Hechos de Apóstoles

Por Lucas, el médico amado  

 

Los discípulos en Antioquía de Siria se regocijan al escuchar leída la carta enviada por los apóstoles, ancianos y toda la iglesia en Jerusalén sobre la cuestión de circundar a los gentiles convertidos al Señor.

Los discípulos en Antioquía de Siria se regocijan al escuchar leída la carta enviada por los apóstoles, ancianos y toda la iglesia en Jerusalén sobre la cuestión de circundar a los gentiles convertidos al Señor. El corazón de la carta se recoge en las palabras “…ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de cosas sacrificadas a ídolos, y de sangre, y de ahogado, y de fornicación …”, efectivamente excluyendo la circuncisión.

 

Comentario por J. W. McGarvey, M. A.

Predicador y escritor de la Iglesia de Cristo

Adaptación del Prof. E. J. Westrup 

Parte Tercera

Giras de Pablo entre los gentiles

Hechos, capítulos del 13 al 21.

Sección II

Controversia sobre la circuncisión. Hechos 15

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5.  Decisión de apóstoles y ancianos.

Hechos 15:22-29

     Versículos 22 – 29. El discurso de Jacobo cerró la discusión. La potencia combinada de cuatro discursos puso tan clara la voluntad de Dios que la oposición calló por completo, y lo único que había pendiente era decidir cómo hacer efectivo lo que Jacobo había propuesto. (22) “Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir varones de ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé; a Judas que tenía por sobrenombre Barsabas, y a Silas, varones principales entre los hermanos; (23) y escribir por mano de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de los gentiles que están en Antioquía y en Siria y en Cilicia, salud: (24) Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros os han inquietado con palabras, trastornando vuestras almas mandando circuncidaros, a los cuales no mandamos; (25) nos ha parecido congregados en uno elegir varones y enviarles a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, (26) hombres que han expuesto sus vidas por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. (27) Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también por palabra os harán saber lo mismo. (28) Que ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: (29) que os abstengáis de cosas sacrificadas a ídolos, y de sangre, y de ahogado, y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.” Aunque este documento fue escrito a nombre de "los apóstoles y los ancianos y los hermanos" (23), esta expresión como equivalencia de "ancianos" del 22, aun "toda la iglesia" (22) estuvo presente; y la expresión "congregados", se refiere a que los apóstoles convencieron a todos los miembros de la iglesia al juicio en que ellos mismos unidos habían convenido previamente.

-Obsérvese que principia repudiando toda responsabilidad de la enseñanza de los que habían provocado toda la dificultad en Antioquía, declarando que ni los apóstoles ni los ancianos les habían dado nada de tal precepto.

-La prudencia de enviar a Judas y Silas se ve en el hecho de no estar ellos en conexión ninguna con la obra entre los gentiles, y que su influencia personal tendería a acallar toda objeción que se suscitase de los judíos refractarios. Podrían ellos explicar, sin sospecha de prejuicio, todo en el documento escrito que pareciera oscuro a alguno. Hasta donde sabemos, este es el documento más antiguo que jamás saliera de la pluma de un apóstol. Fue de fecha anterior a todos los Evangelios y a todas epístolas de Pablo. Circuló como documento aparte entre las iglesias hasta incorporarse en Hechos, y entonces naturalmente las copias que de él existían se dejaron perecer. Se le llama "carta" (Versículo 30) y también "los decretos” ("ta dogmata") que habían sido determinados por los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén (Hechos 16:4). Pretende formalmente la inspiración con las palabras, "ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros". Nadie que careciera de inspiración se atrevería a usar ese lenguaje, y esta circunstancia lo pone aparte como distinto de todos los decre­tos y la Iglesia Católica Romana que con blas­femia reclama para sí la infalibilidad.

Obsérvese también que aunque a esta conferencia la llaman los romanistas y otros defensores del episcopado el primer concilio general, no fue concilio, ni general para nada. No se integró por representantes de congregaciones de ningún distrito, aunque fuera pequeño, sino por los miembros de una sola iglesia local. Además, por la autoridad de hombres inspirados que dirigían sus discusiones, resolvió una "cuestión" que afectaba la sal­vación de las almas, y a esto ningún grupo de hombres que no fueran los apóstoles, jamás tuvo el menor título. En ningún sentido se puede poner su acción como precedente para existencia de ningún tribunal eclesiástico fuera de la congregación local, ni para propósito de definir como autoridad ninguna cuestión de doctrina.

6.  La paz se restablece en Antioquía.

Hechos 15:30-35

     Versículos 30 y 31. El viaje de regreso de los mensajeros y el efecto que tuvo en Antioquía la decisión que traían, se expresan parcamente. (30) “Ellos entonces enviados descendieron a Antioquía; y juntando la multitud dieron la carta, (31) la cual como leyeron, fueron gozosos de la consolación.” Como los hermanos judíos de Antioquía no habían tomado parte en la controversia, y sólo habían deseado un arreglo pacífico de la cuestión, su regocijo sobre el resultado fue consecuencia natural. Si todavía estaban en la ciudad algunos de los que habían suscitado la cuestión al principio, sin duda se sintieron derrotados, pero callaron, y es posible que hayan admitido la deci­sión, como sus simpatizadores en Jerusalén. Así, el triunfo de Pablo y Bernabé fue de lo más señalado y completo. A la vista de los hermanos en Antioquía fue tanto más decisivo por un hecho que men­ciona, no Lucas sino Pablo en Gálatas 3:1-4: que Tito, un gentil que había ido con Pablo, aunque esfuerzo violento se hizo por obligarlo a circuncidarse, había regresado incircunciso, habiéndose Pablo negado aun por un momento a ceder.

