores denominacionales que hacen semejante afirmación están tan errados como mi oponente en la posición que ocupa. Diciendo "es impuesto", quiero decir: ordenado, requerido, o que de alguna manera es obligatorio. Refiriéndome al "pueblo de Dios", quiero decir: cristianos, los que han cumplido con los requisitos que convierten a las personas en hijos de Dios. Quizás no concordemos en cuanto a qué son esos requisitos, pero no estamos debatiendo este punto. En lo referente a "la presente Era del mundo", quiero decir: lo que comúnmente llamamos la Era Cristiana. No quiero decir que esto fuera obligatorio para los seres humanos en la Era Patriarcal o la Era Judía, sino en la presente Era, la Era, o Dispensación, que comenzó con el reinado de Cristo el primer Pentecostés después de su resurrección.
Me parece haber definido los términos de la proposición de manera tal que no pueda haber ningún malentendido en cuanto al tema específico a debatirse. Sostengo que Dios requiere que los cristianos le rindan culto el primer día de la semana; que él ha especificado un culto para ese día, esperando que su pueblo le honre al cumplir con aludidos requisitos. Y ahora invito su atención para que demos consideración a algunas cosas relativas a ello.
I. Sucesos que hacen importante el primer día de la semana.
En este momento, deseo destacar varias cosas, las que por sí solas no hacen necesario rendir culto el primer día de la semana, pero que sirven como trasfondo para la institución del culto para referido día. A Dios le pareció bien demostrarnos la importancia del primer día de la semana en esta Era mostrándonos algunas cosas que tuvieron lugar en este día.
1. Jesús resucitó de entre los muertos el primer día de la semana. En Marcos 16:9, leemos esta declaración: "Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena". Se dice, pues, claramente que Jesús "resucitó temprano el primer día de la semana". Ningún suceso más grande que la resurrección de Cristo ha ocurrido jamás en ningún día, aconteciendo este precisamente el primer día de la semana. Esto será discutido más completamente juntamente con otro argumento a presentarse más adelante. El pastor Dugger discrepa con esto, por supuesto, pero me ocuparé de ello cuando él lo objete.
2. La regeneración [del hombre] se perfeccionó el primer día de la semana. En 1 Pedro 1:3, Pedro nos dice que Dios "nos hizo renacer nuevamente" (o nos regeneró "para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos"). Ya que Jesús resucitó de entre los muertos el primer día de la semana, esta regeneración fue perfeccionada en referido día.
3. En el primer día de la semana Jesús fue reconocido como el unigénito Hijo de Dios. Tenemos la siguiente afirmación en el Salmo 2:7: "Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy". Leemos en Hechos 13:32-33 que esto se cumplió mediante la resurrección de Jesús [la cual ocurrió el primer día de aquella semana después de la crucifixión].
4. Muchos sucesos notables e importantes ocurrieron el primer Pentecostés después de la resurrección de Jesús. Todo esto añade importancia al primer día de la semana, pues Pentecostés siempre caía el primer día de la semana (Levítico 23:11, 15). Entre los sucesos que ocurrieron el primer día –el primer Pentecostés después de la resurrección del Señor- se encuentran los siguientes:
a) El Espíritu Santo fue dado en cumplimiento de la profecía de Joel (Joel 2:28; Hechos 2:1-4, 16, 17)
b) La iglesia –el monte de la casa del Señor- fue establecida en ese día (Isaías 2: 2-3; Hechos 2:17)
c) Cristo fue coronado rey en su trono en aquel día (Zacarías 6:13; Hechos 2:29-36)
d) La nueva ley entró en vigencia cuando la palabra del Señor salió de Jerusalén en aquel día (Isaías 2:3; Lucas 24:47, 49; Hechos 2).
Todos estos sucesos muestran que Dios honró el primer día de la semana como el día del cumplimiento de cosas tan grandes.
