¡Los diezmos del Antiguo Testamento
fueron abolidos!
Rigen leyes distintas en el Nuevo Testamento.
Ovejas en el país de Israel
Diezmos “de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara”.
“Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa
bajo la vara, el diezmo será consagrado a Jehová.” Levítico 27:32
Orientación importante previa al Texto del estudio
Respetado estudioso de las Sagradas Escrituras, al recopilar y analizar el que escribe los abundantes datos de la Biblia sobre "diezmos", descubriéndose muchas evidencias según las que fueron abolidos en la cruz, no tengo la menor intención de enseñar o implicar que el cristiano, librado por Cristo de la ley del diezmo, no esté en el deber de aportar generosamente para la gran obra de Dios en la tierra. Todo lo contrario: mi convicción es que la generosidad del cristiano ha de superar aun la del israelita.
Le rogamos encarecidamente leer todo este estudio antes de emitir evaluaciones negativas, argumentar contra la abolición de los diezmos o enviarnos preguntas. Quizás encuentre, al igual que nosotros, sorprendentes hechos y detalles que desconociera.
Tal parece que algunos lectores no pasen más allá del título de este estudio, pues nos hacen preguntas cuyas respuestas aparecen en el texto. Por ejemplo, preguntan: "Si los diezmos fueron abolidos, ¿cómo se sostienen los pastores o evangelistas hoy día?”, encontrándose la respuesta en la partida 33 de este escrito.
Extrañamente, algunos osan criticar y contradecir, sin tomar la molestia, según su propia confesión, de siquiera consultar los pasajes bíblicos citados en apoyo de respuestas, explicaciones o conclusiones, así poniéndose en tela de juicio su objetividad, honradez y aun su aptitud intelectual.
Campos de trigo en el norte del Negev de Israel
“Indefectible diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año. Y comerás delante de jehová tu Dios en el lugar que él escogiere… el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite…” (Deuteronomio 14:22-23).
“Y el diezmo… de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles,
de Jehová es…” (Levítico 27:30).
A continuación, un breve esquema del contenido de esta obra:
Las preguntas del 1 al 22: los diezmos en el Antiguo Testamento: Abraham, Jacob y Leví.
Las preguntas del 23 al 26: los diezmos en el Nuevo Testamento: Mateo 23:23 y Hebreos 7:1-10.
Las preguntas del 27 al 41: las ofrendas de la iglesia primitiva, el sostenimiento de obreros según el Nuevo Testamento y la generosidad admirable de los cristianos maduros.
Introducción
Amigo lector, amiga lectora, ¿acaso pertenezca usted a una congregación, iglesia, concilio o movimiento que exige el diezmo? ¿Acostumbra su pastor, pastora, ministro o evangelista predicar, frecuente e insistentemente, que todos los feligreses deberían diezmar? ¿Suele él, o ella, censurar duramente a quienes no lo hagan, aun amenazándoles con “castigos divinos”, incluso poniéndoles “en disciplina”, “privándolos de ministerios”, o más aún, echándoles fuera de la iglesia?
Al demandar diezmos líderes religiosos del presente, ¿acaso estén cometiendo el error gravísimo de sojuzgar a los seguidores de Cristo a un yugo que haya sido quitado? ¿A una ley que fuera abrogada?
¿Se solidariza usted con infinidad de creyentes sinceros que cuestionan la validez bíblica del diezmo como ley para la iglesia del Señor?
Jesucristo echa fuera los mercaderes que encontró
en el templo de los judíos en Jerusalén.
“Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. Y haciendo un azote de cuerdas, echo fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado” (Juan 2:13-16).
“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros
falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructorias…
y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas”
(2 Pedro 2:1-3).
Según numerosos testimonios, aumenta cada vez más la cantidad de creyentes que ya no se congregan por no estar de acuerdo con el diezmo, no encontrando, o simplemente no procurando encontrar, alguna iglesia que no lo exija, por sentirse tan y tan decepcionados y disgustados muchos de ellos “con todas las iglesias”. Dada esta circunstancia, más la de abusos comunes relacionados con la administración –a menudo turbia, no fiscalizada, aun deshonesta- de enormes sumas de dinero recogidas en decenas de miles de congregaciones diezmadoras a través del mundo, tenemos a bien presentar el siguiente estudio sobre “diezmos, ofrendas y el sostenimiento de siervos en la iglesia”. Lo hacemos valiéndonos del formato de preguntas y respuestas.
Texto de este estudio
1. ¿Qué significa la palabra “diezmo"?
La décima parte.
2. ¿Dónde menciona la Biblia por primera vez los diezmos?
En Génesis 14:20. Abraham dio “los diezmos de todo”, es decir, "del botín"(Hebreos 7:4), a Melquisedec, rey y sacerdote de Salem (Jerusalén). Se alude a este suceso en Hebreos 7:1-11, donde Melquisedec es presentado como tipo de Cristo.
3. ¿En qué consistían los diezmos entregados por Abraham a Melquisedec?
Eran “del botín” (Hebreos 7:4), es decir, de los bienes materiales rescatados por Abraham cuando este derrotó a los reyes del oriente (Génesis 14:1-20).
Para un análisis bastante completo de Melquisedec como tipo de Cristo, de Hebreos 7:1-10 y Génesis 14:17-20, se recomienda el estudio: "¿DIEZMOS en la IGLESIA? Melquisedec, Abraham y Cristo. ¿Debemos los cristianos diezmar porque Abraham dio diezmos a Melquisedec? Hebreos 7:1-10; Génesis 14:17:20."
También, muchísima información y excelente análisis en El Diezmo: una verdad irrefutable.
4. En la época antes del tiempo de Moisés, ¿se encuentran otros ejemplos de quienes diezmaran?
Solo el del patriarca Jacob quien hizo voto de apartar el diezmo de todo, con tal de tener feliz desenlace el viaje que realizaba (Génesis 28:20-22).
Qué conste: Dios no mandó a Jacob a hacer el voto.
Jacob hizo el voto de su propia voluntad. La fraseología del voto descubre en José un espíritu poco maduro, pues aquel varón condicionó su fe en Dios en bendiciones que él deseaba para su viaje. Jacob dice: "Jehová será mi Dios si..."(Génesis 28:21), indicando condiciones el pequeño pero importante vocablo “si”. ¿Cuáles eran las condiciones?
Unas cuantas, a saber: "…si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios" (Génesis 28:20-21).
Luego de especificar Jacob estas condiciones, promete: "…y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti".
Actualizaciones. Reflexionando sobre el voto de Jacob, se me ocurre que no pocos diezmadores del tiempo presente demuestran la misma mentalidad egoísta y materialista, así porque también intentan hacer, atrevidamente, “tratos, convenios o negocios con Dios”.
“Dios mío, te doy el diezmo, esperando que me lo aumentes diez veces, que me prosperes, que sanes mi enfermedad, que me des salud, que concedas mis peticiones. ¡Alabado tu nombre! Tú lo has prometido. Lo doy por hecho.”
