“La campana constante de ustedes es bautizarse” acusa Héctor Julio,
añadiendo
: “Descuidan la esencia de las Escrituras”.

Intercalamos explicaciones y comentarios nuestros en su carta.


Bautismo en Chile. Esta persona fue bautizada "para perdón de los pecados",
conforme a las instrucciones del Espíritu Santo en Hechos 2:38.

 Héctor Julio escribe: 

“Tengo algunos interrogantes en los que deseo respuestas con bases bíblicas y con profundidad espiritual, según el interés de Dios para el ser humano.

¿Por qué ustedes, como la Iglesia Adventista que solo predica guardar sábado y abstenerse de ciertos alimentos, la campana constante de ustedes es bautizarse? Si la palabra de Dios es un todo, la acentuación radica en bautismo, sí. A mi me parece que al hacer eso están predicando una salvación por obras. Me bautizo y, listo, recibo perdón de pecados.

 

-Comentarios nuestros. ¿Por qué, al entrar a nuestro sitio de Internet www.editoriallapaz.org, es usted como el hombre que se acerca a un edificio grande, de varios pisos y muchos salones llenos, entra en un salón, quizás dos, mira someramente el contenido, y luego sale del edificio, juzgando y criticando, insinuando que el contenido de todo aquel edificio es como las cosas que vio en una sola área de él? Estimado Sr. Héctor Julio, en la Web que administramos hay, por la gracia de Dios, varios niveles y numerosos “salones”, en los que se encuentra una gama considerable de temas espirituales-morales-filosóficos-doctrinales. Quizás hasta 5,000 páginas, tamaño carta, de comentarios bíblicos, guías para estudios bíblicos, cursos de capacitación, presentaciones gráficas, intercambios, etcétera, etcétera, etcétera. Todo el material sobre “bautismo” en esta Web compone solo una porción, comparativamente pequeña, del contenido global.

 

-Cierto es que enfatizamos muy a menudo el bautismo bíblico. El que sea este tema nuestra “campana constante”, pues cada lector hará su propia evaluación. ¿Quiere saber usted por qué ponemos de relieve, frecuentemente, el bautismo bíblico? Sencillo. Porque este tema se trata frecuentemente en el Nuevo Testamento. Y porque la inmensa mayoría de pastores, pastoras, predicadores, evangelistas, auto elegidos “apóstoles y profetas” de actualidad no le dan casi ninguna importancia. Y porque en la mente del creyente promedio de hoy día hay toda una laguna grande cuando del bautismo se trata. Eso, o una maraña de falsa información impartida por líderes religiosos cuyas doctrinas sobre el bautismo no compaginan con las doctrinas claras del Espíritu Santo. Mientras los predicadores inspirados del Siglo I siempre incluían el bautismo “para perdón de los pecados” (Hechos 2:38; 22:16) en sus mensajes, declarando denodadamente las condiciones para salvación asentadas en la Gran Comisión (Marcos 16:15-16), el grueso abrumador de los predicadores NO inspirados del presente ni siquiera menciona el bautismo en sus “llamadas” emotivas a las masas. ¡Ay de ellos! De mi parte, seguiré sonando la “campana”, ilusionado de que almas sinceras presten atención, procurando el bautismo ordenado por la Deidad y predicado, sin fallar, por los apóstoles llenos del Espíritu Santo en sus mensajes para pecadores.

 

-Por cierto, la palabra de Dios “es un todo”, como dice usted. Y la “acentuación” que menciona usted no es sobre el bautismo, ni sobre la fe, ni sobre el arrepentimiento, sino sobre el gran amor de Dios por los humanos y la sangre redentora de su Hijo vertida en la cruz del Calvario. Pero, esto no quiere decir que el bautismo, al igual que la fe y el arrepentimiento, no sean acentuados también en el evangelio.

 

-A usted le “parece” que estemos predicando “una salvación por obras”. Pero, si usted hubiese tomado el tiempo para entrar y escudriñar más del contenido de nuestra Web, tal vez hubiese entendido que predicamos todo lo contrario, a saber, que la salvación es por gracia, que la salvación es el don inefable de Dios que jamás ni nunca pudiéramos merecer. Pero, no predicamos una salvación sin condiciones para el ser humano, sino una salvación predicada en la obediencia del hombre y la mujer a los mandamientos de Cristo. “…purificadas vuestras almas por la obediencia a la verdad…” apunta el apóstol Pedro, y esa “verdad” divina incluye, irrefutablemente, el bautismo en agua, la inmersión en agua, la sepultura en agua (Romanos 6:3-7), “para perdón de los pecados” y para ser admitido al reino de Dios, conforme a la enseñanza impartida por Cristo mismo a Nicodemo (Juan 6:1-8).