     Versículos 32 – 34. Judas y Silas, ya habiendo llenado el objeto principal a que fueron enviados a Antioquía, hallaron oportunidad de hacerse todavía útiles. Como habían sido "varones principales entre los hermanos" en Jerusalén, oírlos era para los de Antioquía fuente de deleite. (32) “Judas también y Silas, como ellos también eran profe­tas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabra. (33) Y pasando allí algún tiempo, fueron enviados de los hermanos a los apóstoles en paz.” Parece que el Versículo 34 hay razón en omitirlo porque carece de evidencia faltando en los mejores originales. El hecho de que estos hombres "también eran profetas" daba autoridad de inspiración a todos sus dichos, y hacían sus exhorta­ciones tanto más edificantes para los hermanos.

     Versículo 35. Todavía era Antioquía campo de provecho para labores apostólicas y fue la escena de sucesos de interés. (35) “Y Pablo y Bernabé se estaban en Antioquía enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.” El número de discípulos que había que enseñar y el de otros que se disponían a oír la predica­ción debe haber sido muy grande para justificar los trabajos en mancomún de tantos hombres eminentes.

     Durante este período es donde tantos comentadores juiciosos, y pudiera decirse todos los sabios recientes, colocan la visita de Pedro a Antioquía y la censura que le hizo Pablo como se registra en Gálatas 2. Se ha afirmado erróneamente que en este asunto Pedro obró en conflicto directo con la epístola que él y otros se dice escri­bieron a esta iglesia hacía tan poco. El rigor de tal suposición ha lle­vado a algunos a negar la veracidad de los asertos de Lucas acerca de esta epístola. Se alega que Pedro no habría incurrido en tamaña inconsecuencia; si tal hubiera hecho, Pablo, en vez de censurarlo en los términos que él dice en Gálatas, habría citado la epístola como la manera más directa de refutar a Pedro. Las dos consideraciones estas comprenden un concepto falso de la relación entre esa epístola y la conducta de Pedro entonces. La epístola, o los decretos como preferi­mos llamarla, hacía referencia a la imposición de la ley de Moisés sobre los gentiles, y nada decía de la índole de relaciones sociales que debiera haber entre éstos y los judíos. Fue con referencia a esto último en lo que Pedro cometió error en Antioquía. "Viniendo Pedro a Antioquía" , dice Pablo, "le resistí en la cara, porque era de condenar. Porque antes que viniesen unos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; mas después que vinieron, se retraía y apartaba, teniendo miedo de los que eran de la circuncisión" (Gálatas 2:11,12). Citar los decretos contra él habría sido fuera de propósito por lo que Pablo nada dice de ellos, pero presenta lo estrictamente oportuno, haber comido Pedro con gentiles en casa de Cornelio, cosa que defendió y justificó cuando lo censuraron por ello en Jerusalén (Hechos 11:1-3). A esto alude Pablo al observar, "Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío" (esto lo había hecho en Cesarea antes),"¿por qué constriñes a los gentiles a judaizar?" "Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, trasgresor me hago" (Gálatas 2:14,15). Pedro había vivido como gentil en casa de Cornelio, y lo mismo había hecho en Antioquía, pero ahora retrayéndose, decía virtualmente a los gentiles: "Si queréis tener tratos so­ciales conmigo, deberéis vivir como judíos". La dificultad sin duda estribaba en que los gentiles ponían en su mesa viandas que los judíos eran enseñados a considerar como inmundas, y también descuidaban las purificaciones legales de sus propias personas. Sería aventurado decir que Jacobo convenía con lo que hacían los que de parte de él venían, pues se nos advierte que los de Jerusalén que primero agitaron la contienda en Antioquía no habían recibido orden ninguna para ello (Hechos 15:24).

     La veracidad de todo el relato de Lucas acerca de la misión de Pablo y Bernabé a Jerusalén se ha negado por los racionalistas, porque en su cuenta de ellos omite casi todos los detalles mencionados por Pablo en su descripción para los de Galacia. Ya hemos visto al pasar que no hay contradicción entre los dos, aunque no se haya de negar que existe la diferencia ya mencionada. Se explica esto de la manera más natural, con el hecho de que la carta de Pablo fue escrita a lo menos cinco años antes de Hechos, o según los cálculos de los racionalistas mismos, mucho antes, y es probable que los hechos que en ella se mencionan fueran tan bien conocidos para los lectores de Lucas que éste no necesitara mencionarlos. Todo lo que había menester anotar eran aquellos detalles que Pablo había omitido.

 

Hechos 15:36 - Hechos 16:1-10. Controversia entre Pablo y Bernabé sobre llevar consigo a Juan Marcos. Pablo sale con Silas, visitando a iglesias ya establecidas y llegando hasta Troas.

 


 

Hechos de Apóstoles. Por Lucas, médico amado. PDFs del Comentario completo por J. W. McGarvey. 290 páginas de texto y gráficas, tamaño carta.

 

Comentario sobre Apocalipsis: análisis de las profecías y visiones. Por Homero S. de Álamo

Comentario completo sobre Colosenses

Historia de la Era Cristiana. Muchos documentos en esta Web.

Comentario sobre Hechos por J. W. McGarvey. Boceto del Contenido completo.

 

  

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