A diferencia de los tales, el cristiano maduro, entendido y espiritual, mantiene su fe en Dios, día tras día, año tras año, no condicionándola en prosperidad material, salud o cualquier otra consideración material. Siempre y cuando cuente con los recursos, aporta generosamente para la obra de Dios, no esperando a cambio recompensas materiales. Su actitud ecuánime y sabia es la que expresa el apóstol Pablo al escribir:
“Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:12-13).
5. ¿Diezmaban todos los patriarcas desde Adán hasta Moisés?
No hallamos ninguna evidencia bíblica de que lo hicieran. Al escrutar los libros de historia del Antiguo Testamento, particularmente Génesis, comprendemos que no existía durante la Edad Patriarcal ningún sacerdocio especial parecido al sacerdocio levítico de la Era Mosaica. Deducimos, pues, que no hacía falta que se dieran continuamente diezmos durante la Edad Patriarcal ya que no había sacerdocio permanente que dependiera de ellos.
El sacerdocio de Melquisedec era único en su categoría, existiendo en la tierra solo durante la vida de aquel varón, pues él era “sin padre, sin madre, sin genealogía” (Hebreos 7:1-3), y por consiguiente, ya no estando él en la tierra, su sacerdocio no seguía teniendo representación entre los seres humanos. No perdamos de vista que Abraham dio diezmos a Melquisedec en una sola ocasión, hasta dónde nos informa el relato sagrado.
En lo referente a la posibilidad de que, durante aquella Edad Patriarcal, se dieran diezmos que fueran consumidos por menesterosos, viudas, huérfanos o todo el pueblo, tampoco hay evidencia alguna al respecto.
6. Apartando Dios a Israel para sus propósitos particulares, dio a aquel pueblo muchas leyes a través del mediador Moisés, entre ellas, algunas relacionadas con el diezmo. ¿Qué dice el mandamiento básico referente a “diezmar”?
Respuesta: “Indefectiblemente diezmarás... cada año” (Deuteronomio 14:22). “Indefectiblemente” quiere decir: “Que no puede faltar o dejar de ser” (Diccionario de la Real Academia Española).
7. ¿Con qué frecuencia deberían diezmar los israelitas?
“Cada año” (Deuteronomio 14:22). ¡Una sola vez al año! No cada mes, ni cada semana, sino ¡una sola vez al año!
La práctica común actual en las iglesias donde pastores, pastoras, autonombrados profetas, profetizas, apóstoles y apóstolas o evangelistas enseñan y exigen el diezmo no armoniza, obviamente, con la ley dada por Dios en Sinaí, pues en estas iglesias se suele ordenar que los feligreses diezmen cada semana.
8. ¿De qué cosas debían diezmar los israelitas?
“De todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año” (Deuteronomio 14:22). Algunos ejemplos de granos son: el trigo, la cebada, la avena y el arroz.
“De tu vino o de tu aceite” (Deuteronomio 14:23).
“De la simiente de la tierra como del fruto de los árboles” (Levítico 27:30).
“De vacas... de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara”, es decir, que fueran contados al salir a los pastos (Levítico 27:32).
Aplicación al presente. En el tiempo que vivimos, decenas de miles de líderes religiosos, de toda calaña, inculcan el diezmo. ¿Acaso pidan a los feligreses la décima parte de los productos del campo (frijoles, maíz, bananas, cocos, uvas, trigo, cebada, avena), de los animales (vacas, caballos, ovejas, cabras, conejos) o de las aves (pollos, pavos, palomas, codornices)? ¿O solo piden dinero?
Monedas antiguas de Israel
9. ¿Diezmaban los israelitas de su dinero?
Ningún pasaje del Antiguo Testamento enseña explícitamente el diezmo de dinero.
Según Lucas 18:12, el fariseo que oraba, jactándose, dijo: “Doy diezmos de todo lo que gano”. Tal vez impliquen sus palabras que diezmase de su dinero, pero también existe la posibilidad de que comprara, utilizando la décima parte de sus ganancias monetarias, frutos, granos, animales, etcétera, para el alfolí del templo. Otro tanto pudiera hacer cualquier negociante israelita que no fuera agricultor, avicultor o ganadero.
Lo cierto es que las leyes del Antiguo Testamento sobre diezmar claramente especificaban que el diezmo se constituía de lo que serviría para la alimentación de los sacerdotes levíticos, como además para la alimentación de todo el resto del pueblo que participara del diezmo, conforme a la información divulgada más adelante en la partida “12”.
10. El israelita que quisiera “rescatar algo del diezmo”, o sea, retener una porción del diezmo de los productos del campo o del ganado, ¿qué medidas debería tomar?
La respuesta se encuentra en Levítico 27:31. Debería calcular el valor de lo que se propusiera rescatar, luego añadir por encima de su precio justo “la quinta parte de dicho precio”. “Y si alguno quisiere rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello.” “La quinta parte”, o sea, el 20%. En este caso, se deduce que el diezmador entregara, a los sacerdotes levíticos, en efectivo, el 20% del precio total de lo rescatado. Aun así, el diezmo original que le correspondía no era de dinero sino de frutas, granos o ganado. Ahora bien, tratándose de un supuesto “diezmo de dinero”, lógicamente, a nadie en sus cabales se le ocurriría que fuese buen negocio “rescatar algo de un diezmo de dinero”, pues hacerlo significaría añadir el 20% al valor del dinero “rescatado”.
11. ¿Qué debían hacer los israelitas con los diezmos?
Respuesta. “Y comerás delante de... tu Dios en el lugar que él escogiere... el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite...” (Deuteronomio 14:23).
Durante los primeros dos años de cada ciclo de tres, todos los israelitas comían sus diezmos.
El tercer año, y de ahí en adelante “cada tres años”, entregaban “todo el diezmo... de aquel año” a los levitas (la tribu sacerdotal de Israel), extranjeros, huérfanos y viudas.
“Al fin de cada tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades. Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados…” (Deuteronomio 14:28-29).
12. ¿Quiere decir que no todos los diezmos fueron dados a los levitas?
Efectivamente, y este es un detalle que el estudioso imparcial no pasa por alto.
En Deuteronomio 14:22-29 y 26:12 se enseña con diáfana claridad que los levitas recibirían todos los diezmos solo del “año tercero, el año del diezmo”.
“Cuando acabes de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán en tus aldeas, y se saciarán” (Deuteronomio 26:12).
Tomemos nota de que el texto bíblico no dice “semana del diezmo” o “mes del diezmo” sino “el año del diezmo”.
Según Deuteronomio 12:17-18, para los demás años los levitas comían los diezmos juntamente con los que los daban, participando de ellos también los hijos y los siervos de los israelitas.