II. El primer día de la semana comienza a adquirir prominencia después de la resurrección del Señor.
Esto se muestra por el número de apariciones de Jesús a sus discípulos en este día. Su primera aparición fue a María Magdalena, y ocurrió el primer día de la semana (Marcos 16:9). Mateo nos dice que en aquel mismo día Jesús apareció a María Magdalena y a otra mujer (Mateo 28:9-10). "Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron." El Salvador resucitado fue adorado por primera vez el primer día de la semana. Hubiese sido una buena oportunidad para que Jesús les señalara que [tributar adoración el domingo es señal de tener] "la marca de la bestia" [pero él no dice nada al respecto]. "Ese mismo día" –el primer día de la semana- dos de sus discípulos estaban en camino a Emaús cuando Jesús se les apareció (Lucas 24:13-15). Inmediatamente, regresaron a Jerusalén y hallaron a los once reunidos, y mientras discutían estas cosas, Jesús se les apareció (Lucas 24:33.36). Y en Juan 20:19 leemos: "Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros". Luego, en Juan 20:26, leemos que "después de ocho días", lo cual indicaría el siguiente primer día de la semana, Jesús les apareció nuevamente mientras estaban reunidos. Mediante estas apariciones del Señor a sus discípulos después de su resurrección el primer día de la semana empieza a cobrar importancia.
III. La “cena del Señor” y la asamblea.
Hay varias cosas que deseo presentar en relación con la ““cena del Señor”” y la asamblea [de los cristianos].
1. Deseo que noten el hecho de que Jesús ordenó a sus discípulos que participaran de la cena. En Mateo 26:26-28, en lo concerniente al pan, les dijo: "Tomad, comed; éste es mi cuerpo". Y refiriéndose al fruto de la vid, dijo: "Bebed de ella todos". Lucas registra el hecho de que dijo: "Haced esto en memoria de mí" (Lucas 22:19). Pablo menciona lo mismo en 1 Corintios 11:24-25. Así que, ha sido revelado definitivamente que el Señor ha ordenado a su pueblo que coma de su “cena”. Pero eso no es todo.
2. Al pueblo del Señor se le ordena a reunirse. "No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca" (Hebreos 10:25). Aquí se nos ordena a congregarnos. No se especifica el primer día de la semana. En realidad, el texto no identifica en qué día debería efectuarse la asamblea. Este asunto es necesario verificarlo mediante algún otro pasaje. Pero sí da a entender que algún día es necesario, pues no podía haber asamblea sin establecer un tiempo determinado para congregarse. Así pues, el Señor ordena que haya asamblea [implicándose que en] algún día. Bien, hasta ahora hemos establecido dos cosas: a los discípulos se les ordena participar de la “cena del Señor”; y se les ordena que se congreguen. Pero, ¿hay alguna conexión entre comer la “cena del Señor” y congregarse? Esto nos lleva al siguiente punto.
3. Los discípulos comían la “cena del Señor” cuando se reunían. Esto se muestra en 1 Corintios 11:20-33. Estaban pervirtiendo la institución convirtiéndola en una comida común, y por eso fueron condenados en aquella ocasión. Con todo, el pasaje revela sí cuál era la voluntad de Dios acerca del asunto, la cual era que no se comiera la “cena del Señor” en casas privadas, sino cuando se reunían en la iglesia “en un solo lugar” (1 Corintios 11:20; 14:23).
4. Los cristianos se reunían con el propósito de comer la “cena del Señor”. Léase 1 Corintios 11:33. "Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos los unos a los otros." ¿Qué iban a hacer cuando se reunían? Decía Pablo que se reunían "a comer". Tal fue el propósito de reunirse. Así, vemos que comer la “cena del Señor” y reunirse estaban estrechamente relacionados. Jesús ordenó ambas cosas; y cuando comían la “cena del Señor”, lo hacían en una asamblea, reuniéndose con el propósito exclusivo de comerla. Y tenga presente este hecho: la “cena del Señor” es lo único que jamás Dios ha ordenado a los cristianos que lo hagan en asamblea. O sea, Dios nunca ha requerido que los cristianos se reúnan para comer nada que no sea la “cena del Señor”.
5. Ahora bien, si podemos establecer cuándo se reunían los cristianos, o se congregaban, para comer [la “cena del Señor”], sabremos cuándo participaban de la “cena del Señor” en memoria de Jesús. Al respecto, tenemos lo registrado en Hechos 20:7. "El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba." Aquí hay una asamblea [en Troas] –estaban "reunidos". Teniendo presente que el Señor había ordenado que se congregaran (Hebreos 10:25), vemos que partieron el pan, y el Señor había ordenado que los cristianos hicieran esto mismo (1 Corintios 11:24-26; 1 Corintios 10:16). Además, se reunían para partir el pan con el propósito específico de comérselo. Y, puesto que el Señor nunca ha requerido que su pueblo se congregue para comer nada que no sea la “cena del Señor”, [se deduce que] se trata de la “cena del Señor”. ¿Y cuándo fue hecho esto? "El primer día de la semana." Así que, aquí encontramos un culto que Dios ha ordenado para el primer día de la semana. Reto al pastor Dugger a responder a este argumento punto por punto y demostrar su falacia. He enumerado los puntos para que le sea más fácil referirse a ellos. Ahora pues, que haga el esfuerzo de refutarlos.