 

-“Me bautizo y, listo, recibo perdón de pecados.” ¡Bendito!, don Héctor Julio, no nos insulte con sus simplezas. ¿Cómo se atreve usted a reducir nuestros estudios detallados sobre el bautismo a semejante simpleza ofensiva? Insinúa usted que nos enfoquemos tanto en el bautismo que perdamos de vista a la cruz de Cristo, al amor del Padre por las almas extraviadas, a lo importante de la fe y el arrepentimiento, a la transformación del viejo “hombre de pecado” a “hombre nuevo, conforme a la imagen de Cristo”. Negamos ser culpables de error tan infantil. Preceden el bautismo bíblico los pasos imprescindibles de oír la palabra de Dios (Romanos 10:17), creerla y creer en Cristo, confesando su Nombre, como también el paso vital de arrepentirse con arrepentimiento sincero. Ha de seguir el bautismo bíblico una vida de santidad y consagración a las obras que Dios nos asigna. Y si todo esto no lo hemos podido comunicar con claridad, pedimos perdón. “Me bautizo y, listo, recibo perdón de pecados.” ¡Ridículo! Jamás hemos expresado semejante idea descabellada.


Otra, en sus predicas critican a pastores y predican estableciendo algunas diferencias, quitando el valor tan importante que tiene la fe en la salvación.

 

-Comentarios nuestros. Oh sí, de cierto, probamos a pastores, profetas y otros líderes religiosos del presente, esforzándonos para seguir las directrices de Juan, aquel apóstol de amor. ¿Cuántas veces tengo que repetir sus palabras para explicar y justificar lo que hago? Tal vez si usted, don Héctor Julio, hubiese examinado más del contenido de nuestra Web no me viera obligado a copiar de nuevo el mandato de Juan. Pero, lo citaré una vez más, esperanzado en que usted, o alguien, comprenda y haga caso. Tanto le duele que “critiquemos”, que señalemos “algunas diferencias”. Me parece que usted lea poco el Nuevo Testamento, pues de leerlo mucho, y con entendimiento, ya sabría que tanto Cristo como los apóstoles criticaban, señalaban y censuraban a menudo, aun por nombre, a los falsos maestros, profetas y apóstoles de su época. Pero, esta realidad innegable solo ofende a los propulsores de los evangelios melosos tan populares hoy día. Sus almas delicadas rehúsan practicar el consejo del apóstol Juan. “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1 Juan 4:1). Y por el mundo nuestro han salido multitudes de ellos, pero ¡Silencio! ¡No diga nada negativo! ¡No critique! ¿No tiene usted amor? Mejor callarse que pronunciar algún juicio, por “sano” que sea, que lastime oídos delicados.

 

-A propósito, cumplir el mandamiento del apóstol Juan, sin salir de los sabios parámetros fijado por el Espíritu, no resta nada del “valor tan importante de la fe en la salvación”, como escribe usted. “…estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que demande razón por la esperanza que hay en vosotros…” (1 Pedro 3:15). Tal es nuestro deseo y meta.


“No utilizan instrumentos musicales, pero sí usan micrófonos que es "un instrumento musical".

 

-Pues, tal parece que echara usted aunque fuera un vistazo por encimita del contenido del “salón” que contiene documentos sobre la “Adoración en espíritu y en verdad” que Dios ha establecido para su iglesia regida por el Nuevo Testamento. Pero, estoy pensando –perdone mi franqueza- que le haga falta pasar un tiempo en algún “salón” donde enseñen la “Ciencia de sano análisis y lógica”. Porque veo que clasifica usted el micrófono como “instrumento musical”. Quisiera saber este servidor precisamente cuáles notas musicales un micrófono pudiera reproducir por sí solo. ¿Cómo se toca un micrófono? ¿Quién sabe tocar un micrófono? ¿Figuran micrófonos en bandas musicales? ¿Los tocan en las iglesias que se deleitan en la música de instrumentos?


 “Aunque en muchas cosas estoy de acuerdo, hay algunas que no tienen mucha claridad y creo que siendo tan radicales en algunos aspectos de "forma" descuidan la esencia de las Escrituras y caprichosamente descuidan el interés de Dios que conoce "no si se bautizó o no", sino que conoce lo que nosotros no conocemos, que es el corazón del hombre.”