Aplicación al presente. Hoy día, decenas de miles de líderes religiosos exigen diezmos, muchos a voz en cuello, con exhortaciones emotivas, amonestaciones ingeniosas y aun amenazas fulminantes. ¿Acaso los pidan cada tres años? ¿Estarían conformes con recibirlos cada tercer año? ¡De modo alguno! “Diezmos” suele ser uno de sus temas favoritos, y su costumbre muy arraigado es pedirlos en casi todo culto, volviendo sobre el tema una y otra vez con tenaz persistencia.
¿Comparte tal líder religioso los diezmos con los demás miembros de su congregación? ¿También con el extranjero, el huérfano y la viuda?
¿O los utiliza exclusivamente para su propio beneficio?
Consabido es que no pocos pastores se enriquecen mediante los muchos diezmos de dinero que reciben. Habitan casas grandes, llenas de muebles caros. Visten ropa costosa. Andan en coches lujosos. Viajan de “primera clase”. Se alojan en hoteles de lujo. Tienen mucho dinero en el banco. En fin, ¡viven como príncipes! Como el Papa de Roma. Todo a expensas del crédulo pueblo creyente el que, desgraciadamente, desconoce la verdad sobre la doctrina de diezmos.
Ya es hora para un gran despertar de parte de este pueblo explotado. Abrir los ojos a realidades, y fijarse “en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina” por ser “personas” que “no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos” (Romanos 16:17-18).
Tristemente, gran número de creyentes de hoy día adula a “mi pastor”, a “mi pastorcito”, sometiéndose ciegamente a su voluntad, tolerando “de buena gana a los necios… Pues toleráis si alguno os esclaviza, si alguno os devora, si alguno toma lo vuestro, si alguno se enaltece, si alguno os da de bofetadas”, a manera de algunos miembros de la iglesia en Corinto (2 Corintios 11:18-20). Para vergüenza suya.
13. Dice Números 18:21 que Dios dio “a los hijos de Leví todos los diezmos”. ¿Contradice este texto a los dos pasajes de Deuteronomio ya citados?
Negativo. Es preciso interpretar Números 18:21 a la luz de Deuteronomio 14:23 y 26:12. Los Levitas recibían como heredad todos los diezmos de cada tercer año.
14. Por qué debía comer el israelita sus diezmos de los primeros dos años?
Respuesta: “Para que aprendas a temer a Jehová todos los días” (Deuteronomio 14:23).
15. Dónde debía comer el israelita sus diezmos?
“Delante de Jehová” (Deuteronomio 14:26), y solo en el lugar que él escogiere (Deuteronomio 14:23).
“Ni comerás en tus poblaciones el diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite… sino que delante de Jehová tu Dios las comerás, en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido…” (Deuteronomio 12:17-18).
Ciertamente, estas directrices enseñan que comer el pueblo los diezmos era un acto sagrado. Acto efectuado “delante de Jehová”.
16. De encontrarse algunos israelitas tan lejos del lugar escogido por Jehová para comer los diezmos que no pudieran llevar la décima parte de sus productos, ¿qué debían hacer?
Respuesta: vender los diezmos, guardar el dinero, llegar al lugar señalado y comprar “cualquier cosa” que desearan comer.
“Y si el camino fuere tan largo que no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido… entonces lo venderás y guardarás el dinero en tu mano, y vendrás al lugar que Jehová tu Dios escogiere; y darás el dinero por todo lo que deseas… y comerás allí delante de Jehová tu Dios, y te alegrarás tú y tu familia” (Deuteronomio 14:24-26).
Así que, aquellos israelitas no cumplirían satisfactoriamente su deber, entregando dinero a los sacerdotes. Mas bien, ¡debían comprar comestibles y consumírselos ellos mismos! Este particular no lo pasa por alto el estudioso concienzudo de esto temas. Definitivamente, el diezmo ordenado a Israel era de granos, ganado, etcétera, y no de dinero.
Aplicación al presente. ¿Dónde comen sus diezmos los creyentes que, hoy por hoy, diezman, y los líderes religiosos que los reciben?
En primer lugar, hoy día no se diezma de cosechas, ganado, etcétera, sino de dinero.
En segundo lugar, ni estos ni aquellos guardan ninguna de estas leyes del Antiguo Testamento sobre el uso de diezmos.
Suponiendo que fuera necesario diezmar hoy día, con razón se preguntaría: ¿Por qué no hacerlo tal y como fue ordenado durante la Edad Mosaica, con el mismo propósito y de la misma manera?
Hay quienes argumentan, refiriéndose a Abraham y Jacob, que diezmar antedata a Moisés, y que, por consiguiente, no es necesario acatar las directrices de la Ley Mosaica sobre cómo diezmar, para qué diezmar, etcétera.
Supongamos que ser así. Entonces, ¿qué persona o qué entidad del presente establecería, con autoridad divina: cómo diezmar en la iglesia, el propósito, la forma de administrar diezmos, etcétera, ya que los apóstoles no asentaron directrices al respecto en el Nuevo Testamento?
Desde luego, muchos de los líderes religiosos que exigen diezmos reclaman tal “autoridad divina”, asegurando que “Dios me ha dicho… Dios me ha revelado en sueño que es necesario diezmar de dinero cada semana, y que el diezmo es para el pastor”. A lo cual replicamos que, si fuera cierto lo que ellos alegan, entonces habría que imprimir nuevas ediciones de la Biblia, en las que se incluyeran sus “nuevas revelaciones” en torno a diezmos.
Sobre lo de “antedatar el diezmo a la ley de Moisés”, esto no significa que diezmar sea una ley eterna de Dios, es decir, vigente en toda época, incluso para la iglesia durante la Era Cristiana.
Observamos que también antedatan a Moisés prácticas tales como levantar altares de piedra y ofrecer sacrificios de animales, cosas que hizo, por ejemplo, Abraham. ¿Acaso significan estos hechos que hoy día deberíamos los cristianos edificar altares y sacrificar animales? ¡Negativo! El que está bien instruido en la palabra del Nuevo Testamento sabe que los sacrificios de los cristianos son “espirituales” (1 Pedro 2:4-8).
“…vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.”
Vemos, pues, que pasaron las cosas viejas de los patriarcas y los israelitas, incluso la práctica de diezmar de productos.
17. ¿Dónde se guardaban los diezmos que fueron apartados cada tres años para el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda?
Respuesta: en los ejidos de las ciudades de Israel (Deuteronomio 14:28).
“En aquel día fueron puestos varones sobre las cámaras de los tesoros, de las ofrendas, de las primicias y de los diezmos, para recoger en ellas, de los ejidos de las ciudades, las porciones legales para los sacerdotes y levitas; porque era grande el gozo de Judá con respecto a los sacerdotes y levitas que servían” (Nehemías 12:44).
Desde aquellos lugares, o fueron repartidos los diezmos directamente entre los que tenían derecho de recibirlos (Deuteronomio 26:12) o fueron llevados y almacenados en las cámaras del templo en Jerusalén (2 Crónicas 31:4-13; Nehemías 12:44; 13:12).