IV. La reunión en Troas.
Mediante el último punto del argumento previo se introdujo la declaración relativa a la reunión en Troas, conforme registrada en Hechos 20:7. Ahora deseo usar esta reunión como un argumento distinto, o sea, independiente, para probar que el primer día de la semana es el día de culto ordenado para los cristianos. Era costumbre de Pablo y sus compañeros, mientras viajaban de allá para acá, pasar una semana en algún lugar. Esta práctica la encontramos revelada en Hechos 21:3-4. "Al avistar Chipre, dejándola a mano izquierda, navegamos a Siria, y arribamos a Tiro, porque el barco había de descargar allí. Y hallados los discípulos, nos quedamos allí siete días." No se nos revela cuál fuera el propósito de permanecer ellos en Tiro siete días. El barco descargó su carga, y Pablo y sus compañeros aprovecharon la oportunidad para buscar a discípulos del Señor; y habiéndolos hallado, permanecieron allí siete días. De no haber sido revelado en otro lugar [el propósito de] de esta práctica, por lo menos habríamos llegado a la conclusión de que aprovecharan la ocasión para pasar algún tiempo con los discípulos, y con toda probabilidad, la oportunidad de celebrar culto con ellos. Pero, tenemos una historia similar revelada en otro pasaje. En Hechos 28:13-14, leemos lo siguiente: "De allí, costeando alrededor, llegamos a Regio; y otro día después, soplando el viento sur, llegamos al segundo día a Puteoli, donde habiendo hallado hermanos, nos rogaron que nos quedásemos con ellos siete días." Esto ocurrió mientras Pablo estaba de camino a Roma como prisionero. En Puteoli, hallaron hermanos, o discípulos del Señor, y aquellos cristianos deseaban que Pablo y otros hermanos "se quedaran con ellos siete días". ¿Por qué especificarían siete días? ¿Por qué no permanecer cinco, seis u ocho días? Evidentemente, siete días les llevaría al tiempo de su culto regular, y deseaban que Pablo estuviese con ellos en ese momento.
No es necesario que la palabra "costumbre" se use para denotar cierta práctica. Al encontrar que una práctica particular es seguida por equis número de personas en equis número de ocasiones, estamos seguros de que están haciendo lo que hicieran por costumbre. Y aquí [en los textos que acabamos de leer y comentar] tenemos dos ocasiones en las que ellos permanecieron siete días para estar con el pueblo del Señor. Pero, tenemos otro caso notable en la reunión en Troas. El relato de esta reunión se halla en Hechos 20:6-7. "Y nosotros, pasados los días de los panes sin levadura, navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas, donde nos quedamos siete días. El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche." Nuevamente notamos que permanecieron en Troas siete días. Y además, este texto nos revela la razón tras la costumbre de esperar siete días, pues el primer día de la semana se reunían con los discípulos para celebrar culto.
A mi oponente le será muy difícil enfrentarse a esta Escritura. Aunque Pablo y sus compañeros estuvieron allí siete días, una semana completa, la única reunión de los discípulos que se menciona es la del primer día de la semana. No hay ni siquiera un barrunto del séptimo día, ni de reunión el séptimo día de la semana. ¿Es concebible que los cristianos allí fueran guardadores del sábado, que no creyeran en el culto del primer día de la semana? Suponiendo que tal fuera el caso, ¿no es cosa extraña que se mencione una reunión el primer día, sin referencia alguna a un servicio en séptimo día? Si los sabatistas hubieran escrito esta historia, seguramente nunca habrían mencionado una reunión el primer día de la semana. Habrían hablado de su reunión del séptimo día, de acuerdo con la ley [que siguen]. Pero, Lucas [el autor de Hechos de Apóstoles] ni siquiera intimó semejante cosa. Si el séptimo día hubiera sido observado por los cristianos en Troas, ciertamente se habría hecho alguna mención de un servicio en aquel día, en lugar de un servicio el primer día de la semana. Pero la única reunión durante la semana competa que es mencionada por el escritor inspirado es la del primer día de la semana. ¿Sería concebible que mi oponente, en el acto de registrar las reuniones de su gente para cualquier semana en particular, mencionara una reunión el primer día de la semana y pasara por alto, en completo silencio, su propio séptimo día de servicio? Eso no estaría en armonía con la actitud [común de] sabatistas.
