Vueltas de una mente bautista en torno al arrepentimiento, perdón de pecados y el propósito del bautismo

Esta gráfica abstracta de una cabeza humana con líneas curvada sobre el cerebro ilustra el estudio Vueltas de una mente bautista en torno al arrepentimiento, perdón de pecados y el propósito del bautismo.

Intercambio con el Sr. Diego

Estimado Sr. Diego, sea la gracia de Dios con usted y los suyos. Se agradece su aportación. Quisiera responder intercalando “Comentarios” en su correo, tomando la libertad de ennegrecer las porciones que me llaman la atención. Usted escribe…

"Con respecto a lo de su opinión sobre lo que piensa la Iglesia Bautista sobre el bautismo, estoy un tanto en desacuerdo con usted, pues el bautizo no es para el perdón de pecados…”

-Comentarios. ¿Conque “el bautizo no es para el perdón de pecados…”? “…no es para perdón…”, dice usted. Estoy en estrecho. ¿A quién voy a creer? ¿A usted o al apóstol Pedro? “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados…”, responde Pedro a los de la multitud que preguntaron: “Varones hermanos, ¿qué haremos?” (Hechos 2:38) “Arrepentíos, y bautícese… para perdón de los pecados…”, responde Pedro, anteponiendo tanto el bautismo como el arrepentimiento al perdón. “…NO para perdón…”, dice usted. “…para perdón…”, dice Pedro. Hay que andar con mucho cuidado aquí, y mucha honestidad. Además, con objetividad y un poquitito de entendimiento de gramática. Pedro no dice: “Arrepentíos para perdón de los pecados, y bautícese cada uno después”. No interpone el perdón entre el arrepentimiento y el bautismo, sino que coloca el perdón después del arrepentimiento y el bautismo. ¿Quiere usted ser acusado de obviar totalmente sencillas reglas de gramática en el esfuerzo de sostener su tesis, o convicción, de “bautismo NO para perdón”? El ateo, escéptico o mundano lee la declaración de Pedro, y entiende sin dificultad, a menos que haya desaprobado desastrosamente la gramática de su idioma, que dos condiciones preceden el perdón, a saber, el arrepentimiento y el bautismo. Procedo a observar, orando que mi observación no lastime demasiado, que si usted hubiese escuchado o leído el evangelio de los apóstoles antes de escuchar o leer el evangelio según teólogos bautistas, tampoco hubiese tenido problema alguno en comprender la llana y sencilla declaración de Pedro al efecto de que tanto el bautismo como el arrepentimiento son esenciales para recibir perdón de pecados. Usted está repitiendo argumentos de predicadores y maestros de la Iglesia Bautista. Ellos, en su afán de defender la doctrina de “salvo por fe sola”, doctrina tampoco bíblica, dan vueltas y vueltas a la enseñanza rudimentaria de Hechos 2:38 sobre el propósito divino para el bautismo, atropellando la gramática, porfiando sobre “bautismo como símbolo de perdón” y pontificando interminablemente sobre el “bautismo como obra, que la salvación no es por obras”, etcétera, etcétera. Me incumbe decir que todas sus postulaciones son erróneas. Jamás se dice en el Nuevo Testamento que el bautismo sea mero símbolo de un perdón otorgado antes de bautizarse, sin bautizarse. Jamás se enseña que el bautismo sea una especie de “obra meritoria”. ¿Qué les pasa? ¿No saben distinguir entre “obras” y “actos de obediencia”? Bautizarse es un acto de obediencia, en la categoría con creer y arrepentirse. No debería clasificarse, pues, con buenas obras, obras benévolas, obras que el cristiano hace en beneficio de los demás seres humanos.

