Richard Roberts,
hijo del famoso predicador pentecostal Richard Roberts,
se
equivoca al citar, en programa televisado,
el
mensaje del apóstol Pedro en Pentecostés.

   Una mañana de enero de 2005, estaba el que escribe viendo y escuchando a Richard Roberts , hijo, en su programa de televisión. Ya finalizando la intervención de aquel tele evangelista, observó que el apóstol Pedro predicó un mensaje de solo tres minutos en Pentecostés, diciendo a la multitud que se arrepintieran y creyeran para ser salvos, con el resultado de que tres mil personas respondieron al llamamiento. ¡SE EQUIVOCÓ! ¡Y de qué manera!

1.  El apóstol Pedro NO DIJO “arrepentíos y creáis para perdón de los pecados” sino “arrepentíos, y bautícese … para perdón de los pecados” ( Hechos 2:38 ). ¿Percibe usted, estimado lector, la gran diferencia entre las dos expresiones? Pedro apunta el BAUTISMO como condición “para perdón” , siguiendo al pie de la letra las instrucciones de Cristo en la Gran Comisión ( Marcos 16:15-16 ). En cambio, ¡Richard Roberts ni menciona el bautismo! Crasa omisión. Grave error. Irresponsable e imperdonable tergiversación de lo que dijo el apóstol por inspiración del Espíritu Santo. Pero típico llamamiento de los pastores y evangelistas pentecostales. ¿Quién de ellos proclama todas las condiciones para perdón de la Gran Comisión? ¿Quién de ellos predica como Pedro en Hechos 2:38 ?

2.  El mensaje pronunciado por Pedro en Pentecostés duró más de tres minutos . A los pocos minutos de comenzar, algunos de la multitud interrumpen, exclamando: “Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese… para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” . Luego, “con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba” ( Hechos 2:40 ). Así pues, el mensaje duró mucho más de tres minutos. Al escuchar el mensaje completo, “los que recibieron su palabra fueron bautizados, y se añadieron aquel día como tres mil personas” ( Hechos 2:41 ).

-Tome nota, se lo rogamos, querida alma que busca de Dios: ¡ Roberts no predica como predicó Pedro en Pentecostés, no esperando ni consiguiendo el mismo tipo de fruto! Pedro predica el evangelio puro , y tres mil se bautizan . Roberts predica un evangelio cojo, incompleto y tergiversado , y ¡nadie se bautiza! Ninguno de sus oyentes se bautiza como se bautizaron aquellos de Pentecostés por la sencilla razón de que él no presenta el bautismo como Cristo y los apóstoles lo enseñaron. Él ni pretende que sus oyentes se bauticen “para perdón de los pecados” . Preciosa oportunidad pierde Roberts de anunciar a multitudes las condiciones divinas de salvación. ¡Qué pena!

3.  Antes de citar erróneamente las palabras de Pedro, ya Roberts había exhortado a sus oyentes a arrepentirse y creer para salvación, o “reconciliación”, sin jamás mencionar el bautismo . Terminó invitándolos a orar con él “la oración de arrepentimiento” para que se salvaran . ¡Qué osado cambio hecho al evangelio auténtico original! ¿Procedió Pedro de tal manera en Pentecostés? “¿Qué haremos?” , preguntaron las personas compungidas de corazón. ¿Acaso respondiera el apóstol de la manera siguiente? “¿Queréis salvaros, vosotros que crucificasteís al Cristo? Pues, oréis conmigo la oración de arrepentimiento, y seréis salvos” . ¡Jamás exhortó Pedro a los pecadores presentes en Pentecostés que “oraran para ser salvos”! Sus instrucciones exactas eran: Arrepentíos, y bautícese… para perdón de los pecados” . Asimismo, debemos predicar el evangelio en el día de hoy. Asimismo predica el evangelio de Cristo todo ministro competente del Nuevo Pacto ( 2 Corintios 3:6 ). Pero, lastimosamente, asimismo no lo predican los pastores pentecostales . De ahí, que no son competentes en la administración del evangelio del Señor, fracaso que tiene consecuencias negativas tanto para ellos como para las ingenuas almas que los escuchan, no contando estas con el conocimiento de la Biblia para discernir entre la verdad de Dios y los otros evangelios de los hombres ( Gálatas 1:6-10 ).

4.  Richard Roberts , Yiye Ávila, Rodolfo Font y los demás predicadores pentecostales , bien tengan fama o sean casi desconocidos, todos son la prole espiritual de William Seymour , quien fundó el movimiento pentecostal actual en Los Ángeles, California, a principios del Siglo XX. Antes de convertirse en “pentecostal”, Seymour era bautista. Los bautistas repudian el bautismo como requisito “para perdón” , expresada su posición doctrinal al respecto en su manual oficial. Seymour incorporó la doctrina bautista sobre el bautismo en el mensaje pentecostal, no librándole de este error mayúsculo el nuevo “espíritu de avivamiento” que profesaba y promovía enérgicamente. Los discípulos de Seymour en todo el mundo repiten y multiplican aquel error cada vez que predican, pues no anuncian, quizá con muy raras excepciones, el bautismo “para perdón” . ¿Reconocer y rectificar su error? ¡Ni pensarlo! Admitir su error implica admitir también que el “espíritu” que los mueve ignora la verdad de Dios sobre una de las doctrinas más claras del Nuevo Testamento, a saber, el bautismo “para perdón de los pecados” . Y si está totalmente equivocado en algo tan sencillo y fundamental, ¿cómo confiar que domine los demás temas de la Biblia? ¿Entenderá correctamente la naturaleza y el propósito de los dones sobrenaturales, por ejemplo, el de lenguas extrañas, el de sanar a enfermos o el de profetizar?

     ¿ Por qué les cuesta tanto a tantos predicadores y oyentes aceptar y predicar el bautismo “para perdón de los pecados” ? ¿Por qué tanta obstinación frente al mandamiento? ¿Tanta incredulidad? ¿Tantos rodeos para no predicarlo como Cristo y los apóstoles lo predicaron en el Siglo I? ¡Ya basta de subterfugios y porfías! Prediquemos como Pedro en Pentecostés, Ananías ante Saulo , Esteban ante los samaritanos y el etíope, y Pablo ante el carcelero y su familia. Sin fallar, estos predican el bautismo “para perdón” , bautizando “enseguida” por ser el bautismo condición indispensable para ser salvo. “El bautismo ahora nos salva” ( 1 Pedro 3:21 ), no, de cierto, aparte de la sangre de la cruz, ni sin creer o arrepentirse, pero figura en el evangelio verdadero como esencial para salvación. ¿Con qué justificación resistirlo o aplazarlo? Aseguremos nuestra salvación, predicando y practicando la verdad de Dios sobre el bautismo.

Con amor en el Señor, y por su evangelio glorioso en toda su pureza, su servidor, Homero.

 

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