Los mayordomos encargados de los almacenes repartían los diezmos entre sus hermanos (2 Crónicas 31:11-13; Nehemías 13: 12-13). “Y todo Judá trajo el diezmo del grano, del vino y del aceite, a los almacenes” (Nehemías 13:12).
El “alfolí” era un granero, o almacén, donde los israelitas guardaban
el diezmo de granos.
18. ¿Qué quiere decir “alfolí” en Malaquías 3:10? “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa.”
El “alfolí” era un granero, o almacén, donde los judíos guardaban sus diezmos. Desde luego, hacía falta un almacén para guardar el diezmo de los productos del campo, del ganado, etcétera, ¡pero no para guardar dinero! El dinero se guarda en cajas de seguridad, bancos u otro lugar seguro, pero ¡no en un alfolí!
Los auspiciadores de “diezmos en la iglesia” suelen citar solo la primera parte de Malaquías 3:10. “Traed todos los diezmos al alfolí…” Pero, no la segunda parte: “…y haya alimento en mi casa”. Dios no pidió dinero a los israelitas sino “alimento”. La “casa” de este versículo no es “la casa del pastor de la iglesia”, o “la casa de oración de la iglesia”, sino que era el templo en Jerusalén.
“Alfolí. (Del ant. alhorí, este del ár. hisp. alhurí, y este del ár. clás. hury; cf. egipcio mẖr y copto ahor). m. Granero o pósito. 2. Almacén de la sal.” (Microsoft® Encarta® 2007. © 1993-2006 Microsoft Corporation)
Actualización. ¿Qué cosa es el "alfolí" del tiempo presente? Pues, las cosas cambian, o las cambian a su gusto algunos religiosos muy propensos a ir, atrevidamente, más allá de las Escrituras. Hoy día, las iglesias no construyen "alfolíes" para guardar diezmos de productos del campo o ganado. Figurativamente, el “alfolí” es la cartera o el bolsillo del pastor. O su cuenta bancaria, o la cuenta de su iglesia. O la cuenta de su "ministerio", o su organización cual sea, supuestamente sin fines de lucro, que se presta para la manipulación de diezmos u otros ingresos sin el escrutinio o la intervención de terceras.
19. ¿Es correcto exhortar a la iglesia a diezmar, apelando a Malaquías 3:10 como prueba?
Definitivamente que no. Malaquías 3:10 pertenece al Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento ha sido abrogado en su totalidad (2 Corintios 3:6-17; Hebreos 7:18-19), quitado de en medio y clavado en la cruz (Colosenses 2:14-16).
El mandamiento de Malaquías 3:10 fue dirigido directa y exclusivamente al pueblo de Israel. Atañe al tiempo del Antiguo Testamento cuando la ley de Moisés estaba en vigor. Incorporarlo al Nuevo Testamento y adaptarlo a la iglesia, sin presentar evidencias bíblicas que justifiquen semejante acción, ha de catalogarse como hermenéutica defectuosa, irresponsable e inexcusable.
20. ¿Por qué nombró Dios a los levitas como recipientes de los diezmos de cada tres años?
Respuesta. Porque Dios mismo había seleccionado a la tribu de Leví para que se dedicaran los varones cualificados al servicio del tabernáculo (Números 13:1-4). “Por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión” (Números 13:21), no recibiendo ellos heredad, o sea, una porción de la tierra prometida, entre los demás israelitas. Efectivamente, los diezmos eran su heredad (Números 18:20-24).
Hoy por hoy, los que piden diezmos, ¿pertenecen a la tribu de Leví? Si no son levitas, ¿con qué derecho reclaman diezmos?
Curiosamente, algunos pastores pentecostales reclaman ser “los sacerdotes de la iglesia”. Por ejemplo, escribió el pastor Javier: “En la actualidad, nosotros los pastores somos los sacerdotes de la iglesia de Cristo”. Descubrimos las grandes fallas de su argumentación en el estudio detallado sobre esta falsa enseñanza.
En su magna obra El diezmo: una verdad irrefutable, Daniel Neveu Pedreros trata este asunto de “los pastores somos los sacerdotes de la iglesia”.
21. ¿Contaban los levitas con otras fuentes de sostenimiento en adición a los diezmos de cada tres años?
Positivo. Les correspondían también “la ofrenda de las cosas santas “, “todo presente“, “toda expiación“, la “ofrenda elevada”, las “ofrendas mecidas”, las primicias “de todas las cosas de la tierra”, “lo consagrado por voto” y los primogénitos de todos los animales, con la excepción de los que debían ser redimidos (Números 18:8,19). Se concluye, pues, que diezmos no figuraban como el medio principal del sostenimiento diario para los levitas, superándolos, pensamos, todo este caudal de ofrendas, primicias, holocaustos, etcétera, aportado por el pueblo israelita.
Reflexionando sobre estas fuentes adicionales de sostenimiento para los levitas, naturalmente surge la siguiente pregunta para quienes establecen diezmos como el modo de sostener a pastores, pastoras, evangelistas y otros líderes religiosos del presente:
¿Por qué no reclamar para ellos también las primicias “de todas las cosas de la tierra”, expiaciones, ofrendas elevadas, ofrendas mecidas, etcétera?
Suponiendo que tuvieran derecho de vivir de los diezmos, tendrían, pues, lógicamente, siguiendo la misma línea de pensamiento, derecho también de acogerse a las demás fuentes de sostenimiento que autorizó Dios para los levitas.
¡Ah! Pero, fueron abolidas las ofrendas elevadas, mecidas, de expiación, etcétera, en la cruz. De acuerdo. Y también, por la misma lógica, por las mismas razones, por los mismos textos bíblicos relevantes, ¡fueron abolidos los diezmos!
De hecho, incontrovertiblemente, el Antiguo Testamento fue clavado en la cruz, cambiándose todo aquel sistema sacerdotal viejo por uno completamente nuevo (Colosenses 2:14-16; 2 Corintios 3:6-17; Hebreos 8:6-13). “Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley…” (Hebreos 7:12).
De manera que la selección para la iglesia de solo algunas cosas de aquella ley, por ejemplo, el diezmo, resulta totalmente acomodaticia, arbitraria, ilógica y, por ende, inadmisible. “Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley” (Gálatas 5:4).
Aplicando la misma regla al “diezmo”, diríase: “Y otra vez testifico a todo hombre que diezma, que está obligado a guardar toda la ley”.
“Guardar toda la ley” incluiría guardar el séptimo día, ofrecer holocaustos, hacer abluciones, apartar primicias, redimir al primogénito, circundarse, etcétera, etcétera, etcétera.
El sumo sacerdote de Israel oficia en el Lugar Santísimo una vez al año.
“Y no desampararás al levita que habitare en tus poblaciones; porque no tiene parte ni heredad contigo. Al fin de cada tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades. Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra que tus manos hicieren” (Deuteronomio 14:27-29).
22. ¿Debían diezmar los levitas?
