Capítulo Tres del Análisis

Los Siete Sellos

Sección 3

El Quinto Sello

“Vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos
por causa de la palabra de Dios.”

PDF de este estudio

 

 

 

Las almas de mártires bajo el altar en el cielo


Su existencia indicada en esta pintura por las “manos” levantadas
a través del suelo “como un mar de vidrio semejante al cristal”.


Pintura por Ted Larson. Derechos reservados.
Permiso de uso obtenido. No copiar. 
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Apocalipsis 6:9-11

V.  El Quinto Sello. "Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos" (Apocalipsis 6:9-11).

El Cordero abre el Quinto Sello para Juan y el apóstol ve escenas, como en vivo, que toman lugar, ya no en el planeta Tierra, sino en regiones celestiales. Se levanta el “Telón” que normalmente separa al mundo espiritual del material, y presenciamos un corto acto del emocionante “Drama de los mártires de Dios”.

A.  "…vi bajo el altar…"

1.  Con toda probabilidad, se trata del "altar de oro que estaba delante del trono" (Apocalipsis 8:3), o delante de Dios", como dice Apocalipsis 9:13.

2.  Sobre este altar de incienso se ofrecían "las oraciones de todos los santos" (Apocalipsis 8:3).

3.  Este altar es el preciso lugar donde entran en escena varios ángeles y otros seres celestiales para llevar a cabo sus papeles dramáticos en las visiones de Apocalipsis. Por ejemplo:

a)   El ángel que ofrece el incienso, llenando luego un incensario del "fuego del altar"  y arrojándolo a la tierra (Apocalipsis 8:3-5).

b)   "De entre los cuatro cuernos" de este altar se escucha la "voz" que habla con el ángel de la Sexta Trompeta (Apocalipsis 9:13).

c)   Sale de este altar el ángel que tenía "poder sobre el fuego" (Apocalipsis 14:18).

d)   Desde este altar uno de los ángeles declara: "Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos" (Apocalipsis 16:7).

4.  De acuerdo con estos datos, visualizamos un altar de gran tamaño, como en la ilustración (por Pat Marvenko Smith. www.revelationillustrated.com) que acompaña este texto.

B. "…vi bajo el altar las almas…"

1.  Mediante la visión del Quinto Sello se nos ofrece prueba irrefutable de que el alma sobrevive la muerte del cuerpo físico. Juan ve...

a)   Cuerpos físicos no, sino "almas".

b)   Seres muertos no, sino las "almas de los que habían sido muertos".

c)   Seres inconscientes o dormidos no, sino "almas" conscientes.

2.  El hecho de estar "bajo el altar" de incienso que está "delante de Dios" significa que están en un lugar totalmente seguro y privilegiado.

a)   Están cerca de Dios.

b)   No están en el trono de Cristo (Apocalipsis 3:21; 20:4) sino "bajo el altar". Por lo tanto, deducimos que este "retrato" de ellas no fue tomado durante el tiempo del Milenio cuando los mártires reinan con Cristo (Apocalipsis 20:4) sino en otro momento de su tiempo de "descanso".

3.  ¿Quiénes son estas "almas"? No son las almas de todos los que "mueren en el Señor" (Apocalipsis 14:13) sino las almas de los mártires.

a)   Específicamente, son "las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían".

(1)  La frase calificativa no es "de los que murieron" sino "de los que habían sido muertos".

(a)  Obsérvese la diferencia entre los modos "murieron" y "habían sido muertos" del verbo "morir".

(i)  "Murieron" es el modo pretérito indefinido de "morir".

(ii)  "Habían sido muertos" es el modo pretérito pluscuamperfecto de "morir".

(b)  El modo del verbo "morir" en Apocalipsis 6:9 no es el "pretérito indefinido", o sea, "murieron".

(i)  De haberse utilizado el verbo "murieron", bien podríamos concluir que se trata de todos los que han muerto en el Señor, ya por causas naturales o accidentes ya por medios violentos a consecuencia de fe en Cristo.

