La iglesia que se rige por el Nuevo Testamento

Encontrando una congregación que se rige por el Nuevo Testamento

Muchos estudios e intercambios en esta Web sobre el Antiguo Testamento y el Nuevo

 

Intercambio

El pastor Iván dice que nuestra “hermenéutica” es “deficiente… pobre”.

Su observación sobre “la utilidad del Antiguo Testamento en la iglesia” merece seria consideración.

Escrutamos 2 Timoteo 3:14-17.

 

Intercalamos en su carta nuestros comentarios y aclaraciones nuestras.

“Con toda sinceridad no sabemos cómo comenzar este comentario. No podemos apelar a que sea meramente constructivo o por lo menos no desde el punto de vista de sus lectores. Su servidor es pastor y ministro del Concilio Nacional de Las Asambleas de Dios en México. Después de haber leído un número de los artículos publicados por ustedes, buscamos como plasmar nuestra breve argumentación referente a ciertos de sus escritos. Ustedes han apelado mucho a la objetividad de todo lo que se escribe en su Página, sin embargo desde el momento en que se refiere a los pentecostales y otras denominaciones evangélicas como "sectas" pudiéramos decir que se pierde toda objetividad.” 

-Comentario nuestro. Estimado siervo Iván, su servidor entiende que la palabra “sectas” la encuentran ofensiva muchos feligreses de los distintos movimientos e iglesias del cristianismo actual. Por “sectas” queremos decir, sencillamente, “divisiones”. El apóstol Pablo llama a los fariseos “la más rigurosa secta de nuestra religión” (Hechos 26:5), es decir, del judaísmo, siendo los saduceos y herodianos otras “sectas” de aquella misma “religión”. Bien que existieran unas pocas sectas en el judaísmo del tiempo de Cristo y los apóstoles, en el cristianismo del presente hay miles, es decir, miles de “divisiones”. Sin intención alguna de tratar extensamente esta condición, comparándola con la unidad enseñada en el Nuevo Testamento, copiamos del Diccionario de la Real Academia Española las definiciones de “secta” y “denominación”, haciendo luego unos planteamientos al respecto. 

-Secta. (Del lat. secta). f. Conjunto de seguidores de una parcialidad religiosa o ideológica. 2. Doctrina religiosa o ideológica que se diferencia e independiza de otra. 3. Conjunto de creyentes en una doctrina particular o de fieles a una religión que el hablante considera falsa.”

-Denominación. (Del lat. denominatĭo, -ōnis). f. Nombre, título o sobrenombre con que se distinguen las personas y las cosas.” Microsoft® Encarta® 2007. © 1993-2006 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

-Respetuosamente, le pregunto: ¿No son todos un cada uno de los movimientos e iglesias de “los pentecostales y otras denominaciones evangélicas”, efectivamente, conjuntos “de seguidores de una parcialidad religiosa”? ¿No tiene cada colectividad de estas un “nombre”  que lo distingue de otros grupos religiosos? Entonces, ¿qué error cometemos al llamarlos lo que realmente son? Si la palabra “sectas” ofende tanto, los podemos llamar “denominaciones” o “divisiones del cristianismo”, pues ellos mismos se reconocen como tal, y ya que esto es así, ¿de qué manera perdemos “toda objetividad” al decir que son lo que admiten ser?

-Respecto a “divisiones”, el Espíritu Santo pregunta: “¿Acaso está dividido Cristo?” (1 Corintios 1:10-13). “…el cuerpo es uno solo”, escribe Pablo a los corintios, refiriéndose al cuerpo espiritual del Señor, sinónimo de la iglesia. “…la iglesia, la cual es su cuerpo…” (Efesios 1:21-22). “Un cuerpo” (Efesios 4:1-5), indivisible, en contraste con las “divisiones del cristianismo” causadas por hombres no “solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”. Esto es lo que abogo personalmente, pareciéndome del todo bíblico.