Pero, ¿por qué se reunieron el primer día de la semana? Lucas es muy específico acerca de esto. No dice que se reunieron para oír a Pablo predicar. Si mi amigo pudiera hallar en el registro divino que cualquier grupo de cristianos se reuniera en el séptimo día, aparte del culto judío y la influencia judía, para oír predicar a uno de ellos mismos, enseguida echaría mano de ello como prueba para la observancia del sábado. En el libro de Hechos, él halló varias ocasiones, en relación con el culto judío o la influencia judía, cuando Pablo predicó. El Sr. Dugger presentó estas ocasiones para probar que Pablo guardaba el sábado. Pero Hechos 20:7 nos dice que Pablo predicó el primer día de la semana. Si el hecho de que predicara en sábado probara que guardaba el sábado, me gustaría saber por qué el hecho de que predicó el primer día de la semana no prueba que guardaba el primer día. Pastor Dugger, por favor, díganos por qué la regla no funciona en ambos casos. Ciertamente, predicar en día determinado no prueba que el predicador esté guardando ese día, pero si lo prueba en un caso, lo prueba en el otro. Mi amigo nunca podrá explicar esto. Pablo predicó aquel primer día de la semana en Troas, pero aquel acto no fue el móvil principal de aquella reunión. O sea, no se reunieron para oír a Pablo predicar. Lucas dice que "se reunieron para partir el pan". Jesús había dado instrucciones a sus discípulos para que partieran el pan en memoria de él (Lucas 22:19, 20). Pablo enseñó que al hacer esto, estarían anunciando la muerte del Señor (1 Corintios 11:26). También, que el partimiento del pan era la comunión del cuerpo de Cristo (1 Corintios 10:16). Así que, cuando los discípulos en Troas se reunieron para partir el pan, lo hicieron en memoria de Cristo, para anunciar su muerte, o como una comunión del cuerpo de Cristo. En otras palabras, se trataba de un culto religioso. Así pues, cuando se reunieron el primer día de la semana, lo hicieron para adorar a Dios. Era un día de culto religioso. Ninguna reunión de cristianos como esta jamás ni nunca se registra en la palabra del Señor para el séptimo día. Mi oponente y su gente se regocijarían si hallaran en la Biblia alguna afirmación de que los cristianos se reunieran el séptimo día para tal servicio. Sería prueba abundante de que guardaban el séptimo día.
Por consiguiente, [hoy día] estamos siguiendo un buen ejemplo cuando nos reunimos el primer día de la semana para tener culto, pues tal culto está respaldado por la inspiración del Todopoderoso y registrado bajo la dirección del Espíritu Santo. Bien que mi amigo se oponga a esto, el texto bíblico seguirá diciendo lo mismo aun cuando él haya terminado su ponencia en contra.
V. El tiempo y la frecuencia de la “cena del Señor”.
Este argumento [sobre el tiempo y frecuencia de la “cena del Señor”] está estrechamente relacionado con el anterior, pero desde un ángulo ligeramente diferente. La “cena del Señor” fue establecida en el Reino de Dios. Jesús dijo: "Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel" (Lucas 22:29,30). Así pues, el Señor puso la mesa en su Reino para que sus discípulos, ciudadanos de ese Reino, pudieran comer y beber en su Reino. Yo no anticipo ninguna discusión con mi amigo en cuanto a si "la mesa del Señor", la cual significa "la cena del Señor". En 1 Corintios 10:16, Pablo dice: "La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?". Y justo después de eso, declara: "No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios" (versículo 21). Así que, lo que él llama "la comunión de la sangre y el cuerpo de Cristo" en un versículo, llama "la mesa del Señor" en el otro. Por consiguiente, se hace referencia a la “cena del Señor”. Esa mesa, o cena, había de ser puesta en el Reino de Cristo para que sus discípulos pudieran comer y beber de ella. Pero comer y beber de la mesa del Señor envuelve las dos cosas que siguen, a saber:
