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El evangelio de prosperidad. Lista de artículos y estudios en esta Web.

 

 

El "evangelio eterno", y los otros evangelios

 

Esta fotografía de un joven predicador ilustra el tema El evangelio eterno, y los otros evangelios diferentes, en editoriallapaz.

 

Algunos de los temas tratados en este mensaje:

-El "evangelio de risas y carcajadas".

-El "don de risas".

-¿Un brote visible y colectivo del gozo del Señor o una locura colectiva contagiosa?

-La "danza de los otros evangelios".

-El "evangelio de la prosperidad".

-La sotana del Sr. Rodolfo Font.

-Traman la perdición de las almas, incitándoles a la avaricia.

-Según el "evangelio de la prosperidad", el apóstol Pablo era un desventurado cristiano que no supo reclamar las riquezas que Dios estaba dispuesto a derramar sobre él.

-Más astutos y serios en la evaluación de los líderes religiosos que compiten por nuestras almas, y nuestro dinero.

 

I. Introducción.

A. El texto tema para este estudio se encuentra en Apocalipsis. 14:6-7, donde dice: “Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo. Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado”. 

1. Entre los “moradores de la tierra” se encuentra usted, estimado lector.

2. El mensaje para usted, de parte del ángel que el apóstol Juan vio “volar en medio del cielo”, es el siguiente: “Temed a Dios, y dadle gloria”¿Por qué? ¡Porque se acerca la hora del juicio! De cierto, la hora del juicio final se acerca para todas las naciones, tribus y lenguas de la tierra.

B. En cuanto al “evangelio eterno” que proclama el ángel, ha de ser obvio al estudioso objetivo que existe solo uno, pues el ángel no proclama muchos evangelios sino un solo “evangelio eterno”. Pues, no dice “evangelios eternos” sino “el evangelio eterno”. Uno, y no muchos. Uno solo “eterno” desde su proclamación original en el Siglo I hasta la eternidad. Y consiguientemente no puede otros evangelios divinamente aprobados durante todo el lapso de tiempo abarcado. Este único evangelio es el mismo que se encuentra solo en el Nuevo Testamento. Este único evangelio verdadero también se identifica en la Biblia como:

1. “El evangelio del reino” (Lucas 8:1).

2. “El evangelio de aquella promesa” (Hechos 13:32).

3. El evangelio de la gracia de Dios” (Hechos 20:24).

4. “El evangelio de Dios” (Romanos 1:1).

5. El evangelio de Cristo” (Romanos 15:19).

6. “El evangelio de vuestra salvación” (Efesios 1:13).

7. “El evangelio de paz” (Efesios 6:15).

C. Desde luego, este “evangelio eterno” no lo predica el ángel personalmente en la tierra, sino que lo hace a través de los buenos ministros de Jesucristo (1 Timoteo 4:6), de los ministros competentes del “nuevo pacto” (2 Corintios 3:6).

1. Estos “buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 Pedro 4:10)“en la enseñanza” muestran “integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir” (Tito 2:7-8).

2. Su testimonio es excepcional, pues son ejemplo “de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12). Además, son amables, aptos para enseñar, sufridos (2 Timoteo 2:24).

3. El evangelio que proclaman estos buenos ministros es un mensaje serio transmitido por Dios a los seres humanos. Mediante este mensaje cuyo autor es Jehová el Todopoderoso, se nos dice claramente: que todos somos pecadores, que nuestro destino es el Infierno, pero que podemos salvarnos de tan terrible castigo obedeciendo “aquella forma de doctrina” (Romanos 6:17) que nos ha sido entregada por el Espíritu Santo. El tema central del único evangelio puro es serio, solemne y sublime. El porte de los verdaderos ministros de Dios que proclaman este evangelio ha de corresponder a la naturaleza fundamental del mensaje. Así que, tanto en el púlpito, ante el micrófono, ante la cámara de televisión, en presencia de los santos, como también en presencia del público aún no convertido al Señor, su porte es serio y solemne, responsable y noble, irreprochable y maduro. De ahí que no son, en difinitivo, chiflados, bufones, burladores, payasos, comediantes, anfitriones de espectáculos extravagantes o, peor aún, chabacanos, buscones, empresarios religiosos, asalariados, desatinados, infantiles o locos.

