La unidad de la fe e iglesia

 TEMA 1

La formación del carácter del consiervo

de Dios que ama la Verdad divina

y la Unidad de fe e iglesia

 Cuatro Partes

 Parte III

 

Una mesa redonda de madera maciza, con varios pergaminos antiguos enrollados encima, de fotografías sobrepuestas, ilustra el tema La Mesa de los Siete Pergaminos, Parte III de La formación del carácter del consiervo de Dios que ma la Verda divina y la Unidad de fe e iglesia.

 

En el Templo de la Unidad de la Fe e Iglesia…

La Mesa de los Siete Pergaminos

 

En el Templo de la Unidad de la Fe e Iglesia discernimos, hacia la derecha, una “Mesa larga de exquisito diseño tallada en madera maciza de caoba” y, detrás de la mesa, “Sillas del mismo diseño y material”.

Acerquémonos. Se trata de la “Mesa de los Siete Pergaminos”. Encima de la Mesa descansan Siete pergaminos abiertos. Nunca se cierran, ni de día ni de noche, y son iluminados por una luz pura y suave que emana, refulgentemente, como de algún lugar celestial, de la alta bóveda arriba de la mesa.

1. La “Luz diáfana celestial” es la de la sabiduría divina que cae, tal cual rayos del Sol de justicia (Malaquías 4:2; Apocalipsis 1:16), sobre los escritos en la mesa.

2. Todo aquél que entra en el Templo debe sentarse a la mesa, primero frente a un pergamino, luego frente al siguiente, hasta estudiarlos todos detenidamente.

a) Aquí todo buen ministro de Jesucristo pasará largas horas escudriñando los textos escritos en los pergaminos, meditando y reflexionando sobre sus mensajes divinos.

b) Millares y centenares de millares de siervos consagrados y competentes lo han hecho a través de las distintas etapas de la Era Cristiana.

3. Los trozos inspirados que contienen los siete pergaminos son los siguientes:

 

 

a) El “Primer pergamino”: Efesios 4:3-6Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos."

(1) Amado consiervo en el Señor, ¿es la “solicitud” un rasgo notable de su propio carácter? ¿Es usted siempre "solícito" por la unidad?

(2) "Solícito", es decir, “diligente y cuidadoso... para hacer algo que otro le pide o manda” (Diccionario de uso del español, Tomo 2, 1194). 

Pues, amado, el Espíritu Santo es quien “pide”, es más, “manda”, que seamos “solícitos en guardar la unidad”. ¿Lo somos? ¿Somos realmente diligentes cuidadosos en todo lo concerniente a la unidad de la fe y de la iglesia? ¿Acaso descuidemos la unidad, siendo más bien propensos a tolerar o aun fomentar la división?

 

 

b) El “Segundo pergamino”: Filipenses 2:2-3"Completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo."

(1) Todo aquel que ama la unidad es humilde. No hace nada “por vanagloria”. Comprende perfectamente que la vanagloria crea malestar entre los hermanos, provocando contiendas, las cuales pueden desembocar en divisiones.

(2) Respetado consiervo, en la formación de su propio carácter, ¿figura la “HUMILDAD” como rasgo verdaderamente sobresaliente? Los demás siervos del Señor, ¿a usted le tienen por “humilde”? ¿O acaso lo tengan por soberbio, vanaglorioso, y, por ende, contencioso?

 

 

 

c) El “Tercer pergamino”: Filipenses 3:16"Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa."

(1) El que ama la unidad aprende la “regla” inspirada, infalible e incambiable que garantiza la unidad. Todos los líderes fieles aprenden “una misma regla”, a saber, el Nuevo Testamento, y no muchas reglas distintas. Entendida y aplicada correctamente, esta “regla” asegura, inexorablemente, la unidad de los santos.

(2) ¿Conoce usted perfectamente la única “regla” divina? ¿Está efectuando su ministerio conforme a ella para que haya unidad en la iglesia?

 

 

 

d) El “Cuarto pergamino”: 1 Corintios 1:10"Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer."

(1) Según este Pergamino, todos los líderes espirituales de la iglesia del Señor estamos en el solemne deber de hablar “una misma cosa” cuando de las doctrinas básicas y esenciales se trata, y no muchas cosas distintas.

¿Habla usted lo mismo que hablan los líderes maduros, bien informados, entendidos y sabios de la iglesia?

¿Siente gran satisfacción en hablar, juntamente con los demás, “una misma cosa”?

¿O acaso le proporcione algún placer perverso el llevar lo contrario, contradecir, hablar “otra cosa”?

(2) ¿Mide usted cuidadosamente sus palabras? Su forma habituada de expresarse ¿contribuye al espíritu de unidad de la iglesia? ¿Ventila usted con cordura sus opiniones, interpretaciones, evaluaciones, críticas?

(3) “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno” (Colosenses 4:6). ¿Refleja su carácter esta disciplina en el habla?

(4) El que ama la unidad es "tardo para hablar" (Santiago 1:19). 

En la formación de su carácter, ¿ha aprendido usted a controlar su lengua? ¿A no ser pronto para hablar? ¿A no hablar demasiado? ¿A callarse cuando las circunstancias demandan silencio?

En no pocos predicadores, maestros y maestras se observa la tendencia de “hablar demasiado”, tanto en la congregación como en las casas o las calles. No es de sorprenderse que los culpables de este error enuncien, tarde o temprano, palabras hirientes que causen ofensas y aun divisiones.

 

 

 

e) El “Quinto pergamino”: Romanos 15:5-6"Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo."

(1) Dios puede ayudarnos a tener "un mismo sentir" porque él es, tal y como señala el texto inspirado, paciente y lleno de consolación.