1. Debe haber un tiempo para la observancia de ese servicio.
2. A menos que se observe una sola vez en la vida, debe haber recurrencia, o frecuencia, de ella.
No se puede comer la “cena del Señor” sin comerla en algún momento en particular, en un día en particular. Y naturalmente, surge la pregunta: ¿Nos informa el Nuevo Testamento sobre el tiempo para observar la “cena del Señor”? ¿Especifica un día para su observancia? Si no se menciona ningún día, entonces el elemento tiempo no sería importante, y podríamos participar de ella en cualquier momento en que sea conveniente para nosotros. Pero, si se especifica un día, ese día debe ser tenido en cuenta por los que participarían de ella aceptablemente delante del Señor. Tratándose de un servicio anual, sería mencionado cierto día de cierto mes. En ese caso, no ocurriría sino una vez al año. Esto fue así en lo concerniente a la Pascua del Antiguo Testamento, la que debía ser observada el décimo cuarto día del primer mes. Era un servicio anual. Suponiendo que fuera [la “cena del Señor”] un servicio mensual, esperaríamos encontrar mencionado cierto día del mes, también especificado el mes. Pero, un día determinado del mes lo haría caer ese mismo día de cada mes, y por ende, sería un servicio mensual. En cambio, tratándose de un servicio semanal, un día particular de la semana sería identificado. En tal caso, ocurriría una vez a la semana.
Entonces, ¿qué hallamos con respecto a comer de la mesa del Señor en su Reino? Al respecto, no se menciona nunca cierto día de cierto mes. Así que, no puede tratarse de un servicio anual. Tampoco se menciona cierto día del mes. Por lo tanto, no puede tratarse de un servicio mensual. Entonces, ¿qué se dice con respecto al tiempo? La única afirmación en todo el Nuevo Testamento que enfoca el tiempo es lo que se dice en Hechos 20:7. Leámoslo nuevamente: "El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba…". Aquí está el tiempo para la “cena del Señor”. Se reunieron para partir el pan "el primer día de la semana". Esto no puede significar un servicio anual ni un servicio mensual. Nosotros nunca nos referimos a un suceso que se repite anualmente diciendo que tiene lugar cierto día de la semana. Decimos que la Navidad cae el 25 de diciembre, o que el Día de la Independencia cae el 4 de julio. Nunca decimos que estos días caen el primer día de la semana, aunque algunas veces puede que caigan en ese día. Más sin embargo, ocurren regularmente el día determinado del mes determinado. Así pasaba con la Pascua del Antiguo Testamento. Caía el día décimo cuarto del mes primero, y ese día fue apartado para ese servicio religioso. Así también con respecto a la “cena del Señor”. El Nuevo Testamento especifica "el primer día de la semana". Como el día catorce del mes primero designaba un servicio anual, y el día décimo cuarto del mes señalaba un servicio mensual, así también “el primer día de la semana” especifica un servicio semanal. Le hago a mi oponente las siguientes preguntas: 1. ¿Participa usted de la “cena del Señor”? 2. ¿En qué momento participa de ella? 3. ¿En qué texto basa usted su práctica? Por favor, no olvide contestar estas preguntas.
El que la iglesia primitiva participaba frecuentemente de la “cena del Señor” se muestra en Hechos 2:42. El pasaje dice así: "Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, y en el partimiento del pan y en las oraciones". Esto se dijo de ellos durante el período que siguió inmediatamente al establecimiento de la iglesia en Jerusalén y la adición a ella de tres mil almas. A medida que perseveraban en varias cosas, esas cosas se repetían con frecuencia. Si hubieran orado una sola vez y no hubiesen vuelto a orar durante otro año, no podría haberse dicho que "perseveraban en las oraciones". Y si hubiesen partido el pan sólo una vez y no lo hubiesen vuelto a partir por otro año, no podría decirse que "perseveraban en el partimiento del pan". Pero continuaron en ello. Por eso, era un deber que ocurría frecuentemente, lo cual estaría perfectamente de acuerdo con la idea de un servicio semanal. Pero jamás puede hacérselo concordar con la idea de mi amigo sobre la “cena del Señor”. Esté atento a su posición cuando responda a mis preguntas anteriores.