(ii)  Además, "murieron" no específica, ni por implicación, la causa de muerte. O sea, "murieron" puede abarcar tanto las muertes atribuibles a causas naturales como las que resultan de actos violentos o accidentes.

 (c)   El modo del verbo "morir" en Apocalipsis 6:9 es el "pretérito   pluscuamperfecto", expresado así: "…habían sido muertos".

(i)  Mediante este modo del verbo, claramente se eliminan las muertes por causas naturales.

(ii)  Además, este modo del verbo implica, necesariamente, una muerte prematura ocasionada por fuerzas violentas externas.

(d) Por sí solo, este argumento basado en el "modo" y las "implicaciones" del verbo compuesto "habían sido muertos", constituye prueba irrefutable de que se trata de un grupo particular de "muertos", específicamente, el de los "mártires" del Señor.

(2)  ¿Por qué "habían sido muertos" estos que se encontraban “bajo el altar”?

(a) "Por causa de la palabra de Dios", se le explica al apóstol Juan. Es decir, por creer “la palabra de Dios”, obedecerla, promulgarla, defenderla y rehusar denegarla públicamente.

(b) "…y por el testimonio que tenían." ¿Qué cosas daban "testimonio" al hecho de que estos que "habían sido muertos" eran seguidores de Cristo? Obviamente, su conducta cristiana, sus obras cristianas y su buena reputación entre las personas que los conocían.

(c)  Cuando un cristiano muere de causas naturales, por ejemplo, alguna enfermedad o la vejez, o a consecuencia de algún accidente no relacionado con la fe, a nadie se le ocurre decir que el hermano fulano "murió por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenía". Esta terminología se emplea al querer decir que la muerte del hermano mengano fue prematura y violenta, muriendo él a consecuencia de la fe fuerte que mantenía en el Señor Jesucristo. Por consiguiente, esta misma clase de fraseología en Apocalipsis 6:9 también constituye prueba irrefutable de que se trata de un grupo particular de muertos en Cristo, a saber, el de los mártires.

b)   Estas almas exclaman: "¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?" La expresión altamente emotiva "vengas nuestra sangre" también prueba que se trata específicamente de los mártires de Jesús, y no de los cristianos que mueren por causas naturales o accidentes.

(1)  No tendría sentido que los cristianos fallecidos de causas naturales preguntaran: "¿Hasta cuándo, Señor,... no vengas nuestra sangre…?" Por la sencilla razón de que no derramaron su sangre "por la palabra de Dios y por el testimonio que tenían". No tuvieron que resistir "hasta sangre, combatiendo contra el pecado" (Hebreos 12:4).

(2)  La expresión "vengas nuestra sangre" implica, incuestionablemente, una muerte injusta y violenta infligida por algún enemigo.

(a) Natural y lógicamente, no se reclama "venganza" cuando una persona muere de causas naturales.

(b) Al fallecer un miembro fiel de la iglesia por causas naturales, ¡a nadie se le ocurre pedir "venganza"! Hacerlo rayaría en lo absurdo.

(3)  Estos mártires de Jesús piden juicio y venganza "para los que moran en la tierra", es decir, para los desalmados y obstinados enemigos de Dios que persiguen y matan a los verdaderos cristianos.

(a) Sus duros sentimientos al respecto no son "indignos", como alegan algunos comentaristas, de su elevado estado de "almas... bajo el altar... que está delante de Dios", sino que armonizan con los mismos sentimientos del Todopoderoso y de su Hijo.

(b) La justicia de Dios exige el castigo de los enemigos de Cristo y su pueblo santo. Se hará justicia y esta "justicia" envuelve "venganza".

(i)  "¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?" (Lucas 18:7). El paralelo entre este texto y Apocalipsis 6:10 es obvio. Los "escogidos" de Dios claman por justicia. Las almas del Quinto Sello piden justicia y venganza.

(ii)  "No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor" (Romanos 12:19).

(iii)  "Eso es demostración del justo juicio de Dios,... Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan" (2 Tesalonicenses 1:5-10).

