Comentario sobre la
epístola de Pablo a los

COLOSENSES

  Luís Alejandro Zepeda Mir
Iglesia de Cristo de Santiago Norte
Avenida Inglaterra No. 1501 (con Marurí) – Independencia
Santiago, Chile

Parte 7

Colosenses 3:21 – 4:6

 

A.  LOS PADRES QUE AGRADAN A CRISTO (3.21).

Añadiendo Pablo dice: “Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten”.  

Y el mensaje ahora es para los PADRES, ¡NO HAGAN ENOJAR, NO HAGAN PERDER LA PACIENCIA A SUS HIJOS PARA QUE NO SE DESANIMEN!

Los Padres deben tener mucho cuidado como crían y disciplina a sus hijos, porque pueden desanimarlos, pueden hundirlos en vez de animarlos. Hay que recordar siempre que nosotros debemos tratar a los demás como a nosotros nos gusta que nos traten (Mateo 7.12). Y además, muchas veces entre Padres e Hijos  hay un vinculo mucho más grande porque son “hermanos en Cristo”, y por lo mismo se debe tener cuidado entre ambas partes al relacionarse.

Esta idea también fue ampliada en el libro de Efesios, esto fue lo que Pablo dijo: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos” (Efesios 6.4a). La palabra “provoquéis” (del griego: parorgizomai ) significa “causar ira, provocar, hacer enojar, causar amargura”. Tiene que ver con el provocar a nuestros hijos al enojo, al punto de estar furibundos. Cuando ello sucede, ellos dejan de ponernos atención. Dejan de seguir nuestro liderazgo. Cuando la gente deja de seguir al líder que Dios ha elegido para ella es cuando los problemas surgen. ¿Cuáles son algunas de las formas como podemos cruzar la línea e irritar a nuestros hijos al punto de que se resientan?

1) LA SOBREPROTECCIÓN. Es posible abrumar a los hijos. Esto es lo que hacemos cuando no les dejamos explorar o que tengan sus propias aventuras. Les podemos tener las riendas tan cortas al punto que no tienen ninguna libertad y jamás tienen la oportunidad de aprender cómo manejar la independencia.

 2) CRUELDAD. Los padres jamás tendrán el derecho de ser crueles ni de descargar su propia ira, resentimiento o frustración sobre sus hijos. La mayoría de los que cometen abuso fueron alguna vez víctimas de abuso, pero el padre cristiano no debe permitir que tal ciclo se perpetúe, a busando de su au­toridad, siendo crueles, abusivos tanto con palabras como con hechos (Proverbios 19.18);

3) EL DESALIENTO. Un hijo jamás debería oír ni sentir que el padre piense cosas como: “Nunca servirás para nada” o “No puedes hacer nada bien”. No se debe criticar sin cesar a los hijos – ni hacer burla de ellos -- y nunca hablándoles palabras de aprobación;

4) EL FAVORITISMO. El favoritismo se muestra cuando no se reparte en forma justa el interés, ni la preocupación ni el involucramiento con los diferentes hijos de la familia. Lea la historia de José, sus padres, y sus hermanos. Note las luchas que ellos tuvieron por causa del favoritismo. Siendo parciales (Génesis 37.3-4).

5) DESCUIDO . El error de muchos Padres es que se preocupan demasiado en las necesidades materiales de sus hijos que poco tiempo le quedan para satisfacer las necesidades emocionales y espirituales de los mismos. Y con ello surge un descuido, muchos Padres piensan que los hijos solo necesitan ropa, dinero y comodidades, pero la verdad es que el saber escucharlos, compartir actividades juntos, el pasar tiempo con ellos y convertirse en amigos, debe ser mucho más importante.

Muchos Padres “No tiene tiempo para sus hijos”, y los van aislando y es por eso que surge la rebeldía e insubordinación como medio de llamar la atención a sus Padres despreocupados.

6) AVERGON­ZARLOS INNECESARIAMENTE DELANTE DE SUS HERMANOS Y AMIGOS;

7) USAR MEDIOS NECIOS PARA "CASTIGAR" (encerrarlos en un cuarto oscuro; asustarlos con mentiras; decirles, "te voy a regalar a otros", “Le voy a decir al viejo del saco que te lleve”);

 8 ) ESPERAR DEMASIADO DE ELLOS (como si fueran adultos); en fin, los padres mismos, si no son maduros, pueden provocar a ira o exasperar a sus hijos. Muchas veces los padres son más "niños" que los niños.  Los padres no deberían tratar de que cada hijo sea igual a los demás. No debemos intentar meterlos a todos en un molde que tengamos en la mente. Los hijos necesitan la libertad que se necesita para expresar su singularidad.

Dios les hace un llamado a los padres a evitar acciones que no pasen la prueba de la justicia y que provocan a los hijos a la ira..

Además Efesios 6.4 agrega, "sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor".  Pensemos en una mesa de tres patas por un momento. Las tres patas son necesarias para que se mantenga en pie. Si una es eliminada, no se sostendrá en pie. Pablo menciona tres elementos que se incluyen en el ser líder de sus hijos. Los tres son necesarios para que el liderazgo de los Padre tenga éxito.

1) TERNURA.

Esta idea se encuentra en la palabra “criadlos” (del griego: ekthrepho ). Significa, literalmente, “nutrir hasta que lleguen a la madurez, alimentar o proveer para ellos con tierno cuidado”.

Los padres piadosos son hombres tiernos. Padres, para ser líderes de sus hijos, ustedes deben dar importancia a la ternura y a la bondad. ¿Cómo podemos desarrollar la ternura?

(1) Escuche a sus hijos y hágales saber que usted respeta los sentimientos de ellos.