Definitivamente que sí. “Presentaréis el diezmo de los diezmos”, instruyó Jehová a los levitas (Números 18:26-32).
Actualización. ¿También dan “el diezmo de los diezmos” los líderes religiosos del tiempo presente que viven de diezmos, lucrándose grandemente no pocos? Observamos que acaparan gustosamente, si bien no con pura avaricia, los diezmos, pero ¿dan ellos “el diezmo de los diezmos"? ¿O meten todos los diezmos en su propio bolsillo y siguen andando como si fueran exentos de la ley que ellos mismos suelen imponer con dureza y altanería?
23. En Mateo 23:23, Cristo dice a los fariseos y escribas: “…diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer sin dejar de hacer aquello”. En efecto, Cristo mandó a los judíos a diezmar. Por consiguiente, ¿deberíamos sus discípulos diezmar también porque el Señor mismo enseñó el diezmo?
Negativo. Nuestra respuesta descansa en el hecho de que Jesucristo nació, vivió y murió bajo el Antiguo Testamento (Gálatas 4:4), no entrando en vigor su Nuevo Testamento hasta diez días después de ascender él al cielo (Hechos 1 y 2; Hebreos 9:14-17). “Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive.” Por lo tanto, no es de extrañarse que Jesucristo enseñara la ley del diezmo ya que él mismo vivió bajo la antigua ley de Moisés. Vino a cumplir aquella ley (Mateo 5:17-20). Una vez cumplida, fue quitada de en medio, efectuando el propio Dios el “cambio de ley” correspondiente (Hebreos 7:12), y entrando en vigor el Nuevo Testamento establecido sobre “mejores promesas”(Hebreos 8:8-13).
En este Nuevo Pacto, y no en aquel Antiguo Testamento, la iglesia establecida por Cristo encuentra las nuevas leyes que han de gobernar su práctica, incluso la de proveer recursos materiales para efectuar las obras que le corresponden en la tierra.
En cambio, la iglesia o congregación que encuentra sus leyes en el Antiguo Testamento, los dictámenes de algún concilio religioso o la agenda personal de su líder máximo, ¿cómo la juzga el Señor Jesucristo?
24. ¿Se mencionan diezmos en el Nuevo Testamento después de entrar en vigor este “Nuevo Pacto” en el día de Pentecostés del año 30 d. C.?
Solo en Hebreos 7:1-10. El estudiante perspicaz de este pasaje bíblico comprende pronto que el propósito del autor no es enseñar a la iglesia a diezmar sino probar que el sacerdocio de Melquisedec era superior al sacerdocio levítico y que, consiguientemente, el sacerdocio de Cristo también es superior al de los levitas.
Desmenuzamos Hebreos 7:1-10 en la obra ya mencionada: “¿Diezmos en la iglesia? Melquisedec, Abraham y Cristo. ¿Debemos los cristianos diezmar porque Abraham dio diezmos a Melquisedec?”
25. Hebreos 7:8 dice: “Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales”. ¿Significan estas palabras que en la iglesia del siglo I hubiese hermanos que recibieran diezmos?
Negativo. Cierto es que el verbo “reciben” indica tiempo presente. ¿Por qué utiliza el autor de Hebreos este verbo de tiempo presente? Por la sencilla razón de que, cuando él escribió referida disertación inspirada, el templo judío todavía existía en Jerusalén, y los levitas que oficiaban en él seguían recibiendo los diezmos del pueblo judío, pues la gran mayoría de los judíos, incluso los levitas, no había aceptado a Cristo como el Mesías, y, por ende, no comprendía que el Antiguo Testamento había sido clavado en la cruz.
El templo en Jerusalén fue destruido por los romanos en el año 70 d. C. En el Diccionario bíblico conciso Holman (Página 303), se desglosan evidencias según las que el libro de Hebreos fue escrito en una fecha anterior a aquel evento tan estremecedor.
26. Melquisedec era tipo de Cristo y Abraham es el padre de todos los que andamos por fe. Si Abraham dio diezmos a Melquisedec, ¿no nos enseñan estas circunstancias, por implicación, que nosotros los cristianos, siendo hijos espirituales de Abraham, deberíamos dar a Cristo los diezmos?
El Espíritu Santo no presenta semejante argumento en el Nuevo Testamento para convencer a los miembros de la iglesia de Jesucristo a diezmar. Dado el contexto del capítulo 7 de Hebreos, bien pudiera haber el Espíritu Santo desarrollado tal argumento, pero no lo hizo, hecho significante que el investigador analítico no obvia.
Ahora bien, Abraham es el padre de la fe (Gálatas 3:7) para los que obedecemos los preceptos del Nuevo Testamento, pero no por este enlace espiritual entre él y nosotros nos vemos obligados a edificar altares de piedras o sacrificar animales, cosas que él hizo. Por la misma lógica, no tenemos que diezmar porque él diezmara. Nos esforzamos a tener el tipo de fe robusta que Abraham poseía, sin que esto implique que hagamos las mismas obras realizadas por él, no exceptuándose la de diezmar.
27. ¿Diezmaban los miembros de la iglesia primitiva?
Negativo. No recibieron mandamiento alguno que los obligara a diezmar. En todo el Nuevo Testamento, ¡no hay siquiera un solo ejemplo de algún hermano o iglesia que diezmara! ¡Ni uno! Por un lado, tantas instrucciones en el Antiguo Testamento para Israel sobre “diezmar”, y ejemplos de cómo lo hacía. Por otro, ninguna instrucción o ejemplo al respecto en el Nuevo Testamento para la iglesia. Este silencio constituye un gran argumento contra diezmos en la iglesia.
¿Diezmaban los cristianos del siglo I con el propósito de consumir todos ellos los diezmos a manera de los israelitas bajo el Antiguo Testamento? No hay en el Nuevo Testamento ni pizca de evidencia para semejante práctica.
Tampoco estableció Cristo en su iglesia algún sacerdocio especial que los miembros tuvieran que sostener mediante diezmos, sino que constituyó a todos los miembros de su iglesia “reyes y sacerdotes” (1 Pedro 2:4-10; Apocalipsis 1:6). Introducir, pues, diezmos en la iglesia, haciendo caso omiso a estos hechos, argumentos y consideraciones, obviando también la abolición del Antiguo Testamento al morir Jesucristo en la cruz, seguramente ha de interpretarse como un atrevimiento osado y descabellado. Las consecuencias dañinas de su introducción y práctica afloran dondequiera.
28. ¿No había sacerdotes en la iglesia apostólica?
Sacerdotes tal como los de Leví no los había. Tenga presente, estimado lector, estimada lectora, el hecho de que el sacerdocio fue cambiado cuando Cristo murió, y entró en vigor el Nuevo Testamento.
“Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya
también cambio de ley” (Hebreos 7:12).Bajo el Nuevo Testamento, Cristo es el único sumo sacerdote (Hebreos 4:14-16) y todo miembro fiel de la iglesia es constituido sacerdote “para ofrecer sacrificios espirituales” (1 Pedro 2:4-10).
