La Boca del Infierno

 

Esta imagen de un hoyo de fuego de cuya boca emana un resplandor rojo rodeado por densas tinieblas negras, con un amanecer tenue en el horizonte lejano que tinta levemente los cielos, ilustra el mensaje La Boca del Infierno, en editoriallapaz.

 

Esta imagen de un hoyo de fuego de cuya boca emana un resplandor rojo rodeado por densas tinieblas negras, con un amanecer tenue en el horizonte lejano que tinta levemente los cielos, la seleccionamos para proyectar una visualización terrenal del concepto espiritual céntrico resaltado en este mensaje.

 

Temor al infierno

Amor a Dios y la salvación

 

I.  Introducción.

A. Salutación.

B. En las expansiones terrenales y espirituales de nuestra existencia, hay algunos lugares que todo ser humano debe visitar, aunque sea mediante trasladación mental, y contemplar, hasta que su significado e importancia se registren debidamente en la menta y el alma.

1. La Gólgota, donde el Hijo de Dios fue muerto, haciendo posible nuestra elevación a “hijos de Dios”, y nuestra eventual excelsa glorificación eterna.

2. La “Casa del luto”, para que medite sobre la brevedad de esta vida y el fin del cuerpo físico, que es la tumba fría. “Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón.” (Eclesiastés 7:2)

3. La “Casa de Dios... la cual casa somos nosotros”, la iglesia, (Hebreos 2:4-6) para que sepa donde hay refugio seguro cuando azotan las tormentas de locura humana.

4. Las “Puertas del Hades”, por donde pasa el alma, bien sea rumbo hacia el Paraíso o rumbo hacia las prisiones del Tártaro, antesala del infierno.

5. Las “Doce puertas de la Jerusalén celestial”, (Apocalipsis 21:9-27) para que sus ojos se llenen de la gloria de aquella ciudad eterna, cuya calle es “de oro puro, transparente como vidrio”, ciudad de Dios, futura morada de los hombres y de las mujeres que se purifican para tener derecho a entrar.

6. La “Boca del infierno”, para que sus ojos se llenen de temor y ardan a causa del humo de castigo que “sube por los siglos de los siglos”. (Apocalipsis 19:3)

C. Preferiría llevarles a los primeros cinco lugares. Sin embargo, por razones de peso, nuestro destino en esta ocasión es el lugar número seis, la temible “Boca del infierno”. Este servidor será su guía. Espera que confíen en él.

1. ¿Cuántos de ustedes quieren acompañarme voluntariamente?

2. ¡Vamos todos, tanto las damas como los caballeros, los jóvenes también, al lugar donde se abre la “Boca del infierno”, para echar un vistazo! ¿Qué me dicen?

a) Quisiera ver las manos de todos aquellos que estén dispuestos a acompañarme voluntariamente.

b) Pues bien, ¡el resto de ustedes tendrán que ir obligados!, ya que todos los presentes en este salón van, a menos que algunos osen abandonar ahora el salón.

c) A decir verdad, yo tampoco quisiera ir, pero sé que me conviene. Debo visitar no solo los lugares bellos del universo de Dios sino también los feos y repugnantes, para que tenga una visión balanceada, correcta y completa de todas las opciones, para que tenga conocimiento personal de cómo son los lugares importantes y para que no vaya a perderme eternamente en algún lugar peligroso, penoso y sin salida.

3. Una y otra vez, este guía ha invitado a las personas que no andan con Dios a dar una vuelta por la “Boca del infierno”, pero la gran mayoría me saca el cuerpo en un santiamén, con expresiones y gestos molestos de impaciencia y rechazo. Exclaman:

a) “¡Negativo! No quiero ir. No voy ni para mirar de lejos. No quiero acercarme.”

b) Entre ellos, hay quienes se ríen o se mofan, diciendo: “¿Boca del infierno? ¡No existe tal lugar! ¿Me está cucando, eh? Ese lugar existe solo en su imaginación. Yo no creo que exista en realidad. Es un invento suyo, o de su Dios. Déjeme en paz.” Bueno, a tal mofador, a tal persona incrédula, la dejaremos “en paz”, pero con la siguiente advertencia: la “paz” que pide es engañosa; la “Boca del infierno” sí es real, y todo aquel que rehúse acercarse y mirar por ella en esta vida, será arrojado de cabeza por ella al morir en pecado e incredulidad.