(2) Sea grande lo suficiente como para confesarles sus errores y pedirles perdón, cuando usted haya cometido un error o haya sido muy severo.

(3) Permita que se le toque —sea generoso con los abrazos y caricias.

(4) Déles apoyo a los hijos; déles aliento por los esfuerzos que ellos hacen.

Dios nos llama a ser líderes con ternura, lo cual no nos hacen menos hombres o mujeres.

2) DISCIPLINA.

Los padres han de criar a sus hijos en la “disciplina” (del griego: paidea ) del Señor. Esto se refiere al “adiestramiento por medio de reglas y regulaciones, recompensas y, cuando son necesarios, castigos”. Abarca todo el proceso de criar y entrenar a los hijos. Los hijos consentidos tendrán una vida de miseria. " El muchacho consentido avergonzará a su madre" (Proverbios 29.15) . La palabra "consentido" en este texto significa "dejado solo"; "dejado al gobierno de sí mismo". En Job 39.5 esta palabra se traduce "echar libre" ("¿Quién echó libre al asno montés, y quién soltó sus ataduras?") Los hijos no deben andar libres como el "asno montés", pues no es para su bienestar, sino para su ruina.

Lucas usó esta palabra (“Paidea” – disciplina) para registrar lo que Pilato dijo de Jesús: “Le soltaré, pues, después de castigarle” (Lucas 23.16). Esto es lo que leemos: “Es verdad que ninguna disciplina al presente pare ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” (Hebreos 12.11). La disciplina es la acción de moldear la voluntad. Algunas sugerencias para aplicar la disciplina:

(1) Defina los límites antes de ponerlos en vigencia . Un hijo necesita saber de antemano cuál es la conducta aceptable antes de que se le responsabilice por ello.

(2) Cuando se le rete en forma desafiante, responda con determinación firme . Cuando se da un conflicto entre lo que los padres desean y lo que los hijos desean, los padres deben ser los que ganen sin ninguna duda y con toda seguridad.

(3) Distinga entre el desafío deliberado y la irresponsabilidad infantil . Un hijo no debería ser objeto de castigo por algo que no sea desafío deliberado. No se le debería pegar por olvidarse de sacar la basura. El desafío deliberado es otra cosa. Éste debe ser enfrentado directamente.

(4) Reafírmeles su apoyo y déjeles una enseñanza, una vez pasada la confrontación .

(5) Evite hacer demandas imposibles de cumplir . Jamás castigue con algo que el hijo es incapaz de hacer a la edad que tiene.

(6) Que el amor sea lo que le guíe . Dos patas del banco de tres patas para los padres, son la ternura y la disciplina. Esto nos lleva a la tercera pata necesaria.

3) AMONESTACIÓN.

La palabra “amonestación” (del griego: nouthesia ) significa literalmente “colocar ante la mente”. Se refiere a la instrucción o advertencia verbal. El sumo sacerdote Elí no hizo esto con sus hijos. Note lo que pasó: “Y Jehová dijo a Samuel: He aquí haré yo una cosa en Israel, que a quien la oyere, le retiñirán ambos oídos. Aquel día yo cumpliré contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa, desde el principio hasta el fin. Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado” (1 Samuel 3.11–13).

En la Septuaginta, la frase “ha estorbado”, del versículo 13 , se traduce con la misma raíz de la que se deriva la palabra “amonestación” que se encuentra en Efesios 6.4 . Elí se pasó su vida sirviéndole a Dios. Era el líder de los actos de adoración de

Israel, pero no confrontó a sus hijos, cuando éstos tenían necesidad de eso. A veces los padres deben ser directos con sus hijos. La amonestación directa es necesaria para la labor de los padres.

Otro pasaje que nos ayuda en este tema es Deuteronomio 6.4-9: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tú Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte , y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”.

La clave a una buena crianza de los hijos no es tanto el conocer las técnicas correctas, sino el ser la persona correcta. Algunas ideas importantes que deben recordar los Padres: “La buena crianza es el resultado del estilo de vida de Padres fieles a Dios”; “Nada puede suceder a través de nosotros, si no nos sucede primero a nosotros”; “Los farsantes o cristianos de apariencia no pueden ser buenos padres”. Para ser padres eficaces, debemos ser genuinos, “auténticos”.

El texto que nos ocupa enfatiza dos requerimientos que se les hacen a los padres.

En primer lugar , deben amar a Dios con todo su ser (vers. 5): Deben amarle de todo su corazón (sus emociones y sus pensamientos), de toda su alma (su vida y su ser), y con todas sus fuerzas (su fortaleza y sus actividades).

En segundo lugar , para enseñarles a los hijos, deben tener la palabra de Dios “sobre” su corazón (vers. 6).

El texto que nos ocupa nos manda a “repetirles” las palabras a los hijos. Si el pasaje se tradujera literalmente, se leería: “Las afilarás a tus hijos”. La palabra de Dios debe quedar afilada —clara— en las mentes de ellos; sus almas deben ser horadadas con sus verdades (Hebreos 4.12; Hechos 2.37). Ningún esfuerzo a medias logrará esto. El mundo está resueltamente decidido a robarse las mentes y corazones de los hijos. Nosotros debemos estar más resueltos en nuestra enseñanza.

Los Padres deben aprovechar todo recurso que haya para aumentar el conocimiento bíblico de sus hijos: Deben procurar que asistan a todas las clases bíblicas, a todos los servicios de adoración y a toda actividad juvenil cristiana. Por supuesto que estas oportunidades son solamente suplementarias a la enseñanza que deben ellos hacer personalmente. Una de las maneras como puede hacerse esta enseñanza es teniendo cultos familiares diarios. Hay familias que también programan una noche familiar especial a la semana, con el fin de tener un rato para divertirse y estar juntos.