Sacerdotes que sacrificasen, intercediesen o celebrasen culto por los creyentes no los había en la iglesia establecida por Jesucristo, ni los hay en el día de hoy en la iglesia que sigue fielmente la “buena doctrina” apostólica hallada en la “ley de Cristo” (1 Timoteo 4:6, 16; 1 Corintios 9:23).
29. Entonces, ¿qué líderes constituyó Dios en su iglesia?
Además de los apóstoles de Jesucristo, había ministros o evangelistas (2 Corintios 3:6; 2 Timoteo 4:5), profetas (Hechos 11:27), maestros (Efesios 4:11) y, en cada congregación local plenamente organizada, gobernaban ancianos, o sea, pastores, también identificados como obispos. Siempre una pluralidad, y no un solo obispo o pastor. Además, había diáconos (Tito 1:5-11; Hechos 14:23; Filipenses 1:1; 1 Timoteo 3).
30. ¿Puede la iglesia sostener económicamente a sus evangelistas o ancianos (pastores, obispos) para que se dediquen a tiempo completo a los distintos ministerios espirituales?
Sin duda alguna.
“Ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio” (1 Corintios 9:14).
En ocasiones, el apóstol Pablo trabajaba con sus propias manos para “no poner ningún obstáculo al evangelio” (1 Corintios 9:12), o “para no ser gravoso a ninguno”(2 Tesalonicenses 3:8). No obstante, a veces recibía “salario”(2 Corintios 11:8), y siempre defendía el derecho de los obreros en el Reino espiritual de recibir sostenimiento material (1 Corintios 9:1-15; 2 Tesalonicenses 3:6-10; Filipenses 2:25-30; 4:10-20; 1 Timoteo 5:17-18).
31. En 1 Corintios 9:9, Pablo cita “la ley de Moisés” donde “está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla”. ¿Implica su argumento que la ley de Moisés aún esté en vigor y que, por consiguiente, los cristianos deberíamos apartar el diezmo para sostener a los evangelistas u obispos?
Negativo. Citar aquella antigua ley de Moisés no quiere decir que ella aún esté vigente. Lo único que significa es que la porción citada respalda la enseñanza traída, sin contradecir doctrina alguna del Nuevo Testamento.
El mandamiento “No pondrás bozal al buey que trilla” (Deuteronomio 25:4) nada tuvo que ver con los diezmos apartados por Israel para su propio consumo o el sostenimiento del sacerdocio levítico. ¡Los bueyes no se comían los diezmos! Ni tampoco viven de diezmos los obreros legítimos y fieles de la iglesia fiel al Señor, la que costea sus obras conforme a las directrices y los ejemplos revelados por el Espíritu de Dios en el Nuevo Testamento.
La abolición de “la ley de Moisés” y el cambio del sacerdocio son doctrinas rudimentarias del Nuevo Testamento, a las que se dedica una porción notable de los escritos que componen la nueva “ley de Cristo”. Citas en el Nuevo Testamento de algunos principios o normas del Antiguo Testamento concordantes con algunos del Nuevo no contradicen referidas doctrinas, expuestas, de hecho, con inconfundible claridad y vigor.
32. En 1 Corintios 9:13, el apóstol Pablo escribe: “Los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo”. ¿No se refieren estas palabras a los diezmos?
Es posible que sí, aun probable. La observación de Pablo bien pudiera ser entendida en sentido genérico, en referencia general a templos religiosos de distintas categorías. Mas, sin embargo, en el contexto de cristianos-judíos, lo más natural sería tomarla como alusiva a los sacerdotes levíticos que comían los diezmos traídos al majestuoso templo judío en Jerusalén. Este templo aún existía en Jerusalén cuando Pablo escribió su carta a los corintios, “cerca del año 55” (iLumina)), y los levitas seguían oficiando en él.
Aquellos levitas que no aceptaron a Cristo como el Mesías vivían en parte de los diezmos, como también de holocaustos, ofrendas mecidas, primicias, presentes, etcétera.
Su ejemplo figura entre varios traídos por Pablo para probar que evangelistas y obispos fieles de la iglesia también tienen derecho de recibir sostenimiento. Otros son:
“¡Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto?” (1 Corintios 9:7).
Referirse al ejemplo de los levitas no significa, ni por implicación, que la iglesia esté obligada a diezmar, a manera de los judíos, para sostener a los obreros espirituales del Reino de Dios.
33. Si los diezmos fueron abolidos cuando fue clavado el Antiguo Testamento en la cruz, ¿cómo se sostienen bíblicamente los ministros del Nuevo Pacto?
Respuesta. Mediante las ofrendas voluntarias apartadas cada domingo por los cristianos.
La regla del Nuevo Testamento es: “Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga algo, según haya prosperado” (1 Corintios 16:2). “Cada primer día…”, es decir, todos los domingos. Los sábados no, ni los demás días, sino los domingos. “…cada uno...”, o sea, todos y cada uno, y no unos pocos. “…ponga aparte algo, según haya prosperado…” El diezmo NO, sino “algo”. ¿Cuánto? “…según haya prosperado…” Las directrices expuestas en 2 Corintios 8:1-12 y 9:7-8 concuerdan con esta enseñanza.
Fondos recaudados de esta manera pueden ser utilizados para socorrer a los necesitados (Romanos 15:26) o suplir las necesidades de los ministros del Reino (Filipenses 4:10-20).
Además, los cristianos debían brindar hospedaje a los ministros de la Palabra, cooperando con ellos y encaminándoles para que continuaran sus viajes evangelísticos (3 Juan 5-8; Hechos 6:14-15; 18:1-3,7).
Aplicaciones para el presente. Asimismo, ha de proceder la iglesia hoy día. Interesante e instructivamente, cuando Cristo, durante su ministerio terrenal, envió a los doce apóstoles, y luego a los setenta discípulos, no les instruyó a cobrar diezmos sino a quedarse en los hogares de los justos y a comer lo que les pusieran delante (Mateo 10:5-15; Lucas 10:1-12). Se discierne una similitud entre este proceder y paradigmas divinos fijados luego para la obra evangelística de la iglesia.
34. ¿De qué consistían las ofrendas dadas cada domingo por los miembros de la iglesia primitiva?
Los relatos y detalles circunstanciales divulgados en el Nuevo Testamento indican que consistían principalmente de dinero.
La iglesia no contaba con un alfolí (granero) central, a manera del templo en Jerusalén.
Tampoco es concebible que el apóstol Pablo y los pocos obreros que andaban con él en la misión de llevar las ofrendas de Macedonia y Acaya a Judea cargaran muchos víveres, ganado, etcétera. Obviamente, las ofrendas que llevaban eran de dinero (2 Corintios 8 y 9).
Asimismo, las dádivas enviadas por los filipenses a Pablo por un solo hombre, a saber, Epafrodito, eran, sin duda, de dinero (Filipenses 2:25-30; 4:10-20).