VI. La contribución de la iglesia en Corinto.
El registro de esta contribución nos da una prueba adecuada a favor de un servicio religioso el primer día de la semana, y por consiguiente, respalda mi proposición. La iglesia de Jerusalén se había empobrecido por la persecución y el hambre, y fue necesario que otras iglesias le enviaran ayuda. El apóstol Pablo, mientras trataba de despertar a las iglesias a este deber, escribió a la iglesia de Corinto en estos términos: "En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana, cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue, no se recojan entonces ofrendas" (1 Corintios 16:1, 2).
En esta declaración, se nos revelan varias cosas de interés. Sin duda, estas son instrucciones sobre la cuestión del servicio religioso. Este ofrendar a los santos de Dios y a su causa no podría considerarse menos que como un servicio religioso. Y no solo era un servicio religioso, sino que era un servicio religioso establecido para un día particular. Dar de nuestros recursos para la causa del Señor en cualquier día de la semana sería un servicio religioso, pero cuando tal servicio es ordenado para un día particular, lo hace mucho más significativo, pues no solo enseña que el servicio es religioso, sino que también convierte a ese día en un día [específico] para ese servicio. Y esto exaltaría ese día a la posición de un "día religioso". Nótese que Pablo dice: Hagan este servicio “el primer día de la semana". ¿Qué razón podría haber para dar tales instrucciones, a menos que el primer día de la semana fuera un día dedicado al servicio religioso? Sería excelente que el Sr. Dugger se dignara contestar esta pregunta. Pero, esté atento a ver si la responde. Si el séptimo día fuera todavía obligatorio pare el pueblo de Dios, entonces ese día habría sido el día lógico para que se hiciera tal contribución. Pero los sabatistas afirman que la contribución de los corintios no era sino un deber a efectuarse en el hogar. Eso será sin duda lo que afirme mi amigo. Si argumenta esto, yo quiero que nos diga por qué Pablo especificó el primer día de la semana como el día en que debía hacerse esto. ¿Qué razón podría haber para llevar a cabo cualquier deber relacionado con el hogar en un día en particular? ¿Por qué no servirían igualmente el segundo o el tercer día de la semana para un deber meramente doméstico? Mi amigo quedará indefenso cuando trate de explicar por qué se menciona el "primer día de la semana" para un deber que atañe al hogar. Deberes relacionados con el hogar nunca son necesariamente obligatorios para un día de la semana en particular. Pero este deber de poner aparte una ofrenda no hay ninguna razón para que se llevara a cabo el primer día de la semana, excepto que ese era el día de culto religioso [para la iglesia].
Además, el apóstol no limitó el asunto a una semana; pero, como dice claramente el lenguaje original, debía hacerse el primer día de la semana. Eso lo convierte en un servicio religioso que debía repetirse. Es un servicio para cada semana. ¿Por qué especificar el primer día de cada semana, a menos que ese fuera un día de reunión y culto? Ciertamente, cualquier día de la semana sería apropiado para un servicio en casas particulares, bien a la mitad de la semana, o aun el último día. Pero, Pablo no dijo: "Lleven a cabo el servicio en algún momento durante cada semana", sino que dijo que lo hicieran "el primer día de cada semana". El primer día de la semana es, pues, en particular un día obligatorio para los cristianos como día de servicio religioso. Si el amigo Dugger lo niega, que responda a estas preguntas: 1. ¿Era este un servicio religioso? 2. ¿Podía llevarse a cabo cualquier día de la semana? 3. De responder que sí, ¿por qué Pablo especificó el primer día? Vaticino que él pasará por alto estas preguntas en completo silencio. Su posición no le permitirá responderlas.