El énfasis del texto que nos ocupa, no obstante, no es en la enseñanza a ciertas horas fijas, sino en la enseñanza todo el tiempo. El versículo 7 , dice: “… y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”. La frase “… estando en tu casa” incluiría la hora de las comidas. (La hora de las comidas es un excelente momento para enseñar, pues provee una audiencia cautiva: ¡los hijos tienen demasiada hambre como para querer irse!).

El texto también habla acerca de enseñar “andando por el camino”. En aquellos tiempos, las familias a menudo andaban a pie grandes distancias. Hay familias que hoy día todavía dan grandes caminatas juntos. Este es un tiempo ideal para la enseñanza. Sea que viajemos a pie, en carro, o por cualquier otro medio de transporte, nuestro viaje puede servir, una de dos, para ponernos los nervios de punta o para hacer a otros partícipes de nuestra fe.

Otra idea debe añadirse a la enseñanza que debe hacerse “andando por el camino” : Deben llevar a sus hijos cuando están llevando a cabo expresiones prácticas de su fe —cuando se le lleva alimento a los enfermos, cuando se visitan los hospitales, cuando se visitan a los afligidos.

La expresión: “al acostarte” se estaría refiriendo a la hora de acostarse. La hora de acostarse es especial para la mayoría de los niños, más que para los adolescentes. Es un momento en el cual están particularmente receptivos a la enseñanza y al diálogo. Puede ser “un momento muy dulce”.

Por último, a los padres se les llama a enseñar “cuando se levanten” —en la mañana y a la hora del desayuno. Esta es una ocasión ideal para enseñarles a los niños cómo comenzar cada nuevo día.

Nuestras vidas no deben dividirse en categorías tales como “religión”, “trabajo”, “juego” y otras; la enseñanza debe estar “entretejida en la tela de nuestras vidas diarias”. Cualquier momento, cualquier evento, cualquier lugar puede servir de oportunidad para enseñar: Un arco iris, la toma de una decisión importante, un nacimiento o una muerte en la comunidad. Todos esos momentos ayudan a los Padres para poner en el corazón de sus hijos la palabra que ya habita en sus corazones.

Esta palabra debe estar tan arraigada en la familia que el texto continua diciéndonos: “Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas” (vers. 8–9).  ¿QUÉ ESTA TRATANDO DE DECIRNOS DIOS CON ESTOS TEXTOS? ¿ESTARA DIOS DICIENDONOS, EN LOS VERSÍCULOS 8 Y 9, QUE LAS VERDADES DIVINAS A LA QUE ÉSTOS SE REFERÍAN, DEBÍAN LLEGAR A FORMAR PARTE DEL SER DE LOS PADRES?

Deben “atarlas en su mano”, para que, cada vez que la mano actúe, ella lo haga conforme Dios lo ordena.

 Deben “atarla en su frente”, para que, cada vez que pensemos, lo hagamos conforme Dios lo desea.

Deben “atarla en los postes de sus casa, y en sus puertas”, ¡para que nuestra casa esté llena de los principios de Dios!

El hecho no sólo es que los hijos son influenciados por las vidas de los Padres, sino que también, esa influencia permanecerá en ellos —para bien o para mal. Una verdad que da en qué pensar, se encuentra en Éxodo 20.4–6 . Después de recalcar que no debemos hacer ídolos, ni adorarlos ni servirles, él Señor dijo que él visitaría “la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los [le aborrecen]” (vers. 5).

¿Por qué dijo Dios que los hijos, la tercera y la cuarta generación serían castigados por los pecados de sus padres? ¡Porque ese es el tiempo que dura la influencia de los padres! Se han hecho numerosos estudios, los cuales demuestran que lo anterior es cierto; sin embargo, mucho tiempo antes de que los sociólogos “descubrieran” ese hecho, ya la Biblia lo había enseñado. He aquí un ejemplo:

En varias ocasiones, Abraham mintió para salvar su vida (Génesis 12.10–13; 20.1–5). Más adelante, su hijo Isaac dijo exactamente la misma mentira (Génesis 26.6–11). Entre los nietos de Abraham (la tercera generación), tenemos a Jacob, al cual se le conocía como “el engañador” o “el que suplanta” (Génesis 27.1–19). Cuando Jacob llegó a viejo, adivine lo que sus hijos (la cuarta generación) hicieron. Le mintieron a su padre y lo engañaron (Génesis 37).

El ultimo pasaje que quiero considerar se encuentre en: Proverbios 22.6 , "Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartará de él". Este texto nos enfatiza que la mejor manera de poder educar a su hijo en la fe cristiana es en los años más tempranos de su niñez y continuar haciéndolo mientras continúen en casa. Para que así, cuando sean adultos, cuando se fueran del hogar puedan seguir en el camino cristiano y no apartarse. Esta es una gran verdad que si se pusiera en práctica siempre ayudaría bastante a la iglesia a perdurar en las futuras generaciones.

 

B.  EL SIERVO - EMPLEADO QUE AGRADA A CRISTO (3.22-25).

¡AHORA EL MENSAJE ES PARA LOS SIERVOS, PARA LOS EMPLEADOS, PARA TODOS AQUELLOS QUE TRABAJEN PARA OTRAS PERSONAS!

“Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales” (3.22a) Esta enseñanza para los siervos es enseñanza para todos los obreros. Como Pablo nos revela las reglas divinas para la familia, también las revela para los obreros y patrones o mayordomos; es decir, el cristiano no se fijará sólo en los reglamentos de la empresa, sino en las de Dios, el Verdadero Patrón.

"Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor" (Efesios 6.5) .

Este pasaje propone una gran verdad, los siervos, los esclavos y llevándolo a estos tiempos los empleados tienen la responsabilidad y deber de obedecer y acatar las órdenes de sus amos o patrones. Esa es la voluntad de Dios, para así mostrar el debido respeto a las autoridades que como sabemos están puestas por Dios.

Fijémonos en la palabra TODO de Colosenses 3.22 y las frases con temor y temblor en Efesios 6.5 , esta es la voluntad de Dios, que los siervos, los empleados, sean obedientes a sus amos en todas las cosas, deben cumplir cabalmente sus responsabilidades laborales, y esto deben hacerlo con respeto, con mucha humildad, teniendo un sincero temor a Dios y entendiendo que sirviendo a nuestro jefe, estamos sirviendo a Cristo.

Y como sabemos, el esclavo cristiano o empleado cristiano ha de ser el mejor esclavo; es decir, al convertirse en cristiano, está obligado a ser cumplidor en su servicio, a ser un ejemplo en responsabilidad y laboriosidad. Esta es una prueba ineludible de nuestra cristiandad, cuanto más leales seamos a nuestro trabajo mas demostraremos a los demás que somos leales a Cristo. Nunca el cristianismo ofreció una escapatoria del trabajo duro; más bien hace que el hombre sea capaz de trabajar duramente. Tampoco ofrece al hombre escapatoria de una situación difícil; lo capacita para enfrentar esta situación como un hombre mejor.

Por lo mismo Pablo añade, “no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres” (3.22b) .  No servir solamente cuando el amo o patrón le estén vigilando, sólo queriendo agradar al hombre . El cristiano no tiene que ser vigilado para que haga su trabajo. El cristiano no sólo parece ser cumplidor en su empleo, sino que en realidad es cumplidor. Si el cristiano acepta un empleo que requiere cuarenta o cincuenta horas de trabajo cada semana, entonces debe estar bien seguro que trabaja ese número de horas, porque de otro modo es culpable del robo. Más bien, en cuanto a sinceridad y diligencia, el cristiano debe ser el mejor de los obreros.

El cristiano está obligado a obedecer a su patrón terrenal y a su Patrón celestial, y debe estar resuelto a ser cumplidor en su trabajo. Sin sacar la vuelta y cumpliendo con su trabajo.

Otro Pasaje que nos habla de este tema es, 1 Pedro 2.18-23 se dirige a los criados y habla de las injusticias que éstos deben soportar sin tratar de "arreglar cuentas" con sus amos "difíciles de soportar". Deben seguir las pisadas de Cristo   (v. 20) y en lugar de maldecir, amenazar y volver mal por mal, deben sufrir y encomendar su causa al que juzga justamente. Los "cristianos" que participan en huelgas y protestas y ejercen represalias deben volver a leer este texto que fue escrito a los criados y, por eso, se dirige a todos los obreros.

Es cierto que hay patrones y mayordomos injustos, pero Pedro enseña que el cristiano no debe vengarse. Si el trabajo en alguna empresa es insoportable, el remedio bíblico no es la huelga, sino el cambio de empleo. Y si la situación es injusta, hay medios de cómo hacer valer los derechos sin hacer una oposición a su empleador.

Otra actitud condenable es la de siempre estar buscando ocasión para demandar a la empresa. Parece que para algunos obreros es una gran bendición accidentarse para poder entablar juicio contra la empresa.

Lo que el Espíritu Santo enseña en Efesios 6.5-8; Colosenses 3:22-25 y 1 Pedro 2.18-23 requiere que los cristianos tengan una actitud respetuosa hacia los amos o empresarios. El empleo no es una posición política; más bien, es el medio provisto por Dios para que el cristiano deje de robar y que "trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad" (Efesios 4.28; 1 Tesalonicenses 4.11, 12 y 2 Tesalonicenses 3.10-12). No sólo debe trabajar cumplidamente, sino que también debe hacerlo con gozo y gratitud en su corazón, como al Señor. Al cantar "Quiero trabajar por el Señor", debe estar pensando no sólo en hacer "obra personal", sino también en ofrecer a Dios cada día las ocho o diez horas de trabajo bien hecho.

Esto debe ser “sino con corazón sincero” (3.22c) , también Pablo añade "con sencillez de vuestro corazón" (Efesios 6.5). El cristiano debe hacer lo que es correcto, simplemente porque es correcto. Agradece a Dios por su empleo, y fielmente cumple sus obligaciones. No debemos ser arrogantes, sino humildes y agradecidos por el empleo que tenemos.

“Temiendo a Dios” (3.22d) , c on un profundo respeto por la autoridad que nos hace obedecer y sujetarnos a su voluntad, para ser aceptados por El y para no ser castigados. El obrero cristiano que no cumple con su obligación en la empresa simplemente no teme a Dios , el Verdadero Patrón. El trabajo que el obrero cristiano hace no es simplemente su compromiso con el patrón, sino también es su servicio para Dios. El dice, "Señor, aquí está el servicio que te ofrezco este día. Gracias por el empleo que me has dado. Yo he tratado de ser cumplido en todo". El siervo debe dar servicio al amo, pues, como si lo diera a Cristo. Toda carga es menos pesada si se re­cuerda que el Amo verdadero no es algún hombre, sino Cristo.

 Por lo mismo Pablo añade en 3.23 “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón”. Fijémonos, Pablo dice que TODO, no el 90% u 80%, todo debemos hacerlo de corazón, con amor, con solicitud, con entrega, entendiendo que no lo hacemos solamente para los hombres, sino también para el Señor.