(iv)  "Porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella" (Apocalipsis 19:2). Las almas "bajo el altar" piden venganza. El texto de Apocalipsis 19:2 enseña que su petición es cumplida a plenitud cuando "la gran ramera" es juzgada, es decir, es vencida y echada al fuego eterno.

c)   A estas “almas…bajo el altar” se les dice que "…descansasen... hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos”.

(1)  Así pues, se desprende que, en adición a los que ya "habían sido muertos", otros cristianos "habían de ser muertos como ellos". He aquí, dos grupos de “mártires de Jesús”: (a) El primero: los que ya había “bajo el altar” en el cielo cuando se abre el Quinto Sello. (b) El segundo: los que, en un tiempo futuro, “habían de ser muertos como ellos”. En el transcurso de estos estudios, veremos que “el número” de los mártires se completa hacia finales del “poco de tiempo” que precede la Segunda Venida de Cristo.

(2)  Los mismos argumentos basados en los modos del verbo "morir" dados anteriormente, también son válidos y aplicables en el caso del verbo compuesto "habían de ser muertos" en Apocalipsis 6:11. No hay lugar a dudas: en ambos casos se trata de la muerte violenta de los cristianos que resisten "hasta la sangre, combatiendo contra el pecado" (Hebreos 12:4).

(3)  "Muertos como ellos." La cláusula adverbial "…como ellos" significa: "de la misma manera". Ambos grupos sufrirían, pues, muerte violenta “por causa de la palabra de Dios y el testimonio que tenían”.

(a) Esta expresión "muertos como ellos" jamás se usa en referencia a los que mueren por causas naturales.

(b) Consideremos las siguientes dos afirmaciones:

(i) Primera afirmación: "Los cristianos fieles del presente que mueren por causas naturales mueren como aquellos fieles de tiempos pasados que también murieron por causas naturales. Otros morirán de la misma manera." Al escuchar esta afirmación, quizá replicáramos: "¿Y qué? ¿Qué hay de nuevo? ¡Esto no es noticia! ¡Lo natural, lo común, lo ordinario es que así sea!"

(ii)  Segunda afirmación: "En el pasado, muchos cristianos fueron muertos por la fe y otros serán muertos como ellos antes de que finalice la Era Cristiana y se manifieste la justa venganza de Dios." ¡Esto, sí, es noticia! ¡Esto nos impacta! Se trata de una profecía altamente significante para el futuro del pueblo de Dios.

(4)  "...hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos..."

(a) "El número”, cual sea. Solo Dios sabe el número global de los verdaderos “mártires de Jesús”.

(b) Parafraseando, se quiere decir: "Muchos consiervos y hermanos ya han sido muertos, pero el número de los mártires aún no es completo; otros cristianos serán muertos de la misma manera".

(c)  ¿Ha prefijado Dios un "número exacto" de mártires? No hay revelación alguna en todo el texto sagrado que nos obligue a pensar que el Señor Dios Todopoderoso prefijara, antes de la fundación de la tierra, un número específico de mártires.

(d) ¿Cuándo será completado el número de los mártires? Todo indica que durante el "poco de tiempo" que precede el fin. [Ver el Capítulo Dos de este Comentario para el análisis del “poco de tiempo”.]

4.  A estas almas "bajo el altar... se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo".

a)   "...se les dieron vestiduras blancas..." ¿Con qué propósito? Deducimos que…

(1)  Para consolarlas.

(2)  En recompensa parcial por sus sufrimientos.

(3)  Como garantía del eventual cumplimiento total de todas las promesas de Dios.

(4)  ¿Quiénes se las dieron?

(a) Pensamos que los ángeles de Dios, pues ellos son "espíritus ministradores" (Hebreos 1:14) prestos para tales servicios.

(b) Guiados por las revelaciones de este pasaje, visualizamos a los ángeles de Dios entregando las "vestiduras blancas" a los miles de mártires que ocupan unas grandes recámaras bellamente adornadas "bajo el altar... delante de Dios" donde descansan, esperando el desenlace final de los designios del Todopoderoso para la creación.