(2) ¿Es usted paciente y lleno de consolación? Ser muy paciente para con todos los miembros de la familia de la fe, saber sobrellevarlos (1 Tesalonicenses 5:14; Colosenses 3:13), saber consolarlos -estos atributos de carácter nos ayudan grandemente a solidarizarnos con los demás cristianos, a tener, juntamente con ellos, “un mismo sentir”, a unirnos a ellos en adoración, glorificando a Dios “unánimes, a una voz”.

 


f) El “Sexto pergamino”: Efesios 4:13 y 16 lee. "Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo... de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor."

(1) "Perfecto" quiere decir "maduro". El que ama la unidad es maduro en Cristo.

(2) ¿Es usted maduro? Al pararse al lado de Cristo, quien aboga siempre por la unidad de la iglesia, su propia estatura espiritual, ¿acaso encuentre que sea la misma que tiene el Señor por tener usted el mismo carácter, la misma mente, de él (1 Corintios 2:16), el mismo espíritu (1 Corintios 6:17), y, además, los mismos ideales de armonía, paz y unidad?

 

 

g) El “Séptimo pergamino”: 1 Corintios 12:12-13"Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu."

(1) Por cierto, el que ama la unidad ha bebido del Espíritu, de "un mismo Espíritu", del Espíritu de unidad, de la fuente de la verdad divina y de la unidad que enseña el Espíritu.

(2) Las aguas frescas y puras de la unidad limpian y refrescan su alma, fluyendo por todo su ser. Nunca bebe de las aguas venenosas del “Pozo de la Amargura” ni del “Pozo de las Contiendas Fatulas”.

4. Cada ministro pasará largas horas, ¡aún días enteros!, sentado a esta Mesa de los Siete Pergaminos, procurando entender perfectamente el significado completo y profundamente espiritual, práctico y sabio, de la doctrina divina de la unidad de la fe y de los santos.

a) Analizará inteligentemente la relación evidente entre la unidad y la fuerza de la iglesia contra el mal. Comprenderá por qué dijo el Señor: "Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá" (Mateo 12.25).

b) Comprenderá cuán importante es la unidad para el éxito de la causa de Cristo en la tierra. Las ecuaciones elementales son las siguientes:

(1) La Verdad  +  la Unidad  +  la Acción = ¡El éxito!

(2) La Verdad  +  la Unidad  +   la Inacción = El fracaso en los ministerios.

(3) La Verdad  +  las Contiendas +  la Acción =  Divisiones y, por ende, Fracasos en los ministerios.

(4) El Error doctrinal  +  la División  +  la Acción = Múltiples confesiones religiosas distintas.

c) Entenderá que su propio ministerio será un fracaso de no trabajar él mismo unido en espíritu y esfuerzo a los demás miembros del cuerpo.

5. Aún más reverente a causa del silencio solemne que prevalece en el gran Templo de la Unidad de la Fe y de la Iglesia, inmerso en el estudio, la meditación y la oración, el buen ministro comulga con...

a) … “el único Dios verdadero, quien exige la unidad, odiando la división;

b) … Jesucristo, quien rogó por la unidad de todos los creyentes;

c) …el Espíritu Santo, el Ser que reveló toda la doctrina hermosa de la unidad expuesta en el Nuevo Testamento;

d) …los apóstoles, quienes abogaron incesantemente por la unidad y...

e) … todos los miembros fieles que disfrutan de la unidad, recreándose sus almas en sus beneficios y promoviéndola como indispensable para el bien y el progreso de la iglesia.

6. Aquí en este Templo de la Unidad su carácter se va ajustando al molde de la Verdad y de la Unidad, molde diseñado por Dios mismo. Se concretiza alrededor de estos dos grandes principios, “Verdad” y “Unidad”, que gobernarán todas sus conversaciones y actividades durante el resto de su ministerio.

a) Resulta prácticamente imposible que se convierta tal ministro en divisionista.

b) Él es, preeminentemente, "ministro de la unidad", y como tal, detesta y repudia toda división.

c) Él es, efectivamente, incapaz de caer en disimulaciones tontas, de participar en o aprobar tertulias clandestinas subversivas en contra de la unidad de la iglesia y de la fe. Es incapaz de iniciar divisiones, unirse a claques disidentes o aliarse con divisionistas. Porque se ha convertido en verdadero “ministro de la unidad”.

7. Sin embargo, lamentablemente, hay quienes leen y estudian estos Pergaminos sobre la unidad, se levantan de la mesa, salen del Templo y se enfrascan, algunos enseguida, otros luego, en contiendas y divisiones. Se deduce que su carácter de ministro, definitivamente, no se adaptó a la forma del molde divino.

 


 

La formación del carácter del consiervo de Dios que ama la Verdad divina y la Unidad de fe e iglesia. Cuatro Partes. Parte I.

Introducción. Términos claves definidos. Cuatro Templos Sagrados que existen en las expansiones santas del mundo espiritual de Dios.

La formación del carácter del consiervo de Dios que ama la Verdad divina y la Unidad de fe e iglesia. Cuatro Partes. Parte II.

Sus dos columnas principales llamadas Sumisión y Amor. El Fundamento y el Piso del Templo. El Pedestal con un mensaje sagrado en alto relieve.

La formación del carácter del consiervo de Dios que ama la Verdad divina y la Unidad de fe e iglesia. Cuatro Partes. Parte IV.

Dos murales enormes en el Templo de la Unidad de Fe e Iglesia. Los líderes religiosos que figuran en las dos.

LISTA de TEMAS y subtemas que componen el curso de capacitación ministerial La unidad de la fe e iglesia

 

  

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