Apegándonos al contexto de este pasaje, Pablo esta diciendo: ¡ESPOSAS, MARIDOS, PADRES, HIJOS Y EMPLEADOS, VIVAN SUS VIDAS COMO DIOS QUIERE, EN TODO LO QUE HAGAN EN SUS PALABRAS, PENSAMIENTOS Y ACTITUDES, EN TODO SEAN DIGNOS DEL NOMBRE CRISTIANO!

Debemos ofrecerle toda nuestra vida al Señor, y sobre todo nuestra vida laboral. Desde dentro del alma, y no meramente para guardar las apariencias. Al igual que el esclavo cristiano también el trabajador cristiano debe siempre tener presente que Cristo es su verdadero patrón o mayordomo.

"Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones; no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de nuestro Salvador" (Tito 2:9, 10).

Sigue el texto diciéndonos: “como para el Señor y no para los hombres”, Pablo lo dijo: "Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor" (1 Corintios 7.22) . "Sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres" (Efesios 6.7). Todo trabajo se hace más fácil si trabajamos "de buena voluntad, como al Señor".

El cristiano debe reconocer que su empleo es un don de Dios , que por este medio Dios contesta su oración, "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy" (Mateo 6.11) . Por esta razón el cristiano debe dar muchas gracias por su empleo, y en lugar de quejarse de injusticias y buscar maneras de vengarse o de defraudar al patrón, debe ser muy cumplidor en su trabajo. El trabajo se hace más pesado para los que trabajan de mala gana, con resentimiento y amargura. Esto no quiere decir que el trabajador cristiano no puede tratar de mejorar la situación de su empleo, pero la mala voluntad, los enojos y disgustos, y las reac­ciones carnales no ayudan a mejorar la situación, sino que hacen más duro y más insoportable el trabajo.

Por lo tanto, al terminar el trabajo de cada día el esclavo cristiano debería pensar "yo ofrezco el trabajo de este día a mi Señor". El obrero cristiano debe hacer la misma cosa. ¿Será una ofrenda digna para el Señor el trabajo que hacemos cada día?

Los esclavos cristianos de los primeros siglos tenían una oportunidad excelente para exhibir las virtudes del evangelio. "No defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de nuestro Salvador" (Tito 2:10). Comúnmente el esclavo era de mala voluntad; era rebelde, perezoso y respondón, pero al convertirse a Cristo debe ser de buena voluntad, obediente, dedicado y sumiso. El cambio sería como una luz prendida en medio de las tinieblas. Sin duda en muchas ocasiones los inconversos les habrán preguntado acerca de su esperanza  (1 Pedro 3.15) para saber del poder del evangelio que hace posible tal transformación.

Este pensamiento es muy importante pues el obrero cristiano siempre sirve a Dios. Dios le da empleo, y es importante que el cristiano recuerde esto. Hay patrones y mayordomos duros, desconsiderados y déspotas, pero será más fácil tolerarlos si se recuerda que el verdadero Patrón es Dios quien, con este empleo que da al cristiano, pone pan sobre la mesa. Por lo tanto, es necesario estar agradecido siempre y evitar el murmurar. Si es posible conseguir otro empleo mejor, bien; pero, siempre conviene la paciencia y tolerancia, y sobre todo el agradecimiento. Tengamos cuidado de no murmurar contra Dios (no vayamos a morder la mano que nos da el pan).

 Y fíjese bien, lo que añade Pablo “ sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia” (3.24a). Los siervos eran propiedad de sus amos y normalmente el único "sueldo" que recibían era el sostenimiento más básico. No tenían esperanza alguna de recibir alguna herencia terrenal, pero los siervos cristianos entendían que ellos sí tenían una herencia, que su verdadero sueldo o recompensa les esperaba.

Los patrones o mayordomos no necesariamente recompensarán a los obreros cristianos que trabajan "de corazón", pero "del Señor recibiréis la recompensa". No sólo los siervos sino todos nosotros debemos buscar la herencia celestial (Romanos 8.18; 1 Pedro 1.4, 13). Este pensamiento debe estabilizar el corazón del obrero que sufre injusticias en el trabajo. No debe preocuparse demasiado por causa de las injusticias de la vida, porque el Patrón Verdadero todo lo ve y recuerda y en el Día Final "les hará justicia" (Lucas 18.8).

“Porque a Cristo el Señor servís” (3.24b). Esta idea fue reafirmada en la carta de Pablo a los Efesios , "Sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre" (Efesios 6.8) . Tanto los siervos como los libres deben hacer bien, y mostrar en su conducta las enseñanzas de Cristo, con la plena esperanza de la recompensa eterna.

  Porque Pablo termina diciendo: “Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas” (3.25). Aun en esta vida se observa este principio: los que practiquen injusticias serán tratados con injusticia; los que usen la mentira serán víctimas de mentiras; los que roben serán robados, etc. Cuánto más se recibirá de Dios el pago según la injusticia que se hiciere, pues nada escapa de su conocimiento y su juicio será sin parcialidad.

El siervo cristiano que no es cumplidor en su servicio dará cuenta no sólo al amo sino también al Señor. Por lo tanto, el esclavo cristiano (o el trabajador cristiano) no debe preocuparse demasiado en cuanto a las injusticias de la vida, porque todos daremos cuenta a Dios el Gran Nivelador de cuentas.

 

C.  EL AMO - PATRÓN QUE AGRADA A CRISTO (4.1).

“Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos” (4.1a), (tratad con justicia y equidad a vuestros siervos, LBLA).