(5)  El que recibieran estos mártires "vestiduras blancas" implica, a nuestro entender, que ya había recibido, cada uno, su “cuerpo celestial” (2 Corintios 5:1-9). Teniendo cuerpos espirituales (1 Corintios 15:42-58; 1 Juan 3:2; Filipenses 3:20-21), podían ataviarse con aquellas "vestiduras blancas", regalo extraordinario dado por Dios mismo. ¿Cuándo recibirían estos mártires, cada uno, su “cuerpo espiritual”? Dando un adelanto de conclusiones formuladas en el estudio detallado sobre la “primera resurrección”, en el Capítulo Diez de este “Análisis”, contestamos que lo recibiría un poco antes del inicio del Milenio.

b)   "...se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo..."

(1)  El adverbio "todavía" claramente indica que los mártires ya habían estado descansando antes del momento de su petición por justicia y venganza.

(a) Su pregunta "¿Hasta cuándo...?" (Apocalipsis 6:10) indica que estaban conscientes del factor"tiempo". Bien que ya se encontraran en la esfera espiritual-celestial de Dios, para ellos el tiempo no pasaba inadvertido.

(b) La misma pregunta también implica que ya habían pasado estos mártires bastante tiempo en espera de que se les hiciera justicia. Parafraseando: “Señor, ya ha transcurrido mucho tiempo desde que aquellos enemigos tuyos y nuestros nos mataran en la tierra. ¿Cuánto tiempo más hemos de esperar hasta que tú juzgas y vengas nuestra sangre en ellos?”

(2)  Dando los mártires a conocer su inquietud y petición, se les dice que descansen "todavía un poco de tiempo".

(a)  Esta expresión "…un poco de tiempo" implica que ya está para consumarse la obra de Dios. No tendrían que seguir aguardando mucho tiempo más el castigo divino para los adversarios del Señor y su iglesia. Solo “un poco de tiempo” más y se manifestaría la ira de Dios contra todos ellos, desde el primero hasta el último.

(b) Interesantemente, otro período de tiempo identificado como "un poco de tiempo" aparece en Apocalipsis, a saber, el que transcurre entre el fin de los “mil años” (el Milenio) y la Segunda Venida de Cristo (Apocalipsis 20:3). ¿Será el “poco de tiempo” que deberían esperar los mártires del Quinto Sello más o menos paralelo con el “poco de tiempo” de Apocalipsis 20:3? Muy posible, a nuestro parecer, aun probable.

(3)  A la luz de este análisis, hemos de clasificar como patentemente errónea la interpretación dada por cierto comentarista, conforme a la que el "poco de tiempo" de Apocalipsis 6:11 "abarca todo el tiempo de la Era Cristiana desde Pentecostés del año 33 hasta el fin del mundo". Enfoquemos de cerca la “Secuencia de los tiempos" que viven los mártires, con los acontecimientos y las situaciones correspondientes.

(a) "Tiempo en la tierra vivido en cuerpos de carne y sangre." Antes de ser muertas estas personas por los enemigos de la fe, pasan cierto tiempo en la tierra como miembros de la iglesia.

(b) "Tiempo en el Paraíso." Al sufrir el martirio, sus almas son trasladadas al Paraíso, donde son consoladas (Lucas 16:19-31).

(c)  "Tiempo del Milenio." Poco antes de iniciarse el Milenio, ocurre la “primera resurrección”. Resucitados y glorificados los cuerpos de los mártires en esta “primera resurrección”, las almas de los mártires los ocupan. Entonces, reinan con Cristo por “mil años” (el Milenio). (Apocalipsis 20:4-6)

(d) "Tiempo bajo el altar." Al finalizarse el Milenio, pasan a morar "bajo el altar... delante de Dios". Estando en dicho lugar, presentan su petición por justicia y venganza. Se les dice que descansen "todavía un poco de tiempo".