 

“Estamos totalmente de acuerdo en que la interpretación de las Sagradas Escrituras requiere de un escrutinio objetivo. Mas hemos notado que eso no es lo que ustedes han adquirido con mucho éxito ya que gracias a su "deficiente" hermenéutica han caído en el mismo o peor dogmatismo que muchos de nosotros. Digo nosotros por que no apelo a decir que nuestra organización tal vez en algún punto doctrinal no pueda caer en el dogmatismo. Tomado en cuenta que la época de la revelación divina llegó a su culminación en los tiempos del Nuevo Testamento, cediendo el lugar a la iluminación por parte del Espíritu Santo; y que dicha iluminación se manifiesta en gente salva, mas no es excluida de la posible equivocación. Vuelvo a referirme a su pobre hermenéutica, ya que afirman la abolición por completo del Antiguo Testamento, idea no fundamentada por el Nuevo Testamento. Al contrario, fue el mismo apóstol Pablo quien expresó que toda la escritura es inspirada por Dios haciendo referencia también a su utilidad a fin de preparar al hombre de Dios enteramente (2 Timoteo 3:16-17). Es cierto que la iglesia no más está sujeta a la ley Mosaica, mas el ir tan lejos como afirmar que todo el Antiguo Testamento está abolido es una afirmación que pende en la frontera peligrosa de la herejía.”  

-Comentarios y aclaraciones de nuestra parte

A.  En primer lugar, amado, Dios es mi testigo de que no tengo pretensión o ilusión de poseer toda la verdad divina, ni mucho menos entenderla toda a cabalidad. El Señor sigue concediéndome el privilegio de dedicar largas horas al estudio de su Palabra, tarea grata a la que me entrego para mi propio entendimiento y edificación, devengando gran satisfacción en mi corazón y mente al recibir cada vez más luz sobre temas mayormente espirituales. Deleitándome en esta “luz”, siento el fuerte deseo, aun el deber, de compartirla con otros seres humanos. Intento lograrlo, ofreciendo al público los frutos de mis estudios a través del Internet, consciente, eso creo, de mis limitaciones y defectos, pero animado al saber que un número creciente de lectores halle, según escriben, algo de valor en distintos temas tratados. Siento en mi alma haber proyectado cualquier impresión de “dogmático” o haber fallado en la “hermenéutica”, pues no quisiera ser culpable de impartir alguna enseñanza errónea, pero soy falible y de ahí la posibilidad de equivocarme.

B.  De hecho, tal parece que este servidor no haya logrado comunicar con la claridad necesaria mis convicciones, formuladas en base de muchísimo análisis, sobre “la utilidad del Antiguo Testamento en la iglesia del Señor”. Le ruego tolerarme un poco más, concediéndome la oportunidad de intentarlo de nuevo, de forma concisa.

1.  Ciertamente, he afirmado que todo el Antiguo Testamento fue abolido en la cruz, citando especialmente 2 Corintios 3:1-17. Si este texto no apoya mi afirmación, entonces ¿qué cosa enseña? Le refiero a los distintos estudios amplios sobre el pasaje en www.editoriallapaz.org/leyes_compilacion2.htm. Al respecto, le preguntaría, no para contender sino para aprender, que si no todo aquel pacto dado en Sinaí al pueblo de Israel no fue abrogado, ¿cuáles instituciones-ordenanzas-mandamientos-provisiones-ritos fueron retenidos en el Nuevo Testamento? Noto que usted mismo dice que “Es cierto que la iglesia no más está sujeta a la ley Mosaica”. Naturalmente, surge otra pregunta: ¿No está sujeta la iglesia a ninguna parte de la ley dada en Sinaí por medio de Moisés, o acaso está sujeta a una porción de aquella ley, pero al resto, no?

2.  ¿Qué utilidad puede tener el Antiguo Testamento en la iglesia si fue clavado todo en la cruz? ¡Mucha utilidad! Pese al haber este servidor incluido explicaciones sobre este mismo punto importantísimo en algunos escritos relevantes, persiste una percepción que atribula a mi espíritu, a saber, que yo haya desechado del todo al Antiguo Testamento. Nada más lejos de la verdad. “Abolido” no es equivalente a “enteramente carente de relevancia o valor”. “Abolido” sí como “pacto o ley espiritual” para el pueblo de Dios durante la Era Cristiano, pero aún valiosísimo de muchas maneras.