Otra cosa interesante acerca de este asunto de la ofrenda es el hecho de que Pablo dio una orden para que se llevara a cabo [no solo en Corinto sino en otras iglesias]. "Como ordené a las iglesias de Galacia, hacedlo vosotros." [El Sr. Porter procede a dar la definición de “orden” según el diccionario Webster en inglés. Los diccionarios en español definen “orden” en este contexto como “mandato, precepto, decreto”.] De aquí, que el apóstol diera una orden para un servicio religioso [a efectuarse el] primer día. Este mandamiento (esta orden) también había sido dado a las iglesias de Galacia. Y, por medio de la carta a la iglesia en Corinto, fue dado [por extensión] a las iglesias del Señor en todas partes (1 Corintios 1:2). ¿Puede mi amigo hallar dónde dice que algún apóstol ordenara a cualquier cristiano que llevara a cabo algún servicio religioso "el séptimo día de la semana"? Ningún récord de tal orden puede hallarse en el Nuevo Testamento. Supongamos que el pastor Dugger pudiera hallar en el Nuevo Testamento un pasaje como el siguiente: "El séptimo día de la semana, cada uno ponga aparte, según Dios le haya prosperado, para que, cuando yo vaya, no se recojan entonces ofrendas". Lo presentaría como prueba contundente a favor de la observancia del sábado. Y tendría razón. Entonces, al ordenar Pablo que un servicio en particular se lleve a cabo el primer día de la semana, ¿por qué no prueba su orden que el primer día es un día de servicio religioso? [Efectivamente] lo hace, y mi oponente nunca podrá hacerlo a un lado. Predicar, al igual que muchas otras actividades religiosas, podrían realizarse cualquier día de la semana, más sin embargo, en este texto, el apóstol ordena un día en particular, "el primer día de la semana", para un servicio religioso [la colecta de la ofrenda]. Es el único día de la semana definido en el Nuevo Testamento para el cual se ordena un servicio específico. Esto es significativo, y el silencio de parte de mi amigo no responderá a este argumento. Pero, ¿qué más está envuelto en este mandamiento? Pablo responde: "Si alguno se cree profeta, o espiritual, que reconozca que lo que yo les escribo son mandamientos del Señor" (1 Corintios 14:37). Así que, tenemos un "mandamiento del Señor" para un servicio religioso el primer día. ¿Afirma mi amigo que él mismo es espiritual? ¿Reconocerá que este es un mandamiento del Señor? Además, me gustaría saber, y nuestros lectores tienen derecho a saberlo, si mi amigo y su gente obedecen este mandamiento. Así que, díganos esto, pastor Dugger: ¿Pone usted aparte algo el primer día de la semana? No eluda la pregunta, sino darnos una respuesta. Déjenos saber si usted hace lo que Pablo ordenó en 1 Corintios 16:1-2.
Este texto dice a los cristianos que "pongan aparte". Esta expresión procede de una palabra original que significa "en la tesorería" o "atesorar". Significa simplemente "poner en la tesorería". Esto excluye la idea de un deber a efectuarse en el hogar. Lo de poner aparte, o poner en la tesorería, había de hacerse el primer día de cada semana. Pablo dijo: "Para que no se recojan entonces ofrendas cuando yo vaya", o como dice la Versión Revisada, "para que no se recoja dinero cuando yo vaya". Si hacían esto como un deber casero, cada uno poniendo aparte su contribución en su casa, entonces, cuando Pablo llegara, todo aquello [recogido así en las casas] debía ser recogido, y por ende, se haría una colección. Pero esto mismo es lo que Pablo deseaba evitar. Y si ellos cumplían su "orden" en relación con el asunto, no sería necesaria tal colección. Ya estaría puesta [la ofrenda de cada cual] en la tesorería. Esta es evidencia inconfundible de que ellos debían "poner aparte" en su asamblea, y no en sus casas. Poniendo cada uno aparte en su casa, ¿cómo evitaría una colección de ofrendas al llegar Pablo? Quizás fuera buena idea que el amigo Dugger respondiera a esta pregunta. Me pregunto si lo intentará siquiera. Su silencio respecto a tales preguntas hechas en el pasado me lleva a preguntármelo. Es fácil ver por qué tal contribución era requerida el primer día de la semana. Los cristianos se reunían el primer día de la semana para "partir el pan" (Hechos 20:7). La iglesia de Corinto participaba en el partimiento del pan (1 Corintios 10:16). Por cuanto se reunían el primer día de la semana para partir el pan, no habría mejor momento para hacer su contribución. Por lo tanto, Pablo les ordenó poner aparte algo en ese día. Se trata de un mandamiento divino que no debería ser obviado, apoyándose en la autoridad humana.
Primera negativa de D. N. Dugger en contra del primer día y a favor del sábado
Contraportada para el Debate Porter-Dugger con fotografías y datos
Intercambios entre Rony, Gustavo y Homero sobre la utilidad del Antiguo Testamento y del Nuevo
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