4. Este servidor convida no solo a los varones del mundo a visitar la “Boca del infierno” sino también ofrece una gira gratuita a las damas y las doncellas del mundo. Entre estas, hay algunas que responden con la misma agresividad burlona característica de los hombres mundanos, pero otras ostentan timidez, diciendo: “¡Ah, no! No nos agrada lo feo y repugnante. Hasta el nombre nos infunde miedo. “Boca del infierno.” ¡Qué nombre más horripilante! Se nos paran los pelos. No vamos.”

a) Pues, no van. Pero, a menos que cambien de parecer, de actitud y de conducta, un día sombrío irán, llorando, arrastradas por los ángeles que ejecutan la justicia de Dios contra toda mujer impía.

b) Irónicamente, estas mismas mujeres no son tímidas para pecar. Al contrario, muchas de ellas son valientes para llevar la cerveza a la boca, el cigarrillo o la marihuana a los labios, maldecir, mentir, descubrir públicamente la desnudez de su cuerpo o adulterar.

5. ¡Baste de estas observaciones! El tiempo apremia. Es hora de partir para la “Boca del infierno”. No quisiera amedrentarles desmedidamente, pero quizás convenga advertirles que mirar por aquella “Boca” es como mirar la boca de un volcán a punto de explotar. Da miedoDa mucho miedo. El calor es fuerte. El suelo tiembla. Se escuchan amenazantes ruidos sordos subterráneos, como de gran multitud de voces angustiadas. Suben humos y vapores venenosos. ¡Pero, para allá vamos! Tenemos que ir, pese a los recelos que nos inquietan. Es nuestro deber.

 

Esta imagen de un hoyo de fuego con algunas personas paradas en la misma orilla, en medio de un paisaje solitario bajo cielos grisáceos, ilustra el mensaje La Boca del Infierno, en editoriallapaz.

 

II. Llegamos, y están esperándonos Cristo y los apóstoles, preparados para describir aquel foso infernal, explicar por qué existe e identificar para quiénes fue hecho. Tras la barrera alrededor de la “Boca” formamos un círculo e, inclinados, miramos para adentro; miramos dentro de la “Boca del infierno”, hacia las profundidades. Todo lo que contemplamos ¡no quisiéramos verlo jamás, mucho menos experimentarlo!

A. Cristo, el Hijo del Dios viviente, es el que más sabe acerca de la naturaleza del infierno, pues procede de las Regiones Espirituales y conoce sus lugares, como también a los moradores actuales, o potenciales, de cada uno. Mediante sus poderosas palabras se crean las escenas que estamos viendo. Nos asegura que no son meros espejismos irreales, que no se trata de proyecciones imaginarias mentales, sino de representaciones acertadas de las condiciones reales que existen en el lugar espiritual, también real, llamado “Infierno”, siendo muy parecido el lugar llamado El Tártaro.

1. El infierno es un “horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.” Inquirimos: “Señor, ¿quiénes sufrirán semejante castigo? ¿Quiénes llorarán y crujirán los dientes?” Responde: “Los que sirven de tropiezo” en mi reino, “y... los que hacen iniquidad.” (Mateo 13:41-42)

a) Como guía, me incumbe preguntar a los cristianos presentes: ¿Sirve usted de tropiezo en la iglesia? ¿Tropiezan niños, jóvenes o adultos a causa de su mal ejemplo? ¿Tropieza su propia familia? ¿Hace usted tropezar a los débiles o a los neófitos? De hacerlo, y no corregirse a tiempo, he aquí, delante de sus ojos, el lugar en que será echado.

b) Como guía, me corresponde repetir en voz alta para los no convertidos a Cristo presentes en esta ocasión: Todos “los que hacen iniquidad,” y no se arrepienten a tiempo, serán arrojados en este lugar.