Los siervos (esclavos) no tenían derechos y no esperaban un trato justo de parte de sus amos; más bien eran considerados como herramientas vivas. Dios, sin embargo, los veía como seres humanos hechos a la imagen de Dios que deberían ser tratados con justicia y rectitud (equidad). En la iglesia del Señor había esclavos y amos. Filemón era un amo y Onésimo era su esclavo. Los amos eran tentados a proferir amenazas y asustar a los siervos para que trabajaran mejor y se sujetaran, pero el evangelio re­quería que los amos buscaran el bienes­tar de los siervos, porque en Cristo "no hay esclavo ni libre" (Gálatas 3.28). Los siervos deberían servir a sus amos "de buena voluntad, como al Señor... Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas" (Efesios 6.7, 9). Los amos empezarían a tratar con justicia y equidad a sus siervos, y la esclavitud terminaría desapareciendo. Además, se debe evitar los malos tratados, amenazas, insultos y cualquier descalificación.

Ellos deben entender que también ellos tienen un jefe en los cielos y por lo tanto deben ser respetuosos y cuidadosos, como ellos quieren que los trate Dios su jefe celestial.

“sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos” (4.1b). Como se dijo anteriormente, los amos deben ser humildes y ser comprensivos con sus siervos o empleados.

"sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para El no hay acepción de personas" (Efesios 6.9) .

Nuestro Amo en los cielos nos tratara como ellos trataban a sus siervos. Dios no reconoce las distinciones de clase hechas por los hombres; los amos también tienen Amo. Dios es el Defensor de los siervos, de los pobres, de las viudas y los huérfanos y de todo necesitado. Los que maltraten a los tales -- o no cuidan de ellos --  darán cuenta a Dios.

Los amos deberían tratar a los siervos, pues, como les gustaría ser tratados. " Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas" (Mateo 7.12).

 

D.  PERSEVEREN EN LA ORACIÓN (4.2-4).

Y Pablo después de todas estas exhortaciones particulares, aconsejando a Esposos, Esposas, Padres, Hijos, Empleados y Jefes, ahora da un gran consejo a todos ellos, a todos nosotros.

Porque él añade: Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias” (4.2). Si queremos ser los mejores esposos, esposas, padres, hijos, etc. Necesitaremos bastante de la oración, porque ella es un arma muy eficaz a la cual podemos echar mano cuando necesitamos de Dios.

En simples palabras orar significa “hablar”, en este caso los cristianos buscamos hablar con Dios. Pero si nos fijamos bien, Pablo nos dice que debemos “perseverar en ella”, o sea, que constantemente debemos estar hablando con Dios. Como lo dijo él mismo a los Tesalonicenses, “Orad sin cesar” (1 Tesalonicenses 5.17).

¿ORAMOS NOSOTROS SIN CESAR? ¿SOMOS CONSTANTES EN LA ORACIÓN? ¿QUÉ ME RESPONDE USTED HERMANOS?

Porque después de esto, se agrega: “velando en ella”. En este caso “velar”, es estar alerta, estar atento, y Dios desea que sus hijos estén atentos y que acudan a él muy seguido. El cristiano debe tener sus ojos abiertos, debe tener sus sentidos muy despiertos porque el enemigo anda al asecho y debemos resistir utilizando como herramienta poderosa: LA ORACIÓN.

  La oración no es, pues, una ceremonia o formalidad. Más bien, al orar debemos estar conscientes de la seriedad que este mandamiento encierra, porque es un MANDAMIENTO.  Debemos velar contra el desaliento o la indiferencia; Mateo 24.42; 25.13; 26.40, "¿no habéis podido velar conmigo una hora?".

Nos dirigimos a Dios para ofrecerle palabras de alabanza, para darle gracias por tantos favores, para hacer súplicas por la obra del evangelio para la extensión del reino, por nosotros, por los seres queridos, por los hermanos, por los enfermos, y por todos los hombres. Al orar debemos estar pensando en los peligros espirituales que nos rodean y amenazan nuestras almas. En fin, debemos recordar cómo orar (de acuerdo con la enseñanza de Cristo y los apóstoles) y, sobre todo, pedir que se haga la voluntad de Dios. Por muchas razones, pues, es necesario velar (estar alerta) al orar.

  Y nuestras oraciones deben ser “con acción de gracias”, es algo que ya Pablo lo ha abordado en la carta, "sed agradecidos" (3.15). ¿POR QUÉ DEBEMOS SER AGRADECIDOS?

  Por todos los innumerables favores de Dios, por su ayuda y protección en los momentos tristes, por las miles de bendiciones que derrama sobre nuestras vidas. Tenemos muchos motivos para orar a Dios, desde dar gracias hasta pedir por nuestras necesidades.

En este caso, Pablo nos aconseja a ser agradecidos también en nuestras oraciones.  "Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús" (1 Tes. 5.18). Lo muy impresionante de este texto (y otros relacionados) es que en calidad de preso Pablo habla de acción de gracias.

  Por lo mismo, debido a su condición de preso, Pablo pide a los hermanos de Colosas que oren por él, orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso” (4.3).

Si nos damos cuenta, Pablo no pide que los hermanos oren para que él salga en libertad, o para que lo traten bien, sino que Pablo pide lo que estaba en su corazón como LO MÁS IMPORTANTE, esto era SEGUIR PREDICANDO EL EVANGELIO EN TODO LUGAR QUE SE ENCONTRARA. ¿QUÉ GRAN CORAZON EL DE PABLO? A pesar de sus problemas, el ver las cadenas en sus manos, todavía su corazón latía para evangelizar al mundo perdido, ni aun preso Satanás pudo detener él celo de Dios que Pablo tenía por el EVANGELISMO.