Vuelvo a lo de la gramática. En la cláusula “Arrepentíos, y bautícese cada uno…”, la “y” es una conjunción coordinante que une “Arrepentíos” y “bautícese”, obligando esta construcción gramatical a tener las dos acciones como necesarias para el propósito declarado por Espíritu Santo, a saber, “para perdón de los pecados”. En varios escritos, enfatizamos que el bautismo es “para perdón de los pecados”, y esto se debe a la enseñanza, casi universal entre evangélicos y pentecostales, que no lo sea, pero jamás se pretende que el bautismo sin el arrepentimiento resulte en perdón, ya que bíblica y lógicamente ningún perdón se concede si no hay arrepentimiento genuino. ¿Qué cosa es una conjunción? Parte invariable de la oración que une gramaticalmente palabras o proposiciones y señala la relación existente entre ellas: las conjunciones pueden ser coordinantes, como ''o´´ o ''y´´, o subordinantes, como ''porque´´ o ''aunque´´. [Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L. www.es.thefreedictionary.com] Reiteramos: la “y” une “Arrepentíos” y “bautícese”, estableciendo “para perdón” el propósito divino determinado para ambas acciones. Pero, usted, querido Diego, separa estas dos acciones, fijando un propósito para “Arrepentíos”, a saber, “para perdón”, y otro propósito para “bautícese”, el cual es, según usted, una segunda acción de obediencia no para perdón. Desconecta dos acciones que el Espíritu Santo conectó, y esto, sea advertido usted, se llama tergiversar la Palabra inspirada. Respetuosamente, le animamos a reconectar en su mente lo que teólogos bautistas desconectaron sin autorización divina o razón bíblica alguna.

[Continuación de lo que escribió Diego] “…sino un segundo paso de obediencia hacia el Señor, puesto que el primero es arrepentirse de los pecados y de allí viene el perdón del mismo y después, como dice la Biblia, bautizarse.”

-Comentarios. Estimado don Diego, ¿está seguro usted de tener la secuencia correcta, exactamente “como dice la Biblia”? Veamos. Lógicamente, no voy a arrepentirme si no creo en Jesucristo y su mensaje. Y no voy a creer si no escucho o leo su mensaje. Así que, arrepentirse no es, en definitiva, el primer paso, sino que el primer paso es oír el evangelio. Esto mismo dice el Espíritu Santo en Romanos 10:17. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” ¿Se da cuenta? Entonces, el segundo paso es creer. Luego, viene el tercer paso, que es el arrepentirse. Y falta el número cuatro, el cual se destaca en Hechos 8:36-39, a saber, confesar con la boca creer que Jesucristo es el Hijo de Dios. Deseando el tesorero de Etiopía bautizarse, el evangelista Felipe le dice: “Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios”. Este paso es confirmado y enfatizado en Romanos 10:10. “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” Para una salvación, un perdón de pecados pasados, que Dios no concede hasta que no se cumpla con el quinto paso, el cual es bautizarse “para perdón de los pecados”. Esta es la verdadera secuencia bíblica. Así pues, se observa en la mente de usted confusión de pasos para salvación, la que resulta en una secuencia desorientadora y potencialmente peligrosa para el alma. Con humildad y amor, le rogamos reordenar los pasos en su mente, alineándolos para que armonicen con los textos que citamos.

Usted afirma que el perdón viene como fruto del arrepentimiento, “y después, como dice la Biblia, bautizarse. Le recuerdo que esto no es, en absoluto, como dice la Biblia. Al contrario, todo texto en el Nuevo Testamento que define el propósito del bautismo enseña que este acto es necesario para perdón (Hechos 2:38; 22:16; 1 Pedro 3:21), para nacer del Espíritu (Juan 3:1-7), para sepultar al viejo hombre y resucitar el nuevo, para andar en vida nueva (Romanos 6:3-7), para revestirse de Cristo (Gálatas 3:27), para ser añadido al cuerpo espiritual de Cristo (1 Corintios 12:13), el cual es la iglesia (Efesios 1:22-23), de la cual Cristo es Salvador (Hechos 20:28). Se detecta en sus razonamientos –perdone que se lo digamos con tanta franqueza- precisamente en qué punto revuelca usted el texto inspirado, cambiando lo enseñado por Dios con tanta claridad. El “punto” es: “el primero [paso] es arrepentirse de los pecados y de allí viene el perdón”, y el cambio es “y después [del arrepentimiento y el perdón] bautizarse. Repetimos: esto no es, en absoluto, “como dice la Biblia”, ya que en la Biblia el bautismo precede el perdón.