2. Añade el Señor: el infierno es “el fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo 25:41).

3. Explica que todo “siervo inútil” será echado en “las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mateo 25:30). Pausamos y preguntamos: ¿acaso sea usted, querido cristiano, “siervo inútil”, es decir, vago, indiferente, infructífero? De serlo, y no cambiar, ¡he aquí su lugar eterno!

4. Amado hermano, hermana, amigo, amiga, como guía le pregunto: ¿sus propias manos, sus pies, sus ojos, su lengua, su cuerpo carnal le llevan a pecar? ¿Le son “ocasión de caer?” De no arrepentirse y dominar la carne, irá a este lugar cuya “Boca” está mirando, “al infierno, al fuego que no puede ser apagado, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga”. Esta sentencia Cristo la repite tres veces corridas en Marcos 9:42-48 . Tres veces, por si acaso no la escuchemos claramente la primera o la segunda.

B. Mientras seguimos mirando la “Boca del infierno”, los apóstoles amplían el cuadro de lo que se encuentra adentro.

1. El apóstol Pablo explica que allí estarán “los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder” (2 Tesalonicenses 1:8-9). ¿Se encuentra usted entre los que no obedecen al evangelio? ¿Entre los que no se arrepienten ni se bautizan para perdón de los pecados? (Hechos 2:38) He aquí su futuro: “pena de eterna perdición”.

2. El testimonio del apóstol Pedro y el de Judas, “siervo de Jesucristo”, concuerdan. “Los ángeles que pecaron” fueron arrojados “al infierno”, siendo entregados “a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio”. Dicen que “los injustos” están reservados “para ser castigados” en ese mismo “día del juicio, y mayormente (¿Figura usted entre estos?) a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores” (2 Pedro 2:4-22; Judas 1:6-16).

3. En las visiones apocalípticas, el apóstol Juan vio una escena escalofriante. Un ángel abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra” (Apocalipsis 9:2-3). El humo que sube del “pozo del abismo” simboliza las mentiras, las supersticiones y los engaños satánicos utilizados para engañar a las naciones. ¡Ojala no se abra más la “Boca del pozo” mientras estamos mirando! Ya hay bastante “humo” venenoso en el medio ambiente moral-ética-espiritual de nuestros contornos. ¿Lo huele usted? ¿Ya está intoxicado, medio asfixiado? ¡Cuidado que no se caiga por la “Boca del pozo” al abismo!

Más adelante en sus revelaciones el apóstol Juan añade otros detalles al cuadro del infierno. “Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 20:10). ¿Quiénes vivirán eternamente en el infierno? El diablo, la bestia (los gobernantes engañados), el falso profeta (los religiosos engañados) y todos los demás engañados. ¿Quiere usted pasar la eternidad en su compañía? ¿Se está dejando engañar? O, ¿busca la verdad? No encontrará toda la verdad de Dios hasta no contemplar fijamente la “Boca del infierno”, por incómodo, inquietante y dolorosa que sea la experiencia.

III. ¿Por qué mirar fijamente por largo tiempo la “Boca del infierno”, sin desviar la vista? ¿Por qué someterse a sí mismo, adrede, a una experiencia tan triste y penosa? Hermano, amigo, ¡para que se llenen sus ojos, sus oídos, su mente y su alma de TEMOR, TEMOR de DIOS! ¡Terror del “hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios!” (Hebreos 10:27) ¡TEMOR, TEMOR, TEMOR!

A. A la gran mayoría de las personas de las generaciones vivas hoy día le hace falta una fuerte dosis de temor, repetida a diario por mucho tiempo. Temor de ser precipitado por la “Boca del infierno” hasta las profundidades oscuras de más adentro.

1. El temor vivo que abre la puerta del entendimiento a la sabiduría.

2. El temor fuerte que refrena la maldad.

3. El temor silenciador que calla la boca de los burladores y de los incrédulos.

4. El temor frío ante la amenaza de severos castigos eternos.

5. El temor intenso y penetrante que llega a los rincones de la mente y del corazón, que invade hasta los tuétanos y que no mengua hasta que el afectado no corrija los males de su vida, obedeciendo al evangelio de Jesucristo.