(e) Indiscutiblemente, el "poco de tiempo" que deberían esperar los mártires es posterior a las etapas, o "tiempos", previos de su existencia. Por lo tanto, la conclusión realmente irrebatible es que el "poco de tiempo" de Apocalipsis 6:11 no cubre toda la Era Cristiana. 

C.  Observaciones en torno a los mártires y su relación para con los demás cristianos. Algunos comentaristas aseguran que Dios no hace ninguna distinción entre los cristianos muertos por su fe y los demás cristianos que mueren "en el Señor" por causas naturales o accidentes no relacionados con su fe.

1.  Afirman que la visión del Quinto Sello abarca a todos los que mueren en el Señor, fuera cual fuese la causa de su muerte. Respetuosamente, discrepamos, encontrando deficiente y errónea tal interpretación de este Sello, pues ya hemos probado contundentemente que se trata solo de los mártires. Al tratarse exclusivamente de los mártires, en definitiva, ¡no todos los cristianos figuran en el cuadro apocalíptico del Quinto Sello!

2.  Señalan que todos los muertos en Cristo reciben "vestiduras blancas". De acuerdo, pero los mártires "bajo el altar" reciben las suyas ANTES de que se complete el número total de los mártires durante el "poco de tiempo", como además ANTES de la Segunda Resurrección cuando los restantes salvos reciben su nuevo cuerpo glorificado, con vestiduras blancas y corona de inmortalidad. Por consiguiente, el Espíritu Santo hace, en sus revelaciones, una clara distinción entre los mártires y los demás cristianos, destacándose la distinción aun en el asunto de la entrega de las "vestimentas blancas".

3.  Alegan que el martirio no es un sacrificio mayor que el de soportar largos años de arduo trabajo y duras pruebas en la iglesia, para luego morir de causas naturales. Pensamos que emita semejante opinión solo aquel que nunca haya tenido que resistir "hasta sangre", que nunca se haya visto en peligro de ser crucificado, quemado vivo, triturado y devorado por bestias salvajes, decapitado, traspasado de espada o torturado hasta expirar. A nuestro juicio, con sobrada razón el martirio se califica de sacrificio supremo, la prueba máxima de fe y compromiso. Obviamente, Dios lo reconoce como tal y recompensa de una forma especial a los cristianos que pagan con sus vidas la convicción que sostienen. El que escribe admira profundamente a los mártires de Cristo y aplaude el reconocimiento, los premios y los honores que el Soberano Dios los confiere, concediéndoles, incluso, el privilegio grandioso de reinar con su Hijo durante el Milenio, como además el de pasar el "poco de tiempo" en el lugar sacrosanto "bajo el altar" de Dios en el cielo. Es del todo inconcebible que los demás cristianos les envidiemos sus privilegios, dichas u honores especiales.

D.   Algunas observaciones sobre los lugares, objetos y seres vistos en el cielo, según las visiones de Apocalipsis. Por ejemplo, el "altar de oro... delante del trono", el "incensario de oro", el "fuego del altar", las "vestiduras blancas" y las "almas... bajo el altar".

1.  En el libro de Apocalipsis, las figuras metafóricas abundan y sobreabundan, fascinándonos, y también retando nuestra capacidad de visualizar lo presentado en esta categoría de literatura divina.

2.  Incuestionablemente, aquel mundo, o esfera, donde mora Dios, Cristo, el Espíritu Santo, los veinticuatro ancianos y los millones de ángeles que sirven a la Deidad, difiere grandemente, en su naturaleza elemental, del planeta Tierra material, con sus habitantes que ocupan cuerpos de carne y sangre.