Y cómo sabemos le fue muy bien también en su ministerio en la cárcel (Filipenses 1.12-14; 4.22). Él pedía por una PUERTA ABIERTA, o sea, para tener una gran oportunidad, un campo propicio para predicar la palabra de Dios.

Comparemos otros textos que hablan de abrirse puertas: "Se me ha abierto puerta grande y eficaz, y muchos son los adversarios" (1 Corintios 16.9); "Cuando llegué a Troas para predicar el evangelio de Cristo... se me abrió puerta en el Señor" (2 Corintios 2.12); "he puesto delante de ti una puerta abierta" (Apocalipsis 3.8).

Si era necesaria la oración a Dios para que abriera puertas aun para el apóstol Pablo, cuánto más debemos nosotros orar que nos abra puertas para la palabra. Al mismo tiempo hay que estar alerta para aprovechar toda oportunidad para predicar el mensaje de Dios.

Y vemos al finalizar este pasaje, el gran anhelo de Pablo, la visión puesta en la misión que tenia en este mundo, “ a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso”.  Su predicación a los gentiles era la verdadera causa de sus prisiones (Hechos 21.28; 22.21, 22; 24.5, 6; 25.6-8). Aun estando preso Pablo siguió siendo el embajador de Cristo (2 Cor. 5.20). "por el cual soy embajador en cadenas" (Efesios 6.20).

 Pablo quería predicarle a todo el mundo de Cristo, aun preso o en libertad esta era su misión y por lo mismo él nos dice: “para que lo manifieste como debo hablar” (4.4). La palabra manifestar corresponde a la palabra misterio . El evangelio había sido un misterio antes de ser revelado (Efesios 4.3, 4). Y Pablo desea seguir predicando este mensaje, pero de la manera más correcta y adecuada, no solamente se preocupaba por predicar, sino que también se preocupada como hacerlo, y en esto dependía única y exclusivamente de Dios, quien podía guiarlo a predicar toda la verdad.

Vemos en estos pasajes el ferviente deseo de un gran siervo de Dios, su única meta y aspiración es entregar el evangelio a cada persona de la forma más correcta y por lo mismo, pide a Dios y también pide a los Colosenses que intermedien para pedir que Dios le abra puerta para seguir predicando y que lo haga de la mejor manera posible.

 

E.  EL CRISTIANO QUE AGRADA A CRISTO EN EL MUNDO   (4.5-6).

Y Pablo pone un tema en el tapete que es de gran importancia para nosotros. El tema es: ¿COMO DEBE COMPORTARSE EL CRISTIANO EN EL MUNDO?

Pablo dice: “Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno” (4.5-6).

Y lo primero que nos dice el apóstol es que el cristiano debe cuidarse, debe andar, o sea, vivir de una manera sabia. En este caso la sabiduría es: VIVIR LA VIDA COMO DIOS QUIERE QUE LA VIVAMOS.  Esta es una clara exhortación de Dios, ya que en muchos pasajes nos invita a vivir una vida de devoción y entrega a él. Como lo enseño bastante Pablo en la carta a los Efesios, "andad como es digno de la vocación con que fuisteis llamados" (Efesios 4.1) ; "andad en amor, como también Cristo nos amó" (Efesios 5.2) ; "andad como hijos de luz" (Efesios 5.8).   Ya el apóstol había abordado este tema en la carta cuando nos enseño a ofrecer una vida de servicio y adoración a Dios, Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él” (3.17). Nuestra vida debe ser el medio de demostrarle a Dios nuestro amor y nuestra obediencia a él.

Los cristianos deben ser fervientes en espíritu (Romanos 12.11) y, por eso, condenan los vicios de los paganos (mundanos) y buscan su salvación, pero en todo esto deben andar sabiamente. "He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas" (Mateo 10.16).

Como Pablo lo dijo: "Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios" (Efesios 5.15), mirando alrededor, a todos lados. El cristiano debe tener mucho cuidado, estar alerta, y nunca descuidar sus pasos. Debe mostrar claramente que se ha despojado del viejo hombre, y que se ha vestido del nuevo hombre. Esto requiere diligencia. El mundo está lleno de perversidad. Satanás ha colocado trampas en el camino para hacernos tropezar. En la carta a los efesios (6.10-20), Pablo dice que debemos vestirnos "de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo". Dice Pedro, "Sed sobrios, y velad; porque vuestro adver­sario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar" (1 Pedro 5.8) . En 2 Timoteo 2.26 Pablo habla del "lazo del diablo" y de los "que están cau­ivos a voluntad de él". Pero afirma en 2 Corintios 2.11 que "no ignoramos sus maquina­ciones", y esto será  cierto si miramos cómo an­damos.

El buen ejemplo de los santos es de suma importancia. Los pastores (ancianos) de la iglesia guían al rebaño siendo ejemplos de la grey (1 Pedro 5.3). El evangelista de ser "ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza" (1 Timoteo 4.12). Al ser ejemplos para los hermanos, los pastores y evangelistas también lo serán para los de afuera . Para éstos el sermón de la vida de los hermanos lleva más peso que los argumentos que se hagan sobre la necesidad de obedecer al evangelio. A veces los miembros de la iglesia quieren atraer a la gente con argumentos, pero a veces ahuyenta a la gente con su vida (actitud, genio, habla, hechos). Los inconversos observan todo aspecto de la vida de los cristianos, algunos para saber más del evangelio y otros para buscar ocasión contra ellos. Pablo dijo que los corintios eran cartas "conocidas y leídas por todos los hombres" (2 Corintios 3.2).