6. Estos temores son mucho más fuertes que el débil amor que tibios cristianos y personas mundanas profesan tener para Dios. A los tales les agrada oír y hablar del amor, pero lo que más necesitan es intenso temor de Dios, pues el amor que pretenden tener, y con el cual se engañan, no los induce a la obediencia.

7. “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Eclesiastés 12:13-14).

8. “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mateo 10:28).

B. Estos temores vivos, recios, fríos, intensos y penetrantes obran maravillas.

1. Conducen a la pronta solución de infinidad de problemas morales, sociales y matrimoniales.

a) ¿Aqueja su vida algún conflicto matrimonial? ¿Está al borde de la separación, del divorcio, a causa de criterios encontrados, choques de carácter, administración de dinero, diferentes normas para la crianza de los hijos, etcétera? Acérquese a la “Boca del infierno” y quédese mirando adentro, pensando: “Para allá voy de cabeza si no me domino, si no me corrijo, si no busco seriamente una solución, una salida espiritual que agrade a Dios”. Siga contemplando lo que descubre la boca del volcán. Su perspectiva cambiará, sus prioridades cambiarán, si vida cambiará.

(1) El temor profundo cambia vidas; mejora vidas.

(2) A causa del temor sembrado por los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, no pocos pecadores se espantaron al extremo de cambiar su conducta.

(3) El temor profundo educa moralmente e induce vergüenza. Después de aquellos ataques, muchos se avergonzaron de su inmoralidad, de la superficialidad de su vida. Antes de los ataques, la pornografía figuraba entre los diez temas más populares en el Internet. Después de los ataques, menguó notablemente la atracción de este vicio insidioso.

(4) Hace mucha falta el temor puro, sano, profundo que mejora vidas.

b) ¿Le tiene hechizado y esclavizado algún vicio, alguna obsesión, alguna diversión carnal, incluso algún deporte? ¿Acaso, las bebidas embriagantes, las apuestas, el sexo, las drogas, la música inmoral, la pornografía? Acérquese a la “Boca del infierno” y quédese mirando adentro, pensando: “Para allá voy de cabeza por toda la eternidad si no me sobrepongo a este vicio, a esta debilidad moral, a esta obsesión que me está arruinando”.

(1) El temor vivo, intenso, implacable le motivará a salir del pantano de los vicios, y usted será nuevo hombre, nueva mujer, nuevo joven, nueva criatura en Cristo, libre del miedo opresivo de la condenación eterna.

(2) Lo que no pueden el deseo y el amor, lo pueden el temor, el miedo, el terror.

(3) Para que se llegue a tener “el perfecto amor”, es preciso que obre primero el temor. Cuando el temor nos haya encaminado bien, entonces el amor toma control. De ahí, que “el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18).

(4) ¿Cuántos miembros de esta congregación realmente temen a Dios, con un temor genuino que infunde respeto, sumisión y obediencia, con un temor cuyos frutos son la pureza moral y la fidelidad en toda buena obra? Antes de que se apresure usted a levantar la mano, permítame identificar a algunos cristianos que no temen a Dios. Tenga presente dónde estamos a través de este mensaje. ¿Dónde estamos? Correcto: en el lugar llamado “Boca del infierno”. Al seguir mirando hacia adentro, me dirá si tengo razón, o no, al identificar los siguientes cristianos como faltos de verdadero temor espiritual.

-Aquel o aquella cuyo afán por las diversiones terrenales y carnales es más fuerte que su compromiso para con Dios y la iglesia.

-Aquel o aquella cuyo trabajo secular y cuyas actividades sociales siempre toman precedencia sobre cualquier trabajo espiritual del Reino del Señor.

-Aquel o aquella cuya boca pronuncia palabras soeces, se presta para el chisme, la mentira y la difamación o siembra discordia entre hermanos.