3.  Aun así, el que escribe entiende que aquellos lugares celestiales, por ejemplo, el lugar "bajo el altar", realmente existen, y que los objetos tales como el "altar de oro" existen, aunque tengan esencias, formas, dimensiones y apariencias totalmente diferentes a todo lo que nuestra imaginación sea capaz de visualizar.

a)  Afirmar que todos los objetos y lugares celestiales mencionados en Apocalipsis son enteramente simbólicos, que no exista allá ningún “trono”, “altar”, etcétera, es exponer, efectivamente, una tesis imposible de sostener con evidencias indubitables. Así, pues ¿quién ha subido al cielo de Dios, viendo con sus propios ojos lo que hay allá? La excepción parece ser el apóstol Pablo quien “fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no es dado al hombre expresar” (2 Corintios 12:2-4). Ya que no se le permitió relatar su experiencia, la misma no contribuye nada a nuestro entendimiento de la esencia o apariencia del mundo celestial de Dios.

b)  Cada lugar o cosa mencionada en Apocalipsis como perteneciente al cielo de Dios, ¿ha de conceptuarse como mera proyección simbólica que no represente ninguna realidad en la esfera espiritual-celestial? De ser así, perderían las visiones y profecías de Apocalipsis gran parte de su impacto, colorido y poder de motivar, al menos para este servidor.    

4.  Creo que el "cuerpo espiritual" que reciben los mártires resucitados es real, es decir, que tiene forma y sustancia, aunque totalmente distintas a las formas y sustancias materiales que conocemos nosotros en nuestro mundo terrenal. Y además, creo que aquel cuerpo espiritual ocupa espacio en las dimensiones espirituales-celestiales. El "cuerpo espiritual" no es meramente una idea abstracta, una simple proyección imaginaria de la mente de Dios. ¡Existe! Es la nueva "habitación celestial", "la casa no hecha de manos, eterna, en los cielos" (2 Corintios 5:1-3).

5.  Sostengo que las cosas celestiales vistas por el apóstol Juan corresponden de alguna manera a lo que realmente hay allá en la esfera de Dios. A mi entender, las escenas no son inventadas, ficticias, totalmente simbólicas o puramente abstractas. Los "ángeles" y las "almas" realmente existen, actualmente desenvolviéndose en la obra de Dios. Por ejemplo, la revelación de "las almas... bajo el altar" no es una mera proyección imaginaria sino el "retrato" de la realidad para estas “almas” de los “mártires de Jesús”. Aquellas almas de los mártires no son imaginarias. El lugar donde se encuentran no es puramente imaginario. El evento que se presenta no es imaginario, ficticio, mera simbología. Las circunstancias no son inventadas, imaginarias.

6.  El apóstol Pablo "fue arrebatado hasta el tercer cielo", "al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar" (2 Corintios 12:2-4). Su experiencia fue real. A él se le concedió el privilegio asombroso de visitar el "paraíso". Ese lugar existe en alguna dimensión de las creaciones de Dios. La experiencia del apóstol Pablo no fue mero “sueño”. Asimismo, los personajes, lugares y objetos que ve el apóstol Juan en las visiones de Apocalipsis actualmente existen en los contornos espirituales-celestiales. Aun lo "simbólico" en las visiones representa de alguna forma lo que es real allá en aquellas dimensiones.

E.  Observaciones sobre las referencias a "tiempos" en el libro de Apocalipsis. Por ejemplo, el "poco de tiempo", los "mil años", los "mil doscientos sesenta días", los "cinco meses", etcétera.

1.  Algunos comentaristas aplican todos estos términos a "toda la Era Cristiana". Para ellos, el "poco de tiempo" es sinónimo de toda la Era Cristiana, los "mil doscientos sesenta días" abarcan toda la Era Cristiana, el Milenio cubre toda la Era Cristiana. Analizando el "poco de tiempo" del Quinto Sello, y el "poco de tiempo" de Apocalipsis 20:3, ya hemos establecido que tal concepto no se ajusta al lenguaje o las enseñanzas de Apocalipsis.