D. El Espíritu Santo advierte la proclamación de falsos evangelios por falsos maestros.

1. El falso evangelio es “otro evangelio”según 2 Corintios 11:4.

2. El falso evangelio es “un evangelio diferente”según Gálatas 1:6.

3. Mediante este mensaje, identificamos algunos de los “otros evangelios diferentes” y contrastamos el porte aberrante de quienes los propagan con el porte serio y solemne, responsable y noble, irreprochable y maduro del verdadero mensajero de Dios.

II. Dos de los “otros evangelios diferentes”, y sus portavoces.

A. El “evangelio de risas y carcajadas”. En la revista Christianity Today -El cristianismo de hoy día-, salió un reportaje sobre un fenómeno religioso que afecta a centenares de creyentes en Toronto, Canadá: En pleno culto, ¡ataques de risas incontenibles, de carcajadas incontrolables! ¡Todos los afectados riéndose locamente! ¡Una congregación de gente “muerta de la risa”!

1. ¿Quién es el autor de este cómico “evangelio de risas y carcajadas”? Ciertamente, ¡no lo es Dios!

2. Nos dicen que se trata de una manifestación del “don de risas”, de un “don del Espíritu Santo”. ¡Tonterías! Cualquier estudiante serio de la Biblia sabe que tal clase de don no se nombra en el relato inspirado de las actividades de las congregaciones desarrolladas por los apóstoles durante el Siglo I conforme a las directrices del Espíritu Santo. Además, tal don no guardaría concordancia con lo que sabemos del Espíritu Santo, a saber: que él es un Ser disciplinado y serio, pues él mismo nos instruye a hacerlo todo “decentemente y con orden” (1 Corintios 14:40). Un culto alborotado de risas, carcajadas, griterías y confusión es todo lo contrario del culto llevado a cabo “decentemente y con orden”, pues resulta realmente imposible llevar a cabo “decentemente y con orden” un culto alborotado y desorganizado donde cada adorador dé rienda suelta a sus emociones descontroladas.

3. Nos dicen que lo que sucede es un brote visible y colectivo del gozo del Señor, la exteriorización carismática de la alegría espiritual. Honestamente, esta explicación no satisface.

a) El verdadero gozo del Señor es sereno, apacible, lleno de paz y sujeto siempre al espíritu del dominio propio. Por ende, jamás lleva al cristiano verdadero a perder el control propio.

b) El verdadero gozo del Señor no incita al cristiano a conducirse como si padeciera de sus facultades mentales.

c) El gozo del Señor no es un gozo loco de risas y carcajadas histéricas.

d) En cambio, el “gozo” de quienes siguen el “evangelio de las risas y de las carcajadas”, ciertamente tiene la apariencia de locura colectiva.

e) Este “evangelio de las risas y de las carcajadas” no es un don del Espíritu Santo sino más bien un “mal de risas” contagioso y dañino para el alma.

f) A Satanás lo vemos como riéndose bien contento con los creyentes que siguen el “evangelio de las risas”, pues ¡son suyos! Los tiene engañados y contentos, engatusados y “muertos de la risa”, ¡muertos espiritualmente!

4. En los programas religiosos transmitidos por la televisión “cristiana”, se ven las escenas muy graciosas, pero a la vez muy tristes: “tristes” porque pertenecen al drama trágico llamado “La danza de los otros evangelios”Por ejemplo, el pastor que anda incesantemente de un lado a otro frente a la audiencia, contando jocosamente las enseñanzas y los acontecimientos de la vida de Jesús. No deja de reírse. La audiencia reciproca riéndose casi todo el tiempo. El pastor practica con gran destreza el truco psicológico de vociferar repetidas veces, insistentemente, frases claves tales como: “¡Todo lo que pedimos en su nombre, nos será dado! ¡Todo lo que pedimos en su nombre, nos será dado!” Bombardeados por tantas fuerzas psicológicas, algunos oyentes pierden el dominio propio, meneando la cabeza incontrolablemente, temblando y estremeciendo su cuerpo. Un predicador jocoso; una congregación jocosa; una iglesia que se ríe constantemente de las monerías y de la cómica fraseología ingeniosa de su pastor actor. ¿Estamos presenciando un culto parecido a los cultos de las congregaciones fundadas por los apóstoles en el primer siglo? Hermano, amigo, lea su Biblia sobriamente, se lo suplicamos. Los evangelios, la historia de la iglesia en los Hechos de los apóstoles, las cartas a las iglesias y a los ministros tales como Timoteo y Tito. Nada semejante al programa religioso de televisión que hemos descrito se encuentra en la Biblia; ningún asomo de tal clase de culto, ni remotamente.