-Aquel o aquella que vive la vida loca de los mundanos: frecuenta clubes nocturnos, ve películas obscenas, se deleita en lo chabacano, acude a espectáculos moral y socialmente denigrantes, exhibe la desnudez de su cuerpo, se goza en la pornografía, toma cerveza, toma licor, hasta se mete en drogas y adultera.

Afirmo que tales cristianos sencillamente no temen a Dios, aunque digan que sí mil veces. ¿Qué dice usted, amado, mientras seguimos con los ojos clavados en la “Boca del infierno?”

-Negativo. No. No temen a Dios, y tememos por ellos, que se “haya trabajado en vano con” ellos (Gálatas 4:11). 

-Tememos por ellos porque “su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento” (2 Pedro 2:20-22).  

-Si pudiéramos ver por esta “Boca del infierno” hasta el área más apartada y tenebrosa allá en la profundidad, divisaríamos el lugar de severos castigos que ocuparán los cristianos mundanos, los cristianos reincididos, los cristianos caídos de la gracia. ¿Qué dice Cristo al respecto? “Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes... Porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se la haya confiado, más se le pedirá” (Lucas 12:47-48).

2. El temor vivo y profundo, aquel que es intenso y convence, conmueve a la persona que no ha obedecido al evangelio de Jesucristo, empujándole al arrepentimiento y a entrar en las aguas bautismales.

a) Amigo, amiga, usted que aún no obedece, usted que está mirando juntamente con nosotros dentro de la “Boca del infierno”, ¿qué motivación adicional necesita? Evitar ser arrojado por esa “Boca grande y abierta”, ¿no es suficiente esta motivación por sí sola?

b) ¿Está esperando que le motivemos con ofertas de salud y riquezas materiales, que le ayudemos a solucionar todos sus problemas, que le brindemos toda clase de servicios sociales, que le proveamos mejores facilidades, que le presentemos una congregación perfecta, libre de todo defecto? Mire de nuevo, y con más concentración, se lo suplicamos, dentro de la “Boca caliente del infierno”. ¿Qué importancia tienen las cosas mencionadas cuando evaluadas a la luz de lo que significa la pérdida eterna del alma en este lugar? Sinceramente, se trata de motivaciones materialistas y egoístas, de las cuales algunos líderes espirituales se valen para atraer y conquistar. En cambio, para motivarle a la obediencia Dios no pone delante de usted un plato grande de muchas motivaciones variadas materiales, mezcladas con algunas espirituales, sino un plato sencillo con solo dos: la vida o la muerte; el cielo o el infierno. En esta temible “Boca del infierno” está usted viendo la muerte, la muerte eterna. Esta escena ¿no le motiva fuertemente a la obediencia?

3. ¿No comprende usted por qué fue creado este lugar? ¿Que cómo es posible que el Dios que es amor haya creado este lugar? Me parece que la palabra clave es “JUSTICIA”. Dios es justo. El ser humano no suele ser justo, y le cuesta trabajo entender la justicia de Dios, justicia que demanda castigo para todo aquel que no viva conforme a los designios del gran Creador, sea ángel, sea hombre, sea mujer, sea joven entendido. Esa misma justicia divina asegura el premio de la vida eterna en el cielo para todo aquel que viva justamente. Escuche: “Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis. Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros” (2 Tesalonicenses 1:5-7).

a) Para que se haga justicia divina, dos lugares son necesarios:

(1) El cielo para los justos...

(2) Y el infierno para los injustos.

b) Para efectuar la justicia aquí en la tierra ¿no hace falta multas, cadenas, cárceles y prisiones? Pues, también hace falta el infierno para que se efectúe la justicia de Dios.

4. Amigo, amiga, ¿teme usted a Dios? De veras, ¿lo teme? ¿Teme ser arrojado por la “Boca del infierno” hacia las profundidades tenebrosas? Qué su temor le motive, le mueva a obedecer en este preciso momento, a confesar el nombre de Cristo, arrepentirse y bautizarse para el perdón de pecados. 

Escribe el peregrino espiritual Homero Shappley de Álamo

 


 

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