2.  Las profecías de Apocalipsis fueron reveladas en el año 95 d. C. Para aquella fecha, ya habían transcurridos sesenta y dos años de la Era Cristiana. Claro está que el propósito de profetizar es descubrir, principalmente, lo que pasará después del tiempo cuando primero se emite la profecía, cualquiera que sea. ¿Hay tal cosa como una "profecía retroactiva", es decir, que cubra algún tiempo anterior a la fecha de su proclamación original? Por cierto, ¡no se profetiza sobre lo ocurrido ya! No se profetiza sobre los tiempos ya pasados. Visiones sobre lo ya ocurrido se dan sí, como por ejemplo, la visión de la Mujer vestida del sol que da a luz a un Hijo varón (Apocalipsis 12), pero no se profetiza sobre aquel acontecimiento, pues ya había tomado lugar. Pues bien, dado que las profecías de Apocalipsis no cubren los primeros sesenta y dos años de la Era Cristiana, plantear que los tiempos nombrados en el libro abarcan, cada uno, toda la Era Cristiana ha de catalogarse como un desacierto mayúsculo, y verdaderamente, inexcusable. No cubren desde el ministerio de Cristo hasta el año 95 del Siglo I. Por lo tanto, no cubren toda la Era Cristiana.

3.  El estudioso atento fácilmente discierne en el libro de Apocalipsis una "línea de tiempo" a lo largo de la que se sitúan las situaciones y los eventos profetizados, con sus personajes o entidades correspondientes. Tomar en cuenta esta "línea de tiempo" es indispensable para el entendimiento correcto de porciones sustanciales del libro.

4.  ¿Con qué justificación o lógica limitar estas profecías solo a los años de la guerra Romano-judía, es decir, solo a los años del 66 al 70 del Siglo I? ¿O solo al tiempo del Imperio Romano hasta el año 476 de la Era Cristiana?

a)  En el texto inspirado que relata las profecías de los Cuatro Caballos (Apocalipsis 6:1-8), no se encuentra siquiera una sola "cláusula de tiempo" que especifique periodos o eras.

b)  Sin embargo, en el Primer Sello discernimos por inferencia un factor de suma importancia referente al  "tiempo" que cubren las profecías.

(1)  Obviamente, el jinete del caballo blanco cabalga, cumpliendo su misión evangelística, no solo durante el tiempo de Israel y Roma sino durante toda la Era Cristiana, ya que su encomienda es proclamar el evangelio eterno “a toda criatura” durante toda la Era Cristiana, y no tan solo durante el Siglo I o el tiempo hasta el año 476 d. C.

(2)  Por implicación, se entiende que los jinetes de los caballos bermejo, negro y amarrillo también pueden ser activos durante toda la Era Cristiana, y no tan solo durante más o menos los primeros cuatro siglos, pese a que su actividad mayor ocurra particularmente en épocas determinadas de nuestra Era.

(3)  Además, durante toda la Era Cristiana, tanto a la iglesia como al mundo les hace muchísima falta las tremendas lecciones de estas profecías. Tratándose de  la iglesia bíblica que sigue viva y activa durante los tiempos subsiguientes a la conversión del emperador romano Constantino, pese a la gran apostasía y fieras persecuciones, ¿con qué lógica o razón privarla de la orientación, la esperanza o el consuelo que traen estas visiones? A las multitudes de almas no convertídas al Señor que siguen multiplicándose después de la conversión, entre comillas, de Constantino, ¿no son aplicables también a ellas las advertencias de estas visiones? ¡Inconcebible que no lo fueran! En la exposición sobre las dos bestias de Apocalipsis 13, en el Capítulo Seis de este Análisis, se presenta una gran cantidad de evidencias para probar, concluyentemente, que el Imperio Romano no llegó a su fin en el año 476 d. C. De hecho, muchas evidencias y consideraciones confirman que Apocalipsis contiene profecías para toda la Era Cristiana, desde el año 95 hasta el fin del mundo y del tiempo.

 


 


 

“El altar de oro que estaba delante del trono”

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Quinto Sello. Los mártires

"Vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa
de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían."

 


 

El Sexto Sello. Cuatro ángeles detienen a los cuatro vientos de la tierra.

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Apocalipsis: análisis de las profecías y visiones. Solo el TEXTO del comentario.

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Profecías de Jesucristo sobre Jerusalén y el templo. LISTA.

 

 

 

  

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