a) Emplear parca y sabiamente el buen humor en un mensaje espiritual lo hace con gran astucia el predicador competente y espiritual, no sea que hiera a algunos oyentes o reste de la seriedad del evangelio puro.

b) Abusar de la jocosidad para reírse como payaso y hacer reír constantemente a la congregación lo hace el predicador de falsos evangelios, o el predicador actor cuya predicación es bien una actuación teatral.

c) Ciertamente, el “buen ministro de Jesucristo” no es payaso ni comediante enviado para entretener a los cristianos, sino predicador enviado para enseñar, redargüir, corregir e instruir en justicia a todas las almas.

d) Amigo, ¡cuídese del “evangelio de la risa”!, pues es tan falso como contagioso.

B. El “evangelio de la prosperidad”. Aún más pernicioso es el “evangelio de la prosperidad”. Este “otro evangelio diferente” tuvo su origen, como es de esperarse, en un país próspero, en este caso los Estados Unidos de América, desde donde lo han importado a Puerto Rico, país también próspero. El Sr. Rodolfo Font es el rey en Puerto Rico de los predicadores del “evangelio de la prosperidad”. [Aclaración: Era rey, pues para esta revisión ya ha caído en terribles y desastrosos pecados tales como el divorcio sin justificación, adulterio, nuevas nupcias y nuevas apostasías, trasladándose a Houston, Texas, donde sigue con sus monerías, engaños y fechorías.] Apoyándose en este falso evangelio, el Sr. Font ha prosperado él mismo de manera espectacular, desde luego, a expensas de los crédulos que lo sostienen con ofrendas millonarias.

1. Según el “evangelio de la prosperidad”, Cristo es dueño del universo y, por ende, riquísimo. Si él es el Rey y Señor de todo el universo, entonces sus súbditos son príncipes. Así razonan los proponentes del evangelio de prosperidad, añadiendo subterfugios sobre subterfugios al decir que como tal, deben también ellos tiene derecho de ser príncipes con muchas riquezas. Según el evangelio de la prosperidad, Cristo quiere que todos sus seguidores prosperen en lo material, que no sean pobres, que tengan casas y carros lujosos, en fin, que vivan en la tierra como príncipes, con todas las comodidades que atañen a tal posición. Según este evangelio, Cristo no quiere que sus seguidores padezcan necesidad o sufran. Los predicadores audaces de este nuevo evangelio aun se atreven a burlarse de los cristianos pobres y enfermos, ridiculizándolos y condenándolos como faltos de fe y entendimiento.

2. A propósito, quisiéramos saber si el Sr. Rodolfo Font es también católico o acaso protestante, pues la sotana que luce se parece bastante a las vestimentas sacerdotales católicas, enseñando los colores y la cruz del catolicismo, pero las palabras que salen de su boca no son las que suelen pronunciar los sacerdotes. Como quiera que sea, la sotana del Sr. Font tiene un significado importante, pues es evidencia inconfundible de que él es portavoz de un nuevo evangelio y de una nueva secta. ¿Piensa usted, amigo lector, que los apóstoles y demás predicadores de la verdadera iglesia establecida en el primer siglo se vistieran así? Le decimos con toda franqueza y sinceridad que las vestimentas de esta categoría contradicen la naturaleza intrínseca del evangelio verdadero, según el cual todo siervo del Altísimo debe evidenciar la humildad en toda fase de su vida y obra espiritual.

3. Al examinar a la luz de la Biblia los fundamentos del evangelio de la prosperidad, concluimos que el Sr. Font, con todos los pastores que le imitan, no quiere que sus seguidores se salven. ¿Le parece extraña esta conclusión? ¿Por qué? ¿No dijo el mismo Cristo que “es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios”? Asimismo se expresó en Mateo 19:24. O sea, es casi imposible que el rico se salve. Pero, el Sr. Font predica que todos los seguidores del Señor deben prosperar y ser ricos en lo material. Por lo tanto, deducimos que él no está a favor de la salvación de sus seguidores, pues estos, al enriquecerse, pueden dar por sentado que sus posibilidades de salvarse menguan drásticamente. ¿No dice Pablo en 1 Timoteo 6:9 que “los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición? Pero, según los hábiles promotores del evangelio de la prosperidad, ¡debemos querer enriquecernos! ¡Orar para enriquecernos! ¡Dar ofrendas generosas a sus ministerios para que Dios nos las devuelva, no multiplicadas cuatro veces, sino diez! ¡Pensar positivamente y proyectarnos como ricos ya! ¡Reclamar que Dios nos enriquezca! ¡Hacer un contrato con Dios que le obligue a bendecirnos materialmente!  ¡PURAS MENTIRAS! Hermano, amigo, lo que pretenden estos promotores del evangelio de la prosperidad es pelarnos, trasquilarnos, y enriquecerse ellos mismos a expensas nuestras, y lo logran con las ovejitas que entran ciegamente en su redil, el cual, de cierto, ¡no es el redil de Cristo! Lo que hacen es engañar a los que les prestan oído para que se pierdan eternamente.