2 Timoteo 3:14-17

3.  Las exhortaciones y observaciones dirigidas por el apóstol Pablo en su segunda epístola al evangelista Timoteo resaltan, como representa usted muy correctamente, lo útil del Antiguo Testamento en la iglesia. “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:14-17).

a)  Al escribir Pablo “…persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste…”, ¿acaso exhortara a Timoteo a “persistir en sacrificios de animales, abstinencia de carnes inmundos, ritos de purificación, guardar días, meses y años, diezmar,  etcétera, todo en conformidad con el Antiguo Testamento? “…persiste en lo que has aprendido… sabiendo de quién has aprendido…” ¿“De quién” había aprendido Timoteo? Del propio apóstol Pablo. ¿Qué cosa había aprendido referente a la vigencia del Antiguo Testamento? Que aquel mismo testamento fue clavado en la cruz, doctrina enseñada repetidamente por Pablo con lujo de detalle, exponiéndola él aun en tratados largos. Por ejemplo, Gálatas y Hebreos, obras de las que porciones extensas enseñan el cambio del sacerdocio y de la ley, la superioridad del Nuevo Testamento y la abrogación del Antiguo.

b)  “…desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras…” ¿Cuáles “Sagradas Escrituras”? Obviamente, el Antiguo Testamento, “Escrituras” enseñadas en las sinagogas a varones israelitas desde temprana edad e inculcadas en hogares israelitas. Timoteo había aprendido del apóstol Pablo, pero también sabía el Antiguo Testamento.

c)  “…las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.” ¿Cómo hacer “sabio para la salvación” el Antiguo Testamento? Solo “por la fe que es en Cristo Jesús”. Muchas profecías y figuras del Antiguo Testamento se cumplen en Cristo, en la divulgación del “evangelio de vuestra salvación” y en el establecimiento de la iglesia. De esta manera en particular, hacen “sabio para la salvación”, pues el ser humano inteligente y perceptivo, comprendiendo tal cumplimiento, deduce que Dios obraba para la salvación tanto de gentiles como de judíos. Desde luego, el cumplimiento de las profecías y figuras de las “Sagradas Escrituras” antiguas no significa que aquel Testamento siga vigente durante la Era Cristiana.

d)  “Toda la Escritura es inspirada por Dios…” Todo el Antiguo Testamento es inspirado por Dios. También el Nuevo Testamento. Al dictar el Espíritu Santo esta expresión, ¿se aludía solo al Antiguo Testamento? Posiblemente. Pero, el uso del singular “Escritura”, en aparente contraste con el término específico “las Sagradas Escrituras” en el versículo anterior, nos hace pensar que se trate de una afirmación genérica. De ser así, el sentido de la expresión sería “Toda Escritura inspirada por Dios…”. En tal caso, se abarcaría el Nuevo Testamento al igual que el Antiguo.

e)  “…y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia…” Supongamos que “Toda la Escritura…” se refiera solo al Antiguo Testamento. Muy cierto es que el Antiguo Testamento, pese a su abrogación en la cruz, sigue siendo “útil para enseñar… redarguir… corregir… instruir en justicia”. ¿De qué manera? Precisamente, de la manera que enseña Pablo en 1 Corintios 10:1-11. Refiriéndose a eventos en la historia de Israel, el apóstol escribe: “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1 Corintios 10:11). O como escribe en Romanos 15:4. “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.” Después de haber relatado particularidades sobre “el primer pacto”, sus “ordenanzas de culto” y el “santuario terrenal”, dice: “Lo cual es símbolo para el tiempo presente…” (Hebreos 9). Estos “símbolos”, o “figuras de las cosas celestiales” (Hebreos 9:23), son sumamente instructivos para el que deseara ensanchar su entendimiento de toda la voluntad de Dios. De mi parte, los utilizo para impartir clases bíblicas. Pero –y aquí asentamos un punto de vital importancia- la gran utilidad del Antiguo Testamento “para enseñar… redargüir… corregir… instruir en justicia”, en estos contextos de “historia, ejemplos, figuras; advertencias, consolación, paciencia”, no implica, de modo alguno, que las instituciones-ordenanzas-leyes-mandamientos de aquel Testamento sigan vigentes durante la Era Cristiana.