 

-Comentarios nuestros. “…el interés de Dios que conoce ‘no si se bautizó o no’… ¿Quiere usted decir que a Dios no le interese saber quién se haya bautizado conforme a su mandato, y quién no? ¿Cómo osa usted a expresarse de parte de Dios? ¿Pretende conocer la mente de Dios? ¿Qué tal le parece explicarnos por qué mandaría Dios a todo creyente arrepentido a bautizarse si a él mismo no le importa, según usted, ni siquiera saber quién se haya bautizado y quién no?

 

-Esto de tomar Dios en cuenta para salvación solo “el corazón del hombre”, yo personalmente lo clasifica como otra idea nociva del “evangelio meloso” popularizado en la actualidad por motivadores del positivismo disfrazados de “predicador”. Dios mismo es quien estableció el bautismo como condición “para perdón de los pecados”. ¿Cómo, pues, porfiar nosotros que si siquiera le importe quién se bautice, y quién no? Minimizar o despreciar el bautismo ordenado por Dios es rechazar los designios de él para nosotros. Este mismo error cometieron los fariseos, saduceos y escribas judíos que negaron ser bautizados por Juan el Bautista. Lea detenidamente, con mucha oración y reflexión sana, se lo rogamos, el testimonio del apóstol Juan al respecto. Mas los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, NO SIENDO BAUTIZADOS POR JUAN (Juan 7:30). Otro tanto hacen los religiosos del presente que no se bauticen conforme a los designios de Dios expresados en el Nuevo Testamento, minimizando, postergando, obviando el propósito de Dios para el bautismo, cambiando el modo de bautizar o bautizando a infantes inocentes. ¿Cómo desecharon aquellos judíos “los designios de Dios respecto de sí mismos”? ¿Captó usted la razón? Repetimos: “…NO SIENDO BAUTIZADOS POR JUAN…” El designio de Dios para todo hombre y mujer de la Era Cristiana es que “cada uno” se bautice “en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”, “para perdón de los pecados” (Mateo 28:18-20; Hechos 2:38). Estimado Héctor Julio, ¿ha desechado usted este designio de Dios para usted? ¿O ha sido bautizado del modo y con el propósito fijados por Dios mismo?

 

-Lo que percibe usted como “radical” en nosotros lo tenemos más bien como el cumplimiento responsable de un deber, a saber, llamar atención, repetida e insistentemente, a un mandamiento de la Deidad –bautizarse por inmersión, “para perdón”­- obviado, tergiversado, desobedecido, rechazado, hasta ridiculizado, por infinidad de líderes religiosos, los que desorientan y despistan a sus oidores, no enseñándoles exactamente lo que dice la Biblia sobre cómo, cuándo y por qué bautizarse. Un mandamiento descuidado, minimizado, pisoteado.

 

-¿Qué descuidemos “la esencia de las Escrituras y caprichosamente” descuidemos “el interés de Dios…”? Ciertamente, no lo haríamos intencionadamente. Dios lo sabe. Desde luego, habría que definir bíblicamente “la esencia de las Escrituras” y “el interés de Dios”, para de ahí determinar si los estemos descuidando de verdad. De todos modos, al preparar estudios dedicados a un tema en particular, por ejemplo, el bautismo, se supone, a nuestro entender, que no fuese necesario incluir disertaciones largas sobre “la esencia de las Escrituras” o “el interés de Dios” por la humanidad en general. Al escribir, por ejemplo, sobre “La música cristiana”, “¿Diezmos u ofrendas voluntarias?” o “El Milenio”, ¿debo incluir también una exposición abarcadora sobre “El sacrificio abnegado y propiciatorio del Cordero de Dios en la cruz” para que el lector comprenda que no esté descuidando un tema más céntrico, más fundamental, más esencial, que los mencionados? A fin de cuentas, comprendemos que nuestras aportaciones distan mucho, en varios aspectos, de la perfección que nuestra alma anhela. Proseguimos solo porque no pocas personas testifican haber sido instruidas, edificadas y fortalecidas sustancialmente mediante nuestros pobres esfuerzos. Y no pocas han obedecido al evangelio, para salvación. Toda la gloria para Dios.

 

-Respetado Sr. Héctor Julio, a la luz de todas consideraciones, nos parece absolutamente necesario seguir haciendo sonar muy a menudo la “campana” que llama atención al bautismo bíblico. Ore por nosotros, que mejoremos la predicación del “evangelio del reino” por el vehículo de la Web mundial.

 

 

 

 

  

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