En cambio, los diezmos dados por Israel eran de granos, frutas, ganado, etcétera.
35. ¿Qué significa “salario” en el contexto de 2 Corintios 11:8?
En el marco de obras espirituales, significa una ayuda económica para cubrir los gastos materiales ordinarios –alimento, vestimenta, techo, viajes- de una persona al servicio de Dios. “Salario”, pero no para un religioso profesional que viva de la iglesia como si fuera un negocio. Que practique el ministerio como si fuera una profesión en la categoría de médico, abogado o profesor. Que espere ser recompensado de acuerdo con el número de feligreses en su congregación, etcétera.
36. ¿Puede la iglesia dar al predicador u obispo casado suficiente sostenimiento material para los gastos de mantener su familia?
Puede y debe, si es necesario para el bienestar de la familia (1 Corintios 9:5-6).
37. ¿Quiénes administran las ofrendas aportadas “cada primer día de la semana” por cristianos que obedecen las leyes del Nuevo Testamento?
Lógicamente, los ancianos o administradores de cada congregación. En la iglesia primitiva no había concilios que se adueñaran de las ofrendas o que exigieran “el diezmo de los diezmos”.
En la actualidad, ocurren atropellos y escándalos a granel en miles de iglesias a causa de diezmos exigidos, recibidos y administrados por un solo oficial, bien sea "el pastor", “la pastora”, “el evangelista”, “el ministro”, “el obispo”, o cualquiera sea su título.
¿Cuál congregación de los tiempos apostólicos fue gobernada por un solo "pastor"? Se conoce a una sola, a saber, la que Diótrefes enseñoreaba. Lejos de encomiar el apóstol Juan a Diótrefes, lo denunció severamente diciendo:
"Le gusta tener el primer lugar entre ellos... recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia" (3 Juan 9-10), rasgos estos de verdadero dictador religioso.
¿No demuestra el mismito espíritu dictatorial gran número de los pastores y las pastoras de hoy día que imponen diezmos?
“Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey”, amonesta el apóstol Pedro (1 Pedro 5:1-4), consejos pisoteados impunemente por muchísimos pastores de actualidad, particularmente por los autonombrados, y especialmente por los “independientes”, cuyo proceder común es gobernar, cada uno, su congregación, sin dar cuenta a nadie.
38. En lo concerniente a la generosidad, ¿debemos los cristianos superar aun a los israelitas?
Se deduce que SÍ, pues nuestra obra en el Reino de Dios es más abarcadora y más urgente que la de aquellos israelitas.
Con “la voluntad dispuesta”, debemos ofrendar, no según lo que no tengamos sino según lo que tenemos, dando generosamente, “no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 8:12; 9:6-7).
Estas mismas reglas son las del Nuevo Testamento para el sostenimiento de todas las obras espirituales de la iglesia. El cristiano que puede dar más de la décima parte de sus ingresos está en la perfecta libertad de hacerlo. Aun en el deber de hacerlo. Pero si las condiciones económicas de cualquier miembro de la iglesia no son favorables, dificultando o haciendo imposible una ofrenda generosa, no por ello será rechazado tal hermano, criticado, difamado, menospreciado, puesto en disciplina. No se le prohibirá el privilegio de participar de la “cena del Señor” todos los domingos por el hecho de no poder ofrendar ni siquiera un poquito. Mucho menos será castigado por no diezmar. No tiene que diezmar. Reiteramos: ningún cristiano tiene que diezmar obligatoriamente. Todo cristiano fiel al Señor se somete al Nuevo Testamento, y no al Viejo. El Nuevo trae nuevas directrices sobre cómo ofrendar de manera tal que Dios se complazca.
39. ¿Puede el cristiano robar a Dios?
Desde luego que sí. ¿Lo hace si no diezma? Negativo.
Recalcamos: el cristiano no está obligado a diezmar, caducando en la cruz los mandamientos de la Antigua Ley sobre diezmos.
Ahora bien, sin duda, desagrada a Dios aquel cristiano que no ofrende de acuerdo con las directrices nuevas asentadas en el Nuevo Testamento, y en este contexto de la nueva “ley de Cristo” (1 Corintios 9:23), el cristiano negligente, desobediente o mezquino, que, pudiendo aportar generosamente, no lo hace, efectivamente, se hace culpable de “robar a Dios”.
40. Si los diezmos han sido abolidos y debemos los cristianos aportar para la obra del Señor conforme al Nuevo Testamento, ¿por qué tantos pastores, ministros, autonombrados profetas, apóstoles y evangelistas enseñan e insisten que el pueblo de Dios del presente debe diezmar?
A continuación, algunas razones que discernimos.
a) Desconocen las verdades bíblicas sobre diezmos que se ponen de relieve en este estudio.
b) No saben distinguir entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento.
c) No han aprendido que el Antiguo Testamento fue clavado en la cruz.
d) No les importa lo que enseña la Biblia.
e) Creen haber recibido “revelaciones divinas” que les autoricen a imponer el diezmo.
Quienes alegan haber recibido “revelaciones o sueños” según los que los cristianos debieran diezmar, definitivamente, son guiados por “un poder engañoso” (2 Tesalonicenses 2:11-12), y no por el verdadero Espíritu Santo, pues el verdadero Espíritu de Dios no contradice nunca las reglas ya establecidas por él mismo en el Nuevo Testamento.
Todo “ministro competente del Nuevo Pacto” (2 Corintios 3:6) sabe que la iglesia ha de regirse por el Nuevo Testamento, y no por el Antiguo.
Ningún ministro honesto se vale de “revelaciones o sueños engañosos” para estafar al pueblo de Dios o atarle “cargas pesadas y difíciles de llevar”, cargas de invención humana.
f) Se someten a las ordenanzas de concilios religiosos en lugar de obedecer los mandatos de Cristo y los apóstoles en el Nuevo Testamento.
g) “Sirven… a sus propios vientres” (Romanos 16:18).
h) Son codiciosos de “ganancias deshonestas” (1 Timoteo 3:3).
i) “Toman la piedad como fuente de ganancia” (1 Timoteo 6:5).
j) “Por avaricia” hacen “mercadería de vosotros con palabras fingidas” (2 Pedro 2:1-3).
41. ¿Es aprobada la práctica de vender en las iglesias pasteles, budines, jugos, refrescos (gaseosos), frituras o revistas ungidas?
Definitivamente que no. Cristo condenó enérgicamente la mercadería practicada en el templo en Jerusalén (Juan 2:13-22). ¿Cómo pensar cualquier cristiano que él aprobara semejante mercadería en su iglesia? De hecho, la condena rotundamente (2 Pedro 2:1-3; Romanos 16:18; 1 Timoteo 6:3-5).