-A través de los años, para mensajes y clases bíblicas, he traído del Antiguo Testamento infinidad de citas, ejemplos, símbolos, etcétera, aleccionadores para nosotros en el presente. Que redarguyen, que corrigen, que instruyen en la justicia de Dios y en la justicia que debemos los humanos practicar. Pero, jamás he enseñado que estén vigentes para la iglesia del Señor las instituciones-ordenanzas-leyes-mandamientos de aquel Testamento clavado por Cristo en la cruz.

-Ahora bien, suponiendo genérico el vocablo “Escritura”, se abarcarían también los escritos de los apóstoles y otros cristianos inspirados por Dios. Estas “escrituras inspiradas del Nuevo Testamento” ciertamente son útiles “para enseñar… redargüir… corregir… instruir en justicia”. Y no tan solo útiles sino absolutamente necesarias para ser los cristianos “llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual” (Colosenses 1:9).

f)  “…a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

(1)  ¿Acaso puede el Antiguo Testamento, por sí solo, hacer “perfecto” al “hombre de Dios” de la presente Era Cristiana? ¿Sin el Nuevo Testamento?

(2)  ¿Acaso puede el Antiguo Testamento, por sí solo, preparar al “hombre de Dios… enteramente… para toda buena obra”? ¿Sin el Nuevo Testamento?

(3)  Mientras que sean útiles numerosos ejemplos y textos del Antiguo Testamento para la capacitación de líderes espirituales en la iglesia, no es menos cierto que el Nuevo Testamento es absolutamente indispensable para la debida preparación de evangelistas, maestros, ancianos (pastores) y diáconos.

(4)  Estas consideraciones refuerzan nuestro entendimiento de la expresión “Toda la Escritura es inspirada por Dios” como referencia a “todo escrito inspirado por Dios”, bien sea del Antiguo Testamento o del Nuevo, pues sin el Nuevo ningún “hombre de Dios” puede ser perfeccionado, o preparado “para toda buena obra”.

 

“Al igual que asegurar que su movimiento son los únicos poseedores de la verdad, una clara evidencia de una mentalidad sectaria.”

-Comentario y despedida. Pues, mi estimado Iván, si bien no le agrada la palabra “secta”, a mí me incomoda lo de “movimiento”. En primer lugar, no tengo “movimiento” o “iglesia”. Y, en segundo lugar, mi convicción es que Cristo me ha añadido a su iglesia, en virtud de haber yo creído, haberme arrepentido de mis pecados y haber sido bautizado “para perdón de los pecados”  (Hechos 2:38-47). La iglesia fundada por el Señor no es un mero “movimiento”, como tampoco es una “secta-división-denominación”. Aquello de “los únicos poseedores de la verdad”, ¿dónde, en todos mis escritos, he hecho semejante afirmación? Estoy plenamente convencido de entender “los rudimentos de la doctrina de Cristo” (Hebreos 6:1-3) básicos e indispensables para la salvación, y mi convicción es que el Señor fundó, tal cual prometió en Mateo 16:18, su “iglesia”, una sola, y no muchas. Pero, esto es muy lejos de cualquier jactancia o pretensión de “poseer toda la verdad”. No soy “voz oficial o única” de congregación, iglesia o movimiento ninguno. Me presento ante el público como “evangelista”, habiendo sido llamado y preparado para esta tarea por evangelistas fieles y experimentados. Hasta qué medida cumpla yo este ministerio (2 Timoteo 4:5), Dios sabe, y me juzgará al respecto, como también a usted en su función de “pastor”. Amo la verdad, persiguiéndola, pienso, con bastante tenacidad, pero esto no quiere decir que me considere dueño de ella. No hablo ni enseño de parte de otros evangelistas o maestros. De haberme proyectado en cualquier escrito como “único poseedor de la verdad”, lo siento; no fue mi intención.

-Le agradezco sinceramente su evaluación, la cual ha sido en algunos aspectos orientadora y edificante para mí. La voluntad de Dios es que usted y yo hablemos “una misma cosa”, estando “perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer” (1 Corintios 1:10). Estoy empeñado en poner de parte, con tal de lograr tan admirable y deseable “unidad del Espíritu”.

Para servirle en el amor de Jesucristo, Homero Shappley de Álamo

 

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