Los santos deben adornar la doctrina de Cristo con sus vidas fieles. Recordemos Tito 2.10 , "en todo adornen la doctrina". Los de afuera siempre piensan que los santos no sólo deben predicar a Cristo, sino que también deben mostrarlo. El sermón predicado por la vida del cristiano es convincente. Es posible que la hermana de "conducta casta y respetuosa" y con "espíritu afable y apacible" convierta a su marido incrédulo (1 Pedro 3.1-4), pero la palabra de Dios es blasfemada por causa de hermanas que no son "prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos" (Tito 2.5).

Al Señor le importa mucho lo que los de afuera piensen acerca de los discípulos de Cristo. Espera que sus discípulos tengan una actitud buena hacia los inconversos. Si no nos importa lo que la gente piense o diga de nosotros ¿Cómo seremos sal o luz para ellos? Estos términos indican una influencia positiva. El Señor quiere que los de afuera tengan un concepto positivo del evangelio representado por las vidas de sus discípulos. Por lo tanto, no debemos ser indiferentes, pues, con respecto a la opinión que los del mundo tengan de nosotros.

En los primeros siglos "los de afuera" acusaban a los cristianos de ser ateístas sin patriotismo por no creer en los ídolos oficiales del gobierno; por eso, Pedro dice, "manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles ; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación al considerar vuestras buenas obras" (1 Pedro 2.12).

Pero, ¿COMO PODEMOS ANDAR SABIAMENTE? ¿QUÉ DEBEMOS HACER PARA ELLO? Fíjese lo que Pablo añade: “ redimiendo el tiempo”, o sea, aprovechando la oportunidad . El tiempo pasado no puede ser redimido como si fuera un aparato electrónico empeñado. El tiempo perdido está perdido para siempre. Más bien, la expresión quiere decir "aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos" (Efesios 5.16).

¡Este es el mensaje de Dios! ¡APROVECHEMOS NUESTRO TIEMPOO, DEMOSLE UN USO SABIO Y CORRECTO! Porque el mundo se esta perdiendo, la maldad esta creciendo, el peligro de desviarnos es cada día mayor y por lo mismo debemos cuidarnos.

Pero, ¿Por qué debe ser esto así? Por lo que Pablo nos dice que "el tiempo es corto" (1 Corintios 7.29), y que no debemos dejar que nada (ni familia, ni lágrimas, ni alegría, ni comercio ni otro interés terrenal) nos estorbe, espiritualmente hablando. El tiempo es el haber más valioso que el hombre posee. El tiempo es vida, es riqueza. Todo hombre vivo es hombre rico, porque el tiempo mismo es su capital más importante. Es capital que se puede invertir para el bien eterno. El tiempo es sumamente valioso. Mídase con reloj o con almanaque o como uno quiera, pero siempre es precioso.

¿COMO ESTAMOS APROVECHANDO NUESTRO TIEMPO PARA DIOS? ¿DEDICAMOS MÁS TIEMPO A SERVIR A DIOS QUE A SERVIRNOS A NOSOTROS MISMOS O NO?

¿Que estamos haciendo de las 168 horas que Dios nos da a la semana? ¿Cuantas horas ocupamos para servir a Dios? ¿Cuantas para entretención? ¿Cuantas para actividades sin provecho? ¿Cuántas horas leemos la Biblia a la semana? ¿Cuántas horas oramos? ¿Cuánto tiempo invertimos en predicar el evangelio o edificar a los hermanos?

 Esta es la manera más sabia de aprovechar nuestro tiempo para Dios, entregándole nuestras vidas a él.

Y además de eso, Pablo también aconseja como debemos hablar con los de afuera para darles un buen ejemplo, Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno” (4.6).

La conversación de los mundanos es corrupta (Efesios 4.29), violenta y está llena de palabras que excitan las pasiones carnales. El cristiano es conocido por su habla. Los que son de la carne (los que son del mundo) "piensan en las cosas de la carne" (Romanos 8.5) y "hablan del mundo" (1 Juan 4.5), pero la palabra de los verdaderos cristianos es siempre con gracia porque imitan a Cristo, esta palabra con gracia, es una palabra de bendición para las vidas de quienes nos oyen.

Al predicar la palabra y al platicar de las verdades bíblicas nuestra palabra estará "sazonada con sal" . Si nuestra palabra está sazonada con sal, no hablaremos palabras corrompidas: "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la neceçsaria edificación a fin de dar gracia a los oyentes" (Efesios 4.29).

Ahora cada vez más se están acep­tando las palabras más corrompidas en las con­versaciones ordinarias. Hay muchas pala­bras que se oyen ahora en la televisión, en las canciones populares, se leen en los periódicos y re­vistas, y se oyen en conversaciones que hace quince o veinte años nunca se pronunciaban en público, mucho menos delante de las damas y los niños.  La degeneración es muy precipitada.

Hay otra especie de "groserías" que son sumamente populares. Se trata del lenguaje de doble sentido, de indirectas o sugerencias vulgares. Las llamadas "comedias" de la televisión moderna se basan en gran parte en este tipo de lenguaje.

¿Cómo se puede corregir este problema de hablar palabras corrompida? Limpiar el corazón. "Porque de la abundancia del corazón habla la boca" (Mateo 12.34). Las palabras corrompidas que salen de la boca indican que el corazón (el carácter) es corrupto. "El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas" (Mateo 12.35).

La lengua es una fuerza tremenda para bien o para mal. Se usa la lengua para predicar, para enseñar, para exhor­tar, para amonestar y para alentar, pero también se usa para destruir con mentiras, con chismes y con toda clase de ataque contra la persona de otros (Santiago 3.3-12).  

Que la gracia de Dios influya en nuestro modo de hablar para dar respuesta adecuada a cada pregunta, a cada amenaza, a cada insulto, a cada persona según su situación y necesidad personal.  

 


 

Parte 8

 

  

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