Dos ejemplos de iglesias que piden diezmos
1. La Iglesia Universal del Reino de Dios. Argentina. www.iglesiauniversal.com
“Los diezmos y las ofrendas son tan sagrados, tan santos como la Palabra de Dios. Los diezmos significan fidelidad y las ofrendas el amor del siervo hacia el Señor. No se puede disociar los diezmos y las ofrendas de la obra redentora del Señor Jesús; significan, en verdad, la sangre de los salvos en favor de aquellos que necesitan de la salvación.”
Afirmaciones encontradas en la sección: “Lo que creemos”, de su sitio de Internet.
2. Tabernáculo Bíblico Bautista “Amigos de Israel” Central. El Salvador. www.tabernaculo.net
“Diez razones bíblicas por las que los Cristianos debemos Diezmar”
1. Dios hace un desafío a la siembra para cosechar abundancia. Malaquías 3:10
2. Porque al no hacerlo, robamos a Dios y a nosotros mismos. Malaquías 3:9
3. Porque al sembrar, Dios protege nuestra cosecha. Malaquías 3:11
4. El Antiguo Testamento lo enseña. Deuteronomio 14:22
Comentario. Las primeras cuatro razones se fundamentan totalmente en el Antiguo Testamento, el cual fue abolido, quitado de en medio y clavado en la cruz conforme a Colosenses 2:14-17; Efesios 2:11-16; 2 Corintios 3:6-17; todo el libro de Hebreos, casi toda la carta a los Gálatas y otros textos.
5. Nuestro Señor Jesucristo lo confirma en el Nuevo Testamento. Mateo 23:23
Comentario. Cristo Jesús nació, vivió y murió bajo el Antiguo Testamento. Gálatas 4:4; Hebreos 9:15-17. Su Nuevo Testamento no entró en vigor hasta el día de Pentecostés, cincuenta días después de resucitar Cristo, y diez días después de su ascensión. Bien que los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan figuran en el canon del Nuevo Testamento, en realidad cubren eventos de los últimos cuatro años de la Era Mosaica, mayormente la vida, las enseñanzas y las obras de Juan el Bautista y de Jesús, el Mesías.
6. El Diezmo es una institución desde los orígenes del pueblo de Dios. Hebreos 7:2
Comentario. Esto no lo dice Hebreos 7:2. Para un comentario detallado sobre Hebreos 7:1-10, leer:“¿Diezmos en la iglesia? Melquisedec, Abraham y Cristo. ¿Debemos los cristianos diezmar porque Abraham dio diezmos a Melquisedec?”
7. Sobre la iglesia recae la responsabilidad de administrar bien los diezmos del Señor. Heb. 7:5
Comentario. En el mismo estudio “¿Diezmos en la iglesia? Melquisedec, Abraham y Cristo”, comprobamos que Hebreos 7:5 nada tiene que ver con recoger o administrar diezmos la iglesia. “Los diezmos del Señor” no es, en definitiva, una expresión bíblica. Jesucristo jamás ordenó que su iglesia recogiera diezmos. Tampoco los apóstoles del Señor.
8. Las instrucciones de Diezmo son una institución apostólica.
1a. Corintios 16:1-2Comentario. Lejos de mentar este pasaje “diezmos”, enseña “la ofrenda” ordenada en las iglesias de Galacia y también en la de Corinto. “Cada primer día de la semana, cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado…” ¡Nada de diezmos hay en 1 Corintios 16:1-3!
9. El Diezmar o sembrar, es una necesidad que nace del corazón.
2a. Corintios 9:7Comentario. Ni una palabra sobre “diezmos” se encuentra en este versículo, como tampoco en el versículo 8. Al contrario, la pauta divina para la iglesia lee: “Cada uno dé como propuso en su corazón…”. El diezmo no, sino “como propone cada uno en su propio corazón”.
¿Qué les pasa a los predicadores y maestros del “Tabernáculo Bíblico Bautista Amigos de Israel”? ¿Acaso no sean capaces de entender lo que leen en estos pasajes sencillos? Sin justificación alguna, introducen la doctrina de “diezmos” en ellos, añadiendo a la Palabra de Dios y tergiversando sus instrucciones para la iglesia. Así, engañan a la gran membresía que han podido atraer, pecado muy grave de verdad.
10. Dios retribuye material o espiritualmente a todo aquel que siembra de corazón. 2 Corintios 9:8
Amigo lector, amiga lectora, si se encuentra usted en una iglesia que exige diezmos y hace mercadería del evangelio, respetuosamente le suplicamos considerar sobriamente su salvación, la cual bien pudiera estar peligrando. Dios no se agrada de los que por la Antigua Ley se justifican. Dice que los tales han caído de la gracia, desligándose de Cristo (Gálatas 5:1-4).
Ni se complace Dios en los que hacen de su iglesia una casa de mercadeo.
Si a usted le enseñaron mal sobre las doctrinas bíblicas puestas de relieve en este estudio, ¿no le convendría procurar encontrar lo antes posible una congregación cuyo mensaje y práctica se ajustan a las verdades bíblicas, haciéndose miembro fiel?
Todavía está en la tierra una iglesia que no diezma sino que enseña la ofrenda voluntaria generosa, realizando obras, aun de gran alcance, tanto benévolas como evangelísticas, mediante ofrendas abundantes dadas “cada primer día de cada semana”.
En casi todos los países del mundo, existen congregaciones que se rigen por el Nuevo Testamento, y no por el Antiguo. Estas congregaciones enseñan la “sana doctrina” (1 Timoteo 4:16) sobre diezmos, ofrendas voluntarias y el sostenimiento material para obreros dignos de recibirlo. Se identifican comúnmente como “iglesia de Cristo”, no tomando otros nombres o apodos.
Para pertenecer a esta iglesia, y disfrutar de la preciosa “libertad” a la que Cristo llama (Gálatas 5:1-13), es preciso obedecer “de corazón aquella forma de doctrina” (Romanos 6:17) que enseña el Espíritu Santo, a saber:
Creer, arrepentirse y bautizarse (sumergirse, zambullirse) en las aguas “para perdón de los pecados” (Marcos 16:16; Hechos 2:38).
Al usted obedecer estos mandamientos, Cristo le añadirá a su iglesia.
Si desea nuestra ayuda, desinteresadamente se la brindaremos.
“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. … Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados…” (Gálatas 5:1, 13).
Otro estudio muy importante sobre el tema de DIEZMOS
¿Debemos los cristianos diezmar porque
Abraham
dio diezmos a Melquisedec, tipo de Cristo?
Hebreos 7:1-10; Génesis 14:17-20
de reacciones y evaluaciones de personas
que leyeron este estudio.
Abrir el "Archivo" para leer las aportaciones.
Lista de estudios en esta Web sobre diezmos
El Diezmo: una verdad irrefutable. Estudio detallado y testimonio personal por Daniel R. Neveu Pedreros, de Temuco, Chile. Once capítulos.
Refutando la doctrina del diezmo. De la serie: La iglesia y sus finanzas. Por Wuiston Medina.
Derechos reservados. Permiso concedido para hacer una copia, o múltiples copias pero ninguna para la venta.