a) Hermano, ¿quiere enriquecerse? Pablo afirma que “los que quieren enriquecerse caen... caen... caen en tentación y lazo.” Caen de la gracia. Pierden la salvación.

b) ¿Quiere enriquecerse? Pablo testifica que los que lo quieren hacer “caen... caen... en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición.” 

(1) Precisamente, se descubre en estas palabras de Pablo un defecto mayúsculo, un error feísimo del evangelio de la prosperidad, a saber: apela a la AVARICIA, a la CODICIA del ser humano , enseñándole a justificar en el nombre de Dios su afán por las riquezas de este mundo, afán que contradice el espíritu mismo del evangelio de Cristo, pues según este mensaje espiritual “el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa” (Mateo 13:22). Pero, el evangelio de la prosperidad dice, efectivamente: “Hermanito, hermanita, ¿quieres prosperar? ¿Quieres enriquecerte? Eso es lo que Dios quiere para ti. Bendito, él es dueño del universo y está sentado sobre un trono de oro puro y finísimo. Él no quiere verte pobre y atribulado sino rico y feliz. No tengas dudas al respecto. Ten fe en ti mismo. Aumenta grandemente tu propia autoestima para que te lances ahí por el mundo buscando agresiva y confiadamente mejor empleo, más entradas, más riquezas para ti y para los tuyos.” Pero, Pablo replica: Hazlo, ¡y caerás en muchas codicias necias... necias y dañosas! Hazlo, ¡y te hundirás “en destrucción y perdición”! Responden los predicadores del evangelio de la prosperidad: “¡Tonterías! ¿Quién fue Pablo? Un desventurado cristiano que no supo reclamar las riquezas que Dios estaba dispuesto a derramar sobre él”.  

(2) A lo cual respondemos que ese tipo de comentario es prácticamente una blasfemia. Ciertas evidencias en textos del Nuevo Testamento indican que Pablo procedía de una familia pudiente y que él mismo era rico en las cosas de este mundo antes de entregarse a Cristo. Al aceptar el evangelio puro, no el necio evangelio de la prosperidad, escribió en Filipenses 3:7, en adelante: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo.” Nos atrevemos a decir que los astutos y locuaces propulsores del evangelio de la prosperidad no conocen este tipo de “amor” sacrificado, dispuesto a perderlo todo para poder alcanzar “la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús”. No conocen esta “excelencia del conocimiento” espiritual, esta sabiduría celestial, porque el espíritu del materialismo que embarga su ser no les permite conocerla.

(Presionar aquí para leer algunas Defensas y denuncias de Rodolfo Font y su Concilio de Agua Viva.)

III. Querido lector, amado hermano, hermana, ¿no le parece que debiéramos ser más astutos y serios en la evaluación de los líderes religiosos que compiten por nuestras almas, como también por nuestro dinero?

A. En el escenario religioso, se han levantado unos personajes religiosos de carisma extraordinario, con una labia formidable y un repertorio impresionante de chistes y dichos graciosos mediante los cuales hacen sentir contentos a sus oyentes. Sus dotes no significan que enseñen el “evangelio eterno”, único y verdadero, de Cristo. Su autoestima es tan alta que se convierte en soberbia. Sus talentos son tantos que se convierten en actores parecidos a los de la farándula. Sus “teatros” son sus “templos” donde montan sus espectáculos. Los concurrentes pagan la “entrada”, dando diezmos y ofrendas. También compran, a precio exorbitante, las grabaciones del “gran líder religioso carismático”, del “apóstol y fundador” del concilio del “evangelio de la prosperidad”.

B. En cambio, el verdadero predicador del único “evangelio eterno” no es actor enviado para entretener a las almas, congraciarse con ellas o explotarlas, sino que es el mensajero serio y solemne, responsable y noble, irreprochable y maduro del mensaje divino para la humanidad perdida.

C. “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto” (1 Timoteo 6:6 y 8). ¡AMÉN!

 

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