“También me pude dar cuenta de que se comió una parte de la escritura de Hechos 2:38 donde empieza así: "Arrepentíos y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados". Ahora bien, podemos darnos cuenta que Pedro da una primera orden a como Dios manda, la cual es arrepentíos. ¿De qué? Por supuesto, de sus pecados, y segundo, “bautícese”, como segundo paso de obediencia, pero en lo que en realidad nos trae el perdón del pecado es nuestro arrepentimiento, no necesariamente el bautizarnos, si no, mejor me hubiera bautizado y habría sabido que mis pecados estaban ya perdonados. Pero no, tuve que arrepentirme primero para poder ser perdonado y como segundo paso de obediencia bautizarme.”

-Comentarios. Amado, vuelvo a recalcar que el apóstol Pedro no da, en definitiva, “una primera orden como Dios manda, la cual es arrepentíos”, enseñando o implicando que al arrepentirse, y antes de bautizarse, se reciba perdón. Dios no manda que así sea. Tengamos cuidado con las vueltas de la mente, pues pueden conducir a la alteración del verdadero mandamiento de Dios, asunto que sería de mayor gravedad, ya que quien altere en lo más mínimo la voluntad expresa del Señor pueda que sufra consecuencias negativas hasta de índole eterna. No seamos “…como muchos que medran, falsificando la palabra de Dios” (2 Corintios 2:17). Cosa de mucha seriedad es decir “como Dios manda”, luego atribuir a él las ideas, interpretaciones o convicciones de uno mismo. Claro que Dios manda “Arrepentíos”, pero igualmente claro es que no dice “Arrepentíos para perdón, entonces bautícese cada uno como segundo paso de obediencia necesario para obedecer, pero no para perdón”. Esta interpretación es añadida por teólogos bautistas, quienes se la atribuyen a Dios, pero se equivocan, sosteniendo nuestra conclusión toda la evidencia bíblica que hemos presentado. Y usted hace suya esta falsificación de la palabra de Dios. ¿Por qué? Deje que su mente –facultad tan poderosa- piense y razone en línea directa, no haciéndola dar vueltas alrededor de lo fundamental y fácil de entender porque terceras hayan sembrado en ella sus ideas, sus interpretaciones, sus doctrinas humanas. Se lo suplicamos encarecidamente.

Ahora, voy a decir algo un tanto fuerte, y no quisiera, pero me preocupa cómo esté funcionando la mente de usted –su raciocinio, su manera de analizar y razonar. Me refiero a esas expresiones “…mejor me hubiera bautizado y habría sabido que mis pecados estaban ya perdonados. Pero no, tuve que arrepentirme primero…”. Francamente –he de decirlo sin rodeos- esto me suena a pura porfía, con una pizca de, bueno, no sé, quizás de lo irracional, aunque no sea intencional de su parte, ya que anteponer el bautismo al arrepentimiento sería absurdo en extremo, y consiguientemente, el planteamiento teórico suyo carece enteramente de mérito. Como ya dijéramos, jamás ni nunca hemos enseñado que el perdón de pecados sea otorgado como fruto del bautismo, sin que hubiese primero arrepentimiento sincero. Las porfías solo sirven para enturbiar temas controvertidos, indicando, además, carencia de lógica sana.

-Hasta aquí mis “Comentarios”, orando que los mismos tengan algún valor.

“¿Para pertenecer o ser miembro de una iglesia? No. Sino para ser miembro y copartícipe del cuerpo de Jesucristo. Espero mi Señor le abra los ojos en esto, pues en mi Iglesia Bautista no usamos el bautismo como para pertenecer o ser miembro de ella o para perdonar pecados sino como un paso de obediencia. Que Dios nuestro Señor lo bendiga a usted y su familia y espero saber de usted muy pronto, pues me ha gustado mucho esta Página, pues encontré mucha información sobre la señora Joyce Meyer. Porque he leído varios libros de ella pero es verdad en ninguno habla sobre el bautismo como paso de obediencia (aclaro), sino más bien sobre mucha autoestima y positivismo. A lo que quiero llegar es que habla como una psicóloga o utiliza técnicas psicológicas involucrando a Dios y Su Palabra, pero no utiliza nada dañino. Pero debemos de cuidarnos de falsos maestros y profetas como lo dice la Biblia, y lo recuerda usted en ese artículo. Así que, gracias por eso y Dios lo bendiga. Un hermano sincero en Cristo. Diego A. Lima”

-Despedida. También este servidor desea para usted y los suyos muchas bendiciones de parte de Dios. Para servirle en el amor del Señor, Homero Shappley de Álamo

 


 

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